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En este sentido es importante determinar de qué manera se han visto afectados los
procesos de socialización primaria y de crianza, positiva y negativamente, a raíz del
ingreso de la mujer en el campo laboral, principalmente en los hogares de clase
media en la ciudad de Bogotá (Colombia), en los que se puede encontrar que la
madre deja a cargo a miembros de su familia para cumplir dicho rol o que puede
acceder a servicios de instituciones académicas públicas o privadas que se hagan
cargo de su(s) hijo(s) o hija(s) mientras ella se encuentra dentro del horario laboral.
Existe no obstante, una salida al espacio público laboral de las mujeres y ello
cuestiona sobre ¿cuáles son las transformaciones que se dan en el proceso de
crianza y socialización a partir del ingreso de las mujeres al campo laboral en
hogares de clase media en Bogotá?
Por tanto esta investigación será abordada desde el construccionismo social, dado
que dicha estructura interpretativa afirma que los fenómenos sociales surgen del
contexto social y ambos se transforman conjuntamente de manera continua. En
este caso el fenómeno social es la socialización primaria la cual se transforma con
el cambio contextual de los sujetos (la madre) encargados de transmitir las normas
y patrones culturales propias de la conformación de la identidad primaria, lo que
conduce a la formulación de la pregunta central de investigación.
El estado del arte es un documento que nos permite conocer lo más innovador o
reciente, es decir, el estado del arte muestra los avances más importantes que se
han obtenido sobre un tema o arte en particular. Allí se encuentran entonces los
aportes teóricos más importantes producto de investigaciones previas, las cuales
luego de su revisión y lectura crítica argumentativa se relacionan con los procesos
de socialización, haciendo énfasis en la socialización primaria, lo cual permite y
apoya el desarrollo, sustentación y argumentación del actual proyecto de
investigación.
El objetivo del estado del arte se realiza con el fin de conocer el estado de
investigación y conocimiento de un tema específico, para obtener datos relevantes,
ampliar conocimientos, generar nuevas interpretaciones o posturas, identificar
vacíos y necesidades requeridas sobre un tema en particular. En este sentido la
búsqueda se realizó haciendo referencia a la socialización, sus transformaciones y
las consecuencias del ingreso de la mujer en el campo laboral. En la búsqueda e se
pudieron encontrar elementos acerca de la participación de la familia dentro de la
socialización y la crianza, las transformaciones de la familia a lo largo de la historia,
el contraste entre lo urbano y lo rural, la socialización en niños, niñas y
adolescentes desmovilizados y especialmente la socialización vista desde diferentes
ángulos teóricos.
Este estado del arte fue realizado tras una amplia revisión documental, lectura y
análisis crítico de veinticinco (25) referencias bibliografías, entre las cuales se
encuentra una tesina para obtener el título de licenciatura en psicología social,
reseñas y artículos. La selección de los textos se realizó mediante la búsqueda en
motores enfocados en trabajo social, por lo que una gran mayoría de las fuentes
son parte de la Revista de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Colombia
en sus diferentes ediciones.
La presentación del estado del arte se ordena bajo un criterio cronológico, con el
fin de poder diferenciar de manera más clara como se van transformando los
procesos de socialización en hogares de clase media en Bogotá, junto con el
cambio a las labores establecidas como pertenecientes al rol de la mujer dentro de
la unidad doméstica y dentro de la sociedad, lo que a su vez conlleva
consecuencias significativas dentro de la crianza.
La contribución de este ejercicio permitió la ubicación espacio temporal del tema
de interés de la investigadora, junto con el enriquecimiento teórico a cerca de los
aspectos que giran en torno a los procesos de socialización.
A su vez se entiende que el rol del padre también se modifica, por lo que se
configura así mismo dentro de la esfera privada complementariamente con su
participación en el ámbito público. El hombre pasa a asumir la paternidad en
participación mutua con la mujer de forma positiva y responsable en donde se
involucra la pareja en partes iguales dentro de la crianza y socialización de sus
hijos. Al mismo tiempo los hijos también se han convertido en cuidadores,
especialmente en hogares en los que el padre está ausente y los hermanos
mayores se hacen cargo de los menores.
Del mismo modo se tiene en cuenta que el contexto en el que se lleven a cabo los
procesos de crianza y socialización es fundamental en el proceso de su
internalización en el niño, esto debido a que por ejemplo en situaciones extremas
como la presencia de los menores en contextos de conflicto armado, orfandad o
violencia intrafamiliar se interfiere directa e indirectamente en la manera en que se
dará su ingreso a la sociedad.
Los roles establecidos en la familia por cada uno de sus miembros, especialmente
padre y madre, juegan un papel crucial en el proceso de socialización de los niños
y niñas. Frente a ello, a partir de la época del Siglo XX, las familias Colombianas, los
roles dentro de las mismas y su participación en la socialización ha ido cambiando.
María Himelda Ramírez (1998) informa que antes de los años 60 la vida cotidiana y
privada no era un asunto de interés general, por lo que no había sido muy
ahondado desde las disciplinas sociales. Es en esa época en la que empieza a surgir
el interés por la familia y es solo hasta la década del 80 cuando se empieza a
estudiar la jefatura femenina del hogar como un patrón cada vez más común en la
sociedad colombiana.
Lo anterior pone en manifiesto, según Puyana, una gran falencia frente al proceso
de socialización dado que el tiempo que los padres comparten con los hijos se
reduce considerablemente y en su defecto otros actores tales como; cuidadoras/es,
abuelas/os, nanas, instituciones educativas, jardines infantiles entre otros, entran a
suplir tales procesos y a realizar el acompañamiento en el proceso de socialización
de los menores.
A su vez Estrada afirma que la presencia del padre, a raíz del ingreso de la mujer en
el campo laboral, ha incrementado, es decir, poco a poco este se logra adentrar en
las labores del hogar y en el cuidado de los hijos con mayor dedicación,
entendiendo que las labores se realizan con miras a obtener un bienestar común.
Este fenómeno, no obstante, ocurre de manera reciente a mediados de los años 70
donde la participación del padre en la crianza comienza a darse de manera
nivelada con la de la madre tal como lo afirma Absalón Jiménez (2008).
Jiménez propone que “actualmente, no hay nada que un padre no pueda hacer por
sus hijos desde los cuidados más íntimos, hasta las tareas domésticas más bajas. El
padre actual es un compañero igual a la madre en la paternidad y está
comprometido hasta el cuello en la vida de sus hijos desde el primer suspiro de
estos hasta el último suyo”. (pág. 167)
Ahora bien, en aquellos momentos en que los padres responsables del menor se
encuentran laborando, hoy en día es común ver que los abuelos y los hijos
mayores se encarguen del cuidado de los mismos, esto se da en correspondencia a
la consanguinidad en donde el parentesco es un espacio que permite el “hacer,
vivir, sentir y pensar la vida social a través de los procesos de crianza y cuidado en
la primera infancia” (Marín & Palacio. 2015. Pág. 166)
Aquellos niños que se encuentran al cuidado de los abuelos cuando los padres
trabajan, se consideran que son “afortunados” dado que de acuerdo con Marin y
Palacio, los abuelos son considerados en el imaginario social como los segundos
padres, quienes brindan bastante amor, cariño y afecto a sus nietos, porque tratan
de ofrecerles condiciones mejores que las propias, de acuerdo a lo evidenciado en
el libro “la crianza y el cuidado en primera infancia”.
Cada vez es más común que por razones de salud o de mejor salario para la
mujer, es esta quien provee para el hogar, mientras que el hombre se
encarga de las labores domésticas, aunque en algunos casos el hombre
permanece en el hogar sin hacerse cargo de este.
Pese a llevarse las labores del hogar entre madre y padre de la forma más
igualitaria posible, Gutiérrez (1988) nos dice que, los índices de violencia familiar
hoy en día se acentúan en el ámbito económico ya que generalmente al hombre le
conflictua la idea de no ser considerado como la autoridad dentro del hogar por no
ser el único proveedor en esta, por tanto se presentan relaciones menos jerárquicas
a partir de esta transformación en las familias.
De acuerdo con Puyana, aquellos padres afirman que la variación del contexto en
el que se desarrolla la familia también hace parte de la forma en la que se ejecuta
la dinámica interna presentada como realidad social para los individuos. Es así
como se establecen las relaciones simbólicas dentro de la interacción con padre y
madre.
Las autoras Puyana y Mosquera (2005), nos dicen que se entiende la paternidad y
la maternidad como una representación social, en la que al hombre y la mujer se le
atribuyen roles acorde a su capacidad reproductiva y el manejo de la crianza, con el
fin de buscar el bienestar de sus hijos y las relaciones de poder. (Pág. 7)
Del lado positivo se encuentra según Gutiérrez (1998) que la mujer logra adquirir
mayor independencia al dedicar parte de su tiempo a la realización de un oficio
que le es remunerado o un estudio con miras a ejercer en el campo laboral, esto
proporciona beneficios a la familia a la hora de poder mejorar su nivel de vida en
cuanto a factores económicos, pero delega labores que no le son propias de su
edad a los niños, niñas y adolescentes afectando el proceso de socialización.
El fenómeno de los hijos cuidadores ocurre según Gutiérrez, en las familias que
poseen menores ingresos y aquellas cuya composición es monoparental ya que
son las que se encuentran afectadas en mayor cantidad dado que muchas veces les
es imposible contratar personal idóneo para el cuidado de las niñas y niños
teniendo que quedar solos en sus hogares y/o bajo el cuidado de los hermanos
mayores quienes no superan la mayoría de edad.
Por tanto como dice Micaela Chacón, Martha Rodríguez y María López (1993), por
un lapso, el afecto, cariño, amor y protección hacia los niños se ve afectado por la
salida de la mujer del hogar y la delegación del cuidado de los menores a otros
agentes, lo cual pone en manifiesto las afectaciones que esto produce en la vida
adulta perturbando la seguridad de los individuos junto con la toma de decisiones.
Por ello, a finales del Siglo XX se opta por recuperar y reconocer la importancia del
proceso de socialización en los individuos, se resalta la importancia del juego y la
delegación de tareas acordes a la edad de cada ser, la importancia del dialogo, el
cuestionamiento del castigo físico, la importancia del afecto, cariño, protección y
amor por parte de los padres o quien haga las veces de cuidadores de los menores,
en donde se puede encontrar la participación de hermanos mayores (Chacón,
Rodríguez y López, 1993),
A su vez Jiménez (2008) considera la infancia como la etapa que define la vida de
adultez de un individuo, es por esto que se busca generar ambientes agradables,
acogedores, amorosos en lo posible. Haciendo énfasis en la relación de la madre y
el padre o quien haga las veces de cuidador, para con sus hijos e hijas, o niños y
niñas a su cargo, con el fin de permitir la identificación de modelos de seguridad,
protección, autoridad y normas. Esto con miras a disminuir la generación de
inseguridades y traumas que puedan desencadenarse en años más adelante en los
niños, niñas o adolescentes.
Ahora bien, cabe notar que el contexto en que nazca, crezca y se relacione un
individuo entra a determinar su identidad y la forma en cómo percibe el mundo
social. Por ello Puyana y Mosquera (2005) hacen énfasis en la importancia de la
socialización y la presencia de la madre y el padre en este procesos, o de quien
haga sus veces, pero no se trata solo de criar o cuidar un niño, se trata de dar
afecto, comprensión, tiempo de calidad, acompañamiento y enseñanza desde que
nace hasta que está listo y dispuesto a independizarse y conformar su propia
familia.
De acuerdo a lo anterior, Estrada (2010) manifiesta que cada joven percibe su lugar
en la sociedad de manera diferente de acuerdo a su formación simbólica la cual se
encuentra atravesada por su lugar en la familia, y al mismo tiempo el lugar de su
familia en la sociedad.
En este sentido, Ligia Echeverri (1998) comenta que las familias de la capital
colombiana han afrontado cambios lo que les ha hecho inestables y
transformaciones en su papel productivo, en su composición y estructura por la
disminución de las tasas de fecundidad y mortalidad, en su papel reproductivo y la
conformación de las parejas, relaciones sin obligatoriedad matrimonial, parejas
homosexuales, tipologías, reunificación familiar, cambios en el espacio físico de la
vivienda entre otras. Esta inestabilidad se hace evidente ante la separación
frecuente de las familias como solución para los conflictos, lo que se convierte en el
generador de nuevos conflictos como “la separación de bienes, las obligaciones
alimentarias, la custodia de los hijos, la separación de cuerpos, etc.” (Echeverri.
1998. Pág. 52)
Hoy en día se busca retomar el concepto de familia estable, no sin antes reconocer
las diferentes tipologías que giran en torno a lo denominado familia en el siglo XXl.
En este sentido Jiménez (2008) menciona la familia como institución, y resalta la
manera en que esta se desarrolla y la importancia de la infancia dentro de la familia
moderna, ya que dentro de la familia se le socializaba y educaba y dicho rol era
complementado por las instituciones educativas y su proceso civilizatorio se
asociaba al “reconocimiento de su derecho a ser comprendidos y apreciados en su
carácter propio.” pág. 158
Puyana & Barreto (1994) por medio de la recopilación de historias de vida de varias
mujeres de sectores populares sobre su infancia, la cual se dio con el objetivo de
conocer las características particulares de sus procesos de socialización, concluyen
sobre la existencia de cambios drásticos en las prácticas socializadoras de las
mismas para con sus hijos. Es decir, mujeres cuya crianza estuvo basada en el
maltrato, trabajo infantil, explotación y demás, intentan dar mejores condiciones y
prácticas socializadoras con sus hijos, comprendiendo la importancia de
necesidades como; jugar, estudiar, dialogar, brindar afecto. (1994)
En esas historias de vida las mujeres ponen en manifiesto una vez más, la
importancia de la madre como agente principal de socialización para los niños y
niñas, aun cuando se da su inmersión en el campo laboral y la historia que le
antecede. De ahí evidencia el deseo a finales del siglo XX y comienzo del siglo XXl
por recuperar la importancia del proceso de socialización que involucra la familia
contemporánea el padre, madre, niñera, las instituciones o a quien haga las veces
de cuidador.
Si bien, es necesario enunciar que las experiencias que posea el individuo dentro
de su núcleo familiar conformarán su identidad, es preciso entender que estas se
pueden transformar de acuerdo a la relación que el individuo tenga con su
entorno. Ello permite a madres trabajadoras entender la importancia de intentar
estar presentes de alguna manera en los procesos de socialización de sus hijos, ya
que de la misma manera en que ellas fueron socializadas en su infancia y se
perciben rasgos negativos de ello hoy en día, ahora ellas tienen la función de
socializar e intentan hacerlo de la mejor manera.
Por tanto la autora Ligia Echeverry (1998) afirma que “solo se sabe que es mejor la
socialización por parte de instituciones cuando el niño se encuentra en una familia
conflictiva y violenta o si los agentes externos comparten valores con los de la
familia. Se sabe también que según estudios psicológicos la socialización dentro de
la familia genera mayor dependencia, mientras que la externa permite a los sujetos
mayores grados de autonomía.”
Frente a ello y con el fin de permitir que los procesos institucionales sean
complementados en el seno familiar, algunas autoras/es destacan la necesidad de
generar mejoras en las políticas públicas, las cuales permitan a las familias y los
cuidadores principales de los menores, tener tiempos de calidad con aras de
fortalecer el proceso de socialización de los mismos, lo cual contribuye de forma
positiva en la formación de los individuos y su desarrollo en la vida adulta.
(Ramírez, 1998. Puyana, 1992)
Para ello, Chacón, López & Rodríguez, en su libro “La familia y el orfelinato en la
socialización del niño: una comparación”, explican las diferencias en el desarrollo
físico, emocional, fisiológico y motriz del infante cuando el proceso de socialización
es llevado a cabo por un agente institucional diferente a la madre. Si bien es un
texto que refiere casos en los que la madre está ausente por completo, permite
evidenciar las trasformaciones que ocurren en la socialización cuando la madre y la
familia no son las encargadas y las consecuencias que ello conlleva en el niño y
más adelante en su vida adulta.
Las autoras antes mencionadas afirman que “de las experiencias que el niño tenga
en estos primeros años de vida, depende su capacidad de socializar, ya que como
lo afirma el psicoanálisis, las experiencias negativas quedan dentro del
subconsciente y afectan la interacción del individuo”( Chacón, López & Rodríguez,
1993. P, 3). Su investigación arrojó que los niños quienes se encuentran con
ausencia de sus padres –investigación realizada con los encargados y niños de
orfanatos- afectan aspectos de la conformación de la identidad que se gestan en el
proceso de socialización primaria y secundaria, especialmente en los primeros años
de vida. Adicional a ello, se logra inferir que la vida de adulta de aquellos niños que
se encuentran al cuidado de instituciones o agentes cuidadores diferentes a sus
padres por tiempos prolongados, se verán afectada por la manera en como se ha
dado la socialización para ellos, dado que su círculo de relación es muy sesgado y
tendrán dificultades a la hora de relacionarse con personas distintas a aquellas con
las que están acostumbrados a interactuar a diario.
Es importante tener en cuenta que esto depende del contexto, la clase social y
los recursos económicos de la familia, lo que define el sujeto o la institución a la
que se desplace el cuidado antes atribuido como responsabilidad de la madre y
que gracias a las transformaciones de la familia en la sociedad, también pasa a
ser rol del padre con quien ahora se comparten las responsabilidades.
Lo anterior con el fin de que el tiempo que los niños compartan en el seno
del hogar sea provechoso y se minoricen malas prácticas como el maltrato
infantil, la adultización del niño, la carencia de afecto, la imposibilidad del
libre desarrollo del niño, etc.
En este sentido es preciso indagar más a fondo sobre aquellos autores que
en sus escritos han tocado ya sea de manera superficial o que han
adentrado en entender la socialización como un proceso que se encuentra
sujeto a la transformación permanente.
Del mismo modo posturas que entienden el ingreso de la mujer dentro del
ámbito público como una de las principales causas para que la socialización
hoy en día no sea la misma de hace unos años atrás en donde el contexto
social tanto Bogotano como en general ha cambiado drásticamente en sus
distintas esferas.
A su vez todo esto me llama la atención de manera tan personal, ya que soy
madre de una niña de 4 años y en el momento no me encuentro trabajando,
pero dedico gran parte de mi tiempo a mi carrera lo que reduce los tiempos
que comparto con mi hija.
6.1 Socialización
Para ello, Puyana (1992) nos afirma que la socialización como un proceso que se da
a lo largo de la vida de los sujetos, es el proceso mediante el cual se da la
construcción continua del individuo, lo que permite su adaptación al entorno de
acuerdo a las normas que ya han sido establecidas y de esta manera favorecer la
construcción de su identidad, adquisición del lenguaje e integración a la cultura.
Para ello, el enfoque estructural cognoscitivo de acuerdo con Díaz (1998) considera
la socialización como “parte del desarrollo cognoscitivo y moral del individuo,
marcado por diferentes etapas secuenciales en las cuales el niño va
comprendiendo las normas del mundo adulto” (Pág. 13)
Según Piaget (1935) se requieren tres supuestos para hablar acerca del
comportamiento humano que son: el biológico, el social y el dialectico los cuales
ubican el niño como un sujeto participe de la socialización, con un rol determinado,
aunque aquí no se tienen en cuenta los contextos para dicho análisis.
Ahora bien, la Socialización trae consigo la distinción clara de dos procesos, siendo
estos socialización primaria y socialización secundaria. En estos dos procesos se
lleva a cabo la interacción entre el individuo socializado y el socializador. Allí se
logra la interiorización de las normas, reglas y demás a partir del análisis de
parámetros establecidos en la cultura por parte del individuo socializado con el fin
de transitar hacia la transformación de su realidad.
Por otra parte, en la “distorsión producida por los valores y creencias” (Ibíd. pág.
196) de los entes encargados de la socialización primaria, se pueden dar
estereotipos que tienden a generar marginamiento y discriminación de
determinadas poblaciones, en este caso se habla de aquellas mal llamadas
“improductivas”: la vejez y que generan relegación al ser reforzadas durante la
socialización secundaria.
6.2.2 Crianza
La crianza, según Myers (1994) es parte de las relaciones familiares donde los
padres poseen un rol importante en la formación de sus hijos. Es decir que esta
relación esta mediada por el poder, el afecto y la influencia.
Aguirre (2000) propone tres procesos psicosociales que involucra la crianza, estos
son: las prácticas, las pautas y las creencias.
De este modo Aguirre indica que las prácticas son las acciones, es decir
comportamientos intencionados y regulados “que se orientan a garantizar la
supervivencia del infante, a favorecer su crecimiento y desarrollo psicosocial, y a
facilitar el aprendizaje de conocimientos que permitan al niño reconocer e
interpretar el entorno que le rodea” (pág. 6).
Ahora bien, las pautas según Aguirre tienen que ver con el orden normativo que le
indica a los padres lo que se debe hacer frente a determinados comportamientos
de los niños, las cuales generalmente son restrictivas y poco flexibles, aunque se
pueden modificar en el tiempo.
Por último, las creencias son las justificaciones que dan los adultos respecto a su
accionar sobre sus hijos por lo que se convierten en el fundamento del proceso de
crianza. Según Aguirre “estas creencias permiten a los padres justificar su forma de
proceder la cual se legitima en tanto hacen parte del conjunto de creencias de la
sociedad” (pág. 16).
Acosta (2007) afirma que “el proceso de socialización sigue siendo para muchas
personas el único modelo en función del cual puede desarrollase el debate sobre la
crianza de los niños” (pág. 8).
Además de esto, afirma Ramírez que en el siglo XIX durante la Guerra de los Mil
Días en el contexto colombiano, se presenta una situación similar y a su vez la
mujer comienza a romper con los paradigmas de la iglesia católica que dictaban
patrones de comportamiento y le confinaban dentro del hogar.
A su vez el fortalecimiento del capitalismo en el siglo XX requiere la participación
de la mujer en el trabajo fabril, en donde como lo dice Barrancos (2008) se dividía
el trabajo según la “capacidades biológicas” que otorgaban la condición femenina
y masculina. En este sentido el hombre se desempeñaba en labores que implicaban
la fuerza y la mujer realizaba tareas que prolongaban su función dentro del hogar.
A su vez Gómez y Marti (2004) afirman que este fenómeno conlleva a la aparición
de nuevos conflictos familiares, ya que el hombre siente que va perdiendo el poder
dentro del hogar, el cual le era dado por ser el proveedor económico exclusivo,
razón por la que sometía a su esposa e hijos, pero que con la autonomía de la
mujer comienza a desaparecer. A su vez se generan nuevos hechos que
caracterizan la sociedad actual, Gómez y Marti los enuncian así:
Para este caso es pertinente contextualizar sobre las mujeres de hogares de clase
media, teniendo en cuenta que el concepto de clase media y la identidad con el
mismo surge a raíz de la “formación de conceptos de género y clase (entre otros)
que ayudaron a moldear las interpretaciones y la inteligibilidad de cambios
estructurales tales como la diversificación del mercado laboral, nuevas condiciones
socioeconómicas, nuevas condiciones de existencia social y, sobre todo, de la
creación antagónica entre el sector industrial y el sector de servicios.” (López. 2003.
Pág. 261)
En este sentido, según Román las personas encargadas del trabajo mental eran
considerados responsables, intelectuales, honestos, etc., mientras que el personal
de las fabricas se estigmatizaba como perezoso e irresponsable.
A su vez, afirma Román que trabajadores mentales eran vistos como sujetos
varoniles que hacían feliz a su familia, tenían una buena esposa y una parejita de
hijos; mientras que los obreros eran aquellos que “difícilmente podían llevar a cabo
las tareas de un hombre de verdad” (pág. 263)
7.1 Abordaje
7.3 Técnicas
a. Grupo focal
El grupo focal será la primera técnica a realizar la cual será llevada a cabo en 1 sola
sesión la cual se ejecutara al finalizar la reunión del programa de la SDIS “ámbito
familiar”, haciendo uso del mismo espacio, con un permiso que será solicitado con
anterioridad
b. Entrevista semiestructurada
c. Genograma
7.5 Cronograma
Apéndice 1
Para esta investigación se adoptaran las siguientes técnicas: grupo focal, entrevista
semiestructurada y genograma.
Apéndice 2
GRUPO FOCAL
Preguntas
¿Creen ustedes que por encontrarse en el ámbito laboral han descuidado la
crianza de sus hijos
¿deja sus hijos a cargo de instituciones u otros miembros de la familia?
¿quiénes?
¿Tienen una buena relación con sus hijos?
¿Podrían describir su infancia en una frase?
¿Creen que su infancia fue buena o mala?
¿ven reflejada su infancia en la de sus hijos?
Apéndice 3
ENTREVISTA SEMIESTRUCTURADA
Preguntas
¿Quién asumió su crianza?
Si pudiera volver a vivir su infancia, ¿Qué aspectos le gustaría que
fueran diferentes? ¿por qué?
¿Qué le gustaría cambiar en la crianza de sus hijos con respecto a la
suya?
¿piensa que esos aspectos negativos de su infancia se están replicando
de alguna manera en la de sus hijos?
¿se considera usted una buena madre?
¿El trabajo es un limitante para usted con respecto a “sentirse una
buena madre”?
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7. Chacón, Micaela- López, María & Rodríguez, Martha. “La familia y el
orfelinato en la socialización del niño: una comparación”. Universidad
Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa, 41 págs., México, 1993.
Capítulo 2 “Algunas teorías de la socialización”
8. Chacón, Micaela- López, María & Rodríguez, Martha. “La familia y el
orfelinato en la socialización del niño: una comparación”. Universidad
Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa, 41 págs., México, 1993.
Capítulo 3 “La familia y la institución social”
9. Chacón, Micaela- López, María & Rodríguez, Martha. “La familia y el
orfelinato en la socialización del niño: una comparación”. Universidad
Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa, 41 págs., México, 1993.
Capítulo 4 “La familia consanguínea”
10. Chacón, Micaela- López, María & Rodríguez, Martha. “La familia y el
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Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa, 41 págs., México, 1993.
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