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Fast Fashion es un término usado por minoristas de la moda para trasladar las
propuestas de las grandes casas de diseño, desde las pasarelas a sus tiendas para
capturar alguna tendencia, lo más rápido posible. Se trata de una estrategia para
recrear las tendencias presentadas en Fashion Week, manufacturando prendas muy
rápido y a un bajo costo para que los consumidores promedio tengamos la
oportunidad de adquirir prendas con estilo a un precio accesible. Las marcas más
famosas que trabajan bajo este concepto de Fast Fashion son Zara, H&M, Mango,
Forever 21, Asos, Primark, C&A y Topshop.
Estas marcas han desarrollado un concepto de producto en base a un modelo de
producción y fabricación que llaman ”quick response” (respuesta rápida),
desarrollado en Estados Unidos en los ochentas, pero no fue hasta la década de
1990 cuando se trasladó a la industria de la moda. Esta estrategia fue desarrollada
originalmente para mejorar procesos de fabricación en la industria textil, con el fin de
optimizar tiempos de producción.
De igual manera muchas veces Fast Fashion se asocia con “moda desechable”, ya
que al ser prendas de bajo costo sus materiales también lo son, y por otra parte
están diseñados para atender una tendencia y en cuanto deje esta de estar de
moda, la prenda dejará de estar de moda, y los consumidores tendremos que salir a
comprar otras prendas.
“Cada vez la ropa deja de ser funcional antes de lo esperado, causando que se
deseche más rápido. Lo anterior, sumado a las tendencias estilísticas que tienen
menor vigencia, hacen que el consumidor se vuelva adicto a comprar ropa que deja
de servir cada vez más rápido”. -FORBES
El consumidor
Sostienen los detractores del Fast Fashion que, de una forma u otra, esto impacta
de forma negativa en el bolsillo del consumidor. Es un sistema que, si bien los hace
sentir “ricos” porque pueden comprar una multiplicidad de piezas a la vez, en verdad
los empobrece. Y es que parece ser un modelo insostenible, ya que se introducen
nuevas colecciones cada dos semanas.
Por otro lado, se ha denunciado que no todas las empresas ofrecen información
honesta a sus clientes sobre la producción de la ropa y el impacto que generan,
vulnerando los derechos de los mismos.
Fue fundado en el año 1963 y la primera tienda Zara data del año 1975. Inditex es el
holding del grupo desde el año 1985, y también uno de los mayores grupos de
distribución de moda a escala global, con 4.278 establecimientos en total, de los
cuales 1.529 se distribuyen en setenta y dos países de Europa, América, Asia-
Pacífico, Oriente Medio y África (Inditex, 2009)
Su singular modelo de gestión (Ferdows et al., 2002, 2004; Fraiman y Singh, 2002),
basado en la innovación, la flexibilidad y en su forma de entender la moda con
creatividad y design de calidad combinada con una respuesta rápida a las
exigencias del mercado, le permitieron una rápida expansión internacional y una
buena recepción de sus diferentes conceptos comerciales. En los últimos años
Inditex tiene un crecimiento sostenido por encima de la media del sector,
alcanzando unas ventas en el año 2007 de 9.435 billones de euros
Las tiendas no tienen libertad para determinar los precios de la mercancía que se va
a vender. El precio base es determinado en la matriz (en euros), siendo la referencia
para fijar el precio en cada tienda, que varía de acuerdo con el coste de la
distribución y con el marketing desarrollado. Las prendas ya salen del centro de
distribución con el precio en la etiqueta y son enviadas a cada tienda. Su cliente
típico sabe que las piezas disponibles en los establecimientos comerciales hoy no lo
estarán durante la semana o, incluso, al día siguiente. Las piezas son únicas, no
existiendo reposición de stock, lo que estimula al consumidor a adquirirlas en el
momento de la visita a la tienda, también es estimulado a visitar constantemente la
tienda para ver nuevos productos, y eso ocurre en una media de ocho a doce
visitas/año en mercados maduros.
De acuerdo con esa filosofía, Zara desarrolló una cadena de distribución, creando,
produciendo, distribuyendo y disponiendo de nueva mercancía en sus puntos de
venta cada quince días. En un mercado volátil donde el ciclo de vida de los
productos es corto, es recomendable tener pocos activos para la producción, pero
Zara contradice esa lógica. Aproximadamente la mitad de sus productos se produce
en sus propias estructuras, mientras que los colores y cerca del 40% de los tejidos
son adquiridos en otras fábricas del Grupo Inditex. El hecho de poseer su propia
estructura le permite tener un mejor control y planeamiento de producción y
capacidad, lo que sería imposible si dependie
Con un gran equipo de creación, los profesionales se dividen en equipos, con dos
designers y dos gerentes de producto por equipo. Zara es capaz de crear y recrear
una colección a tiempo para todas sus secciones (masculino, femenino e infantil) y
líneas específicas (básica y deporte). Para ello también cuenta con la ayuda de otro
equipo –los store product managers–, que viaja constantemente observando cómo
visten las personas y conversando con los “propietarios” de las tiendas para saber lo
qué se está vendiendo y cúales son las tendencias, para anticipar lo que se
desarrollará. Ellos informan a los designers de lo que han constatado, lo que ayuda
a estos a mantenerse actualizados en los cambios rápidos de tendencias. Por eso,
las vendedoras de cada local son portavoces de lo que la gente solicita. “¿Tendrás
esta misma camisa pero con líneas de color verde?” Si no se encuentra en el local,
la vendedora registra –en la red internacional– que la prenda código X fue solicitada
con una línea de color verde. Y quién sabe si, en veinte días, esa misma clienta
encuentre la prenda antes solicitada en la misma tienda Zara.
El mercado de la moda está rodeado por cambios rápidos y dinámicos. Con este
escenario, Zara, desde su fundación, se preocupa por cómo responder a la
demanda de sus consumidores de una forma rápida y ágil, produciendo y
entregando sus prendas mientras estas están “de moda”. El modelo de negocios
creado por Zara es conocido internacionalmente como fast fashion y se ha
convertido en un concepto que está siendo perseguido por varias empresas en todo
el mundo.
En la mayoría de los países donde se produce ropa, las fábricas textiles arrojan las
aguas residuales que producen directamente a los ríos, sin ningún tipo de
tratamiento previo.
Éstas contienen sustancias tóxicas como plomo, mercurio y arsénico, entre otras,
todas extremadamente perjudiciales para los ecosistemas acuáticos y la salud de
los millones de personas que viven a orillas de esos ríos. La contaminación también
llega al mar, donde termina extendiéndose por todo el planeta.
c) Microfibras en el océano
Cada vez que lavamos una prenda sintética (poliéster, nylon, etc.) se liberan en el
agua alrededor de 700.000 microfibras, que se abren paso de este modo hasta
nuestros océanos. Los científicos han descubierto que ingieren pequeños
organismos acuáticos. Estos organismos alimentan posteriormente a peces
pequeños, que a su vez sirven de alimento a peces más grandes y, de este modo,
se introduce el plástico en nuestra cadena alimentaria.
d) Acumulación de desechos
La ropa se ha vuelto de usar y tirar, por lo que cada vez generamos más residuos
textiles. Una familia en Europa tira una media de 30 kg de ropa cada año. Solo el 15
% se recicla o se dona, el resto va directamente al vertedero o es incinerado.
Las fibras sintéticas, como el poliéster, son fibras de plástico y, por lo tanto, no son
biodegradables, por lo que pueden tardar hasta 200 años en descomponerse. Estas
fibras están presentes en el 72 % de nuestra ropa
e) Cambio climático
f) Deforestación
¡¿ROPA TÓXICA?!
“El primer paso es la información. Esto es leer las etiquetas y entender lo que
en ellas se detalla: composición de la prenda, el lugar de manufactura y las
instrucciones y cuidados de lavado, saber de qué está hecha, de dónde viene
y cómo cuidarla nos ayudará a saber identificar, además del costo, la
durabilidad esperada de un artículo”.
Sin embargo, Zara no es la única de las firmas que le reporta grandes ventas a
Inditex. También están Pull&Bear, Massimo Dutti, Bershka, Stradivarius, Oysho,
Zara Home y Uterqüe, todas con perfiles y públicos diferentes, pero que comparten
el mismo sistema y fórmula de éxito.
La innovación constante, no en términos de creatividad sino de cambio sobre la
marcha, atención a las preferencias de los consumidores y permanente estudio de
las tendencias en las pasarelas más importantes, son las claves para la descomunal
presencia de Zara en 87 mercados.
En la lucha por los clientes, si Zara copia a los diseñadores más importantes del
retail de lujo, H&M los convoca para crear colecciones cápsulas. Así aparecen las
colaboraciones con los más prestigiosos de las capitales de la moda, celebradas
alrededor del mundo por el gran público que, de otra manera, no podría acceder a
sus diseños. Tanto furor causan, que muchas de estas alianzas temporales entre el
low cost y el lujo se agotan tan solo en horas de ser lanzadas, como seguro
sucederá con la última colaboración anunciada: Alexander Wang for H&M.
Sin embargo, esta no es la única estrategia a la que acude esta cadena sueca
fundada en 1947 por Erling Persson. Sus campañas de marketing y publicidad
siempre tienen a las modelos más solicitadas y, por supuesto, a celebridades. En
una u otra de sus ocho líneas de productos, alguna actriz, actor, cantante y hasta it
blogger protagoniza la campaña, que seguro se expandirá por todos los portales de
moda posibles.
Hoy comandada por Karl-Johan Persson, nieto del fundador, sigue la misma fórmula
base que incorporó su abuelo: producir grandes cantidades, de una sola vez, a
costos bajísimos en los países subdesarrollados, especialmente los de origen
asiático. 160 diseñadores propios y 100 patronistas crean las colecciones de ropa,
zapatos, accesorios, cosmética e interiorismo que se comercializan en 3200 tiendas,
más la tienda online, ubicadas en 54 países.
Entre estas grandes marcas “Fast Fashion” Profeco enumera a Bershka, Bestseller,
Boohoo, C&A, Charlotte Russe, Cotton On, Esprit, Fashion Nova, FIVE FOXes,
Forever , Gap Inc., Giordano, Guess?, H&M, Mango y Massimo Dutti.
Ahora más que nunca, el contraste entre estas situaciones demuestra la realidad del
fracaso del sistema de la moda rápida. Algunos se apuraron en culpar a aquellos
que compran en aquellas tiendas, obviando que la ropa a precio asequible —
incluyendo las prendas que algunos padres compraron para vestir a esos hijos que
dieron el estirón durante el confinamiento — es una necesidad, y más aún cuando
el dinero escasea y que los despidos y los ceses están afectando a miles de
personas en todo el mundo. A esto se suma a que debemos aprender a que no
debemos comprar en tiendas de fast fashion, por un sinnúmero de motivos.
‘La gente haciendo cola [afuera de las tiendas de moda rápida] tan solo son un
síntoma de un problema más amplio’, comenta Ayesha Barenblat, fundadora y
CEO de la asociación sin ánimo de lucrativo Remake dedicada a promover la
concienciación en el consumidor. ‘Procuremos no recriminar a la clase obrera que
está comprando moda rápida ante el sufrimiento de los trabajadores textiles.
Hablemos mejor de sus [dueños] multimillonarios.’
las cancelaciones masivas de los pedidos por parte de las marcas. Más de 3.18 mi
millones de dólares en pedidos fueron cancelados o suspendidos tan solo en
Association, mientras que otros países como India, Camboya y Myanmar también
las páginas de Vogue de abril Kalpona Akter, directora ejecutiva del Bangladesh
Center for Workers’ Solidarity. ‘Sin dinero no hay comida sobre la mesa, ya ni se
incitando a las marcas a pagar íntegramente sus pedidos. A día de hoy la petición
ha recogido cerca de 200 000 firmas y cuenta el apoyo de celebridades, como las
Los trabajadores
Lo que ocurre en esta industria es que mientras los costos de producción aumentan,
existe deflación de los productos. Ello es una clara consecuencia de la feroz
subcontratación para la producción de la ropa. Sólo el 3% de la ropa americana se
hace en Los Estados Unidos; el otro 97% se subcontrata en países en desarrollo
alrededor del mundo, donde los salarios suelen ser muy bajos. Sin embargo, estas
personas no tienen opción y, obligados por la necesidad, aceptan condiciones
inhumanas para realizar dichos trabajos y por una remuneración indigna. De tal
suerte que los trabajadores textiles deben soportar el gran costo de la ropa barata. Y
si todo esto lo vemos desde una perspectiva de género, sin duda, mujeres y niñas
son las más afectadas. Así, por ejemplo, según la Bangladesh Manufacturers
Association, se estima que la industria textil emplea a unos cuatro millones de
trabajadores, de los cuales son mujeres alrededor del 80%, que llegan a trabajar
hasta 60 horas semanales, con un salario extremadamente bajo, con horas extras
no remuneradas, perteneciendo a sindicatos con poder muy limitado y
experimentando violencia de todo tipo en sus centros de trabajo.
Son muchos los trabajadores de la industria textil que mueren cada año,
siendo algunas de las causas accidentes laborales y suicidio.
ALTERNATIVAS
Del lado del consumo, con la llegada de las redes sociales, parece
imperativo promover las últimas tendencias. Sin embargo, cada vez más
personas están optando por opciones slow o sustentables, o
simplemente optan por comprar menos ropa. También está la opción de
comprar ropa de segunda mano en tiendas vintage; reutilizar los textiles
cuando la ropa alcanza su vida útil, y probar con nuevos modelos de
negocio, como el arriendo de clóset, o el swap o intercambio de ropa sin
costo.
Instituciones como la ONU han desarrollado protocolos e iniciativas que ayuden a la disminución
de los impactos negativos de la moda en el planeta; que involucra tanto a empresas como a
gobiernos.
Algunos consejos que podemos llevar a cabo para reducir el impacto ambiental y alargar la
vida de nuestra ropa son:
Zara acaba de lanzar a través de su página web “Editex x Zara, Personalize you
bag”, una campaña que permite personalizar tres modelos de bolsos (shopping,
bandolera y cartera), en dos colores (beis y negro), por 49,95 euros y 59,95
euros. ¿El plus? La tendencia eco. El cuero utilizado en estos bolsos ha sido
producido en curtidores certificados bajo el protocolo del Grupo de Trabajo de
Cuero, utilizando energía renovable y tecnologías que reducen el consumo de
agua.
La personalización es una idea que nació en el mundo del lujo para aportar valor
al producto. En un mundo globalizado en el que el acceso a internet ha
fomentado la compra masiva, marcas como Louis Vuitton o Bottega Veneta
decidieron dar un servicio extra a sus clientes ofreciéndoles la posibilidad de
crear un producto único, serigrafiado con sus iniciales.
BIBLIOGRAFÍA
● https://www.esme.es/fast-fashion/
● https://www.sustainyourstyle.org/es/impacto-de-la-moda
● http://negrowhite.net/fast-fashion-el-fenomeno-de-la-moda-desechable
● https://www.infobae.com/america/mexico/2019/12/11/la-cruda-realidad-
del-fast-fashion-gran-parte-de-la-ropa-que-se-vende-en-mexico-es-tan-
contaminante-como-los-popotes/
● https://www.vogue.mx/moda/articulo/fast-fashion-sus-desventajas-y-
como-evitar-consumirla
● https://mercadodediseno.es/magazine/en-tendencia/fast-fashion-que-es/
● https://www.dw.com/es/zara-y-el-problema-de-la-ropa-r%C3%A1pida-y-
asequible/a-52168386
● https://proeconomia.net/las-verdades-incomodas-detras-del-fast-
fashion/
●