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GESTIÓN PÚBLICA IBEROAMERICANA PARA EL SIGLO XXI, DEFINICIÓN DE

GESTIÓN PÚBLICA
En el siglo XX la gestión pública estaba marcada negativamente por el patrimonialismo, el
formalismo burocrático, la falta de modernización, la fragilidad de la gestión pública en el
área social, la centralización excesiva, la imitación de procesos extranjeros y el déficit
democrático. El patrimonialismo afecto negativamente la profesión de la administración
pública además de la adopción de modelos internacionales que no aterrizaban para nada
a la realidad del país, la burocracia permitió que los cargos públicos fueran ocupados por
medio del clientelismo. La gestión era movida por un conjunto interminable de normas y
procedimientos, dando la falsa impresión de que existía un “poder impersonal”. Este
burocratismo extremo generó tres consecuencias. Una de ellas fue la pérdida de la
eficiencia y efectividad de la gestión pública, la segunda consecuencia fue el formalismo
burocrático que dificultaba el acceso de los ciudadanos al Estado este proceso afectaba,
principalmente, la vida de los sectores más pobres y menos escolarizados de la población
ya que no cumplían con los requerimientos que pedían para ocupar los cargos públicos y
por último el poder impersonal que prevalecía en una administración sometida por las
normas, escondía una burocracia que no era controlada públicamente.
La gestión pública en el área social no prevaleció a lo largo del siglo XX. Un ejemplo claro
de esto es que, además de los asuntos culturales, lo que marca a América Latina, con la
uniformidad del concepto, es la desigualdad social. Esto es el producto del fracaso
histórico del Estado en lo que se refiere a la construcción de políticas públicas que fueran
capaces de combatir las diferencias socio-económicas y mejorar el acceso y la calidad de
los servicios públicos. Es por esto que el déficit democrático de América Latina es uno de
los factores con mayor impacto sobre la calidad de la gestión pública.
A partir de la segunda mitad de la década de los noventa, se empezó a hacer una
transformación a la gestión pública para que fuera en términos de resultados ya que se
dieron unas reformas en el aparato estatal y en la administración pública. Las cuales
constituirían una agenda más orientada al mejoramiento de la gestión, con gran énfasis
en la efectividad de las políticas públicas, en el fortalecimiento de la función pública, en la
democratización de la administración pública y en el montaje de una red de políticas
sociales, con el objetivo de alcanzar una verdadera ciudadanía social. La transparencia es
esencial, pero no es suficiente para democratizar la gestión pública. Es por esto que los
componentes de la gestión pública son la democratización de la gestión pública, la
profesionalización de la misma, las nuevas tecnologías de la gestión, Gestión por
resultados orientados al desarrollo y los mecanismos de gobernanza.
Entonces la gestión pública es la unión de la participación ciudadanía con el estado, para
ejecutar con eficiencia, eficacia y transparencia el presupuesto público, para desarrollar
políticas públicas que aporten y ayuden a la población para la satisfacción de las
necesidades básicas insatisfechas de los mismos, teniendo acceso libre a la información
de la administración pública para permitir el derecho a la participación de los ciudadanos y
la elección óptima de los servidores públicos profesionales y altamente capacitados para
ejercer su cargo de la mejor manera.

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