En la actualidad la presencia de contaminantes pesados en las aguas libres,
han ido en aumento tanto por el desarrollo industrial, como por el desarrollo poblacional. La mayoría de las aguas residuales han sido depositadas en mares, ríos, lagunas, degradando la calidad pura del vital líquido. Estas aguas residuales, pueden contener contaminantes patógenos hasta sustancias químicas letales temporales como permanentes. Los metales pesados son de toxicidad extrema porque como iones o en ciertos compuestos, son solubles en agua, siendo fácilmente absorbidos por los organismos (Nebel, 1999). En los últimos años, a través de la investigación, se ha demostrado de la presencia de metales pesados en el territorio marítimo alrededor del mundo por lo cual, no solo se convierte en una problemática nacional si no que también en una problemática internacional, ya que, estos últimos han suministrado por muchos años la vida del ser humano, así como el sector ganadero, agrícola e industrial. Sin embargo, al ver presencia de estos elementos tóxicos, pueden ser factor de propagación de enfermedades a mediano o largo plazo, tanto de los organismos acuáticos como en los seres vivos que los consumen (Dreisbach, 1989).