Está en la página 1de 13
Eco, U. “El lector modelo” Lector in fabula. Barcelona, Lumen, 1991. SLUR, UEe Rese Umbepio Eco Traduccion de Ricardo Pochtar 3. EL LECTOR MODELO ‘Sule El papel dol lector Un texto, tal como aparece en su superficie (0 manifesta ‘ei6n) lingUistica, representa una cadena de artifcios expresivos que ol destinatario debe actualizar. Como en este libro hemos decidido ocuparnos s6lo de textos esctitos (y a medida que ‘avanoemos iremos restringiendo nuestros experimentos de and~ Isis a textos narratives), de ahora en adelante no hablaremos tanto de destinatario como de “lector”, asi como usazomos indiferentemente ie denominacién de Emisor y de Antor pars definir al productor del texto, + En la medida en que debe ser actualizado, un texto est incompleto, Por dos razones. La primera no s¢ refiere s6lo a os objetos linglisticos que hemos convenido en definir camo textos (cf. 1.1), sino también a cualquier mensaje, incluidas Jas oraciones y los términos sislados. Una expresiOn siguo siendo un mero flams vocis mientras no sc 1a pone en corre+ lacién, por refercnei a determinado eédigo, con su contenido establecido por convencién: en este sentido, el destinatario se postula siempre como el operador (no necesariamente empf- rico) capaz, por decitlo asf, de abrir el diccionario a cada pa~ Jabra que exouentra y de recurrir a una serie de reglas sintic~ ticas preexistentes con el fin de reconocer las funciones recfe ‘procas do los términos en el contexto de Ia oraciéa, Podemos decir, entonces, que todo mensaje postula una competencia sgramatical por parte del destinatario, incluso si se emite en una Jeagua que séio el emisor conoce (salvo los casos de gloso- lalia, ea que el propio emisor supone que no cabe interpre- taciéa Lingiistica alguna, sino a lo sumo una repercusién emotiva y ung evocaciéa extralingifstica), Abrir cl diccionario significa aceptar también una serie de postulados ile significacién: * un término sigue estando esea- . CD orc oops notes o Godan, 41s Joes ta, a'los juegos do pelota, a as competiclones depor- tivas, ete, ;Qué tonsa. en comin todos estos juegos? —No ‘igus: elebe haber algo que sea. comin, todos, porqua s1.n0 a0 so liamarian “uegos'; mira, an cambio, ol efectiva- ‘mente bay algo que sea comdn a todot.—Ds bechp, st los ‘obeervas no verds, por certo, nada que aea comin a todos, fino que vYeris-semsjanzas, pareatescos, verks més bien tods ‘una serie. ‘Todos los pronombres personales (Implicitos o explictos) xno indican, en modo alguno, uaa persona ameda Ludwig Wittgenstein o un lector emplrico cualquiera: represenian puras estrategias textuales. La intervenciéa de un sujeto ha~ blante es complementaria de la activacién de un Lector Mo~ delo cuyo peril intelectual se determina sélo por el tipo de operaciones interpretativas que se supone (¥ se exige). que ‘debe suber realizar: reuuouer shunilitudes, touar ei consie deraciéa determinados juegos... Anélogamente, el autor n0 es més que una estrategia textual capex de establecer come laciones seménticas: |me refiero...| (Ich meine...) significa ‘qus,,en el dmbito de este texto, el técmino [juego] deberd adoptar determinads extensiéa (para asi abarcar los juegos de ajedrez. 0 dc damas, los juegos de cartas, etc), al tiempo dquo se evita intencionalmenis dar uns descripciGa inteasioaal del mismo. En esto texto, Wittgenstein no'es més que un estilo floséjico y el Lector Modelo no és més que la capa cidad intelectual de compartir ese estilo cooperando en su actualizacién. ‘Quede, pues, claro que, de ahora en’ adelante, cada vez que so utilicen, téminos como Autor y Lector Modelo se entender siempre, en ambos casos, daterminados tipos. de - cstrategia textual. EI Lector Modelo es in conjunto de con- diciones de felicidad, establecidas textualmente, que deben s2~ fisfacersé para que el contenido poténcal de un texto quede plenamente actualizeio." 3.6. El autor como bip6tests interpretatira Si el Autor y'el' Lector Modelo:son dos estrategias tox- tuales, entonces nos encontramos agte una situacién doble. Por un lado, como hemos dicho hasta abora, el autor emp{- ico, on cuanto sujeto de la enunciasiés| textual, formula una 7, Sobre las condiciones de felicidad’ remidimos, naturaimente, 3. 19625. Sears, 1969. e hhip6tesis de Lector Modelo y, al traductrla al lenguaje de ‘su propia estrategia, se caractetiza a si mismo ea cuanto su jeto-del enunciado, con un lenguaje iguelmente “eatratégico”, como modo de operacién textual. Pero, por otro lado, tam- bién el lector empitico, como sujeto concreto de los’ actes de cooperaciéa, debe fabricarse una hipétesis de Autor, de~ duciéndola precisamente de los datos de-la estrategia textual La hipétesis que formula el lector empirico acerea de su Autor ‘Modelo parece més:segura que la que formula el autor em picico acerea de su Lector Modelo. De hecho, el segundo debe ppostular algo que afin no existe efectivamente y debe rea~ lizatlo como serie de operaciones textuales; en cambio, ol primero deduce una imagen tipo a partir de algo que previa~ mente se ha producido como acto de enunciacion y que esté presente textualmente como enunciado, Pensemos en el ejem- plo (11); Wittgenstein s6lo postula la existencia de um Lector Modelo capaz de realizar las operaciones cooperativas que propone; nosotros, en cambio, como lectores, reconocemios la imagen del Wittgenstein textual como serie de operaciones ¥ propuestas cooperativas manifestadss en el texto, Pero 0 Siempre el Autor Modelo ¢s:tan ficil de distinguir: con fre- cuencia, el lector empitico tiende a rebajario al plano de las informaciones quo ya. posee acerca. del autor empirico como sujeto de 1a enunciacién, Estos riesgos, estas desviaciones vuelven a yeees azarosa Is cooperaci6a textual. ‘Ants todo, por cooperscién textual no debe entenderse te actualizacién de las intenciones del sujeto 0 de a camnciacién, sino de las fntenciones que el enunciado con- tiene virtualmente. Consideremos un ejemplo, Si, ea une discusién politica 0 en un articulo, alguien designa a Ins autoridades o a los cindadaaos de-la URSS como |rusos| y no como |soviticos, se interpreta que su pro- ‘pésito es activar una ‘connotacién’ ideoldgies explicite, qu equivale a negarse a reconocer Ia existencia politica del Estado soviético surgido ds la revoluciéxi dé octubre y pensar todavia 50 en Ta Rusia zatist.En ciertas’situaciones, ef uso de uno 0 de otto téramino resulta ‘muy discriminatorto, Pero también puede ocurrir que un autor desprovisto de prejuicios antiso- visticos utile el término |ruso| por descuido, por costum- bre, por comodidad 0 por facilidad, adhitiéndose asi a un uso muy difundido. Sin embargo, si el lector inserta las mani- festaciones lineales (e1 uso del lexema en. cuesti6a) en los subobdigos que abarca sa competencia (véanse las opens ciones cooperativas descritas en 4,6), tiene derecho a atribuic al término |ruso] waa connotaciOn ideolégica, Tiene derecho porque texfualmente 1a connotacién se .encuentra. activada: Gea €2 Ia inteneiéa que debe atsbuir a eu Astor Modelo, independientemente de las intznciones del autor empirico. In- sistamos en que la cooperacién textual es un fenémeno qua so realiza entre dos estrategias dlscursivas, no entre dos suje- tos individuales. Naturalmente, para realizarse como Lector Modelo,, el lector empftico tiene clertos deberes “lol6gicos”: tiene el deber do recobrar con Ia mayor aproximacién posible 10s cédigos del emisor. Supongemos que el emisor see un ha- Dlante dotado de un cédigo bastante restringido, com escasa cultura politica, incapaz de tener en cuenta (dado el tamadio do su enciclopedia) esta diferencia; es decis, supongamog que Ja oracién sea pronunciada por uma. persona inculta Puyos conoeimientos polftco-ingtisticas son imprecisos, y que dige, por ejemplo, que Kruschev era un politico ruse (cuando en realidad cra ucraniano). Es evidente, pues, que interpretat cl texto significa reconocer una enciclopedia de emisién mis res ttingida y genérica quo la de destinaci6a. Pero esto entraia, cousiderar las circunstancias de enunclacién del texto. Supo~ nicado que ese texto realice un trayecto comunicativo més, amplio y que circule como texto “péblico”, ya no atsibuible & sn sujeto enunciator original, entonces habré que-consi- deratlo en su nueva situaciGa comunicativa, como texto refe- ido ahora, a través del fanissma de un Autor Modelo may ot genérico; af sistema de cédigos y subeédigos aceptado por fus posibles destinatarios; por consiguiente, deberd ser actua- Jizado de acuerdo con Ja competencia de destinacién, Enton- ces, el texto comnotard discriminacl6n ideo\égica, Naturai- mente, se trata de decisiones cooperativas que requieren una valoracién de Ia circulacién social de los textos; de modo que hay que'prover casos en que se proyecta delibecadamente un ‘Autor Modelo que ha legado a ser tal en virtud de determin ‘aados acontecimientos sociolégicos, aunque se reconozca que Geto no coincide con el autor empiico: ‘Naturalments, sigue existicndo la posibilidad de que el lector suponga que Ja expresién [ruso| ha sido usada de una ‘manera. no: intencionada (inteaciGn psicolégica siribuida al autor empltico);, pero, sin embargo, arriesgue una ceracte Hzaci6n socioideolégica 0 psicoalitice del emisor empiric: esto iitimo no sab{a quo estaba activando iertas connota- ciones, peto inconsclentemente lo deseaba, ,Debemos hablar, en tal cas0, de una cooperacién textual correcta? No es dificil advertic que esto sapone una caracterizaciéa do las “interpretaciones” sociol6gieas 0 peicoaaaliticas de los textos, segin las cuales’ se intenta descubrir Jo que el texto —independientemente de 1a intenciéa de su autor— dice en: realidad, ya sea sobre la, personalidad de este vltimo 0 sus origenes socisles, o: bien sobre el mundo mismo del lector. {Estamos seguton do que, con (dads Céer Io que do fsa, soos Specie a wate St Tot Ea ‘General 7 de que aos propuses wud solo a empersdor romsao o exe on poser eve momento, sn pronuneare aobre 10s Eero, ca creugustacls teaporals 7 tr uncon pal whe one Ge ete sbcsaee Maplin” ya pontine ecm fe pelle, ne ‘iangly isan, cae ol pnte'y open ers, SEatlipeodeae Gor Sascogs) ee Char y Poder Basta, Pero también es evideate que esto supone una eproxima- cia a Ias estructuras seménticas protundas que el texto no exhibe en su superficie, sino que el lector propons hipotét- ¢amente como claves para la actualizscién completa del texto: estructuras actanciales (preguntas sobre el “tems” efectivo del ‘texto, al margen de la historia individual dc Tal o Cual per- sonaje, que a primera vista se nos cuenta) y estructuras ideo- égicas. Estas structures se caracterizarén de modo preli- rminar en el préximo capttulo y en el capftulo 9 se las ana- lizard con més detalle, En ese momento retomaremos este problema, Por ahora basta con concluir que: podemos kabler de Autor Modelo como hipétesis interpretative cuando asistimos 4 Ta apariciGn del sujeto de una, estrategia textual tal como ¢l texto mismo lo y no cuando, por detris de la estrategia textual, se plantea Ta hipétesis de un sujeto empi- rico que quizé deseaba pensaba o deseaba pensar algo dis- tinto de Io quo al texto, una vez referido-a los eédigos perti- nentes, Ie dice a su Lector Modelo. ‘Sin embargo, no puede disimularse 1a importancia que ad- quieren las circunstancias de la enunctecién en la eleccién de ‘un Autor Modelo al incitar a Ia formnlaciéchds una hipétesis sobre las inteaciones del sujeto empfrico de 1a enunciacién, Un caso tipico fue el de le interpretacién que ia prensa y los ‘partidos hicieron de las cartas.de Aldo Moto darante el cau tiverio previo a su asesinato, interpretacién sobre la que La- recia Escudero ha escrito unas observaciones muy agudas. Si se plantea una intecpretacién de Jas cartas dé Moro referida a los cédigos normales y so evita insisic en sus, cir ccunstancias de enunciacién, es indudable que se trata de cartas 9. “TL caso Moro; manipolezions © riconoscimeato",comunicacién ‘pregentada en, el Coloquio sobrs et ducurso- politico, Centro nir- ‘tecional de Semiética y Lingistca, Urbino, julio de 1918, Véuse Tqualnents Jo. que ise Bachtin sobre Ie- naturalezs.“dialGpica” de- 15 textos; Babajo incluido tambiéa eu Kaisteva, 1367. 93 (1 to tpica cn el caso de Ia carta privada es suponer que se trata de la expresisn sincera del pensamiento de quien Ia es. eribe) enyo sujeto desta enunciacién se maniiesta- como su Jeto del enunciado, yjexpresa pedidos, consejos-y afirmaci fenemos en cuenta tanto las reglis conversacionales comiines como el significado de las expresiones utllzadas, Moro esté pidiendo un intercambio.de prisioneros. Sin cin, ‘argo, gran parte de la prensa adopts lo que lamaremos es. ‘rategia cooperativa de rechiaze: puso en tela de juicio, por luna pare, as condiciones de produccién de Yos enunciados Goro escribié bajorcoercisa, de modo que no dieté lo que deeie) y, por (otra, 1a identidad’ entre ef sujeto del ido y ef sujeto de la cnunclacién (los enunciados dicen {Yo, [Moroj, ero el sujeto de In enunciacién es’ otro, los Secuestradores, que hablan a través de Moro), En ambos ca sos $e modifica Ia configuracién del Autor Modelo y sit estea, {esia| ya no se identifica con tn esteategia que de otro modo hhublese debido atibuirse al personae’ enipltico Aldo Moro ie el Autor Modelo’ de esas cartas no os el Autor Modelo de otios textos verbales o escrtos productos por Aldo! Moro en condiciones normales), i Exo justia diversas hipStesis: () Moro ederibe, efectie Yamnte, to que escribe, pero implicitamente sugicre que de- jea lo contratio, de inanera que sus inciticiones ‘no deben lomarse al pie de ta fetea; (i) Moro usa un estilo distinto del ‘abltval para tansmitic un mensaje bésico: “no cretis lo que il) Moro noes Moro porque di de lat que normalmente decia, de fas que normaln de Tas que: razonablemente deberia decir, Esta iiltima hips {esis porte claramente de manitiesto hasta qué punto las ex. Dpectalivas ideoldgicas-de los destinatarias-ineidieron’ sobee los Procesos ds, “autentificaciSn”y sobce la definici6a’ tanto del autor empirico como del Autor’ Modelo, 8 Por,otra parte, los’partidos y los grupos favorables a ta segaciacidn optaron por la actitud cooperativa opuésta y ela- és ae oF ow i + vista Ideoldgicos previos (sobre los que volveremds. ef + Sninciado abisolutémente serio como sifuiesé un jedutictide bboraron una estratesia de aceptacién: Ins cartaé dicen ‘p’y evan Ia firma de Moro; por consigulente, Moro dice p. El sujetu de-la enuneiaetén no fue puesto en tela de juicio y, poe tanto, el Autor modelo de los textos eambié de Gsonomia, de estrategia), Q \ galbe ile, o se trata. agit de deci ual de lis dos estrategins era In ““adecuada”, Si el problemi, era "zquién ha eserito esas enras?", la respuesta. sigue, depen protocolos bastante improbabes, ‘Si el problema. era, "Zqui 4 el Autor Modelo de esas curas?”, es evidenté qe Ia Ué- cislén tomada en cada caso estaba influida tanto: por valbra- cfones ruativas a la eltcunstanca dé la entineiaciSnitonio pot presuposiciones encielopéuieasrelaulvas al “peisaintédls, a= Ditwal” de Maro, asf como (y,levidertements, esié. tiiind | hecho sobredeterininaba alos dos’ restates). por ‘puttog de Sogiin cl Autor Modelo que se escogia, ca nbiaba ‘el tipo | te Linglistico suptiesto y.el|texto adquiria signifiéades. dis- {into que: impontan formas distintas de’ cooper far lo demis, eso es 10. que ocucre ‘ee in 0, ¥ viceversa. ‘ Sih irda ‘La cofifiguracién del Autor Modelo: depends: d6 radi’ hiuelhig"textuales, pero! taraién.fivolucea” a ue esté detris del texto, dettés del destinatarto y:probab -mente, también ante el texto: y ante. el proctso dé coopéra- cidii (en ef sentido do que dicha configuticién,‘depenide: de {a preguntas “zqué quiero hacer con este texto?").#, tues eon otras denviniascion clemnlo, Uauthes, 1965; Lota Difky 13766; Sch shin fibro el fata oy ise 0.6 eta, paro my vallons uel ¥ 9) se encuentran

También podría gustarte