esta alejado de nosotros (273). Jesus es asi el centro de la historia, porque
es la anticipation del fin. Dios se ha revelado no antes de Jesus ni despues de Jesus al margen de el. Jesus es linico. Dios solo puede ser conocido en relacion con un momento de la historia en que se ha revelado corporalmente (274). En Cristo ha llegado lo de-finitivo, lo perfecto, lo insuperable (275). El "ya" de la historia esta irreversiblemente dado. En medio de nuestro fluir, Dios se ha hecho presente para iluminar todo. Si Jesus no hubiera resucitado no sa-bri'amos si en la historia se da la nada o llega el Reino de Dios. Pero, porque ha resucitado, en Jesus Dios se ha encarnado y el fin ultimo se ha anticipado; desde el futuro nuestro presente, cada presente, esta determinado; ya no flotamos entre el ser y la nada. Jesus es el "si" de Dios. Por la encarnacion la historia es unifica-da... Ante la pregunta incesante del hombre por Dios en cada hombre y en la historia de la humanidad (duda, oscuridad, pregunta sin respuesta...), se debe estimar la encarnacion como la respuesta tangible, precisa, concreta. En Jesus Dios se acerca infinita-mente a nosotros, en carne nuestra, y nos responde: al que busca-bas, he aqui. "Ecce adsum" (276). Frente a los inuchos pensa-mientos sobre Dios, tenemos en Cristo su unica revelacion. Nuestro preguntar a tientas por Dios ha encontrado la respuesta. Esta respuesta debe ser mantenida, no en el orgullo de la propia seguridad, sino en el agradecimiento y la confianza en la fidelidad de Dios. Por la gracia de Dios hemos sido liberados de la duda absoluta. Nunca debe esfumarse lo concreto de Jesus. Quien le ha visto ha visto al Padre. Jesus no es un genio religioso que ha sentido mas al vivo, mas quemante el problema de Dios; Jesus no es solo un signo indicador de los caminos de Dios. Es mas. Es la presencia del mismo Dios. No es un filosofo clarividente, que nos hace atis-bar a Dios. No. El es el Yerbo hecho hombre, hecho hermano. Sobre sus huellas no solo se recibe cierta iluminacion; en el esta