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Pasos en el Nuevo Testamento Módulo 1 97

Lectura 2
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El Trabajo

Cuando nos ponemos a considerar la cuestión del trabajo en el siglo primero, nos
encontramos con el esclavo y el asalariado. Las tareas serviles del hogar o de los negocios
se dejaban casi exclusivamente al trabajo de esclavos, cuando podía uno proveerse de
ellos. Las clases más pobres, que no podían tener esclavos, realizaban por si mismas el
trabajo servil. Casi todo el trabajo pagado correspondía a la agri cultura o la industria,
aunque el abundante empleo del trabajo de esclavos en estas actividades, reducía al
mínimo los salarios, y hacía la vida extremadamente difícil para los trabajadores libres. El
asalariado en general recibía treinta o cuarenta centavos por día, con lo que, a los
precios pagados por los alimentos, sólo compraría una moderna comida para una familia
de cinco personas. Esto hacía excesivamente difíciles las condiciones de vida de las
clases laborantes, y ocasionaba un gran predominio de la extrema pobreza. El
desamparo económico fue un hecho frecuente al que atendi eron los primeros misioneros
cristianos, que demandaban la provisión organizada para los pobres, de parte de las
iglesias. Hubo, no obstante, muchas empresas privadas, en las que el propietario hacía su
propio trabajo y vivía de los productos de su propia industria, o empleaba la ayuda del
trabajo barato que siempre había a mano. En estas condiciones, la vida era mucho más
satisfactoria que para los asalariados.

Quienes trabajaban en la misma industria, frecuentemente se organizaban en


gremios industriales, comparable a nuestras modernas uniones de trabajadores. Así habla
gremios de panaderos, de herreros, de bataneros, y prácticamente de toda industria
conocida en ese tiempo. El genio romano de la cooperación y organización, facilitó y
acel eró el desarrollo de los gremios, tanto como la organización del capital 13. Es probable
que hubi ese un gremio de fabricant es de tiendas, y puede razonablemente suponerse
que Pablo fuese miembro de él. Naturalmente, el propósito de la guilda o gremio era el
impulso cooperativo de la industria, y el benefi cio mutuo de sus miembros. De la misma
manera, la religión tenía su parte, pues la mayoría de los gremios o corporaciones tenían

13
Abbott. T he common People of ancient Rome, p. 208
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su deidad especial protectora; por ejemplo, Vesta era diosa de los panaderos y Minerva
de los bataneros. Indudablem ente algún esfuerzo se hizo para obtener mejores
recompensas por el trabajo, pero no era éste un pro pósito reconocido de los gremios de
artesanos. Tal esfuerzo habría sido como golpe necesariamente inútil, por la competencia
siempre present e del trabajo esclavista. El testimonio de las inscripciones muestra que
tomaban parte considerable en la política l ocal. Otra v entaja era que los miembros
podían obtener ayuda de los otros afiliados, cuando viajaban, o buscaban empleo en un
nuevo lugar. Además, viene a nuestro pensamiento una ventaja de que Pablo pudo
haber disfrutado. La ayuda mutua a los miembros en pobreza o desgracia, era una
caract erística muy natural del sistema de los gremios. Se suministraban los beneficios por
defunción en el caso de las viudas y huérfanos, y en el sepelio de los miembros.

En su preparación para una Industria, el interesado deb ía servir durante algún


tiempo como aprendiz. Las condiciones de tal aprendizaje son pl enament e descritos en
varios papiros documentales existentes 14. Antes de que las partes entrasen al contrato, se
hacía una completa descripción para identificarse, como era costumbre en todos los
negocios o procedimientos legales de ese tiempo. Si el aprendiz era menor de edad, el
padre o tutor asumía por él la responsabilidad del contrato. El período de aprendizaje
según el contrato que tenemos a la vista (P. Oxy 275) era de un año, pero podemos inferir
de otros testimonios, que ese tiempo variaba. Durante este período el aprendiz debía
estar sujeto ent eramente a las órdenes de su patrón. En algunos casos, el aprendiz o su
padrino se encargaban de su sostenimiento, en tanto que el patrón pagaba un pequeño
estipendio por sus servicios; otras veces, el patrón se encargaba del mantenimiento del
aprendiz y además le pagaba un salario. El aprendiz, por su parte, estaba comprometido
con el dueño, conforme al contrato, por todo el tiempo que se había establecido, y en
caso de violación de las cláusulas del contrato por alguna de las partes, se imponían
castigos. Por supuesto, no debemos considerar que los textos de los papiros nos
proporcionan completa evidencia de todas las características y formas prácticas, pero
pueden aceptarse como representativas.

Prácticamente todas las industrias de la época estaban representadas entre los


miembros de las iglesias cristianas Este es uno de los ej emplos de muy valiosa información
que nos viene de las Catacumbas, vasto laberinto de corredores subt erráneos construidos
por los primitivos cristianos debajo de la Ciudad de Roma, para utilizarse primitivamente

14
P. Oxy, 275, 322, 725; P. Grenf. II, 59; B. G. U. 1021; P. Flor. 44; P. Teb. II, 384, 385.
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con propósitos sepul crales, pero también hasta ci erto punto, para servirles como lugar de
refugio en las persecuciones.

Había en el mundo romano del siglo primero, varías de las que ahora conocemos
como profesiones elevadas o liberales: artistas, médicos, cirujanos, abogados, maestros,
escribas profesionales, et c. Aunque no tenían la posici ón so cial que tales ocupaciones
mantienen en nuestro mundo, es probabl e, sin embargo, que, fuera de Roma donde el
exclusivismo aristocrático los dejaba fuera de la alta sociedad, estas profesiones fuesen
altamente respetadas en proporción, por supuesto, al mérito individual. Hasta donde las
facilidades dentro de su conocimiento y capacidad lo permitían, estas profesiones
alcanzaron, en muchos casos, un alto grado de eficiencia.

La ciencia médica, aunque primitiva si se compara con sus modernos resultados,


había hecho, no obstante, progresos que merecen nuestra admiración.

Entre los papiros existentes encontramos prescripciones de los médicos (por


ejemplo, P. Teb. II, 273), y un Interesante fragmento médico trata del método de tratar una
enfermedad particular, discurriendo sobre sus síntomas y dando consejos relativos a una
aparente complicación: ―SI durante los paroxismos el pacient e es también atacado por
cruel e Intolerable sed, no por la malignidad o complicación de los sufrimientos sino
debido a alguna peculiaridad de la afección, esto debe necesariamente tomarse como
un desastre y remediarse aun si tal tratamiento no se requiere por el aspecto de la
enfermedad. Tal debe considerarse el caso si el aumento de la sed no está en proporción
con la altura de la fiebre. (P. Teb. II, 272) Este fragmento es muy clamadamente tratado
de medi cina. En O. Oxy. 234 se da un grupo muy interesante de prescripciones; e. g.,
―Macháquese unos cálices de granada, échesele agua de azafrán y cuando se
decoloren, sepárese el líquido. Cuando se necesite, dilúyase una cantidad sem ejante al
tamaño de un guisante, con agua de pasas, caliéntese y tómese‖. Existe un tratado
médico notablemente completo, por Claudio Galen. Cf. Friedlaender, op. Cit., Vol. I. p.
170, también Goodspeed, Chicago Literary papyri, pp. 28 sgs.

En Efecto hubo en una ocasión, diez médi cos para el servicio público, sostenidos
por la ciudad. En el siglo cuarto había médicos para el servicio público en Oxirrinco, y la
costumbre aparentem ente tan bien establecida en ese tiempo, debió haberse originado
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mucho antes15. Había boticas para la venta de las medicinas, cuya buena calidad era
vigilada por la ley16. En las ruinas de Pompeya se han descubierto evidencias de la
práctica efectiva de la cirugía. En una tumba excavada se hallaron unas pinzas, sin duda,
sepultados con un dentista.

Hemos visto ya cómo el ejercicio de la abogacía requería un curso bien definido


de preparación. Era una profesión honorable y popular. En general puede decirse que
todas las profesiones existent es habían alcanzado un alto grado de efi ciencia, Con la
mayor seguridad podemos decir que ―Lucas, el médico amado‖ (Col. 4:14) era un
individuo altamente cultivado y bien preparado. Esta probabilidad es independient e de la
tradición relativa al autor del tercer Evangelio y los Hechos.

Tomado de H. E. Dana. El mundo del Nuevo Testamento. Casa Bautista de Publicaciones.


El Paso. P. 236-240

15
Cf. P. Oxy. 51, 52.
16
Un interesante fragmento de papiro contiene una orden de drogas, con una enfática advertencia
de que no sean viejas. Véase P. Brit. Mus. 356, Ist. Cent.

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