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Activos diferidos
Son aquellas inversiones que se realizan sobre la compra de servicios o
derechos que son necesarios para la puesta en marcha del proyecto. El
valor de la inversión realizada en estos activos se recupera mediante el
mecanismo de la amortización3. La
depreciación y la amortización tienen la misma connotación financiera.
La diferencia entre una y otra está en que la depreciación se aplica a los
activos fijos mientras que la amortización se aplica a los activos
diferidos. Los principales activos diferidos utilizados en proyectos, son
los siguientes:
Gastos de organización y constitución jurídica de la nueva empresa.
Representan todos los gastos que implican la implementación de una
estructura administrativa, ya sea para el período de instalación como
para el período de operación.
Gastos de instalación pruebas y puesta en marcha: en algunos
proyectos se deben prever recursos para atender obras provisionales
como campamentos, depósitos, oficinas, cuyo objeto es prestar servicio
durante la etapa preliminar mientras se adelantan las obras definitivas.
Pago de permisos o derechos adquiridos.
Pago de patentes, franquicias, licencias
Pago de estudios previos: estudios de suelos, investigación de
mercados, estudios de pre inversión, etc. Gastos realizados por
anticipado, tales como pago de prima de seguros, rentas pagadas por
anticipado, etc. Intereses pre operativos, que son los intereses que se
pagan en la etapa de instalación del proyecto.
Estudios técnicos: se trata de asesorías tributarias, titulaciones, que
tengan efectos sobre el proyecto en cuestión. En el caso de que el
proyecto no se realice, éstos tendrán el carácter de irrecuperables o
costos muertos.
Estudios económicos: se refiere a los estudios de factibilidad de
proyectos, investigaciones de mercado, etc. Capacitación. Todos los
gastos ocasionados por el entrenamiento, capacitación, adiestramiento y
mejoramiento del personal tanto directivo como operativo técnico.
Intereses pre operativos: son los intereses que se cargan a la inversión
durante el período de instalación.
Seguidamente tenemos el capital de trabajo el término capital de
trabajo es uno de los términos peor comprendidos en la terminología
financiera y contable. Esta falta de comprensión, o quizás deberíamos
decir falta de uniformidad en la aplicación del término, se intensifica
probablemente por el hecho de que no aparece en forma de cuenta en el
balance general, lo que conlleva a que tenga diferentes significados
según los diferentes autores. La contabilidad le da una connotación de
corto plazo al definirlo como la diferencia
entre los activos corrientes y los pasivos corrientes; esta definición es
muy limitada por ser estática, ya que supone una empresa suspendida
en el tiempo, como si en un mismo instante se realizaran todos los
activos corrientes y se pagaran todos los pasivos de corto plazo. Esta
definición contable no debe confundirse con la inversión en capital de
trabajo (Sapag, 1993), que es un concepto de largo plazo. Para una
mayor ilustración, analicemos las limitaciones de la definición contable
del capital de trabajo: supóngase que una empresa tiene en su balance
general una cantidad de activos corrientes igual a sus pasivos
corrientes, por lo que la diferencia es cero. ¿La empresa no tiene,
entonces, capital de trabajo y no puede operar normalmente? La
evidencia empírica demuestra que una empresa en estas condiciones si
puede operar, lo que sucede es que por tener financiados sus activos
corrientes totalmente con pasivos corrientes está corriendo un mayor
riesgo de quedarse ilíquida que si tuviera una diferencia positiva (García,
1.999). Este riesgo de iliquidez se manifiesta porque si la empresa no
recupera a tiempo las cuentas por cobrar y si los inventarios no rotan
adecuadamente, no se produciría el efectivo suficiente para cumplir con
los compromisos de corto plazo, generándose así una situación difícil
para ella. Por capital de trabajo entenderemos que son los recursos,
diferentes a la inversión fi ja y diferida, que un proyecto requiere para
realizar sus operaciones sin contratiempo alguno. Dichos recursos están
representados por el efectivo, las cuentas por cobrar y el inventario.
Observando el balance general nos encontramos que las cuentas que
acabamos de mencionar constituyen los activos corrientes; por lo tanto,
podemos afirmar que desde un punto de vista gerencial y para efectos
de evaluación financiera de proyectos, el capital de trabajo son los
activos corrientes. En la práctica, para que comience a operar el
proyecto lo esencial, en cuanto al capital de trabajo se refiere, es el
efectivo y los inventarios de materia prima (o producto terminado si la
empresa es comercial). La inversión en cuentas por cobrar surge
inmediatamente después que la empresa vende a crédito, pero dado
que esta última debe estar disponible en el momento en que el proyecto
entre en operación, se incluye también como valor de la inversión inicial.
Razón más importante es evitar la insolvencia técnica o iliquidez.
Para mantener la liquidez de un proyecto y continuar normalmente sus
operaciones, es necesario que estén disponibles los fondos adecuados
para pagar las mercancías, mano de obra, gastos de administración y de
ventas y otros costos de efectuar operaciones.
2. La mayor parte del tiempo, cuando no se realiza una adecuada
planeación y financiación del capital de trabajo, los administradores lo
gastan en “apagar incendios”, refinanciando vencimientos y aumentando
plazos, mirando desde afuera la empresa y tocando puertas en busca de
financiamiento.
3. Dejar de proporcionar un capital de trabajo suficientes al comienzo de
un proyecto puede, y frecuentemente sucede, resultar en un fracaso fi
nanciero prematuro. Los requerimientos de capital para infraestructura,
equipos, maquinarias, son obvios y se estiman con exactitud, pero se
subestiman los requerimientos de fondos corrientes, de tal forma que la
necesidad no se vuelve aparente hasta que el proyecto comienza a
operar.
Clasificación del capital de trabajo
Hemos definido el capital de trabajo como el valor de los activos
corrientes, lo que equivale a decir que lo conforman recursos de corto
plazo, tal como lo establece la contabilidad. Aquí es donde aparece la
confusión entre la definición contable y la definición financiera y
gerencial, porque no es lo mismo la administración del capital de
trabajo, que es de corto plazo, que la inversión en capital de trabajo,
que en gran parte es de largo plazo. Las empresas, por lo general,
jamás podrán recoger toda su cartera o realizar todos sus inventarios
hasta llevarlos a cero mientras el proyecto esté en operación. La
estacionalidad exige que en algunos períodos los niveles de inventarios
y cartera aumenten, y en otros se reduzcan hasta bajar a niveles
mínimos permanentes. Por estas razones las necesidades de capital de
trabajo las podemos dividir en permanentes y temporales. Capital de
trabajo permanente. La marcha de un negocio requiere
permanentemente de unos niveles mínimos de efectivo, cartera e
inventarios. Es- tos volúmenes tienen carácter permanente. Un buen
ejemplo de esta clase de capital de trabajo lo apreciamos en una tienda
de barrio. Cada mercancía del inventario de la tienda está en venta en
los estantes, pero en la medida en que se va vendiendo es necesario
reponerla, lo que significa que mientras la tienda esté en marcha debe
existir en los estantes este inventario mínimo de mercancías. Si hay
política de créditos, de manera permanente habrá cuentas por cobrar en
el nivel fijado por el propietario de la tienda. En el caso del efectivo, se
requiere de un nivel mínimo por razones operacionales (pago de
salarios, pago a proveedores, pago de servicios públicos, etc.), por
razones de seguridad (hay que esperar que no se recuperará la cartera
en el plazo previsto y los inventarios no rotarán como se espera)
por razones especulativas (aprovechar las coyunturas que ofrece el
merca- do, por ejemplo, acogerse a los descuentos por pronto pago que
ofrecen los proveedores). Capital de trabajo temporal o transitorio.
Además del capital de trabajo permanente, la mayoría de las empresas
requerirán, a intervalos periódicos de tiempo, una cantidad mayor de
activos corrientes para cubrir los excesos de demanda de mercancías.
Así, por ejemplo, en la época de navidad se incrementa la demanda de
ciertos productos como los juguetes, calzado, ropa, etc., por lo tanto, se
requiere que las empresas aumenten el volumen de inventarios de estos
productos.
Beneficios del proyecto Los beneficios del proyecto son todos los
ingresos en efectivo, ahorros o deducciones de costos que recibe el
proyecto durante todo el tiempo de operación. Estos ingresos hacen
referencia no sólo a la venta del producto o servicio, sino que existen
otros beneficios que también deben considerarse de tal forma que al
hacer la evaluación financiera del proyecto se obtenga una rentabilidad
más real. No obstante, lo anterior, podemos considerar que el beneficio
más relevante para determinar la conveniencia de emprender un
proyecto de inversión es el ingreso directo por venta del producto y/o
servicio. El flujo periódico de ingresos por ventas o servicios depende de
las características de cada proyecto, ya que existen empresas que
reciben ingresos diarios, por ejemplo, una estación de gasolina; otras
los reciben cada mes, por ejemplo, un colegio. Con el fi n de simplificar
los cálculos, se ha convenido registrar los ingresos para períodos
anuales, por lo tanto, aquellos recibidos en períodos menores se deben
capitalizar a la tasa del inversionista para registrarlos en una forma más
real.