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El Cuaderno de actividades Lengua Española 3, del Proyecto SABER HACER, del Primer Ciclo

de la Educación Secundaria, es una obra colectiva creada, concebida y diseñada


por el equipo de investigaciones pedagógicas de Editorial Santillana, S. A.,
en la República Dominicana, bajo la dirección editorial de CLAUDIA LLIBRE.

Su creación y desarrollo ha estado a cargo del siguiente equipo:

Texto: Mirtha González Gutiérrez y Jorge Luis Zamora Mato

Ilustración: Ruddy Núñez, José Amado Polanco, Tulio Matos y Guillermo Pérez.
Ilustración de portada: José Amado Polanco y Wilson Soto.

Fotografía: www.istockphoto.com y Archivo Santillana

Equipo técnico:
• Corrección de estilo: Andrés Blanco Díaz y Luis Beiro Álvarez
• Diseño gráfico: Nayrobis Espinal Tolentino y Jonathan Álvarez Rojas
• Separación de color: José Morales Peralta y César Matías Peguero

Director de Arte y Producción: Moisés Kelly Santana


Subdirectora de Dirección de Arte: Lilian Salcedo Fernández

Editor: Jorge Luis Zamora Mato

Primera edición 2017


©2017 by Santillana, S. A.
Editado por Santillana, S. A.
Calle Juan Sánchez Ramírez No. 9, Gascue.
Apartado Postal: 11-253 • Santo Domingo, República Dominicana.
Tels. (809) 682-1382 / 689-7749. Fax: (809) 689-1022
Web site: www.santillana.com.do

Registro Industrial:58-347
Impreso en República Dominicana
Printed in Dominican Republic

Depositado de conformidad con la Ley.


Queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del Copyright,
bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra
por cualquier medio o procedimiento, comprendida la reprografía y el tratamiento informático,
y la distribución en ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.

La presente edición se ha realizado de acuerdo


con las últimas normas ortográficas aprobadas
por la Real Academia Española (RAE).
ÍNDICE

Evaluación diagnóstica Pág. 4

 Competencia lectora: Los margraves


 Comprensión lectora

Unidad 1 Pág. 12

 Competencia lectora: El gigante simpático


 Gramática: La lengua y su organización
 Ortografía: Queísmo y dequeísmo

Unidad 2 Pág. 18

 Competencia lectora: La posadera y su nieto


 Gramática: El signo lingüístico
 Ortografía: Acentuación especial: tilde diacrítica

Unidad 3 Pág. 24

 Competencia lectora: Lo recordaremos por usted perfectamente


 Gramática: Los enunciados. La actitud del hablante
 Ortografía: Leísmo, laísmo, loísmo

2
Unidad 4 Pág. 30

 Competencia lectora: La Odisea


 Gramática: Los sintagmas
 Ortografía: Conjugación de verbos irregulares

Unidad 5 Pág. 36

 Competencia lectora: Una historia en bicicleta


 Gramática: La estructura de la oración
 Ortografía: Anacoluto y pleonasmo

Unidad 6 Pág. 42

 Competencia lectora: Una buena vida


 Gramática: La comunicación
 Ortografía: Número del sustantivo

3
EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA

Los margraves
Los hijos del Conde Olar heredaron la extraordinaria fuerza física, los ojos gri-
ses, el áspero cabello rojinegro y la humillante cortedad de piernas de su padre.
Sikrosio, el primogénito, tenía más rojo el pelo, también eran mayores su fuerza y
corpulencia, su destreza con la espada y su osadía. Por contra, de entre todos ellos,
resultó peor jinete, precisamente por culpa de aquellas piernas cortas, gruesas y
ligeramente zambas que algunos —bien que a su espalda— tildaban de patas.
Si hubo algún incauto o malintencionado que se atrevió a insinuarlo en su pre-
sencia, no deseó, o no pudo, repetirlo jamás.
Desde temprana edad, Sikrosio dejó bien sentado que no se trataba de una cria-
tura tímida, paciente, ni escrupulosa en el trato con sus semejantes. Su valor y
arrojo, tanto como su naturaleza, no conocían el desánimo, la enfermedad, la
cobardía, la duda, el respeto ni la compasión. Pronunciaba estrictamente las pa-
labras precisas para hacerse entender, y no solía escuchar, a no ser que se refi-
riesen a su persona o a su caballo, lo que decían los otros. No detenía su pensa-
miento en cosa ajena a lances de guerra, escaramuzas o luchas vecinales y, en
general, a toda cháchara no relacionada con sus intereses. Cuando no peleaba,
distribuía su jornada entre el cuidado de sus armas y montura, la caza, ciertos
entrenamientos guerreros y placeres personales —no muy complicados estos, ni

4
Evaluación diagnóstica

en verdad exigentes—. Era de natural alegre y ruidoso, y prodigaba con mucha


más frecuencia la risa que la conversación. Sus carcajadas eran capaces de es-
tremecer —según se decía— las entrañas de una roca, y aunque consideraba
probable que un día u otro el diablo cargaría con su alma, tenía de esta una idea
tan vaga y sucinta —en lo profundo de su ser, desconfiaba de albergar semejan-
te cosa— que poco o nada se preocupaba de ello. Amaba intensamente la vida
—la suya, claro está— y procuraba sacarle todo el jugo y sustancia posibles. A su
modo, lo conseguía.
Pero un día, Sikrosio conoció el terror. El terror nació de un recuerdo y culmina-
ba en una profecía. El recuerdo le asaltaba inesperado, cada vez con más fre-
cuencia, y llegó a amargar parte de su vida. La profecía —que vino mucho más
tarde— la destruyó definitivamente.
Y todo esto comenzó una mañana, apenas amanecida la primavera, junto al río
Oser. Aquel invierno había cumplido diecinueve años. Sabía —pero jamás re-
cordó cuándo, ni en qué circunstancias— que salió de caza, que estaba cansado
y que se había tendido en la recién nacida hierba, muy cerca de la vertiente que
descendía hacia el río. [...]
Para todos los habitantes de la región, el origen del río era un misterio. El ma-
nantial de su nacimiento brotaba en la espesura norte, allí donde nadie se aden-
traba. Solamente su nombre —llegado a ellos no sabían cómo— les estremecía
igual que la palabra de un libro prohibido o como la huida de algún reencuentro
que nadie deseara y cuyo solo presentimiento les turbara.

5
De improviso, algo que no era brisa, ni pisada de hombre o animal, ni aleteo, ni,
en fin, cuanto su oído de cazador conocía, agitó sutilmente la maleza. Sin razón
alguna —su instinto se lo advertía— un ave huyó, espantada. Y a poco la vio caer
a su lado, como herida. Pero no había sangre, ni en sus plumas ni en el olor de la
mañana. Era una muerte inexplicable, una especie de caída sobre sí misma, sin
heridas, mostrando tan solo las huellas de su pavor, arma invisible. [...]
Sikrosio no avanzó ni un dedo hacia ella. Había caído un rayo de luz que atrave-
saba el resplandor de aquel sol apenas brotado, que aún parecía verterse en el
cielo como un líquido. Entonces sintió que la tierra temblaba bajo su cuerpo, y
era aquel un temblor levísimo. Para quien no conociera la áspera y delicada na-
turaleza como él la conocía, era un temblor casi impalpable, parecido a un sordo
retumbar, aunque sin ruido: redoble de lejanos tambores, pero mudo.
Sikrosio notó cómo su cuerpo se inundaba de sudor, a pesar de que el calor no
había llegado aún a aquellas tierras. Como vio hacer tantas veces a culebras y
salamandras, reptó hasta allí donde la maleza y hojarasca eran más tupidas y
apretó la jabalina contra su costado.
Entonces, sobresaltado, oyó los cascos de su caballo —que hasta aquel momen-
to pacía cerca de él— en una alocada huida. Su relincho atravesó el cielo, igual
que una flecha de muerte, y Sikrosio olió la muerte, clara y físicamente: era un
olor que conocía bien. [...]

6
Evaluación diagnóstica

Luego, llegó a sus oídos un sigiloso y rítmico golpear. Parecía uno solo, pero es-
taba hecho de otros muchos: uno en innumerables, como las alas que batieran
todas a la vez, con vibración y puntualidad de bien adiestrados timbales. Venía
de allí abajo y chocaba contra el agua. En aquellos parajes apenas había alguna
barca de las usadas por los pescadores que habitaban junto al lago. «Son remos.
Remos que baten en el río. Vienen del Norte...». [...]
Un gusto a sal inundó su paladar y lengua, y tuvo la clara visión de un mar gris y
helado brotando a través de la niebla que rodeaba su conciencia. Incrustado en su
más remota memoria, el mar gris y helado, sin orilla posible, se extendió y le inva-
dió, taladrado por ensordecedores, cruelísimos gritos de gaviotas. Desde la última
piel de su memoria, antes de que se borrara de ella, nuevamente lo reconoció.
Después, lentamente, del verdinegro mundo del río apareció la enorme y alta
cabeza del dragón, tan pausada como una pesadilla. Iracunda, implacable, cu-
bierta de escamas, sus ojos de fuego atravesaban los destellos del mismo sol.
Salió de la maleza y alzó su cuello, como un grito.
[...] Era su viejo, odiado, amado, conocido, desconocido, deseado, temido, salva-
je dragón, hundiéndole por vez primera en la conciencia pantanosa y abomina-
ble del terror.
Luego, vinieron ellos.
Ana María Matute
Olvidado Rey Gudú (española) (fragmento)

7
COMPRENSIÓN LECTORA

Obtener información

1 ¿Quién es la autora del libro cuyo fragmento has leído?


Graciela Montes.
Ana María Matute.
María Gripe.
Astrid Lindgren.

2 Indica el tipo de texto y defínelo:

historiográfico fantástico histórico literario

3 Elabora una ficha con los datos del protagonista del texto:

FICHA

Nombre:

Familia:

Edad:

Estatus social:

Aficiones:

Rasgos físicos y psíquicos:

4 ¿En qué época y en qué lugar se sitúa el texto?

5 ¿Qué le ocurrió a Sikrosio la mañana en que salió de caza?

8
Evaluación diagnóstica

Interpretar el texto

6 ¿Qué tenían las piernas de Sikrosio y por qué nadie hablaba de ellas?

7 La autora describe a Sikrosio por lo que no era. Indica en cada caso lo que sí describe
al personaje:

«...no se trataba de una criatura»:

tímida: paciente: escrupulosa:

«...no conocía»:

desánimo: enfermedad: cobardía:

duda: respeto: compasión:

8 ¿Qué es lo que aterroriza a Sikrosio? Puntúa de 1 a 10 cada uno de estos factores.

• La muerte de un ave. Desembarco de los piratas.


• El temblor de la tierra. La cabeza de un dragón.
• El batir de los remos. Una jarra de cerveza.
• La mirada de su padre. La huida de su caballo.

9 ¿Qué rasgos de la descripción del personaje solo pueden ser exageraciones o hipérboles?

10 ¿Cómo se define la religiosidad del personaje?

9
COMPRENSIÓN LECTORA

Interpretar el texto

11 Subraya el tipo de clima de la región donde habita Sikrosio y justifica tu elección


con los datos procedentes del texto.

• mediterráneo atlántico continental tropical alta montaña desértico

12 ¿Qué elementos se destacan del río y con qué intención?

• Elementos:

Nombre:

Nacimiento:

Sentimientos que provocaba:


• Intención de la autora:

13 Escribe dos explicaciones a la vivencia de Sikrosio: una lógica y otra mítica.

• Lógica:

• Mítica:

14 ¿Es clara o ambigua la explicación de la relación entre el dragón y Sikrosio?


¿Con qué intención?

15 ¿Qué fue lo que realmente le pasó a Sikrosio: un ataque de pánico o cobardía?

10
Evaluación diagnóstica

Reflexionar y valorar

16 Los rasgos de Sikrosio corresponden a prototipos de épocas pasadas. Contrasta ese modelo
con los prototipos masculinos actuales en estos aspectos:

Aspectos Pasado Presente

Aficiones

Agresividad

Apariencia física

Comunicación

Empatía

17 ¿Cuáles son las reacciones naturales ante el terror? Señala las tres que consideres
más habituales y explica por qué utiliza la naturaleza este mecanismo ante una amenaza
o peligro:

gritar paralizarse dialogar agredir llorar

temblar enmudecer huir sudar reír

1.ª

2.ª

3.ª

18 ¿El sentimiento de miedo puede ser una razón aceptable para...

 ... no expresar nuestra opinión a los demás?:

 ... no elegir lo que nos gusta?:

 ... callar ante una injusticia?:

¿Por qué?

19 ¿Tiene alguna utilidad real la ficción literaria? Justifica tu opinión.

11
1 El gigante simpático

Mi padre era, sin la menor duda, el padre más maravilloso y estupendo que pue-
da haber tenido niño alguno.
Uno podría pensar, si no se lo conocía bien, que era un hombre severo y serio.
No lo era. En realidad, era una persona tremendamente divertida. Lo que le ha-
cía parecer tan serio era que nunca sonreía con la boca. Sonreía con los ojos. Te-
nía los ojos muy azules y, cuando algo le parecía gracioso, sus ojos se iluminaban
y, si uno miraba atentamente, podía ver una diminuta chispa dorada bailando en
sus pupilas. Pero la boca no se movía nunca.
Yo me alegraba de que mi padre sonriera de esa manera. Eso significaba que
nunca me dedicaba una sonrisa falsa, porque es imposible hacer que tus ojos
chispeen si tú no te sientes chispeante. Sonreír con la boca es diferente. Se pue-
de fingir una sonrisa con la boca siempre que a uno le dé la gana: basta con mo-
ver los labios. También he aprendido que una verdadera sonrisa con la boca
siempre va acompañada de una sonrisa con los ojos, así que te aconsejo que
tengas cuidado cuando alguien te sonría con la boca si sus ojos no se alteran.
Seguro que es falsa.
Mi padre no era lo que se podría llamar un hombre instruido, y dudo que hubie-
ra leído veinte libros en su vida. Pero era un maravilloso narrador. Inventaba un
cuento para mí todas las noches, y los mejores se convertían en seriales y conti-
nuaban muchas noches seguidas.

12
Competencia lectora
1

Uno de ellos, que debió durar por lo menos cincuenta noches, trataba de un tipo
enorme que se llamaba el Gigante Simpático o el GS para abreviar. El GS era
tres veces más alto que un hombre corriente y sus manos eran tan grandes co-
mo carretillas. Vivía en una inmensa caverna subterránea, no lejos de nuestra
gasolinera, y solamente salía cuando estaba oscuro. Dentro de la caverna tenía
una fábrica de polvos en la que se había hecho más de cien clases diferentes de
polvos mágicos.
A veces, mientras me contaba sus cuentos, mi padre paseaba arriba y abajo agi-
tando los brazos y moviendo los dedos. Pero generalmente se sentaba cerca de
mí, en el borde de mi cama, y hablaba muy bajito.
—El gigante simpático hace sus polvos mágicos con los sueños que los niños
sueñan mientras duermen —decía.
—¿Cómo? —preguntaba yo—. Dime cómo, papá.
—Los sueños son algo muy misterioso. Flotan en el aire de la noche como nube-
cillas, buscando a la gente que duerme.
—¿Se pueden ver?
—Nadie los puede ver.
—Entonces, ¿cómo los caza el gigante simpático?
—¡Ah! —decía mi padre—. Eso es lo interesante. Verás, mientras flota en el aire
de la noche, el sueño hace un ruidito como un zumbido, un sonido tan suave y
tan bajo que es imposible que las personas normales lo oigan. Pero el GS lo oye
fácilmente. Él tiene un oído fantástico.
A mí me encantaba la expresión lejana e intensa que aparecía en la cara de mi
padre cuando estaba contando un cuento. Su cara se ponía pálida, serena y dis-
tante, y no advertía nada de lo que le rodeaba.

13
—El GS —decía— puede oír los pasos de una mariquita cuando camina sobre
una hoja. Puede oír los murmullos de las hormigas que corretean por el suelo
cuando hablan entre ellas. Puede oír el agudo grito de un árbol cuando un leña-
dor lo corta con el hacha. ¡Ah!, sí, hay todo un mundo de sonidos a nuestro alre-
dedor que no oímos porque nuestros oídos no son lo bastante sensibles.
—¿Y qué pasa cuando él coge los sueños? —preguntaba yo.
—Los mete en botellas de cristal y aprieta bien los tapones. Tiene miles de bote-
llas de esas en su cueva.
—¿Coge los sueños malos además de los buenos?
—Sí —contestaba mi padre—. Coge los dos. Pero solo usa los buenos para sus polvos.
—¿Qué hace con los malos?
—Los hace estallar.
Me es imposible decirte cuánto quería yo a mi padre. Cuando estaba sentado
junto a mí, en mi cama, yo deslizaba mi mano en la suya y él doblaba sus largos
dedos en torno a mi puño, apretándolo.
[...]
Mi padre me daba un beso y luego bajaba la mecha de la lámpara de parafina
hasta que la llama se apagaba. Se sentaba delante de la estufa de leña, que ahora
daba un hermoso resplandor rojo en la habitación oscura.
—Papá —murmuraba yo.
—¿Qué?
—¿Has visto alguna vez de verdad al Gigante Simpático?
—Una vez —decía mi padre—. Solo una vez.
—¡Sí! ¿Dónde?
—Yo estaba detrás del carromato y era una noche clara de luna, y por casualidad
miré hacia arriba y, de repente, vi a una persona tremendamente alta que corría
por la cima del monte. Tenía una forma de andar rara, a grandes zancadas, y su
capa negra ondeaba tras él como las alas de un pájaro. [...] Cuando llegó al alto
seto de espino que hay al final del prado, pasó tranquilamente por encima, como
si no existiera.
—¿Tuviste miedo, papá?
—No; era emocionante verlo y un poco extraño, pero no tuve miedo. Duérmete
ya. Buenas noches.
Roald Dahl
(británico) (fragmento)

14
COMPRENSIÓN LECTORA 1

1 ¿Quién hace el retrato del padre?


Un hijo que elogia al Gigante Simpático.
Un hijo que admira a su padre.
Un padre que relata cuentos a su hijo.
Un personaje que observa a un padre y a su hijo.

2 Transcribe las oraciones en las que se justifica que el padre del niño
era un maravilloso narrador.

3 ¿Cómo contaba cuentos el padre al niño? Responde con tus palabras.

4 Subraya las cualidades por las que el niño admiraba a su padre.


• inseguro imaginativo impaciente cariñoso

5 ¿Qué características del padre predominan en el texto: las físicas, las de carácter
o ambas? Justifica tu respuesta.

6 En el texto leído, el hijo, además de hacer un retrato de su padre, también describe


al gigante simpático.
• Anota las características del Gigante Simpático.

• ¿Encuentras alguna relación entre el padre y el Gigante Simpático? ¿Cuál?

15
GRAMÁTICA

La lengua y su organización

7 Indica qué mensaje transmite cada uno de estos signos:

8 Menciona en cada caso el elemento del proceso comunicativo de que se trata.


• Es quien elabora y transmite el mensaje.

• Es quien recibe e interpreta el mensaje.

• Es el conjunto de circunstancias que rodean el acto de comunicación.

• Es el medio por el que circula el mensaje.

9 Indica si las siguientes afirmaciones son verdaderas (V) o falsas (F):


El lenguaje es el único sistema que permite la comunicación entre seres humanos.
La lengua es un conjunto de signos y reglas que está a disposición de todos los hablantes.
El habla es el uso que un hablante hace de la lengua al construir un mensaje determinado.
 Investiga y explica en qué se diferencian el bilingüismo y la diglosia.

10 Completa el siguiente esquema:

Unidades mínimas que no tienen significado.

Combinaciones de fonemas con significado.

Combinaciones de palabras que expresan ideas.

Combinaciones de enunciados que forman un mensaje.

11 Identifica las palabras polisémicas y escribe dos oraciones con cada una de ellas,
de manera que en cada oración la palabra tenga un significado distinto.
• banco gancho ladrillo
• caracol lámpara alfombra

16
ORTOGRAFÍA 1

Queísmo y dequeísmo

• El queísmo ocurre cuando se omite la preposición de en la construcción de que, en


enunciados que requieren llevar ambas palabras. Ejemplos:
Lo convencí que se encargue de hacer los dibujos. (incorrecto)
Lo convencí de que se encargue de hacer los dibujos. (correcto)
• El dequeísmo ocurre cuando se antepone la preposición de antes de la conjunción
que en enunciados que no lo requieren. Ejemplos:
Calculo de que aún faltan veinte minutos para el examen. (incorrecto)
Calculo que aún faltan veinte minutos para el examen. (correcto)
• ¿Cómo saber si el verbo debe ir seguido por que o por de que?

Si podemos preguntar: “¿De qué lo convencí?”, entonces decimos: “Lo convencí de que…”.
Si podemos preguntar: “¿Qué calculo?”, entonces decimos: “Calculo que…”.

12 Escribe la preposición de en los enunciados que la necesiten.

• Él dice que todos reconocen su talento para el canto.


• Martín está seguro que dije la verdad.
• No puedo afirmar con seguridad que la haya visto.
• Me aseguraré que todos mis amigos vengan a la fiesta.

13 Escribe oraciones en las que uses correctamente las palabras que y de que.

de

de que

14 Completa las siguientes oraciones con que o de que según corresponda.

• Me dijeron ese libro es excelente.


• Estoy segura Pablo es un gran amigo.
• ¿Es posible mañana me ayudes con las tareas?

17
2 La posadera y su nieto

Había una vez tres jóvenes que emprendieron juntos un largo viaje. Una noche
llegaron a una pequeña ciudad y decidieron quedarse a dormir en una agradable
y acogedora posada. Los jóvenes confiaron a la posadera una bolsa que contenía
todo su dinero. Uno de ellos, en presencia de los otros dos, advirtió a la mujer:
—Esta bolsa nos la devolverá a los tres juntos. Nunca a uno de nosotros por se-
parado, ¿de acuerdo?
La mujer asintió y guardó la bolsa en un lugar seguro.
Algo más tarde, cansados del largo viaje, los tres amigos pidieron a la posadera
que les preparara lo necesario para tomar un baño. La mujer lo dispuso todo al
instante: toalla, jabón, esponja... Pero se olvidó de poner peine.
Los jóvenes se dieron el merecido baño. Al poco rato, mientras se vestían, observa-
ron que no había peine. Entonces, uno de los tres jóvenes salió en busca de la posa-
dera. Una vez junto a ella, el joven, en vez de pedirle el peine, le pidió el dinero.
—No te lo puedo dar —respondió la mujer—. ¿O no recuerdas que se lo tengo
que entregar a los tres juntos?
Entonces, el muchacho le rogó que lo acompañara hasta la puerta del baño. Allí
gritó a sus compañeros:
—¡No me lo quiere dar!

18
Competencia lectora
2

Y los otros dos, creyendo que se refería al peine, dije-


ron desde el interior del cuarto de baño:
—¡Señora, por favor, déselo de una vez!
La mujer obedeció y entregó al joven la bolsa del dine-
ro. Este abandonó inmediatamente la posada.
Hartos de esperar a su amigo, los otros dos jóvenes sa-
lieron del baño.
Cuando se enteraron de lo ocurrido, decidieron llevar a
la pobre posadera ante el juez.
Este, mostrando una gran paciencia, escuchó a las dos
partes y, a continuación, dijo:
—Señora, usted se había comprometido a entregarles el dinero solo si estaban
los tres juntos. Como se lo entregó a uno de ellos y este ha huido, usted es culpa-
ble. Así que deberá poner el dinero de su bolsillo.
La mujer se retiró de allí hecha un mar de lágrimas. No le quedaba más remedio
que recurrir a los ahorros que tanto esfuerzo le había costado reunir y dárselos a
aquellos dos desconocidos.
La posadera, mientras volvía a su casa, iba pensando que tenía que existir algu-
na forma de demostrar su inocencia ante el juez. Cuando la mujer llegó llorando
a la posada, se encontró con su nieto.
—¿Qué te pasa, abuela? ¿Por qué lloras?
—¡Ay, hijo! ¡Los ahorros de toda mi vida...! ¡Qué injusticia se comete conmigo!
—decía la mujer, que era un manojo de nervios.
Con mucha paciencia, el nieto logró tranquilizarla y la pobre señora pudo con-
tarle todo lo que había pasado.
—No te preocupes, abuela. Hay una solución muy clara. Ya que te comprometis-
te a entregar el dinero a los tres muchachos juntos, irás a ver al juez de nuevo y
le dirás que mande a los dos que quedan a buscar a su amigo, porque tú solo
podrás pagarles cuando estén los tres.
Así lo hizo la anciana, y el juez no tuvo más que decir:
—Tiene usted razón, señora. Y en cuanto a ustedes, les ordeno que vayan a buscar
a su amigo. Esta mujer no tendrá inconveniente en pagarles entonces la deuda.
Y según se cuenta, los dos muchachos todavía están buscando a su compañero.
Cuento popular

19
COMPRENSIÓN LECTORA

1 Responde brevemente las siguientes preguntas.


• ¿Qué le entregaron los jóvenes a la mujer al llegar a la posada?

• ¿Qué trato hicieron con ella?

• ¿Qué les dio la posadera a los jóvenes antes de que se dieran un baño?

• ¿Qué olvidó entregarles la mujer?

2 Recuerda el lugar y el tiempo de la historia. Luego, contesta.


• ¿Dónde transcurren los hechos?

• ¿Hay en el cuento alguna referencia a la época en la que transcurre la acción?

3 ¿En qué orden sucedieron los hechos? Numera y sintetiza.

20
2

4 ¿Cuál es el propósito del cuento que has leído? Marca.


Hacer disfrutar al lector y dejarle una enseñanza.
Informar al lector sobre una situación de la vida cotidiana.
Invitar al lector a dramatizar las escenas de la acción narrativa.

5 Escribe el significado de las expresiones destacadas en los siguientes enunciados:


• La mujer se retiró de allí hecha un mar de lágrimas.

• … la mujer, que era un manojo de nervios.

6 ¿Cuál de estas oraciones originó el malentendido que permitió a uno de los jóvenes
llevarse el dinero? Marca y luego contesta.

¡No te lo puedo dar! ¡Señora, por favor, déselo de una vez!

• ¿Qué motivó al joven a llevarse el dinero?

7 ¿Qué decisiones tomó el juez? Escribe.

Primero Luego

8 ¿Por qué razón crees que el juez tomó esas decisiones?

Primera:

Segunda:

21
GRAMÁTICA

El signo lingüístico

• El signo lingüístico se compone de significante y significado.

• Cuando un significante tiene más de un significado, se dice que hay polisemia.

9 Los significantes manzana y falda tienen varios significados. Busca en el diccionario


el significado correspondiente a cada ilustración y cópialo.

Manzana

Falda

22
ORTOGRAFÍA 2

Acentuación especial: tilde diacrítica

• Como regla general, las palabras monosílabas no se acentúan. Sin embargo, algunas
veces, se escribe tilde para poder diferenciarlas de otras iguales en la forma, pero con
distinto significado. Esta tilde se llama tilde diacrítica.

10 Coloca la tilde diacrítica en los monosílabos que la precisen.

• ¿Quien es el hijo de Manuel y Pepita?

• Si el vestido es de tu talla, te lo presto.

• Se un montón de poesías mas, pero no se si recitarlas ahora.

• Samuel quiere que le de mi ordenador viejo.

• El quiere hacerme daño a mi.

• Si, quiero mas te chino.

11 Tacha la tilde de los monosílabos que no deberían llevarla.

• Dame más tarta dé queso. Por fin dijo sí cuando le preguntaron.


• Juega con todo él mundo menos con él. No quiere qué le dé mí pañuelo.
• Me gusta él color qué has puesto en tú dibujo. ¿Cuál es la mesa que han reservado para mí?
• ¿Quién té dijo qué me felicitaras? Sí no quieres té, dilo.

12 Escribe tres oraciones en las cuales recojas parejas de palabras que únicamente
se distingan por la tilde diacrítica, como en el ejemplo.
Ejemplo: Quiero que le dé arroz de Calasparra.

1.

2.
3.

13 Escribe una oración con cada pareja.

mi /mí tu / tú el / él

1.
2.
3.

23
Lo recordaremos
3 por usted perfectamente

Despertó... y deseó Marte. “Los valles”, pensó. “¿Cómo sería pasear por ellos?”.
El sueño creció más y más a medida que recuperaba la conciencia: el sueño y el
anhelo. Prácticamente podía sentir la envolvente presencia del otro mundo, que
solo habían visto los agentes del gobierno y los altos funcionarios. ¿Un emplea-
do como él? Poco probable [...] Iré, se dijo. “Veré Marte antes de morir”. [...]
Después de bajar del taxi, Douglas Quail caminó lentamente por tres andadores
peatonales densamente transitados hacia la moderna, atractiva y sugerente en-
trada. Y allí se detuvo, obstruyendo el tráfico del mediodía, y con cautela leyó el
letrero de neón de colores que cambiaban sucesivamente. Esto era muy distinto;
lo que estaba haciendo ahora era extraordinario.
Algo que tarde o temprano debía ocurrir.
RECUERDA, S.A.
¿Era esta la respuesta? Después de todo, una ilusión, no importa cuán convincente
fuera, seguía siendo una ilusión. Por lo menos vista objetivamente. Pero subjetiva-
mente..., era todo lo opuesto. [...] Después de un breve pero frustrante momento
de sentirse perdido, encontró el cuarto correcto. La puerta se abrió y, en su inte-
rior, frente a un escritorio de nogal, estaba sentado un hombre de apariencia cor-
dial, de edad madura, que usaba un traje de moda de piel de rana marciana. Su
solo atuendo le indicaba a Quail que había dado con la persona correcta.
—Siéntese, Douglas —dijo McClane, indicando con su regordeta mano una silla que
estaba de cara al escritorio—. Así que usted quiere haber ido a Marte. Muy bien.
Tenso, Quail se sentó.

24
Competencia lectora
3

—No estoy seguro de que valga la pena el precio —dijo—. Cuesta mucho, y hasta
donde yo veo, en realidad no obtengo nada. “Cuesta casi tanto como ir”, pensó.
—Claro que sí, obtiene pruebas tangibles de su viaje —contradijo enfáticamente
McClane—. Todas las pruebas que necesite. Mire, le mostraré.
Revolvió en un cajón de su impresionante escritorio:
—Un talón de viaje —de una carpeta de papel manila extrajo un pequeño cua-
drado de cartoncillo impreso.
—Prueba de que usted fue y regresó: postales —desplegó, en una hilera
muy bien arreglada, cuatro postales con sus sellos, a todo color y en ter-
cera dimensión.
—Películas. Fotos que usted tomó de lugares de Marte con una cámara móvil
alquilada —también las desplegó para Quail.
—Y los nombres de la gente que conoció, recuerdos típicos que llegarán de Mar-
te en un mes. Y un pasaporte, los certificados de las vacunas que recibió. Y más.
Observó intensamente a Quail.
—Sabrá con seguridad que fue —dijo—. No nos recordará: no me recordará a
mí, ni que estuvo aquí. Será un viaje real en su mente, se lo garantizamos. Dos
semanas de experiencias; hasta el detalle más insignificante. Recuerde esto: si en
algún momento usted duda de que hizo un largo viaje a Marte, puede volver
aquí y le reembolsaremos su dinero. ¿Qué me dice?
—Pero no fui —dijo Quail—. Y nunca habré ido. No importan las pruebas que
me dé —respiró profunda e irregularmente—. Y nunca habré sido agente secre-
to de Interplan —le parecía imposible que el implante de memoria de Recuerda,
S. A. realmente funcionara... a pesar de lo que había oído.
—Sí, señor Quail —dijo McClane pacientemente—. Como nos explicó en su carta,
usted no tiene la oportunidad, la menor posibilidad de ir a Marte algún día. No lo
puede pagar y, mucho más importante, usted nunca se clasificaría para ser agente
secreto de Interplan ni de nadie más. Esta es sin duda la única forma en que usted
puede alcanzar su... mmm... su sueño de toda una vida. ¿No estoy en lo cierto, se-
ñor? Usted no puede ser esto; de hecho, no puede hacer esto —ahogó la risa—. Pe-
ro puede haber sido y haber hecho. Nosotros nos ocupamos de eso. Y nuestra tarifa
es razonable; no hay cargos ocultos —sonrió alentadoramente. [...] El paquete que
se le inserta mientras usted está en coma es la creación de grandes expertos, de
hombres que han pasado años en Marte; en todos los casos verificamos los detalles
minuciosamente. Y usted eligió un sistema extraobjetivo bastante fácil. Si hubiese
escogido Plutón o hubiera querido ser emperador de la Alianza del Planeta Interior,
hubiéramos tenido más dificultades... y el costo sería considerablemente mayor. [...]

25
COMPRENSIÓN LECTORA

Mientras buscaba la cartera en su abrigo, Quail dijo:


—Está bien. Ha sido mi ambición de toda la vida, y veo que nunca la obtendré.
Así que creo que debo decidirme por esto. [...]
Con la boca seca por el nerviosismo, Quail siguió a los dos técnicos. Lo que
ocurriría después dependía de ellos.
“¿Realmente creeré que estuve en Marte?”, se preguntó. “¿Que logré alcanzar
mi ambición?”. Intuía de forma extraña y persistente que algo iría mal. Pero no
sabía exactamente qué.
Tendría que esperar y descubrirlo. [...]
Philip K. Dick.
(estadounidense) (fragmento)

1 ¿Quién es Douglas Quail?

2 ¿Qué argumentos utiliza McClane para convencer a Quail de contratar los servicios
de Recuerda, S. A.?

3 ¿Qué función cumplía Interplan?

4 Completa el siguiente esquema:

Antes Después

26
3

5 Copia los enunciados que expresen los siguientes estados emocionales del protagonista:
• Duda:

• Preocupación:

• Decisión:

6 ¿Cuál es la intención del autor? Marca y justifica.

Exponer su punto de vista sobre los avances de la ciencia.


Narrar una historia fantástica sobre un experimento científico.
Presentar argumentos a favor de la utilidad de los inventos.

7 ¿Qué sabe el narrador respecto de los hechos que narra? Marca y justifica.

Todo, aun lo que piensan y sienten los personajes.


Solo lo que le ocurre a él, que es el personaje principal.
Solo lo que les ocurre a los personajes.

8 ¿Es importante el servicio que brinda la empresa Recuerda, S.A.? ¿Por qué?

9 ¿Qué es un implante de memoria?

10 El cuento se ambienta en el mundo futuro. ¿Qué características de esta sociedad


del mañana en los aspectos tecnológico y social se desprenden del texto?

27
GRAMÁTICA

Los enunciados. La actitud del hablante

11 Identifica el tipo de narrador (externo o interno) del siguiente texto y la persona gramatical
que emplea para narrar la historia:

Inventario

Mi vecino tenía un gato imaginario. Todas las


mañanas lo sacaba a la calle, abría la puerta y
le gritaba: «Anda, ve a hacer tus necesidades».
El gato se paseaba imaginariamente por el jar-
dín y al cabo de un rato regresaba a la casa,
donde le esperaba un tazón de leche. Bebía
imaginariamente el líquido, se lamía los bigo-
tes, se relamía una mano y luego otra y se
echaba a dormir en el tapete de la entrada. De
vez en cuando perseguía un ratón o se subía a Una vez el gato se perdió y mi vecino estuvo
lo alto de un árbol. Mi vecino le acariciaba la una semana buscándolo; cuanto gato atro-
cabeza y sonreía. El gato lo miraba con cierta pellado veía se imaginaba que era el suyo,
ternura imaginaria y mi vecino se sentía acom- hasta que imaginó que lo encontraba y todo
pañado. Me imagino que es negro (el gato), volvió a ser como antes.
porque algunas personas se asustan cuando Martha Cerda
imaginan que lo ven pasar. (mexicana)

 Explica cómo es el espacio de la narración.

12 Marca las expresiones temporales que encuentres en el texto.

 Explica qué función cumplen esas expresiones.

13 Identifica y copia cinco enunciados del texto Inventario.

 Contesta. ¿Hay alguna frase entre los enunciados que has seleccionado?

14 Indica la modalidad de cada enunciado.

• Mi vecino sacaba todos los días a su gato. Quizás pasó una semana buscándolo.
• Ve a hacer tus necesidades. ¡Qué gato tan bonito!
• ¿Un gato imaginario? El gato podría ser negro.
• El gato se movía sigilosamente. Ojalá mis padres me dejen tener un gato.
 Identifica en esos enunciados un sintagma nominal, un sintagma verbal, un sintagma
adjetival y un sintagma adverbial.

28
ORTOGRAFÍA 3

Leísmo, laísmo, loísmo

• Leísmo: utilizar el pronombre le en lugar de lo o la en función de OD.

• Laísmo: usar el pronombre la en vez de le en función de OI.

• Loísmo: emplear el pronombre lo en vez de le en función de OI.

15 Distingue si los pronombres marcados funcionan como objetos directos u objetos indirectos.

Me amó intensamente y yo correspondía con pasión mientras nos mirábamos


OD
cálidamente. Entonces él me regaló una sonrisa y yo le regalé la mejor de mis

palabras. Lo hice porque estaba enamorada y se los cuento para expresar

mis más íntimos sentimientos.

16 En cada par de oraciones, marca con una C la que es correcta y con una I la incorrecta.

Lo di la vuelta. Lo hice un favor. La regalé un monedero.

Le di la vuelta. Le hice un favor. Le regalé un monedero.

17 Indica los casos de leísmo, laísmo o loísmo que se dan en estas oraciones.
Luego, en los casos en que sea necesario, escribe debajo la versión correcta.

• No se la dan bien las matemáticas.

• Lo dio una patada durante el recreo.

• No la gusta que la digan lo que tiene que hacer.

• Coge el paquete, pero no le abras.

29
4 La Odisea

Canto XII

Ulises desafía el poder las sirenas siguiendo las instrucciones que Circe le da
para resistir a su embrujo.
Circe me cogió de la mano, me hizo sentar separadamente de los compañeros y,
acomodándose cerca de mí, me preguntó qué me había ocurrido. Yo se lo conté.
Entonces me dijo estas palabras:
—Escucha bien lo que te voy a decir. Un dios en persona te lo recordará más tar-
de. En tu viaje, llegarás primero a las sirenas, que encantan a cuantos hombres
van a su encuentro. Aquel que imprudentemente se acerca a ellas y oye sus vo-
ces, ya no vuelven a ver a su esposa ni a sus hijos. Las sirenas lo hechizan con su
sonoro canto, sentadas en una pradera en el centro de un enorme montón de
huesos de hombres putrefactos cuya piel se va consumiendo.
Por eso, cuando escuches a las sirenas, pasa de largo y tapa las orejas de tus
compañeros con cera para que ninguno las oiga. Y si tú deseas oírlas, haz que te
amarren de pies y manos al mástil de la embarcación. Así podrás deleitarte escu-
chándolas, sin sucumbir a su encanto. Y advierte a tus compañeros que, si llega-
ras a suplicarles que te suelten, te amarren más fuerte aún.
Así dijo. Y en ese momento apareció la Aurora, de áureo trono. La divina entre
las diosas se internó en la isla y yo, encaminándome al bajel, ordené a mis com-

30
Competencia lectora
4

pañeros que subieran y desataran las amarras. Nos em-


barcamos y mis compañeros, sentándose en los ban-
cos, comenzaron a batir con los remos el espumoso
mar. Entonces alcé la voz a mis compañeros con el co-
razón triste, y les hablé de este modo:
—¡Oh, amigos! No conviene que sean únicamente uno
o dos quienes conozcan los vaticinios que me reveló
Circe, la adivina entre las diosas. Y se los voy a contar
para que, sabedores de ellos, o muramos o nos salve-
mos, librándonos de la Parca. Nos ordena primero re-
huir la voz de las divinales sirenas y el florido prado en
que estas habitan. Solo yo debo oírlas. Pero deben atar-
me con fuertes lazos para que no me pueda mover. Y en
el caso de que les ruegue o mande que me suelten, áta-
me con más lazos todavía.
Mientras hablaba, la nave llegó a la isla de las sirenas,
pues la empujaba un viento favorable. Tomé al instante
un gran pan de cera y lo partí en pedacitos, que puse
luego a apretar con mis robustas manos. Pronto se ca-
lentó la cera y fui tapando con ella los oídos de todos
los compañeros.
Me ataron ellos a la nave, de pies y manos; y, sentándose en los bancos, volvie-
ron a batir con los remos el espumoso mar. Hicimos avanzar a la nave muy rápi-
damente y tan cerca de la orilla que pudieran llegar allá nuestras voces. A las si-
renas no les pasó inadvertido que la ligera embarcación navegaba a poca
distancia de ellas. Entonces empezaron un sonoro canto:
—¡Eh, célebre Odiseo, gloria insigne de los aqueos! Acércate y detén la nave pa-
ra que oigas nuestra voz. Nadie ha pasado en su negro bajel sin que oyera la
suave voz que fluye de nuestra boca. Y luego, después de recrearse con ella, se
van de aquí con más sabiduría que antes, pues nosotras sabemos cuántas fatigas
padecieron en la vasta Troya griegos y troyanos por la voluntad de los dioses, y
conocemos también todo cuanto ocurre en la fértil tierra.
Esto dijeron con su hermosa voz. Mi corazón sintió fuertes ganas de oírlas y mo-
ví las cejas, mandando a mis compañeros que me desatasen, pero todos se incli-
naron y se pusieron a remar. Es más: Perimedes y Euríloco se levantaron y me
ataron con nuevas sogas, que me sujetaban más reciamente. Cuando dejamos
atrás las sirenas y ni su voz ni su canto se oían ya, quitáronse mis fieles compa-
ñeros la cera con que había yo tapado sus oídos y me soltaron las ligaduras.
Homero
(griego) (fragmento)

31
COMPRENSIÓN LECTORA

1 Contesta estas preguntas:


• ¿Quién era Ulises? ¿Qué vaticinios recibe?

• ¿En qué consistía el hechizo de las sirenas?

• ¿Cómo siguió Ulises los consejos de Circe?

• ¿Qué sucedió cuando el corazón de Ulises sintió fuertes ganas de oír a las sirenas?

2 Ordena los hechos del relato según como sucedieron. Numera del 1 al 7.

Ulises comparte con sus compañeros los vaticinios de Circe.


Aparece la Aurora y Ulises se embarca con sus compañeros.
Llegan a la isla de las sirenas y Ulises sigue las instrucciones recibidas.
Las sirenas notan la presencia de la embarcación y empiezan su sonoro canto.
Los compañeros de Ulises quitan la cera de sus oídos y le sueltan las ligaduras.
Circe aconseja a Ulises para que logre resistir el embrujo de las sirenas.
Perimedes y Euríloco atan con nuevas sogas a Ulises para sujetarlo con más fuerza.

3 ¿Por qué Ulises decide compartir los vaticinios de Circe con sus compañeros?

4 En los relatos épicos abundan los epítetos épicos que consisten en denominar
a cada personaje por una de sus características más sobresalientes. Por ejemplo:
la diosa Atenea, la de ojos de lechuza.

Copia algunos epítetos épicos del texto y escribe a quiénes se refieren.

5 ¿Qué características corresponden a Ulises? Marca.

valiente responsable irritable temerario

32
4

6 La imagen que Circe ofrece a Ulises sobre las sirenas no coincide con la caracterización
que hacen ellas de sí mismas. Describe a las sirenas.

Según Circe Según las propias sirenas

7 Señala la causa de los siguientes hechos:


• Circe aconseja a Ulises porque

• Los compañeros de Ulises no lo desataron porque

8 Busca información sobre la mitología griega y haz una descripción de los siguientes
personajes mencionados en el texto:
• La Aurora:

• La Parca:

9 ¿Qué crees que habría pasado en cada uno de los siguientes casos?

• Si Circe no hubiera aconsejado a Ulises acerca de las sirenas.

• Si los amigos de Ulises hubiesen desconfiado de sus palabras.

10 ¿Por qué Ulises considera fieles a sus compañeros? ¿Qué elementos del relato
te permiten deducirlo?

33
GRAMÁTICA

Los sintagmas

Clases de sintagmas:
• Sintagma nominal (SN) Su núcleo es un sustantivo.
• Sintagma verbal (SV) Su núcleo es un verbo.
• Sintagma adjetival (SAdj.) Su núcleo es un adjetivo.
• Sintagma adverbial (SAdv.) Su núcleo es un adverbio.

11 Completa los sintagmas con una palabra que funcione como núcleo y escribe al lado
qué tipo de sintagma es.
• La derretida .
• a las nueve.
• ¿Que dónde vive? de ti.
• ¿Cómo es tu hermano? ¡Muy !

 Completa los siguientes sintagmas nominales:

• La de enfrente. Unos de seda.


• Un con leche. Mi preferido.

12 Acabas de encontrar un inesperado regalo que te hace muchísima ilusión.


Describe la situación empleando al menos un sintagma de cada tipo.

 Copia un sintagma nominal que hayas escrito en tu texto.

 Copia un sintagma verbal de tu texto.

34
ORTOGRAFÍA 4

Conjugación de verbos irregulares

13 Reescribe las siguientes oraciones conjugando las formas verbales destacadas


en pretérito perfecto simple:
• El taxista conduce con gran precaución a lo largo de todo el trayecto.

• Raquel y yo andamos durante dos horas por el parque.

• Esas empresas producen artículos de gran calidad.

• La policía detiene al sospechoso tras dos días de búsqueda.

• Mi hermano hace pasteles y dulces en su tiempo libre.

• Lamentablemente, no caben en el piso todos sus muebles.

14 Escribe un enunciado en el que aparezcan los siguientes verbos en el tiempo,


modo, persona y número que se indica en cada caso:
• Traer

 1.ª persona del singular del pretérito imperfecto de subjuntivo.

 2.ª persona del plural del pretérito perfecto simple de indicativo.

 3.ª persona del singular del presente de subjuntivo.

• Medir

 2.ª persona del plural del pretérito imperfecto de subjuntivo.

 3.ª persona del singular del pretérito perfecto simple de indicativo.

 2.ª persona del singular del imperativo.

• Reducir

 1.ª persona del plural del pretérito imperfecto de subjuntivo.

 3.ª persona del plural del presente de subjuntivo.

 2.ª persona del singular del pretérito perfecto simple de indicativo.

• Caber

 2.ª persona del singular del pretérito perfecto simple de indicativo.

 1.ª persona del singular del presente de indicativo.

 3.ª persona del plural del futuro simple de indicativo.

Ejemplo:
• Traer 1.ª persona del singular del pretérito imperfecto de subjuntivo:
trajera o trajese Me pidió que le trajese un regalo.

35
5 Una historia en bicicleta

En realidad me sentía fenomenal por haber pasado un rato en este río. El agua
que pasaba sobre las piedras hacía una especie de rumor. Me tumbé en la hierba
y cerré los ojos. Me quedé dormido.
Debía de haberse estado escondiendo justo en las montañas detrás de mí. Mon-
tañas de apariencia afable bordeadas por una estrecha hilera de árboles y de ci-
mas redondeadas. Montañas que en realidad parecían suaves, pero detrás había
una tormenta preparada para pillarme. La temperatura debió de caer rápida-
mente, pero no tanto como para despertarme. La nieve, también. Primero fue
con probabilidad solo una ráfaga de nieve, porque cuando al fin abrí los ojos,
apenas estaba cubierto de nieve húmeda y el remolino fue solo el principio. Lle-
gó increíblemente rápido. No podía ver nada y tenía el cuerpo entumecido y, su-
pongo, como la comida congelada.
Busqué a tientas la bicicleta. Palpé en todas direcciones, sin atreverme a po-
nerme de pie porque sinceramente sentía que el viento, la potencia de la tor-
menta de nieve, podría haberme arrojado al río. ¡La bici! Toqué las alforjas del
equipaje. Parecía increíblemente estúpido hacerlo, una pérdida de tiempo, qui-
zá imposible, pero saqué la carpa, busqué las estacas de metal, las clavé y em-
pujé hacia arriba los palos de fibra de vidrio hasta que elevaron la cúpula de
nailon. Desaté las alforjas de la estructura metálica de la bicicleta y las empu-

36
Competencia lectora
5

jé al interior de la carpa. Esta se sacudía en ángulo


recto. Arrancaría las estacas a no ser que añadiera
mi peso. Dentro estaba oscuro y hacía frío. Me
senté acurrucado en el centro de la carpa, concen-
trándome en sujetarla a la tierra. Entonces fue
cuando oí el grito.
Al principio fue un pequeño sonido, como el grito
de un cuervo irritado en la distancia, pero al escu-
char oí una vocecilla gritando “socorro”, gritando
“ayúdenme”. Y el sonido de las lágrimas. Conocía
ese sonido asustado. El corazón me latía con fuerza
en el aire frío. Me arrastré fuera de la carpa.
—Por favor, no te vayas —dije en voz alta.
No soy valiente. No hace falta que lo diga a estas altu-
ras. Siempre me gustaría ayudar, pero tengo muchas
inseguridades, supongo que actúan dentro de mí.
Me puse delante de la carpa y me incliné con el
viento para equilibrarme. Escuché con atención.
La nieve húmeda me pellizcaba en la cara y enton-
ces oí otra vez.
El grito de auxilio. Un sollozo.
—¡Quédate quieto y sigue hablando! —grité.
—Tengo miedo —gritó.
—¡Quédate quieto y sigue hablando! ¡Ya voy!
—Me llamo Kenny. Me llamo Kenny. Me llamo…
—¡No pares! —grité.
Ahora estaba más cerca. Quería ir en una línea constante para tener al menos la
oportunidad de regresar a la carpa.
—Me…, me llamo… Empezó a llorar.
Enormes alaridos. Más fuertes de lo que podía hablar. Lo sentí directamente de-
lante de mí y fui agarrando el aire hasta que los dedos se acercaron a su camise-
ta. Era pequeño y lo levanté y me lo eché al hombro.
—¡Me llamo Kenny! ¡Me llamo Kenny!
—Ahora puedes parar.
—Me llamo Kenny.

37
Caminé rezando para que fuera en la dirección por la que había venido. Cami-
né hasta que estuve al borde del río. No encontraba la carpa. Me empezó el pá-
nico en los pies y en las rodillas. Siempre se empieza por allí. El pánico me ador-
mecía los pies, que sentía pesados sobre la nieve; esta me llegaba ya a media
pantorrilla. Me alejé de la orilla y, en una especie de deslizamiento lateral, bus-
qué en todas direcciones con cada resbalón de mis pies congelados. Choqué
con algo y alargué la mano hacia abajo expectante. Mi carpa. Pasé la mano alre-
dedor de ella, buscando la entrada. Al estirar los brazos no podía verme las ma-
nos. Esa forma de nevar parece increíble. Una catarata de nieve. Fría. Azotando.
La carpa se agitaba.
Caí de rodillas, metí a Kenny dentro de la carpa y me arrastré hacia dentro tras él.
—Así que eres Kenny, ¿eh?
—Ajá.
De repente me vino una imagen de más Kennys ahí fuera.
—¿Estabas solo?
—Sí.
—Muy bien. Soy Smithy.
Saqué la mano para que nos diéramos un apretón. Él la estrechó. Le castañetea-
ban los dientes. Volvió a meter la mano dentro del saco y se tumbó de lado mi-
rando hacia mí. Puse las alforjas al fondo de la carpa y recosté la cabeza sobre
ellas. Escuchamos el viento.
—¿Te has hecho daño en algún sitio?
—Creo que no.
—Muy bien.
—Vivo en Creede. No fui a clases.
—¿No fuiste a clases? Eso no está bien.
—Fui a pescar.
El viento y la nieve nos sacudieron con fuerza durante un segundo, pero luego
calmó y, por primera vez desde que me había despertado con la nieve, pude oír
el torrente del río.
—¿Pescaste algo?
Ron McLarty,
(estadounidense)

38
COMPRENSIÓN LECTORA 5

1 ¿Quién cuenta lo que sucede?

2 ¿Qué o quién debía de haberse estado escondiendo justo en las montañas detrás del protagonista?

3 ¿Por qué el protagonista tuvo que moverse a tientas después de despertar?

4 ¿De dónde procedía el grito que oyó Smithy? Marca.


De un cuervo asustado.
De su corazón.
De la tormenta de nieve.
De Kenny.

5 ¿Quién era Kenny y qué hacía junto al río? Marca.


Era un pescador al que sorprendió la tormenta
Era un niño que vivía cerca del río donde trabajaba pescando.
Un padre que relata cuentos a su hijo.
Un personaje que observa a un padre y a su hijo.

6 ¿Cuál es el problema o nudo que plantea el relato?

PROBLEMA
O NUDO

7 ¿Cuál es la secuencia correcta de los sucesos que cuenta Smithy? Marca.


Arma la carpa ➜ se tumba y se duerme ➜ busca la bici ➜ sale a socorrer a un desconocido ➜
se refugia ➜ encuentra a Kenny ➜ vuelve a la carpa.
Busca la bici ➜ sale a socorrer a un desconocido ➜ arma la carpa ➜ se refugia ➜ se tumba y se
duerme ➜ encuentra a Kenny ➜ vuelve a la carpa.
Se tumba y se duerme ➜ busca la bici ➜ arma la carpa ➜ se refugia ➜ sale a socorrer a un
desconocido ➜ encuentra a Kenny ➜ vuelve a la carpa.
Se refugia ➜ se tumba y se duerme ➜ arma la carpa ➜ encuentra a Kenny ➜ busca la bici ➜
vuelve a la carpa ➜ sale a socorrer a un desconocido.

39
GRAMÁTICA

La estructura de la oración

8 Observa detenidamente esta oración y contesta a las siguientes preguntas:


Sujeto SV predicado
Este ramo de flores huele muy bien.
N N

• ¿Por qué es una oración?

• ¿Cómo sabemos cuál es el sujeto?

• ¿Y el predicado?

• ¿Cómo sabemos cuál es el núcleo del sujeto?

• ¿Por qué huele es el núcleo del predicado?

• Si cambiamos ramo por ramos, ¿cambia el predicado? ¿Por qué?

9 Enlaza cada sujeto con el predicado adecuado.

Mi hermana y yo me desperté pronto.


Ustedes creemos en la ciencia.
Yo juegan al escondite.
Tus amigas comen mucho.

10 Completa el cuadro con las oraciones que aparecen a continuación.

1. Saona es una isla maravillosa.


2. Un bárbaro sin armas está en la isla.
3. Mi padre leyó la carta en silencio.
4. Esa ciudad insignificante ha costado a Roma la vida de sus soldados.
5. Los soldados se refugiaron detrás del edificio.

Sujeto Predicado Núcleo del sujeto Núcleo del predicado

1.

2.

3.

4.

5.

40
ORTOGRAFÍA 5

Anacoluto y pleonasmo

11 Reescribe el siguiente texto corrigiendo los anacolutos y pleonasmos que encuentres.

Un buen concierto

Yo personalmente les vuelvo a repetir


que sí estuve allí. Nadie me cree, pero es
la correcta verdad.
Fui el único de mis amigos que pudo ver
el concierto. Y en realidad asistir a ese
evento fue una de las experiencias más
impactantes de mi vida, no solo porque
pude ver a mi artista favorito, sino tam-
bién por los juegos pirotécnicos y la mul-
timedia desplegada en el espectáculo. El
artista su presentación fue impecable.

12 Señala cuál es la opción correcta en las siguientes parejas de oraciones.

Debo llegar a mi casa a la brevedad.


Debo llegar a mi casa con la mayor brevedad.

Tengo buena calificación a virtud de mi dedicación.


Tengo buena calificación en virtud de mi dedicación.

El viaje va a cuenta de mi papá.


El viaje va por cuenta de mi papá.

Puedes ir a jugar bajo la condición de que hagas tu tarea.


Puedes ir a jugar con la condición de que hagas tu tarea.

13 Subraya el pleonasmo en las siguientes oraciones.

 Subió para arriba lentamente. Hundida en el silencio de un desierto sin agua.


 Compró unos lentes para ver. Está escrito de mi puño y letra.
 Esta es una silla para sentarse. Lo he pintado con mis propias manos.
 Salió volando por los aires. ¡Salga para afuera inmediatamente!
 Sí, señor director, lo vi con mis propios ojos. Se lo vuelvo a repetir por última vez.

41
6 La buena vida

Quieres darte la buena vida: estupendo. Pero también quieres que esa buena vi-
da no sea la buena vida de una coliflor o de un escarabajo —con todo mi respeto
por ambas especies—, sino una buena vida humana. Es lo que te corresponde,
creo yo. Y estoy seguro de que a ello no renunciarías por nada del mundo.
Ser humano consiste, principalmente, en tener relaciones con los otros seres
humanos. Si pudieras tener muchísimo dinero, una casa más suntuosa que un
palacio de Las mil y una noches, las mejores ropas, los más exquisitos alimen-
tos [...], los más sofisticados aparatos, etc., pero todo ello a costa de no volver a
ver ni a ser visto por ningún ser humano jamás, ¿estarías contento? ¿Cuánto
tiempo podrías vivir así sin volverte loco? ¿No es la mayor de las locuras que-
rer las cosas a costa de no relacionarte con las personas? ¡Pero si precisamente
la gracia de todas esas cosas estriba en que te permiten –o parecen permitirte–
relacionarte con los demás! [...] Muy pocas cosas conservan su gracia en la so-
ledad; y si la soledad es completa y definitiva, todas las cosas se amargan irre-
mediablemente. La buena vida humana es buena vida entre seres humanos o
de lo contrario puede que sea vida, pero no será ni buena ni humana. ¿Empie-
zas a ver por dónde voy?
[...] Los hombres queremos ser humanos, no herramientas ni bichos.

42
Competencia lectora
6

Y queremos también ser tratados como humanos,


porque eso de la humanidad depende en buena
medida de lo que los unos hacemos con los otros.
Me explico: el melocotón nace melocotón, el leo-
pardo viene al mundo como leopardo, pero el hom-
bre no nace ya hombre del todo ni nunca llega a
serlo si los demás no lo ayudan.
¿Por qué? Porque el hombre no es solamente una
realidad biológica, natural (como los melocotones o
los leopardos), sino también una realidad cultural.
No hay humanidad sin aprendizaje cultural y para
empezar sin la base de toda cultura (y fundamento,
por tanto, de nuestra humanidad): el lenguaje. El
mundo en el que vivimos los humanos es un mundo
lingüístico, una realidad de símbolos y leyes sin la
cual no solo seríamos incapaces de comunicarnos
entre nosotros, sino también de captar la significa-
ción de lo que nos rodea. Pero nadie puede apren-
der a hablar por sí solo (como podría aprender a co-
mer por sí solo), porque el lenguaje no es una
función natural y biológica del hombre (aunque tenga su base en nuestra condi-
ción biológica, claro está), sino una creación cultural que heredamos y aprende-
mos de otros hombres.
Por eso hablar a alguien y escucharlo es tratarlo como a una persona, por lo me-
nos empezar a darle un trato humano. Es solo un primer paso, desde luego, por-
que la cultura dentro de la cual nos humanizamos unos a otros parte del lengua-
je, pero es simplemente lenguaje. Hay otras formas de demostrar que nos
reconocemos como humanos, es decir, estilos de respeto y de miramientos hu-
manizadores que tenemos unos para con otros.
Todos queremos que se nos trate así y si no, protestamos. La humanización (es
decir, lo que nos convierte en humanos) es un proceso recíproco [...]. Para que
los demás puedan hacerme humano, tengo yo que hacerlos humanos a ellos; si
para mí todos son como cosas o como bestias, yo no seré mejor que una cosa o
una bestia tampoco. Por eso darse la buena vida no puede ser algo muy distinto,
a fin de cuentas, de dar la buena vida. Piénsalo un poco, por favor.
Fernando Savater
(español) (fragmento)

43
COMPRENSIÓN LECTORA

1 De acuerdo con el texto, ¿en qué consiste ser humano?

2 ¿Qué es la buena vida para el autor del texto? Marca la imagen que se relacione con la respuesta.

3 Según el autor, ¿qué diferencias hay entre los seres humanos y los animales?

4 Subraya los conceptos que corresponden a las expresiones de los recuadros.

Realidad biológica Realidad cultural

• Organismo vivo • Sentir hambre

• Ser inanimado • Usar el lenguaje

5 Para el autor, ¿cómo es el mundo en que vivimos?

44
6

6 Completa el siguiente esquema:

La buena vida

¿Qué opina el autor sobre lo ¿Qué razones sustentan


que es darse una buena vida? su opinión?

7 ¿A qué se refiere la siguiente definición? Escribe.

Creación cultural que heredamos y aprendemos


de otros hombres.

8 ¿Qué enunciados corresponden al texto? Marca.

La buena vida humana es buena entre seres humanos o de lo contrario puede que no sea vida.
El ser humano no nace ya ser humano del todo ni nunca llega a serlo si los demás no lo ayudan.
El mundo en el que vivimos los humanos es un mundo lingüístico.
La humanización es un proceso recíproco.

9 ¿En qué consiste hacer humanos a los demás? Sintetiza.

45
GRAMÁTICA

La comunicación y los signos

Recuerda

Comunicar + Transmitir información

10 Rodea las imágenes en las que consideres que se produce comunicación.

11 Responde. ¿Qué es un signo?

 Escribe tres oraciones que contengan perífrasis verbales.

A B

Recuerda
• Un signo es una realidad que representa a otra.
• El signo tiene dos partes inseparables, como si fueran las dos caras de una moneda: significante
y significado.
• No es lo mismo el dibujo de la paloma que la idea que nos viene a la mente cuando lo vemos. El
dibujo es el significante. La idea es el significado.

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ORTOGRAFÍA 6

Número del sustantivo

12 Relaciona cada plural con su formación de plural.

Términos en singular ¿Cómo se forma su plural?

• oreja
• rubí
Se añade -s.
• ley
• reventón
• sílex Se añade -es.
• buey
• paquistaní
Permanece invariable.
• viernes
• póster
• camión
• pinchazo
• pie

13 Copia los sustantivos que hay en el siguiente texto y, luego, cambia su número:

Navidad
El árbol de Navidad es una persona, animal o cosa de color
verde y con agujas. Dependiendo del grosor de las agujas,
se puede decorar con punto de cruz, ganchillo, encaje…
El árbol de Navidad suele ser un pino. En caso de que vaya
por carretera y sea de 49 cm cúbicos se denominará Vespino.
El árbol de Navidad consta de dos partes importantes: las
bolas y el pino propiamente dicho.
Gomaespuma

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