Está en la página 1de 2

Apuntes para la presentación de la película “Piqueteras” (de Malena

Bystrowicz) en el festival Globale 09

Ariana Mira/ las decidoras-feministas autónomas

- Les propongo pensar una palabra que el documental les haya suscitado.

Creo que una cosa interesante es permitirnos experimentar las conexiones de eso que allí
acontece, con nuestras vidas y territorios.

Por una parte, porque tener el privilegio de ser testigos nos obliga de alguna manera a no
salir ilesos frente a lo que allí se recoge, preguntarnos cómo ponernos en movimiento,
tantear nuestra acción posible.
El gesto mínimo que se me ocurre es no dejar en soledad a estos movimientos, y para esto
quizá sólo alcanza con no hacerse eco del silencio.
Otro gesto interesante es preguntarnos qué pasaría si ante aquellas cosas que
cotidianamente nos indignan, dijéramos que NO, de esto basta! como estas mujeres
Porque cuál es la diferencia entre lo que ellas pueden y podemos nosotros? Estas son
mujeres, que enfrentadas a sus circunstancias, frente a aquello que irrumpe y rompe su
cotidianidad, salen a la ruta a pelear por su dignidad.

Hasta acá quería interrogarnos para no dejar pasar así nomás un mecanismo propio de los
humanos que consiste en decir Qué horrible! y en ese mismo movimiento abrimos los ojos y
los cerramos. La desmentida la llama Marcelo Percia, como un mecanismo apaciguador:
“La desmentida tienen en común con la abolición de la experiencia y la negación su
complicidad con la disociación. Si no hubiera desmentida habría pura intensidad…. habría
también política: acción colectiva contra las desmentidas naturalizadas en el “sentido
común”.

- Ahora les propongo tomar el tema de la criminalización de la protesta: esto es,


convertir el derecho a resistir o manifestar diferencias, en un delito.

Tal como venimos planteando en los distintos debates, aparece con fuerza el tema del
consenso de la opinión pública como legitimadora del ejercicio de la violencia estatal, pero
también como mecanismo para deslegitimar la protesta o ilegalizarla.

Para esto me parecían interesantes los aportes de un sociólogo argentino que realiza un
análisis que él llama la periodización de las prácticas genocidas, y diferencia cinco
momentos:
→ La construcción del otro negativo, que busca marcar y diferenciar a aquellos que
“ponen en peligro” al conjunto de la sociedad (acá podríamos hablar de la lógica de la
representación y la generalización)
→ El hostigamiento, que se ejerce sobre el otro negativo, y que prepara y adiestra a la fuerza
genocida.
→ El aislamiento, que destruye los lazos sociales solidarios del otro y lo recluye
→ El debilitamiento, que quiebra la resistencia del otro
→ El exterminio, que significa la desaparición del otro negativo, tanto material como simbólicamente.

Otro aporte interesante para pensar las condiciones en que se lleva a cabo la represión, el
el de Agamben cuando analiza el levantamiento de las garantías constitucionales para
garantizar el orden constitucional. Esto es, se convierte a los sujetos de derecho en objetos
a disposición de la arbitrariedad de las fuerzas del orden, para componer la estabilidad
Estatal.

El desafío entonces: cómo romper la lógica estatal y de consenso, cómo cortar con la
expropiación de nuestra capacidad de crear para reapropiarnos de nuestra potencia y
afirmarnos colectivamente.

Y bueno, la idea no es cerrar nada, sino más bien, abrir…

También podría gustarte