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Principios jurídicos.

Las normas de que se compone un ordenamiento jurídico pueden clasificarse en


reglas y principios jurídicos.

Los principios jurídicos pueden dividirse en, principios de sentido estricto y


directrices.

Los principios de sentido estricto son normas de carácter muy general que señalan
las exigencias de tipo moral.

Mientras que las directrices son normas de carácter muy general que señalan la
deseabilidad de alcanzar ciertos objetivos o fines de carácter económico, social,
político, etc.

“Principio” en el sentido de norma programática o directriz, esto es, de norma que


estipula la obligación de perseguir determinados fines. “Principio” en el sentido de
normas que expresan valores superiores de un ordenamiento jurídico ( y que son
el reflejo de una determinada forma de vida), de un sector del mismo, de una
institución, etc.

Los principios jurídicos, generalmente no se encuentran escritas o formando parte


de códigos, sino que forman partes de las reglas tácticas de la moralidad social de
la comunidad que todos sus miembros han de interiorizar como parte de su
proceso de socialización. En este sentido los principios jurídicos no solo se
separan por la moralidad social, sino que, no pueden distinguirse de normas y
principios de otros ámbitos de la vida social. Debido a la familiaridad que todos los
miembros de una comunidad tienen con las normas y principios jurídicos, no se
requiere que los usuarios e interpretes de ellos sean especialistas, por el contrario,
los miembros de la comunidad deben contar con la madurez, para poder hacer
uso directamente de los principios jurídicos para y poder plantear y participar en la
solución de diversos conflictos.

Cuéllar, A. (2006). La ley y los conflictos sociales en México. México: SITESA

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