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'No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, '
El Espíritu Santo no es una cosa, no es una fuerza mística, no es una influencia, ni una
emoción. El Espíritu Santo es una persona y es parte de Dios mismo. Es la tercera persona de
la Santa Trinidad.
Una manera para entender la Trinidad es vernos a nosotros mismos, que nos identificamos
como una sola persona, sin embargo, estamos compuestos de tres partes: cuerpo, alma y
espíritu.
1 Tesalonicenses 5:23 NTV
'…, y que todo su espíritu, alma y cuerpo se mantenga sin culpa hasta que nuestro Señor
Jesucristo vuelva. '
El cuerpo es la parte material que todos vemos y la Biblia en 2 Cor. 5:1 dice que es una simple
caseta de campaña, lo cual denota lo temporal del cuerpo. Algunos podrían pensar que no hay
dudas sobre el cuerpo material, pero la realidad es que muchas veces olvidamos que nosotros
no somos lo que se puede reflejar en un espejo. Con los afanes de la vida muchas veces
olvidamos que somos mucho más que el cuerpo material y perdemos de perspectiva la parte
más importante de nuestro ser, la parte que es eterna. Sólo cuando alguien muere es que lo
recordamos. Piensa si viviríamos de un modo diferente si tuviésemos siempre presente nuestra
eternidad. El alma es en realidad quienes somos. En el alma es donde habita nuestra voluntad,
nuestra personalidad, nuestros pensamientos, anhelos y pasiones. El espíritu es nuestra
conexión con nuestro creador. El espíritu vino de Dios cuando sopló aliento de vida al cuerpo
y es éste el que une el cuerpo y el alma permitiendo la vida que conocemos. El espíritu es como
la batería o electricidad que permite que funcione un equipo electrónico.
Nosotros fuimos diseñados a la misma imagen de Dios por lo que también Él está compuesto
de tres en una sola persona; Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Una analogía para entender cómo opera la trinidad de Dios es analizando la construcción de
una casa. Para hacerla necesitamos un arquitecto o diseñador, necesitamos un constructor o
contratista que entienda los planos de arquitecto y necesitamos los obreros quienes pondrán en
acción los planes del arquitecto, dirigidos por el constructor. Basándonos en esta ilustración,
Dios Padre es el arquitecto y diseñador (Creador), El Hijo es el constructor (El Verbo) y el
Espíritu Santo son los obreros o la fuerza (Poder) que pone en acción todo lo que el Hijo habla
dirigido por el Padre.
¿Dónde en la Biblia podemos ver que el Espíritu Santo es el que pone en acción la obra?
S. Mateo 12:28
'Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros
el reino de Dios. '
S. Lucas 11:20
'Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado
a vosotros. '
Estos dos pasajes se refieren al mismo evento. En Marcos se refiere al Espíritu Santo y Lucas
lo llama el dedo de Dios. Podemos concluir entonces que El Espíritu Santo es lo mismo que
El Dedo de Dios.
Salmos 8:3
‘Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste,'
A la luz de este texto podemos entender que el Espíritu Santo formó parte activa de toda la
creación.
Cuando en Génesis 1:2 dice:
'Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el
Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. '
En la creación Dios Padre diseñó todo, Dios Hijo dio la palabra: Sea la Luz, sepárese la
expansión de las aguas, júntense las aguas y descubre lo seco, etc... Y fue el Espíritu Santo
quien puso en acción La Palabra y materializó todas las cosas, incluyendo al Hombre, porque
Job 33:4 dice:
'El espíritu de Dios me hizo, Y el soplo del Omnipotente me dio vida. '
El Espíritu Santo es la parte de Dios que pone en acción su poder sobre toda su creación. Él es
TODOPODEROSO al igual que cada miembro de la Santa Trinidad lo es, porque Él es Dios.
Alguien que piensa en el Espíritu Santo cómo una fuerza puede decir que quiere más del
Espíritu Santo, pero alguien que piensa del Espíritu Santo como una persona dirá: cómo puedo
darle más de mí a Él Espíritu Santo, o que quiere más intimidad con el Espíritu Santo.
Algunos de sus nombres son: Espíritu Santo, Espíritu del Señor, El Ayudador, El Espíritu de
Dios, El Espíritu Eterno, El Consolador, El Santo, El Espíritu de Verdad, El Espíritu de Cristo,
El Consejero, El Espíritu del Padre, El Espíritu de Gloria, El Espíritu de Gracia, El Espíritu de
Juicio, El Espíritu de Sabiduría y de Inteligencia, El Espíritu de Poder, El Espíritu de Profecía,
El Espíritu de Revelación, El Espíritu de Santidad, El Espíritu del Santo Dios, etc.
Estas son solo algunas de las múltiples funciones que hace el Espíritu Santo por la Iglesia; sin
embargo, Él respeta nuestra libertad y nunca hará nada que tú y yo no queramos que Él haga
en nosotros.
Jesucristo hombre dependía de El Espíritu Santo. Él fue concebido por El Espíritu, él fue
enseñado por El Espíritu, él fue dirigido por El Espíritu, él hablaba lo que recibía del Espíritu,
él no hizo ni un solo milagro antes de ser bautizado por El Espíritu en el río Jordán.
Jesucristo sanó a los enfermos, alimentó a los hambrientos, detuvo tormentas, liberó
endemoniados, hizo muchos milagros, resucitó muertos y nos enseñó con su ejemplo el camino
a la vida eterna. Sin embargo, el mismo Jesús nos dijo en S. Juan 16:7-8:
Jesús vino como Dios, pero también era 100% hombre. Si él hubiese permanecido en La Tierra
como hombre y yo quisiera hablar con él, tendría primero comprar un pasaje aéreo para ir a
Israel, luego tendría que buscar la manera atravesar la multitud de sus seguidores. Jesús
necesitaba dormir, descansar y alimentarse, por lo que, si el dedicase 12 horas para atender la
multitud y hubiesen 100,000 antes que yo, tendría que esperar 5 años y 9 meses. Y esto es
dedicando solo 15 minutos por cada persona. ¡¡Casi 6 años por estar solo 15 minutos con El
Maestro!! Por eso es que Jesús dijo que nos convenía que él se fuese, porque el Espíritu Santo
no tiene ninguna de las limitaciones que Él tenía como hombre. El Espíritu Santo es
omnipresente, omnisciente y omnipotente. El no sólo estará con nosotros, el habitará dentro de
nosotros.
Recuerden de quién estamos hablando aquí. Se trata de la tercera persona de La Santa Trinidad
en todo su esplendor. Es el Poder de Dios mismo en acción a quien nos envió El Padre para
ayudarnos y guiarnos a la salvación y a la vida eterna.
Mis hermanos, hay que hacer una distinción entre lo que es el sello del Espíritu Santo y lo que
es el bautismo o llenura del Espíritu Santo.
Efesios 1:13-14
'En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación,
y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras
de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.
'
Cuando nosotros nos arrepentimos de nuestros pecados y aceptamos a Jesús como nuestro
salvador, somos inmediatamente sellados con el Espíritu de Dios como señal de nuestra
salvación. Esto ocurre al instante y lo recibe todo aquel que lo acepte, nadie está excluido.
¿Es posible ser sellados con el Espíritu Santo y aún no ser bautizados o llenos del Espíritu
Santo?
En S. Juan 20:19 cuando Jesús resucitó y se les apareció a los apóstoles atravesando las puertas
cerradas del lugar en que estaban escondidos, en el versículo 22 dice:
'Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. '
Esto ocurrió antes del día de pentecostés por lo que todavía ellos no habían sido bautizados o
llenos del Espíritu Santo, pero ya habían sido sellados por el Espíritu.
'El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. '
El mismo Espíritu nos lo dejará saber en nuestro propio espíritu. O sea, lo sabremos en nuestro
interior porque Él mismo nos lo revelará.
Otra manera de saberlo es por los frutos que brindemos. Mateo 7:16-18,20 NTV dice:
'Puedes identificarlos por su fruto, es decir, por la manera en que se comportan. ¿Acaso puedes
recoger uvas de los espinos o higos de los cardos? Un buen árbol produce frutos buenos y un
árbol malo produce frutos malos. Un buen árbol no puede producir frutos malos y un árbol
malo no puede producir frutos buenos. Así es, de la misma manera que puedes identificar un
árbol por su fruto, puedes identificar a la gente por sus acciones.'
'En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría,
paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio.
¿Puedes identificar alguno de esos frutos en ti? Debemos procurar abundar en ellos cada día
más para dar testimonio al mundo de que somos hijos de Dios.
Otra buena señal de que el Espíritu Santo habita en nosotros y teneos su sello es cuando
comienza a haber una guerra interna dentro de nuestro corazón cada vez que pecamos. Antes
de recibir el Espíritu Santo podíamos pecar y estábamos tranquilos con nuestro pecado, no nos
afectaba internamente. Pero una vez recibimos el Espíritu Santo, éste nos va a redargüir y
comenzará esa guerra contra nuestra carne buscando llevarnos al arrepentimiento.
Gálatas 5:17 dice:
'Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos
se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. '
Sin embargo, hermanos, el sello del Espíritu es sólo el principio de lo que Dios ha prometido
dar a sus hijos. El sello es sólo la base sobre la cuál debemos construir nuestra relación con Él.
El siguiente paso en nuestro crecimiento espiritual debe ser el bautismo o llenura del Espíritu
Santo.
Hechos 1:5
'Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu
Santo dentro de no muchos días. '
Cuando somos llenos del Espíritu rendimos el control de nuestra vida a Él completamente para
que Él haga como Él quiera con nosotros.
Un vaso lleno de agua implica que está vacío de aire. Para que pueda entrar el agua, tiene que
salir el aire. Esto quiere decir que cuando somos llenos del Espíritu debemos ser vaciados de
nosotros mismos, o sea debemos cederle el control total sobre nuestra vida al Espíritu. Esto
para algunos es muy difícil, porque nos encanta tener el control de todo lo que sucede a nuestro
alrededor. No es posible ser lleno del Espíritu Santo y mantener el control de nuestra vida.
Tenemos que tomar una decisión muy importante; o le cedemos el control de nuestra vida al
Espíritu Santo, o mantenemos el control nosotros mismos. El Espíritu Santo jamás nos obligará
a cederle el control, es algo que debemos hacer voluntariamente.
La evidencia de que hemos sido llenos del Espíritu es que recibimos poder, valor, autoridad;
recibimos dones del Espíritu y se manifiestan las señales prometidas.
Hechos 1:8
'pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis
testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. '
S. Marcos 16:17-18
'Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán
nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará
daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. '
Hechos 2:1-4
'Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo
un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban
sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada
uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras
lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. '
Pedro antes de la llenura del Espíritu tenía temor y se escondía, y hasta negó a Jesús. Pero
después de ser lleno del Espíritu Santo, se llenó de valor y autoridad y en su primer discurso se
arrepintieron ¡como 3000 personas! Esa es una de las señales de que hemos sido llenos del
Espíritu, nos llenamos de autoridad y valor para hacer la voluntad del Espíritu.
¿Qué debemos hacer para recibir el bautismo o llenura del Espíritu Santo?
Lo primero, como ya lo mencionamos es tener y mantener el sello del Espíritu Santo, que se
recibe una vez nos arrepentimos de nuestros pecados y aceptamos a Jesús como nuestro
salvador.
Cuando Jesús resucitó, dice la palabra en 1 Cor. 15:6 que se le apareció a más de 500 personas
al mismo tiempo en adición a los discípulos, sin embargo, el día de pentecostés, (que ocurrió
diez días después de la ascensión) sólo habían 120 en el aposento alto. ¿Qué paso con los otros
380? ¿Desobedecieron y se fueron? ¿Estarían un tiempo, pero se desesperaron y antes de los
10 días se fueron? ¿No lo deseaban? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que los 120 que
esperaron pacientemente y obedecieron a la instrucción de Jesús, TODOS fueron llenos del
Espíritu Santo.
Una vez somos llenos del Espíritu Santo, ¿Cómo mantenemos esa llenura?
El compañerismo es el tipo de relación que tienen los amigos. Imaginen que tenemos que dar
un viaje a San Juan y vamos con nuestro amigo. Todas las 2 horas y media de camino no
dirigimos ni una sola palabra a nuestro amigo. ¿Cómo ustedes creen que se sentirá nuestro
amigo? El Espíritu Santo es nuestro amigo y compañero en el camino de la vida, tenemos que
hablarle, demostrarle que es importante para nosotros, que disfrutamos su presencia y
queremos estar con él. ¿Cómo te sentirías tu con alguien que te ignora constantemente?
¿Tendrías deseos de estar con esa persona? Definitivamente no, al contrario, si vemos a esa
persona nos dirigimos en la dirección opuesta. El Espíritu Santo no se dirige en la dirección
opuesta, pero si se mantiene a la distancia. Tenemos que cultivar el compañerismo con el
Espíritu Santo si queremos mantener esa llenura.
Una asociación, o un socio es la relación que existe entre unos amigos que comparten un
negocio en común. Cada socio tiene una participación del negocio con sus responsabilidades
como en un equipo. En adición a cumplir las responsabilidades del negocio, entre los socios
debe haber un lazo que los une, porque de lo contrario se destruiría su negocio. Nosotros y el
Espíritu Santo estamos en el negocio de la salvación juntos. Nosotros dependemos
grandemente del Espíritu Santo para muchas de las responsabilidades de este negocio del cual
depende nuestra eternidad, pero también el Espíritu Santo depende de nosotros en muchas áreas
para poder actuar y obrar en nuestras vidas. Necesitamos cumplir con todas nuestras
responsabilidades en el negocio de la salvación y ser un equipo con el Espíritu Santo para poder
prosperar nuestro negocio y llevar la salvación al mundo entero.
Efesios 4:30
'Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la
redención. '
Si leemos el contexto de este texto, veremos las cosas que provocan que el Espíritu Santo se
entristezca.
Efesios 4:29,31
29.'Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la
necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.’
31.‘Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. '
Hablar cosas que no edifican, amargura en nuestro corazón, enojo, ira y todo tipo de malicia
provocan que el Espíritu Santo se entristezca.
¿Se preguntarán cómo es posible que una persona tan poderosa, pueda ser entristecida
tan fácilmente?
Piensen en una relación sentimental entre un hombre y una mujer. El hombre se puso muy
romántico y preparó el escenario perfecto para ponerse de rodillas ante su amada para
proponerle matrimonio. Ella ante esta muestra de amor y compromiso se emociona muchísimo
y le dice, si, ¡¡si acepto!! Solo te pido una pequeña “cosita”. Como yo soy joven y hermosa,
déjame conocer a otros hombres un tiempito y luego me voy a casar contigo. ¿Cómo crees que
reaccionará ese hombre? Así es como muchas veces tratamos al Espíritu Santo.
Santiago 4:5
'¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos
anhela celosamente? '
'¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?
Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. '
La sensibilidad del Espíritu Santo está basada en su celo por nosotros, lo cual no es una
debilidad, mas bien es una muestra del gran amor que siente por nosotros.
Entender esto me ha mostrado la razón por la que muchas veces sentimos al Espíritu contristado
y silencioso en nuestras vidas. Lo hemos alejado por nuestro coqueteo con el mundo. Sin
embargo, aunque se entristece Él nunca nos deja. Mateo 28:20 dice:
'…Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos».'
Si hemos contristado el Espíritu, ¿Cómo podemos restaurar nuestra comunión con Él?
Gracias a Dios, el Espíritu Santo es pronto para perdonarnos, siempre que el vea un
arrepentimiento genuino en nuestro corazón. Recuerda que él es omnisciente, así que no
podremos engañarlo fingiendo. Acerquémonos a Él y él ha prometido que se acercará a
nosotros.
Un arrepentimiento no es solo la aflicción que se siente por haber sido atrapados en el pecado.
Un arrepentimiento genuino implica sentir una gran tristeza por la ofensa cometida,
identificándola claramente como pecado y no justificándola o excusándola. También implica
un cambio de conducta, capaz de demostrarse con acciones y un cambio en el mal
comportamiento. Un arrepentido genuino demuestra paciencia al tratar con los que ha ofendido
y no exige el perdón, mas bien lo pide humildemente. Busca su consuelo en la gracia de
Jesucristo y no en la posibilidad de ser librado de las consecuencias del pecado, las cuales está
dispuesto a enfrentar y no les huye. Un perfecto ejemplo de este arrepentimiento lo vemos en
2 Corintios 7:8-11
'No lamento haberles enviado esa carta tan severa, aunque al principio sí me lamenté porque
sé que les causó dolor durante un tiempo. Ahora me alegro de haberla enviado, no porque los
haya lastimado, sino porque el dolor hizo que se arrepintieran y cambiaran su conducta. Fue
la clase de tristeza que Dios quiere que su pueblo tenga, de modo que no les hicimos daño de
ninguna manera. Pues la clase de tristeza que Dios desea que suframos nos aleja del pecado
y trae como resultado salvación. No hay que lamentarse por esa clase de tristeza; pero la
tristeza del mundo, a la cual le falta arrepentimiento, resulta en muerte espiritual. ¡Tan solo
miren lo que produjo en ustedes esa tristeza que proviene de Dios! Tal fervor, tal ansiedad por
limpiar su nombre, tal indignación, tal preocupación, tal deseo de verme, tal celo y tal
disposición para castigar lo malo. Ustedes demostraron haber hecho todo lo necesario para
corregir la situación. '
Queridos hermanos, tenemos de parte de Dios al Espíritu Santo como nuestro ayudador,
consolador, guía, protector y defensor. Sin embargo, lo hemos alejado y entristecido por
nuestro pecado lo cual nos deja vulnerables ante el enemigo de las almas. En adición nos pone
en el peligro de perder el sello del Espíritu y no ser arrebatados con nuestro Señor cuando
suene la trompeta del día del rapto de la Iglesia. Y les recuerdo que esto puede ocurrir en
cualquier instante.
Lucas 16:13
'Ningún siervo puede servir a dos patrones al mismo tiempo. Odiará a uno y amará al otro, o
se dedicará a uno y despreciará al otro…». '
Cuando Josué dio su discurso de despedida a Israel les dio esas mismas opciones:
Josué 24:15 PDT
'Si no desean servir al SEÑOR, decidan hoy a quien servirán, ya sea a los dioses a los que sus
antepasados servían al otro lado del río Éufrates, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra
viven. Pero yo y mi familia serviremos al SEÑOR. '
¿Cuándo lo harás?
Asegura tu vida hoy y deja el que Espíritu Santo te selle y garantice tu salvación ahora mismo.
Ven...