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Caso estudio de mercado embotelladora de agua

1. Desarrollo del portafolio de productos:


 Agua mineral
 Agua saborizada
 Agua limonada-rosa
 Agua carbonatada
 Agua con azúcar
2. Análisis del sector
Nivel nacional
El agua en botella le cuesta caro al planeta
El agua embotellada es, desde hace varios años, símbolo de pureza y de un estilo de vida
saludable. En un mundo donde las personas están cada vez más preocupadas por lo que
ingieren, esta industria pasó de producir 1.000 millones de litros en 1970 a 84.000 millones
de litros en el 2000 y a 223.000 millones de litros en el 2010, según el Banco Mundial. Y se
calcula que la humanidad consumió el año pasado 233.000 millones de litros, cifra que el
diario ‘The Guardian’ equiparó con el consumo de leche: 30 litros anuales per cápita.
En otras palabras, mientras la población mundial se multiplicó por 2 en estos 45 años, el
consumo de agua envasada se multiplicó por 233. Esto, a pesar de que puede costar hasta
mil veces más que el agua potable que sale de la llave, de acuerdo con cálculos de la
Unesco.
Pero el auge que está experimentando este producto, símbolo de la pureza alimenticia a la
que aspira la sociedad contemporánea, tiene un costo que parece pasar inadvertido ante los
ojos de sus consumidores.
Para comenzar, el agua embotellada es una de las mayores fuentes de residuos de plástico,
pues buena parte de sus botellas están elaboradas con tereftalato de polietileno (PET), un
polímero que tarda hasta un siglo en biodegradarse y que tiene un bajo nivel de reciclaje.
En total, esta industria es responsable de la producción anual de alrededor de 1,5 millones
de toneladas de plástico. (Lea también: Agua para hidratarse, mejorar el humor y
concentrarse)
Un reciente informe de ‘Los Angeles Times’ estableció que únicamente se recicla el 23 por
ciento de las botellas de agua que beben los estadounidenses. Incluso si hoy se frenara la
elaboración de estos recipientes, se requerirían cientos de miles de años para que los
residuos existentes desaparecieran.
Un estudio de la Universidad de Georgia, publicado en la revista Science el año pasado,
calculó que cerca de 8 millones de toneladas de plástico son vertidas cada año a los
océanos, y que en el 2025 este volumen podría bordear los 155 millones de toneladas, si se
mantiene la tendencia de crecimiento. Se estima que el año pasado fueron a parar al mar 9,1
millones de toneladas de plástico.
Otra preocupación ambiental derivada del comercio del agua es la huella de carbono
producida por el trasporte de botellas desde lugares como Fiyi o el Himalaya hasta Estados
Unidos y Europa.
La industria se defiende con el argumento de que invierte grandes sumas de dinero en la
adopción del PET reciclado (rPET), que utiliza menos agua y energía en su fabricación. Las
firmas más reconocidas en este negocio ofrecen hasta la tercera parte de sus aguas en
envases hechos de rPET, una proporción baja en un mercado que no para de crecer.
Otro motivo de preocupación ha sido la presencia en los envases plásticos de bisfenol A, un
monómero vinculado con efectos negativos en los planos hormonal, cerebral y
cardiovascular, y hasta con cáncer. Sin embargo, las regulaciones y la evolución en los
procesos de fabricación han venido eliminando este compuesto. (Vea: La lucha de la vereda
Granizal por un agua sin heces fecales)
Hoy, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, su sigla
en inglés) y la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (Aesa) consideran que la
cantidad potencial de bisfenol A que se pueda liberar de una botella de PET no representa
un riesgo para la salud humana.
No obstante, Ana Troncoso, profesora de Nutrición y Bromatología (ciencia de los
alimentos) de la Universidad de Sevilla (España), aseguró en un informe publicado por la
BBC en octubre pasado que el bisfenol A “forma parte de esas sustancias que la ciencia
está revaluando constantemente para descartar que sea potencialmente dañina”.
Como es natural, también hay quienes defienden con argumentos el consumo de agua
embotellada. Kris De Decker, creador del blog Low-tech Magazine, aseguró que es
exagerado estigmatizar a quienes beben en botellas de plástico al punto de calificarlos
como los nuevos fumadores. Y aunque acepta que en los países desarrollados el agua del
grifo es de buena calidad, insiste en que beber agua embotellada es mucho mejor que beber
café, gaseosas o cerveza.
De Decker explica que la producción de un litro de agua mineral requiere solo un litro de
agua para producirse –aun cuando algunos estudios sugieren que se necesitan hasta cinco–,
mientras que se necesitan 35 litros de agua para producir uno de té, 75 para uno de cerveza,
120 para uno de vino y 140 para un litro de café. Por no hablar de la leche o los jugos,
agrega, que por cada litro producido consumen 200 litros de agua, con el agravante de que
también se embotellan en plásticos, consumen la misma energía para transportarse y dejan
los mismos residuos.
En resumen, este periodista independiente opina que es más ecológico cambiar cualquier
bebida por el agua envasada que dejar esta por el agua de la llave.
Muchas veces sí es necesaria. Todo esto, obviamente, sin perder de vista que el agua
comercial es una alternativa ante la falta de acueductos y las deficiencias de muchos
Estados a la hora de garantizarles agua potable a todos sus habitantes. En ese sentido,
defienden algunos, el tratamiento industrial del agua allana las posibles fallas estructurales
en las redes de distribución, como la contaminación con bacterias, pesticidas, antibióticos y
metales difíciles de eliminar en los procesos de potabilización realizados por los
acueductos. Además, el agua embotellada es la mejor alternativa de almacenamiento y
distribución del líquido en catástrofes y emergencias naturales. (Además: La Nación felicita
a los barranquilleros por el ahorro de agua)
Y mientras unos y otros defienden sus posiciones, Peter Gliek, presidente del Instituto
Pacífico, concluye en su libro ‘Bottled and Sold. The Story Behind our Obsession with
Bottled Water’ (‘Envasada y vendida. La historia detrás de nuestra obsesión con el agua
embotellada’) que “finalmente este debate es sobre el valor del agua, sobre derechos
humanos versus responsabilidades, prioridades y protecciones ambientales y sobre
mercados versus bienes públicos, entre otras cuestiones”.
Si somos reflexivos, plantea Gliek, veremos el agua embotellada por lo que es: “El
resultado de la falta de sistemas y servicios públicos que provean con eficiencia agua para
todos. Debemos darnos cuenta de que la obsesión por este producto puede ser superada si
abordamos las razones por las cuales lo buscamos”.
No es un tema menor, si se tiene en cuenta que el planeta atraviesa por el mayor estrés
hídrico del que se tenga noticia –según el Banco Mundial– y que la demanda está
aumentando a un ritmo que requerirá un incremento del 50 por ciento en las fuentes de agua
de aquí al 2050.
CARLOS FRANCISCO FERNÁNDEZ
Asesor médico de EL TIEMPO
Cita bibliográfica: Fernández. (2016, 06 de febrero). El agua en botella le cuesta caro al
planeta. El tiempo. Recuperado de https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-
16502951
Nivel local
Estudio alerta sobe calidad del agua que se vende en la calle
Un estudio de la calidad microbiológica de las aguas envasadas comercializada en ventas
ambulantes de Barranquilla, realizado por el programa de Bacteriología de la Universidad
Metropolitana, determinó la presencia de microorganismos indicadores de calidad sanitaria.
Entre ellos encontró microorganismos contaminantes como mesófilos, coliformes totales,
Escherichia coli y Pseudomonas aeruginosa.
Se recolectaron de forma aleatoria 5 muestras de agua envasada en bolsa plástica y 5
envasada en botella plástica en seis sitios. En las analizadas para agua envasada en bolsa
plástica se encontró que el 90 por ciento presentaban recuentos por encima de los valores
permisibles según la normatividad.
En las 30 muestras analizadas para agua envasada en botella plástica se encontró que un 8
por ciento presentaba recuento por encima de los valores permisibles del recuento de
mesófilos, teniendo en cuenta estos resultados y revisando estudios similares se encontró
que coinciden con los realizados en otras regiones de la costa atlántica.
En cuanto a las posibles causas, se determinó que obedecería al inadecuado espacio en
donde se almacena, ya sean neveras de icopor que están sucias o los malos hábitos
higiénicos de algunos vendedores ambulantes que no realizan el adecuado y correcto lavado
de manos después de hacer sus necesidades fisiológicas.
En conclusión, debido a que existe la creencia por gran parte de la comunidad que las aguas
envasadas están completamente libres de microorganismos y que su calidad es mejor que la
del grifo, el estudio recomienda implementar, a través de capacitación y fomento de la
cultura del autocuidado a los consumidores, con el fin de garantizar a la población que el
agua envasada no se constituya en una fuente potencial de riesgo para contraer
enfermedades.
"Cabe resaltar la importancia de este estudio, ya que se realiza para concientizar a la
población sobre qué productos se pueden adquirir en ventas ambulantes, teniendo en cuenta
la forma que es comercializado. Tampoco se pueden sacar conclusiones que afecten el
comercio, solo se genera una alerta a las autoridades sanitarias para que sigan ejerciendo
con más rigor su labor de inspección, vigilancia y control de todos los alimentos y agua que
se consumen en la calle. Lo que se busca es garantizar la salud de toda la población, y todas
las estrategias deben apuntar a buscar prevenir cualquier tipo de fuente que ocasione
impacto a la salud pública", dice el estudio en sus conclusiones.
Cita bibliográfica: Redacción caribe. (2018, 23 de abril). Estudio alerta sobe calidad del
agua que se vende en la calle. El tiempo. Recuperado de
https://www.eltiempo.com/colombia/barranquilla/estudio-sobre-calidad-del-agua-que-se-
vende-en-calles-de-barranquilla-208696
3. Perfil del consumidor
Jugadores de cualquier deporte, personas que frecuentan la calle, estudiantes de colegios
que le llaman la atención las agua saborizada, entre otros.
5. Análisis de la oferta

6. Plan de marketing
Producto
Botella de agua Easy drink
Precio
Por zona
Publicidad
Página web y redes sociales, impulsadores, medios impresos.
Plaza
Tiendas propias, vendedores, pagina web.
7. Bibliografía
 Fernández. (2016, 06 de febrero). El agua en botella le cuesta caro al planeta. El
tiempo. Recuperado de https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-
16502951
 Redacción caribe. (2018, 23 de abril). Estudio alerta sobe calidad del agua que se
vende en la calle. El tiempo. Recuperado de
https://www.eltiempo.com/colombia/barranquilla/estudio-sobre-calidad-del-agua-
que-se-vende-en-calles-de-barranquilla-208696

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