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¿Cuándo se compuso? ¿Qué inspiró a su autor para darle forma? ¿En qué lugar vio la
luz y qué notable personaje ejerció de anfitrión el día del estreno? Te invitamos a
descubrir los entresijos de Otelo, una de las grandes tragedias de la historia.
Pocos dramaturgos han descrito el convulso estado de ánimo de unos personajes con la
maestría de William Shakespeare. Y es que, a diferencia de otros creadores, sus
protagonistas son seres humanos que sienten y padecen como cualquier espectador. De
ahí procede, quizá, su extraordinario éxito entre el público, pues en sus textos, ni los
malos exudan defectos ni los buenos son un deshecho de virtudes. Más bien «son
personajes complejos», como apunta el profesor Pérez Vaquero. «Reales y tan creíbles
que incluso han perdurado con el paso de los años como auténticos arquetipos de la
duda, en el caso de ‘Hamlet’ y su famoso «ser o no ser»; o del amor, con ‘Romeo y
Julieta’». En este sentido, Otelo será, para siempre, el paradigma trágico de los celos
—«un monstruo engendrado y nacido de sí mismo»—, de igual forma que Yago se
identificará con la maldad humana.
En la tragedia del mismo título, Otelo se desempeña como general del ejército de la
república de Venecia, quien a su vez se encuentra casado con Desdémona, hija de
Brabancio —un senador de la república—, la cual ha contrariado a su padre al casarse
en secreto. Por su parte, Yago es el alférez y hombre de confianza del general, el cual,
movido por la envidia y el odio que le generó el no ser promovido en la jerarquía
militar, se da a la tarea de provocar celos en Otelo. Para ello utiliza como vehículo a
Desdémona y Cassio —el más leal teniente del moro—, dando lugar a una espiral de
venganza, mentira y muerte que lleva siglos dejándonos boquiabiertos.
A partir de aquel impactante argumento, el autor de ‘La Tempestad’ concibió una de sus
más logradas tragedias, siendo estrenada por su propia compañía, ‘Los hombres del
Rey’, el 1 de noviembre de 1604 en la sala de banquetes de Whitehall (Londres),
ejerciendo como anfitrión Jacobo I de Inglaterra.
Más de cuatro siglos después, nadie duda de que ‘Otelo’ es una de las grandes obras
maestras de la dramaturgia mundial y Shakespeare un absoluto genio, el cual, «de ser
contemporáneo nuestro, muy probablemente, aparte de literato, hubiera sido psicólogo»,
según Cecilia de Quiceno.