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UNIVERSIDAD TECNOLOGICA DE SANTIAGO (UTESA)

Presentado por:
Karoline Santana

Matrícula:
2-16-1560

Tema:
Embriología del Globo Ocular y sus Anexos

Asignatura:
Oftalmología

Grupo:
001

Presentado a:
Dr. Samuel De Jesús Núñez Gutiérrez
INTRODUCCION
El conocimiento completo de la anatomía del ojo, la órbita, los campos visuales, los
nervios craneales superiores y las vías centrales que regulan los movimientos oculares es
requisito para la interpretación adecuada de enfermedades con manifestaciones
oftálmicas. Más aún, tales conocimientos anatómicos resultan fundamentales para la
planeación y ejecución apropiadas de la cirugía oftálmica y orbitaria. Es claro que
investigar la embriología del ojo es más difícil, por la relativa escasez de material humano
adecuado; en consecuencia, aún se depende en gran parte de estudios en animales, con
las dificultades intrínsecas de inferir paralelismos con respecto al desarrollo humano. A
pesar de todo, se sabe mucho acerca de la embriología del ojo humano, lo cual, junto con
la reciente expansión de la genética molecular, ha servido para lograr conocimientos
mucho más profundos sobre las anomalías de desarrollo del aparato visual.
Los ojos comienzan a desarrollarse como un par de evaginaciones a cada lado del
prosencéfalo que se convertirán en las vesículas ópticas, al final de la cuarta semana de
desarrollo. Las vesículas ópticas entran en contacto con el ectodermo superficial e
inducen la formación del cristalino. Cuando la vesícula óptica comienza a invaginarse para
subir las capas pigmentada y neural de la retina, la placoda del cristalino se invagina para
formar la vesícula del cristalino. Por un surco ubicado en la cara inferior de la vesícula
óptica, la fisura coroidea, la arteria hialoidea (más tarde arteria central de la retina)
ingresa al ojo. Las fibras nerviosas del ojo también ocupan este surco en su trayecto hacia
las áreas visuales del cerebro. La córnea se forma a partir de (1) una capa de ectodermo
superficial; (2) el estroma, que guarda continuidad con la esclerótica, y (3) una capa
epitelial, que limita la cámara anterior.
EMBRIOLOGIA DEL GLOBO OCULAR

Los ojos derivan de cuatro orígenes:


 Neuroectodermo del prosencéfalo.
 Ectodermo superficial de la cabeza.
 Mesodermo situado entre las dos capas anteriores.
 Células de la cresta neural.
El neuroectodermo del prosencéfalo se diferencia hacia la formación de la retina, las
capas posteriores del iris y el nervio óptico. El ectodermo de superficie forma el cristalino
y el epitelio corneal. El mesodermo entre el neuroectodermo y el ectodermo superficial
da lugar a las cubiertas fibrosa y vascular del ojo. Las células de la cresta neural migran
hacia el mesénquima y se diferencian hacia la formación de la coroides, la esclerótica y el
endotelio corneal. El desarrollo inicial del ojo se debe a una serie de señales de inducción.

COPA ÓPTICA Y VESÍCULA DEL CRISTALINO


El ojo en desarrollo aparece en el embrión de 22 días como un par de surcos poco
profundos a los lados del prosencéfalo. Con el cierre del tubo neural estos surcos forman
evaginaciones del prosencéfalo, las vesículas ópticas. Estas vesículas, de manera
subsecuente, entran en contacto con el ectodermo superficial e inducen en esta capa los
cambios necesarios para la formación del cristalino. Poco después, la vesícula óptica
comienza a invaginarse y forma la copa óptica de doble pared. Las capas interna y externa
de esta copa están, al inicio, separadas por un lumen, el espacio interretiniano, pero poco
después este lumen desaparece y las dos capas quedan adosadas, sin fusionarse. La
invaginación no solo está limitada a la porción central de la copa, sino también afecta
parte de su cara inferior, que forma la fisura coroidea. La formación de esta fisura permite
a la arteria hialoidea llegar a la cámara interna del ojo. Durante la séptima semana los
labios de la fisura coroidea se fusionan, y la boca de la copa óptica se convierte en una
abertura redonda, la futura pupila.
Mientras estos eventos ocurren, las células del ectodermo superficial, al inicio en
contacto con la vesícula óptica, comienzan a elongarse y constituir la placoda del
cristalino. Esta placoda de manera subsecuente se invagina y se convierte en la vesícula
del cristalino. Durante la quinta semana la vesícula del cristalino pierde contacto con el
ectodermo superficial y se ubica en la porción interna de la copa óptica.
Corte del ojo de un embrión
de 7 semanas. El primordio
ocular está completamente
incluido en el mesénquima.
Las fibras de la retina neural
convergen hacia el nervio
óptico.
RETINA, IRIS Y CUERPO CILIAR
La capa externa de la copa óptica, que se caracteriza por gránulos pequeños de pigmento,
se conoce como capa pigmentada de la retina. El desarrollo de la capa interna (neural) de
la copa óptica es más complejo. Los cuatro quintos posteriores, la porción óptica de la
retina, contiene células que delimitan el espacio interretiniano y se diferencian en los
bastones y conos fotorreceptores. Los bastones son más numerosos (120 millones) y
sensibles que los conos (6 a 7 millones), pero no detectan el color como los conos. En
adyacencia a esta capa fotorreceptora se ubica la capa del manto, que al igual que en el
cerebro da origen a las neuronas y a las células de sostén, integrada por la capa nuclear
externa, la capa nuclear interna y la capa de células ganglionares. En la superficie se
localiza una capa fibrosa que contiene axones de las células nerviosas de las capas más
profundas. Los axones neuronales de esta zona convergen hacia el tallo óptico, que se
convierte en el nervio óptico. De este modo los impulsos luminosos pasan por la mayor
parte de las capas de la retina antes de alcanzar a los bastones y los conos.
El quinto anterior de la capa interna, la porción ciega de la retina, se conserva como una
sola capa. Más tarde se divide en la porción irídea de la retina, que forma la capa interna
del iris, y la porción ciliar de la retina, que participa la formación del cuerpo ciliar.
Entretanto, la región ubicada entre la copa óptica y el epitelio de superficie suprayacente
queda ocupada por mesénquima laxo. En este tejido, con la contribución de células de la
cresta neural, se forman los músculos esfínter y dilatador de la pupila. Estos músculos se
desarrollan a partir del ectodermo subyacente de la copa óptica. En el adulto el iris está
integrado por una capa externa que contiene pigmento, la capa interna pigmentada de la
copa óptica y una capa de tejido conectivo con vascularización abundante, que contiene
los músculos de la pupila.
La porción ciliar de la retina se reconoce con facilidad por su plegamiento marcado. En su
parte externa está cubierta por una capa de mesénquima que forma el músculo ciliar; en
el interior está conectada con el cristalino por una red de fibras elásticas, el ligamento
suspensorio o zónula. La contracción del músculo ciliar cambia la tensión del ligamento y
controla la curvatura del cristalino.
Capas de la porción
óptica de la retina
en un feto de
alrededor de 25
semanas.

Desarrollo del iris y el


cuerpo ciliar. El
borde de la copa
óptica está cubierto
por mesénquima, en
que se desarrollan el
esfínter y el dilatador
de la pupila a partir
del ectodermo
subyacente.
CRISTALINO
Poco después de la formación de la vesícula del cristalino, las células de la pared posterior
comienzan a elongarse en sentido anterior y forman fibras largas que de manera gradual
llenan la cavidad de la vesícula. Al final de la séptima semana estas fibras primarias del
cristalino alcanzan la pared anterior de la vesícula del cristalino. Sin embargo, el
crecimiento del cristalino no termina en esta fase debido a que se agregan de manera
constante fibras nuevas (secundarias) en su región central.

Corte por la vesícula del


cristalino, la copa óptica y Corte del ojo de un embrión de 7
el tallo óptico en el plano semanas. El primordio ocular está
de la fisura coroidea completamente incluido en el
mesénquima. Las fibras de la retina
neural convergen hacia el nervio óptico.

COROIDES, ESCLERÓTICA Y CÓRNEA


Al final de la quinta semana el primordio del ojo está del todo circundado por el
mesénquima laxo. Este tejido pronto se diferencia en una capa interna, comparable con
la piamadre del cerebro, y una capa externa, equivalente a la duramadre. La capa interna
forma más tarde una capa pigmentada con gran vascularización conocida como coroides;
la capa externa se convierte en la esclerótica y está en continuidad con la duramadre en
torno al nervio óptico.
La diferenciación de las capas del mesénquima que cubren el aspecto anterior del ojo es
distinta. La cámara anterior se forma por medio de vacuolización y divide al mesénquima
en una capa interna ubicada frente al cristalino y el iris, la membrana iridopupilar, y una
capa externa que tiene continuidad con la esclerótica, la sustancia propia de la córnea. La
cámara anterior misma está cubierta por células mesenquimatosas aplanadas. Así, la
córnea está integrada por (1) una capa epitelial que deriva del ectodermo superficial; (2)
la sustancia propia o estroma, que tiene continuidad con la esclerótica, y (3) una capa
epitelial que limita la cámara anterior. La membrana iridopupilar ubicada frente al
cristalino desaparece por completo. La cámara posterior es el espacio ubicado entre el
iris y el cristalino, por delante, y el cuerpo ciliar, en la parte posterior. Las cámaras anterior
y posterior se comunican por la pupila y están ocupadas por un fluido denominado humor
acuoso, producido por el proceso del cuerpo ciliar. El humor acuoso transparente circula
de la cámara posterior a la cámara anterior para aportar nutrientes a la córnea y el
cristalino, ambos avasculares. Desde la cámara anterior el líquido pasa por el seno venoso
de la esclerótica (conducto de Schlemm) en el ángulo iridocorneal, donde se reabsorbe
para pasar al torrente sanguíneo. El bloqueo del flujo del líquido en el canal de Schlemm
es una causa de glaucoma.
HUMOR VÍTREO
El mesénquima no solo circunda al
primordio ocular en su región
externa, sino también invade el
interior de la copa óptica a través
de la fisura coroidea. En ese sitio
forma los vasos hialoideos, que
durante la vida intrauterina irrigan
al cristalino y forman la capa
vascular en la superficie interna
de la retina. Además, forma una
red delicada de fibras entre el
cristalino y la retina. Los espacios
intersticiales de esta red quedan ocupados, más tarde, por una sustancia gelatinosa
transparente, con lo que se forma el humor vítreo. Los vasos hialoideos en esta región se
obliteran y desaparecen durante la vida fetal, no obstante el conducto hialoideo persiste.

NERVIO ÓPTICO
La copa óptica está conectada con el cerebro por medio del tallo óptico, que tiene un
surco, la fisura coroidea, en su cara ventral. En este surco se ubican los vasos hialoideos.
Las fibras nerviosas de la retina, que regresan al cerebro, se distribuyen entre las células
de la pared interna del tallo. Durante la séptima semana la fisura coroidea se cierra y se
forma un túnel dentro del tallo óptico. Como consecuencia del número siempre creciente
de fibras nerviosas, la pared interna del tallo crece y las paredes interna y externa de esta
estructura se fusionan. Las células de la capa interna proveen una red de neuroglía que
sostiene a las fibras del nervio óptico. El tallo óptico se transforma así en el nervio óptico.
Su centro aloja un segmento de la arteria hialoidea, denominada después arteria central
de la retina. En el exterior, una prolongación de la coroides y la esclerótica, las capas de
piamadre, aracnoides y duramadre, respectivamente, envuelven al nervio óptico.
Bibliografía
1. Oftalmología General de Vaughan y Asbury.
2. Sadler (2019) Langman Embriología Medica 14ed.
3. Embriología Clínica Moore 9ª.

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