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ENERGIAS RENOVABLES EN EL PERU

César es un pescador que ha esperado la luz eléctrica por ochenta años. Vive y trabaja en la
caleta pesquera Laguna Grande, donde hay pescados, mariscos y conchas de abanico.
Además hay otros 500 pescadores, extractores o recolectores. Pero nunca hubo electricidad.

“No imaginé prender una televisión, un refrigerador o un poste de luz. Los pescadores
traían sus propios generadores o linternas, y los pobladores usaban velas”, señala César.

En el 2016, la empresa de energía sostenible Waira instaló dos turbinas eólicas y


veinticuatro paneles solares en Laguna Grande. Generan electricidad para 35 conexiones,
sin interrupciones durante el día y la noche. Además, dan luz nocturna al muelle para la
pesca.

En Laguna Grande toda la electricidad viene del aire y del sol. Franco Canziani, ingeniero
que diseñó el proyecto, cuenta que las turbinas y los paneles producen energía que se
almacena en baterías reciclables. A esto se le denomina una microred de electricidad.

Llevado a nivel nacional, la energía solar y eólica (energías renovables no convencionales)


de gran escala puede conectarse a la red eléctrica peruana para aumentar o reemplazar su
capacidad. Sin embargo, hoy solo el 3% de la energía viene del sol o del aire.

“Solo el 5% de la matriz energética puede ser por el sol o el viento. Esta barrera legal
impide el crecimiento de más proyectos de energía renovable limpia”, afirma Juan
Coronado, especialista e inversor en energías renovables. De acuerdo a la ley, Osinergmin
debió establecer un nuevo porcentaje objetivo en el 2013.

Otros países de América Latina apuestan más por estas energías. Uruguay o Costa Rica ya
producen más del 20% con estas fuentes. Chile, Colombia y Ecuador proyectan el 20% en
un promedio de cinco años, señala Pedro Gamio, ex viceministro de energía.

La mayor parte de electricidad se genera por el gas (50% de energías térmica) y el agua
(47% de energía hidroeléctrica). De hecho, en los últimos diez años, la hidroeléctrica
(también energía renovable o limpia) ha disminuido 20%. Perú ha apostado por el gas
natural como fuente energética principal a partir del proyecto Camisea.

Sin embargo, la energía térmica es la más contaminante. Esto se da por el uso de


hidrocarburos, como gas, petróleo y diesel. Su quema en actividades como transporte,
industria y hogares, emite partículas (PM 2.5), dióxido de azufre y de nitrógeno que afectan
la calidad del aire.

Para Gamio, la mejor medida a largo plazo es impulsar las energías renovables. “La contra
principal de la tecnología renovable no convencional llevada a las grandes masas es la
intermitencia y los altos costos. Los hidrocarburos generan electricidad constante, en
cambio aquí se depende del caudal del agua, la luz solar o la fuerza del viento”, señala
Canziani.

Sin embargo, el ingeniero Canziani ha probado en Laguna Grande que esto se resuelve con
el uso de baterías reciclables que almacenan la energía. Producen una transmisión que no se
interrumpe: suelen recargar con sol durante el día y viento en la noche.

Por otro lado, los altos costos se han disminuido en los últimos años, informa Coronado.
Según un informe de Osinergmin, los costos de producción eléctrica de las energías
renovables se han reducido en los últimos años. Son incluso más bajos en comparación a
los combustibles fósiles como el carbón, petróleo o gas natural.

Por una parte, la energía eólica se redujo en 84% en los últimos veinte años, de 0.38 dólares
por kilobatio hora a 0.06. La energía solar, solo entre el 2010 y 2015, redujo sus costos un
60%.También ha caído el costo de las baterías para vehículos eléctricos, un 35% entre el
2014 y el 2015.

La contaminación por vehículos es el problema ambiental más grave para limeños

La principal razón para cambiar la matriz energética por el uso de energías renovables es la
contaminación atmosférica y la calidad del aire. Perú es el país con mayor contaminación
de aire en material particulado de América Latina (ver gráfico).

“La mayoría proviene de las emisiones directas de los vehículos y de las partículas
suspendidas del polvo en las vías”, señala Fernando Jiménez, especialista en energías.

De hecho, 73% de limeños reconocen la contaminación vehicular como el principal


problema ambiental, señala la encuesta de Lima Como Vamos. Es más importante para la
ciudadanía que la falta de árboles, el recojo de basura o la propia calidad del aire.

Mariana Alegre, directora de Lima Como Vamos, opina que los limeños aún no se sienten
parte de esta contaminación. En la misma encuesta, el 72% responsabiliza al transporte
público como el tipo de vehículo que más contamina y solo el 5% al transporte privado.

La contaminación vehicular se genera en principio por la calidad del combustible. El


contenido de sulfuro en la gasolina y el diesel determina las emisiones de SO2 que serán las
partículas contaminantes. También influye la antigüedad del vehículo, el mantenimiento de
motores y el exceso de circulación.

Estudios en Chile, Argentina y México demostraron que se reducía el 25% de emisiones de


carbono, nitrógeno y partículas al mejorar las condiciones de manejo.

Además, el PM2, el SO2 y el NO2 son contaminantes dañinos para la salud. Afectan al
sistema respiratorio, producen problemas cardiovasculares y causan irritación ocular, según
la OMS.
“Expuestos a estos humos, las alergias más comunes son la conjuntivitis y rinitis, así como
alergias en la piel. También asma cuando la exposición es más frecuente”, señala Jaime
Miranda, médico investigador de la UPCH.

Según la encuesta del Instituto Integración, 85% de peruanos ha estado expuesto a humo,
polvo o ruidos molestos durante su uso de transporte público en el último mes.

A largo plazo, se debe promover las energías renovables. Pero a corto plazo, es importante
que se promueva el gas natural como reemplazo del diesel y el petróleo tanto para el
transporte como la generación térmica.

“En Lima, el Metropolitano ha sido una buena decisión en transporte relacionado al


cuidado del ambiente. Todos los buses utilizan gas natural vehicular (GNV)”, indica
Alegre.

De hecho, Lima tiene la estación de gas natural para buses más grande América Latina. Se
encarga de proveer de combustible a toda la flota del Metropolitano, servicio concesionado
por el municipio provincial.

El Metropolitano comenzó a circular en el 2010. Hoy cuenta con más de 400 buses entre
troncales y alimentadores. Todos utilizan gas natural. El GNV disminuye la contaminación
al producir más energía con menos quema de combustible.

Según un estudio realizado por ProTransporte, un bus del Metropolitano emite solo 2
kilogramos de partículas contaminantes en un año. Mientras que un bus de transporte
público que utiliza diesel produce 84 kilogramos.

La elección del gas natural también fue una decisión económica. “El ahorro es del 39%
frente al diésel. Y 54% más económico que la gasolina”, señala Augusto Reyes, jefe de
operaciones de la empresa Gazel, la cual provee de combustible al Metropolitano.

Otra opción para reducir la contaminación del aire por transporte es la contingencia
ambiental. Por ejemplo, en Ciudad de México restringe el uso de vehículos y actividades
industriales cada vez que la contaminación supera los límites establecidos.

Cada auto es evaluado para determinar su nivel de emisiones en monóxido de cárbono y


nitrógeno. Cuando la contingencia se activa, solo ciertos vehículos pueden circular, según
sus emisiones. Esto varía cada día hasta que el aire vuelve a estándares saludables.

Por otra parte, la industria reduce sus emisiones en un 30% y se prohíbe la quema de
cualquier tipo de materiales al aire libre. Este año se produjo en México la contingencia
ambiental más larga desde el 2000, con una duración de 5 días.

Cabe señalar que durante la contingencia, solo los autos eléctricos e híbridos pueden
circular normalmente. Al funcionar con energía limpia, no generan contaminación.

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