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Tema 1: La abstracción: fue una línea de trabajo de varios artistas del

siglo XX. Fundamenta las razones que los llevaron a incursionar este
camino.
De la misma forma que el hombre crea con la palabra para expresar sus
pensamientos, también el hombre consideró pertinente la libertad de crear en
pintura o escultura con independencia de formas y colores. Dentro de los
movimientos de vanguardia el tema del arte seguía estando presente, solo
unos pocos artistas se atrevieron a lanzarse definitivamente hacia la
abstracción.

Debemos tener en cuenta que la abstracción no es un movimiento único, ni


obedece a un lenguaje estético común, el arte “no figurativo” fue visto como el
punto de llegada de varias corrientes diferentes. En una cosa estaban de
acuerdo, en el abandono total de la cuestión natural.

A partir de 1910, comenzaron a darse grandes debates y discusiones en el


ámbito de la historiografía del arte, para levarse a cabo cambios en los que
ésta se convirtió en lo que hoy conocemos. El formalismo, como corriente,
busca para la historia del arte como disciplina científica criterios de identidad
que le sean propios. Pretende definir una historia del arte que no sea la mera
crónica de unos acontecimientos culturales, ligados a la historia política o social
de las naciones, sino como la historia de un objeto propio, cuya evolución
depende, por tanto, de su propio concepto. En esta línea, encontramos autores
que estaban en sintonía con los artistas de vanguardia, por ejemplo Wolfflin,
sostenía la idea de hacer una historia del arte sin nombres, sino de estilos,
donde predominara la forma frente al contenido. Decía que “Conocer los estilos
es conocer el arte” y con formación psicológica, ponía énfasis en la empatía
necesaria para lograr un nivel perceptivo de la obra, no en forma pasiva, sino
que a la vez que percibimos proyectamos en la obra nuestros pensamientos,
emociones, sentimientos, la obra estaría “abierta” para el sujeto que observa..
Worringer, advertía una necesidad de cambio en la forma de hacer historia del
arte, porque las discusiones del momento lo demandaban, se reconocía en
éste ámbito el principio del arte como la voluntad artística que se expresaba de
distintos modos. Roger Fry, destacaba la falta de sensibilidad estética en
aquellos que no podían apreciar el arte de sus contemporáneos, personas que
por otra parte se podían mostrar muy sensibilizadas por el arte antiguo. Así,
fueron surgiendo diferentes teorías dentro de lo formal, que iban aportando y
enriqueciendo estas nuevas perspectivas de análisis. Warburg, por ejemplo
intentaba dar un criterio unitario a la obra, interrelacionando las imágenes con
las palabras, surgidas de un estudio de los signos.

En cuanto a los artistas puntualmente, la abstracción estuvo ligada a varias


corrientes teosóficas y esotéricas, el arte evitaba mostrar lo material de este
mundo, porque aspiraba a colocarnos en un plano más elevado. Dentro de esta
tendencia, Kandinsky fue un artista destacado, tuvo una formación intelectual
mucho más sólida que la mayoría de sus contemporáneos, y era capaz de
expresar por escrito un pensamiento propio, y bien argumentado, donde
combina lo racional, lo intuitivo, y hasta lo sugestivo, lo que lo convirtió en un
gran teórico dentro del movimiento abstracto. Se movió en escenarios
culturales muy diversos, en su adolescencia en la Rusia zarista, a partir de los
30, en la eclosión revolucionaria de la Unión Soviética, en Francia vivió la
ocupación alemana, y murió casi en el holocausto de Hiroshima. Realizó
estudios de Derecho y Economía política, tuvo sólidos conocimientos de la
cultura clásica, le interesó la literatura, tocaba instrumentos, se dedicó a la
docencia (Bahuaus) y finalmente se dedicó a la creación artística.

Sus pinturas tienen como identificación, no un nombre sino un número, para no


hacerlo sugerente…

En su pintura N 201,( 1914) a modo de


ejemplo, se muestra su interés en mostrar el
poder que tiene la pintura para suscitar
emociones, decía que el color provocaba
una determinada vibración dentro del ser
humano. Él era un verdadero embanderado
de la liberación de las formas naturalistas,
tema que claramente se observa en el
cuadro. De todas formas, Ramírez nos
cuenta que la pintura pertenece a una serie
de 4 lienzos que representarían las 4
estaciones, tratándose este de una alusión
a la primavera. Es casi seguro que el pintor
quiso evocar la explosión floral y la vitalidad
de esta época del año, a través de una
riquísima gama cromática. Tiene un
movimiento “casi delirante”, pero podemos
llegar a adivinar algunas montañas, valles y bosques debajo de un sol
resplandeciente.

(Las imagino tratando de encontrar todo esto en el cuadro y me da risa)


A partir de 1917 Torres García incursiona en grandes cambios sobre su obra,
que hasta ese momento había apuntado hacia los temas clásicos. Este artista
uruguayo, al igual que tantos otros, tuvo su formación y desarrollo profesional
en Europa, primero en Barcelona, luego en Paris, luego de 45 años de
ausencia, regresa a Uruguay en 1940, e instala a nuestro alrededor no solo su
obra pictórica, sino la impronta cultural que traía con él adquirida en toda su
trayectoria ante las distintas concepciones estéticas recorridas. Para encontrar
una exponente explicación de este marcado arte que Torres ha estampado en
nuestra ciudad de Montevideo, debemos buscar la causa de estos grandes
cambios que experimenta el artista, que de un ideario clásico, pasa a la
abstracción. Conoce por esos tiempos (1917) a Barradas, otro pintor uruguayo,
cuya obra fue influyente en el ámbito de la modernidad catalana, al que a su
vez habían llegado ideas del futurismo italiano, y rescatan de allí las miradas
sobre la vertiginosa vida urbana, atravesadas por la fotografía, el cine, la
cartelería y el vibrante movimiento moderno.

Por otra parte, Torres García, siempre tuvo como artista, una predisposición al
cambio: “Siento verdaderamente horror - escribe- por todo lo que sea
estancamiento… hacer lo que hice ayer o pensar como ayer pensaba… Todo
lo que no sea juzgar las cosas como si fueran nubes pasajeras, me aburre y
me fatiga. Estoy dentro de un vértigo de dinamismo que no sé por qué se me
impone ni dónde me conducirá”.
Así, se reconoce esta historia de amistad y de intercambios de ideas en la
secuencia de obras de escenas y calles de Nueva York que realiza alrededor
de 1920, tanto en oleos como acuarelas. Estas obras ya denotan una fuerte
aparición de la línea (negra), y una alta densidad rítmica (indica movimiento),
estos elementos Torres los percibe como lo “joven” en su obra, características
que serán fundamentales en la producción que más adelante (a partir del año
30) conoceríamos como el Universalismo constructivo de Torres García. Su
arte abstracto, que consistiría según su propio criterio en una síntesis de las
formas, y no en la ausencia de figuración.

Composición simétrica
universal en blanco y negro.
1931. Torres, G.

En una plataforma geométrica


que está reticulada según la
proporción aurea,
(reminiscencia de sus
tendencias clasicistas que
pretende combinar con lo
nuevo) se desarrolla la
construcción de figuras, o
símbolos de carácter universal,
la operación simbólica trata de
reducir o sintetizar la forma a
un ideograma básico, que a su
vez son combinados con
signos, números, letras. Lo que
intenta Torres García en esta
obra es construir una síntesis
del universo como totalidad. Su
obra está cargada además con
tendencias esotéricas, heredadas de un Piet Mondrian por ejemplo, al igual que
otros artistas con estos intereses espirituales que conoció en París. Su pintura
constructiva adquiere un carácter metafísico. Escribe: “Me parece pues, que es
conveniente hacer notar que lo que tratamos de realizar es cosa bien otra que
ese puro cerebralismo. Aquello a lo que nosotros podemos llamar construcción
es, más bien, la realización de ese pensamiento esotérico de totalidad y no un
puro esteticismo”.

A fines de la década del 40, la abstracción tuvo lugar en Estados unidos,


tomando forma de Expresionismo abstracto, en el que se destaca Pollock. Este
artista mostró un especial interés en el modo de manipular la pintura y la
aplicación de la misma. Su técnica consiste en colocar el lienzo en el suelo y
verter o gotear líneas de pintura que de forma espontánea van traduciendo las
emociones, los impulsos y sensaciones que el artista experimenta en formas
que nuevamente evocan lo místico, intentando sacudir los hábitos de
pensamiento racional que motivan a las personas. Debemos tener en cuenta,
que en este tiempo todo occidente estaba volcado hacia la cultura del lejano
oriente, las tendencias budistas, y la doctrina zen. La realización de la obra de
Pollock, el propio accionar del pintor se lo compara a un estado de trance,
donde se liberan las emociones, casi en un acto chamánico.

Pintura N31. 1950 3 x 5mt apróx.

El número 31 de 1950 es una de las pinturas más grandes de Pollock y una


obra maestra de la técnica del "goteo". Cordones de color ondulantes
atraviesan el lienzo con una energía que registra la fuerza y la velocidad pero a
la vez es graciosa y lírica, animando cada centímetro de la composición para
que parezca expandirse a pesar de su tamaño ya enorme.
"En el piso estoy más a gusto", dijo. "Me siento más cerca, más una parte de la
pintura, ya que de esta forma puedo caminar, trabajar desde los cuatro lados y
literalmente estar en la pintura".

Bibliografía:

Brihuega, J. Pérez Carreño, F. Dir. Bozal, V. (2010) Historia de las ideas


estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas. Vol II. Antonio Machado.
Madrid
Gombrich, E. (2004) La historia del arte. Sudamericana. Buenos Aires.

Peluffo, G. (1992) Historia de la pintura uruguaya. Ediciones de la Banda


Oriental. Montevideo.

Ramírez, J.A. (2006) Historia del arte. Vol. III. Alianza. Madrid.

Stagnos, N. (2000) Conceptos del arte moderno. Del fauvismo al


posmodernismo. Destino. Singapur.

Pág. Web: www.moma.org

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