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El Conejo y Taro

Shimizu Haruna
Hace mucho, mucho tiempo, vivían un anciano y su nieto Taro al pie de una montaña.
Por ahí cerca también vivía un conejo que se pasaba todo el tiempo cometiendo
maldades.
En aquellos tiempos los conejos tenían una hermosa cola muy larga y hacían alarde de
ello.
Un día el anciano dijo a nieto: "Taro, voy a trabajar a la montaña y regresaré al
atardecer, por eso espérame con la comida lista.
" Taro contestó: "Lo haré. Cuídese mucho, abuelo."
Cuando Taro estaba cocinando, vino el conejo y le dijo: "Taro, Taro, dame un poco de
comida, por favor, que me muero de hambre."
Taro se quería negar, pero no pudo porque era muy amable.
Entonces le dijo al conejo: "ya, está bien, pero come sólo un poco" y le entregó la olla.
Pero el conejo se comió todo y luego huyó rápidamente.
Cuando el anciano regresó se quedó desilusionado al oír sobre este asunto. Esa noche
ambos no pudieron comer nada.
Al día siguiente, antes de ir a la montaña, el anciano le dijo a su nieto: "Taro, si viene
el conejo no le des comida. ¿Está bien?"
Taro contestó: "Está bien."
Al atardecer, cuando Taro estaba cocinando nuevamente, el conejo vino corriendo y
gritando: ¡Taro, Taro, tu abuelo se ha desmayado en la montaña!"
Taro se sorprendió y dijo: "¡Dios mío!"
Salió corriendo en dirección de la montaña y en la mitad del camino se encontró con
su abuelo, el cual estaba regresando a casa "¡Oh no! ¡Otra vez ese conejo!", dijo Taro.
Cuando regresaron a casa vieron que ya no quedaba nada de comida. El anciano
montó en cólera y dijo: "¡Esto es imperdonable!" y con un hacha en la mano se dirigió
a cazar al conejo. Este al ver al anciano, echó a correr.
El anciano lanzó su hacha contra el conejo y éste trató de evadirla, sin embargo, el
hacha llegó a dar en su larga cola, cortándola.
El conejo estuvo llorando de dolor durante muchos días y sus ojos se pusieron rojos.
Desde ese momento, los conejos tienen una cola corta y ojos rojos.
Finalmente, el anciano y Taro pudieron comer con toda tranquilidad.

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