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DERECHO ROMANO I

PRIMER SEMESTRE

Licenciatura en Derecho
GUILLERMO FLORIS MARGADANT S.
OO''O* EN DERECEO
cr,trpnl,r¡co DE DEREoEo RolrANo EN rJ\ uNrvERsrDAD NAc¡oNAL eutóuoue DE !¡Éx¡co

EL DERECHO
PRIVADO ROMANO
COMO INTRODUCCION A LA CULTURA
JURIDICA CONTEMPORANEA

V|GÉSIMA SEXTA EDICIÓN


Corregida y aumentada

_4,
ESFINGE\=*
mEimlrtU.¡l¡
EDITORIAL ESFINGE, S. DE R.L. DE C.V.
Esfuerzo 18-A
Col. lndustrialAtoto
Naucalpan, Estado de México
2005
Cepíruro III
LAS PERSONAS

58. Er, coNcrpro DE pERsoNA. El derecho objetivo no flota como


una nube sobre la realidad social, sino que se concreia en forma de dere-
chos y deberes subjetivos los cuales necésitan, para existir, "titulares"; y
-imputación de derechos y de6eres (para hablar con lá
estos centros de
acertada terminología de Kelsen) son personas.
Este término viene- del latín, dondé, entre otras cosas, significa "más-
cgra". Dicha- etimología es interesante y demuestra que, desáe su origen,
el colcepto de persona sido algo artúicial, una creición de la cultuia y
_ha
no de la naturaleza. No interesan al derecho todas las calidades realeJ,
físicas o psíquicas de los sujetos del derecho, sino sólo algunas caracterfu-
ticas relevanteL pa-ra la situáción j,urídica del sujeto en cüestión: que sea
de t?l nacionalidad, que- tenga su áomicilio en tai parte, que sea máyor de
edadr
-etc.; estos datos forman
juntos la "máscara;' qu-e ?ste deterniinado
actor lleva en el drama del derécho. El resto podrá iirteresar a su esposa,
a su^médico, p€ro no tiene importancia en la éscena juúdica.
. Aquí-nos encontramos inmediatamente ante un rasgo típico, en parte
trágico, de nuestra ciencia. Aunque tenemos que o<amiñar p'robl-emas'con-
cretos, para poder tratarlos, hemos de empobrecerlos, redu-cirlm a esque-
mas, hasta que la viva corriente continua de la existencia se haya desiite-
grado ante nuestros-ojol el una colección de discontinuos "actoslurídicos',,
y la plena penonalidad d" rT9 se-nof presente en la forma es'luemáticá
de una "p€rsona" en su sentido técnicojuúdico. Recordemos a este res-
p."tg la gqTióT de Leibniz, d9 que el derécho es la ratio scripta (la raz6n
escrita). Bl jurista escoge de la-plena realid¿d los pocos elementós juúdi-
camente interesantes, p?ra-t¡a{¡rcirlo¡ en abstracciónes, en conceptós; su
manera de pensar es "signitiva", en la terminología de Husserl. for ésto,
sus mejores resultados son, con frecuencia, esa claie de hazañas intelectua-
les de que sólo una aristocracia mental 6 capaz.
E'n otras palabras, para pode_r resolver lós problemas jurídicos, no nos
queda otro remrdio que reducil la vida, "este iascinador iejido dá sangre,
oro y pasiones", a una colección de fórmulas. No casualmente dice ion
savigny del jurista que "calcula con conceptgr" y afirma Honenberg que
un mal matemático no puede sel u! buen jurista.-como señala na¿ñrutn,
para el derecho, lo que queda de Goethe Áon sus actas de nacimiento, dé

115
il6 DERECHO PRTVADO ROMANO

matrimonio _y de defunción, su diploma de abogado, la inscripción en el


catastro de la compra de dos casas y sus contratos de edic-ión.t De la
-¡uq
misma manera, es muy distinto decir que fulano está enfermo desde el
punlo de vista médico, que desde el de su p6hza de seguro.
La actitud,del profano se caracteriza precisamenté por la tendencia a
no separ¿u lo jurídico de lo no-juúdico, lá de "entregarse a la impresión
total de la situación", como dice Jhering.2 En cambio, para el jurisia, y a
pesar de que hominum causa omne ius constitutum est (D. l. 5.2: todo
el .lerecho exise para el hombre), el protagonista del drama jurídico no
es el humano, sino "la persona''. Este éoncepto, desde luego, es más
-ser
estrecho que,aquéI, no sólo a causa del mencionado empobrecimiento arti-
ficial de la plenitud del ser humano, sino también por la existencia, en el
derecho ¡omano, de seres que no son personas, aun siendo humanos. Por
otra parte, al mismo tiempo es más amplio el concepto de persona, que
el de ser humano, a causa de la oristenlia de personas que no son seres
!um3nos, y para las cuales se utiliza el término de "persona.s morales".
La designación no es muy acertada, pues una sociedad anónima, a pesar
de ser una "persona moral", puede comportarse de modo inmoral.s
La erpresión "personas jurídicas" tampoco es muy correcta, ya que la
figura opu€sta, la "persona física", pertenece igualmente al terreno jurí-
dico. Estas personas sin existencia física son entidades sin realidad material,
reconocidas po! €l dereclo objetiyo como posibles centros de imputación
de derechos y- deberes subjetivos. De acuerdo con una teoúa, muy-popular
durante el siglg pasadg, deben su existencia a una "ficción", y, comó punto
de arranque de esta idea, se zuele señalar D. 46. l. 22;" fue desarróllada
por los postglosadores y culminó con Savigny.b
59. Le, pnnsoxe @LEcrrvA EN EL DEREcHo RoMANo. Esta figura sur-
gió gradualmente en la práctica romana. En ella podemos distingu-ir:
a) Corporaciones, es decirr personas colectiv:as compuestas de miem-
bros asociados voluntariamente o por la fuena de la tradición.
b) Fundaciones, o sea, afectaciones de patrimonios a un fin deter-
minado.
En cuanto a las corporaciones, los rasgos comunes de éstas son:
a) Que s¡r existencia es independiente de lo que p¿rsa con sus miem-
pros. Ya en el siglo I a- de J. C., Alfeno dijo daramente que el cambio de
lc miembrm de un organimo púbüco no afecta su personalidadrs y el
t Rechtsphilomp,L¿, 19t6, pá9. 199.
2 frlffii" IL ¿ 349.
t l,*e orin Émino d.l'e F-di¡^'¡e a la luz de la distinción. muy de moda en
cl {glo Fedo, c¡t¡e d lnrmdo maHal'y e! 'lnundo moral".
-hc¡unt Ec¡cfu lcrmru oüc f*rgito, sicati municipium ct decarid et societas (la
o.* rid¡d)-F -c.po @, Itc.@a, ac+¡mb como r¡n inunicipio, un consejo á""iciiai
s crÍtica & cda e-!+ ea
F. Gercír, MÁynrz, Introducción al estudio del de-
¡cclo, we+o, l9+lr, pát: 282 y riguiEstes.
c
--Taqroco la sre sug -- -r€par¿_ muchas veces, de manera que no queda ni
u¡a taHa que Do *l nuelr¿, deia dc-ser la mima nave'í 1D. 5. l. 26).
LAS PERSONAS 117

C.orpys iuris lleva este principio a sus últimas consecuencias de que, inclu-
sive si la ca¡rtidad de miemdros se reduce a sólo uno, este único miembro
tiene una personalidad distinta de la que corresponde a la persona "colec-
,iuu" !r cuestiónr? solución rechazadá expresamente por el derecho mo-
derno.s
b) Q"e su patrimonio no tiene nada que ver con el de sus miembros.
Este principio es clara consecuencia de la iamosa frase que Ulpiano pone
en su comentario al edicto de Ad¡iano: "lo que se debe a una persona
colectiva, no se debe a sus miembros; y lo qué debe la persona cólectiva,
no lo deben sus miembros".e
c) Que los actos de lm miembros no afectan la situación juúdica de
esta persona colectiva, salvo en casos expresamente previstos po" .t derecho.
Las corporaciones pueden ser:
l. De carácter pitbhco (Estado, municipio). Desde muy pronto los
juristas romanos comprendieron que el Estaáo-tenía en su foáer bienes
que no podían considera¡se como propiedad de todos los ciudadanos, sino
gue correspondían a r¡n titular distinto: el Estado o el municipio.lo
2. De carácter semípúblico. Con autorización especial,-dada por el
senado -fo tarde, por el emperador-, pudieron-formarse, por ana-
-y,el Estado
logía con y el municipio, determinados organismos semipúblicos,
como sindicatos, cofradías religiosas, cueqpos de bomberos, etc., que tuvie-
ran una penonalidad jurídica distinta de la de sus miembros. Paia la for-
mación de tal coüegiam se necesitaba un mínimo de tres miembros, pero
la reducción posterior de este número no afectaba la existencia de -esta
persona colectiva, como acabamos de ver.
_3. De carácter priaado. Sólo acepcionalmente, orgariismos dedicados
a la especulación comercial privada pódían recibir personalidad jurídica-
Encontramos tales casios en relación con la explotación de minas o de sali-
nas y con el arrendamiento de impuestm. Por lo demás, las sociedades
que se formaban con fines económicc privadc tení¡n d€ctc mtractuales
meramente internos (respecto de la rryrticiiín de pérdidas y ganancias, €n
relación con la responsabüdad de lc socirs por -al$ma culpa, etc.). En
cambio, no tenían efectos sobre tercerc, ya flue tales sociedades no forma-
ban un nuevo centro de imputación de derechs y debercs, distinto de los
miembros componentes. A este respecto, lz socbtas mrnana se parecía a
nuestra asociación en participación, cuym efectc son, igualmente, sólo de
carácter interno.
Por tanto, el derecho romano no concedía con la generosidad que el
derecho moderno la penonalidad jurídica a agrupaciones meramenté pri-
? D. 3. 4.7.2.
8 Ley de Sociedades Mercantiles, art- 229, fr. IY.
e D. 3. +.7. t.
1o
Quizás,-en-el derecho arcaico el centro de imprrtación de los derechos y deberes
que afectaban la d-omus nunca era- el !ndiyi!uo,_ si¡o-ta ..familia,,; y la respodsabilidad
penal gravaba .también todo el núcleo familiar. La familia sería ei ial caso'et prototipo
de la corporacidn.
ltB DERECHO PRIVAID ROMANO

vadas. En cambio, para nosotros, basta el consentimiento de dos personas


pa,ra que, observando ciertos requisitos no muy gravosos, nazca una p€r-
sona colectiva como es la sociedad de responsabilidad limitada, o el con-
sentimiento de cinco personas para que se forme r¡na sociedad anónima.
Es probable que, a causa del fenómeno de los peculios, el romano no
sintiera la necesidad de desarrollar sociedades como las nuestras de res-
ponsabilidad limitada y anónimas. Todo paterfamilias de cierta fortuna
distribuía varios negocios suyos como peculios, entre sus hijos y esclavos
más inteügentes. La propiedad respectiva continuaba correspondiendo al
paterfamilias, y las ganancias eran también para él; respecto a las pérdi-
das, en cambio, sólo respondía mediante un actio de peculio, hasta por el
valor del peculio, salvo excepciones. Por tanto, normalmente, el paterfa-
mílias no podía perder más que su aportación. Y es precisamente el deseo
de llegar a este resultado el principal impulso por el que el derecho modemo
ha tenido que elaborar sus más características sociedades mercantiles.
La capacidad jurídica de las corporaciones en el derecho romano se
fue extendiendo poco a poco. Gradualmente reciben el derecho de manu-
mitir esclavos y aceptar legados, y, bajo Justiniano, inclusive, el de recibir
herencias.
Finalmente, se llega al resultado de que su capacidad de goce es casi
ilimitada, mientras que la capacid d de ejercicio queda limitada a su
objeto social (la persona colectiva no puede realiza¡ actos jurídicos que
no tengan nada que ver oon ücho objeto). En comparación con la persona
ffuica, la colectiva tiene la ventaja de que su capacidad de ejercicio no
puede ser restringida por caus¿ls ffuicas o psíquicas como la minorla de
edad, debilidad mental, etc. Por otra parte, su capacidad nunca incluye
facultades derivadas del derecho de familia; ni siquiera puede desempeñar
una tutela.
Un problema interesante es el de la posible responsabilidad penal de
las personas colectivas. El derecho romano la excluyertl de manera que
allí la eventual responsabilidad penal sólo puede recaer en los represen-
tantes legales que hayan obrado con dolo.
Pasemos ahora a las fundaciones. Estas personas juúdicas son una crea-
ción de la fase imperial. Recibieron un poderoso impulso con la cristiani-
zación del mundo antiguo, que hacía surgir muchas piae causae, patrimo-
nios afectados a fines religiosos o de beneficencia. Al crearse una fundación,
se solía reglamentar su funcionamiento, el modo de nombrar a sus repre-
$ntantes, etc.
C,omo una especie dentro del género de fundaciones, podemos conside-
rar d fisco. Por &te entendemos ef patrimonio del emperador afectado a
fines públicos, y por tanto, algo distinto del patrimonio privado del empe-
rador. E*e se tra.write a sus herederos privados, mientras que el fisco se
tramitía a su sucsnr público.
n gúd aim anaicípes dolo lacere possunt? (¿cómo podrían los municipios co-
meter un acto dolm? D. 4. 3. 15. 1).
LAS PERSONAS 119

Según D. 46. 1.22, también la herencia yac€nte es algo así como una
fundación. Observemos, en relación con esto, que esta opinión de Floren-
tino (del siglo II d. de J. C.), probablemente intexpolada" es contraria a
otras explicáciones que da eJ Digesto sob¡e la situación jurídica de la he-
rencia yácente, comó que la personalidad del difrmto se prolonga hasta el
momento de la aceptación de la hereucia, o que el heredem acepta la hercn-
cia con efectos retroactivos, ds men6¡¿ que u¡ra herencia yac€nte ya Pqte-
nece de antemano al futu¡o heredero, ¿u¡nque todavía no consta quién
será. Por la prisa con que trabajaron Triboniano y sus colaboradorcs, en-
contramos ei el Corpus i¿rir muchas citas incompatibles entre sí, y puntos
de partida para teorías muy distintas, que los pandectistas del siglo XIX
tratában, a menudo en vano, de conciliar mediante su Pandektenharmo-
nistik.
60. L¡ prnsoN¡t rísrc¡ EN EL DEREcHo RoMANo. En el derecho mo-
derno el concepto de persona física coincide con el de s¿r humano.
El derecho mexicano no reconoce la posibilidad de que exista¡¡ seres
huma¡os sin penonalidad jurídica. El artículo 2q de la Constituci-ón prohí-
be la esclavitud, y la conrdena a "muerte civil" no existe en el derecho
mexicano. Aquí, todo ser humano tiene capacidad de goce, es decir, puede
ser centro de imputación de derechos. El hecho de que alguien catezca
de la capacidad de ejercicio (menores, dementes, etc.) no afecta su per-
sonalidad juúdica, ya que ésta se caractertza por la capacidad de goce y
no necesariamente la de ejercicio.
En cambio, el derecho romano sólo reconocía plena capacidad de goce
a una minoría de seres humanos. De acuerdo con las sistematizaciones
didácticas, escolares, de la jurisprudencia clásica (Gayo), &tos debían
reunir, para ser personas, los tres requisitos siguientes:
a) Tener el status libertatís (ser libres, no esclavos).
b;) Tener el status ciai.tatis (ser romanos, no ortranjeros).
c) Tener el status famitiae (ser independientes de la patria potestad) -
La penonalidad, resultado de la reunión de q-tm g,es requqitc' inch¡so
podía cbmenzar un poco antes de la existencia fisica independiente, y ter-
ininar algo después áe la muerte, como se verá ¡nr lo gue luego e:<pon-
dremos.
El derecho clásico nos presenta l" ql" de que eI nasci,tutus pro iarn
nato habetur, siempre y cuando esta ficción le aproveche."
Si, por ejemplo, instituyo heredero al hijo de Livia, y, en el momento de
la apertura de mi testamentq resulü que Livia no tiene hijos, pero está em-
battada, debería concluirse, a falta dq dicha ficción, que no habría heredero
testameniario alguno, de manera que mi herencia se entregaría a mis herede-
ros legítimos, es decir, a mis próximos parientes. En cambio, con fundamento

12 GAyo, l,147, P,rulo, D. 50. 16. 231. Sob¡e el origen cristiano de esta regla,
véase mi artículo Deiecho ¡oma?to y Crírtiznismo, "Foro de México", núm. 75, 1959,
con indicaciones bibliográficar.
l2O DEREcHo pRrvArx> RoMANo

e-n la citada ficción, el niño ya concebidq pero no nacido, llega a ser here-
dero, siempre y cuando nazca vivo y üable.13
Nótese que no se trata de una personalidad otorgada con la condición
resolutoria de que el niño nazca muerto o no viable, sino, al contrario, de una
personali4ad con la condición suspensiva de que nazca vivo y üable. Cumplida
esta condición, se considera al niño como person4 con efecto retroactivo desde
su concepción; pero, en caso de fallar la condición, dicha personalidad nunca
ha oristido.
Es interesante que el niño debe nacer vivo, pero además viable; el partus
uiaus, non aitalis, sé equipara aI nacimiento dá un niño muerto.la ivf.t
"iott"-
mos finalmente, como clriosidad, que el nacimiento de wn monstÍutn, aurrque
vivo y viable, no tiene los efectos-jurídicos de un nacimiento humano.16 -La
penonalidad física puede durar también más allá de la muerte biológica.
Es ésta una de las ficciones media¡rte las cuales el derecho romano traába
de dar un titula¡ a la herencia yacente, como ya hemos visto.
En relación con los efectos jurídicos de la muerte biológica, se nos pre-
senta otro problema. Si una penona y su heredero han muerto, sin qué se
sepa exactamente quién murió primero, ¿debemos suponer que hubo entre
ellos una trasmisión sucesoria? Este problema de los conmorientes puede
tener una enorrne importancia práctica. De la solución, en un sentido u
otro, depende que la fortuna de la primera persona vaya a sus restantes
herederos propios (por ejemplo, por vía legítima) o a los herederos de su
heredero.
El derecho rom¿rno no se mete en consideraciones de probabilidad, pre-
guntando, por ejemplo, como sucede en el derecho ingl&, cuál de ellos
era más üejo, sino que declara de modo absoluto que no debe admitine
una trasmisión sucesoria entre los dos difuntos, en este caso de dudartu
sencillo corte del nudo gordiano que el derecho de México imita.'?
Sin embargo, si la duda al respecto surge con referencia a parientes
que mueren en el mismo accidente,La el derecho clásico propone soluciones
más complicadas, estableciendo la presunción de que los padres mueran
después que sr¡s hijos menoresr pero antes que sus hijos mayores, etc.
En cua¡rto a personas cuyo paradero ignoramos, el derecho romano
establece una presunción de muerte 100 años después de su nacimiento
(D. 33. 2. B; cfr. art. 129 del Código de Napoleón).
61. Er. sTATUS LTBERTATTs; LAEScLAvrruD. Muchosauto-
res pretenden que los esclavos no son personas, sino cosas. Sin embargo, el
asunto no es ta¡r sencillo. Gayo trata de los esclavos en la parte de su libro
que s€ refiere a las personas, y la autoridad del dueño sobrt los esclavos no
se designa como derecho de propiedad, sino como una domínica potestas,

rs ¡lincipio consagrado en los artículos 22 y l3l4 del Cód.igo Civil.


tl \o* integrum,.., cunt spiritu tamen... (D. 28. 2. 12. l).
15 D. l. 5. 14.
aG D. 34. 5, B y siguientes.
rz Código Civi¡, art 1287.
u Srqruesto cr¡ya frecuencia c¡ece, actualmente, por el tráfico aéreo.
LAS PERSONAS tzt
limitada,en tiempos imperiales por una amplia legislación social en bene
ficio de los esclavos.'e Además, ianto el derécho rómano religico como d
ius naturale los equipara a los demás seres humanos.
Esta vacilación en el tratamiento jurídico de los esclavos se manifiesta
también en una curiosa cita de ulpiano: "dentro del í¿s ciuile,lc esclavc
no son considerados como personas; pero en el derecho natural, todm lc
hombres son iguales".'o El ius honorarium ocupaba una posición inten¡re-
dia entre los extremos señalados por ulpiano; nb considerá al esclavo como
una persona completa, ni tampoco como si no fuera p€rsona, sino que da
eficacia prggesal a muchos actos jurídicos realizados -por é1, mediante las
actiones adjectüiae _qualitatis. Esto era necesario, pués gran parte de la
vida económica de Roma estaba en manos de esclavos. Los señores tenían
la costumbre de confiar peculios a sus siervos (una mina, un rebañq una
tienda, un barco) para que-los administraran én provecho del señor, pero
con ciertas ventajas personales también para el esclavo. Así, el egoísmo del
señor p-onía- a su servicio el egoísmo del esclavo, que a veces pódía com-
praTe la libertad según convenio, mediante los béneficios de iu peculio.
Los contratos celebrados por los esclavos en relación con tales peeulios
producían a f.avor de los terceros un derecho de acción contra el señor,
cuya responsabilidad, empero, no podía exceder del valor del peculio.
Además de lo anterioi, todos lós actos jurídicos celebrados por esclavos
con expreso consentimiento del sefior (iussu domini), obligalian directa-
mente- a éste, y los actos celebrados, bien sin relación con álgún peculio,
bien sin consentimiento expreso del dueño, producían de todoi modos ac-
ción contra &te hasta por el enriquecimienlo que hubiere obtenido. Así,
si el esclavo había adquirido por mil sestercios un caballo que valía qui-
nienlos, sin conexión con el peculio y sine ízssz, d señor irspondí" i.t
quinientos sestercios, ya que había entrado en su patrimonio irn bien-de
este valor.
Las donaciones y los legados que recibían los esclavog así como lc
productos de su trabajo, ¡rertenecían automáticamente al señor. En cuanto
a las herencias, se podía instituir válidamente heredero a un esclavo ajeno.
En tal caso, si el señor del esclavo aceptaba la herencia, pasaba ésta ifor-
TT paf. de su patrimonio. Esto tenía la consecuencia-ventajosa de que
el derecho a esta herencia se podía vender de manera muy sencilla: efec-
-instituirse
tuando simplemente la venta del esclavo. También poüa here-
dero a un esclavo propio, en cuyo caso éste recibíi automáticamente la
libertad por la apertura del testamento.
Los delitos cometidos por esclavos, colocaban al dueño ante la alter-
nativa de indemnizar el daño o entregar el esclavo culpable a la víctima
o a su familia ("abandono noxal").
-La esclavitud no daba lugar a_grandes sufrimientos en Ia época pre-
clásica. El esclavo resultaba un valor patrimonial, de manera
{ue tritria
le Véase, por ejemplo, Gevo, f. 53.
20 D. 50. 17. 32 (segunda parte interpolada).
122 DERECHO PRWADO ROMANO

que cuidarlo. Por esta circunstancia, la posición del esclavb era mejor que
la del campesino o del obrero en aquellos países modernos que todavía
carecen de una debida legislación laboral. Además, antes de las guerras
contra Cartago, los dueños rlomanos tenían ¡rocos esclavos y, generalmente,
de razas afines. Hubo frecuentemente una relación casi paternal entre los
esclavos y los señores, como ilustran, por ejemplo, las comedias de Plauto.
Trabajaban juntos, comían en la misma mesa tenía aún esta
costumbre, aunque por otra parte declara gue es -Catón
más económico que el
esclavo se mate por el trabajo que tratarlo benignamente-, y muchos es-
clavos casi eran amigos de confianza.
Bsto cambió después de las guerras púnicas, cuando surgieron en Roma
las grandes fortunas. Desde entonces, muchos señores tuvieron centenares
de esclavos a quienes no conocían ni siquiera de vista, y mucho menos de
nombre. Estos esclavos, a menudo productos de las guerras que hacía Roma
en toda la región mediterránea, ya eÍart de razas muy diferentes a la del
señor, y el valor patrimonial que representaban individualmente era sólo
una insignificante fracción de la fortuira del dueño. A pesar de la existencia
de una clase superior de esclavos de confianza, administradores, precepto-
res, etc., bien educados y viviendo como burgueses, con sus propios gsclavos,
surgen, desde entonces, con cierta frecuencia, situaciones inhumanas. Ya
antes, Varo había designado al esclavo como un instrumento que habla
(inspirándose probablemente en Aristóteles, quien habla de "herramienta
animada"), y era habitual encadenar al esclavo-portero a la puerta; pero
en tiempos de Augusto, Polión utilizaba esclavos como alimento de los
cocodrilos de sus viveros, y Flaminio hizo matar a uno para complacer a
un convidado que nunca habla visto morir a nadie.
Como reacción a tales abusos encortramos la creciente frecuencia de
ventas de esclavos con la condición de que sean exportados (ya que el amo
les tienemiedo), rebeliones de esclavos yr por una parte, leyes müy crueles,
productos del miedo (SC. Silanianum, 10 d. de J. C.); por otra, leyes,
inspiradas quizás en la Estoa, que tratan de enmendar la situación en vez
de reprimir sus consecuencias inevitables. Así, en el año 19 d. de J. C., una
Lex Petronia requiere, en perjuicio de los cocodrilos de Polión, que eI amo
obtenga una autorización especial del magistrado para arrojar a un esclavo
a las fieras (aunque fuese como castigo), y el bondadoso emperador Clau-
dio prohíbe que se abandone a los esclavos viejos o enfermos. Desde 83 d.
de J. C. el dueño ya no puede castrar al esclavo, comienzo del derecho
humano a la integridad corporal (véase art. 3 de la Declaración Univ. de
los Der. del Hombre).
En el siglo II, Antonino el Piadoso equiparaba, inclusive, a homicidio la
muerte dada a un esclavo, sin motivo justificado. Además, los esclavos
maltratadm que lograran agarrarse a una estatua del emperador serían
vendidos por cuenta del dueño, sin que éste pudiera jamás volver a com-
prarlc (medida de Antonino el Piadoso, influido por el derecho griego de
asilo; cfr. la práctica de las autoridades británicas en la "Trucial Coast"
LAS PERSONAS IZ¡
de decretar la libertad de los esclavos que logren agarr¿rr la }n-¿cra' '
tánica y comprueben malos tratos)
Estas medidas son un típico producto de la filosofía estoica, cm la qa
compaginaba muy bien el éaráCter del auténtico romano, y se relacionin
visiblemente con la doctrina de la hermandad general de iodos lm hm-
bres. El cristianismo'l continuó la política legislitiva en favor de los escla-
vos que la influencia estoica había iniciado.
_ Durante el Bajo fmperio, el problema social de la esclavitud pierde
importancia. La creciente escasez de esclavos tiende a mejorar su condición
y esta tendencia se refuerza con la ya citada legislación y el espíritu cris-
tiano. Aunque Justiniano reconoce francamente " qr. la esclavitud es
incompatible con el derecho natural, la posición de los esclavos en su tiem-
po es ya tan soportable que este emperador bizantino no se arre-
draba ante medidas drásticas en perjuicio de los poderosos:-queno hace nin-
gún intento de suprimir la esclavitud.
El importante papel que desempeñaron los esclavos en la vida romana
de la época clásica, orplica los siguientes fenómenos jurídicos:
a) EI tardío y tímido desarrollo de la representación jurídica en Ro-
ma. Como todo paterfamilias importante tenía esclavos que lo represen-
taban automáticamente en relación con los peculios y en cualquier asunto
mediante un i.ussum expreso, raras veces se sentía la necesidad de que una
persona realizara actos jurídicos gue debían producir sus efectos en el pa-
trimonio de otra.
b) El escaso desarrollo de las sociedades mercantiles en Roma, pues
por el sistema de peculios distribuidos entre-esclavos inteligent-es, todo rico
romano era como socio de múltiples sociedades de responsabilidad limitada,
como ya hemos explicado.
c) El raquítico desarrollo de la práctica y teoría romanas en relación
con el contrato de trabajo.
62. C¡us¡s DE LA EScLArrruD. Entre éstas encontramos:
a) Dos que proceden del ius gentíum, a saber:
1. La cautividad, resultado de una guerra 'Justa" (es decir, oficial-
mente declarada), tratándose de adversarim de rma civilización semejante
a la romana; o de guerra no justa, si se trata.ba de meros "bárbaros". Tras
los ejércitos romanos iban grupos de compradores profesionales de esclavos.
En una sola ocasión, César vendió en G¡lia a 63,000 cautivos.
2. El nacer de una esclava. Es un caso eqpecial de la "separación de
frutos", medio de adquisición que establece un derecho de propiedad sobre
los frutos, a favor del propietario de la cosa matriz. La condición del padre
no importaba, ya que, fuera del "matrimonio justo", todo hijo seguía la
condición materna; y no podía haber tal matrimonio cort. una esclava.

21 Llegado al poder desde el siglo w, primero gracias a los Edictos de Tolerancia


de 311, y después por su reconocimiento como religión oficial bajo Teodosio el Grande.
22 Inst. I. 5 pr.
t2+ DERECIIO PRTVADO ROMANO

Como consecuencia del fauor libertatis, o sea, por el hecho de que la liber-
tad es u\a causa fauorabilis, de manera que toda duda debe ser resuelta
a favor de ella, encontmmos que el niño nace libre 23 si en algún momento
de la gestación la madre ha sido libre.'n
b) Otras dos causas proceden del izs ciuíle, a saber:
I. Según las XII Tablas:
d) La negativa a inscribirse en los registros del censo.
b') La negativa a participar en el servicio militar.
) El incumplimiento del pago de una deuda, en cuyo caso el acree-
C
dor podía vender al deudor trans Tiberim, e incluso matarlo.
t) El flagrante delito de robq cometido por una peniona libre (al
esclavo en ese caso se le imponía la pena de muerte).
2. Según eI derecho cIásico y postcldsico:
d) La condena a ser arrojado a las fieras o a trabajos for¿ados en las
minas implicaba la esclavitud, de manera que el reo perdía automática-
mente su capacidad de goce. Su matrimonio era disuelto y su patrimonio
repartido entre sus herederos.
D') Relaciones sexuales de una mujer libre con un esclavo ajeno, con-
tra la manifiesta voluntad del señor (senadoconsulto Claudiano).
c') La ingratitud del liberto, o el hecho de que un dediticio llegara
demasiado cerca de Roma.
t) El hecho de dejarse vender como esdavo por un amigo, a Pesar
de ser übre, para reclamar luego la übertad y participar entonces de la
ilícita ganancia del vendedor.
Lai tres últimas fuentes ofrecen una desfavorable impresión sobre el
desarrollo de la moral en Roma, después de la época republicana.
63. Exr¡Ncró¡¡ DE LA EsclAvrruD. Como fenómeno sociológico, la
esclavitud antigua se extinguía, casi imperceptiblemente, por transición al
colonato que desemboca en el feudalismo medieval
Desde el comienzo del principado, el número de esclavos disponibles
en los mercados comenzó a disminuir: de un lado, por las frecuentes manu-
misiones, es decir, liberaciones; de otro, por la menor frecuencia de bri-
llantes éxitos militares, antes tan ricas fuentes de esclavos.
Bspecialmente en tietnpos del Bajo Imperio, el número de esclavos
bajó rápidamente; la vida económica comenzó a sufrir por la escasez de
ellos, y los grandes terratenientes iniciaron el sistema.-de prghibil- que- los
pocos campesinos que trabajaban en sus c¿unpos, salieran de atlí. Asl se
anuncia el "colonato" : en vez del esclavo tan fácilmente comprado y ven-
dido antes, en numerosos mercados de este ti¡ro, encontramos ahora aJ ser-
uts gkbae, hombre libre pero vinculado contractualmente a determinadas
8 Peur.o t[.24. l.
2a
M¿dia crim tempore libe¡tali prodesse, non flocere possunt (las fases interme-
dias pueden apruvechar a la libertad, pero no perjudicarla). IJna comparación con
U¡,p¡¡ño (V. l0) y Gevo (I. 89) sugiere que este principio es más bien poitclásico.
LAS PE,RSONAS r25

tierras, de las que no puede separanie, y las cuales, por otra partc, no IE-
den ser vendidas sin garantizarle al seraus glebae su derecho de mtinrrar
cultivándolas (con frecuencia, a cambio de una participación en la ccecla).
Este sistema pasa a ser un elemento del feudalismo posterior; que, dede
la última fase de Ia Edad Media, se fue liquidando con el nacimiento de las
ciudades y bajo el influjo del cambio general de las ideas, recibiendo final-
mente un golpe mortal con la Rev-olución Francesa. Sus úlümos restos des-
ap¿rrecen en varirui etapas, durante las últimas generacionesr2s de manera que
en la actualidad este lejano sucesor de la antigua esclavitud se muestra sólo en
muy limitadas zona¡¡ del mundo civilizado, y ahí, en forma ta¡r atenuada, que
se trata más bien de un pintoresco e inofensivo residuo del pasado:

Paralelamente a este gradual movimiento de transición de la esclavitud


antigua al feudalismo, y dle la liquidación de &te, hubo, en una forma muy
parecida a la romana, un repentino renacimiento de la esclavitud: la "trata
de negros".
Afortunadamente, este nuevo brote de la esclavitud rasgos más
crueles eran -cuyos
la cacería humana en Africa y el transporte oceánico- no
duró mucho tiempo. El comercio quedó prohibido en la primera mitad
del siglo pasado año 1832 fue importante a este respectG-; y, algo
-el también la esclavitud misma, lo que dio lugar a una
después, se prohibió
de las guerras más sangrientas que hubo en este continente: la guerra de
secesión norteamericána, en 1863.
En forma individual, la esclavitud romana se extinguía, como es ló^gico,
por la muerte del esclavo, y por una concesión especial de la libertad. Ade-
más, el cautivo de guerra podía recuperar su libertad por devolución con-
venida o por fuga. Si el romano, esclavo de guerra en un país extranjero,
lograba regresar a la patria, se borraba el intervalo de su esclavitud sin
dejar huella juríüca. Por la ficción del portIiminium, d ex-cautivo recu-
peraba, con efectos retroactivos, todos los derechc que había perdido en
el momento de iniciarse zu cautividad.
Las formas gue otorgaban de un modo especial la lib€rtad podían ser
t*
1l*"tfli"io:ración del esclavo por efecto directo de la ley; por ejempto,
cua¡rdo el dueño abandonaba a un esclavo gravemente enfermo, o cuando
aquél creía de buena fe ser libre, viviendo púbücamente como tal durante
veinte años (caso de adquisición de la libertad por prescripción), o cuando
se vendía sin cláusula de no-prostitución a una esclava adquirida con tal
cláusula.
2. Liberación a consecuencia de la intervención especial del Estado;
por ejemplo, cuando un esclavo denunciaba la conspiración de su señor.
3. Liberación a consecuencia de un acto especial del señor, o sea, la
manumissio, que era el caso más frecuente. A este resp€cto, debemos dis-

zs lB4B, liquidación par-qal en el ccntro de Europa; 1906 y 1917, liquidacion


drástica en Rusia; 1919, liquidación en el oriente de Europa.
126 DEREcHo pRrvADo RoMANo

tinguir las formas solemnes del fus ciaile y las no solemnes del íus hono-
rartutn,
a) DeIius ciaiJe:
a') Manumisión por inscripción del esclavo en los registros del censo,
como si se tratara de una pe$ona libre. Este procedimiento sólo era fac-
tible cuando se efectuaba el censo, es decir, cada cinco años, hasta 74 d.
de J. C.
b') Por un juicio simulado de la übertad. En tal caso, el dueño y un
amigo iban al magistrado con el esclavo en cuestión. Luego, el amigo pre-
tendía como adsertor libertatis que el esclavo era librerm y como el dueño
no se defendía, el magistrado declaraba que el actor tenía nz6n y que el
presunto esclavo era, en realidad, un hombre libre (manumissio aindicta).
c') Por testamento, en caso de que el testador concediera al esclavo
su übertad u obligara al herodero a dársela. Estas dos posibilidades tenlan
efectos jurídicos distintos, a causa de los iura patronatus.zl Tal manumi-
sión por testamento podía estar sujeta a condiciones o términos, en cuyo
caso el esclavo era un statu liber. Su situación jurídica producía, empero,
"efecto real", es decir, era oponible a tercerosrPor tanto, cualquier futuro
adquirente del esclavo en cuestión tenía que reconocer su libertad, en caso
de cumplimiento de la condición o del término.
t) A estos modos solemnes del derecho clásico (manumissio censu,
aindi¡ta28 y testamento), el Cristianismo añadió uno más: la manu¡ni,ssio
in sacrosanctis ecclesiis, mediante una declaración hecha por el sacerdote
ante los fieles, reunidos en la Iglesia (desde la época de Constantino).
b) DeI ius ho,norarium:
Bl pretor no se fija con demasiada severidad en los formulismos, y re-
conoce la libertad de un ex-esclavo en varios casos más, siempre y cuando
el señor haya manifestado claramente su voluntad indudable de manumitir,
mediante una declaración escrita (manumissio pet epistolarn), una decla-
ración verbal ante amigos (manumissb inter amicos) o luego de haber
invitado aI esclavo a cenar con él (manumissio post mensarn). Como el
ius ciuile no reconocía estos modos, el pretor decidió conceder al liberto
una excepción contra la eventual reclamación de su antiguo señor, en el
caso de que éste se arrepintiera de su generosidad. Finalmente,la Lex lunia
Norbana, de 19 d. de J. C., crea para estos libertos reconocidos por el
derecho honorario un lugar dentro del i¿s ciuile, ofreciéndoles la condición
de "latinos junianos", que describiremos en seguida. Podía¡r convertirse en
verdaderos ciudadanos mediante una repeüción de la manumiss¡ro en for-
ma solemne (iteratio) o por méritos cívicos.
s Los juicios sobre la Iibertad debían tramitarse con intervención de un romano
lib* q.. ayudara al esclavo, ya gue. éste, por-vivir bajo el poder jurídico der señor, no
podía figurar como parte contraria de su dueño.
27 Véasc pás. 127.
a L'2. ú;n¿i¡t¿ es un bastó-n, utilizado en acto mágico de ztim dicere, en el qre
¡g.dgclara-que alguien-Égne poder sobre una cosa o sobré un esclavo, pero íambién úti-
lizádo en los actos simbóücos que acompañaban a Ia menumissio pá. ii juicio slmulaáo.
LAS PERSONAS I27

4. IJn caso intermedio entre la manumisión y la liberación pG h Lt


en forma directa es el del statu libtr, a:riba mencionado, a quien le frc
prometida la libertad bajo una condición cualguiera, y que r€cibía tal
libertad si su señor rcalizaba algún acto que imposibilitara el cumplimiento
de la condición.'ze
64. Lr*r¡recroNns A LAs MANUMTsToNES. Por miedo a que un exceso
de manumisiones introdujese demasiada sangre extranjera en la ciudada-
nía romana, el nacionalista Augusto estableció, además del impuesto del
5/o, vatias restricciones a la facultad de los señores de manumitir. Prime-
ro, mediante una Lex Fufia Caninia, del año 2 a. de J. C., prohibió al
testador manumitir por testamento 30 más de un cierto porcentaje de la
totalidad de sus esclavos, con un límite general de cien.
Luego, la Lex Aelia Sentia, del año 4 d. de J. C., conservada en esen-
cia por Justiniano (contrariamente a la medida anterior), exige que el
señor tenga cuando menos veinte años y el esclavo treinta, y que las ma-
numisiones no perjudiquen a los acreedores del dueño. Mediante una espe-
cial causae probatio, el señor podía obtener dispensa de las dos primeras
limitaciones. Además, esta ley disponía que el esclavo que hubiera sufrido
alguna pena infamante, recibiera sólo el status de dediticio y no el de ciu-
dadano romano.
65. L¿ sltuecróN ¡uníorce DEL LIBERTo. Para el derecho republica-
no el ex-esclavo (libertus, Iibertinus) era un ciudadano romano. Sin em-
bargo, no tenía derecho de casarse en iustae nuptiae con una persona in:ge-
nua (es decir,libre desde el nacimiento) ni podía ocupar una magistratura.
En otras palabra.s, le faltaban el ius connubii y d ius honorum.
Además, no recibía una completa independencia de su antiguo señor
o patronus, sino que éste conservaba sobre el überto ciertos derechos, los
iura patronafzs. Esta interesante zona gris entre el derecho y los conven-
cionalismos comprende :
a) El derecho a obsequium (respeto). A consecuencia de eüo, ningún
liberto podía ejercer acción penal contra su patrón; y, para dema¡rdarlo
civilmente, necesitaba autorización especial del pretor. Otra consecuencia
del obsequium era cierto derecho a alimentos en caso de indigencia.
b) El derecho a operae officiales, servicios que todos los libertos debían
automáticamente a sus patrones (como el de acompañarles durante viajes
peligrosos, etc.).
c) El derecho a la herencia del liberto, si 6te moría sin descendientes
y sin heredero testamentario.s' El hecho de que una amplia categoría de
2e IJlueNo, Regla 2.5.
30 En caso de liberación excesiva, valían sólo las primeras manumisiones. Para
eludir esta disposición legal, los testadores escribían los nombres de los manumitidos en
círculo para que no se pudiera determinar quiénes eran los primeros y quiénes los üti-
nos (Epit. Ga1i, I.2.2).
31 Véase Gevo, III.41. Si el liberto había hecho testamento, éste era ineficaz si
128 DEREcHo pRrvAoo RoMANo

übertos, los latinos junianosrs" no podían otorgar testamento hacía más in-
teresante este derecho del patrón respecto atlos bona.
El derecho de ser tutor de los hijos menores del liberto difunto ¿rcom-
paria a este privilegio sucesorio.
Además de estos iura patronaf¿s automáticos, el patrón podía estipular
!o{avía, en el momento de la manumissio, servicios- es¡reciales, los o:pera,
fa-briles. sin embargo, si trataba de aprovechar indebid-amente el deséo de
libertad de su esclavo, exigiendo servicios excesivos, el pretor podía mode-
rar prudentemente las condiciones convenidas.ss
Desde el fin de la república, la condición del liberto se complica. Si ha
sido manumitido en forma solemne, ajustándose a las mencionadas leyes
restrictivas del comienzo del imperio, tiene la "mejor libertad"; es ciuáa-
-*T9 r9--ro, y l? precitada falta de connubium Áe reduce a una prohi-
bición de casane únicamente con miembros de familias senatoriales. -
En cambio, si debe su libertad a un modo no solemne de manumíssio,
o violándose la legislación restrictiva que acabamos de mencionar, o si el
señor tenía sobre el esclavo tna domini.ca potestas reconocida por el ías
honorarium y no por el ius ciaile,3a entonces el liberto no es más que un
latino juniano, sin connubium, y, desde luego, sin ius honorum e,-inclu-
sive, sin-ius suffragii (derecho a votar). Aáemás no puede hacer testa-
mento ni recibir cosa alguna por testamento.
La "peor üb€rtad" corresponüa ala categoúa de los dediticios,sE crea-
ción de la Lex aelia sentia.- No participa¡r áe ninguno de los privilegios
que van anejos a ll ciudadanía romana ni pueden vivir en la éiudail de
Roma o cerca de ella.
. --Q,re
el liberto era a menudo un fenómeno social desagradable, algo
ridículo, como todo "pawenu", lo vemos claramente en las-- satíricas dás-
cripciones de Petronio; y el hecho de que un nacionalista, como Augusto,
hijo-de aristocrática familia romana, impusiera restricciones a la ¡ianu-
míssjo constituye una reacción muy comprensible.
Notemos que-, en la época imperial, la omnipotencia del emperador
permitía q 6te, desde luego, convertir al liberto en- un ciudadano ingmuo,
mediante la concesión del "derecho al anillo de oro" --que dejaba ñrtacto
el conjunto de privilegios patronales -forma
--o, inclusive, .n' ,rnr más
com-pleta, por la natalium restitutio (otorgamiento del derecho de haber
nacido libre), que suprimía los iura patronatus.

¡o habíi dejado asu patrón, cuando menos, la mitad de la herencia. A falta de testa-
m€nr!! propios hijos excluían al patrón de todo derecho a la herencia.
lgs-
32 Véase plq. 132.
33 Véase, LeNrr.,
Flictuf
pr€sñ4 de Ia corrección _91 e4, páS. 3g5 y siguientes. Estamos en
-P_erletuurn,..Iesiónr'.
judicial
t¡ Recordemos el "dualismo endeeluna derecho romano',-
- :s Adenás de estos d.editicii, creados por la Ler aelie sentia, hubo una categoría
d^:_!:!i$,productosde.l..derecúoi"te*aiiá".¡pq¡tt*l¿*l--;;;;:;"-i¿;;;'";;:
crqg.E por Km|' y ahop libres, pero carentes de todo derecho político.
su nacionálidad
ip_TLPg-(3 por l{oma: eran como apátridas. La constitutio Antoniniana (véase
er pronmo pár.) no extiende sus beneficios a ellos.
LAS PERSONAS r29

El filiusfamilias in mancipio (temporalmente "vendido" por d Fa-


familia"s) es libre, pero debe trabajar para la dornus adquirente. Si ba úfo
entregado por su padre en virtud de un delito cometido, deberá trabaiar
hasta que haya liquidado el importe convenido. Un deudor addictus, ar*
que libre, tiene en la domus del acreedor una situación semejante.
66. Er- stATU s crvrrATrs. Elsegundo requisito de la perso-
nalidad física era la ciudadanía romana. En el Nuevo Testamento ff en-
contramos un elocuente testimonio de la importancia de esta ciudadanía
para los habitantes de la región mediterránea.
Poco a poco se fue extendiendo dicha ciudadanía. Primero, a los habi-
tantes no romanos de la región latina, que recibieron (desde aproximada-
mente 340 a. de J. C.) el status de latini ueteres, muy parecido a la ciuda-
danía romana; luego, a los habitantes no latinos de Italia, que conquistaron
la ciudadanía en la cruel "guerra de los aliados" (9GBB a. de J. C.); des-
pués, con concesiones individuales o colectivas a los provincianos, como
cuando Vespasiano concedió la ciudadanía a los habitantes libres de Es-
paña. Finalmente, por la Constitutio Antonini,ana, Caracalla oltendió en
212 la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del imperio con
exclusión de los dediticios y de los latinos junianos.
Esta Constitutio es mencionada por Ulpiano, y se halló, ar¡nque en for-
ma fragmentaria, en un papiro actualmente conservado en Giessen, publi-
cado por primera vez en 1910.
La medida ciertamente no fue inspirada por la generosidad de Cara-
calla, cuya vida es una constante exhibición de todos los ücios imaginables,
sino más bien resultado de consideraciones fiscales, puesto que permitía
añadir a los impuestos especiales con que se gravaba a los provincianos,
los impuestos que debeúan pagar como ciudadanos romanos. Quiá tuvo
tarnbien, como finalidad accesoria, la de unificar la administ¡acion de jus-
ticia en el imperio, zuprimiendo los obstáculm que nacían del sistema de la
personalidad de las leyes.
67. Los pnrv¡r-Bcros coMpRENDIDos EN LA ouo¡¡eNle RoMANA. Esta
ciudadanía otorgaba tres privilegios de carácter privado (connubium, com-
mercium y el acceso alaslegis actiones) y tres de índole pública (ius suf-
fragii, ius honorum y el derecho de servir en las legiones).
El cannubium era eI derecho de casarse en iustae nuptiae, con todas las
consecuencias del ius ciaile, entre las que figura la extensa patria potestad
sobre los descendientes. Este privilegio fue concedido frecuentemente a
grupos no romanos, pero no incluía la patria potestad romana, en tal casó.
El commerciu¡n em el derecho de realizar negocios juúdicos (inter uittos
o mortis causa), con efectos previstos por eI i,us ciaile. Sin este commerciurn,
¡ror tanto, no podía hacene un testamento que tuviera las consecuencias
ú Hcchos dc los A.póstdar, )O(II, 25-29.

D. R.-9.
.t
130 DEREcHo pRrvADo'noueNo

jurídicas de un testarnento romano, o celebrarse válidamente :urrta mnnci-


patio.
El derecho de recurrir a las legis actiones era, en realidad, de valor
dudoso. otorgaba la facultad de servirse del riguroso procedimiento quiri-
flrio pa-ra dar eficacia a derechos subjetivos, réconociáos por el ius ciaite.
sin -embargq este procedimiento tenía tantos inconvenienies que, durante
las-últimas gene-raciones anteriores a Jesucristo, los mismos ciudidanos pre-
feúan a menudo no servirse de éI,-acudiendo al más elástico "procedi-
miento formulario", que Roma ponía originalmente a disposiciótt de los
peregrinos que üvían
9n su terriiorio, y gue, por su propiá flexibilidad y
popularidad, se extendía a.sí, paulatinameñte, á los ro-mairos.
-El i¿s suffragii es, desde luego, el derecho de votar en los comicios y
en los cozsilia plebis,
El i¿s honorum era el derecho de ser elegido para una magistratura.
El derecho de servir en las legiones, finalmentti tenla gran importan-
!i1 práctica, pfes gracias a sus préstigiosos generales y centirriones, y tam-
bién a causa de su notable disciplina, los ejércitos romanos triunfaban en
la mayoría de las batallas, y el bótín iolía sér importante. En tales circuns-
tancias, este derecho de servir en las legiones resultaba todavía más inte-
resante para un buen soldadq por el hecho de que Roma estuvo ca.si cons-
tantemente en guena con otros pueblos.
Todo esto cambió en la fase- postclásica, cuando lab autoridades roma-
nas tuvieron que recurrir a los "bárba¡os'' para reclutar soldados.
68. L¡s rusNTEs DE r,e cruoeo¡,Nfe RoMANA y su pÉnoro^t. Las
fuentes son las siguientes:
1. En primer lugar, se adquiría por el nacimiento. En caso de iustae
?y?tryt,los-hijos seguían la coñdicióri ¡uúdica general, y, por tanto, tarri-
bién la ciudadanla del padre. En caso-de simple concubin-ato o de-unión
pasajera, los hijos seguían la condición de la madre. Este sencillo sistema
se modificó en la fase final de la repúbüca. Desde entonces, el hijo seguía
al padre aun en caso de un matrimónio "no justo" entre una ro-
Tma y w peregrino-, con el extraño resultado de -como
que para los hijos
de una romana era mejor que-el padre fuera un desco-noci'dq que teñer
un padre peregrino casado con la madre en matrimonio ,,no iusto;,.
2. Tambien se adquiría la ciudadanía, mediante una ¡ianumissio so-
lemne.
g.
-AaqT, la ciud¿danía, indiüdual-o colectiva, podía obtenerse por
concesión de los comicios (más tarde, del emperadori. Tales con".riohes
podían ser:
a) Resultado de la buena voluntad de la autoridad roma¡ra corres-
p*di. *t* En tiempos del-imperio, era esencial obtener para tales natura-
liz¡ciones una ¡ecomendación de algún influyente, *isd del emperador.rt

s¡ r^a correoo¡deoci¿ entre Plinio y Trajano muestra ejemplos de tales recomen-


dacioncs.
*. 151
"r*ro*os
b.) Ilna recompensa por ciertos servicios fijados en la ley.s
4. Ciertos extranjeros, según tratados especiales, podían adquftir h
ciudada¡ría por el simple hecho de establecerse en Romal
- Notemos aquí que la ciudadanía romana no se adquiriría por el hcrüo
de nacer en territorio romano (fuente de ciudada¡ría cbnocida en el dcre
cho de México) o por nacer en territorio romano en el seno de una familia
e:<tranjera que ya residiera allí desde hacía alguna.s generaciones (una wa-
riación de la fuente anterior, conocida en diversos direchos europeos). El
ius soli (derecho de ciudadanía derivado del "suelo", o s€a, del-lugar de
nacimiento), a pesar de su nombre latino, no es fuente de la ciudádanía
-romana,
gfe sólo surge del ius sanguinis (de la sangre de los padr6), de
la manumissio o de la naturalización.
La ciudadanía se perdía por caída en esclavitud, por emigración y
adquisición de otra ciudadanía y como consecuencia de ciértas penas.
69. Fonu¡,s TNTERMEDTAs ENTRB cruo¡oe¡rÍ¿ v nxrnaw¡rníe. Al com-
parar el derecho romano con el anglosajón, muchos autores admiran en el
sistema romanista la sencillez, las nítidas distinciones, la economía de con-
ceptos.se Sin embargo, en_algunas ocasiones, encontramos precisamente lo
contrario, tropezando en el derecho romano con oúensas gamas de concep
tos entre un extremo y otro. Un ejemplo de esto lo encontramos en el tema
de la ciudadanla romana.
Ala cabeza de la escala que va de la ciudadanía plena hasta la e¡rtran-
jeúa plena, encontramos al ciudadano romano nacido como tal (ingenuo).
Luego vienen los antiguos confederados del Latium,los latini ueteles; s6lo
les falta, 91 Ron-ra, el ius honorurn, Wro en la ya mencionada ,,guerra de
los aliados", en tiempos de sila, etosTatini aeterés ascienden y se cónvierten
en ciudadanos romanos con plenitud de derechos
En un escalón inferior encontramos al liberto, manumitido conforme al
ius ci.uile; sólo le falta el ius honarum y el ius connubü,limitándose desde
Augusto esta última restricción al campo de las familias senatoriales.
Debajo de qtgs "libertos de mejor libertad" están los latini coloniarii,
romanos que habían establecido una colonia en alguna parte de ltalia, o,
imperiales, también fuera de Italia. Tenían eliommerciu* *;
T 1ieryno¡
limitado derecho de voto en Roma; además, muchos tenían el connubiu¡n.
i
Para estos latinos coloniarios, generalmente era fácil adquirir la ciudadanía
romana,_ estableciéndose *. Ro--l o prestando ciertos strvicios. La guerra
de los aliados convertía a los latinos coloniarios de rtalia en ciudaáanos,
y la constitutio antoniniana (2r2 d. de J. c.) hacía lo mismo con los la-
tinos coloniarios de otras partes del imperio.

38 La denuncia de un funcionario romano qor el delito de


concusión; el
-; -etri-
monio de ul-latino juniano con una romana y el nacimiento d" bij";
-subsecuente
la construcción de un barco; 13 impo-rtación de trigo en tiempos de escasez; b ;;
trucción de un molino por un latinó juniano, etc.
_ 3e A_este respecto, cp,n-ítulo v ("simplicity") de los principrcs of Rm
"l 1936.
Law, de Fn¡rz Sc¡rur.z, "q.ry
Oxford,
t32 ,
DERECIIO PRIVADO ROMANO

De condición todavía inferior eran los latini iu:niani, ya que su ius com-
mercii no incluía el derecho de hacer testamento o de recibir algo por tes-
tamento.
Luego llegamos alos peregrinar, que tenían el derecho de vivir en Roma
y podían Tudir al praetor peregrinui, magistrado romano, para dirimir sus
controversias. Este funcionario aplicaba entonces el elástico y equitativo sis-
tema formulariq muy superior ál sistema de las legis actioies.'
Con estos peregrinos hemos salido ya de las formas de la ciudadanía
romana. lin gmbargo, nuestra escala continúa hacia abajo. Allí encontr¿rmos
a los dedüicdos, libertos que durante la esclavitud ha6ían sufrido alguna
pena infamante, y que no tenían siquiera el derecho de vivir dentro o cerca
de- Roma, cgmo yl hemos señalado, aunque sí podían vivir en otras partes
del enorme imperio romano, o ex-enemigos veñcidos.
Ni aun este privilegio tenía la última categoúa de la escala que estudia-
mosr-o sea, los "bárbaros". Con este término los romanos desigñaban a los
pueblos qye vivían fuera de la región dominada por Roma, siempre y cuan-
do no hubieran logrado organizarse en una socildad civilizadai como una
polis o un.reino territorial gobernado desde una capital. fuí, los sasánida.s
eran en-emigos, pero-no bárbaros, ya que habían altanzado una organiza-
ción política de nivel apreciable. En cámbio, los germanos, que vivíán dis-
penos en susi bosques y llanuras, en regiones en las que se podía viajar
du-ra¡rte s€manas, sin tener contacto con ningún vestigio de órganización
política, son auténticos bárbaros según el sentiipopulariomano.
- En tiempos republicanos, los bárbaros que aparecieron en el territorio
dominado por Roma entraban en un vacío-juríciico. pero, en tiempos im-
periales la actitgd hacia ellos se suaviza. Los Lmperadores descubren- pronto
las virtudes militares de estas razas jóvenes y sú fidelidad a los suplriores
jerárquicos. Po"g son admitidos, y especial-
3 .pogo, grypos- d9 bárbaros,,barbariza,,,
mentedurante el Bajo Imperio, el ejército se como ya hemos
visto. El romano se acostumbra a esta infiltración germática en'las altas
funciones militares, e inclusive civiles, y, cuando, finalmente, poderosos bár-
baros ocup11 lo-s supremos puestos gubernativos del Impeiio occidental,
después de 476,1a población romana ve con indiferencia ei cambio.

70. E¡, srATU s FAMTLTAE. No bastaba con ser un ciudadano


Tonlano titry. f4.
penonalidad física requeúa todavía algo más: ser s¿i
iuris y no alieni iuris.
Ya hemos visto que Roma estaba repartida en diversas domus. cada
mo-narquía doméstica tenía su jefe, su páterfamitias. Sólo él era sui iuris,
independiente de alguna patria potestad; los'demás miembros de la domuí
estaban sometidos a su po-der, y participaban en la üda jurídica romana
sólo a Eavés del patnfamilias. Emn, poi tanto, alieni iuris."
Esfic mmanc alicni iurís podían reali"ar actos jurídicos, pero su capa-
era más que un.reflejo de h cápacidad-áel paterfáni-
-cida$lespecÉ'o. Tg
rias bajo cuyo nfuimen se encontraban. por tantoj lo que aa{uirían, lo
a

LAS PERSONAS 133

adquirían para é1. Además, el roma¡ro alieni iuris, por reda gm€r¿l nue
admitía excepciones, ccmo veremos- no podía tener propiedades y, res-
pecto de las tonsecuencias de sus actos jurídicos, encontrÍrmos un rÉgimen
semejante al que ya hemos señalado en relación con los esclavos. Deber€s
nacidos de contratos celebrados en relación con el peculio, por instnrccio-
nes expres¿rs del paterfamilins, o con resultado benéfico para éste, podían
reclamane del jefe de la domus (en el primer caso, hasta por el impott
del peculio; y, en el tercero, hasta por el enriquecimiento obtenido).
En caso de un delito cometido-por el romano alieni iuris, el paterfami-
Iias en cuestión podía optar entre lá indemnización o el "abandono noxal"
que ya conocemos."o
- En vista de ello, la mayoría de los ciudadanos libres son, al mismo
tiempo, alieni iuris, y en el derecho privado no gozan de plena personali-
dad.-Sólo el ciudadano libre que aI mismo tiempo dirija su propia domus,
es sui iuris y puede actuar pór propia cuenta én la vida juridica. Obsér-
vese, por tanto, que la división alieni iuris+ui iuris no tiene nada que ver
con lá de "menor de edad"-"mayor de edad". tln menor puede ser sui
iurís " y, en cambio, muchos romanos ali,eni íuris son, al mismo tiempo,
mayores de edad.
71. Arnrsutos DE LA rERsoNALIDAD. IJn ser humano libre, de na-
cionalidad romana y rui iuris, es una "p€rsona", y tiene plena capacidad
de goce en relación con su propio patrimonio. Por tanto, los'atributos esen-
ciales de la penonalidad son:
a) Capacidad de goce. Nadie es "persona", si no tiene esta capaci'
dad. En cambio, la de ejercicio no es esencial para una p€rsona; infantes
y dementes pueden ser personas, sin ser capaces del ejercicio de sus dere-
chos, mientras que mujeres, impúberes, furiosi y pródigm tienen rma li¡i-
tada capacidad de ejercicio, que no afecta zu calidad de persona, siemprc
y cuando reúna¡r las tres.rfafzs necesarim para la personalidad fisica-
Tales penonas ca¡ent€s de capacidad de ejercicio, o flue no lia tienen
en forma completa, necesitan entonces un tutor o rur curador, s€gún el
caso, para que éstos ejerzan los derechc de ellas.
En cuanto a la capacidad de goce, no debemos pensar que toda per-
sona la tenga con la misma plenitud. El derecho romano no era igualitario,
de manera que, según la clase social, personas de familias senatoriales, sim-
ples patricios, ingenui, liberti, etc., tenían capacidades de goce ligeramente
distintas, según la idea aristotélica de que lo desigual merece un trata-
miento desigual.
Además, declaraciones oficiales
-de censores o de jueces- sobre la
reprobable conducta de alguna persona, podían influir en la capacidad de
un ciudadano para oqrpar puestos públicos, votar, desempeñar una tutela,
ao Véase pá9. l2l.
41 E4 cuyo caso necesita una protección especial que puede tomar la forma de
tutela o de curatela.
134 DERBCHO PRIVADO ROMANO

|ager
u1 testamento, servir de testigo, etc. son los casos de tnfamia, turpi,-
tudo
-o ignominia, sanciones muy importantes en una sociedad integraáa,
e íntimamente unida a tradicionés y óonvencionalismos. Tarnbién, de"sde ei
triunfo del Cristianisno, la adhesióh a una religión distinta o a una secta
no reconocida por ra rgleisa podía causar ciertas incapacidades (en mate-
ria sucesoriar por ejerrplo).
En cuanto a la capacidad de ejercicio, debemos señalar que ésta co-
mienza normalmente Con la pubertad. Sin embargo, en variás etapas se
interpuso entre la plena incapacidad y la plena capacidad de ejercicio una
zona intermedia, que termina con los veinticinco áños, como veremos.
La capacidad penal de personas jóvenes la determina el discernimiento,
juzgado en cada caso a la luz de las circunstancias individuales. La falta
de discernimiento era, por tantq una cuestión de hecho. Para diversas cla-
ses_ de delito se apücaba, al respecto, un criterio distinto.lz Después de la
pubertad, emp€ro, se presumía la existencia de este discemimiento.
patrimonio. Este es el conjunto de res corporales (cosas tan-
-b) An
gibles), rcs incorporales (créditos y otias cosas intangi6les) y deudas que
corresponden a una persona.
lomo regla general, cada persona tiene un patrimonio, y cada patri-
Tollo pertenece a una pennna. Sin embargo, hay excepciones. En la fun-
dac-ión, ya hemos encontrado un patrimonio que "perténece a una finali-
9ud"; y cu-ando estudiemos el derecho sucesorió, eniontraremosla separatb
bonorum, la cual tiene por consecuencia que, en interés de los ucreedores,
una persona insolvente que recibe una herencia, sea considerada como
titular de dos patrimonios separados: el suyo propio y el que recibe por
vla sucesoria. De esta, manera, los acreedores al pátrimonio iucesorio pue-
den ser pagados con los bienes hereditarios, sin que éstos desaparezcan en
el pozo sin fondo de las deudas preexistentes del heredero. También la
dote prrede considerane como un patrimonio del marido, que queda sepa-
rado de su patrimonio fundamental.
Al lado de estos atributos esenciales, encontramos otros accidentales,
q¡e sirven para fines de identificación, y que no son exclusivos de autén-
ticas "persona.s"; tales son el domicilio y el ñombre.
El domicilio es el lugar donde una persona tiene el centro espacial de
su existencia, "del cual no se separa si nada le obüga; y si está'lejos del
-que
misrno parece estar en peregrinación, lma peregrinaóión sólo términa
c¡11$o-regresa,a ese lugar de origen", conforme a la poética definición
de Dioclecia¡ro.tt
En el domicilio distinguimos las siguientes clases:
1. El domicilio de odggn, gue se adquiere por nacimiento. Así, los
hijc nacidos de iustae nuptiae tienen su dómicilió en el hogar del pádre.
12 VéA.*. T. Mouus,_Er.r, D^erecho Penal'Romano, trad.., Madrid,
43 C. 10. 4O. 7 D. 50. l. 27. l. sin fecha. I. 83.
;
LAS PERSONAS 135

2. El domicüo voluntariq al cuat rmrr p€rsona traslada el centro de


su vida, con la intención de que este cambio sea p€rman€nte (elerrentos
objetivo y subjetivo: corpus y animus).
3. El domicilio legal, que no depende ni del nacimiento ni tampoco
de la voluntad de una personq sino de'-a disl¡cición l€1. Aú la mujer
casada tiene su domicilio en el hogar del marido, armque no viva uli y
los senadores lo tienen en Rona, aunque üvan en alguna hacienda fuera
de la ciudad.a¡
No sólo para la identificación de una p€rsona' sino para otros fines, el
domicilio es una importante figura jurídica. Tiene efectos fisc"les, Proce-
sales,as y consecu€ncias en relación con los derechos políticos (pensemos
en el iui suffragü en materia municipal).
El derecho romano admite que -de
una p€rsona pueda tener varios domi-
cilios, por ser varios los centros su actlvidad civil, comercial o privada,
o tam6ién por tener un domicilio legal al lado de otro voluntario.
En cuanto a! nombre, el romano tiene un praenomm y otro nombre
gentilicio (nomen). Sin embargq por la escasez de aquéllos y por la enor-
me cantidad de miembros con que cuentan algunas gentes, la facilidad
de la identificación exigía gue se ariadiese todavía un cognom.e-n'-Para
cuya elección los padreJdaban rienda suelta a su fantasía, inspirándose a
menudo en curiosós presagios,
-y el aspecto del niño, etc. Por eiemplor- Cice-
rón es ln cognornen significa "ctúcharo", y se le aplicó a causa de una
verruga en la nariz del famoso orador romano.
E[ esclavo, teniendo una personalidad refleja, derivada de la del amo,
tiene también un nombre reflejo; y en el nombre del überto encontramos
Ia indicación del manumitente.
Teniendo en cuenta la finalidad del nombre (identificación), es evi-
dente que nadie tiene "derecho de propiedad" res¡recto del misno, I 9ye
el nombre queda completamente al margen dd comercio, m1 que ha
dado lugar á sugestivas discusiones en la actr¡alidad, pero que el de¡echo
romano no conoció.
También, para poder corres¡ronder a su finalidad de identificación, es
necesario que-el nómbre sea inmutable: nomina ossibus inhaerent (los
nombres van pegados al esqueleto), principio ajeno al Corpus iuris, fte'
cuentemente violado por el legislador moderno.
Entre los demás derechos fundamentales de la persona' figura el dere-
cho aI respeto de su personalidad (véase, después, el tema dglg infu,riá),
que implióa la inviolabilidad del hogar y el derecho de trasladarse libre-
mente (protegido por interdictos y severamente restringido en tiempos posl-
clásicost. El derecho rom¿uro no se ha ocupado del "derecho a la propia
imagen" y niega la existencia de un derecho sobre el propio cuerpo. (D. 14.

aa Yéaseartículo 32 del Código Civil.


a5Ya que actor sequitur forum rei (el actor debe ajustarse a la jurisdicción que
correspondé al demandado; C. 3. 19. 3).
136 DERECHO PRÍVADO ROMANO

2.2.2; D.9.2. 13 pr.), ternatan discutido en la actualidad. Además re-


cordamos aquí los derechos cívicc, implícitos en la calidad de ciudada¡ro.
72. PÉnpro¿ DE r,r\ rERsoNALTDAD. La personalidad física se extinguía:
a) Por muerüe.
b) Por incurrir en esclavitud. Por ejemplo, como consecuencia de un
delito cometido por un ciudadano romano libre s¿i iurís; en tal caso habla-
mos de la capüír demínutio ma.xima (caput es aquí equivalente de persona).
c) Por perdida de'la ciudadania (a causa de la adquisición de otra
que el derecho antiguo reconoce la nacionalidad
-yaconsecuencia de un castigonoimpuesto).
nacionalidad
doble- o como En este caso s€
habla de capitis deminutio media.
d) Por perdida de la calidad de ser sui iuris, mediante sumisión a la
patria potestad de otro paterfamilins, como sucede por la adrogatio que
estudiaremos miís adelante, o por medio de la conuenlio in manur¿ de una
mujer. Bn tal caso se habla de la capitis deminutio minima.
Las fuentes utilizan tambien este término, a veces, para un mero c¿un-
pio. de familia,.por adopción, e fnclgsi-ve pala l-a coniersión de vn alieni
i,uris en sui iuris, por emancipatio. Tal terminología es incorrecta: caput
significa "persona", y estos dos últimos cÍuns no causan, en manera alguna,
una "disrninución de la personalidad".
Bsta terminología tripartita de las capitis deminutianes es un producto
üdáctico de la fase clásica, pero ajena a los grandes jurisprudentes. La
realidad era mucho más variaáa (cfi. la infarniá, o h ráativa incapacidad
nacida de la legislación caducaria).
73. Epíloco. Rwisando, en forma sucinta, el sistema romano acerca
de la penona, nos percatamos de las siguientes importantes diferencias en
relación con el derecho moderno:
a) E\ mero,hecho de ser w hotno sapiens no bastaba para ser una
t'pelsona", en el derecho romano.
b) !,1 derecho romano no admitía, sino excepcionalmente, que los
particulares formaran una persona colectiva, con fines privados.
c) El derecho romano reconoce la esclavitud y la reglamenta minu-
ciosamente. Esta institución, así como la condición juúdica especial de di-
ygrsas categodas de libertos, crea en el derecho romano una serie de pro-
blmas que en d nuestro ya no existen.
d) El dcrech_ o romano reserva a la ciudadanía romana un lugar de
privilqb dentro del derccho privado. El derecho modemo es más generoso
a este reqlecto.
e) Ff, derecho rtrruuro no conoce la adquisición de Ia nacionalidad
por el hts solr.
f) El dcrecho rorlano coloca ¡ma serie de figuras intermedias entre
la plena ciudadanía del bgenuo y la absoluta falta de ciudadanía del
bárba¡o.
LAS PERSONAS I37
g) Además de la distinción "mayor de edad-menor.de edado, d &e
cho romano establece una importante división entre los suí iañs y la da-
ni iuris.
h) Por la existencia de la esclaütud y de los ali¿ni iuris, el derccho
rom¿rno necesita una complicada teoúa de las actiones adjectitiae qualitdis
para determinar en qué casos los actos del esclavo o filiusfamilias obligan
al respectivo paterfamilias.
i) Por la complicada estructura de la personaüdad romana, 6ta no
sólo se extingue por la muerte natural o sus equivalentes ausencia
declarada-, según sucede en México, sino también por -romo
la pérdida de
cualquiera de los tres status,lo cual da lugar a las tres deminutiones capitis.
Esta lista incompleta demuestra que, en esta materia, son muchas y
esenciales las diferencias entre el derecho romano y el moderno.
Por otra parte, se encuentran también fácilmente numerosas concor-
dancias. Entre ellas, queremos destacar:
a) El concepto de penona, como conjunto de calidades jurldicamente
relevantes.
b) Bl concepto de persona colectiva y la regla de que "lo que se debe
a la persona colectiva, no se debe a sus miembros".
c) El concepto de la fundación, como patrimonio afectado a un fin.
d) La ficción de que el niño concebido es considerado como persona,
siempre que posteriormente nazca viable.
e) El principio de la sociedad de responsabilidad limitada, que se es-
boza en el sistema de los peculios.
il La trasmisión de la nacionalidad por el ius sanguinis, fundándose
en la nacionalidad del padre o de la madre, si aquél es desconocido; y el
principio,de naturalización como libre concesión de la nacionalidad por
parte de las autoridades, o como recomp€nsa de servicioq al igual q:r¡e en
la moderna naturalización privilegiada.
g) Los conceptos de domicilio y de patrimonio.

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