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SEGUNDA EVALUACIÓN

Fecha término: 1 de octubre.

Primer ejercicio

Como saben muy bien, una forma de completar nuestros conocimientos es aterrizándolos del
armario mental abstracto a la vida vivida de cada día. Las artes son medios fabulosos para esa
“encarnación”, y la poesía y la música son maestras en ello.
De los mil –y otros mil y más y más…- poemas de amor, he seleccionado cuatro poemas de
grandes poetas y un bolero cuya letra es magnífica, todos para el objetivo que ahora les
propongo.

a. Nos centraremos exclusivamente en la parte del texto-manual dedicada a la estructura del


encuentro tan exclusivo y especial entre las intimidades nupciales, en que consiste el
enamoramiento.

b. Elegiremos, libre y mediante oportuna reflexión, dos de entre los cuatro poemas o el bolero,
buscando en dichos textos algunos de los componentes de la estructura del encuentro.

c. Haremos dos breves comentarios, uno a cada texto elegido, explicando:


el por qué de la elección,
identificaremos el componente estructural que creemos que contiene el poema o bolero,
citaremos la parte del poema o bolero donde identificamos la referencia al componente
estructural
y añadiremos un libre comentario al componente hallado.

1. Soneto quinto de Garcilaso de la Vega /versos finales)

“Yo no nací sino para quereros;

mi alma os ha cortado a su medida;

por hábito del alma misma os quiero;

cuanto tengo confieso yo deberos;

por vos nací, por vos tengo la vida,

por vos he de morir y por vos muero”.

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2. Pedro Salinas en La voz a ti debida

“Perdóname por ir así buscándote


tan torpemente, dentro de ti
Perdóname el dolor alguna vez.
Es que quiero sacar
de ti tu mejor tú.
Ese que no te viste y que yo veo,
nadador por tu fondo, preciosísimo.
Y cogerlo
y tenerlo yo en lo alto como tiene
el árbol la luz última
que le ha encontrado al sol.
Y entonces tú
en su busca vendrías, a lo alto.
Para llegar a él
subida sobre ti, como te quiero,
tocando ya tan sólo a tu pasado
con las puntas rosadas de tus pies,
en tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo
de ti a ti misma.

Y que a mi amor entonces le conteste


la nueva criatura que tú eres”.

3. Te quiero, de Mario Benedetti

“Tus manos son mi caricia

Mis acordes cotidianos

Te quiero porque tus manos

Trabajan por la justicia

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Si te quiero es porque sos mi amor

Mi cómplice, mi todo

Y en la calle, codo a codo

Somos mucho más que dos”

4. Quien alumbra, de Alejandra Pizarnik

“Cuando me miras

mis ojos son llaves,

el muro tiene secretos,

mi temor palabras, poemas.

Sólo tú haces de mi memoria

una viajera fascinada,

un fuego incesante”.

5. Armando Manzanero. Letra bolero: Contigo aprendí.

“Contigo aprendí,
Que existen nuevas y mejores emociones,
Contigo aprendí,
A conocer un mundo lleno de ilusiones.
Aprendí,
Que la semana tiene más de siete días,
A hacer mayores mis contadas alegrías,
Y a ser dichosa, yo contigo lo aprendí.
Contigo aprendí,
A ver la luz del otro lado de la luna,
Contigo aprendí,
Que es dichosa no la cambio por ninguna.

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Aprendí,
Que puede un beso ser más dulce,
Y más profundo,
Que puedo irme mañana mismo de este mundo,
Las cosas buenas ya contigo las viví.
Y contigo aprendí,
Que yo nací el día en que te conocí.
Y contigo aprendí,
Que yo nací el día en que te conocí.”

Segundo ejercicio

El caso es un extracto de una consulta real, que se ha resumido en lo esencial para solicitarles
un diagnóstico y un consejo que, obviamente, no podrá contar con el conocimiento de mil
detalles necesarios. El alumno puede centrarse exclusivamente en lo que se cuenta o, si se
atreve, puede imaginar, exponiéndolo expresamente en su ejercicio, otros detalles
complementarios de su propia cosecha. La cuestión es examinar este “encuentro”.

De nuevo, poniéndonos en hipótesis en la situación de un terapeuta o un consejero, una


atractiva mujer treintañera -Jessica-encargada de la sección de cosmética y perfumes de unos
grandes almacenes, nos expone la siguiente situación y nos pregunta si la relación saldrá bien y
cómo asegurarse.
Nuestro ejercicio consiste, de un lado, en diagnosticar que sucede y, de otro, en exponer y
argumentar el consejo que darían.

Jessica: “Hace un par de semanas apareció por mi sección un joven comprador. Buscaba un
perfume para regalo de cumpleaños de su madre. Desde un primer momento, me comió
literalmente con los ojos. Me halagaba eso y le coqueteé un poco. Desde entonces, no dejó de
asediarme. Me esperaba a la salida del trabajo. Me obsequiaba con flores, pequeños regalos y
un trato que nunca había yo recibido. Se que gusto a muchos, pero siento que me sopesan el
atractivo. Este joven no. Está embelesado, pero derretido, vamos. Lo nunca visto. Yo me dejo
querer… A veces, sus caricias me agobian. El sábado pasado insistiendo que no vea usted cómo,
se emperró en llevarme a su casa… casa de sus padres, donde él vive. Tanto insistió que, sin
decirle que si o que no, ya estábamos allí. ¡Menuda casa…! Entramos, tenían servicio, me
presenta a su padres, al poco la conversación toca nuestra relación y me preguntan… Alfredo se
pone ansioso, rojo, me suplica con la mirada… Yo me quedo sin saber qué decir, en blanco. No
se me ocurre otra cosa que solicitar ir al baño…”

Consejero: “Es que se sintió mal…, o le fue violenta la deriva de la conversación…?

Jessica--“Estaba confusa, no me esperaba aquello…¿qué, ¡narices! les habría contado su hijo? Y,


sobre todo, que me convenía decir… Mire, no le he dicho que Alfredo –el muchacho que me
asedia- es un poco más joven que yo y no sabe qué edad tengo, ni nada en realidad de mi vida.
Pero es ingeniero agrícola y sus padres son muy ricos, tierras, industrias… Me dije a mi misma:
Jessica, te ha venido Dios a ver, es la oportunidad de tu vida, tira “pa´lante…”. Este Alfredo no es

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que sea un tipazo, pero es muy simpático y, sobre todo, me come en la mano como un gatito.
Me acordé, entonces, de una tía mía que decía: “el roce hace el cariño”…, me compuse el
rimmel y salí toda sonriente…, tomé del brazo a Alfredo y, como yo sé hacerlo, le di un beso en
la mejilla…”

Consejero: “Entonces, si usted decidió avanzar y tiene a Alfredo tan rendido ¿dónde está el
problema?”

Jessica: “Pues está en que me siento confusa, dividida… Verá, hace una semana apareció un
nuevo empleado, en la sección de relojes que está pegada a la mía. Muy guapo y atractivo. Pasó,
pues, pasó que nos miramos y volvimos a mirarnos, persiguiéndonos con la mirada mientras
trabajábamos. ¡Qué cosquilleo, Dios mío! Se me acercó el otro día y, no sé cómo se enteró, pero
pronuncia mi nombre y me pregunta cuatro cosas…y si me encuentro cansada. Buenoooo…!!!
Oírme mi nombre en su voz… y me recorre un escalofrío, se me pone el corazón en la garganta y
me tiemblan las piernas…”
“Mi madre me dice que ¡ojo!, que ponga cabeza, que no me juegue mi futuro… que los
“escalofríos” se pasan. Y una amiga, muy amiga, que tengo, me dice que funcione como los
hombres y no sea una mujer tonta y del pasado… que para los hombres hay “una mujer para la
obligación y otras para la devoción…” ¿Qué le pongo a esto…cabeza y disimulo… o corazón y que
me quiten lo “bailao”?

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