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1) Que los centros penitenciarios en nuestro país, están caracterizadas por la sobrepoblación que
de alguna forma permiten la generación de nuevas formas de criminalidad, así como la
propagación de enfermedades tanto físicas como mentales. Y esto se debe básicamente por
cuando el Estado pareciera haberse convertido en oídos de la prensa mediática y que la cárcel en
un sentido populista penal más bien consiste en establecer más penas y menos beneficios, que las
cárceles sirvan más como castigo o como venganza, pero no como medio de rehabilitación. Que
si bien es cierto y como lo señalan también las reglas Nelson Mandela (2015), estas personas, se
encuentran apartados de la sociedad sin embargo todavía pertenecen a la sociedad y están dentro
de la sociedad y por lo tanto las herramientas que brinda el sistema penitenciario peruano deben
estar orientadas a cumplir los fines que persigue la Constitución y la ley.
Ahora bien, teniendo en cuenta nuestro entorno económico social, sostener que el Estado no
cuenta con recursos suficientes para cumplir con esa finalidad que él mismo implementó es como
lo diría el maestro Enrique Sanz Delgado, es caer en una demagogia pura. Si un Estado decide
asumir esa obligación de querer mejorar las circunstancias de las personas que están privadas de
libertad, esa responsabilidad es la que se debe cumplir y sino cambiar la ley, es decir, si lo que se
quiere es otro resultado, entonces en lugar de decir que la penas están orientadas a la
reeducación, tenemos que decir éstas están orientadas a la incapacidad selectiva o a la
segregación. En consecuencia, el estado no puede dejar de cumplir sus propias leyes, porque yo
no puedo decir que voy a reformar y rehabilitar a estas personas cuando en realidad les miento y
al final los meto en una cueva.
3) Que de la población penal a nivel nacional, casi la tercera parte del total de internos están solo
en calidad de procesados, es decir, que no cuentan con una sentencia condenatoria, y que esto se
debe principalmente a la dilación procesal o en el retardo en la justicia, por lo que se debería
hacer un llamado de atención a las autoridades competentes a fin de dar una pronta resolución y
que defina su situación jurídica, teniendo en cuenta pues, que dentro de esa población
penitenciaria podrían encontrarse tal vez a personas inocentes. Así mismo, existe también una
gran población de internos que son ya mayores de edad, y que estos por haber permanecido ya
bastante tiempo internado en el penal, han llegado a un estado de prisionización en donde ya se
han acostumbrado a la vida carcelaria y que llegado el momento de su liberación no ven la
posibilidad de encontrar mejor familia que sus compañeros de celdas con los cuales han
convivido casi toda su vida y esto sumado aún que algunos no tienen o no saben cómo ganarse la
vida fuera de las cárceles y lo que es peor aún, que no cuentan con una familia.