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' RODRÍGUEZ SALGADO, M., The Changing Face oí Ernpire. Charles V. Philip II and Habs-
burg Authohty. 1551-1559. Cambridge, 1988, págs. 256-266. Sobre la situación política en
el norte de África y sus repercusiones en España, véase sobre todo HESS, A., The forgotten
frontier. Chicago, 1978.
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Las torres del litoral en el reinado de Felipe II: una arquitectura para ...
serie de torres con esa función de vigiiancia, aunque fue el virrey Marco
Antonio Colonna quien organizó definitivamente ese sistema, siendo el
ingeniero Camilliani el encargado de informar (1583-84) acerca de ello
tomando como base la descripción que Spannocchi había hecho años
antes. También en Ñapóles se proyectó en el reinado de Felipe II un
sistema de torres que, ya en 1532, había sido propuesto por el virrey
Pedro de Toledo y, en Cerdeña, el virrey Miguel de Moneada se ocupó
desde 1578 en que esa isla tuviera la protección que parecían poder
ofrecer las torres costeras ^
Antes de referirnos al gran número de torres construidas en las cos-
tas y a su arquitectura, debemos someramente enumerar algunos de
muchos ataques que hubo, pues sólo así comprenderemos la necesidad
de estas construcciones que protegieron el litoral contribuyendo a la idea
de la península como algo cerrado y a salvo de ataques enemigos me-
diante la arquitectura militar (por sencilla y funcional que fuera la arqui-
tectura de las torres, éstas fueron pieza esencial del sistema defensivo);
en 1527 los piratas capturaron a veinticinco cautivos en Badalona y sa-
quearon distintas playas de Cataluña; en 1543 los turcos atacaron Raía-
mos y Rosas; en 1550 saquearon Cullera y Pollensa; ese mismo año de
1550 moros y turcos entraron en Benalmádena, saqueándola, aunque en
este caso no se pudieron llevar cautivos; en 1551 los vecinos de esa
villa volvían a expresar su temor ante la presencia de «muchos navios
moros y turcos»; el conde de Tendilla escribía al príncipe Felipe en 1552
que sabía por el marqués de Vélez que Elche estaba cercada por tres
mil moros, y que había treinta fustas en la desembocadura del río Guar-
damar; en 1558 Dragut desembarcó en Salou con más de cuatrocientos
moros; ese mismo año de 1558 fue avisada Málaga de que ciento treinta
galeras turcas se dirigían a esa ciudad para saquear los Percheles y se
tomaron todas las precauciones posibles aunque no llegó a producirse
un ataque que en cambio sí se produjo en 1566, capturando vecinos de
dicho barrio del Perchel así como navios del puerto; fray Gerónimo Hur-
tado, que escribió en el siglo xvi sobre Murcia, afirmaba que la catedral
de obispado hubo de trasladarse de Cartagena a Murcia debido al «peli-
gro de los moros de tierra y mar»; en 1566 penetraron los moros por un
lugar de la costa del reino de Granada treinta kilómetros tierra adentro y
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^ GARCÍA CÁRCEL, R., Historia de Cataluña, Siglos XVI-XVIt, vol. II. Barcelona, 1985,
págs. 55-56, RODRÍGUEZ ALEMÁN. I. El puerto de Málaga bajo los Auslhas. Málaga, 1984,
pág. 106, CoLAO, A., Cartagena en los siglos xvi y xvii. Murcia 1982, pág. 26. GARCÍA MAR-
TÍNEZ, S., Bandolerismo, piratería y control de moriscos en Valencia durante el reinado de
Felipe II, Valencia, 1977. CÁTALA I ROCA, P., De cara a la Mediterránia. Les torres del litoral
cátala, Barcelona, 1987; VINCENT, B., Andalucía en la Edad Moderna, Economía y sociedad.
Granada, 1985; PÉREZ DE COLOSÍA RODRÍGUEZ, M. I., «Importancia estratégica de Málaga en
el Mediterráneo Occidental durante el siglo xvi», en España y el Norte de África. Actas del
Primer Congreso Hispano-Africano de las culturas mediterráneas "Fernando de los Rios
Urruti". Granada, 1987, pág. 353. PEREIRO, P., Vida cotidiana y élite local; Málaga a media-
dos el Siglo de Oro, Málaga, 1987, pág. 60. GAMIR SANDOVAL, A., (1988), pág. 160. Archivo
General de Simanca (AGS), Guerra Antigua, leg. 217, f. 45.
" GONZÁLEZ DÁVÍLA, G., Teatro de las grandezas de la Villa de Madrid, Madrid, 1623, f.
252.
"• AGS, Guerra Antigua, leg. 247, f. 159, 160 y 247.
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'' Informe de Vespasiano Gonzaga sobre las torres de la costa del reino de Murcia, 3
de agosto de 1570. AGS, GA, leg. 177, f. 31.
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una sola torre, que se dice que puede ser también cuadrada y con ca-
samatas en las esquinas, destinada a guardar el agua de los pozos) (fig.
1) o las de los Alfaques en 1580-81 (a las que nos referiremos en el
epígrafe dedicado a la costa de Cataluña), es posible imaginar para las
primeras un simbolismo latente en sus formas estrelladas, y rastrear para
las segundas su relación con otras formas abaluartadas más complejas
y perfectamente codificadas por los tratados de arquitectura militar. Tam-
bién las poligonales (hexagonales) que propusieron Vespasiano Gonzaga
y el ingeniero Antonelli para la costa de Murcia, nos pueden llevar a
buscar alguna clave más allá de la comodidad y funcionalidad —que son
sin embargo los argumentos que se dan en los informes— para la traza
de estas torres. Se hace difícil de todas formas admitir a príori un sim-
bolismo tanto para esas torres poligonales como para las circulares y
cuadradas que se construyeron en las costas del sudeste peninsular, a
pesar de sus plantas de formas perfectas como el circulo y el cuadrado.
El carácter funcional de esta arquitectura contribuye a su interés, pues
tampoco hay que olvidar que las trazas se deben normalmente a impor-
tantes ingenieros, que en estas obras menores plasmaron sus conoci-
mientos y experiencias para servir a un gran proyecto que hay que
entender en relación con lo que fue el control y defensa del terriotorio.
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' AGS, GA, leg. 177. f. 31 y leg. 208, t, 57 y 281. Sobre financiación de las torres,
ademas de la mayoría de los documentos que citamos en estas notas, pues el coste de la
obras, las dificultades de recaudar el dinero y quién debía pagarlas son los temas que
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LA COSTA DE ANDALUCÍA
normalmente se tratan, habiendo que rastrear entre todos esos datos los que se refieren a
quiénes y cómo las construyeron, se pueden consultar también: OLESA MUÑIDO, F.F., La
organización naval de los Estados Mediterráneos y en especial de España durante los
siglos XVI y xvii, Madrid, 1968, pág. 966 y ss. GAMIR SANDOVAL, obra citada, (1988), MORA
FiGUEROA, L., Torres de almenara de la costa de Huelva, Huelva 1981, VERA DELGADO, A.M.,
La última frontera medieval: la defensa costera en el Obispado de Málaga en tiempos de
los Reyes Católicos. Málaga, 1986,
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Fig. 2. (bis). «Relación de las torres...». Resto de las torres que aparecen en la
Relación. Archivo General de Simancas.
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" Con respecto a este Montalbán se nos plantean dudas, ya que en unos documentos
se le llama Luis y en otros Francisco, pero coincide la ida de «Luis» a la corte a llevar el
informe en 1576 con que a «Francisco» le nombren «maestro mayor de fuentes y encaña-
dos» en El Escorial, en cambio no coincide el que en 1581 se fiable de el como residente
en Sevilla con los trabajos que se atribuyen a Francisco de Montalbán en El Escorial esos
años, siendo de nombre «Francisco» el «maestro mayor de edificios de agua» del rey y el
que se queja de estar destinado en Andalucía a pesar de tener casa en Madrid Hasta que
nuevos documentos o datos que aflora desconozco aclaren si puede tratarse de la misma
persona, consideramos necesaria esta nota aclaratoria. Sobre Francisco de Montalbán y
sus trabajos en El Escorial, véase: GARCÍA TAPIA. N.. Ingeniería y arquitectura en el Rena-
cimiento español. Valladolid. 1990.
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puente de Zuazo la entrada de las galeras no debía ser tan fuerte como
la había trazado Fratín, sino de treinta y cinco pies de diámetro y sesenta
de alto, la tercera parte terraplenada y con dos bóvedas, con tres guar-
das y un artillero. Sobre las otras torres el Fratín no informó pues no hizo
la visita, decidiéndose que cuando volviera de Navarra hiciera el informa
sobre dichas torres. Coincide la descripción que se da de esa torre de
Cádiz con lo que propuso el maestro mayor del puente de Zuazo y forti-
ficación de Cádiz, Juan Marín (de familia de ingenieros venecianos), para
las torres de la costa. Sería una de las torres grandes (Fig. 3), aunque
su altura fuera de sesenta pies, como las torres pequeñas (Fig. 4), y no
como las grandes que habían de tener setenta. En estas trazas a escala
queda perfectamente claro el proyecto de Juan Marín (que como ya se
ha dicho, se encuentra entre papeles del año 1583, aunque pueda ser
anteñor): las torres pequeñas con una sola bóveda, de veintitrés pies de
ancho y sesenta de alto, y las grandes con dos bóvedas, treinta y cinco
pies de ancho y setenta de alto, con algibe para el agua, y con fuerte
parapeto para la artillería; tanto unas como otras debían ir terraplenadas
hasta un tercio de su altura.
En realidad el proyecto de Juan Marín no se ve reflejado ni en los
restos que se consen/an de las torres (Fig. 5), que más parecen seguir los
proyectos de 1577, ni en una relación del año 1616 en que se dice la forma
en que estaban construidas las torres artilladas de la costa de Andalucía.
En 1577, en varias instrucciones que se conservan, se decía que habían de
ser redondas, de treinta y cuatro pies de ancho, y asentadas sobre una
base de treinta y ocho pies que sobresaliera dos pies del suelo, debían
tener cuarenta y siete pies de alto, con una parte maciza hasta los diecio-
cho pies, y encima dos estancias abovedadas, una encima de otra; las
torres debían ser ligeramente escarpadas en su totalidad, y no sólo en un
tercio de su altura, de manera que en su parte superior el diámetro fuera
de treinta pies; en lo alto debían llevar un parapeto para la artillería, debían
tener escaleras en el interior (en cambio en la traza de Marín no hay esca-
lera pues ésta debía ser de cuerda), una ventana en la estancia superior
que diera hacia el mar, una chimenea en el mismo aposento, y la puerta
de madera forrada de hierro y con tranca en la estancia inferior. En el
informe que dio el secretario de la fábrica de las torres de Cádiz en 1616
hablaba de torres más grandes, con cuarenta y cuatro píes de diámetro y
cincuenta y cinco pies de alto, siendo maciza hasta los veinte pies, pero
también se trataba de torres con una ligera escarpa, quedando en la parte
de arriba con treinta y ocho pies de diámetro, se refería a la estancia con
bóveda, a una escalera de caracol y a la consabida puerta de madera
chapada en hierro y con trancas. Las torres del Rocadillo y de Entre Ríos,
que son dos de las que se tenía que ocupar Livadote cunado fue a Gibraltar
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Fig. 6. B. Diseño de tres torres para construir en la costa de Andalucía oor
Cristóbal de Rojas. 1613. Archivo General de Simancas.
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^ Sobre las torres en la costa de Andalucía; MORA FIGUEROA, L,, obra citada: VALDECAN-
Tos DEMA, R.. "Las torres de vigía de la bahía de Gibraltar», en Actas del Congreso Inter-
nacional "El Estrectio de Gibraltar (1987). vol. II. Madrid, 1988. COLECCIÓN APARICI (Servicio
Histórico Militar), tomos Vil. VIII y XXIII. AGS. GA. leg. 81. f. 445 a 449: leg. 88, f. 161.
162. 163. 164 y 300; leg. 110. f, 187; leg. 208, f. 25 y 57; leg. 209. f. 133; leg. 227. f. 168;
leg. 234. f. 208. 352 y 353: leg. 235. f. 56; leg. 240, f. 8: leg. 249. f. 174 y 182; leg. 250. f.
195; leg. 253. í. 171; MARIATEGUI. E.. El Capitán Cristóbal de Rojas, ingeniero militar del
siglo XVI (reed. Madrid. 1985. con los libros que escribió este ingeniero). El memorial con
los servicios de Livadote en AGS. GA. leg. 208. f. 46.
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Fig. 8. Torre de Salto de la Mora. Costa del reino de Granada (Malaga). (To-
mada de Falcón Márquez).
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'" HENRIQUEZ DE JOROUERA. F., Anales de Granada. Granada. 1987 (reed. de la ed. de
1934). pag. 864.
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que hubo un modelo fijo, un patrón para estas torres almenaras, que
todos los maestros que contrataron las obras hubieron de seguir.
Por su arquitectura fue una excepción la torre que empezó a cons-
truir don Diego López de Haro en el término de Mojácar, Ya la llamaban
«torre de don Diego de Haro» en 1584 y en esa fecha estaba derruida
«y se dize esta mandado por su Md que se alqe y haga con su rreduto
a de ser la torre de las mayores de veynte y ocho pies en quadro y
quarenta y cinco de alto y el Reduto de setenta pies de largo y sesenta
de ancho con el grueso de las paredes y aposentos do pueda estar gente
de guerra». Por esta descripción sería una torre muy parecida a la que
diseñó para Garrucha Luis Machuca cuando visitó la costa con el capitán
Antonio de Verrio (aunque ya hemos indicado el desajuste de fechas
existente entre la fecha de su muerte y la visita) (Fig. 11): por la traza
con las medidas vemos que la torre principal tendría unos muros con un
ancho de seis pies, teniendo el interior dieciocho, lo cual sumado resulta
un ancho de treinta píes, casi los veintiocho que tendría la torre de Diego
de Haro; el reducto ^ « C o r r a l donde se an de rrecoger la gente y xargías
y bestias» como se le llama en la traza— sería en cambio más grande
por tener ochenta pies, que con los cinco pies de cada muro sumarían
noventa pies de ancho. Quizá sea de ese tipo de «torres cortijos» de que
habla Temboury refiriéndose a algunas de la época de los Reyes Católi-
cos.
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aviso del peligro a esas fortalezas, con lo cual es una costa en la que
aparte de completar y perfeccionar el sistema, los cristianos fueron en
realidad continuadores de un planteamiento defensivo que databa de
época nazarí".
" Sobre las torres en la costa del reino de Granada: TEMBOURY ALVAREZ, J.. Torres
almenaras (Costa occidental). Malaga, 1975. FALCON MÁRQUEZ. T . , Torres de Almenara del
reino de Granada en tiempos de Carlos III. Sevilla. 1989, GAMIR SANDOVAL. obra citada y
«Las fortificaciones costeras del reino de Granada, al occidente de la ciudad de Malaga
fiasta el campo de Gibraltar». Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos. IX. 1960: BAREA
FERRER. J , L,, «La figura del ingeniero en el siglo xvi. Sus orígenes y su contribución a la
defensa en la costa granadina». Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada. XVII,
1985/86; VERA DELGADO, A , M , . obra citada. RODRÍGUEZ ALEMÁN. I., obra citada. PÉREZ DE
COLOSIA RODRÍGUEZ, !., obra citada. COLECCIÓN APARICI. tomos Vil! Y XXII. AGS, Cámara de
Castilla, leg,, 2177, s. fol.: AGS, GA, leg, 72, f. 76: leg. 8 1 . f. 445: leg. 155, f. 10 y 1 1 ; leg.
209, f, 133; leg, 217, f, 35. 37, 38, 45, 77 y 149; leg. 227. f. 158; leg. 228, f. 22; leg. 235.
f. 56: leg. 254. f. 268: Desgraciadamente no fiemos podido localizar para su consulta la
tesis doctoral de BAREA FERRER. J . L., La defensa de la costa del Reino de Granada en la
época de los Austrias. Granada, 1984.
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