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Introducción

Quién no ha escuchado siquiera por casualidad alguna obra de Ludwig van Beethoven.
Es
que la fama del compositor sigue presente en nuestros tiempos, aunque quizá de
manera indirecta
pero, Beethoven sigue siendo reconocido por sus obras. La novena sinfonía por
ejemplo ya desde
el 2003 está inscrita por la UNESCO como Memorias de la Humanidad, es por ello la
importancia de retro alimentar en este tiempo a los jóvenes sobre la vida de este
gran compositor,
que no solo creó una nueva forma de hacer música, también nos heredó su estilo de
vida libre de
la opresión de aquellos que dominaban con el dinero el mundo. Hizo valer su música
con esa
actitud rebelde, pensó en la muerte en un momento de depresión, no lo hizo, de lo
contrario hoy
no conoceríamos más que dos sinfonías de él, pero no fue así, después que redactara
el famoso
“Testamento de Heiligenstadt” donde confesaba el inicio de su sordera y otras
enfermedades que
lo aquejaban, no se dio por vencido. Tuvo un impulso creativo para componer su
tercera
sinfonía, una de las más importantes en el mundo; que marcará el nacimiento del
romanticismo.
Nuestra generación necesita aprender a quejarse menos y ponerse a hacer algo con lo
que tiene,
porque ni nuestras vidas ni la sociedad están peor que las de Beethoven en su
tiempo, con un
padre alcohólico y la pobreza en la que vivía hacía que se burlasen de él por la
ropa que traía.
Supo enfrentarse a un mundo opresor donde todos eran sirvientes y los músicos eran
piezas de
entretenimiento para los aristócratas. Necesitamos en nuestros jóvenes esa misma
actitud de
rebeldía, que hace frente a sus problemas y no huye de ellas ni culpa a los demás
por lo que no
puede tener o puede ser. En ese sentido la vida de Beethoven y su música
representan el cambio
positivo frente a las adversidades, ese cambio que derriban muros en nuestras
mentes que no nos
permiten avanzar, el no puedo, el no tengo, no soy capaz, etc., estos muros no son
tan distintos
como aquel muro de Berlín que cayó con las melodías de su novena sinfonía, su
música y su vida
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representarán al pueblo, las clases menos favorecidas pero que están sosteniendo
con su trabajo a
este país.
Los tiempos han cambiado y con ella la forma de hacer y vender música, el
surgimiento
de la música popular y su pronta degeneración es evidente por cualquier medio de
comunicación,
“(…) todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor (…)”
diría un tango
argentino llamado “Cambalache”. Al parecer la música de hoy solo sirve para escapar
del
aburrimiento, porque estamos cansados de la rutina, del trabajo, de nuestros
problemas y por ello
necesitamos distraernos mirando hacia otro lado y ser indiferentes con la realidad
que nos cuesta
enfrentar, para entregarnos a esa cultura que a banalizado la música para su
diversión, en ese
sentido creo que no sólo para los jóvenes es importante recordar la vida de
Beethoven, también
para los adultos.
Todo ser humano llega a una edad en el que las fuerzas se van, la mente no es la
misma y
cuesta cada vez más ser independiente, pero la pregunta para ellos es ¿al mirar
hacia atrás, que
ven? ¿Podemos hacer algo todavía? Qué responderemos al llegar a esa etapa de
nuestras vidas, si
hicimos algo significativo, quizá no para el mundo pero sí para nuestras familias.
La música de
Beethoven por muchos años siguió siendo importante para el mundo, porque también
simboliza
la hermandad, la paz y la libertad. Beethoven nos dejó lo mejor que tenía, en ese
sentido en el
que un día nos tocará dejar algo para los que se quedan, será la vida y música de
Beethoven otra
vez acompañando en sus melodías ese mismo espíritu de lucha que tuviste para sacar
adelante a
tu familia, para ser profesional, etc.
A veces necesitamos tener razones fuertes para que ese impulso creativo surja y de
esa
forma poder hacerle frente a la adversidad. Es la vida y obra de Beethoven tan
importante como
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otras, que merece ser recordada, imitando su entrega total, la entrega cuando algo
nos apasiona y
queremos ver un cambio en nuestras vidas. Recordar a Beethoven puede ayudarnos a
despertar
del trance que nos deja tanta distracción que solo está orientada hacia la búsqueda
del placer. El
presente trabajo tiene en esencia esa finalidad, motivarnos a través de la vida de
Beethoven y
entender en sus obras la importancia del no renunciar y entregarse apasionadamente
a aquello
que se ama en verdad.
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Capítulo I: El Clasicismo Musical
1.1 Antecedentes Históricos del Clasicismo Musical.
Esta época está comprendida más o menos entre (1750 -1820) se puede decir que
comienza con la muerte de Johann Sebastian Bach y termina con la muerte Ludwig van
Beethoven. A partir del clasicismo musical surgen varias características
importantes en la
música, una osada experimentación con los altos y los bajos que enriquecieron sin
duda la
música como ya se conocía, quedaron como moldes para las futuras generaciones sus,
óperas,
conciertos, sonatas, cuartetos y sinfonías.
En la historia de la música se suele hablar de un período Clásico centrado en los
logros de
los maestros de la Escuela Vienesa: Haydn (1732-1809), Mozart (1756-1791) y
Beethoven
(1770-1827). Ellos exploraron al máximo las posibilidades del sistema de la
tonalidad
mayor/menor; perfeccionaron el ciclo sonata, una forma de música instrumental pura
a gran
escala que les permitió movilizar aquellas posibilidades en todo su potencial,
logrando aplicarla
de manera efectiva a los diversos géneros, inclusive los vocales. (Aizenberg &
Restiffo, 2010, p.
123).
El término clasicismo no puede ser aplicado del todo a los compositores y sus
ideas, este
término clasicismo musical está fundamentada en sus obras, en los periodos
anteriores la música
instrumental estaba subordinada a la música vocal, pero ya hace décadas anteriores
al clasicismo
la música instrumental había comenzado un camino independiente de la música vocal,
como
aquellas que acompañaban a la danza, de ese modo las composiciones tenían una mayor
expresividad en otros tonos, se veían de una forma vertical; es decir que se prestó
mayor
atención a los sonidos bajos y altos, no sólo al sistema lineal donde los
instrumentos se regulaban
con los rangos vocales.

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