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Libreto de podcast:

La Caverna Literaria:
(introducción musical)
Miranda Díaz: Muy buenos días, tardes o noches a nuestros oyentes, bienvenidos a la caverna
literaria tu podcast de confianza de libros de todos los géneros y generaciones.
Laura Dussan: El día de hoy hablaremos del libro titulado En la montaña solo estábamos nosotros
escrito por Danilo Guio, el cual, con un gran amor por la literatura desde pequeño, logró terminar
este manuscrito como la culminación de muchos años de estar escribiendo relatos e historias en
cuadernos. Hoy tenemos la oportunidad de leer su obra y deleitarnos con la belleza de su narrativa.
(entrada musical)
Miranda Díaz: Danilo Guio Rodríguez nació en Bogotá, Colombia en 1980. Desde muy niño le ha
gustado leer y escribir. Publicó el cuento “Cálmate, Negra” en la desaparecida revista literaria La
Perra. Así mismo publicó el cuento “La Otra” en la revista virtual Ícaro, también desaparecida en
las inmensidades de Internet. Por último, publicó “Cómo enmendar un corazón roto” en el libro
electrónico Manual para gente formidable Volumen III (compilación).
Ha tomado clases de escritura creativa en Tintababelia bajo la dirección del profesor y escritor
Hernando Escobar. Participó en el Taller de Novela Corta del Fondo de Cultura Económica dirigido
por el escritor colombiano Miguel Ángel Manrique.
“En la montaña solo estábamos nosotros” es su primera novela. “Una travesía de siete calles” es su
segunda novela. En la actualidad se encuentra corrigiendo una novela de terror.
Laura Dussan: En la montaña solo estábamos nosotros es un cuento narrado desde la perspectiva
de un niño de 6 años, quien vivía con su familia en un pueblo del departamento de Boyacá. Esta
familia vivía de la agricultura, sembrando papa, arveja, cebolla cabezona, maíz y cebada en su
jardín, y de los trabajos que conseguía su padre, como arador o como albañil. Ellos vivían en una
colina un poco alejada del pueblo.
Esta historia muestra muchas realidades de Colombia en los años 50, como, por ejemplo, que las
familias de ese entonces querían superarse a como diera lugar, como es el caso de esta familia, que
a pesar de que tenían casi todo en contra, intentaron mejorar sus duras condiciones de vida, propias
de un pueblo boyacense aislado y empobrecido por la política y por las desigualdades sociales que
priman en nuestro país.
Miranda Díaz: Podemos observar que esta familia se supera gracias al esfuerzo de cada integrante
de esta misma, pero en especial del padre del protagonista que al final de tanto luchar por recuperar
las tierras que le robó su padre Salomón se da cuenta que no vale la pena seguir peleando y que es
mejor seguir los consejos de Abel, que le decía que debería aprovechar esa facilidad para construir.
Que se fuera a otro lado donde se construyeran más casas o donde estas necesitaran más
mantenimiento, como Chiquinquirá, Duitama, Bogotá o Tunja. Finalmente decide mudarse con su
familia a Bogotá y así tener más oportunidades para él y a su familia.
Laura Dussan: No sé tú, pero a mi la verdad me gustó el libro.
Miranda Díaz: A mí también me gustó bastante.
Laura Dussan: Si, sobre todo aquellos momentos en los que nos relataban un poco del contexto
histórico que se vivía en los años 50 de Colombia. Como en el capítulo 4, cuando todos se
encontraban en la iglesia y alguien hacía un comentario que decía “El país esta jodido. Menos mal
nosotros estamos en la porra y los políticos acá no vienen”, debido a que se gritaba en las partes
traseras de esta ¡viva el partido conservador! Esto evidencia como en los lugares alejados a las
ciudades centrales se ve una gran ausencia de estado.
Miranda Díaz: En efecto, precisamente esta ausencia es la que permitió el origen de la mayoría de
los problemas actuales que Colombia presenta, tales como la creación de los grupos al margen de la
ley, la polarización de la población, la desigualdad y más que todo la corrupción.
Laura Dussan: Estoy totalmente de acuerdo contigo, ya que tocas el tema de la desigualdad, hace
poco leí un artículo de la revista Iberoamericana, titulado como campesinado y minorías étnicas en
Colombia, en el cual nos demostraban que además de esta ser reconocida por su diversidad étnica,
lamentablemente ocupa el deshonroso primer lugar como el país más desigual de Latinoamérica, la
que es además la región más desigual del mundo. Con datos del PNUD, que dicen que el 52% de la
propiedad está en manos del 1.1% de la población, lo que significa que Colombia es uno de los
países con mayor desigualdad en la tenencia de la tierra en el mundo. Sumado a esto, habría que
decir que el 31.6% de la población, lo que representa un estimado de 14 millones de personas, viven
en zona rural y se vinculan a labores campesinas de mediana y pequeña escala, en medio del
abandono por parte del Estado, a la merced de grupos guerrilleros y paramilitares, y padeciendo el
rigor de la miseria.

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