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HERMETO PASCOAL, UN HECHICERO DE LOS SONIDOS

Entrevista a Hermeto Pascoal (*)


Por Diego Oscar Ramos

Nadie puede ser llamado músico con tanta justicia como el brasileño Hermeto
Pascoal. Admirado tanto por músicos de la talla de Astor Piazzolla o Miles
Davis, al "albino loco" no le basta con su capacidad de tocar con
excelencia los instrumentos más variados, él puede hacer música con
cualquier elemento. No sólo convirtió en instrumentos a pavas, frascos o
tubos, incluso ha incluido en sus discos - con asombrosa musicalidad -
sonidos de cerdos o papagayos, de una variada fauna con la que asegura
poder comunicarse. Su música abarca estilos como la bossa, el forró
nordestino, el free jazz, el baión, la música clásica y hasta el tango,
pero hay en esa amplitud un trasfondo extramusical: en su exploración de
nuevos sonidos se esconde la búsqueda de la unidad elemental.

"Yo logré que mi música sea universal, porque abarca todas las corrientes,
todos los estilos. Un día todas las religiones se van a juntar y vamos a
ver que hay un solo dios que nos rige, va a ser en un futuro lejano, pero
la música ya está haciendo que eso suceda, por el placer que genera",
afirma seguro Hermeto Pascoal, que no deja de repetir que "todo es música",
como ya decía []John Cage, uno de los primeros músicos occidentales que
percibió la importancia de los sonidos más allá de la estructura que los
contiene.
Hermeto está todo el tiempo atento a los sonidos que lo rodean: "la música
está en todos los contextos, yo me inspiro más, un ochenta por ciento en lo
cotidiano, en las otras cosas más que en la música en sí, ya que está
dentro de mí, no me puedo preocupar por ella, porque es parte de mi alma,
entonces yo nací con la música, no tengo que saber, sólo la siento".
La sabe sentir en un relato de fútbol que armoniza, en silbatos infantiles
con los que interpreta a Paganini en su último show porteño o en la misma
voz de su entrevistador, todos pueden ser músicos para el brasilero si
saben escuchar. "Pero hay un prejuicio muy grande, como si las personas
para serlo tuvieran que tocar un instrumento, ¿qué es eso?", se pregunta
molesto, firme en su combate contra la idea del artista como alguien
diferente de los demás: "En Brasil intentaron hacer eso conmigo, trataron
de elitizar mi trabajo y jamás lo consiguieron", responde enérgico.
El hechicero de los sonidos parece lograr con cada nuevo elemento sonoro
que incorpora, otro trazo en el mapa de la unidad.

- ¿Qué sentido le da a descubrir otros sonidos?


- Para mí es como respirar siempre aire nuevo, el sonido es como el aire o
como el agua, que siempre están renovándose.
Hermeto deja de hablar, se acerca un vaso con agua y construye con sus
gárgaras una extensa melodía, como lo hace en sus conciertos, cuando en sus
típicos pasos de comedia quiere convencer que el líquido es para refrescar
su garganta.

- El vaso es un instrumento nuevo, bien barato, es algo informal y bonito,


en los conciertos lo estoy usando y todos quedan locos.
- El público se sorprende porque no espera escuchar música de un elemento
así. Lo que hace es trabajar sobre lo imprevisible, un valor no muy
frecuentado en la música popular.- Nadie lo espera. Y ahí está la
importancia, a mí me gusta sorprender y eso es lo que la música tiene que
tener siempre, la sorpresa. Cuando respirás no premeditás la cantidad de
aire que vas a tomar, la adrenalina del cuerpo siempre está variando, la
música es también así, por eso es maravillosa.
Su pensamiento llega hasta los indígenas del Amazonas y se pregunta por qué
no hicieron nunca música con agua: "Ellos vivieron dentro del agua,
comieron sus peces, pero nunca tocaron con ella y Hermeto Pascoal lo hace,
pero claro, no necesitaban hacerlo porque ya lo hacían: cuando uno nada ya
hace sonido y todo eso es música".

Peste de música ruin

Aunque es uno de los músicos brasileros más respetados, el reconocimiento


no se refleja en la difusión de su música: "Toco muy poco en Brasil, en la
mayoría de los lugares no tengo oportunidad, los teatros, todo está tomado
por las músicas ruines que le dan dinero inmediato a las grabadoras". "Toda
esta época -juzga- es muy mala para la cultura, hay muchos grandes músicos
y compositores, pero abunda la música descartable, pasajera como la lluvia
de verano"."Así como en el Brasil hay una ley que sólo permite la
propaganda de cigarrillos en televisión después de la medianoche, la música
mala debería ser tocada después de esa hora", dice con un descontento que
le sugiere su idea más radical: "Si existe el crimen en la Tierra para el
cuerpo, ¿por qué no existe para el alma?, creo que tiene que haber un
castigo para la música mala".
Aunque nadie que lo conozca llegaría a esa conclusión, le gusta aclarar que
su crítica a la indiferencia de las discográficas multinacionales hacia su
trabajo no se basa en un problema de dinero: "Gano el suficiente como para
sobrevivir, para comprar mis instrumentos, sé que si quisiera hacerme rico
con la música lo haría en un mes, pero la música se volvería pobre y no
quiero eso, quiero hacerme cada vez más rico espiritualmente, con música
buena y creatividad".
Los viajes astrales de Hermeto

- Mucha gente te llama brujo, hechicero.


- Eso fue por una periodista, Ana María Baiana, que me llamó el brujo de
los sonidos, entonces cuando lo ví por primera vez en el diario me asusté,
porque cuando era chico decían que había un brujo que se llevaba las niños
y les pegaba. Cuando hablé con ella me dijo: "Vos sos brujo, tenés magia
con tu música". Yo quedé con miedo de que el público no lo entendiera,
porque eso no pasa por el entendimiento, es para sentir, finalmente todo el
mundo gustó de esa creatividad de la periodista.
- Los shamanes viajan a otros niveles de realidad y vuelven con información
para su gente, muchas veces en música ¿Dónde viaja Hermeto?
- A veces estoy estudiando un instrumento y siento que estoy tocando con
músicos que ya conocí en la Tierra, siento la presencia de músicos que
volvieron, porque nadie se va, siempre se vuelve. Pero siento más la
presencia de personas vivas que no conozco y cuando las veo personalmente
me acuerdo de ellas, pero no suelo decírselo porque va a enloquecer, no va
a creer en eso.

Hermeto en primera persona

Música uniendo más que las religiones

Soy de Lagoa da Canoa, una ciudad pequeña de Arapiraca, en el estado de


Alagoa, en el nordeste brasilero, donde viví hasta los 14 años de edad.
Allá mi cabeza estaba muy en contacto con sus animales, con el agua, los
árboles, la tierra, el campo, mi formación se dio allá, después conocí un
mundo todo. Hoy llamo a mi música universal, porque abarca todas las
corrientes musicales, todos los estilos. Y así como un día en un futuro muy
lejano todas las religiones se van a juntar y vamos a ver que hay un sólo
Dios que nos rige, la música está haciendo que eso suceda ahora y hasta más
rápido, la unión por la música a través del placer que genera.

Todo es música

Todo el mundo es músico, pero se creó un preconcepto muy grande, por el que
las personas para ser músicos tienen que tocar un instrumento ¿Qué es eso?
Para mí todo es música, todo el mundo es todo, todo es todo el mundo y todo
es sonido para mí. Yo fotografío todo para la música, me inspiro un 80 % en
lo cotidiano, en las otras cosas, porque la música ya está dentro de mí, no
me puedo preocupar porque ya es parte de mi alma. Para mí descubrir nuevos
sonidos es respirar siempre aire nuevo, comparo mucho al sonido con el
aire, con el agua, que pasan renovándose siempre. Cuando respiramos no
premeditamos la cantidad de aire que tomamos y la música es así también, y
es maravillosa por eso.
La música está en todos los contextos, todo es música. No podemos separar
nada, sólo podemos separar las cosas ruines, las cosas buenas tienen que
estar juntas, y lo que existe hoy en día en el mundo son las separaciones
de más. Eso no quiere decir que las cosas sean iguales, cada uno presenta
cosas diferentes para poder unirlas y juntarlas.

Comunicación extrasensorial

Yo viajo con la música, a veces estoy estudiando un instrumento y siento


que estoy tocando con músicos que ya conocí en la tierra, que volvieron,
porque nadie se va, pero siento más la presencia de personas que viven.
Cuando las conozco personalmente me acuerdo de esas ellas, no suelo
decírselo porque van a enloquecer, no van a creer en eso, pero es muy fácil
explicarlo: nadie controla los pensamientos, uno no los para, no se pueden
parar. Uno va dejando pasar las cosas y cuando llega una buena la
procuramos pasar al pensamiento paralelo, que es como funciona la
computadora. Tenemos varias en nuestra mente, si todo el mundo supiese usar
la mente como yo sé no precisaría de la computadora.

La otra visión

Yo con mis ojos no llego muy bien, pero tengo otra visión, que es la del
sentir. Cuando estoy tocando en el escenario llego al público, no por mis
ojos, esta visión es pequeña, yo consigo ver con otra visión, con mi
pensamiento, consigo ver a todo el mundo mucho más. Veo el cuerpo como una
casquinha, una cosa finita, pero con el aura muy grande, veo otras
fisonomías, que cambian en cada persona, todos somos muy ricos, porque si
no fuésemos así el cuerpo no aguantaría el peso de la energía del alma, por
eso tiene que saber cambiar, hay cosas que cambian muy rápido en el cuerpo
que nadie ve, los ectoplasmas por ejemplo, como hojas de papel salen del
cuerpo, la fotografía está inspirada en eso, cada imagen nuestra no dura ni
segundos. Y yo siento todas estas cosas mientras toco.

Comunicarse con los animales

Hace muchos años hice un trabajo muy lindo, maravilloso, con un periodista
argentino que vivía en Alemania, fue una especie de desafío para la
televisión alemana, que se grabó en el zoológico de San Pablo. Este
periodista me dijo: "Dicen que usted se comunica con los animales, que
conversa con ellos". Yo le dije: "Converso y toco con todos ellos, incluso
con los que todavía no conocí". Sé como tocar para los animales, porque
cada región del instrumento, cada escala se conecta con la vibración
energética del animal, a través de mi energía, claro, tiene que haber una
energía mutua. Los animales son tan sensibles como nosotros, quien habla de
ellos peyorativamente es más animal que los propios animales.
El primer encuentro que tuve fue con un avestruz, grande, enorme. Cuando la
vi llegó el médico del zoo diciendo "esa avestruz no se levanta más, ella
ya está muy viejita". Ahí le hablé: "ella no precisa levantarse, se va a
levantar si quiere, pero necesita escuchar música, nunca escuchó en su vida
alguien tocando para ella". Ahí empecé a tocar flauta traversa para ella,
que estaba lejos, en el fondo de la jaula. La miraba, hacía una nota y la
miraba nuevamente para ver su reacción. Di la primera nota, la segunda, la
tercera, nada, la cuarta, la quinta, la sexta. Fui buscando y ella levantó
un poco la cabeza, ahí era hora de tocar en la región en la que ella sintió
alguna cosa. Ahí hable para el médico: "Tal vez hasta se levante", y él
dijo: "No se va a levantar, no puede". Comencé a tocar y levantó primero
las piernas y después se levantó totalmente mientras yo repetía aquel tema
para ella. Salió de allá, el médico estaba totalmente emocionado, ella vino
y me acariciaba la cabeza con su maravillosa sensibilidad, el médico me
quería empujar y salí tocando con ella que me seguía, hasta que ya no pudo
por el límite de la cerca, pero hubiera podido llevarla donde quisiese a
través de la música.
Eso fue el comienzo. Después fui a tocar con los periquitos, comencé a
tocar para ellos y ellos vinieron todos casi encima de mí. El mismo sistema
que use con el avestruz lo usé con los patos, sentir su reacción, comencé a
tocar y no precisé hacer un tema, sólo sonidos con el flautín pícolo, bien
finitos, ellos vinieron e hicieron un círculo, una media luna, dejaron a
los chicos que les tiraban comida y vinieron como si yo estuviera en un
escenario. Toqué el tiempo que quise, después paré la intensidad y como si
me dijeran "Chau Hermeto" se fueron dispersando y volvieron a comer con los
chicos. Fue una tarde, un día inolvidable para mí. Yo quería tocar con un
león y no me dejaron, tenían miedo, pero creo que el día que me escuche un
león va a llorar.

(*) El encuentro con Hermeto Pascoal fue en 1998, también para la revista
”La Contumancia”, aunque fuese publicado parcialmente en la revista Uno
Mismo. Hablar y ser abrazado por Hermeto fue una experiencia cercana al
hechizo, uno podría estar horas junto a él, sólo sintiendo en el cuerpo la
belleza musical de su presencia y de su hablar enérgico y movedizo,
saltando entre ideas, recuerdos y esas imágenes que transmite de todo lo
que ve, constantemente, bien más allá de lo que miran sus ojos pequeños y
limitados.

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