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Autor
Dr. Mario Ignacio Perman
Ex Jefe de Terapia Intensiva; Ex Coordinador del Programa de Soporte
Nutricional y Médico Honorario del Servicio de Terapia Intensiva de
Adultos – Hospital Italiano de Buenos Aires
Ex Director del Curso de Actualización para Graduados “Desnutrición y
Soporte Nutricional” – Facultad de Medicina – Universidad de Buenos
Aires
Ex Presidente de la Asociación Argentina de Nutrición Enteral y Parenteral (AANEP)
Ex Presidente de la Federación Latinoamericana de Terapia Nutricional, Nutrición Clínica y
Metabolismo (FELANPE).
OBJETIVOS
Esta Unidad Docente es parte de las “Bases Racionales” para abordar la terapia nutricional en
todo tipo de pacientes hospitalizados. En el desarrollo de la misma se espera que el lector
pueda alcanzar los siguientes objetivos:
Enunciar conceptos básicos de desnutrición y sus mecanismos patogénicos.
Definir los distintos tipos de desnutrición.
Reconocer el desarrollo y las consecuencias clínicas de la desnutrición.
Enunciar aspectos de la desnutrición asociada a enfermedades y de la
desnutrición hospitalaria.
Reconocer los conceptos de riesgo nutricional y de riesgo de desnutrición.
DEFINICIONES y CONCEPTOS
1
malnutrición por deficiencia de macronutrientes (calorías y
proteínas), que es preferible denominar como desnutrición (término que
se utilizará de ahora en adelante en el texto);
malnutrición por exceso calórico, que incluye a los estados de
sobrepeso y obesidad;
déficit de uno o varios micronutrientes (oligoelementos, vitaminas y
minerales), que habitualmente son parte de la desnutrición calórico-
proteica, pero que en algunas circunstancias se pueden presentar en
forma aislada, como “desnutrición oculta”.
2
corporal (masa grasa, masa libre de grasa y agua corporal). Propusieron dejar de usar
términos no específicos y confusos tales como emaciación, inanición y malnutrición, y
utilizar los términos de “marasmo”, “caquexia” y “sarcopenia”, dado que cada uno
de los tres implican diferentes procesos patogénicos, condiciones clínicas y abordaje
terapéutico.
K. Kalantar-Zadeh y col. (5) propusieron una interesante “definición operativa de
desnutrición” para enfermos con insuficiencia renal, la cual está basada en una serie
de factores que la hacen apta para generalizarla a otros tipos de pacientes:
1. Disminución de la proteína corporal total,
2. con o sin depleción de la grasa corporal,
3. con disminución de la capacidad funcional,
4. causada, al menos en parte, por una inadecuada ingesta de nutrientes en
relación a los requerimientos
5. y que mejora (o que puede mejorar) con dieta y/o soporte nutricional.
Cada uno de los ítems que componen la definición anterior se basan en una serie de
conceptos fisiopatológicos y clínicos cuya validez es ampliamente reconocida:
3
mayor que lo normal. Estos pacientes, aunque aún se encuentren dentro de
un rango de peso normal o aumentado, si perdieron masa proteica deben
ser considerados como desnutridos, dado que las manifestaciones
clínicas, bioquímicas, funcionales y/o pronosticas de la desnutrición se
asocian con la depleción proteica y no con el IMC o la pérdida de grasa
corporal. Este fenómeno se denomina genéricamente como
“desnutrición en la obesidad” y a los pacientes se los puede denominar
como “obesos desnutridos”.
4
G. Jensen (7) enfatizo la necesidad de definir los “síndromes de desnutrición”
teniendo en cuenta la condición clínica y los mecanismos fisiopatológicos presentes,
para lo cual propuso diferenciar las siguientes condiciones o estados clínicos:
Caquexia: se desarrolla cuando una determinada noxa induce un estado
inflamatorio (respuesta inmunológica innata) mediado por un estímulo a la
producción de citoquinas y otros mediadores pro-inflamatorios, los cuales a su
vez, también inducen cambios metabólicos tales como aumento del gasto de
energía (hipermetabolismo) y del catabolismo proteico (hipercatabolismo),
alteraciones en el metabolismo intermedio de hidratos de carbono, lípidos y
proteínas, retención de agua y sodio, etc..
Marasmo o consunción: cuando la disminución de la masa corporal se debe
principalmente a una menor ingesta o asimilación de nutrientes, sin una
condición inflamatoria asociada ni cambios metabólicos debidos a la misma.
Desnutrición calórico-proteica: cuando se observan signos clínicos (pérdida
de peso, disminución del índice de masa corporal) y bioquímicos (disminución
de la albumina y otras proteínas plasmáticas) debido a una insuficiente ingesta
de calorías y de proteínas. Esta condición, cabalga ligeramente sobre las dos
condiciones anteriores.
Sarcopenia: disminución de la masa muscular relacionada con el
envejecimiento, aunque actualmente se conoce que la misma también se puede
observar en ciertas patologías.
5
A los fines prácticos, es útil identificar estos tipos fisiopatológicas de DCP, dadas
sus implicancias clínicas y terapéuticas. No obstante, se debe tener presente que tanto
la DCP tipo Marasmo (tipo A de la clasificación anterior) como la tipo Caquexia (B y
C) son consecuencia de procesos fisiopatológicos que no siempre son puros, sino que
en ciertas ocasiones se imbrican y producen formas combinadas, con componentes de
marasmo y de caquexia, lo cual también tiene implicancias clínico-terapéuticas, tanto
para el pronóstico de la enfermedad de base como para el resultado esperable del
tratamiento nutricional.
6
inflamación también causan una cierta “resistencia a la realimentación”, lo cual
puede dificultar la implementación o disminuir la eficacia de los tratamientos
nutricionales.
DESARROLLO DE LA DESNUTRICIÓN
7
Recién al final del proceso, se observan una serie de cambios objetivos tales
como pérdida de peso y de tejidos (celular subcutáneo, músculo, etc.),
detectables clínicamente o por diversos métodos de evaluación nutricional.
8
En individuos sanos con ayuno total (ingesta solo de agua) sostenido, la muerte por
inanición se produce entre los 60 y 70 días, la cual se debe a una pérdida de
aproximadamente el 40% de la masa proteica corporal.
Este fenómeno se conoce desde hace mucho tiempo. En 1921, M. Krieger (12) efectuó
un estudio de composición corporal por disección de cadáveres de pacientes fallecidos
a causa de enfermedades prolongadas (cáncer, infecciones crónicas, insuficiencia
cardiaca, etc.), en quienes constató una pérdida de peso promedio del 38 al 42 %
cualquiera haya sido la enfermedad que causó la muerte; en el estudio también
observó que la pérdida de la masa de la mayoría de los órganos fue proporcional a la
disminución del peso corporal.
En 1989 D. Kotler y col. (13) realizaron varias determinaciones de la proteína corporal
total (por medición de la radiación del isótopo natural 40K) en una cohorte de pacientes
con caquexia por SIDA (estudio realizado antes de disponer de tratamientos efectivos
para la enfermedad) que no tenían patologías concomitantes potencialmente mortales.
En las mediciones repetidas durante las últimas semanas de vida, observaron una
disminución progresiva tanto del peso como de la proteína corporal, hasta alcanzar
una pérdida promedio del 40-50% del peso y del 30-40% de la proteína corporal en la
mediciones cercanas al momento de la muerte.
Por lo tanto, una pérdida del 10 al 15% de peso corporal implica una
disminución significativa de la masa proteica corporal, lo cual es un factor
9
determinante del aumento de la morbi-mortalidad en los pacientes con pérdida
de peso significativa. Al respecto, en función de los resultados de varios estudios
realizados en pacientes quirúrgicos, el grupo de investigadores de G. Hill concluyeron
que:
10
Aunque en esta Unidad Docente no se desarrollará el tema del déficit de
micronutrientes, se debe tener presente que en la desnutrición, especialmente la
debida a hipoalimentación crónica y/o problemas digesto-absortivos, es frecuente
observar un estado de carencias únicas o múltiples de micronutrientes, lo cual es
importante por varias razones:
a) El déficit de micronutrientes se asocia con varias complicaciones que inducen
peor evolución y pronóstico clínico;
b) Lo anterior obliga al diagnóstico clínico precoz de estos déficits para abordar
precozmente su tratamiento;
c) Al iniciar un tratamiento de repleción nutricional, es importante tomar medidas
para la prevención y/o tratamiento muy precoz del “síndrome de
realimentación”, caracterizado principalmente por hipofosfatemia,
hipomagnesemia, hipokalemia, déficit de vitamina B1 y otras, hiperglucemia,
retención de agua y sodio (el síndrome de realimentación será considerado en otra
Unidad Docente).
11
de aumento de la permeabilidad intestinal de macromoléculas y de
translocación de bacterias endoluminales a la circulación linfática o sistémica).
Hipoalbuminemia, hipoosmolaridad plasmática e intolerancia al aporte de
sodio.
Disfunción de la homeostasis calórica, termorregulación alterada y
predisposición a la hipotermia.
Disfunciones psicológicas con alteraciones del humor: apatía, depresión,
disminución de la capacidad de concentración mental y alteraciones cognitivas
Disminución de la calidad de vida
Peor evolución y pronóstico de una serie de enfermedades.
12
Algunos ejemplos de lo anterior se observan en la tabla siguiente, adaptada de C.
Green (15).
Insuficiencia pancreática,
Alteraciones de la enfermedades malabsortivas
digesto/absorción intestinales, intestino corto, daño
Malabsorción mucoso por enfermedad Inflamatoria
intestinal
Perdidas intestinales Fístulas, intestino corto
excesivas
Cambios de la
movilización y Trauma, sepsis, falla múltiple de
utilización de órganos, cáncer, SIDA avanzado
nutrientes por la
Alteraciones respuesta metabólica
Metabólicas a enfermedades
Consecuencias
metabólicas de Enfermedad renal, hepática o
insuficiencias de respiratoria crónica
órganos
DESNUTRICIÓN HOSPITALARIA
13
definición operativa es más amplia y requiere tener en cuenta diversos
aspectos:
14
en poblaciones sanas), mediante los cuales encontraron que casi el 50 % de
los pacientes de cirugía general mostraron resultados indicativos de
desnutrición moderada a severa. Dos años más tarde repitieron un estudio
similar en pacientes con patologías médicas y observaron resultados similares
en más del 45 % de los pacientes (20).
G. Hill y col. (21) realizaron en Inglaterra un estudio que titularon “Malnutrición
en pacientes quirúrgicos. Un problema no reconocido”, en el cual advirtieron no
solo la alta prevalencia de parámetros nutricionales anormales al inicio de
la hospitalización, sino también el empeoramiento de los parámetros
nutricionales durante la estancia hospitalaria: cerca del 50 % de los
pacientes en el post-operatorio de cirugía mayor con más de 1 semana de
hospitalización, mostraron parámetros de desnutrición hospitalaria.
15
No realización de evaluaciones nutricionales pre-operatorias y falta de
indicación de soporte nutricional post-operatorio.
16
La prevalencia de desnutrición (B + C) fue mayor en los pacientes que ingresaron
por patologías quirúrgicas (55.93%), oncológicas (69.18%) o infecciosas (62.57%); en
los mayores de 70 años (de 52.56% a 72.23%) y en el curso de la hospitalización
(desde el 35.8% en los primeros 3 días (equivalente al porcentaje de desnutrición pre-
hospitalaria) hasta el 70.4 % en quienes tenían una hospitalización mayor de 15 días).
En la 2ª fase del estudio AAPEP99 (27) se evaluaron las historias clínicas de los
pacientes ingresados al estudio para obtener información de complicaciones ocurridas
durante la hospitalización, tiempos de estadía y mortalidad. Se pudieron conseguir
datos precisos y confíales de 448 historias clínicas a los fines de evaluar la evolución y
pronóstico de los pacientes acorde a su estado nutricional. Los pacientes previamente
categorizados por EGS como A, B y C, mostraron importantes diferencias,
estadísticamente significativas, en el tiempo de estadía hospitalaria, en la mortalidad y
en las siguientes complicaciones: sepsis sistémica, neumonía, escaras de decúbito,
dehiscencia de heridas quirúrgicas y hemorragia digestiva.
RIESGO NUTRICIONAL
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infecciosas), mortalidad y tiempo de estadía hospitalaria. Este aumento del riesgo
(expresado en forma de “riesgo relativo” o de “odds ratio”) se denomina Riesgo
Nutricional, el cual puede ser definido como el “aumento del riesgo de morbi-
mortalidad de la enfermedad de base debido a la presencia concomitante de un
determinado grado de desnutrición”: a mayor grado de desnutrición, los pacientes
presentan un mayor riesgo de complicaciones, de muerte y de estadías hospitalarias
más prolongadas.
18
El riesgo nutricional no se puede medir con precisión, sino que se debe estimar en
el marco de la situación clínica de cada paciente en particular. En la UD 4 se presentará
una propuesta para estimar el riesgo nutricional de pacientes críticos (Nutric score).
19
La grasa corporal no es un parámetro útil para definir el estado
nutricional. Un individuo obeso que hace un tratamiento nutricional adecuado,
pierde peso por disminución de la grasa corporal con poca disminución de la
proteína corporal; por el contrario, existen pacientes con IMC en el rango de
sobrepeso u obesidad que deben considerarse desnutridos porque han perdido
proteína corporal a causa de su enfermedad: obesos desnutridos o
desnutrición en la obesidad.
20
inflamatorio. Este tipo de desnutrición muestra una respuesta adecuada al
tratamiento nutricional.
,
La desnutrición tipo Caquexia, predominantemente proteica, se asocia con
estados inflamatorios, ya sea de grado leve a moderado y persistentes, o bien
de aparición aguda y de grado alto. Este tipo de desnutrición muestra un cierto
grado de resistencia a la realimentación.
21
la enfermedad y/o a una serie de problemas relacionados con la condición
clínica de los pacientes y la alimentación durante la hospitalización.
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