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Universidad de Chile.

Facultad de Filosofía y Humanidades.


Magíster en Literatura.
Curso: Teoría Crítica Contemporánea.
Profesora: Natalia Cisterna Jara.
Alumna: Ivana Aponte.
Primer semestre 2018.

Identidad y anticolonialismo en Reducciones, de Jaime Huenún

En la historia de América es innegable el legado catastrófico de la colonización


eurocéntrica. Desde 1492 los pueblos originarios americanos han padecido los embates
ejercidos por la llamada cultura occidental: conquista, desplazamiento forzado,
aculturación, genocidio, tortura, despojo de tierras ancestrales… todo aquello produjo la
desaparición parcial o completa de territorios y culturas indígenas en el continente y las
consecuencias aún persisten no sólo porque generaron un trauma en la historia de nuestra
región, sino también porque los fenómenos coloniales todavía se practican: el pensamiento
eurocéntrico, en alianza con el neoliberalismo, domina de forma política, económica, social
y cultural a los pueblos indígenas que sobreviven en la actualidad.

El aparato colonialista tuvo un proceso particular en Chile: el sometimiento al


principio fue ejecutado por los conquistadores españoles y a partir del siglo XIX fue
efectuado por el Estado chileno, ya de índole republicano, el cual favorecía la migración y
desarrollo de criollos y europeos en terrenos tradicionalmente habitados por comunidades
originarias, como la mapuche. El resultado de ello fue la expoliación territorial que luego
provocó el aprisionamiento (la formación de reducciones) y la diáspora hacia las ciudades,
locaciones donde los indígenas se establecieron de manera marginal y experimentaron la
discriminación y la pobreza. Tanto en las reducciones como en las periferias de las
ciudades los mapuche procuraron rehacer sus vidas, rescatar los remanentes de su cultura y
reformar su identidad frente al poder colonizador que los mantuvo en una posición
subyugada.1 Con el apoyo de la intelectualidad, el redescubrimiento de las tradiciones y la
preservación de la memoria histórica, el mapuche proyectó su etnicidad por medio de
diferentes vías, entre ellas la literatura. Reducciones (2012), de Jaime Huenún, es una de
aquellas obras que muestra la necesidad del mapuche de visibilizarse ante el resto de la
sociedad que conforma Chile y de denunciar el colonialismo que históricamente ha robado
sus tierras, los ha discriminado y ha socavado su cultura. Si bien este trabajo de Huenún se
centra en la comunidad mapuche-huilliche, se conecta por medio del verso y la prosa no
sólo con la etnia mapuche en general, sino también con otros pueblos originarios
suramericanos que comparten la misma tragedia de colonialismo. Para profundizar los
contenidos identitarios y anticoloniales de este conglomerado de poemas, crónicas y
testimonios, nos apoyaremos en los estudios poscoloniales, específicamente los de Aimé
Césaire en “Discurso sobre el colonialismo” (1950) y “Cultura y colonización” (1956); y
Enrique Antileo en su tesis de maestría titulada “Nuevas formas de colonialismo: diáspora
mapuche y el discurso de la multiculturalidad” (2012). En nuestro análisis también nos
sustentaremos en el concepto de identidad dentro de la cultura mapuche que abordan José
Ancán Jara en “‘Negritud’ y ‘cosmovisionismo’ mapuche frente al poder (neo)colonial.
Apuntes preliminares para una reflexión (auto) crítica” (2011); Claudia Zapata en
“Identidad, nación y territorio en la escritura de los intelectuales mapuches” (2006) y
Maribel Mora Curriao en “Poesía Mapuche del siglo XX: escribir desde los márgenes del
Campo Literario” (2012) y “Poesía mapuche: la instalación de una mismidad étnica en la
literatura chilena” (2013). De esta última autora, asimismo, se considerará su perspectiva
acerca de la poesía mapuche como una corriente que en diferentes períodos ha estado en la
subalternidad con respecto al canon literario. Este punto es pertinente, ya que la
jerarquización literaria de un país puede estar relacionada con el fenómeno colonial.

Los efectos de la colonización


1
Los efectos de la colonización que padecieron los mapuche en Chile también lo experimentaron los mapuche
en Argentina.
De acuerdo con Aimé Césaire en “Discurso sobre el colonialismo”, la colonización
es un proceso que a través de múltiples mecanismos repercute negativamente en los
pueblos sometidos. Uno de ellos es la puesta en un plano de inferioridad del “otro”
colonizado: para el colonizador, la comunidad que ha dominado debe ser dirigida, ya que
supuestamente carece de aptitudes civilizadas (16). Esta idea de “civilización” ha sido
asociada por el eurocentrismo colonial con el cristianismo, por ejemplo, donde el pagano es
retratado como un salvaje (14). Este atributo colonial ha sido impuesto en las comunidades
originarias, entre ellas la mapuche. En Reducciones, Jaime Huenún recurre a las fuentes
históricas y al testimonio para exponer aquella realidad: desde la mirada evangelizadora-
colonial, los ritos religiosos mapuches son prácticas salvajes, brujeriles y diabólicas, las
cuales se oponen con el cristianismo, un camino espiritual a la salvación. Citemos a modo
de muestra el poema “Sermón en lengua de Chile (Luis de Valdivia, 1621)”, 2 donde el
discurso colonial-evangelizante impone una verdad y condena el imaginario de religioso
mapuche:3

No penséis ni digáis
q ay un Dios en el cielo y otro en la tierra y en el mar.
No digáis q ay un Dios del mayz y otro del trigo,
uno que truena y otro q hace llover,
y otro q quita enfermedades
y da salud a los hombres.
No ay un Dios de Españoles y otro de Indios.
Vuestros viejos no sabían nada;
para conocer a Dios eran

2
En las notas finales de Reducciones se aclara que este poema es una recreación lírica de pasajes provenientes
del libro Sermón en lengua de Chile, de los misterios de nuestra Santa Fe Cathólica, para predicarla a los
indios infieles del Reyno de Chile, dividido en nueve pequeñas partes, acomodados a su capacidad, el cual
fue publicado en 1621. Su autor, el sacerdote jesuita Luis de Valdivia, también fue invocado en el poema
“Preguntas del misionero”.

3
Otros textos que tratan el tema de la evangelización colonial son “Preguntas del misionero” y “Plática sobre
la muerte y el infierno”.
como niños sin razón.
Haveys de hazer burla de lo q sin fundamento dezían,
cosa de burla es quanto
referían y contavan.
E1 diablo engañó a vuestros viejos
diciendo q se llamaua Pillán y Huecuvoe.
Ni el Pillán ni el Mareupuante ni el Huecuvoe
pueden quitar los pecados,
ni pueden salir con la sangre q se hazen vuestros hermanos
los pecados de los hombres.
No hay Mareupuante ni Huecovoe ni cosa alguna
q sea Pillán.
El sol no tiene vida,
pues lo q no tiene vida
¿cómo puede tener hijo?
Y lo q no vive en sí:
¿cómo puede dar vida a otros?
Tú lo que no tienes
no lo das a otro.
Pues ¿cómo el sol q no vive ni tiene vida
puede dar vida a los hombres enteramente?
El sol no vive
ni si tuviera hijo viviera su hijo.
Y si el Mareupuante no tiene vida
¿cómo os avía de dar la vida a vosotros?
Mentira muy grande es dezir q el sol tiene hijo.
Y como no hay Mareupuante,
assi es mentira dezir que ay Pillán (Huenún 36-37).
Mientras que el binomio “cristianismo=civilización” en contraposición con el par
“paganismo=salvajismo” funciona como una fórmula de ejercicio del dominio colonialista,
según Césaire, otro mecanismo, la cosificación, se desarrolla objetivizando y
deshumanizando al otro colonizado al mismo tiempo que el colonizador también pierde
sensibilidad humana. El teórico martiniqués amplía:

La acción colonial, la empresa colonial, la conquista colonial, fundada sobre el


desprecio del hombre nativo y justificada por este desprecio, tiende
inevitablemente a modificar a aquel que la emprende; que el colonizador, al
habituarse a ver en el otro a la bestia, al ejercitarse en tratarlo como bestia, para
calmar su conciencia, tiende objetivamente a transformarse él mismo en bestia
(19).

A partir de esta cita, se puede determinar que la bestialidad del colonizador que se
retrata en Reducciones se exhibe por medio de la destrucción y de la percepción del
indígena como un objeto científico. Sobre el primer concepto, Huenún describe en el texto
“Entrada a Chauracahuin” cómo los colonizadores arrasaron con las tierras de los mapuche-
huilliche y desalojaron y masacraron a tales habitantes originarios para fundar la ciudad de
Osorno y desarrollar fundos destinados a la agricultura y la ganadería en los alrededores de
dicha ciudad. Este proceso, si bien tuvo sus inicios en el siglo XVI, tuvo mucho mayor
impacto en el siglo XIX, momento en que el Estado chileno republicano favorecía
ampliamente la inmigración criolla y europea.

Entretanto, la cosificación del indígena se fomentaba a través de la ciencia, cuyo


enfoque era bastante racista y anulaba tanto la humanidad del “objeto de estudio” como el
del examinador. El conjunto de textos “Cuatro cantos funerarios”4 es reunido por el autor
de Reducciones para dar cuenta de ese aspecto del pensamiento colonial. Allí se recogen
4
Las fotografías y textos de los “Cuatro cantos funerarios” provienen de una serie de publicaciones del Grupo
Universitario en Investigación en Antropología Social (GUIAS), de la Universidad Nacional de La Plata,
Argentina. Los libros son los siguientes: Identificación y restitución: “Colecciones” de restos humanos en el
Museo de La Plata (2008); Fueguinos en el Museo de La Plata: 112 años de ignominia (2009); e
"Iconografía”: Los prisioneros de la Campaña del Desierto, de la isla Martín García al Museo de La Plata,
1886 (2009) (Huenún 167).
palabras de científicos que retratan por medio de fotografías y un lenguaje descriptivo a los
nativos Damiana, Cipriano Catriel y su esposa, y a Maish Kenzis, de etnias aché guayaquí,
mapuche y yámana, respectivamente. En el caso particular de Cipriano Catriel, la
cosificación transforma sus restos en objetos de valor. Bien lo muestran las crudas
declaraciones de Francisco Pascacio Moreno, el poseedor de las partes del cuerpo de dicha
víctima reducida a objeto de ciencia: “La cabeza de Catriel sigue aquí conmigo (…) Me
acompaña al Tandil porque no quiero separarme de esta joya, la que me es bastante
envidiada” (71).

La consificación, pues, ha servido como un recurso de sometimiento de los pueblos


indígenas, ya que al eliminar la dignidad humana de aquellas comunidades se impulsa la
destrucción material y corporal que luego da paso a la fundación y establecimiento de los
grupos coloniales eurocéntricos. Cabe señalar que este elemento está acompañado de la
imposición lingüística y cultural. En “Cultura y colonización”, Aimé Césaire afirma que la
promulgación de la cultura y lengua del colonizador provoca el envilecimiento y la
“muerte” del sistema cultural de los nativos, el cual también abarca su idioma; la lengua
oficial, usada en el ámbito público, reduce a la lengua originaria y amenaza con hacerla
desaparecer (49-50). A partir de ese principio, se puede apuntar que en Reducciones se
representa a la lengua de los colonizadores (el castellano, hablando tanto por los
conquistadores españoles como por los criollos chilenos) como un agente destructor de la
cultura de los mapuche. El texto que mejor demuestra lo anterior es el poema “Fabla de
Castilla”, cuyas imágenes recrean el aniquilamiento físico y cultural de lo indígena.

Esta es la lengua devora que bosques,


fuego y maldición tejen sus palabras.
La lengua arrebata a los lujos su pureza,
la lengua los despoja de su intacta desnudez.
He allí la que nació en triste y cruel locura,
hilando seductora sonidos del infierno.
La lengua que te miente te dice la verdad,
la lengua amorosa destila igual veneno.
La lengua es el azote de todas las naciones
y de todos los amantes yaciendo bajo el sol.
La lengua como tumba cebada por los rayos,
perversidad desnuda de vocal en vocal.
Mirad al niño índigo salir de su inocencia
nombrando criaturas que habitan en la luz.
Nacer, vivir, morir no son solo palabras,
aullidos son de un alma convulsa y demencial.
La lengua es la comida del hambre de absoluto.
La lengua es la soberbia movediza y oscura;
acalla lo sagrado, consuela a los insomnes,
desangra en los jardines las rosas del amor.
La lengua solo habla de huesos y de cuencas,
de fúnebres coronas sobre la tierra fría.
La lengua ya anochece en la flor del limonero,
asqueada y agotada bajo un cielo febril.
La lengua limpia el cutis de los muertos antiguos
y arrulla al claro cisne que agoniza en el agua.
La lengua es fiero viento sobre las pesadillas,
el susurro de un árbol sin aire y sin raíz.
Estos son los trabajos que apenas ya soportas,
oh, lengua del cascajo y el quieto manantial.
Oh, útil decadencia, oh cínicos cantos
para habitar en vano esta tierra mortal (47-48).

Para finalizar este apartado acerca de los efectos de la colonización en los pueblos
colonizados, se debe analizar el vínculo entre la colonización, el sistema económico y la
estructura de organización y políticas públicas del Estado. Según Enrique Antileo, el
proceso colonizador no sólo puede manifestarse desde el exterior (“colonización
internacional”), sino desde las entrañas de un país (“colonización interior”). Este último es
el que predomina actualmente en Chile, el cual, siguiendo a Antileo, es favorecido por el
Estado neoliberal y por las empresas privadas relacionadas con el sector forestal,
hidroeléctrico, ganadero, etc. Desde la Ocupación de la Araucanía del siglo XIX hasta
nuestros días, continúa el crítico, grupos mapuche se vieron obligados a dejar sus hogares y
terminaron viviendo en reductos rurales de tierra, pues sus territorios ancestrales fueron
destinados a la agricultura y ganadería extensiva y a la explotación de los recursos
naturales. Otros grupos migraron hacia las grandes ciudades, donde allí se ubicarían en los
sectores periféricos. En ambos tipos de población los indígenas vivían en condiciones de
marginalidad y pobreza. Frente a este fenómeno en crecimiento, el Estado emprendió una
campaña de “multiculturalidad”, la cual, enfatiza Antileo en gran parte de su estudio,
pretende incluir por medio de políticas públicas al indígena en el mercado y en la sociedad
chilena sin solucionar el problema de fondo, la expoliación territorial. Asimismo, la
multiculturalidad, en palabras del crítico, está dirigida por la colonización interior que
despolitiza, desmoviliza, deforma la cultura y desvincula al mapuche de su tierra. De ese
modo el indígena abandona su sentido de identidad y pertenecía original para ser parte del
sistema eurocéntrico y capitalista que domina en Chile.

La colonización interna es ilustrada en Reducciones de varias formas: crónicas y


declamaciones acerca de la tierra arrasada (“Conversación en la casa del águila”, “José
María Huaiquipán cabalga en círculos sobre el río de los cielos”), retratos sensibles de
pobreza y decadencia (“Crónica de fin de invierno”), alusiones de la lucha por la
recuperación del territorio nativo (“Jaime Mendoza Collío se pierde y canta en los bosques
invisibles de Requém Pillán”, “Ül de Catrileo”), 5 y la vida del mapuche en la ciudad. Sobre
este último aspecto, Huenún presenta el extenso poema “En la ruka de David” al mapuche
que tras recibir un beneficio habitacional, renunció a la lucha política e identitaria y se
integró plenamente a la multiculturalidad urbana promovida por el Estado colonizador de
índole eurocéntrico.
En búsqueda de una identidad
5
Los poemas referidos son elegías en honor a los comuneros mapuche Jaime Mendoza Collío y Matías
Catrileo Quezada. Ambos activistas fueron asesinados por la policía chilena.
En los párrafos precedentes, explicamos cómo Reducciones muestra los avatares del
colonialismo que se ha desenvuelto en Chile. Por una parte, el mapuche ha sido
representado como un “otro” inferior, salvaje, inhumano y susceptible al estudio científico.
Por otro, el trabajo de Huenún ha considerado la destrucción de la cultura, identidad, lengua
y territorio mapuche, una realidad de la que ha sido gran parte responsable el Estado
chileno, que a favor del mercado y del neoliberalismo, no ha hecho nada para detener la
migración forzosa y la pérdida de la esencia cultural indígena. Sin embargo, Reducciones
no sólo expone una problemática: también propone un rescate de la memoria y del
imaginario mapuche.

Hacia el final de la obra, Huenún explicita el sentido de su conjunto de crónicas,


poemas y testimonios:

Este es un libro en crecimiento arbóreo. Las hojas que hoy salen de las prensas
esconden otras voces y visiones; buscan un camino en la escritura y su reverso: el
coro oral de las lenguas y los ritos invisibles. Ningún poema termina en su última
palabra; más bien con ella recién empieza a urdir la tupida trama de los eternos y a
la vez cambiantes símbolos íntimos y colectivos. Y ese trabajo no tiene descanso
ni final. Un libro, sobre todo un libro mestizo –y este, por cierto, lo es– le debe a
cada santo una vela, a cada tótem un culto, a cada antepasado una costumbre, una
opaca pero persistente moral. Aquí el lenguaje y la memoria son tributarios, como
siempre, de congéneres vivos y congéneres muertos (181).

El fragmento anterior presenta a Reducciones como el resultado de la colaboración


y del impulso por hacer visible a un pueblo, su lengua y cultura. De hecho, esta pieza
literaria de Huenún incluye palabras y versos en mapudungun y en dialecto huilliche
(“Cisne de mí”/”Inche ta piupiukürüpel”, “Envíos”, “En la ruka de David”). A su vez, el
autor incorpora géneros de la tradición oral mapuche, como el ül y el nütram (“Ül de
Tripayan”, “Nütram”). Siguiendo las ideas de Maribel Mora Curriao y José Ancán Jara, la
inclusión estética de elementos del imaginario mapuche tiene un propósito identitario, ya
que éstos visibilizan y refuerzan lo mapuche, a la vez que responden al pensamiento
dominante, el cual intenta mantener a aquella cultura en la subalternidad. Es pertinente
señalar que las fuerzas políticas también contribuyeron con la reivindicación de la cultura
mapuche en Chile. Según Claudia Zapata en su artículo “Identidad, nación y territorio en la
escritura de los intelectuales mapuches”, los movimientos indígenas que aparecieron tras el
fin de la dictadura militar promovieron la participación de los mapuche en la política, la
educación y la academia. En tales sectores los intelectuales mapuche fortalecieron el
proyecto de una identidad cultural, e incluso nacional.

Volviendo al aspecto estético de Reducciones, la conjunción cultural presente en


dicha obra responde a lo que Ancán Jara llama “comovisionismo”. Según el crítico, se trata
de “un dispositivo de comunicación intercultural, un discurso reivindicativo” que surge
desde la subalternidad (114) y representa a través del arte símbolos culturales que
trascienden el tiempo y el espacio (121). En ese sentido, Huenún reúne textos de diferentes
épocas y fuentes; mezcla lo mapuche, lo chileno y lo europeo; unifica géneros occidentales
e indígenas; y enfrenta lenguas para mostrar al mapuche actual que intenta definirse a sí
mismo en una sociedad moderna y jerarquizante. Asimismo, el autor aprovecha las
potencialidades de la palabra poética para transmitir la conciencia e historia indígena no
sólo desde lo huilliche, sino también desde lo mapuche en general.

Finalmente, se debe enfatizar que la esencia de Reducciones también es resultado de


los múltiples intentos de los escritores mapuche de mostrar su imaginario en el ámbito
literario. Maribel Mora Curriao, en sus estudios sobre poesía mapuche, determina que dicha
corriente tuvo sus primeros registros hacia finales del siglo XIX, pero su interés fue
intermitente debido a la poca difusión de este tipo de creación poética. No obstante, a lo
largo del siglo XX, según Mora Curriao, los escritores mapuches siguieron representando y
recreando su cultura, primero bajo cánones literarios occidentales, luego con mayor
conciencia de la tradición oral originaria y de la lengua mapudungun como parte del
reforzamiento de la “mismidad étnica”. Con el tiempo, y gracias a la movilizaciones
políticas que emergieron en la década de los 80 y 90, la poesía mapuche por fin tuvo su
lugar en la academia, donde se tomó en cuenta su contenido identitario y anticolonial que
replanteaba la situación social, económica y cultural de la comunidad mapuche.
Reducciones, pues, es una de muchas voces literarias que desde tiempo atrás claman por el
derecho a la identidad cultural y a la dignidad humana. Gracias a esta obra, junto con
muchas otras de naturaleza anticolonial, el mundo mapuche todavía sobrevive.

Referencias bibliográficas

Ancán Jara, José. “‘Negritud’ y ‘cosmovisionismo’ mapuche frente al poder (neo)colonial.


Apuntes preliminares para una reflexión (auto) crítica”. Aimé Césaire desde América
Latina. Diálogos con el poeta de la negritud. Eds. Elena Oliva, Lucía Stecher y Claudia
Zapata. Santiago: Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos, Facultad de Filosofía y
Humanidades, Universidad de Chile, 2011. 113-136.

Antileo, Enrique. “Nuevas formas de colonialismo: diáspora mapuche y el discurso de la


multiculturalidad”. Tesis de Magíster. Universidad de Chile, 2012.

Césaire, Aimé. “Cultura y colonización”. Discurso sobre el colonialismo. Trad. Mara


Viveros Vigoya. Madrid: Akal, 2006. 45-75.

------------------. “Discurso sobre el colonialismo”. Discurso sobre el colonialismo. Trad.


Mara Viveros Vigoya. Madrid: Akal, 2006. 13-43.

Huenún, Jaime. Reducciones. Santiago: LOM, 2012.

Mora Curriao, Maribel. “Poesía Mapuche del siglo XX: escribir desde los márgenes del
Campo Literario”. Ta iñ fijke xipa rakizuameluwün. Historia, colonialismo y resistencia
desde el país Mapuche. Temuco: Comunidad de Historia Mapuche, 2012. 299-334.
-----------------------------. “Poesía mapuche: la instalación de una mismidad étnica en la
literatura chilena”. A Contracorriente. 10, 3 (2013): 21-53.

Zapata, Claudia. “Identidad, nación y territorio en la escritura de los intelectuales


mapuches”. Revista Mexicana de Sociología. 68, 3 (2006): 467-509.

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