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69 NOTRE DAME L. REV. 1049, 1066 (1994); John Finnis, “Marriage: a Basic and Exigent Good,”
THE MONIST, July-Oct. 2008, 388-406. Véase también PATRICK LEE & ROBERT P. GEORGE,
A consecuencia, siendo más fácil criticar una postura que se ha recibido que construir
una alternativa completa a la misma, los argumentos revisionistas han obtenido una
simpleza seductora. Pero estos argumentos son también vulnerables a poderosas críticas
respecto de las cuales los revisionistas no poseen los recursos para responder. Éste
artículo, en contraste, realiza una defensa positiva, basada en tres principios
ampliamente aceptados respecto de lo que es el matrimonio. La primera parte también
muestra cómo el bien común de nuestra sociedad depende inexorablemente de la
consagración legal de la concepción conyugal del matrimonio y cómo se vería dañado
por la concepción revisionista, respondiendo de esa forma la pregunta habitual: “¿Cómo
afectaría a ti o a tu matrimonio la legalización del matrimonio gay?”.
Por todas estas razones, incluso quienes consideran el matrimonio como una mera
ficción legal socialmente útil tienen robustas razones pragmáticas para apoyar lasleyes
matrimoniales tradicionales. En corto, la primera parte sostiene el argumento de que la
protección legal de la concepción conyugal es tanto filosóficamente defendible como
buena para la sociedad, y que la consagración de la concepción revisionista no cumple
ninguna de estas dos características. Así entonces, la primera parte corresponde al
núcleo o esencia de nuestro argumento, que razonablemente podría tomarse como una
defensa autosuficiente de nuestra posición.
8 Véase infra Parte II.E. 9 Véase William N. Eskridge, Jr., A History of Same Sex
Marriage, 79 VA. L. REV. 1419, 1424 (1993). 3
La segunda parte considera todas las serias preocupaciones no tratadas con anterioridad:
las objeciones del conservadurismo (¿por qué no extender las normas tradicionales a la
comunidad gay?), del pragmatismo (¿Qué pasa con las necesidades concretas de las
parejas?), de equidad (¿no es cierto que la concepción conyugal del matrimonio
sacrifica el desarrollo pleno de algunas personas en favor de otras?), de la naturalidad
(¿no es acaso natural?), y de la neutralidad (¿no es cierto que las leyes matrimoniales
tradicionales imponen a otras personas visiones morales y religiosas controvertidas?).
Como el presente artículo deja en claro, el resultado de éste debate importa
profundamente para el bien común. Y todo gira en torno a una única pregunta: ¿Qué es
el Matrimonio?