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Mejoramiento de suelos

La compactación de suelos, es un método de


mejoramiento de suelos rutinariamente utilizado
en todo tipo de obras. Es importante señalar que
este tipo de compactación se enmarca dentro de
variadas otras opciones de mejoramiento masivo
de suelos con las cuales se puede complementar,
Compactación tales como: compactación dinámica, sobrecarga,
vibro-compactación, explosivos, inyecciones, geo-
refuerzos, mezclas químicas de suelo con
cemento, cales, cenizas e incluso mezclas
biológicas con bacterias y poli zacáridos.
La compactación de suelos es el proceso por el cual las partículas de
suelo son obligadas a estar más en contacto las unas con las otras, lo
cual reduce el índice de vacíos. Para ello se pueden emplear medios
mecánicos de amasado o impacto, los cuales han ido evolucionando
con los años.
En otras palabras, la compactación es un proceso en el que se aplica
energía de tal manera que se logre un mayor agrupamiento de las
partículas minerales del suelo, aumentando así su interconexión.
La compactación surge de la necesidad de mejorar las propiedades
geomecánicas y geohidráulicas de suelos sueltos o blandos,
aumentando la densidad y en consecuencia, su capacidad de soporte y
estabilidad estática y dinámica, además de estanqueidad.
En el caso de suelos granulares saturados y sueltos, la compactación
aplicada eficientemente y bajo estricto control puede mitigar e incluso
evitar la ocurrencia del fenómeno de licuación. En el caso de suelos
cohesivos, la compactación adecuada puede mitigar o evitar fallas no
drenadas si se aumenta significativamente la resistencia al corte no
drenada del suelo.
La importancia de la compactación de suelos estriba en el aumento de
la resistencia al corte y disminución de la capacidad de deformación
que se obtiene al someter el suelo a técnicas convenientes que
aumentan el peso unitario seco, disminuyendo el volumen de vacíos.

La compactación produce el mejoramiento de las siguientes


propiedades del suelo:
▪ Aumento de la fricción, cohesión y rigidez de un suelo.
▪ Aumenta el peso unitario, la densidad relativa y disminuye el índice
de vacíos o porosidad.
▪ Aumenta la capacidad de soporte estática y dinámica del suelo de
fundación.
▪ Reduce los asentamientos de las estructuras.
▪ Reduce la permeabilidad del suelo y, por lo tanto, escurrimientos e
infiltraciones de agua en el suelo.
▪ Reduce el hinchamiento en invierno y la contracción en verano de
suelos cohesivos.
▪ Reduce o impide los daños de los ciclos hielo-deshielo, puesto que
el agua tiene menos espacio para expandirse y aumentar de
volumen al congelarse.
Proctor (1933) estudió tres factores que influyen en la compactación
de los suelos, estos son: el contenido de humedad w, energía
aplicada de compactación E y el tipo de suelo.

Ensayos Proctor

El ensayo Proctor sirve para estimar la compactación máxima que


puede alcanzar un suelo en relación con su grado de humedad en el
laboratorio. Existen dos tipos de ensayo Proctor normalizados: el
ensayo Proctor Estándar y el ensayo Proctor Modificado. La
diferencia entre ambos radica en la mayor energía utilizada en el
modificado. Esto se traduce en un mayor peso y altura de caída del
pisón usado en el ensayo para compactar una muestra de suelo.
Con estos ensayos se determina la máxima densidad seca que es
posible alcanzar para suelos en determinadas condiciones de
humedad, con la condición de que no tengan un excesivo
porcentaje de finos, aunque las normas ASTM no especifican un
valor, sí se especifica que el ensayo Proctor modificado está limitado
a suelos que pasen totalmente por la malla No. 4 (4.75 mm) o que
tengan un porcentaje retenido máximo del 10 % en esa malla, pero
que dicho retenido pase totalmente la malla de 3/8" (9.5 mm).
Cuando exista material retenido en la malla 3/8" , deberá
determinarse la humedad óptima y el peso unitario seco máximo
con el ensayo Proctor Estándar.
El grado de compactación de un suelo se expresa generalmente
como un porcentaje respecto al ensayo Proctor, es decir, una
compactación del 95 % del Proctor Estándar corresponde al 95 % de
la máxima densidad posible lograda en el laboratorio. Esto puede a
veces llegar a graves problemas contractuales si las mediciones en
terreno no coinciden con las establecidas por el proyecto. Se pueden
dar condiciones en terreno no consideradas en los ensayos de
laboratorio, tales como una granulometría distinta o condiciones de
humedad distinta o incluso reacciones químicas principalmente en el
caso de arcillas o incluso problemas de medición de densidades y
humedades.
Las principales normativas que
definen estos ensayos son las normas
ASTM D 698 y AASHTO T-99, para el
ensayo Proctor estándar y ASTM D
1557 y AASHTO T-180, para el ensayo
Proctor modificado. Además de las
normas DIN 18127 y BS 1377-4.
Se debe agregar que la masa mínima
total de la materia para hacer al
menos cinco ensayos Proctor debe
ser de 15 y 30 kg para moldes de
101,6 y 452,4 mm, respectivamente.
El cuadro muestra los moldes y pistones usados en los ensayos
manuales Proctor estándar y modificado. Existen también equipos
automáticos, los cuales proporcionan una compactación más regular
y uniforme espacialmente y en cuanto a la energía aplicada,
garantizando así resultados repetibles y eliminando variaciones
debido al operador durante los ensayos.
La energía E de compactación que aparece en el cuadro, se obtiene
considerando el número de golpes por capa N, el numero de capas
de suelo n, el peso del pisón W, la altura de caída h y el volumen V
de suelo sometido a compactación en el ensayo.
En los ensayos de laboratorio se compactan por
impacto muestras de suelo con diferentes
contenidos de humedad con el objeto de
encontrar la densidad máxima para una cierta
humedad, llamada óptima, cuando se aplica una
energía normada.
La densidad máxima que se obtiene bajo estas
condiciones se llama densidad Proctor 100% y se
utiliza como base para evaluar el grado de
compactación del suelo en terreno.
La energía aplicada en el ensayo debe tener
relación con la energía aplicada en terreno.
Inicialmente, el ensayo Proctor Estándar aplicaba una energía de 600
kNm/m3 la cual representaba los niveles de energía aplicados por los
equipos de compactación de los años 40 y 50. Sin embargo, en la
medida que equipos más pesados y con mecanismos de aplicación
de mayor energía fueron apareciendo, el ensayo fue modificado para
representar estos mayores niveles de energía. En consecuencia, se
resolvió que el ensayo Proctor modificado aplicara una energía de
alrededor de 2700 kNm/m valor más próximo a los aplicados por los
actuales equipos de compactación y es por ello el ensayo más usado
actualmente. En estricto rigor, se debe consultar con el fabricante de
los equipos de compactación los niveles de energía aplicados para
validar el ensayo Proctor.
Curvas de compactación
Para determinar la curva de compactación se necesita repetir el
ensayo Proctor con muestras del mismo suelo, pero con diferentes
humedades, generalmente crecientes.

Curva de saturación
La curva de saturación, representa la densidad del suelo en estado de
saturación. Esto equivale a que el volumen de vacíos, esté totalmente
ocupado por agua. La curva de saturación también es llamada de
espacios vacíos o con aire en los poros y representa el valor teórico
máximo de densidad a la cual podría llegar un suelo.
Al aumentar la humedad la
densidad también aumenta, pero
solo hasta un cierto punto
denominado humedad óptima W
opt, para la cual se obtiene la
densidad máxima seca
compactada DMSC,. Después del
punto de humedad óptima ocurre
un descenso de la densidad y, por
lo tanto, no es recomendable
adicionar más agua al suelo.
Cada suelo tiene su propia curva de compactación con su respectiva
densidad máxima y humedad óptima. Las posibles causas en estas
diferencias se pueden deber a que para w < W opt se desarrolla agua
capilar y producto de esto existe una succión muy alta, reduciendo así
la eficiencia de compactación. Si se aumenta w la succión disminuye y
se mejora la eficiencia de compactación. Para w > W opt el suelo
comienza a saturarse, es decir, a disminuir el volumen de aire
disponible ya no producto del acercamiento entre partículas debido a
la energía de compactación, sino a la ocupación por parte del agua.
Esto se refleja en una baja eficiencia de compactación. Para w = W sat
no es posible compactar, al menos por impacto.
De los resultados de laboratorio, se observa que para cada humedad w
existe un único valor de Yd, sin embargo, por lo general se pide que en
terreno exista un porcentaje, por ejemplo un 90 ó 95% de la DMSC
obtenida del ensayo Proctor. Esto con el objeto de manejar un rango de
humedades en terreno donde se encuentra la DMSC requerida, por lo
tanto, existirá un W izq, W opt y un W der.
La curva de compactación tiende a tener una forma de campana en la
medida que se amplía el rango de humedades, por lo tanto, la forma
parabólica es aceptable cerca del valor máximo de densidad.
Influencia de la energía de compactación
La figura muestra que la curva de compactación superior fue obtenida
con una masa de 4.5 kg correspondiente al ensayo Proctor modificado y
la curva inferior con una masa de 2.5 kg correspondiente al ensayo
Proctor estándar.
De esta manera, el ensayo Proctor modificado al aplicar una mayor
energía de compactación, no solo hace aumentar la densidad máxima
sino también reduce la humedad óptima. Sin embargo, la curva de
saturación es similar, en este caso Sr = 73 %, lo cual se traduce en
contenido de aire A = 6.11 % usando (2.5) para una DMSC = 20.4 kN/m3
e — 0.293.
La distancia entre W opt y W sat (a
lo largo de la curva Sr = 1), indica
que un suelo compactado a su
máxima densidad aún retiene aire
en sus poros.
Por lo tanto, debido a la presencia
de aire, tampoco se logra un 100%
de saturación del suelo.
Es por ello que la curva de
saturación Sr = 1 no es posible de
alcanzar ni en el laboratorio ni en el
terreno y se considera como una
curva teórica de compactación.
Hay organismos, principalmente departamentos de vialidad, que crean
curvas patrones de compactación para facilitar el trabajo en terreno.
Esto puede funcionar en la medida que el suelo tenga curvas de
compactación de al menos igual forma.

No todos los suelos tienen curvas de compactación con forma de


campana. Por el contrario, la figura muestra que se pueden identificar
cuatro tipos diferentes de curvas de compactación para suelos
cohesivos, dependiendo en parte del límite líquido.
La curva tipo I tiene la forma de
campana que se ha considerado en los
análisis previos.
La curva tipo II presenta un descenso
a) Tipo l: 30 < LL < 70 inicial aunque es pequeño y luego se
retorna a la curva esperada.
La curva tipo III presenta dos máximos
de densidad, lo cual trae asociado dos
humedades óptimas.
El último caso es el más complicado,
dado que no se presenta un valor
máximo absoluto de densidad

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