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Instituto Tecnológico Superior de Coatzacoalcos


Investigación bibliográfica

Instituto Tecnológico Superior de Coatzacoalcos


División de Ingeniería en Animación Digital y Efectos
Visuales
SEPTIEMBRE - DICIEMBRE 2029
Nombre del Alumno: Martinez Jacome Milka Janin .
Apellido Paterno Apellido Materno Nombre(s)

Investigación Bibliográfica
Desarrollo Sustentable
_______________-

No. Control: 18080157 Semestre: 5° Grupo: B .

Fecha de entrega: 29/09/2020

Nombre del Docente: Rodríguez Santiago Claudia .


Apellido Paterno Apellido Materno Nombre(s)

Milka Janin Martinez Jacome


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Índice

Introducción 3
Figura 1 5
Figura 2 6
Historia del concepto de ecosistema 3
Elementos de un ecosistema 6
Tipos de ecosistemas 7
Mapa Conceptual 9
Conclusión 10

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Ecosistemas
Introducción.
Desde su Aparicio el hombre ha progresado en los campos cultural y tecnológico, sin
embargo, biológicamente ha evolucionado relativamente muy poco. Su desarrollo
biológico depende de procesos naturales que se originaron y evolucionaron en el contexto
de sistemas ecológicos.
El hombre prácticamente desde sus orígenes, ha tenido la necesidad de transformar su
ambiente para obtener recursos. Sin embargo, el único tipo de transformación aceptable
es aquel que genera un sistema sostenible a largo plazo.
Antes del comienzo del cultivo de plantas y la domesticación de los animales, se había
desarrollado un entendimiento de las relaciones entro los organismos y el medio
ambiente, de tal forma que lenta y empíricamente, se fueron generando estrategias de
manejo y conservación de recursos. Estos sistemas “tradicionales”, muchos de los cuales
se mantuvieron vigentes por miles de años, pueden dar idea de la mejor forma de manejar
un recurso. Sin embargo, es necesario desarrollar técnicas de manejo acordes con una
realidad de uso intensivo y extensivo, lo cual solo se logrará con un trabajo científico
eficiente.
Lo anterior pone de manifiesto la importancia de entender la estructura y el
funcionamiento de los sistemas naturales.
Historia del concepto de ecosistema
En el marco del desarrollo científico de las ciencias naturales, el concepto de ecosistema
puede considerarse como uno de los últimos en ser creados y acuñados. Una búsqueda de
literatura publicada en inglés en Sciencedirect para este término muestra la evolución en el
número de artículos publicados anualmente alrededor del mismo (Fig. 1). Es también
notable el incremento en publicaciones con la palabra “ecosistema” asociadas a otros
términos que reflejan aspectos o áreas importantes de reciente investigación, como la
escala y los modelos (Fig. 1).
Como ya se ha mencionado, la palabra “ecosistema” fue utilizada por primera vez por
Tansley en 1935 para comprender y describir las complejas interacciones entre factores
bióticos y abióticos. A pesar de ello, se puede considerar que el concepto básico tiene sus
raíces desde los pensamientos filosóficos de autores como, por ejemplo, Teofrasto en el
siglo IV a.C., quien consideró, ya en su momento, la importancia del clima en la distribución
de las plantas (Willis 1997).
Posteriormente, estos pensamientos alrededor de las interacciones entre componentes
fueron poco considerados, hasta que, en 1887 Stephen Forbes, un naturalista
estadounidense, describió un lago como un sistema integrado con propiedades emergentes
que puede ser estudiado a través del análisis de los ciclos biogeoquímicos, metabolismo,
cadenas tróficas y gradientes físico-químicos. En 1892, François Forel (Forel 1892) estudió
los atributos físicos, químicos y biológicos del lago de Ginebra desde una perspectiva
integrativa (citado en Lewis 1995). Teniendo como resultado diferentes definiciones para

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cada una de las relaciones que observaban entre los organismos y el ambiente,
investigadores como Forbes, Mobius, Thienemann, Vernadsky y Stanchinski introdujeron
varios conceptos, por ejemplo: microcosmo, biocenosis o ecotopo (Golley 1991), que
probablemente inspiraron a Tansley en su definición de ecosistema.
A pesar de reconocerse que Tansley acuñó el término, por un tiempo este fue poco
empleado en la literatura ecológica (Blair et al. 2000). El trabajo de Tansley fue seguido por
avances importantes sobre el funcionamiento de los ecosistemas, y quizás fueron los
trabajos posteriores realizados por ecólogos como R. Lindeman (1942) y Odum (1953) los
que hicieron que se empezara a discutir sobre la importancia de la transferencia de energía
por medio del entendimiento de las cadenas tróficas (Willis 1997) (Fig. 2). Lindeman (1942)
definió el concepto “nivel trófico”, punto de inflexión a partir del cual la ecología se centró
por un tiempo en estudios sobre flujos de energía y la disminución de su disponibilidad a
través de niveles tróficos sucesivos. Odum utilizó el ecosistema como el concepto central
en su famoso libro Fundamentos de ecología (1953), donde desarrolló varias ideas sobre
el paralelismo entre los flujos energéticos y los ciclos de nutrientes y las relaciones
obligatorias, ocasionales o de interdependencia entre organismos, además de otros
planteamientos clave en el desarrollo del concepto. Entre ellos: el tamaño variable de los
ecosistemas, su estado dinámico y la influencia del hombre. Odum (1971) definió el
ecosistema como “Cualquier unidad que incluya todos los organismos en un área dada
interactuando con el ambiente físico, de forma que el flujo de energía lleva a definir
estructuras tróficas, diversidad biótica y ciclos de materiales”. El énfasis de estos primeros
investigadores se basó en las relaciones funcionales entre los organismos que habitaban
los lagos, interpretados como microcosmos funcionalmente aislados (Lindeman 1942).
Algunos aspectos de la aproximación sistémica realizada por Odum (1953) al concepto de
ecosistema como una unidad funcional no lograron acoplarse a las características de los
ecosistemas lóticos, donde no hay una subdivisión tan clara en un componente autótrofo y
heterótrofo, sino que la mayor parte de la energía de los ríos es fijada en la cuenca y
transportada como materia orgánica alóctona al sistema, donde es utilizada. Por lo tanto,
los sistemas de ríos y arroyos no podrían existir sin la energía suplida externamente
(Lampert y Sommer 2007).
Por otro lado, Richards (1952), ecólogo y botánico inglés, utilizó el término para referirse a
la importancia del suelo en relación con la vegetación (Willis 1997). A la par de los
desarrollos del concepto en las escuelas norteamericanas e inglesas, la escuela rusa
expuso su pensamiento a través de diversos términos como biogeocoenosis
(biogeocenosis), que hace referencia a los fenómenos naturales y las interacciones que
ocurren en un área específica (Willis 1997).
A partir de la década de los 60, la utilización del concepto de ecosistema se disparó a la luz
de la ecología de sistemas planteada por Odum (1953) y la teoría de la información en
ecología de Margalef (1957; 1963) y luego promovida por Patten (1966) y Van Dyne (1966)
(citados por Currie 2011) (Fig. 2). Margalef (1968; 1992) definió el ecosistema como la
entidad formada por muchas plantas y muchos animales de las mismas o de diferentes
especies que actúan y reaccionan unos contra otros en el seno de un ambiente físico, que
proporciona un escenario de características definibles, por ejemplo, en términos de
temperatura, salinidad, concentración de oxígeno, disponibilidad de agua etc. Con el paso
del tiempo, el enfoque ecosistémico ha pasado de ser menos reduccionista a más

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holístico, enfatizando, más allá de lo descriptivo, los aspectos predictivos y analíticos. Esto
proporcionó herramientas que permitieron comprender los sistemas naturales con un alto
grado de organización y complejidad (Willis 1997). Estos avances también facilitaron que
autores como Odum (1971) y Margalef (1968) discutieran la idea de la existencia de
propiedades organísmicas y de mecanismos homeostáticos que le dan estabilidad al
ecosistema al igual que un organismo regula sus condiciones internas. Como resumió
Margalef (1992) “en el estudio de los sistemas interesa más el conocimiento de las
relaciones entre los elementos interactuantes que la naturaleza exacta de esos elementos,
los cuales son estudiados por alguna otra ciencia”.
La percepción innovadora de flujos de energía llevó a la investigación y evaluación intensiva
de las interrelaciones entre los organismos y los cambios en respuesta a las alteraciones
físicas, químicas y biológicas del ambiente (Wetzel 2001). En la actualidad, en la nueva
ecología de sistemas, se ha trabajado bajo el enfoque de ecosistemas emergentes, tal
como se aprecia en los trabajos de Patten, Jorgensen y Straskraba (Schizas y Stamou
2010) entre otros (Fig. 2). Algunas de las definiciones más destacadas surgidas después
de 1935 se presentan en la Tabla 1. Estas se presentan ordenadas de manera cronológica,
por lo que es posible observar la evolución del concepto y las tendencias por periodo. La
Figura 2 resume los aportes y enfoques que han significado a lo largo de estos 80 años
algunos de los puntos clave en la evolución de este concepto.

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Elementos de un ecosistema
Dependiendo del enfoque que analicemos podemos entender como “elementos” a los
componentes de un ecosistema, es decir, la cadena trófica:

 Productores primarios: Organismos autótrofos capaces de captar la energía del


entorno para producir materia orgánica partiendo de compuestos inorgánicos.
Desde este punto, los organismos pueden ser clasificados según su fuente de
carbono, la fuente de energía y los dadores de electrones.
 Fuente de carbono: Si obtienen el carbono del CO2 entonces tenemos litótrofos,
mientras que si lo hacen de compuestos orgánicos se les denomina organótrofos.
 Fuente de energía: Si los organismos obtienen energía de la luz del Sol se
denominarán fotótrofos, pero si lo captan de reacciones químicas, entonces
hablamos de quimiótrofos.
 Dador de electrones: De por sí no aporta un nombre diferente, pues está
íntimamente relacionado con la fuente de carbono. Si La fuente es CO2, el dador de
electrones es un compuesto inorgánico (H2O, H2S…) mientras que, si son
compuestos orgánicos, los mismos les cederán electrones.
Por tanto, podemos encontrar organismos fotolitótrofos, fotoorganótrofos, quimiolitótrofos y
quimioorganótrofos, según la mezcla de las variables comentadas.

 Consumidores: Son organismos heterótrofos, es decir, necesitan obtener materia y


energía de otros organismos para sobrevivir. Si se alimentan de productores
primarios, entonces serán consumidores primarios (herbívoros). A partir de aquí
empieza una cadena de carnívoros capaces de comerse a los herbívoros
(consumidor secundario) o a un consumidor secundario (consumidor terciario). Por
lo general no suelen haber consumidores cuaternarios o superiores, pero si los
hubiera, se nombrarían siguiendo estas pautas.

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 Descomponedores: Podrían considerarse como parte de los consumidores en
muchos casos. Son organismos que se alimentan de materia orgánica muerta
(saprófagos), excrementos de otros organismos (coprófagos) o residuos sólidos del
suelo (detritívoros). Se les otorga una categoría diferente porque estos organismos
transforman esta materia en compuestos inorgánicos, mediante el proceso de
descomposición. Esto permite que sea reutilizada por los productores primarios
cerrando el ciclo, a diferencia de los consumidores. En este grupo podemos
encontrar hongos, bacterias, protistas y animales pequeños como los gusanos,
babosas o algunos insectos.
O podríamos incluir otros elementos abióticos, recursos inorgánicos como el agua,
atmósfera o el propio sustrato y sus sales.
Tipos de ecosistemas.
La primera división clara que hay que realizar reside en el sustrato donde se desplazan los
organismos y donde se desarrolla la mayor parte de su actividad, por tanto, tenemos
ecosistemas terrestres y acuáticos.
Ecosistemas Terrestres:
Tanto la flora como su fauna vive y desarrolla sus actividades en la tierra como sustrato
principal. Al ser un ecosistema basado en este componente, hay múltiples factores que
afectan directamente a su biodiversidad (latitud, altitud, humedad, temperatura, etc.). Este
hecho provoca una separación en zonas según la latitud.
 Bosques: Sitio poblado de árboles y matas. Es la asociación característica de las
plantas arbóreas; se presenta con distintas modalidades según las características
climáticas y edafológicas del lugar en que crece. Forma una asociación biológica
o biocenosis completa (de especies arbóreas, dominantes y secundarias, de plantas
y arbustos y de fauna típica). Podemos encontrar varios subtipos a su vez, que
ordenados según la Producción Primaria Neta:
 Tropical: Con valores superiores a los 1500 en PPN.
 Templado: Con valores rondando los 1000 a los 1500 de PPN.
 Boreal (Taiga): Con valores alrededor de los 800 PPN.
 Matorrales y herbazales: Tipo de asociación vegetal en la que predominan los
arbustos y las plantas adaptadas a la sequedad: formación constituida por matas o
herbáceas. En sentido usual, campo lleno de matas y maleza, donde abundan las
herbáceas y los arbustos de poca altura. Encontramos varios subtipos:
 Sabana: La PPN ronda los 900.
 Montes y matorrales: Con PPN alrededor de 700.
 Praderas: Con la PPN más baja de este grupo, tan solo 600.

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 Tundra: Terreno abierto y llano, de clima subglacial y subsuelo helado, falto de
vegetación arbórea; suelo cubierto de musgos y líquenes, y pantanoso en muchos
sitios. Se extiende por Siberia y Alaska. Su PPN es de 140.
 Desierto: Región vasta, desolada, con escasa precipitaciones atmosféricas, suelos
muy permeables y evaporación muy elevada. Es por esto que su PPN como máximo
estará alrededor de 100.
Ecosistemas Acuáticos:
Son aquellos en los que su flora y fauna vive y desarrolla su actividad en agua
mayoritariamente. Debido a las propiedades del agua algunos de los factores que afectan
a los ecosistemas terrestres se ven atenuados. Otros como transparencia del agua y el
alcance de la luz serán factores determinantes. Aquí encontramos a dos divisiones
importantes:
 Ecosistemas de agua salada: Son todos aquellos que tengan lugar en aguas con
concentraciones de sales minerales elevadas. Pueden estar en zonas más
terrestres (ría), pero la mayor parte de este grupo no es continental. Pueden ser
mares, rías, playas, océanos…
 Ecosistemas de agua dulce: Son todos aquellos que tengan lugar en aguas con
concentraciones de sales minerales bajas. Mayoritariamente se encuentran en
zonas continentales. Pueden ser ríos, lagos, manantiales, aguas subterráneas…
Dada la elevada complejidad de la biosfera, la comprensión de su estructura y
funcionamiento es imprecisa. Es por ello que el concepto de ecosistema sigue
completándose.

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Conclusión.
Como ya hemos visto el desarrollo sustentable es una pieza de vital importancia en la
preservación de las futuras generaciones. Un futuro con recursos asegurados es muy
importante si queremos que raza humana persista a largo plazo.
Por esta razón todos y cada uno de los elementos de este sistema que es la naturaleza son
de vital importancia. Como hemos visto en la investigación anterior todo esta
intrínsecamente conectado entre si permaneciendo en un equilibrio. Cada parte compensa
las necesidades de las otras partes convirtiendo los procesos de la vida diaria en una
cadena. No permite la sobrepoblación de especies animales, no permite un exceso de
desechos, permite la renovación. Este ecosistema es cruel pero justo.
Los humanos, sin embargo, a pesar de pertenecer a dicha cadena con su inteligencia han
logrado deshacerse de virios de los limitantes de dicha cadena, pero no tomaron en cuenta
las consecuencias de estas acciones, los humanos, no serán fácilmente devorados por
algún depredador, no son afectados por algo tan simple pero tan útil como la selección
natural.
Hoy en día no necesitamos nada así, muchas sociedades vivimos rodeados de
comodidades, hemos ampliado nuestra esperanza de vida, vuelto más eficiente la forma de
explotar los recursos que nos rodean, hemos incluso logrado poner más empeño en las
artes, los deportes y cultivar nuestra mente. Cosas que en un ambiente salvaje no sería
para nada posibles, estaríamos constantemente ocupados en mantenernos con vida, en
procurar a la siguiente generación.
Lo que no contemplamos cuando la sociedad humana se embarcó en este viaje que nos
llevaría a un futuro más cómodo, fue que había un equilibrio por alguna razón. La especie
humana creció sin control, por ende, necesito cada vez más recursos aunado a eso la
mentalidad de un consumo desmedido, provoco que el ecosistema tan equilibrado como
era, colapsara lentamente, poco a poco.
Fue entonces que los problemas como la extinción masiva de especies, la deforestación, la
contaminación y eventualmente el cambio climático llegaron. Estos problemas, aunque al
principio fueron inofensivos y parecían muy lejanos, día con día, año con año, se fueron
agravando.
Como conclusión quiero remarcar que los ecosistemas son un sistema muy bien aceitado
para la permanencia de muchas especies. Un sistema que asegura la supervivencia de los
necesarios y los más fuertes. Sin embargo, aunque suene triste, estamos rompiendo a un
tiempo acelerado. Porque sabemos que hay ciertas especies que son de vital importancia
para estos ecosistemas y si no ponemos especial cuidado en cuidar estas la vida como la
conocemos colapsara. Debemos ser más responsables. El equilibrio de la naturaleza y los
ecosistemas es delicado.

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Referencias
Asuaje, V. P. (27 de 3 de 2018). ¿Qué es un ecosistema? Tipos de ecosistemas y
elementos. Obtenido de HIDDEN NATURE: https://www.hidden-nature.com/que-es-un-
ecosistema-tipos/
Armenteras, D., González, T. M., Vergara, L. K., Luque, F. J., Rodríguez, N., & Bonilla, M.
A. (2016). Revisión del concepto de ecosistema como “unidad de la naturaleza” 80 años
después de su formulación. Revista Ecosistemas, 25(1), 83-89.
MAASS, J., & MARTÍNEZ Y RIZAR, A. N. G. E. L. I. N. A. (1990). Los ecosistemas:
definición, origen e importancia del concepto. Ciencias, (004).

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