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DOCUMENTOS BIOÉTICA N° 7

CARLOS DIAZ RODRIGUEZ

EL PRINCIPIO DE PRECAUCION: UNA ALTERNATIVA PARA LA GESTION DE


LOS IMPACTOS EN EL AMBIENTE Y LA SALUD EN LA PRODUCCION DE
ENERGIA ELECTRICA

BOGOTÁ, D.C., MAYO DE 2013


2

INTRODUCCION

El ensayo propone el principio de precaución como respaldo para la toma de


decisiones en la producción de energía eléctrica, debido a que en general, el
sector energético se ha caracterizado por una toma de decisiones donde
predominan los criterios técnicos y económicos que garanticen su sostenibilidad,
dejando de lado aspectos éticos como la equidad, la protección y la prudencia en
la producción y uso de dichas tecnologías.

En primer lugar, se establecen las interacciones entre medio ambiente y salud


desde el enfoque de la Organización Panamericana de la Salud, acerca de los
riesgos tradicionales y modernos. Seguidamente, se estudian los efectos de la
utilización de la energía en la salud, resaltando los problemas de inequidad en el
consumo mundial de energía. Posteriormente, se desarrollan los impactos en el
ambiente y en la salud ocasionados por la utilización de tecnologías de producción
de energía eléctrica, en especial, las fuentes de origen hidráulico y térmico. A
continuación, se propone el principio de precaución como aspecto bioético de
apoyo a la toma de decisiones en la producción de energía eléctrica que
tradicionalmente se basa en criterios técnicos y económicos. Finalmente, se
exponen algunas conclusiones relacionadas con el principio de precaución
resaltando algunas potencialidades y limitaciones de su aplicación.

1. RELACIONES ENTRE AMBIENTE Y SALUD HUMANA

La calidad del ambiente es fundamental para la salud humana, por lo que es


necesario que la política pública asigne recursos para mejoras en la salud y el
ambiente de las personas como requisito indispensable para alcanzar un
desarrollo sostenible.1

1
ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD. La salud y el ambiente en el
desarrollo sostenible. En: Washington, Publicación Científica, N° 572. p. 5.
3

Rojas Jorge y Parra, Oscar. Conceptos básicos de medio ambiente y desarrollo


sustentable: Colección educar para el ambiente, Manual para el docente, Buenos
Aires, Julio 2003, p. 115.

Para estudiar las relaciones entre salud y ambiente, la Organización


Panamericana de la Salud (OPS) clasifica las amenazas ambientales para la salud
en riesgos2 tradicionales y riesgos modernos.3

Los riesgos tradicionales se relacionan con la pobreza y el desarrollo insuficiente,


su principal característica es que se manifiestan con rapidez relativa en forma de
enfermedades. Dichos riesgos se asocian con la falta de acceso al agua potable,
sistemas de saneamiento básicos insuficientes, contaminación de alimentos,
contaminación del aire interior de la vivienda por uso de combustibles como
carbón o biomasa, inapropiada eliminación de residuos sólidos, presencia de
vectores como insectos y roedores, de accidentes laborales, entre otros.4

Los riesgos modernos guardan relación con un rápido crecimiento económico


acompañado de un consumo insostenible de los recursos naturales que no tiene
en cuenta los cambios en la calidad ambiental y la salud. Dichos cambios
requieren largos períodos de maduración para que se manifiesten sus
consecuencias en la salud. Se cuentan los riesgos de contaminación del agua por
la agricultura intensiva, la industria y los grandes núcleos de población;
contaminación del aire urbano por centrales térmicas, vehículos y la industria; el
cambio climático, acumulación de residuos sólidos, entre otros.5

2
Se asocia con el potencial de causar daño a la salud humana, no indica la probabilidad
de que ese daño se produzca.
3
Ibíd., p. 7.
4
Ibíd., p. 7.
5
Ibíd., pp. 7-8.
4

En la medida que se profundiza el desarrollo industrial se produce una transición


del riesgo, se disminuyen los tradicionales y se aumentan los modernos. Cuando
existe una mala gestión de los riesgos, los tradicionales siguen suponiendo
amenazas graves para la salud de los pobres, mientras que los modernos se
mantienen en relación estrecha con el proceso de industrialización. 6

Las fuerzas motrices de la relación salud y medio ambiente son el crecimiento


económico, la tecnociencia y la dinámica poblacional. Dichas fuerzas ejercen
diversas presiones sobre el medio ambiente, manifestado en el agotamiento de
recursos naturales, la producción de energía, emisión de contaminantes de la
actividad minera, desechos generados por los asentamientos humanos,
producción de bienes, el transporte, la agricultura y la silvicultura. Estas presiones
provocan cambios de estado en la contaminación, la disponibilidad de recursos y
los riesgos naturales.7

Los cambios de estado en la calidad del agua, calidad del aire, residuos sólidos,
seguridad alimentaria y los problemas ambientales globales provocan diversas
respuestas en el cuerpo humano, las cuales están en función del grado de
exposición, la naturaleza tóxico-química de los contaminantes, la tolerancia del
individuo, entre otros factores. Las principales enfermedades se relacionan con
más de un tipo de exposición y los riesgos ambientales actúan con los factores
genéticos, nutricionales, el estilo de vida, entre otros, para provocar la
enfermedad.8

2. LA RELACION ENERGIA Y SALUD PUBLICA

Los seres humanos son la especie que usa la mayor cantidad de energía
exosomática. El consumo de energía de la humanidad tiene importantes

6
Ibíd., p. 8.
7
Ibíd., p. 9.
8
Ibíd., p. 10.
5

interacciones con la salud en dos (2) aspectos: las fuentes de las cuales obtiene la
energía y la intensidad de su uso.

La biomasa fue la principal fuente de abastecimiento energético durante el siglo


XIX. Luego la hegemonía la tuvo el carbón, desde 1880 hasta mediados del siglo
pasado. Posteriormente, el petróleo y últimamente el gas han venido adquiriendo
importante posicionamiento en el contexto internacional.9

Yassi10 señala que en un año, la humanidad consume una cantidad de


combustibles fósiles equivalente al tiempo que tomo la formación geológica de
estas fuentes energéticas, cerca de un millón de años. Los combustibles fósiles
suministran el 87% de la energía comercial mundial y la mayoría se transforman
en electricidad antes de su consumo. Las necesidades mundiales de energía se
suplen mayoritariamente con fuentes no renovables de energía, 33% con el
petróleo, 27% con carbón, 21% con gas natural y 6% nuclear.11 Para cambiar
dicha estructura de consumo es un problema de largo plazo que puede tomar
muchas décadas debido a los ajustes necesarios en la oferta y la demanda de
energía.

García Lozada (2010)12 retoma a Podobnik (2002) y señala que la utilización de


combustibles fósiles no puede asociarse solamente con un consumo excesivo,
sino también con una distribución inequitativa, el 20% de la población más rica
consume el 68% de la energía comercial, mientras que el 20% de los más pobres
solamente consume el 2%.

9
GARCIA LOZADA, Héctor. Combustibles fósiles: ambiente y salud pública. En: Bogotá,
Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ingeniería, 1ª edición, Julio de 2010, p. 49
10
BOUILLE, Daniel. Economía de la energía. En: Bariloche, Fundación Bariloche,
Argentina, p. 37.
11
World Energy Outlook, 2011. Agencia Internacional de Energía (AIE)
12
GARCIA LOZADA, Héctor. Op. Cit., p. 51.
6

En este sentido, la energía es crítica para la supervivencia humana, la satisfacción


de necesidades humanas básicas requiere dosis energéticas mínimas. Es decir,
se requiere un consumo mínimo de energía por debajo del cual la subsistencia
humana no es tolerable y tiene graves consecuencias sobre la salud humana. En
una primera fase, un incremento en la disponibilidad de energía provoca un
incremento más que proporcional en el aumento de la calidad de vida de los
habitantes. En una segunda fase, el aumento en el consumo de energía lleva a un
nivel en la calidad de vida material relativamente satisfactorio (1000 kep). Sin
embargo, cuando el consumo de energía por habitante es muy elevado, la calidad
de vida puede disminuir derivado de los impactos ambientales que se ocasionan
por los altos niveles utilizados en la producción y uso de la energía.

El hombre recolector-cazador utilizó como fuente energética la proporcionada por


los alimentos, cerca de 2000 Kcal/hab/día, pasando en la edad media a un
consumo promedio de 27.000 Kcal/hab/día. En la revolución industrial de baja
tecnología (1850-1870) el consumo energético fue de 70.000 Kcal/hab/día. En la
sociedad industrial de alta tecnología, el consumo aproximado es de 390.000
Kcal/hab/día. En general, los habitantes de los países en desarrollo usan diez
veces menos energía que los residentes de los países desarrollados. 13,14

La energía es esencial para la calefacción, el alumbrado, calentamiento de agua y


cocinar, lo cual es un requisito previo para una buena salud, situación que a
menudo es ignorada. Se encuentra que hay más de tres mil millones de personas
que “queman leña, estiércol, carbón y otros combustibles tradicionales dentro de
sus hogares”. La utilización de este tipo de combustibles provoca la contaminación
del aire de interiores que es la causa de más de un millón y medio de defunciones

13
JARDON, Juan J. Energía y medio ambiente: Una perspectiva económico-social.
México: Plaza J. Valdés S.A. 1ª edición, 1995. Pp. 46-47.
14
GARCIA LOZADA, Héctor. Op. Cit., p. 49.
7

anuales de niños y sus madres. En otros casos, se presentan millones de


personas con irritaciones en los ojos y enfermedades respiratorias crónicas.15

Los combustibles fósiles tienen un importante impacto en la salud por el deterioro


de la calidad del aire debido a la liberación de sustancias en estado gaseosos,
como óxidos de nitrógeno, óxidos de carbono e hidrocarburos y de sustancias
líquidas o sólidas conocidas como material particulado (PM). Una investigación de
Dockery (1993) en una población cercana a 8 mil individuos durante cerca de 16
años, en seis ciudades de los Estados Unidos, con diferentes niveles de
contaminación atmosférica, se encuentra una menor esperanza de vida para los
pobladores de las ciudades más contaminadas. La Organización Mundial de la
Salud encuentra que el PM causa “el 5% de cáncer de tráquea, bronquios y
pulmón; el 2% de la mortalidad cardiorrespiratoria y el 1% de las infecciones
respiratorias que conducen a la muerte”, es decir, equivale a cerca de 800.000
muertes y cerca de 8 millones años de vida perdidos por incapacidad.16

Se debe tener en cuenta que los impactos ambientales y de salud pública que
genera la producción y uso de energía se fundamentan en un conjunto de
decisiones energéticas que han predominado los criterios técnicos debido a que
las prioridades se han orientado a garantizar el suministro de los servicios
energéticos en condiciones adecuadas de confiabilidad y de mínimo costo.17

Los retos ambientales, económicos y sociales de la energía reflejan la insuficiencia


del enfoque técnico como eje exclusivo de las soluciones de los problemas
energéticos, y muestra que la gran mayoría de decisiones energéticas tienen

15
ORGANIZACIÓN MJNDIAL DE LA SALUD. Energía doméstica y salud: Combustibles
para una vida mejor. En: Francia, 2007, Prefacio.
16
GARCIA LOZADA, Héctor. Op. Cit., pp. 62-64.
17
LINARES, Pedro. Aspectos éticos en el uso de las distintas energías. Universidad
Pontificia de Comillas. Ponencia, 2009, p. 2.
8

implicaciones éticas, que por no ser explícitas, no significa que dichas decisiones
no expresen unos valores y objetivos éticos.18

Linares (2009) 19 señala que una solución frecuente para dar respuesta a los
problemas energéticos es la sostenibilidad, la cual se preocupa por los impactos
ambientales y el agotamiento de los recursos energéticos. Sin embargo, el análisis
de la sostenibilidad “no permite cubrir…todos los aspectos éticos relacionados con
la producción y el uso de la energía…”. Es decir, la sostenibilidad es insuficiente
como modelo para las decisiones energéticas, dado que no tiene en cuenta
aspectos éticos entre los que se puede enumerar la equidad.

3. LA PRODUCCION DE ENERGIA ELECTRICA UN CASO DE IMPORTANTES


AMBIENTALES Y DE SALUD PUBLICA

El suministro de la energía eléctrica, se inicia en centrales de generación mediante


la transformación de una fuente primaria en energía eléctrica, que es transportada
grandes distancias mediante redes de alto voltaje que generalmente superan los
220 Kilovoltios (Kv), para llevarse a niveles menores de 220 Kv, y ser distribuida
mediante redes de bajo voltaje hasta la mayoría de los consumidores finales. El
proceso de disminución o aumento del voltaje se realiza mediante plantas de
transformación que se encuentran en las cercanías de las centrales de
producción, de las poblaciones y los consumidores.

Las principales fuentes de producción de energía eléctrica son de origen hidráulico


y térmico. Los proyectos de generación hidráulica provocan ambientales, entre los
más significativos está la reubicación de asentamientos humanos, pérdida de
zonas de gran biodiversidad, afectación de caudales, pérdida de cobertura vegetal

18
Ibíd., p. 4.
19
LINARES, Pedro. Op. Cit., p. 3.
9

y eutrofización de aguas. En la generación térmica resaltan los impactos


asociados con las emisiones atmosféricas locales y gases efecto invernadero. 20

Los grandes proyectos de generación hidráulica deben inundar grandes áreas de


tierra y roca con agua ácida, produciendo la lixiviación de los metales. En dichas
represas se ha encontrado bioacumulación de mercurio en los peces capturados.
Se presentan importantes alteraciones en los patrones de turbulencia del agua, así
como el nivel de oxigenación. Dichas modificaciones bloquean la migración de los
peces y las zonas de cría de los insectos que sirven de alimentos a los peces y
otros organismos. El estancamiento de agua dulce cuyo objetivo es combinarse
con agua salada puede plantear cambios potenciales en la salinidad.21

Los embalses emiten gases efecto invernadero, especialmente dióxido de carbono


y metano, por vegetación en estado de putrefacción y entrada de carbono de la
cuenca. En algunos casos, las emisiones brutas son diez veces menores que la
alternativa térmica, pero en otros casos, el valor de dichas emisiones inclusive
puede ser mayor que los relacionados con una central térmica.22

Se estima que se pierde entre 0,5-1% de capacidad de almacenamiento de agua


dulce por ausencia de control de la sedimentación, especialmente en países en
desarrollo donde se presentan tasas más elevadas de sedimentación.23

El reasentamiento de comunidades por el anegamiento del embalse, ha implicado


una reubicación entre 40-80 millones de personas que ha generado
20
DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACION. Estrategias para el mejoramiento de
la gestión ambiental en el sector eléctrico. Documento CONPES 3120, Junio 13 de 2001.
p. 3.
21
McMANUS, Neil. “Generación de energía hidroeléctrica”. En: Enciclopedia de Salud y
Seguridad en el trabajo, Capítulo 76: Producción y distribución de energía eléctrica. p.
76.2.
22
COMISION MUNDIAL DE REPRESAS. Represas y desarrollo: Un nuevo marco para la
toma de decisiones. El reporte final de la Comisión Mundial de Represas, 2000, pp. 77-78.
23
Ibíd., p. 16.
10

empobrecimiento y grandes sufrimientos en la comunidad afectada. Se han


evidenciado importantes impactos para millones de personas aguas abajo de la
represa.24

En la generación térmica resaltan los impactos asociados con las emisiones


atmosféricas locales y gases efecto invernadero. 25

La combustión de fuentes fósiles para la producción de energía, genera las


emisiones de ciertos compuestos como azufre, nitrógeno, cenizas, metano,
monóxido y dióxido de carbono, cloro-fluor-carbonados (CFC) que en
concentraciones excesivas en el aire puede generar afecciones pulmonares,
cáncer y problemas genéticos. El dióxido de carbono y el metano intervienen en el
llamado "efecto invernadero", que produciría un calentamiento de la atmósfera,
con repercusión en cultivos, derretimiento del hielo polar. “El CFC y el monóxido
de carbono contribuyen a la destrucción de la capa de ozono, con efectos
perjudiciales como cáncer de piel, entre otros. Los óxidos de azufre y nitrógeno
provocan la denominada "lluvia ácida", que afecta a los bosques, cultivos y vías
respiratorias”.26

4. EL PRINCIPIO DE PRECAUCION EN LA PRODUCCION DE ENERGIA


ELECTRICA

El sector eléctrico Colombiano en sus decisiones genera una serie de impactos


sociales y ambientales que llevan implícito una serie de cuestiones éticas. Dichos
problemas concuerdan con el planteamiento de Neira (2008)27, que señala que
para América Latina, uno de los principales retos bioéticos se relacionan con los

24
Ibíd., p. 106.

25
DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACION. Op. Cit., p. 3.
26
En: http://www.cnea.gov.ar/xxi/divulgacion/seguridad/m_seguridad_f6.html
27
NEIRA, Hernán. América Latina y Bioética. En: TEALDI, Juan Carlos. Director.
Diccionario Latinoamericano de Bioética. Bogotá: UNESCO- Red Latinoamericana y del
Caribe de Bioética: Universidad Nacional de Colombia, 2008. pp. 156-157.
11

problemas ambientales y de pobreza en la región. En la cadena del servicio de


energía eléctrica, la producción de energía eléctrica es una actividad crítica por
sus importantes impactos sociales, ambientales y de salud.

Una solución a los problemas ambientales y de salud que enfrenta la actividad de


generación eléctrica que complemente el enfoque técnico, podría ser adoptar el
principio bioético de precaución, el cual reconoce que en caso de incertidumbre
ante un posible riesgo o riesgo potencial, se deben tomar las decisiones que
defiendan de la mejor manera el bienestar y la salud humana, animal y del medio
ambiente. Para evitar la toma de decisiones arbitrarias, se deben identificar los
efectos potencialmente negativos, evaluar el riesgo desde la evidencia científica y
estimación del grado de incertidumbre científica.

Se debe tener en cuenta que las instalaciones eléctricas provocan en muchos


casos efectos complejos sobre la salud o el medio ambiente, tanto por su
capacidad de acumulación como por la permanencia de los impactos en el largo
plazo, que incorpora importantes incertidumbres.

Gloria María Tomás y Garrido (2004)28 sustenta la necesidad de establecer el


principio de precaución para la toma de decisiones en dilemas bioéticos por la
conveniencia de reforzar la actitud prudencial y de cautela, de tal manera que las
limitaciones necesarias ante un problema “conlleve y establezca un despliegue de
los significados auténticos de esos datos y de sus aplicaciones”.

El principio de precaución señala que ante la posibilidad de incurrir en daños, la


toma de decisiones políticas de protección del medio ambiente a nivel
intrageneracional e intergeneracional debe anticiparse a la certidumbre científica.
Dicha idea lleva implícito, el cuidado de los seres humanos, sus descendientes y
los procesos que posibilitan la vida. Cuando exista un nivel de incertidumbre

28
TOMAS Y GARRIDO, G.M. El principio de precaución en Bioética, 2004.
Disponible en: http://www.bioeticaweb.com/content/view/42/40/
12

razonable con respecto a los posibles daños ambientales o a limitaciones


importantes en el orden social derivados de un determinado accionar, se debe
evitar que se incorporen esos , como una norma de decisión establecida.
Teniendo claro las consecuencias de cometer graves errores, sería deseable tener
la razón en el momento justo, que tener toda la razón, cuando es tarde.29

El principio de precaución adquiere especial relevancia en la producción de


energía eléctrica, dado que la mezcla de tecnologías futuras puede apoyarse en
decisiones previas que aplique el precepto de tener la razón en el momento justo,
que tener la razón, para cuando es tarde. Así mismo, permite la protección de los
recursos naturales potencialmente comprometidos y la minimización de los
impactos derivados de la actividad de generación de energía eléctrica con claros
vínculos con el entorno natural y la salud humana.

El riesgo y la prevención no son cuestiones técnicas sino de carácter ético, donde


se presenten indicios de daño irreversible se impone una actitud prudente de
anticipación para evitar consecuencias catastróficas. Sin embargo, predomina la
maximización del valor del accionista sobre la seguridad.

El principio de precaución se puede aplicar siguiendo los siguientes pasos: i)


Identificación de las amenazas y caracterizar el problema, ii) Determinar lo que se
conoce y no se conoce sobre la amenaza, iii) Reformulación del problema en caso
de ser necesario, iv) evaluar las alternativas, v) determinar el curso de acción, v)
supervisión y seguimiento.30

29
O’RIORDAN T. y JORDAN, A. “El principio de precaución en la política ambiental
contemporánea”. Publicado en Inglés en: CSERGE (Facultad de Ciencias Ambientales,
Universidad de East Anglia, Norwich, Inglaterra), Environmental Values, 1995 vol. 4, nº 3,
p. 192.
30
TICKNER, Joel A. “Aplicando el principio de precaución. Un proceso en seis etapas.”
En: http://www.daphnia.es/revista/29/articulo/161/
13

El principio de precaución en las centrales térmicas se puede traducir en


programas de acción ambiental que incorpore estrictos niveles de emisión y
técnicas de desulfurización, como ocurrió en la Unión Europea desde la década de
los ochenta, a partir de la experiencia Alemana. En Alemania la preocupación por
la lluvia ácida, reflejaba que la mayoría de la ciudadanía estaba dispuesta a pagar
un impuesto sobre la energía para la protección de bosques.31

En el caso de las centrales hidráulicas el principio de precaución debe buscar: i) el


consentimiento previo, libre e informado de las comunidades afectadas, ii)
acuerdos negociados de mitigación, reasentamiento y desarrollo, iii) reparar los
problemas acumulados en las represas actuales, iv) evitar impactos seguido de la
minimización y mitigación de los daños ocasionados en la salud e integridad del
sistema fluvial, v) descargas de caudales ambientalmente apropiados para
mantener los ecosistemas aguas abajo y las comunidades que dependen de esos
ecosistemas, vi) evaluar los impactos sociales, ambientales, de salud y de
patrimonio cultural a nivel de proyecto.32

5. CONCLUSION

El principio de precaución podría ser pertinente aplicarlo en la producción de


energía eléctrica debido a la necesidad de tomar decisiones con prudencia y
cautela por la falta de certeza científica en cuanto a sus e impactos en el
ambiente y en la salud humana. Dichos e impactos tienen importantes efectos
acumulativos y de permanencia en el largo plazo, así como el dilema que surge de
asegurar el suministro del servicio de energía eléctrica en forma confiable, con la
utilización de tecnologías contaminantes y as para la salud humana.

31
AGUILAR, Susana Y JORDAN, Andrew. “Principio de precaución, políticas públicas y
riesgo”. En: Revista política y sociedad, Universidad Complutense de Madrid, Vol 40, N° 3,
2003, pp. 16-17.
32
COMISION MUNDIAL DE REPRESAS. Op. Cit., Capítulos 8 y 9.
14

El principio de precaución invita a una evaluación democrática del uso de las


tecnologías y al suministro de una información transparente relacionada con los
asociados de las tecnologías. Sin embargo, se presentan limitaciones en su
aplicación por las asimetrías de información, dado que muchas veces los grupos
opositores basan sus cuestionamientos en creencias no verificadas, emociones e
imágenes infundadas, inclusive cuando se han dado evidencias científicas
contundentes de los beneficios de la utilización de una tecnología.33

El principio de precaución se debe especificar de tal manera que no caiga en el


catastrofismo que lleve a la paralización de ciertas tecnologías por la exageración
de los que prácticamente exigen una certeza inexistente, que no se presenta en
ningún ámbito de la ciencia. Es decir, se requiere balancear los y beneficios para
una toma de decisiones que busque mayor transparencia y objetividad.

HOTTOIS, G. “Panorama crítico de las éticas del mundo viviente”. En: Revista
33

Colombiana de Bioética, Universidad del Bosque, Vol.1, No 1, Enero-Junio de 2006, p. 51


15

6. BIBLIOGRAFIA

AGENCIA INTERNACIONAL DE ENERGIA (AIE). World Energy Outlook, 2011.

AGUILAR, Susana Y JORDAN, Andrew. “Principio de precaución, políticas


públicas y riesgo”. En: Revista política y sociedad, Universidad Complutense de
Madrid, Vol 40, N° 3, 2003, pp. 16-17.

BOUILLE, Daniel. Economía de la energía. En: Bariloche, Fundación Bariloche,


Argentina.

COMISION MUNDIAL DE REPRESAS. Represas y desarrollo: Un nuevo marco


para la toma de decisiones. El reporte final de la Comisión Mundial de Represas,
2000.

DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACION. Estrategias para el


mejoramiento de la gestión ambiental en el sector eléctrico. Documento CONPES
3120, Junio 13 de 2001.

GARCIA LOZADA, Héctor. Combustibles fósiles: ambiente y salud pública. En:


Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ingeniería, 1ª edición,
Julio de 2010.

HOTTOIS, G. “Panorama crítico de las éticas del mundo viviente”. En: Revista
Colombiana de Bioética, Universidad del Bosque, Vol.1, No 1, Enero-Junio de
2006.

http://www.cnea.gov.ar/xxi/divulgacion/seguridad/m_seguridad_f6.html

JARDON, Juan J. Energía y medio ambiente: Una perspectiva económico-social.


México: Plaza J. Valdés S.A. 1ª edición, 1995.
16

LINARES, Pedro. Aspectos éticos en el uso de las distintas energías. Universidad


Pontificia de Comillas. Ponencia, 2009.

NEIRA, Hernán. América Latina y Bioética. En: TEALDI, Juan Carlos. Director.
Diccionario Latinoamericano de Bioética. Bogotá: UNESCO- Red Latinoamericana
y del Caribe de Bioética: Universidad Nacional de Colombia, 2008.

ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD. Energía doméstica y salud:


Combustibles para una vida mejor. En: Francia, 2007.

ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD. La salud y el ambiente en el


desarrollo sostenible. En: Washington, Publicación Científica, N° 572.

O’RIORDAN T. y JORDAN, A. “El principio de precaución en la política ambiental


contemporánea”. Publicado en Inglés en: CSERGE (Facultad de Ciencias
Ambientales, Universidad de East Anglia, Norwich, Inglaterra), Environmental
Values, 1995 vol. 4, nº 3.

McMANUS, Neil. “Generación de energía hidroeléctrica”. En: Enciclopedia de


Salud y Seguridad en el trabajo, Capítulo 76: Producción y distribución de energía
eléctrica.

TICKNER, Joel A. “Aplicando el principio de precaución. Un proceso en seis


etapas.” En: http://www.daphnia.es/revista/29/articulo/161/

TOMAS Y GARRIDO, G.M. El principio de precaución en Bioética, 2004.


Disponible en: http://www.bioeticaweb.com/content/view/42/40/.

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