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SEPARATA DE DERECHO PENAL III

CLASE 9
DELITO DE EXTORSION

1. TIPO PENAL
El delito de extorsión, que aparece en el sistema jurídico penal nacional combinado
con la figura del secuestro extorsivo, se tipifica en el artículo 200 del Código Penal.
Tal como aparece regulado, tiene características ambivalentes: está constituido por
un ataque a la libertad personal con la finalidad de obtener una ventaja indebida.
Estas características aparecen vinculadas al punto que el delito de extorsión puede
ser definido como el resultado complejo de dos tipos simples: es un atentado a la
propiedad cometido mediante el ataque o lesión a la libertad personal.

El texto original del delito de extorsión ha sido objeto de varias modificaciones por
parte del legislador motivadas por la aparente finalidad de tranquilizar a la opinión
pública ante el incremento de actos delictivos de este tipo en las grandes ciudades.
En efecto, con el Decreto Legislativo N.° 896, del 24 de mayo de 1998, sufrió la
primera modificación. Luego el artículo 1 de la Ley N° 27472, publicada el 5 de junio
del 2001, volvió a modificar la estructura del delito de extorsión. Posteriormente te,
el artículo único de la Ley N.28353, del 6 de octubre del 2004, modificó también la
estructura de este delito. Dos años después sufrió otra modificatoria por la Ley
N°28760, del 14 de junio del 2006. En la creencia errónea que la modificación de la
ley penal sirve para poner freno a la comisión del delito de extorsión, un año
después, el legislador volvió a reformar este artículo mediante el Decreto Legislativo
N.° 982, del 22 de julio del 2007.

Luego, seguramente con la misma creencia de las modificaciones anteriores, el


legislador por la Ley N.30076, de agosto del 2013, ha vuelto a modificar el contenido
de la fórmula legislativa del artículo 200 del Código Penal. Finalmente, por el
Decreto Legislativo Nº 1237, de septiembre del 2015, se ha vuelto a modificar el tipo
penal 200, el mismo que tiene el siguiente contenido:
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El que mediante violencia o amenaza obliga a una persona o a una institución


pública o privada a otorgar al agente o a un tercero una ventaja económica indebida
u otra ventaja de cualquier otra índole, será reprimido con pena privativa de libertad
no menor de diez ni mayor de quince años.
La misma pena se aplica al que con la finalidad de contribuir a la comisión del delito
de extorsión, suministra información que haya conocido por razón o con ocasión de
sus funciones, cargo u oficio o proporciona deliberadamente los medios para la
perpetración del delito.
El que, mediante violencia o amenaza, tomas locales, obstaculiza vías de
comunicación o impide el libre tránsito de la ciudadanía o perturba el normal
funcionamiento de los servicios públicos o la ejecución de obras legalmente
autorizadas, con el objeto de obtener de las autoridades cualquier beneficio o
ventaja económica indebida u otra ventaja de cualquier otra índole, será sancionado
con pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de diez años. El
funcionario público con poder de decisión o el que desempeña cargo de confianza o
de dirección que, contraviniendo lo establecido en el artículo 42 de la Constitución
Política del Perú, participe en una huelga con el objeto de obtener para sí o para
terceros cualquier beneficio o ventaja económica indebida u otra ventaja de
cualquier otra índole, será sancionado con inhabilitación conforme a los incisos 1 y 2
del artículo 36 del Código Penal.
La pena será no menor de quince ni mayor de veinticinco años e inhabilitación
conforme a los numerales 4 y 6 del artículo 36, si la violencia o amenaza es
cometida:
a) Mano armada, o utilizando artefactos explosivos incendiarios.
b) Participando dos o más personas; o,
c) Contra el propietario, responsable o contratista de la ejecución de una obra
de construcción civil pública o privada, o de cualquier modo, impidiendo,
perturbando, atentado o afectando la ejecución de la misma.
d) Aprovechando su condición de integrante de un sindicato de construcción
civil.
e) Simulando ser trabajador de construcción civil.
Si el agente con la finalidad de obtener una ventaja económica indebida o de
cualquier otra índole, mantiene en rehén a una persona, la pena será no menor de
veinte ni mayor de treinta años.
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La pena será privativa de libertad no menor de treinta años, cuando en el supuesto


previsto en el párrafo anterior:
a) Dura más de veinticuatro horas.
b) Se emplea crueldad contra el rehén.
c) El agraviado ejerce función pública o privada o es representante diplomático.
d) El rehén adolece de enfermedad grave.
e) Es cometido por dos o más personas.
f) Se causa lesiones leves a la víctima.
La pena prevista en el párrafo anterior se impone al agente que, para conseguir sus
cometidos extorsivos, usa armas de fuego o artefactos explosivos.
La pena será de cadena perpetua cuando:
a) El rehén es menor de edad o mayor de setenta años.
b) El rehén es persona con discapacidad y el agente se aprovecha de esta
circunstancia.
c) Si la víctima resulta con lesiones graves o muere durante o como
consecuencia de dicho acto.
d) El agente se vale de menores de edad.

2. TIPICIDAD OBJETIVA
La primera parte del artículo 200 del Código Penal recoge el delito de extorsión
genérico o básico, el mismo que se configura cuando el agente, actor o sujeto
activo, haciendo uso de la violencia o amenaza, obliga a esta o a otra a entregarle o
entregar a un tercero, una indebida ventaja patrimonial o de cualquier otro tipo. El
último supuesto, por ejemplo, se configura cuando el agente busca conseguir un
puesto de trabajo o efectuar un acto de placer a favor del agente, etc.

Aquí es necesario poner en evidencia que el medio típico de mantener a una


persona en calidad de rehén para obligar a otra a entregar una ventaja indebida que
antes del Decreto Legislativo N.° 982, del 22 de julio del 2007, formaba parte del tipo
básico del delito de extorsión, luego de la vigencia del citado instrumento legal, este
medio típico no forma parte más del tipo básico y más bien con buen criterio el
legislador lo ha regulado en forma independiente en el párrafo sexto del artículo 200
como agravante que luego analizaremos del delito en hermenéutica jurídica.
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2.1. Obligar a otro o a un tercero


El verbo rector de esta conducta delictiva lo constituye a término “obligar”,
verbo que para efectos del análisis se entiende como forzar, imponer,
compeler, constreñir o someter a determinada persona, institución pública o
privada (se entiende sus representantes) a otorgar algo en contra de su
voluntad. En la extorsión, el sujeto activo, en su directo beneficio o de un
tercero, haciendo uso de los medios típicos indicados claramente en el tipo
penal como son la violencia o amenaza compele, impone o somete al sujeto
pasivo a realizar una conducta de entregar un beneficio cualquiera en contra
de su voluntad. Le compele a realizar una conducta que normal y
espontáneamente no lo haría.

2.2. Violencia
La violencia, conocida también como vis absoluta, vis corporalis o vis phisica,
está representada por la fuerza material que actúa sobre el cuerpo de la
víctima para obligarla a efectuar un desprendimiento económico contrario a su
voluntad.

Consiste en una energía física ejercida por el autor sobre la víctima que bien
puede ser un particular o el(los) representante(s) de una institución pública o
privada. El autor o agente recurre al despliegue de una energía física para
vencer con ella, por su poder material, la voluntad opuesta de la víctima. En
este caso, debe tener la eficacia suficiente para lograr que el sujeto pasivo
realice el desprendimiento patrimonial y haga entrega al agente o, en su caso,
realice algún acto o conducta de cualquier tipo que en la realidad represente
una ventaja indebida para aquel.
La violencia se traduce en actos materiales sobre la víctima (golpes, coger
violentamente y torcerle las extremidades, etc.) tendientes a vencer su
voluntad contraria a las intenciones del agente.

2.3. Amenaza
Consiste en el anuncio de un mal o perjuicio inminente para la víctima, cuya
finalidad es intimidarlo. No es necesario que la amenaza sea invencible, sino
meramente inca o eficaz. La intimidación es una violencia psicológica. Su
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instrumento no es d despliegue de una energía física sobre el sujeto pasivo,


sino el anuncio de un mal. La amenaza o promesa directa de un mal futuro,
puede hacerse por escrito, en forma oral o por cualquier acto que lo signifique.
El mal a sufrir de inmediato o inmediatamente puede constituirse en el daño de
algún interés de la víctima que le importa resguardar, como su propia persona,
su honor, sus bienes, secretos o personas ligadas por afecto, etc.

2.4. Finalidad de la violencia o la amenaza


Violencia o amenaza a una persona particular o representante de una
institución pública o privada se asemejan en tanto que resultan ser medios de
coacción dirigidos a restringir o negar la voluntad de la víctima. Pero mientras
la violencia origina siempre un perjuicio presente e implica el empleo de una
energía física sobre el cuerpo de la víctima, la amenaza se constituye en un
anuncio de ocasionar un mal futuro cierto.

2.5. Objetivo del sujeto activo: lograr una ventaja


El elemento característico del delito de extorsión lo constituye el fin, objetivo o
finalidad que persigue el agente al desarrollar su conducta ya sea haciendo
uso de la violencia o amenaza. De la lectura del tipo penal, se desprende que
la conducta del agente o actor debe estar dirigida firmemente a obligar que la
víctima le entregue una ventaja indebida.

Esta puede ser solo patrimonial, como indica el numeral 200 antes de su
modificatoria “o también de cualquier otra índole”, como indica el actual tipo
penal a consecuencia del agregado que hizo la modificatoria introducida por el
Decreto Legislativo N.° 896, emitido por el gobierno de la década del noventa.
Si bien el legislador nacional por Ley N.° 27472, del 5 de junio del 2001,
modificó el artículo 200 del Código Penal, rebajando los márgenes de la pena
privativa de la libertad y eliminando la pena de cadena perpetua para este
delito, en forma lamentable dejó intacto el contenido del tipo básico. Igual ha
sucedido con la Ley N.° 28353, del 6 de octubre del 2004, y con el Decreto
Legislativo N.° 982, del 22 de julio del 2007.
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2.6. Ventaja indebida


Otro elemento objetivo del delito de extorsión lo constituye la circunstancia que
la ventaja obtenida por el agente debe ser indebida, es decir, el agente no
debe tener derecho a obtener. Caso contrario, si en un caso concreto se
verifica que el agente tenía derecho a esa ventaja, la extorsión no aparece.

No existe extorsión genérica cuando el agente sí tiene derecho a la ventaja


patrimonial (ausencia de lo que constituye el delito-fin en la extorsión), siendo
su conducta tan solo punible a título de coacción, o de lesiones como resultado
a que diere lugar la manera arbitraria de exigirle al obligado su cumplimiento
(presencia tan solo de lo que conformaría el delito-medio en la extorsión), Por
ejemplo, no se configura el delito de extorsión cuando Pedro García amenaza
con ocasionar un mal futuro cierto a Lucho Manco con la finalidad de hacer que
el padre de este, le pague los 50 000 soles que le debe desde hace dos años.

2.7. Bien jurídico protegido


Con la modificación efectuada vía el Decreto Legislativo N.° 896 al contenido
del original artículo 200 del CP, y que se mantiene con el Decreto Legislativo
N.° 982, del 22 de julio del 2007, es indudable victima la realización de un acto
de disposición patrimonial, en tanto que, en la misma línea de interpretación, la
segunda ejecutoria expone que el delito de extorsión es de naturaleza
pluriofensiva, por atentar contra bienes jurídicos diversos como la libertad,
integridad física y psíquica de las personas, así como el patrimonio, siendo
este último el bien jurídico relevante.

En este aspecto, al parecer la jurisprudencia nacional se ha quedado


petrificada en la interpretación del texto original del artículo 200 del CP. No se
ha innovado. Actualmente, como ha quedado expuesto, con la modificación
efectuada por el Decreto Legislativo N.° 896 al citado tipo penal y que el
Decreto Legislativo N.° 982 no cambia, la cuestión es diferente.
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2.8. Sujeto activo


El sujeto activo, agente o actor puede ser cualquier persona. El tipo penal no
exige alguna condición o cualidad especial que deba concurrir en aquel. Es un
delito común o de dominio.

2.9. Sujeto pasivo


La víctima o el sujeto pasivo de la violencia o amenaza con la finalidad de
conseguir una ventaja patrimonial o de otra naturaleza puede ser cualquier
persona natural, ya sea como particular o como representante de una
institución pública o privada según la modificación introducida por el legislador
por el Decreto Legislativo N.°982, del 22 de julio del 2007.

En ciertos comportamientos concurrirá un solo sujeto pasivo, en tanto que en


otros necesariamente concurrirán dos víctimas: el que es objeto de la violencia
o la amenaza y cl obligado a entregar u otorgar la ventaja exigida por el agente
que muy bien puede ser otra persona particular o la institución pública o
privada. En este último caso, la persona jurídica se convierte en sujeto pasivo,
debido a que será ella la que entregará la ventaja indebida que solicita el
extorsionador.

3. COMPORTAMIENTOS QUE CONFIGURAN EXTORSIÓN


De a estructura del actual artículo 200 del CP se desprende que el delito de
extorsión, en su nivel básico, puede ser cometido perfeccionado hasta por cuatro
conductas o comportamientos diferentes que por sí solos perfectamente configuran
el delito en hermenéutica jurídica. Así tenemos:

a. Cuando el agente, haciendo uso de la violencia, le obliga al sujeto pasivo a


otorgar una ventaja (económica o de cualquier otra índole) indebida.
b. Cuando el agente, por medio de la violencia, obliga al sujeto pasivo a
entregar a un tercero una ventaja (económica o de cualquier otra índole)
indebida.
c. Cuando el agente, haciendo uso de la amenaza, le obliga al sujeto pasivo a
entregarle una ventaja (económica o de cualquier otra índole) indebida.
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d. Cuando el agente, mediante amenaza, obliga al sujeto pasivo a entregar a


un tercero una ventaja (económica o de cualquier otra índole) no debida.

4. TIPICIDAD SUBJETIVA
Tanto el tipo básico como las agravantes se configuran a título de dolo; no cabe la
comisión culposa o imprudente. Es decir, el agente actúa conociendo que se hace
uso de la violencia o la amenaza o manteniendo de rehén a una persona para
obtener una ventaja cualquiera sin tener derecho a ella, sin embargo, pese a tal
conocimiento, voluntariamente desarrolla la conducta extorsiva.

5. CIRCUNSTANCIAS AGRAVANTES
Las circunstancias que agravan o aumentan el desvalor de la con conducta delictiva
de extorsión, por disposición del Decreto Legislativo N.° 982, aparecen previstas en
el quinto, sexto, sétimo y octavo párrafo del artículo 200 del Código Penal, las
mismas que por su naturaleza y forma de configurarse pueden clasificarse en los
siguientes grupos:

5.1 Agravante por el tiempo de duración del secuestro


a. Mantener de rehén a una persona por menos de 24 horas.
Esta agravante se configura cuando el agente, con la finalidad de obtener una
ventaja económica indebida o de cualquier otra índole, toma, mantiene o tiene
de rehén a una persona.
En doctrina, a esta figura delictiva se le conoce con el nomen iuris de
secuestro extorsivo, pues el agente primero secuestra o priva de su libertad a
una persona para después exigir a esta o a un tercero una ventaja indebida
que normalmente es patrimonial. Según el sentido jurídico-penal, una persona
tiene la condición de rehén cuando, por cualquier medio y en cualquier forma,
se encuentra bajo el poder de un tercero, ilegítimamente privada de su
libertad personal de locomoción, como medio coactivo para obtener un
rescate. Por su parte, Javier Villa Stein enseña que la conducta de mantener
de rehén a una persona, implica violentar la libertad ambulatoria y loco
motora del sujeto pasivo o un tercero c invadir su libre desplazamiento.
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b. El secuestro dura más de 24 horas.


Esta circunstancia agravante se configura cuando el agente o autor del
secuestro priva de su libertad ambulatoria a la víctima por más de
veinticuatro horas y lo tiene en calidad de rehén. El tiempo se cuenta desde
el momento en que se produce el secuestro, esto es, desde el instante que
se priva de su libertad a la víctima.
En esta línea, se entiende que de no concurre otra circunstancia agravante,
el secuestro extorsivo que dure menos de veinticuatro horas se subsume en
el sexto párrafo del numeral 200 del CP y, por tanto, el agente será objeto
de una sanción punitiva menor a la que le corresponderá si el tiempo en
calidad de rehén de la víctima dura más de 24 horas, pues al darse la
agravante, la pena será mucho mayor.
La mayor pena de la agravante se justifica, debido a que, a mayor tiempo de
privación de libertad ambulatoria de la víctima, se acrecienta o aumenta el
riesgo de peligro de su integridad física o mental, incluso ocasiona mayor
alarma y desesperación en sus familiares.

5.2. Agravantes por la calidad del rehén


a. El rehén es menor de edad.
Esta agravante aparece cuando el(los) agente(s) han secuestrado o privado
de su libertad ambulatoria a un menor de edad con la finalidad de conseguir
una ventaja indebida de cualquiera de sus padres o de terceros que tengan
estrecha vinculación con el secuestrado. Bien sabemos que nuestro sistema
jurídico considera menor de edad al individuo que aún no ha cumplido los 18
años de edad, esto es, estaremos ante la agravante cuando el secuestrado
tenga una edad entre recién nacido y 18 años.
b. El agraviado ejerce función pública, privada o es representante diplomático.
Se configura cuando el agente o autores de delito secuestran o privan de su
libertad ambulatoria a una persona que ejerce función pública o privada o,
en su caso, es representante diplomático con la finalidad de obtener un
beneficio indebido cualquiera, ya sea di rectamente de este o de un tercero
que se supone está en estrecha relación con el secuestrado.
Una persona ejerce función pública cuando es funcionario o servidor
público, en tal sentido, para saber cuándo estamos ante un funcionario o
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servidor público con efectos penales tendremos que recurrir a lo pre visto en
el artículo 425 del Código Penal. A una persona se le considera funcionario
o servidor público desde su nombramiento en calidad de titular o provisional
o desde el momento en que comienza a trabajar para el Estado por medio
de un contrato.
c. El rehén adolece de enfermedad grave.
Se configura cuando el agente secuestra o priva de su libertad ambulatoria a
una persona que adolece de alguna enfermedad grave con la finalidad de
hacer que personas estrechamente vinculadas a ella le entreguen cualquier
ventaja indebida a cambio de dejarlo libre.
La enfermedad es una alteración más o menos grave de la salud de una
persona. La enfermedad que sufre la víctima puede ser tanto de carácter
físico como mental, pero con una intensidad suficiente que la autoridad
jurisdiccional podrá apreciar en cada caso particular.
d. El rehén es discapacitado y el agente aprovecha esta circunstancia.
Se configura cuando el agente secuestra o priva de su libertad ambulatoria a
una persona que sufre de incapacidad con la finalidad de hacer que
personas estrechamente vinculadas a ella le entreguen cualquier ventaja
indebida a cambio de dejarlo libre. El agente, aparte de conocer la situación
de discapacidad del agraviado, debe dolosamente aprovechar esa especial
circunstancia para perfeccionar su delito.
Bien se sabe que la persona con discapacidad es aquella que tiene una o
más deficiencias evidenciadas con la pérdida significativa de alguna algunas
de sus funciones físicas, mentales o sensoriales, que impliquen o la
disminución o ausencia de la capacidad para realizar una actividad dentro
de formas o márgenes considerados normales, limitándola en el desempeño
de un rol, función o ejercicio de actividades y oportunidades para participar
equitativamente dentro de la sociedad.
e. El rehén es mayor de 70 años.
El delito de extorsión se agrava cuando el agente, para lograr su objetivo,
coge y mantiene de rehén a una persona mayor de setenta años, sea mujer
o varón. Se busca proteger la integridad física y afectiva de los ancianos,
quienes son más susceptibles a cualquier daño de su personalidad a con
secuencia de sufrir un secuestro y pasar a la condición de rehén.
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La Ley N° 28760, del 14 de junio del 2006, disponía que se configuraba la


agravante del secuestro cuando la conducta del agente se dirigía a una
persona mayor de sesenta y cinco años, sea esta mujer o varón.
No obstante, sin mayor explicación ni fundamento razonable, el Decreto
Legislativo N°982 ha dispuesto que la extorsión se agrava si cl agraviado
tiene una edad cronológica mayor de setenta años.
f. El agraviado es propietario, responsable o contratista de una obra de
construcción civil.
La agravante introducida por la Ley N. 30076 se verifica cuando el agente
hace uso de la violencia o amenaza con fines extorsivos en agra vio de un
propietario, o un responsable o un contratista de la ejecución de una obra de
construcción civil, sea esta obra pública o privada, o de cualquier modo,
impida, perturbe, atente o afecta la ejecución de la obra Esta agravante
tiene su explicación en los hechos cometidos por supuestos dirigentes de
escudo sindicatos de construcción civil, que utilizando violencia o amenaza
obligan a los propietarios o contratistas de las obras de construcción civil
que le entreguen dinero a cambio o, en todo caso, les obligan a que les den
trabajo a ellos o a personas que ellos imponen.

5.3. Agravante por el actuar del agente


a. Se emplea crueldad contra el rehén.
Se configura esta circunstancia arando el sujeto activo tiene al rehén
haciéndole sufrir en forma inexplicable e innecesaria para d logro de su
objetivo. Consiste en acrecentar deliberada e inhumanamente sufrimiento de
la persona privada de su libertad ambulatoria, causándole un dolor físico que
es innecesario para los efectos de lograr los objetivos que persigue d agente.
En el secuestro con crueldad resulta indispensable la presencia de dos
condiciones o presupuestos importantes que al final lo caracterizan.
Primero, que el padecimiento, ya sea físico o psíquico, haya sido aumentado
deliberadamente por el agente, quien actúa con la intención de hacer sufrir a
la víctima.
b. El agente se vale de menores de edad.
La agravante se configura cuando el agente o agentes utilizan en la comisión
de la extorsión a personas menores de 18 años de edad. La participación del
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menor incluso hasta puede ser con su voluntad, sin embargo, por el solo
hecho de hacerlo participar en el hecho punible de extorsión, los agentes
serán sancionados por el delito de extorsión agravado. Actualmente, de
verificarse esta circunstancia agravante, de conformidad con la modificación
efectuada por la Ley N.° 30076, el autor será merecedor de la pena
intemporal de cadena perpetua.

5.4. Agravante por la forma de participación de agentes


a. Es cometido por dos o más personas.
Se constituye cuando la extorsión es cometida por dos o más agentes o
autores.
Esta agravante quizá sea la más frecuente en la realidad cotidiana y por ello,
haya sido objeto de innumerables pronunciamientos judiciales, aun cuando no
se ha logrado establecer su coherente interpretación. Los sujetos que se
dedican a extorsionar siempre lo hacen acompañados con la finalidad de
facilitar la comisión de su conducta ilícita, pues por la pluralidad de agentes
merman o aminoran rápidamente las defensas que normalmente tienen las
víctimas. En tales presupuestos radica el fundamento político criminal de la
agravante.
b. Es cometido por trabajador de construcción civil.
La agravante se verifica hasta en dos alternativas: primero cuan do el agente
participa en la comisión del delito, aprovechando su condición de ser
integrante de un sindicato de construcción civil. Y segundo, cuando el agente
de la extorsión se hace pasar como trabajador de construcción civil.

5.5. Agravante por el uso de armas de fuego o artefactos explosivos


La Ley N. 30076 ha previsto que se agrava el delito de extorsión cuando el
sujeto activo, para conseguir su finalidad, hace uso de armas de fuego o
artefactos explosivos o incendiarios. Estos pueden ser un revólver, metralletas,
escopetas, o bombas caseras, etc. Se excluye otro tipo de armas como
martillos, vidrios, arcos, etc. La agravante se configura aun cuando solo uno de
los sujetos participantes hace uso del arma de fuego o artefacto explosivo para
vencer la resistencia u oposición contraria de la víctima. El arma puede ser
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propia o impropia. Lo que interesa es el aumento del poder agresivo en el autor


y, a su vez, la mayor intimidación que ejerce sobre la víctima.
5.6. Agravantes por el resultado
a. Se causa lesiones leves a la víctima.
La agravante aparece cuando el agente, con ocasión del secuestro extorsivo,
ya sea con la finalidad de vencer la resistencia natural de la víctima o para
lograr su finalidad, produce lesiones leves en el agraviado. Se entiende que
las lesiones para ser catalogadas como leves deben ser de la magnitud que
establece en forma clara el artículo 122 del Código Penal.
Esta agravante, sin duda, es criticable debido a que no reviste mayor
relevancia ni magnitud como las demás circunstancias agravantes.
Por ello, la pena en esta agravante será no menor de treinta años; en cambio,
si las lesiones producidas en el agraviado son graves, el responsable será
sancionado con cadena perpetua.
b. Si el rehén sufre lesiones graves durante o a consecuencia del delito.
Se configura cuando, a consecuencia del delito de extorsión, se ocasiona
perjuicio a la integridad física o mental del rehén. Sc entiende por lesiones
graves a la integridad física o mental a aquellas que tienen la magnitud de los
supuestos establecidos en el artículo 121 del Código Penal; si, por el
contrario, las lesiones producidas al rehén son de la magnitud de los
supuestos del artículo 122, la agravante no se configura.
De la forma como aparece redactada la agravante, se entiende que las
lesiones producidas en la integridad física o mental del rehén pueden ser a
título de dolo o de culpa, esto es, el agente puede causarlas directamente con
la finalidad, por ejemplo, de conseguir de forma más inmediata la ventaja
indebida que busca con su accionar, o, en su caso, las lesiones pueden
ocasionarse debido a una falta de cuidado negligencia del agente al momento
del secuestro, o cuando se está al cuidado del rehén en tanto se consigue la
ventaja que motiva el accionar delictivo.
c. Si el rehén fallece a consecuencia del delito.
Se verifica cuando la víctima del secuestro fallece o muere a con secuencia
de la conducta desarrollada por el agente en busca de una ventaja indebida.
La muerte del rehén puede producirse a título de dolo o de culpa.
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6. ANTIJURIDICIDAD
La conducta típica objetiva y subjetivamente de extorsión será antijurídica siempre y
cuando no concurra alguna causa de justificación regulada en el artículo 20 del
Código Penal. Incluso, del mismo contenido del tipo penal se advierte que para estar
ante una conducta de extorsión antijurídica la ventaja exigida por el agente deberá
ser indebida, esto es, el agente no tendrá derecho legítimo para exigir. Caso
contrario, si se verifica que el agente tuvo derecho a esa ventaja (por ejemplo, que
el obligado se resistía a entregar), quizá estaremos ante una conducta típica de
extorsión, pero no antijurídica.

En el Ejemplo propuesto no aparecerá el delito de extorsión, pero ello no significa


que el actuar violento o amenazante quede impune, pues el agente será sancionado
de acuerdo al artículo 417 del Código Penal que regula la conducta punible
conocida como “hacerse justicia por propia mano”. En caso que el agente haya
privado de la libertad ambulatoria a una persona para exigir se le otorgue la ventaja
que de acuerdo a ley le corresponde, su conducta, es atípica para el delito de
extorsión, pero será sancionado de ser paso, por el delito de secuestro previsto en
el artículo 152 del Código Penal.

7. CULPABILIDAD
Una vez verificado que en la conducta típica de extorsión no concurre alguna causa
de justificación, corresponderá al operador jurídico verificar si el agente es
imputable, si al momento de cometer el delito pudo actuar de diferente manera
evitando de ese modo la comisión del delito y si, al momento de actuar, conocía la
antijuricidad de su conducta. Si la respuesta es positiva a todas estas interrogantes,
sin duda, se atribuirá aquella conducta al o a los agentes. En caso que se verifique
que el agente no conocía o no pudo conocer que su conducta era antijurídica, es
decir, contraria a derecho, a concurrir, por ejemplo, un error de prohibición, la
conducta típica y antijurídica de extorsión no será atribuible al agente.

8. TENTATIVA Y CONSUMACIÓN
El delito de extorsión, en su nivel básico, así como en su nivel agravado, se
constituye en hecho punible complejo y de resultado. En este sentido, nada se
opone a que el desarrollo de la conducta se quede en grado de tentativa.
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Es lugar común en la doctrina peruana sostener que el delito se consuma o


perfecciona en el momento en que se materializa la entrega por parte de la víctima
de la ventaja exigida por el agente. Hay consumación cuando la víctima se
desprende de su patrimonio u otorga cualquier otra ventaja a los actores,
independientemente de que estos entren en posesión de la ventaja o la disfruten. En
otros términos, el delito se consuma cuando la víctima otorga la ventaja obligada por
el constreñimiento de los medios empleados, sin importar o no ser necesario que
aquella ventaja llegue a manos del o de los agentes.

9. COAUTORÍA
Se consideran coautores a todos aquellos sujetos que forman parte en la ejecución
del hecho punible, en codominio del hecho (dominio funcional del hecho). El artículo
23 del Código Penal se refiere a la coautoría con la frase: “los que lo cometen
conjuntamente”.

La coautoría exige la presencia de dos condiciones o requisitos: decisión común y


realización de la conducta prohibida en común (división de trabajo o roles). Los
sujetos deben tener la decisión común de realizar el hecho punible y sobre la base
de tal decisión, contribuir con un aporte objetivo y significativo en su comisión o
realización. El aporte objetivo se encuentra en una relación de interdependencia
funcional asentada sobre el principio de la división del trabajo, es decir, que cada
coautor complementa con su parte en el hecho, la parte de los demás en la totalidad
del delito, de modo que se forma un todo unitario atribuible a cada uno de ellos.

10. PARTICIPACIÓN
Lo expuesto de ningún modo deja sin aplicación las reglas de la participación
previstas en el artículo 25 del Código Penal. Se entiende por participación la
cooperación o contribución dolosa a otro en la realización de un hecho punible. El
cómplice o participe se limita a favorecer en la realización de un hecho ajeno. Los
partícipes no tienen el dominio del hecho, ello lo diferencia totalmente de las
categorías de autoría y coautoría. Según el grado de contribución del cómplice, la
participación se divide en dos clases:
Primero, la complicidad primaria que se configura cuando la contribución del
participe es necesaria o imprescindible, es decir, cuando sin ella no se hubiera
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realizado el hecho punible. Como ya hemos señala, si el cómplice ha entregado


información relevante o ha proporcionado medios para la comisión de la extorsión
según los supuestos regulados en el segundo párrafo del artículo 200, estaremos
ante una complicidad primaria. También estaremos ante un supuesto de
complicidad primaria cuando, por ejemplo, el partícipe conduce a la víctima con
engaños a un paraje solitario en donde esperan otros que la toman como rehén para
solicitar se les en trague una ventaja indebida. Aquí, sin la intervención de aquel, no
hubiese sido posible la retención del rehén y por tanto, los agentes no hubiese
logrado su objetivo de obtener una ventaja indebida, pues la víctima no hubiese
llegado al lugar de los hechos.

Segundo, la complicidad secundaria se configura cuando la contribución del


participe es de naturaleza no necesaria o prescindible, es decir, se produce cuando
sin contar con tal contribución el hecho delictivo se hubiera producido de todas
maneras. Este supuesto de complicidad se configura cuando, por ejemplo, el
participe solo se limita a vigilar para que otro sin contratiempos retenga a la víctima.
Aquí la participación es prescindible, pues incluso sin la participación de aquel se
hubiese consumado y delito. Igual sucede en el supuesto en el cual una persona
simplemente por encargo del agente se limita a recoger el rescate del lugar donde
previamente se acordó.

Otra forma de participación es la instigación prevista en el artículo 24 del Código


Penal. Se configura la instigación cuando una persona dolosamente determina a
otro a cometer un hecho punible. Esto es, se presenta cuando una persona, influye,
persuade, paga o utiliza cualquier medio para determinar a una tercera persona
extorsione a la víctima. Es decir, el instigador es quien se limita a provocar en el
autor la resolución delictiva sin tener el dominio del hecho, circunstancia que lo
distingue del coautor.

11. DIFERENCIA SUSTANCIAL ENTRE SECUESTRO Y SECUESTRO EXTORSIVO


Un pronunciamiento de la Corte Suprema sirve para graficar de forma puntual una
diferencia sustancial entre el delito de secuestro y secuestro extorsivo que aún no
tienen claro ciertos operadores del sistema judicial.
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En efecto, en la ejecutoria del 7 de mayo del 2004, se sostiene: “el delito perpetrado
es el de extorsión, en su modalidad de secuestro extorsivo, y no es de secuestro,
toda vez que se mantuvo como rehén al menor hijo de la agraviada a fin de obligarla
a otorgar un rescate; esto es, una ventaja económica indebida para liberar al
retenido, de suerte que el sujeto pasivo del delito es el titular del patrimonio atacado,
el secuestrado es el sujeto pasivo de la acción que precisamente es la finalidad
perseguida por el sujeto activo, lo que distingue secuestros de la extorsión en la
modalidad de secuestro extorsivo, pues en este segundo supuesto la privación de
libertad es un medio para la exigencia de una ventaja económica indebida, de un
rescate, que es un caso especial de un propósito lucrativo genérico, lo que está
ausente en el secuestro”.

12. EL DELITO DE EXTORSIÓN ESPECIAL


Se configura el delito de extorsión especial previsto en el tercer párrafo del artículo
200 del CP cuando el(los) agente(s) mediante violencia o amenaza, toman locales,
obstaculizan vías de comunicación o impiden el libre tránsito de la ciudadanía o
perturban el normal funcionamiento de los servicios públicos o la ejecución de obras
legalmente autorizadas, con el objeto de obtener de las autoridades cualquier
beneficio o ventaja económica indebida u otra ventaja de cualquier otra índole:
Primero, para que se configure el delito será necesario determinar si la exigencia de
algún beneficio o ventaja económica es indebida.

¿Y quién se encarga de señalar si las exigencias son debidas o indebidas? Aquí el


parámetro no es sólido y lesiona el principio penal de legalidad. No hay ley cierta.
De la estructura del tipo penal se advierte que se trata de un tipo penal abierto. Ello
genera que para los protestantes todos sus reclamos serán debidos y, por tanto,
legítimos; en tanto que para los representantes del gobierno o de las instituciones
públicas, las exigencias de los protestantes serán indebidas y, por tanto, ilegítimas.

Segundo, la parte final del tercer párrafo, artículo 200 del CP no responde al menor
análisis y rompe todos los parámetros de un derecho penal mínimo y garantista,
pues como cajón de sastre se prevé que igual se configura el delito si la acción del
agente tiene por objeto obtener de las autoridades alguna ventaja de cualquier otra
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índole con esta forma de legislar se concluye que así la exigencia de los
protestantes es debida y, por tanto, legítima, igual se configura el delito.

13. PENALIDAD
Si el caso está tipificado en el tipo básico del artículo 200, el agente será reprimido
con pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor de quince años.
La misma pena se aplica al que, con la finalidad de contribuir a la comisión del delito
de extorsión, suministra información que haya conocido por razón o con ocasión de
sus funciones, cargo u oficio o proporciona deliberadamente los medios para la
perpetración del delito. En caso que los hechos se tipifican como extorsión especial,
d agente será sancionado con pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor
de diez años.

Si el agente es funcionario público con impedimento por el artículo 42 de la


Constitución Política del Perú, será sancionado con inhabilitación conforme a los
incisos 1 y 2, artículo 36 del Código Penal. La pena será no menor de quince ni
mayor de veinticinco años c inhabilitación conforme a los incisos 4 y 6, artículo 36
del Código Penal, si la violencia o amenaza es cometida a mano armada, participan
dos o más personas; o es en contra de propietarios, responsables o contratistas de
ejecución de obras de construcción civil.

Si el agente para lograr su objetivo mantiene de rehén a una persona, la Pena será
no menor de veinte ni mayor de treinta años. Si se configuran las agravantes
previstas en el sétimo párrafo, el agente será merecedor de una pena privativa de
libertad no menor de treinta años. Finalmente, de verificarse las agravantes del
último párrafo del artículo 200, la pena será de cadena perpetua.

14. LA PENA DE CADENA PERPETUA


Aparte de elevar desmesuradamente la pena privativa de libertad temporal, se han
ampliado los supuestos delictivos que merecen pena de cadena perpetua.
Al disponer más posibilidades para imponer la pena de cadena perpetua, lo único
que se evidencia en la conducta del legislador -autor de la ley-, en su desesperación
por hacer frente a la demanda social, es su escaso conocimiento de las elementales
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teorías del Derecho Penal actual respecto a la pena y su función preventiva,


protectora y resocializadora, recogida en el artículo IX del Título preliminar del CP.

Y mucho menos al parecer toma en cuenta el numeral 22 del artículo 139 de la


Constitución Política del Estado que establece en forma contundente: “el principio
de que el régimen penitenciario tiene por objeto la reeducación, rehabilitación y
reincorporación del penado a la sociedad”. Soslayando que, tal como el Tribunal
Constitucional lo ha establecido, en nuestro ordenamiento jurídico penal se ha
constitucionalizado la denominada teoría de la función de prevención especial
positiva, en armonía con el artículo 10.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos, que prescribe: “el régimen penitenciario consistirá en un tratamiento
cuya finalidad esencial será la reforma y la readaptación social de los penados”.
Principio constitucional que comporta un mandato de actuación dirigido a todos los
poderes comprometidos con la ejecución de la pena y, singularmente, al legislador,
ya sea al momento de regular las condiciones como se ejecutan las penas o, por lo
que ahora importa rescatar, al establecer el quantum de ellas y que los jueces
pueden aplicar para sancionar la comisión de determinados delitos. El supremo
Tribunal Constitucional ha reiterado estos conceptos en el fundamento 26 de la
sentencia del 21 de julio del 2005, al establecer que las teorías preventivas, tanto la
especial como la general, gozan de protección constitucional directa, en tanto y en
cuanto, sus objetivos resultan acordes con el principio derecho de dignidad.

15. IMPONER CADENA PERPETUA ORIGINA UN ABSURDO JURIDICO


La Ley N° 28760, y luego ahora el Decreto Legislativo N.° 982, de julio del 2007,
dispone arbitrariamente que se imponga cadena perpetua, si como consecuencia de
la extorsión la víctima fallece o sufre lesiones graves en su integridad física o
mental. Es decir, la muerte o las lesiones graves sobre la víctima deben ser
originadas como consecuencia del suceso de extorsión. No deben ser
preconcebidas ni planificadas por el agente. Esta forma de legislar resulta arbitraria,
pues se dispone imponer la pena de cadena perpetua a los agentes de conductas
culposas que originan un resultado dañoso.

Si, por el contrario, en un caso concreto se llega a determinar que desde el inicio el
agente actuó sabiendo y queriendo la muerte o lesionar en forma grave a la víctima,
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no estaremos ante la agravante, sino ante un concurso real de delitos, esto es, se
configurará el delito de asesinato o lesiones graves y el delito de extorsión simple.
Originando que, al momento de imponer la pena al autor o autores, se le aplicará la
pena que resulte de la sumatoria de las penas privativas de libertad que fije el juez
para cada uno de los delitos hasta un máximo del doble de la pena del delito más
grave, pero nunca más de 35 años, según la regla prevista en el numeral 50 del
Código Penal, modificado por Ley N 28730, del 13 de mayo del 2006.

De ese modo, se impondrá cadena perpetua al agente si pudiendo prever el


resultado ocasiona la muerte de la víctima o le produce lesiones graves, en cambio,
será merecedor de pena privativa de libertad temporal, si el agente planifica y
dolosamente causa la muerte de su víctima o le ocasiona lesiones graves después
de obtener su objetivo producto de la extorsión.

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