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A mí me parece que los concursos de belleza infantiles deberían ser

prohibidos al menos a los menores de 16 años con la intención de evitar la


adultización de la niñez. No es justo, ni sensato, que se imponga a niños y
niñas tan jóvenes la brutal dictadura de la belleza y todas sus
repercusiones en la autoestima. Cuando forzamos que niños, que todavía
poco entienden quiénes son, sean juzgados casi estrictamente por su
apariencia, independientemente de su personalidad, estamos
colaborando por un mundo, dónde la belleza es lo más importante y
valioso. Este hecho ya es difícil de tratar en la vida adulta, mucho más en
la niñez, un período en que ciertas experiencias se quedan guardadas en la
memoria para el resto de la vida.

Así que creo que depende de los adultos proteger a los niños y su
niñez. No significa que no sea permitido a los niños y niñas interesarse por
la moda o por la propria apariencia, sin embargo, debe haber algún tipo
de regulación y mediación de los padres, para que un interese benéfico no
se torne una presión demasiada intensa para cumplir con ciertos
estándares inalcanzables de belleza. Reitero: si esas cosas ya son difíciles
de tratar en la vida adulta, imagínese en la niñez, ¡cuando el pensamiento
aún está formándose! En resumen, respaldo totalmente la idea de que los
certámenes de belleza infantiles deben ser prohibidos a los menores de 16
años, pues que no sólo cultivan la adultización muy temprana, sino que
también ponen en riesgo la autoestima y el libre desarrollo de los niños y
niñas.

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