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Santiago, nueve de diciembre de dos mil veinte.

Vistos:

En estos antecedentes Rol 58-2013, del 34° Juzgado del


Crimen de Santiago, se ha dictado sentencia por el señor Ministro
en Visita Extraordinaria, don Mario Carroza Espinosa, con fecha
27 de marzo del año 2019 por la cual, absolvió a los acusados
José Aravena Ruiz y Jorge Andrade Gómez, de la acusación de
ser autores del secuestro calificado de Óscar Dante Valdivia
González, de Luis Hernán Núñez Rojas, y de Rodrigo Alejandro
Medina Hernández, hechos ocurridos los días 26 y 27 de mayo
1976.

Respecto de tachas deducidas por la parte del Programa de


Continuación Ley N° 19.123, del Ministerio del Interior, en relación
a dos testigos, ofrecidos por la defensa de Jorge Gómez Andrade,
(Carlos López Tapia, -actualmente fallecido- , y de Juan Morales
Salgado), al no haberse indicado causal y medios para
acreditarla, la sentencia las declara inadmisibles.

La misma sentencia condena a los acusados Pedro


Espinoza Bravo y Miguel Krassnoff Martchenko a la pena única de
ocho años de presidio mayor en su grado mínimo, como autores
de los delitos de secuestro calificado, de las mismas tres
personas antes mencionadas, hechos ocurridos con la misma
data antedicha, no le concede beneficios de la Ley N° 18.216, y
les impone las accesorias del grado.

La sentencia además hace lugar a las acciones civiles con


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costas, y condena al Fisco de Chile a pagar a cada uno de los


hermanos de la víctima Luis Hernán Núñez Rojas, la suma de 20
millones de pesos, esto es a Mario René, a Lucía de las
Mercedes, a Ninfa Guadalupe, a Jorge Segundo, y a Elizabeth del
Carmen, todos Núñez Rojas.
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Dispone la sentencia pagar además, la suma de 20 millones


de pesos a María Erika Vargas Gálvez en su calidad de cónyuge
de Óscar Valdivia González y la suma de 30 millones de pesos a
Carolina Soledad Valdivia Vargas, en su calidad de hija de Óscar
Valdivia González.

También la sentencia ordena pagar la suma de 20 millones


de pesos a cada uno de los hermanos de Óscar Valdivia
González esto es a Ingrid y Guillermo Enrique Valdivia González y
por último dispone pagar la suma de 10 millones de pesos a
Liliana Salinas Valdivia sobrina de Óscar Valdivia González.

La sentencia precisa que las sumas ordenadas pagar, lo


serán reajustadas conforme a variación del Índice de Precios al
Consumidor, (IPC), desde que la sentencia quede ejecutoriada,
hasta su pago efectivo con intereses desde que se constituya en
mora.

En contra de la precitada sentencia apelan verbalmente, en


el acto de notificación de la misma, los acusados Pedro Espinoza
Bravo y Miguel Krassnoff Martchenko.

Además, apelan de la sentencia por escrito, los familiares de


Luis Núñez Rojas, y en relación a los acusados absueltos, José
Aravena Ruiz y a Jorge Andrade Gómez, piden sean condenados;
y respecto de los condenados Espinoza y Krassnoff, piden se
eleven sus condenas. En la parte civil, piden además se eleven,
los montos de indemnización a una suma mayor según lo
solicitado en la demanda civil.
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También apela el Programa de Continuación Ley N° 19.123,


del Ministerio del Interior, y solicita se condene a todos los
acusados al máximo de las penas, teniendo en consideración la
no concurrencia de atenuantes y lo dispuesto en el artículo 509
del Código de Procedimiento Penal.
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Asimismo, apelan de la sentencia los familiares de Oscar


Valdivia, y piden se condene a todos los acusados y se les
aplique las agravantes de responsabilidad penal del artículo 12,
N° 6, 9 y 11 del Código Penal. Piden, asimismo se declare que a
los condenados no se les aplique la atenuante del artículo 211 del
Código de Justicia Militar, y se les aplique el máximo de las
penas, y en lo civil, se condene al Fisco a la suma de 300 millones
y/o, la suma que se estime pertinente.

Además, apela el Fisco de Chile, solo por la parte civil,


pidiendo se rechacen las demandas o se rebaje el monto de lo
concedido a lo que se estime pertinente.

Por último, suben en consulta las resoluciones de fs. 1970 y


2445, en virtud de la cual, de acuerdo con el artículo 408 N° 5 del
Código de Procedimiento Penal, en relación con el artículo 93 N°
1 del Código Penal, se sobreseyó parcial y definitivamente en la
presente causa respecto de Basclay Zapata y Carlos López Tapia,
respectivamente, ello con motivo de sus defunciones, acreditadas
debidamente con su respectivos certificados de defunción.

En estos antecedentes emitió dictamen la Fiscala Judicial,


Sra. Clara Carrasco Andonie, quien señaló compartir los
fundamentos de participación de los condenados, y comparte la
decisión de absolver a los acusados José Aravena Ruiz y Jorge
Andrade Gómez. Pero discrepa de aplicar a los condenados ya
indicados, la atenuante del artículo 211 del Código de Justicia
Militar, por, según indica no haber reconocido participación en los
hechos y no hallarse establecido el hecho de haber obrado con
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órdenes superiores.

Se ordenó traer los autos en relación.

Considerando:

Se reproduce la sentencia en alzada, previa eliminación del


párrafo segundo, del considerando Trigésimo Primero, y del
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fundamento Trigésimo Cuarto, y de las citas legales se elimina


aquella de la Ley N° 18.216.

Y Teniendo, además, presente:

Primero: Que cabe dejar establecido que esta Corte,


comparte plenamente lo concluido por el tribunal a quo, en el
motivo Cuarto, en orden a que la prueba reunida durante la
substanciación del proceso da cuenta del acaecimiento del hecho
pormenorizadamente descrito en fundamento Quinto del fallo.

Los antecedentes que se sintetizan en el fundamento


Cuarto, efectivamente permiten construir un conjunto de
presunciones que reúnen las condiciones del artículo 488 del
Código de Procedimiento Penal y que, a su vez, forman la
convicción que exige el artículo 456 bis del mismo cuerpo legal en
orden a la existencia del hecho punible.

En la especie se trata del secuestro calificado de tres


personas pertenecientes al Movimiento de Izquierda
Revolucionaria, estudiantes de filosofía del Pedagógico, en el
caso de Luis Nuñez y Rodrigo Medina, Oscar Valdivia, también
perteneciente al MIR, y a la Federación de Estudiantes
Vespertinos, mecánico, los cuales fueron secuestrados por
agentes de la DINA, los días 26 y 27 del mes de mayo de 1976,
enviados al centro de detención y tortura Villa Grimaldi, lugar en el
cual se les pierde el rastro hasta el día de hoy que se encuentran
desaparecidas.

Lo anterior desde que se estableció como hecho cierto, que


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la Dina era un ente represor de opositores políticos del gobierno


de la época, que se desarrollaba a través de brigadas con
composición de funcionarios activos de las FFAA. En la especie
se trata de la agrupación Halcón, perteneciente a la Agrupación
Caupolicán, este grupo Halcón, estaba encargado de ubicar a
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miembros del MIR, buscando con ello información y actividades


del grupo.

Los Informes policiales agregados a la causa señalan que


no ha sido posible ubicar a los tres desaparecidos del caso, Se
trata de tres estudiantes universitarios dos de filosofía y uno de
mecánica están actualmente desaparecidos, y se recogió en la
causa, la declaración de testigos, que dan cuenta que estas tres
personas fueron vistas en el Centro de Detención, clandestino de
Villa Grimaldi, el que funcionó desde 1974 hasta que desapareció
la Dina.

Lo propio acontece también con la calificación jurídica de


ese hecho, subsumido acertadamente, en la figura típica del
inciso tercero del artículo 141 del Código Penal, vigente a la data
del acaecimiento de los hechos;

Segundo: Que, en relación a la participación de los


acusados Jorge Claudio Andrade Gómez y José Abel Aravena
Ruiz, los motivos de sus absoluciones, se leen en el considerando
Décimo Sexto y Vigésimo Segundo. Pues bien, la Corte comparte
tales consideraciones que se exponen en el fallo de primera
instancia para decidir estas absoluciones, en tanto los
antecedentes reunidos no logran formar la convicción que exige el
artículo 456 bis del mismo Código, en orden a que realmente le
cupo participación a los antes nombrados en el delito de
secuestro calificado de Óscar Dante Valdivia González, de Luis
Hernán Núñez Rojas, y de Rodrigo Alejandro Medina Hernández,
o alguna de las formas de intervención punible en un hecho
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constitutivo de delito que contemplan los artículos 15, 16 y 17 del


Código Penal. Debido a lo anterior, la absolución debe ser
mantenida.

Debe consignarse, que la valoración de los elementos de


convicción allegados a la causa, son los que no permiten alcanzar
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convicción judicial de condena, a que se refiere el artículo 456 del


Código de Procedimiento Penal, en relación a Jorge Andrade
Gómez, y no la versión y antecedentes de su defensa, en orden a
que en las fechas de los hechos, éste se encontraba en algún
curso en el extranjero.

No altera lo que se viene decidiendo respecto de la


absolución de estos dos acusados, las alegaciones vertidas por
los querellantes en sus apelaciones, desde que las mismas, por
su generalidad, no alcanzan a variar lo que se viene decidiendo.

Tercero: Que en cuanto, ahora a las condenas, y respecto


de la situación particular de Pedro Espinoza Bravo y de Miguel
Krassnoff Martchenko, esta Corte coincide con la conclusión a
que arriba el sentenciador de primer grado, en cuanto a que con
los antecedentes recopilados durante la investigación es posible
construir diversas presunciones judiciales que por reunir las
exigencias de fundarse en hechos reales y probados, ser
múltiples, graves, precisas, directas y concordantes, son
bastantes para sostener con convicción que a estos acusados
cupo intervención en calidad de autores, en los términos del N° 1
del artículo 15 del Código Penal, del delito de secuestro calificado
de Óscar Dante Valdivia González, de Luis Hernán Núñez Rojas,
y de Rodrigo Alejandro Medina Hernández, en tanto a la época de
los hechos el primero estaba a cargo del grupo Halcón, que
materializó los secuestros y el segundo estaba a esa fecha a
cargo del centro de detención va o Villa Grimaldi, último lugar en
donde fueron vistas las tres víctimas ya señaladas, según lo
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acreditado con el testimonios de sobrevivientes de dicho centro de


detención, que se pormenorizan en la sentencia de alzada.

En tales condiciones, corresponde mantener la decisión de


condena de estos encausados.
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Cuarto: Que en efecto, la participación de Pedro Espinoza


Bravo, queda demostrada suficientemente en los antecedentes
colacionados y razonados en el fundamento Duodécimo y
Décimo Tercero de la sentencia, que conducen a
indefectiblemente estimar acreditada su participación, se debe
considerar que la prueba documental y la testimonial allegada a
estos antecedentes, permite arribar a la convicción judicial que
tanto la agrupación Caupolicán como la Brigada Halcón, recibían
órdenes no solo del Director de la Dina, el general Manuel
Contreras, sino también del Director Operativo, el acusado Pedro
Espinoza Bravo, lo cual controvierte los dichos de este último, en
orden a que no tiene participación en los delitos sometidos aquí a
juzgamiento.

Quinto: Que, respecto de la participación de Miguel


Krassnoff Martchenko, los considerandos Décimo Cuarto y
Décimo Quinto, del fallo que se revisa entregan los motivos que
conducen a concluir que a éste también cupo participación punible
en el hecho materia de la acusación y lo cierto es que la
valoración de la prueba reunida durante el juicio no permite sino
coincidir con esta determinación, pues son innumerables los
antecedentes probatorios que dan cuenta que Krassnoff
Martchenko era el jefe del grupo operativo Halcón I, parte de la
Brigada Caupolicán de la Dirección de Inteligencia Nacional que
materializó el secuestro de Óscar Dante Valdivia González, de
Luis Hernán Núñez Rojas, y de Rodrigo Alejandro Medina
Hernández, de manera tal que resulta evidente concluir, tal como
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lo hace el juez a-quo, que tomó parte en el secuestro de éste de


manera mediata, en la forma que prevé el N° 1, del citado artículo
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Que este orden de ideas y habiéndose establecido la


participación de Pedro Espinoza Bravo y de Miguel Krassnoff
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Martchenko, conforme a lo indicado en los fundamentos


Undécimo a Décimo Cuarto, los que señalan en forma
pormenorizada cuales fueron los elementos de juicio para arribar
a la convicción que a cada uno de los sentenciados les asiste en
calidad de autores del mentado ilícito, motivo por lo que los
recursos de apelación de estos, no logran revertir esas
decisiones.

Sexto: Que, enseguida, esta Corte comparte lo razonado


por el tribunal a quo, en orden a que efectivamente favorece a los
Pedro Espinoza Bravo y Miguel Krassnoff Martchenko, la
circunstancia atenuante de responsabilidad criminal contemplada
en el N° 6 del artículo 11 del Código Penal, acreditada
suficientemente con el mérito de sus extractos de filiación y
antecedentes agregados al proceso, que no registran condenas
por crimen, simple delito por fallo firme anteriores al hecho que
motiva la presente sentencia.

Es claro al respecto, de acuerdo a la norma, se exige una


conducta anterior irreprochable, es decir, exenta de reproche. El
requisito es puramente negativo. La jurisprudencia uniformemente
ha reconocido la minorante, a quien carece de condenas por
sentencia ejecutoriada por hechos ocurridos con anterioridad al
actual juzgamiento y dictadas también con anterioridad al inicio de
éste, presupuesto que se satisface respecto de los acusados
antes nombrados;

Séptimo: Que en relación con la atenuante del artículo 211


del Código de Justicia Militar, reconocida por la sentencia a
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ambos encartados en el delito de materia de autos, esta Corte


comparte el criterio de la Sra. Fiscala Judicial, en su vista de fojas
2.766, ello desde que ni Pedro Espinoza Bravo, ni Miguel
Krassnoff Martchenko, han reconocido participación en los
hechos, ni tampoco existe prueba directa, de alguna orden
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relacionada con el secuestro y desaparición forzada de las tres


víctimas.

Por lo demás, debe ser rechazada tal modificatoria, toda vez


que no es posible aceptar que el subordinado admita pura y
simplemente cumplir la orden del superior, cuando esa orden
consiste en cometer un delito, más uno de la entidad del de la
especie. En efecto, de obviarse lo anterior implicaría que el
hechor actúa teniendo plena conciencia de lo antijurídico de su
proceder, lo que conduce a un evidente contrasentido.

Por otra parte, en el caso que el subordinado considere


ilegal la orden del superior, le asiste el derecho de no acatarla,
conforme al artículo 335 del Código de Justicia Militar, salvo que
se le insista, y sólo desde ese momento puede estimarse que está
amparado su rechazo por el ordenamiento jurídico, validándose
entonces su conducta como eximente o atenuante, según
corresponda. Nada de eso se acreditó en este sentido, por lo que
la atenuante invocada por la defensa no puede ser acogida.

Que, en otro orden de ideas, deben ser rechazadas las


peticiones de la parte querellante, de los familiares de Oscar
Valdivia, contenidas sólo en su escrito de apelación, en cuanto
pedían se aplicara a los condenados, las agravantes de
responsabilidad penal del artículo 12, en sus números 6, 9 y 11
del Código Penal, en razón de no haber sustrato fáctico para ello.

En efecto, el artículo 12 Número 6, establece: “Son


circunstancias agravantes: 6.- Abusar el delincuente de la
superioridad de su sexo o de sus fuerzas, en términos que el
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ofendido no pudiera defenderse con probabilidades de repeler la


ofensa. 9.- Emplear medios o hacer que concurren circunstancias
que añadan la ignominia, a los efectos propios del hecho. 11.-
Ejecutarlo con auxilio de gente armada o de personas que
aseguren o proporcionen la impunidad”. Y tal como se expresó,
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revisados los antecedentes probatorios, los mismos no resultan


suficientes para acreditar el factum de las agravantes antedichas.

Octavo: Que, para efectos de graduar la sanción penal, que


corresponde imponer a los sentenciados Pedro Espinoza Bravo y
Miguel Krassnoff Martchenko, debe considerarse, que siendo la
pena asignada al delito de secuestro calificado, establecido en el
artículo 141 incisos 1 y 4 del Código Penal -a la época de su
perpetración- la de presidio mayor en cualquiera de sus grados,
beneficiándoles una atenuante -artículo 11 N° 6- por aplicación del
artículo 68 inciso 2 del mismo cuerpo legal, ha de excluirse el
grado máximo, y así dicha pena podría imponerse en el grado
mínimo, pero teniendo presente, que se trata de reiteración de
ilícitos, la pena se subirá en grado y quedará en presidio mayor en
su grado medio, considerando además para determinar su cuantía
lo dispuesto en el artículo 69 del Código Penal.

Noveno: Que, en virtud de lo razonado, precedentemente


se concuerda con el parecer de la señora Fiscala, manifestado en
su dictamen de fojas 2.766.

Y considerando que están en consulta las resoluciones de


fs. 1970 y 2445, en virtud de la cual, de acuerdo con el artículo
408 N° 5 del Código de Procedimiento Penal, en relación con el
artículo 93 N° 1 del Código Penal, se sobreseyó parcial y
definitivamente en la presente causa respecto de Basclay Zapata
y Carlos López Tapia, respectivamente, ello con motivo de sus
defunciones, acreditadas debidamente con sus respectivos
certificados de defunción se dictará en lo resolutivo lo pertinente.
MMQQHTHXXP

Décimo: Que, finalmente, compartiendo estos magistrados


lo razonado por el juez a quo en relación a la acción civil
formulada por las actoras, se dirá que esta Corte comparte los
razonamientos del sentenciador del grado, por lo cuales rechazó
la excepción compensatoria intentada por el Fisco de Chile, y en
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consecuencia, se concluye que el Juez a-quo resolvió conforme a


derecho al rechazar la excepción señalada.

Sólo a mayor abundamiento a juicio de estos


sentenciadores, la referida Ley N° 19.123, sobre Reparaciones a
afectados y/o víctimas de represión estatal, no ha señalado en
forma expresa que exista incompatibilidad con otras
indemnizaciones que se pueda solicitar en el ámbito jurisdiccional,
sobre todo porque, frente a un delito de lesa humanidad, no sólo
debe tenerse acceso a la verdad y a la justicia, sino también a una
justa reparación, sin perjuicio de tener presente que la ley en
referencia, más que una indemnización, contiene en su seno, un
beneficio de carácter previsional.

Undécimo: Que, en el mismo sentido, pero en cuanto a la


excepción de prescripción, también alegada por la demandada,
Fisco de Chile, en el caso subjudice, también se concuerda con el
sentenciador de base, en orden a rechazarla.

Para ello ha de tenerse especialmente presente que la


demanda de indemnización de perjuicios de la especie, se
fundamenta en una conducta ilícita de agentes del Estado que
atentaron contra la integridad física y moral del cónyuge y padre
de los actores.

Cabe destacar aquí que a partir de la Declaración Universal


de los Derechos del Hombre de 1948, el Derecho Internacional
de los Derechos Humanos ha experimentado un notable avance
en lo que atañe a la protección de la persona humana, lo que ha
quedado plasmado en distintos Tratados Internacionales, a los
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que nuestro país ha adherido e incorporado a su legislación


interna.

Que aún cuando resulta indudable, que el derecho positivo


nacional reconoce la existencia del instituto de la prescripción
extintiva de las acciones civiles, lo cual aparece recogido en lo
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particular, en el artículo 2.332 del Código Civil que se refiere a la


prescripción de la responsabilidad extracontractual, como los
artículos 2.497 y 2.515 de la misma codificación, relacionados con
la prescripción extintiva, lo cierto es que los mismos no pueden
tener aplicación en el presente juicio, puesto, como ha quedado
ya dicho, los hechos en los cuales la demanda de autos se
sustenta y sus consecuencias jurídicas son imprescriptibles a la
luz del Derecho Internacional al cual Chile se ha adherido. De
esta manera, no resulta posible compartir los argumentos del
Fisco de Chile, tendientes a fundamentar la excepción de
prescripción, menos aún si los actores deducen la acción
indemnizatoria basado en un delito de lesa humanidad, como es
detención y desaparición forzada de una persona, llevada a cabo
por agentes del estado.

Duodécimo: Que fluye de lo anterior, que pretender aplicar


las normas del Código Civil a la responsabilidad derivada de
crímenes de lesa humanidad posibles de cometer con la activa
colaboración del Estado, como derecho común supletorio a todo
el ordenamiento jurídico, hoy resulta improcedente. Actualmente,
la reparación integral del daño no se discute en el ámbito
internacional, y no sólo se limita a los autores de los crímenes,
sino también al mismo Estado. Y si bies efectivo que la normativa
internacional no ha creado un sistema de responsabilidad resulta
indudable que lo ha reconocido, pues, sin duda, siempre ha
existido, y lo que en verdad ha ocurrido es que han evolucionado
las herramientas destinadas a hacer más expedita, simple y eficaz
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su declaración, en atención a la naturaleza de la violación y del


derecho quebrantado.

Que, resulta insoslayable que la indemnización del daño


producido por el delito y la acción para hacerla efectiva, en casos
como el sublite, resulta ser de máxima trascendencia al momento
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de administrar justicia, ya que compromete el interés público y


aspectos de justicia material, todo lo cual ha de conducir a acoger
las acciones civiles deducidas en autos, desde que tienen como
objeto obtener la reparación íntegra de los perjuicios ocasionados
por el actuar de agentes del Estado de Chile, ya que así lo
demanda la aplicación de buena fe de los Tratados
Internacionales suscritos por nuestro país y la interpretación de
las normas de derecho internacional consideradas ius cogens, por
la comunidad jurídica internacional. Resultando indudable que
dichas normas deben tener aplicación preferente en nuestro
ordenamiento interno, al tenor de lo que dispone el artículo 5° de
la Constitución Política de la República, por sobre aquellas
disposiciones de orden jurídico nacional que posibilitarían eludir
las responsabilidades en que ha incurrido el Estado chileno, a
través de la actuación penalmente culpable de sus funcionarios.

Décimo Tercero: Que, en armonía con lo que se viene


indicando y como lógica consecuencia de lo señalado, cobran en
el caso subjudice plena vigencia aquellas disposiciones legales
que atribuyen responsabilidad al Estado por los daños o perjuicios
que causen los órganos de su administración, circunstancia esta
que aparece reconocida en la legislación positiva vigente
nacional, esto es lo dispuesto en los artículos 4° de la Ley N°
18.573, sobre Bases Generales de la Administración y en los
artículos 5° inciso 2°, 6°, 7°, 19° números 24 y 38, de la
Constitución Política de la República, a los cuales debe dársele
aplicación.
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Por último, en el caso de existir en materia de derechos


humanos, divergencias interpretativas, en torno a si es o no
aplicable una norma de tal orden, debe recurrirse al principio “pro
homine o favor persona”, conforme al cual, si hubieren dos
posibles normas referentes a derechos fundamentales, una de
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derecho interno (acción posiblemente prescriptible) y otra de


derecho internacional (acción imprescriptible) las que son
antagónicas entre sí, debe preferirse la que permite reconocer,
declarar y potenciar esos derechos.

Décimo Cuarto: Que en la misma línea y sentido de lo que


se viene indicando lo ha resuelto la Excma. Corte Suprema, en la
sentencia de reemplazo del fallo de casación de 22 de noviembre
de 2012, dictada por dicho tribunal, en el ingreso Rol N° 3573-12,
señaló “que, por tratarse de un delito de Lesa Humanidad,
respecto del cual la acción penal es imprescriptible no resulta
posible sujetar la acción civil indemnizatoria a las normas sobre
prescripción establecidas en el Código Civil”.

La misma Corte Suprema, en sentencia en causa Rol N°


25.138-14, se indica que “no resulta coherente entender que la
acción civil indemnizatoria esté sujeta a las normas sobre
prescripción establecidas en la ley civil interna, ya que ello
contraría la voluntad expresa manifestada por la normativa
internacional sobre Derechos Humanos, integrante del
ordenamiento jurídico nacional por disposición del inciso segundo
del artículo 5º de la Carta Fundamental, que consagra el derecho
de las víctimas y otros legítimos titulares a obtener la debida
reparación de todos los perjuicios sufridos a consecuencia del
acto ilícito, e incluso por el propio derecho interno, que en virtud
de la Ley N° 19.123 reconoció de manera explícita la innegable
existencia de los daños y concedió también a los familiares de las
víctimas calificadas como detenidos desaparecidos y ejecutados
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políticos, por violación a los derechos humanos en el período


1973-1990, reconocidos por los informes de la Comisión Nacional
de Verdad y Reconciliación y la Corporación Nacional de
Reparación y Reconciliación, beneficios de carácter económico o
pecuniario”. (En este mismo sentido, SCS Nros. 20.288-14, de 13
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de abril de 2015; 1.424, de 1 de abril de 2014; 22.652, de 31 de


marzo de 2015, entre otras).

Décimo Quinto: Que, en relación a la prueba del daño


moral, si bien están debidamente acreditados los lazos de
parentesco de cada uno de los demandantes.

En este escenario, la avaluación del daño moral debe


llevarse a cabo prudencialmente por los tribunales de la instancia,
teniendo en consideración para ello el pretium-doloris, conforme a
los hechos asentados en la causa y las particularidades de los
actores.

Así, estos sentenciadores atenderán especialmente a la


envergadura del daño moral sufrido por los actores, acorde a lo
que, para ellos pudo significar la muerte de un ser querido. En
efecto, cada uno de ellos en su calidad de cónyuge, hija,
hermana, hermano y sobrina, debieron soportar el dolor de no ver
más a su cónyuge, padre, hermano y tío ; y al mismo tiempo, se
vieron enfrentados al evidente dolor de desarrollar sus vidas sin el
apoyo afectivo y patrimonial que este podía brindarles.

De este modo los antecedentes probatorios reseñados en el


fundamento Cuadragésimo Cuarto, de la sentencia de primer
grado, en su conjunto permiten tener por cierto la existencia de un
daño extrapatrimonial que debe ser resarcido en toda su
extensión, es decir, ha de ser proporcional al perjuicio y derivarse
necesariamente del hecho que lo genera, límites que en este caso
se satisfacen con la prueba analizada.
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Décimo Sexto: Que, enseguida, para apreciar la entidad del


perjuicio que se demanda ha de considerarse fundamentalmente
que a raíz de la desaparición del causante, los demandantes
debieron enfrentar un repentino, inesperado, violento e
involuntario cambio en su forma de vida, siendo clara la aflicción
de cada uno de ellos, los que se vieron involuntariamente
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privados del cuidado y apoyo de cada uno de los tres detenidos


desaparecidos del caso subjudice, dolor que los marcó
evidentemente en el desarrollo de su personalidad. Todo lo cual
redunda en que esta Corte ordenará aumentar los montos a
indemnizar a los demandantes en un quantum, que se dirá en lo
resolutivo.

Por estas consideraciones y de conformidad con lo


dispuesto en el los artículos 510, 514 y 533 del Código de
Procedimiento Penal, y 28 del Código Penal, y artículo 186, del
Código de Procedimiento Civil, se declara:

En lo Penal:

I.- Que se confirma la sentencia de veintisiete de marzo de


dos mil diecinueve, escrita de fojas 2.548 a 2.673, dictada por el
señor Ministro en Visita Extraordinaria, don Mario Carroza
Espinosa, con declaración que las penas corporales que se
imponen a Pedro Espínoza Bravo y a Miguel Krassnoff
Martchenko, se regulan en diez años y un día de presdido
mayor en su grado medio, a más de las accesorias de
inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos, y
derechos políticos, y la de inhabilitación absoluta para profesiones
titulares mientras dure la condena, autores del secuestro
calificado de Óscar Dante Valdivia González, de Luis Hernán
Núñez Rojas, y de Rodrigo Alejandro Medina Hernández, hechos
ocurridos en la ciudad de Santiago, los días 26 y 27 de mayo
1976.

II.- Se aprueban los sobreseimientos parciales y definitivos


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por muerte, de acuerdo con el artículo 408 N° 5 del Código de


Procedimiento Penal, en relación con el artículo 93 N° 1 del
Código Penal, fechados once de diciembre de dos mil diecisiete
escrito a fojas, 1970, y de veintiséis de noviembre de dos mil
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dieciocho, escrito a fojas 2445, respecto de Basclay Zapata y


Carlos López Tapia, respectivamente.

En lo civil:

III.- Que, se confirma la sentencia de veintisiete de marzo


de dos mil diecinueve, escrita de fojas 2.548 a 2.673, dictada por
el señor Ministro en Visita Extraordinaria, don Mario Carroza
Espinosa, con declaración que se elevan los montos a
indemnizar por el Fisco de Chile, a cada uno de los demandantes
conforme al siguiente detalle:

Se ordena pagar a cada uno de los hermanos de la víctima


Luis Hernán Núñez Rojas, la suma de treinta (30), millones de
pesos, esto es a Mario René, a Lucía de las Mercedes, a Ninfa
Guadalupe, a Jorge Segundo, y a Elizabeth del Carmen, todos
Núñez Rojas.

También se ordena pagar la suma de cincuenta (50),


millones de pesos a María Erika Vargas Gálvez en su calidad de
cónyuge de Óscar Valdivia González y la suma de ochenta (80),
millones de pesos a Carolina Soledad Valdivia Vargas, en su
calidad de hija de Óscar Valdivia González.

Por último se ordena pagar la suma de treinta (30), millones


de pesos a cada uno de los hermanos de Óscar Valdivia
González esto es a Ingrid y Guillermo Enrique Valdivia González y
por último dispone pagar la suma de veinte (20), millones de
pesos a Liliana Salinas Valdivia, sobrina de Óscar Valdivia
González.
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Se confirma, en todo lo demás, el referido fallo.

Se previene que el ministro Sr, Vázquez Plaza no comparte


el reconocimiento de la atenuante de la conducta anterior
irreprochable, ya que en su concepto la sola circunstancia de
tener un certificado sin anotaciones penales no alcanza para tal
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efecto, pues aquel certificado nada dice por su comportamiento en


otras áreas de la vida social, personal y familiar de los
sentenciados, más aun cuando éstos se han involucrado en
numerosos casos de violación a los derechos humanos desde
septiembre de 1973 en adelante.

Redacción del Ministro (S), Sr. Rafael Andrade Díaz, y de su


prevención el Ministro Sr. Miguel Vázquez Plaza.

Regístrese y devuélvase, con sus Tomos.

Rol Corte N° 2806-2019.-

Pronunciada por la Primera Sala de la Corte de Apelaciones de


Santiago, presidida por el ministro señor Miguel Vázquez Plaza e
integrada, además, por la ministra señora Elsa Barrientos
Guerrero y ministro (S) señora Rafael Andrade Díaz. No firma el
ministro(S) señor Andrade, por encontrarse haciendo uso de
feriado legal y no firma la ministra señora Barrientos, quien
concurrió a la vista de la causa y al acuerdo, por encontrarse
haciendo uso de feriado legal.

MIGUEL EDUARDO VAZQUEZ PLAZA CAROLINA ANDREA PAREDES


MINISTRO ARIZAGA
Fecha: 09/12/2020 13:53:02 MINISTRO DE FE
Fecha: 09/12/2020 13:56:35
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Proveído por el Señor Presidente de la Primera Sala de la C.A. de Santiago.

En Santiago, a nueve de diciembre de dos mil veinte, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la resolución
precedente.

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Este documento tiene firma electrónica y su original


puede ser validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la
tramitación de la causa.
A contar del 06 de septiembre de 2020, la hora
visualizada corresponde al horario de verano establecido
en Chile Continental. Para Chile Insular Occidental, Isla
de Pascua e Isla Salas y Gómez restar 2 horas. Para
más información consulte http://www.horaoficial.cl

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