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CLASE 9
DELITO DE EXTORSION
1. TIPO PENAL
El delito de extorsión, que aparece en el sistema jurídico penal nacional combinado
con la figura del secuestro extorsivo, se tipifica en el artículo 200 del Código Penal.
Tal como aparece regulado, tiene características ambivalentes: está constituido por
un ataque a la libertad personal con la finalidad de obtener una ventaja indebida.
Estas características aparecen vinculadas al punto que el delito de extorsión puede
ser definido como el resultado complejo de dos tipos simples: es un atentado a la
propiedad cometido mediante el ataque o lesión a la libertad personal.
El texto original del delito de extorsión ha sido objeto de varias modificaciones por
parte del legislador motivadas por la aparente finalidad de tranquilizar a la opinión
pública ante el incremento de actos delictivos de este tipo en las grandes ciudades.
En efecto, con el Decreto Legislativo N.° 896, del 24 de mayo de 1998, sufrió la
primera modificación. Luego el artículo 1 de la Ley N° 27472, publicada el 5 de junio
del 2001, volvió a modificar la estructura del delito de extorsión. Posteriormente te,
el artículo único de la Ley N.28353, del 6 de octubre del 2004, modificó también la
estructura de este delito. Dos años después sufrió otra modificatoria por la Ley
N°28760, del 14 de junio del 2006. En la creencia errónea que la modificación de la
ley penal sirve para poner freno a la comisión del delito de extorsión, un año
después, el legislador volvió a reformar este artículo mediante el Decreto Legislativo
N.° 982, del 22 de julio del 2007.
2. TIPICIDAD OBJETIVA
La primera parte del artículo 200 del Código Penal recoge el delito de extorsión
genérico o básico, el mismo que se configura cuando el agente, actor o sujeto
activo, haciendo uso de la violencia o amenaza, obliga a esta o a otra a entregarle o
entregar a un tercero, una indebida ventaja patrimonial o de cualquier otro tipo. El
último supuesto, por ejemplo, se configura cuando el agente busca conseguir un
puesto de trabajo o efectuar un acto de placer a favor del agente, etc.
2.2. Violencia
La violencia, conocida también como vis absoluta, vis corporalis o vis phisica,
está representada por la fuerza material que actúa sobre el cuerpo de la
víctima para obligarla a efectuar un desprendimiento económico contrario a su
voluntad.
Consiste en una energía física ejercida por el autor sobre la víctima que bien
puede ser un particular o el(los) representante(s) de una institución pública o
privada. El autor o agente recurre al despliegue de una energía física para
vencer con ella, por su poder material, la voluntad opuesta de la víctima. En
este caso, debe tener la eficacia suficiente para lograr que el sujeto pasivo
realice el desprendimiento patrimonial y haga entrega al agente o, en su caso,
realice algún acto o conducta de cualquier tipo que en la realidad represente
una ventaja indebida para aquel.
La violencia se traduce en actos materiales sobre la víctima (golpes, coger
violentamente y torcerle las extremidades, etc.) tendientes a vencer su
voluntad contraria a las intenciones del agente.
2.3. Amenaza
Consiste en el anuncio de un mal o perjuicio inminente para la víctima, cuya
finalidad es intimidarlo. No es necesario que la amenaza sea invencible, sino
meramente inca o eficaz. La intimidación es una violencia psicológica. Su
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Esta puede ser solo patrimonial, como indica el numeral 200 antes de su
modificatoria “o también de cualquier otra índole”, como indica el actual tipo
penal a consecuencia del agregado que hizo la modificatoria introducida por el
Decreto Legislativo N.° 896, emitido por el gobierno de la década del noventa.
Si bien el legislador nacional por Ley N.° 27472, del 5 de junio del 2001,
modificó el artículo 200 del Código Penal, rebajando los márgenes de la pena
privativa de la libertad y eliminando la pena de cadena perpetua para este
delito, en forma lamentable dejó intacto el contenido del tipo básico. Igual ha
sucedido con la Ley N.° 28353, del 6 de octubre del 2004, y con el Decreto
Legislativo N.° 982, del 22 de julio del 2007.
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4. TIPICIDAD SUBJETIVA
Tanto el tipo básico como las agravantes se configuran a título de dolo; no cabe la
comisión culposa o imprudente. Es decir, el agente actúa conociendo que se hace
uso de la violencia o la amenaza o manteniendo de rehén a una persona para
obtener una ventaja cualquiera sin tener derecho a ella, sin embargo, pese a tal
conocimiento, voluntariamente desarrolla la conducta extorsiva.
5. CIRCUNSTANCIAS AGRAVANTES
Las circunstancias que agravan o aumentan el desvalor de la con conducta delictiva
de extorsión, por disposición del Decreto Legislativo N.° 982, aparecen previstas en
el quinto, sexto, sétimo y octavo párrafo del artículo 200 del Código Penal, las
mismas que por su naturaleza y forma de configurarse pueden clasificarse en los
siguientes grupos:
servidor público con efectos penales tendremos que recurrir a lo pre visto en
el artículo 425 del Código Penal. A una persona se le considera funcionario
o servidor público desde su nombramiento en calidad de titular o provisional
o desde el momento en que comienza a trabajar para el Estado por medio
de un contrato.
c. El rehén adolece de enfermedad grave.
Se configura cuando el agente secuestra o priva de su libertad ambulatoria a
una persona que adolece de alguna enfermedad grave con la finalidad de
hacer que personas estrechamente vinculadas a ella le entreguen cualquier
ventaja indebida a cambio de dejarlo libre.
La enfermedad es una alteración más o menos grave de la salud de una
persona. La enfermedad que sufre la víctima puede ser tanto de carácter
físico como mental, pero con una intensidad suficiente que la autoridad
jurisdiccional podrá apreciar en cada caso particular.
d. El rehén es discapacitado y el agente aprovecha esta circunstancia.
Se configura cuando el agente secuestra o priva de su libertad ambulatoria a
una persona que sufre de incapacidad con la finalidad de hacer que
personas estrechamente vinculadas a ella le entreguen cualquier ventaja
indebida a cambio de dejarlo libre. El agente, aparte de conocer la situación
de discapacidad del agraviado, debe dolosamente aprovechar esa especial
circunstancia para perfeccionar su delito.
Bien se sabe que la persona con discapacidad es aquella que tiene una o
más deficiencias evidenciadas con la pérdida significativa de alguna algunas
de sus funciones físicas, mentales o sensoriales, que impliquen o la
disminución o ausencia de la capacidad para realizar una actividad dentro
de formas o márgenes considerados normales, limitándola en el desempeño
de un rol, función o ejercicio de actividades y oportunidades para participar
equitativamente dentro de la sociedad.
e. El rehén es mayor de 70 años.
El delito de extorsión se agrava cuando el agente, para lograr su objetivo,
coge y mantiene de rehén a una persona mayor de setenta años, sea mujer
o varón. Se busca proteger la integridad física y afectiva de los ancianos,
quienes son más susceptibles a cualquier daño de su personalidad a con
secuencia de sufrir un secuestro y pasar a la condición de rehén.
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menor incluso hasta puede ser con su voluntad, sin embargo, por el solo
hecho de hacerlo participar en el hecho punible de extorsión, los agentes
serán sancionados por el delito de extorsión agravado. Actualmente, de
verificarse esta circunstancia agravante, de conformidad con la modificación
efectuada por la Ley N.° 30076, el autor será merecedor de la pena
intemporal de cadena perpetua.
6. ANTIJURIDICIDAD
La conducta típica objetiva y subjetivamente de extorsión será antijurídica siempre y
cuando no concurra alguna causa de justificación regulada en el artículo 20 del
Código Penal. Incluso, del mismo contenido del tipo penal se advierte que para estar
ante una conducta de extorsión antijurídica la ventaja exigida por el agente deberá
ser indebida, esto es, el agente no tendrá derecho legítimo para exigir. Caso
contrario, si se verifica que el agente tuvo derecho a esa ventaja (por ejemplo, que
el obligado se resistía a entregar), quizá estaremos ante una conducta típica de
extorsión, pero no antijurídica.
7. CULPABILIDAD
Una vez verificado que en la conducta típica de extorsión no concurre alguna causa
de justificación, corresponderá al operador jurídico verificar si el agente es
imputable, si al momento de cometer el delito pudo actuar de diferente manera
evitando de ese modo la comisión del delito y si, al momento de actuar, conocía la
antijuricidad de su conducta. Si la respuesta es positiva a todas estas interrogantes,
sin duda, se atribuirá aquella conducta al o a los agentes. En caso que se verifique
que el agente no conocía o no pudo conocer que su conducta era antijurídica, es
decir, contraria a derecho, a concurrir, por ejemplo, un error de prohibición, la
conducta típica y antijurídica de extorsión no será atribuible al agente.
8. TENTATIVA Y CONSUMACIÓN
El delito de extorsión, en su nivel básico, así como en su nivel agravado, se
constituye en hecho punible complejo y de resultado. En este sentido, nada se
opone a que el desarrollo de la conducta se quede en grado de tentativa.
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9. COAUTORÍA
Se consideran coautores a todos aquellos sujetos que forman parte en la ejecución
del hecho punible, en codominio del hecho (dominio funcional del hecho). El artículo
23 del Código Penal se refiere a la coautoría con la frase: “los que lo cometen
conjuntamente”.
10. PARTICIPACIÓN
Lo expuesto de ningún modo deja sin aplicación las reglas de la participación
previstas en el artículo 25 del Código Penal. Se entiende por participación la
cooperación o contribución dolosa a otro en la realización de un hecho punible. El
cómplice o participe se limita a favorecer en la realización de un hecho ajeno. Los
partícipes no tienen el dominio del hecho, ello lo diferencia totalmente de las
categorías de autoría y coautoría. Según el grado de contribución del cómplice, la
participación se divide en dos clases:
Primero, la complicidad primaria que se configura cuando la contribución del
participe es necesaria o imprescindible, es decir, cuando sin ella no se hubiera
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En efecto, en la ejecutoria del 7 de mayo del 2004, se sostiene: “el delito perpetrado
es el de extorsión, en su modalidad de secuestro extorsivo, y no es de secuestro,
toda vez que se mantuvo como rehén al menor hijo de la agraviada a fin de obligarla
a otorgar un rescate; esto es, una ventaja económica indebida para liberar al
retenido, de suerte que el sujeto pasivo del delito es el titular del patrimonio atacado,
el secuestrado es el sujeto pasivo de la acción que precisamente es la finalidad
perseguida por el sujeto activo, lo que distingue secuestros de la extorsión en la
modalidad de secuestro extorsivo, pues en este segundo supuesto la privación de
libertad es un medio para la exigencia de una ventaja económica indebida, de un
rescate, que es un caso especial de un propósito lucrativo genérico, lo que está
ausente en el secuestro”.
Segundo, la parte final del tercer párrafo, artículo 200 del CP no responde al menor
análisis y rompe todos los parámetros de un derecho penal mínimo y garantista,
pues como cajón de sastre se prevé que igual se configura el delito si la acción del
agente tiene por objeto obtener de las autoridades alguna ventaja de cualquier otra
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índole con esta forma de legislar se concluye que así la exigencia de los
protestantes es debida y, por tanto, legítima, igual se configura el delito.
13. PENALIDAD
Si el caso está tipificado en el tipo básico del artículo 200, el agente será reprimido
con pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor de quince años.
La misma pena se aplica al que, con la finalidad de contribuir a la comisión del delito
de extorsión, suministra información que haya conocido por razón o con ocasión de
sus funciones, cargo u oficio o proporciona deliberadamente los medios para la
perpetración del delito. En caso que los hechos se tipifican como extorsión especial,
d agente será sancionado con pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor
de diez años.
Si el agente para lograr su objetivo mantiene de rehén a una persona, la Pena será
no menor de veinte ni mayor de treinta años. Si se configuran las agravantes
previstas en el sétimo párrafo, el agente será merecedor de una pena privativa de
libertad no menor de treinta años. Finalmente, de verificarse las agravantes del
último párrafo del artículo 200, la pena será de cadena perpetua.
Si, por el contrario, en un caso concreto se llega a determinar que desde el inicio el
agente actuó sabiendo y queriendo la muerte o lesionar en forma grave a la víctima,
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no estaremos ante la agravante, sino ante un concurso real de delitos, esto es, se
configurará el delito de asesinato o lesiones graves y el delito de extorsión simple.
Originando que, al momento de imponer la pena al autor o autores, se le aplicará la
pena que resulte de la sumatoria de las penas privativas de libertad que fije el juez
para cada uno de los delitos hasta un máximo del doble de la pena del delito más
grave, pero nunca más de 35 años, según la regla prevista en el numeral 50 del
Código Penal, modificado por Ley N 28730, del 13 de mayo del 2006.