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EL PSICOASESOR

Artículo: LA ÉTICA EN EL EJERCICIO PROFESIONAL


DEL PSICÓLOGO. POR ULISES TOMAS. 4 NOVIEMBRE, 2010 5:14 PM.

Resulta claro que el psicólogo amén de conocer los campos en los que aplicará su
bagaje de conocimientos teóricos, debe estar consciente de sus recursos y
limitaciones; de los principios de ética que gobiernan el ejercicio de su profesión
así como de la necesidad de una continua capacitación que su joven ciencia le
demanda.
De aquí se desprende la necesidad de plantearse una serie de cuestionamientos
éticos y filosóficos, pues de la actitud que asuma el psicólogo frente a su
responsabilidad social dependerá su eficiencia profesional y realización personal.
Entre estos cuestionamientos se hace mención a los siguientes:
• ¿Cuál es mi concepción del hombre?.
• ¿Cuál es mi concepción del mundo?
• ¿Cuál es mi concepción de la sociedad?
• ¿Cuáles son mis principios y mi jerarquía de valores?.

Estas preguntas se plantean para que el psicólogo tome conciencia de una serie
de premisas, ideas, prejuicios, opiniones y actitudes que posee y el responderlas
le permita actuar de manera más honesta, auténtica y congruente. Se considera
también que independientemente del campo de aplicación al que se dedique, debe
contar con la capacidad para establecer relaciones afectivas profundas que
promuevan el desarrollo individual y social, Harrisch, 1979.) . A este respecto, es
importante que se hagan las siguiente consideraciones en su proceso de relación
interpersonal (siguiendo las tres dimensiones que señalan Berman y Lief, 1975).

Poder: ¿puedo compartir con el otro? ¿Prefiero tener el control de la relación?.


Intimidad: ¿Qué tan cerca de la persona puedo trabajar? ¿Cuál es la distancia
afectiva en donde me siento a+ gusto?.
Inclusión y Exclusión: ¿quién o quienes más pueden o quieren participar en esta
relación.

En otras dimensiones que señala Lartigue (1980).

¿Qué tan capaz soy de soltar, de no retener, de permitir que el otro siga su propio
camino?
¿Qué tanto dolor, angustia, alegría y gozo puedo tolerar y acompañar?.
• ¿Qué tanto conozco y acepto mi patología?, ¿Cuáles son mis limitaciones y
áreas de conflicto?.
• ¿Cómo influye mi estilo de intervención y de liderazgo en las respuesta de
otros?.

Biro (1979) señala que cuando el psicólogo no tolera sus afectos los maneja
mediante identificaciones proyectivas en sus clientes, dando lugar a un manejo
sádico de la profesión, por lo que se debe preguntar qué tan satisfechos están sus
necesidades básicas, ya que en el ejercicio de su profesión corre el peligro de
usar al otro para cubrir, tapar, y negar sus carencias internas. Debe preguntarse
también con qué sentido de honestidad, conciencia y responsabilidad maneja el
poder que le da la información que posee de sus clientes, en tanto que es una
herramienta con la que se puede destruir o construir, Buscar las respuestas es
una responsabilidad del profesional de la Psicología.

Varios autores han cuestionado el tema de los valores éticos del ejercicio
profesional del psicólogo. En este material sólo se mencionarán algunos de ellos
dada la amplitud del tema.

Rodríguez (1979) señala que todo quehacer está influido por la filosofía particular
con respecto a la naturaleza del hombre y la postura que se adopta frente al
mismo depende, en gran medida, del modo de ver y valorar las cosas, de la
posición ideológica y el modelo conceptual con el que se identifique. Si se
considera que en las ciencias del hombre el objeto de estudio es el hombre
mismo, la preocupación se hace aún más relevante, ya que trabajar con personas,
independientemente del método que se utilice, sin contar con una clara jerarquía
de valores sólo conduce al caos y a la contradicción interna, en virtud que un
método concreto puede ser aplicado en diversos contextos para distintos fines con
muy diferentes actitudes. (Biro, 1979).
Lafarga (1979) señala que los psicólogos, en cualquier sociedad, por la naturaleza
misma de la profesión, son modelos de rol; son modeladores de conductas, no
tanto por lo que dicen y pretenden hacer, sino por lo que realmente hacen y son,
como hombres y como profesionales. Su comportamiento ejerce una profunda
influencia en todas sus actividades, que puede ser benéfica o nociva dependiendo
del grado de congruencia que exista entre los valores explícitos en su práctica y
las motivaciones que orientan su comportamiento como profesional y como
persona. Su eficacia en el ejercicio profesional depende tanto de la calidad
científica y técnica como de la correspondencia entre los valores y motivaciones
que rigen su actividad.
Se entiende aquí como valor la definición que da Lafarga: Cualquier tipo de
motivación o reforzador consciente que en alguna forma mueve a actuar a la
persona para satisfacer necesidades de tipo individual o social. Los motivadores
internos o los reforzadores externos que no son conscientes, aunque de hecho
mueven la conducta, no son valores en cuanto que no son conscientemente
percibidos como motores del comportamiento.

Bonner (1970, citado por Rodríguez, 1979) da la siguiente definición: Los valores
son al mismo tiempo preferencias o actitudes personales y normas o imperativos
culturales. Como preferencias personales o actitudes, se encuentran
profundamente enraizadas en las necesidades del individuo. Como imperativos
culturales se refieren a las presiones y normas, que hacen que la vida diaria del
hombre sea eficiente y satisfactoria, si han sido adecuadamente asimiladas e
internalizadas.

Lafarga plantea que el problema está en que los valores de un individuo o de una
sociedad, que son el sustrato o fundamento de las normas, las leyes y los
significados, no siempre, ni necesariamente, coinciden con la motivación que
determina la conducta de ese individuo o de esa sociedad. De aquí se desprende
el cuestionamiento sobre la jerarquía de valores, sociales y profesionales, que
debe tener el psicólogo. Nieto (1979) se pregunta si tales valores se deben
adoptar de los grupos sociales mayoritarios del país, así como los universales
propios del género humano.

El psicólogo se había visto obligado a ejercer su criterio de acuerdo con un código


ético personal, lo que por desgracia ha dado lugar a charlatanería y abuso del
status profesional. En consecuencia, es necesario que el psicólogo mexicano
cuente con un sistema de valores claro y explícito no sólo personal sino también
como profesional. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los esquemas de
valores representan lo más íntimo y particular de cada individuo como son sus
creencias y la manera de sentir y percibir sus experiencias y las de otros seres
humanos.
Cuáles serían, entonces, los lineamientos a seguir para concientizar al psicólogo
en formación, sobre la importancia que tiene una orientación ética en el ejercicio
de la profesión, ya sea en el campo clínico, educativo, industrial o en la
investigación científica. Estos lineamientos se pueden establecer de dos maneras;
por un lado, a través del auto-conocimiento que no puede limitarse al
descubrimiento profesional del fenómeno de la identificación del observador con lo
observado, sino que significa darse cuenta que los valores de una persona
provienen de las etapas tempranas del desarrollo, al igual que los del profesional
que se adquieren en las experiencias de aprendizaje durante los años formativos,
en sus primeras vinculaciones con el campo de la Psicología, y en ellas se basa la
información posterior de la identidad profesional.

Por otro lado, en el contexto social, se debe generar conciencia sobre el uso del
conocimiento para ejercer poderío; del uso de los avances de la Psicología para
someter a los individuos a un régimen político determinando. Es indudable que el
psicólogo tiene un deber, un compromiso y una responsabilidad con la sociedad,
más no debe utilizar su tecnología para fines de dominio, sometimiento o
narcisismo profesional.
El psicólogo puede dejarse dominar por juicios morales y sociales que lo
conviertan de un profesional que estudia las motivaciones de la conducta, en uno
que pretenda producir conductas a su imagen y semejanza.
En la medida en que el psicólogo logre un mayor auto-conocimiento, podrá
observar mejor la realidad externa.

La Psicología debe estar al servicio y no al uso de la comunidad humana; esta


demanda del psicólogo una actitud de honestidad y respeto consigo mismo y con
los demás.
Herrera y Lichrszajn (1979) toman el modelo existente sobre normas éticas de
los psicólogos, publicadas por la American Psychological Association en 1967, con
el fin de discutir algunos casos concretos de supuestas violaciones a dicho
modelo, que comprende 19 áreas, de las que se presenta un breve resumen:
• Responsabilidad. Incurre en ella el psicólogo que trata de modificar el
comportamiento de un cliente, de una manera distinta de lo que piensa o desea.
• Competencia. No seguir estudiando, no actualizarse, particularmente respecto a
tendencias psicológicas a las cuales no se les tiene simpatía.
• Normas legales y morales. El psicólogo que prescribe, o expresa opinión en
contra o abiertamente en pro de alguna norma sostenida por un credo religioso, de
una ley civil o penal.
• Tergiversación de la información sobre sí mismo. Los psicólogos que anotan en
su currículo vitae: Doctor, sin haber obtenido el grado. Profesores o instituciones
universitarios que otorgan grado a alumnos que padecen obvios trastornos
psicológicos.
• Declaraciones Públicas. Expresar actitudes y opiniones destructivas ante
corrientes que se consideran antagónicas a la propia.
• Confidencialidad. Psicólogos y catedráticos que presentan casos en el salón de
clases, sin cuidar la identidad ni el respeto por el cliente. En reuniones sociales, el
psicólogo que habla sobre sus clientes.
• Intereses de Clientes. Un psicólogo del trabajo sabe por el propio candidato algo
que puede impedirle el ingreso a una organización, y lo informa porque tiene
instrucciones del patrón de comunicarle toda clase de información.
• Relaciones con clientes. Un psicólogo mantiene una relación muy íntima con sus
clientes en tratamiento, fuera del consultorio.
• Servicios Impersonales. Un psicólogo contesta cartas en periódicos, de gente
que le consulta sus problemas.
• Publicidad sobre servicios. Un psicólogo se anuncia en el periódico, listando todo
lo que cura.
• Relaciones Interpersonales. Un psicólogo acepta tratar a una persona que
actualmente está en tratamiento con otro colega, sin comunicarse con él. Un
psicólogo habla al paciente sobre la calidad del trabajo de otros colegas, en
términos derogatorios y de calumnia.
• Honorarios. Un psicólogo sugiere a las personas que atiende en una institución
donde presta sus servicios, que lo vean en lo privado, cobrándoles por este
servicio.
• Protección de los test. Una empresa que vende test en forma indiscriminada. El
Psicólogo hace del conocimiento del público el contenido de los test psicológicos.
• Interpretación de los test. Un psicólogo hace estudios psicológicos sin conocer ni
la confiabilidad ni la validez de sus instrumentos.
• Publicación de los test. El psicólogo publica una prueba sin especificar su diseño,
población a la que va dirigida, limitaciones, etc.
• Precauciones en la investigación. Los sujetos no son respetados, al grado de
abusar de ellos en investigaciones de laboratorio; el uso de drogas, aún con las
debidas precauciones.
• Créditos en las publicaciones. Un investigador publica resultados de sus trabajos,
sin mencionar a sus colaboradores; publica o cita como propios datos de otros
investigadores.
• Responsabilidad hacia la organización. Un catedrático que se ostenta como tal
sin cumplir con la institución para la que trabaja y hace uso de su cargo para fines
personales.
• Actividades promocionales. El catedrático asigna y obliga al alumno a comprar el
libro del que es autor, con fines de lucro.

Lafarga (1979) considera algunas sugerencias ideales para la formulación de un


código ético para el psicólogo..
• El psicólogo es un científico, un técnico, un profesional de la promoción del
comportamiento, pero es ante todo un hombre, una persona, que crece y se
desarrolla en un país rico en reservas humanas y en recursos naturales, pero
víctima de tensiones.
• Es ante todo un ser humano, genuinamente interesado en su propio desarrollo y
en el crecimiento armónico e integral del individuo y de sus grupos.
• Valora la honradez y la sinceridad como actividades personales y como método
de trabajo.
• Es capaz de establecer relaciones interpersonales cálidas y profundas, y de
contraer compromisos estables.
• Está suficientemente preparado como científico y como técnico y valora la
actualización constante, trabaja con seriedad sobre hipótesis corroborables por la
práctica y la experimentación.
• Mantiene una actitud abierta a todas las corrientes.
• Es científico por el cuidado de sus observaciones y registros, por la claridad en la
formulación de hipótesis explicativas y por la metodología rigurosa para poner las
hipótesis a prueba y no derivar conclusiones que generalicen mas allá de lo que
permitan los fenómenos observados.
• Valora la confidencialidad y el respeto por la información personal recibida de su
clientela.
• No hace del lucro exagerado un objetivo profesional.,
• Está abierto al cambio social y está consciente que él es un factor de cambio
social.

El departamento de psicología de la Universidad Iberoamericana publicó un folleto


con las normas éticas para el psicólogo que se trascribe a continuación tal como
se ha publicado.

Preámbulo:

Estos principios se derivan de la ley natural. Sirven de normas para la solución de


problemas que se presentan en las relaciones del psicólogo con sus clientes con
otros psicólogos y con el público en general. El psicólogo debe recordar que
anteriormente a su calidad de Psicólogo – científico y profesional- es hombre y
como hombre está sujeto a la ley natural.

Capítulo I: Principios generales.

Art. 1º. La función del psicólogo. El objeto primero del psicólogo es prestar
servicios a la humanidad. Las ganancias monetarias se subordinan enteramente al
fin primario. El que escoge esta profesión asume la obligación de regir su
conducta de acuerdo con estos ideales. El psicólogo debe ser un hombre honrado,
perito en su ciencia y experto en el arte de aplicarla a los demás, y debe tener
delante de los ojos que maneja el aspecto más delicado de la vida del hombre: su
aspecto mental. Cualquier error o equivocación que se comete en esta capo tiene
repercusiones incalculables en la vida de los clientes.
Art. 2º. La responsabilidad del psicólogo. El objetivo de la profesión de psicólogo
es el bien de los seres humanos. El psicólogo dedica su vida a la solución de los
problemas de sus semejantes para lograr su buena adaptación y salud mental.
Debe compartir lo que aprende y lo que descubre con sus colegas de todas partes
del mundo. No debe contentarse solamente con limitar sus actividades a la
solución de los problemas que se le presentan, sino que es necesario dedique su
ingenio y su experiencia a la prevención de estos problemas.
Art. 3º. Obligaciones de los grupos. Las normas éticas señaladas aquí se refieren
tanto al individuo como a los grupos a no ser en los casos en que se indique otra
cosa.
Art. 4º. Remuneración por servicios profesionales. Los honorarios deben limitarse
a las actividades prestadas al cliente, y deben hacerse en la forma y en la cantidad
que se le anuncia específicamente. Es poco ético el referir a los clientes a otros
psicólogos para dividir la paga entre los dos. Así se provoca la desconfianza de los
clientes con respecto a la profesión.

Capítulo II: Deberes de los Psicólogos con sus Clientes.

Art. 5º. Principios Básicos respecto al hombre. Cualquier hombre debe ser
considerado como normal mientras no se pruebe lo contrario. El hombre normal no
sólo posee libertad teórica sino que tienen realmente uso de la misma. Las
disposiciones psicológicas anormales no son siempre insuperables, ni impiden al
sujeto toda posibilidad de obrar libremente. Incluso los dinamismos del
inconsciente y del sub consciente no son irresistibles al grado que el sujeto normal
no pueda dominarlos.

Art. 6º. Deberes del psicólogo con sus clientes:

Párrafo 1 Ciencia. El primer deber del psicólogo con el público es el estar en


posesión de la ciencia necesaria dentro de su campo para resolver los problemas
que se le presentan. Esto implica que no debe admitir problemas que trascienden
su preparación. El psicólogo clínico no debe practicar psicoterapia si no tiene la
preparación para ello. El psicólogo industrial no debe usar técnicas proyectivas al
cliente y exponerse a crearle grandes daños. Cada psicólogo, cualquiera que sea
su especialidad, debe seguirse informando del progreso en todas las áreas de
ésta, tomándolo en consideración en su trabajo, y tratando de contribuir al
progreso por medio de sus propios esfuerzos. Por tanto, debe aceptar las reglas y
requisitos del método científico.

Párrafo 2 Respeto. Poseyendo la persona humana una dignidad incomparable, el


psicólogo debe respetarla. La dignidad del ser humano 1- prohíbe usar técnicas
que atropellen, aunque pudieran contribuir al progreso de la ciencia; 2- Obliga
respecto de las entrevistas y aplicación de pruebas, sobre todo, proyectivas: A-
Obtener sin engaño o violencia el consentimiento del cliente o el de aquellos que
pueden darlo en su lugar; b- No buscar mayor conocimiento que el que sea
necesario..

Párrafo 3 Secreto Profesional. El psicólogo tiene en su trabajo profesional, la


oportunidad de conocer secretos que se refieren al individuo o grupos, y está
sujeto a las reglas del secreto profesional.

1- La materia del secreto profesional. Es toda información que reúna las


siguientes condiciones: a) debe ser verdaderamente oculta, b) debe ser válida, es
decir, que no haya obligación de divulgarla; c) debe ser recibida no sólo por un
miembro de la profesión psicológica sino que debe haber sido comunicada a esta
persona en su capacidad profesional; d) toda información oculta acerca de un
paciente obtenida por el psicólogo en el ejercicio de su profesión cae bajo el
secreto profesional; e) el psicólogo está obligado a tomar las precauciones
necesarias para facilitar la guarda de los secretos. Por tanto, debe procurar el
aislamiento de sus entrevistas con los clientes, asegurarse de la reserva en la
conservación de expedientes y documentos. Y asegurarse de la honorabilidad de
los compañeros de trabajo que deben necesariamente participar en la información
secreta; f) Nótese que el secreto profesional se viola no solamente por palabras
sino también por gestos, sonrisas, encogimiento de hombros, etc.
Párrafo 4 En ciertos casos el psicólogo examina clientes enviados por una
escuela o corporación, y actúa como agente de ellas. Por tanto, hay un convenio
implícito o explícito con el cliente que el reporte se le debe enviar a la corporación
o escuela. Sin embargo, si el psicólogo llega a conclusiones que debe rechazarse
al solicitante, indique las causas en la forma más general posible en vez de enviar
un reporte que pueda desacreditar seriamente a los clientes.

2- El poseedor del secreto. El cliente es el único poseedor de sus secretos. En


caso de niños o enfermos mentales incapacitados, sus padres, o en ausencia de
estos, los tutores son los poseedores de la información confidencial.

3- El deber de guardar el secreto es de justicia conmutativa, y se extiende a


todo el personal que trabaja en una clínica, incluso las secretarias que tienen
acceso a los expedientes. El jefe de la clínica debe en este caso recordar esta
obligación personal a todos los miembros de la misma.

Párrafo 5 Uso de las pruebas Psicológicas


a) no deben administrarse a familiares y amigos;
b) deben administrarse en la condiciones de lugar y de tiempo que indiquen los manuales
respectivos;
c) el buen éxito en el uso de las pruebas mentales depende del conocimiento de las
normas en que descansen y de su validez y confiabilidad;
d) los resultados de las pruebas mentales son estrictamente confidenciales, es decir,
deben comunicarse a los sujetos o a sus padres o tutores. Se exceptúa el caso de trabajo
en equipo,
e) los resultados de las pruebas mentales nunca se comunican escuetamente, sino
interpretados constructivamente al alcance del cliente o de sus familiares;
f) las pruebas mentales no deben comunicarse sino a personas que demuestren tener el
conocimiento y la habilidad necesarios para su uso eficaz e interpretación correcta. Por
tanto, deben comunicarse de ordinario únicamente a los psicólogos.

Capítulo III: Deberes de los psicólogos con la


profesión.
Art. 7º. El psicólogo debe defender la dignidad y el honor de su profesión.
Art. 8º. El psicólogo debe salvaguardar la profesión en contra de los que
presentan características morales deficientes o educación inadecuada.
Art. 9º. El psicólogo debe también exponer públicamente, sin miedo, la conducta
corrompida o incompetente de otros miembros de la profesión.

Capítulo IV: Deberes de los psicólogos con los


colegas-
Art. 10º. Como regla general, el psicólogo no debe atender profesionalmente a los
miembros de su familia. Es necesario que dependa de sus colegas para estos
servicios.
Art. 11º. El psicólogo no debe aceptar condiciones de trabajo que afecten su
independencia profesional. Es decir, las que le impiden aplicar los principios éticos
descritos en estas normas.
Art. 12º. El psicólogo debe estar dispuesto a ayudar a sus colegas en la profesión.

A continuación se incluyen algunos principios éticos que fueron obtenidos del


documento que publicó la American Psycology en 1981.

Principio 1. Responsabilidad.
Al brindar sus servicios el psicólogo aplica los conocimientos más precisos de su
profesión y se responsabiliza de las consecuencias de sus actos, asegurándose
que se haga uso apropiado de sus servicios.

• Como científico acepta la responsabilidad de elegir la temática de investigación,


de emplear la metodología adecuada y analizar sus datos con honestidad,
considerando hipótesis antagónicas y explicando sus resultados dentro del
contexto de las limitaciones del trabajo de investigación. Únicamente asume el
crédito por el trabajo que efectivamente realizó.
• El psicólogo evita los conflictos entre intereses distintos y minimiza las posibles
interferencias en el medio en que obtiene sus datos.
• Previene y no permite que se haga un uso inadecuado de su trabajo.
• Como profesor, reconoce su obligación de enseñar o otros transmitiendo
información objetiva, precisa y completa.
• En el ejercicio profesional está consciente de su responsabilidad social, reconoce
la influencia de su posición y evita dejarse manejar por presiones.

Principio 2. Competencia profesional.


El psicólogo delimita su campo de intervención y reconoce el alcance de sus
técnicas por que limita sus servicios empleando únicamente aquellas en las que
está capacitado. En las áreas donde no se cuenta con normas establecidas toma
las precauciones necesarias para proteger a sus clientes. Se mantiene actualizado
en los conocimientos científicos y profesionales.

• El psicólogo ostenta únicamente los grados académicos acreditados en una


institución reconocida.
• Reconoce la necesidad de la educación continua y es flexible para aceptar
nuevos conocimiento.
• Está consciente de las diferencias entre los diversos grupos humanos y se
prepara para brindar un servicio pertinente.
• Tiene conocimientos sobre problemas de construcción, medición y validación de
los instrumentos que emplea.
• Sabe que sus problemas personales pueden incidir en su trabajo y evita
comprometerse con actividades que sus conflictos podrían lastimar a sus clientes
o se allega de la adecuada supervisión para decidir el curso de sus intervenciones.

Principio 3. Normas morales y legales.

Las normas morales y éticas que rigen la conducta del psicólogo son de índole
personal, excepto cuando su comportamiento comprometa el cumplimiento de sus
responsabilidades profesionales o vaya en detrimento del prestigio y confianza del
público hacia la profesión.
• Como maestro es sensible a los valores de sus estudiantes, respeta sus
actitudes y está consciente que sus propios valores influyen en el material y la
selección de los tópicos que enseña.
• No efectúa ni condona prácticas inhumanas que resulten en acciones ilegales o
injustificadas al emplear o seleccionar personal. Esto incluye el no actuar con base
en prejuicios raciales, de edad, sexo o de otra índole.
• En su actividad profesional, evita acciones que violen los derechos legales y
civiles de sus clientes y pugna por modificar las normas o leyes que lesionen los
intereses de la persona.

Principio 4. Declaraciones Públicas.

La promoción y difusión son necesarias para que el público pueda formularse


juicios informados y elegir el servicio psicológico pertinente; por lo mismo, al
realizar tales actividades, el psicólogo deberá precisar con objetividad su
preparación, las funciones que efectúa y su afiliación profesional, al igual que las
de aquellas instituciones u organizaciones que incluya en la promoción.

• Al anunciar sus servicios el psicólogo puede incluir sus datos personales, grados
académicos, aspectos de costo y la información que considere relevante que no
se contraponga con algún principio ético.
• Las declaraciones públicas pueden hacerse a través de medios masivos de
comunicación, libros, revistas o cualquier otro medio. Al hacer este tipo de difusión
el psicólogo está obligado a proporcionar datos unívocos que eviten crear falsas
expectativas. La información no debe ser ominosa ni se deben citar clientes
individuales.
• Los anuncios pagados deben aparecer como tales; se prohíbe dar remuneración
anticipada a miembros de cualquier medio de comunicación para hacerse
publicidad. Si se emplean medios de comunicación masiva, la promoción debe
pre-grabarse para que el psicólogo la apruebe antes de su difusión.
• El psicólogo que se dedica al desarrollo de material, libros, u otros instrumentos
de divulgación, cuidará que esto se anuncie en forma científica y profesional.
• El psicólogo no participa en anuncios comerciales.
• El psicólogo difunde las aportaciones de su ciencia y ofrece sus servicios sin
sensacionalismos.
• Como maestro o facilitador de grupos se asegura que los catálogos de talleres y
seminarios describan clara y precisa la naturaleza, objetivos, costos, requisitos de
ingreso y acreditación, así como la experiencia y preparación de quien los imparte.
• Las solicitudes para los participantes en alguna investigación deben hacer
explícitas las obligaciones, los riesgos y las responsabilidades en que incurra
quien acepte colaborar.
• El psicólogo acepta la obligación de sancionar a quienes contravengan estos
principios.
• El diagnóstico individual y la psicoterapia se reservan exclusivamente a una
relación psicológica profesional. Al dar consejo a través de los medios masivos de
comunicación o similares el psicólogo ejerce el más alto juicio profesional.

Principio 5. Confidencialidad

Es una obligación prioritaria salvaguardar el secreto profesional; por ello se


precisa del consentimiento del cliente por revelar otra información obtenida en el
trabajo. Esta obligación no rige cuando está claro que no comunicarla resultaría
peligroso para el cliente u otros. Asimismo, se informará a los clientes sobre los
límites legales de la confidencialidad.

• La información obtenida en una relación clínica o de consulta sólo se discute con


propósitos profesionales y se comunica a quienes están claramente relacionados
con el caso. Los informes escritos y orales incluyen datos relacionados con la
evaluación evitando invadir la privacidad.
• El psicólogo que presenta algún caso de un foro publico lo hará con el
consentimiento del interesado, cuidando que no se pueda identificar a la persona.
• El psicólogo está obligado a guardar en lugar seguro sus expedientes.
• Al trabajar con menores de edad o personas incapacitadas para otorgar un
consentimiento voluntario, el psicólogo es especialmente cuidadoso en la
protección de sus derechos e intereses.

Principio 6. Bienestar del Consumidor.

El psicólogo respeta la integridad y protege el bienestar de las personas o grupos


con quienes trabaja. Al surgir conflictos de interés entre un cliente y una
institución,
el psicólogo aclara su responsabilidad para con el cliente. Informa al consumidor
con absoluta claridad sobre la índole y el propósito de un procedimiento de
evaluación e intervención y acepta que se debe elegir libremente la participación
como sujeto de una investigación.

• Reconoce sus necesidades y la influencia que tiene frente a sus clientes,


alumnos y subordinados, por lo que evita explotar la confianza y dependencia de
estos. Se esfuerza por evitar relaciones duales que puedan limitar su juicio crítico.
• El psicólogo que acepta tratar a un cliente a solicitud de un tercero y asume la
responsabilidad de aclarar a todo los interesados la naturaleza de su relación.
• El psicólogo establece con antelación sus cuotas y comunica éstas con claridad.
No proporciona ni recibe remuneración por referir clientes y contribuye con
trabajos poco o no remunerados.
• El psicólogo termina sus servicios cuando el cliente no está derivando beneficios
de los mismos y ofrece alternativas de asistencia.

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