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Unidad Educativa

“Diez de Agosto”

Tema
El Origen del universo

Integrantes
Meiby Elizabeth Pincay Zurita

Shirley Betzabeth Bustamante Muñoz

Curso
Tercero de Bachillerato

Paralelo
“F”

Especialización
Ciencias Común

Asignatura
Investigación, Diseño y Proyecto

Docente
Lic. Gissella Rodríguez Lozano

Vinces - Los Ríos - Ecuador


2014 - 2015
Índice
Carátula...............................................................................................................................................1

Índice....................................................................................................................................................2

Agradecimiento................................................................................................................................3

Dedicatoria.........................................................................................................................................4

Objetivos.............................................................................................................................................5

Prólogo.................................................................................................................................................6

Introducción.......................................................................................................................................7

Obtención De Nota........................................................................................................................8

Origen Del Universo......................................................................................................................9

Principales Posiciones Filosóficas Sobre Nuestros Orígenes.................................13

Teorías Del Origen Del Universo............................................................................................18

Interpretaciones Filosóficas Y Religiosas Sobre El Big Bang ..................................28

Teorías Sobre El Fin Del Universo........................................................................................30

Posibles Causas Del Fin Del Mundo Conocido...............................................................36

Conclusión.........................................................................................................................................38

Glosario...............................................................................................................................................39

Bibliografía.........................................................................................................................................41

Anexos.................................................................................................................................................42
Agradecimientos

Primero y antes que nada, dar gracias a Dios, por estar presente en nuestra vida, por fortalecer
nuestros corazones e iluminar nuestras mentes y por haber puesto en el camino a aquellas personas
que han sido un soporte y compañía durante todo este periodo de estudio.
Agradecemos hoy y siempre a nuestra familia por su esfuerzo realizado. El apoyo en nuestros
estudios, porque de no ser así no hubiese sido posible. A nuestros padres y demás familiares ya que
nos brindaron el sustento, la alegría y la fortaleza necesaria para seguir adelante.

Un agradecimiento exclusivo a la Prof. Gissella Rodríguez por la colaboración, paciencia y


sobre todo por esa gran amistad que nos brindó y nos brinda, por escucharnos y aconsejarnos
siempre.
Dedicatoria

Dedicamos esta monografía principalmente a Dios y a nuestros padres.

A Dios porque ha estado con nosotras a cada paso que damos, cuidándonos y dándonos
fortaleza para continuar.
A nuestros padres, quienes a lo largo de nuestra vida han velado por nuestro bienestar y
educación siendo el mejor apoyo en todo momento. Depositando su entera confianza en cada reto
que se nos presentaban sin dudar ni un solo momento en nuestra inteligencia y capacidad.

Es por ellos que somos lo que somos ahora.


Objetivos
Nuestros objetivos son:

Generales.-
Dar a conocer los diferentes conceptos que tiene el ser humano sobre el origen del universo.

Dar a conocer el verdadero enigma que tenemos hacia las teorías de sobre el origen del
universo.

Específicos.-
Enumerar las diferentes teorías sobre el origen del universo.

Explicar el origen del universo a través de las teorías antes mencionadas.

Mencionar algunas posibles causas del fin del mundo conocido.


Prólogo
El presente trabajo está realizado por las Srtas. Meiby Elizabeth Pincay Zurita y Shirley
Betzabeth Bustamante Muñoz quienes son muy curiosas, investigadoras e inteligentes que se
interesan en la astronomía y de lo que hubo en un principio, en particular al haber diseñado de forma
práctica, sencilla y con destreza esta monografía para dar a conocer un poco del extraordinario y
complejo Origen Del Universo, recorriendo las teorías, características y un posible fin del mismo,
dando una breve y completa descripción de cada punto ya planteado.

Lo que más se podrá apreciar en este trabajo es la gran variedad de teorías sobre el Origen De
Universo que existe en el mundo pero que también ninguna es completamente clara y concisa, que
las teorías son solo teorías hasta comprobar que están cien por ciento comprobadas y que no
pretende insultar a nadie por creencias que tal vez se sientan ofendidas por que se enfatizó más en
teorías que tienen una explicación razonablemente científica.

Al mismo tiempo la elección de un tema específico como este para realizar la monografía
permite conocer más sobre el famoso Big Bang no sólo su concepto, sino sus interpretaciones
filosóficas y religiosas, y principalmente la importancia que tiene dentro del
Origen Del Universo.

Ellas han intentado explicar las paradojas y discusiones de todas las teorías y las principales
posiciones filosóficas sobre nuestros orígenes que se han propuesto a lo largo de la historia de la
humanidad.

Como mencione anteriormente también han tratado de darnos a conocer las posibles
catástrofes que podrían acabar con la existencia del universo y del mundo conocido pero nos
tranquilizan diciéndonos que “la civilización humana tiene sólo unos miles de años sobre el planeta
Tierra; es aún muy joven comparada con todo lo que aún le falta por vivir al amparo del Sol y ha
demostrado ya una gran capacidad de desarrollo. Pero si hemos de guiarnos por la historia, podemos
esperar que el hombre encuentre la manera de preservar su especie, de salvar su herencia cultural y
transportarla al futuro.”

.
Introducción

El presente trabajo, es el resultado parcial de una búsqueda, como siempre inconclusa, por dar
respuesta a ciertas grandes interrogantes del ser humano como lo son, especialmente, aquellas que
indagan por nuestro origen, por nuestra naturaleza, y por el proceso de evolución que acompaña a
todo cuanto existe.
Apropiadamente se le ha denominado el Origen del Universo, abarca por lo demás ciertas tesis
sobre el origen de la vida y la especie humana, las grandes cosmovisiones que han acompañado al
ser humano en el su evolución cultural e intelectual, una breve reseña sobre la historia de la
humanidad, y finaliza con una exposición de ciertas teorías sobre el fin del universo conocido.

Este estudio ha sido confeccionado a partir de la recopilación de diversas obras y tesis de


variados autores que se señalan en la parte final del mismo, para quienes deseen profundizar en ésta
incesante búsqueda.
Como toda obra preliminar, esta monografía pretende ser optimizada y ampliada con las
reflexiones y comentarios que hagan sobre la misma quienes tengan la ocasión de leerla, para así
continuar avanzando en el camino por la búsqueda de respuestas a nuestros orígenes.
Obtención de Nota

Calificación:

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EL ORIGEN
DEL
UNIVERSO
El origen del universo
En la cosmología moderna, el origen del Universo es el instante en que apareció toda
la materia y la energía que existe actualmente en el Universo como consecuencia de una gran
explosión. La postulación denominada Teoría del Big Bang es abiertamente aceptada por la ciencia en nuestros
días y conlleva que el Universo podría haberse originado hace unos 13.700 millones de años, en un instante
definido. En la década de 1930, el astrónomo estadounidense Edwin Hubble confirmó que el Universo se
estaba expandiendo, fenómeno que Albert Einstein, con la teoría de la relatividad general, había predicho
anteriormente.

Sin embargo, el propio Einstein no creyó en sus resultados, pues le parecía absurdo que el Universo se
encontrara en infinita expansión, por lo que agregó a sus ecuaciones la famosa "constante cosmológica" (dicha
constante resolvía el problema de la expansión infinita), a la cual posteriormente denominaría él mismo como el
mayor error de su vida. Por esto Hubble fue reconocido como el científico que descubrió la expansión del
Universo.

Existen diversas teorías científicas acerca del origen del Universo. Las más aceptadas son la del Big
Bang y la teoría inflacionaria, que se complementan.

A medida que retrocedemos en el tiempo para llegar al origen del cosmos, los fenómenos y los
procedimientos se hacen más inusuales, y las cifras son casi incomprensibles.

Los avances de la física de partículas han permitido retomar el rastro a partir de una fracción de
segundo después de la explosión inicial. En ese momento todo el Universo tenía un tamaño equivalente a un
núcleo atómico; todo estaba comprimido en un punto, sin volumen y con todo el cosmos dentro de él. Esto es lo
que en física se llama una singularidad; dentro de ella ni el espacio ni el tiempo pueden existir. Por lo tanto, el
comienzo de la expansión representó la creación del Universo.

La singularidad de los modelos de Friedman es lo más cercano al acto de creación que ha encontrado la
ciencia. Y si nos apegamos literalmente a ello, podemos establecer que no solo el espacio-tiempo empezó a
existir en la singularidad, sino también toda la materia del Universo.

La singularidad es, entonces, un límite temporal para todas las cosas. De este modo, la pregunta ¿qué
había o pasaba antes del Big Bang? deja de tener sentido. No existe un antes del Big Bang, pues no existía el
tiempo. También pierde sentido la pregunta ¿qué causó el Big Bang?, pues la causa implica un orden temporal
(una causa siempre precede a un efecto) que no existía sino hasta el instante del comienzo de la expansión.

Todas estas consideraciones muestran que el evento de la creación es físicamente mucho más
profundo en la teoría de la relatividad que en el relato bíblico, que señala que la materia fue creada en un vacío
preexistente.

Los primeros segundos


Con los actuales conocimientos de la física no se puede estudiar el Universo en esa pequeña fracción
de segundo entre el instante inicial y 10-43 segundos. Para eso se necesitaría una “teoría cuántica de la
gravitación”, y nadie la conoce. Sin embargo, si tomamos un tiempo de una centésima de segundo después de
la explosión, ahí sí se conoce la física y podemos deducir lo que ocurrió.

Pese a la frustración de no poder investigar al Universo hasta su origen mismo, no deja de ser
sorprendente que se puedan hacer modelos científicos de cuando este tenía menos de un segundo de edad.
En ese momento, el Universo debe haber sido tremendamente caliente, pues un gas, al expandirse, se
enfría, y eso ha venido haciendo el Universo desde la gran explosión. Ese estado inicial del cosmos es descrito
a veces como la bola de fuego primordial. A esas altísimas temperaturas no pueden haber existido moléculas ni
átomos como los conocemos. Solo los constituyentes del núcleo atómico y otras partículas pueden haber
estado presentes.

La era de los leptones


Empecemos nuestro recuento cronológico del Universo cuando había transcurrido una millonésima de
segundo. En ese instante, la temperatura del Universo era de un billón de grados (un millón de millones). Era el
comienzo de lo que se ha llamado la Era de los leptones.

Las partículas más familiares que constituyen el núcleo de los átomos, los protones (de carga eléctrica
positiva) y los neutrones (sin carga eléctrica), convivían en equilibrio con los electrones (de carga eléctrica
negativa) y otras partículas como los muones (de carga eléctrica positiva o negativa), neutrinos (partícula
ligeras que no tienen carga eléctrica) y rayos gamma (son la más penetrante de las radiaciones, incluso más
que los rayos X).

Estas partículas tenían tanta energía que espontáneamente se transformaban en pares electrón-
positrón, que se aniquilaban entre sí al poco andar (el positrón es la antipartícula del electrón, y materia y
antimateria se aniquilan tan pronto se encuentran). A medida que la temperatura bajaba, los muones
empezaron a desaparecer, y luego los positrones.

La era del plasma


Después de transcurridos diez segundos, la temperatura había descendido a unos pocos miles de
millones de grados, y el interés principal se centró en lo que hacían los protones, los neutrones y los electrones,
los tres constituyentes primordiales de los futuros átomos.

En este instante empezaba una nueva era, llamada la Era del plasma. La temperatura descendió lo
suficiente como para que los neutrones pudieran empezar a combinarse con los protones y formar átomos de
helio (He), que contienen dos protones y dos neutrones.

Cálculos detallados de las reacciones nucleares que ocurren en esa era muestran que todos los
neutrones quedaron atrapados en átomos de helio, con unos pocos, muy pocos, combinados con un protón,
formando un deuterio (núcleo pesado del hidrógeno). El 10% de los núcleos que emergieron eran de helio y el
resto protones (núcleos de átomos de hidrógeno).

Como un átomo de helio pesa cuatro veces más que uno de hidrógeno, por masa el 25% del Universo
quedó en forma de helio, y el 75% restante como hidrógeno. También se formó una pequeñísima cantidad de
litio (Li) y de deuterio, que no alcanzó a sumar 1%. Las reacciones nucleares que formaron helio a partir de
protones y neutrones ocurrieron algo después de transcurridos tres minutos en la vida del Universo.

Cuando pasaron treinta minutos, la temperatura y densidad bajaron demasiado como para que
continuaran los procesos nucleares, y la composición química antes señalada se congeló para siempre.

El Universo continuó expandiéndose, pero su temperatura era todavía demasiado alta como para que
pudieran existir átomos individuales. Cuando transcurrieron 700.000 años, recién la temperatura fue lo
suficientemente baja como para que los protones se pudieran combinar con los electrones a fin de formar
átomos eléctricamente neutros. Ahí terminó la era del plasma.

El Universo continuó expandiéndose y su densidad debe haber sido la misma en todas partes. A partir
de ese momento, la radiación dejó de interactuar con la materia para siempre y empezó un lento enfriamiento
que hoy la lleva a presentar el aspecto de radiación de fondo a 3º K de
temperatura, cuando se la observa con instrumentos como los de Penzias y Wilson. Por eso, se presume que la
materia debe haber estado muy bien distribuida en ese momento.

Sin embargo, cualquier ligero aumento local de la densidad puede haberse multiplicado si era lo
suficientemente grande. Tal como lo discutieran Isaac Newton y Richard Bentley (1662 - 1742), reverendo y
teólogo inglés, hace alrededor de tres siglos, un Universo homogéneo es inestable, ya que ligeras
inhomogeneidades pueden originar en él. Estas pueden llegar a estar dominadas por la gravitación, dejando de
expandirse con el resto del Universo.
Principales posiciones filosóficas
sobre nuestros orígenes
El Creacionismo
Defiende que el universo fue creado en seis días, según el capítulo 1 del libro bíblico del Génesis; que
cada una de las especies biológicas es el resultado de un acto particular de creación divina. Quienes sostienen
esta teoría usan la Biblia como libro de ciencia y no saben distinguir bien entre mitología, ciencia, géneros
literarios, etc. No aceptan el azar o la casualidad en el universo, sino que creen que todo lo que sucede lo
proyectó Dios hasta el grado que nada, por muy insignificante que sea el hecho, ocurre sin un propósito del
Creador.

El Evolucionismo o darwinismo
Defiende que la evolución de las especies biológicas se produce por selección natural de los individuos
y se perpetúa por la herencia. Unas formas de vida evolucionan a otras más complejas desde los primeros
microorganismos que surgieron en el agua del mar, todo ello a lo largo de millones de años y a través de
herencia genética, selección natural de los más fuertes y cambios ocurridos por casualidad. Esta teoría se inició
con Charles Darwin en el cercano siglo XIX.

El Diseño Inteligente (D. I.)


Defiende que Algo / Alguien / Una Inteligencia / Dios / Un Diseñador ha creado el universo con un diseño
inteligente implícito, con unas leyes tan particulares, precisas, puntuales, minuciosas y exactas a todos los
niveles que sin tal precisión sería imposible que las estrellas se hubieran formado; que la Tierra estuviese a la
distancia justa del sol como para posibilitar su vida; que los cinturones de Van Allen, compuestos de cargas
eléctricas, rodeen tan equilibradamente nuestro planeta haciendo de escudos protectores contra las partículas
de radiación transportadas por el viento solar; que la luna esté tan gemelo-hermanada a la Tierra de una forma
tan exacta y crucial para el desarrollo de las condiciones vitales; o que la variedad de constantes fundamentales
del universo tenga una precisión tan justa y milimétrica, es decir, todo el diseño universal, todas las leyes
cósmicas son tan perfectas, exactas y puntuales que prácticamente resulta imposible que se hubiera formado
todo lo existente por puro azar o casualidad.

¿Tanta precisión para algo sin propósito ni finalidad?

En consecuencia, hay científicos que con los datos actuales de la física, la cosmología, la biología o las
matemáticas argumentan que lo más lógico es deducir que tuvo que haber Algo / Alguien / Una Inteligencia /
Dios / Un Diseñador del universo detrás de toda esta inmensa realidad; un Diseñador que diseñó de una
manera tan inteligente su gran obra, que incluso incluyó en el diseño la posibilidad de que después de millones
y millones de años se diera la vida y que tras esa vida surgiera poco a poco la Vida Consciente de sí misma y
del universo, Vida Inteligente capaz de preguntarse "¿por qué y con qué fin existe el Diseñador?".

Según los partidarios del D. I., las ciencias aportan datos suficientes como para sostener la tesis que
detrás de la creación universal hay una Inteligencia que diseñó o proyectó el universo con la posibilidad
implícita de que surgiera en su interior vida capaz de ser consciente de sí misma y probablemente de ir a más.
Los defensores del D. I. aceptan la teoría de la evolución e incluso
admiten el azar o la casualidad, pero entendiéndolo como "mecanismo" del mismo plan o diseño inteligente.

Es decir, a diferencia del creacionismo, que plantea el debate en el foro de los presupuestos "Fe-
Ciencia", el Diseño Inteligente argumenta desde las posiciones "Ciencia-Ciencia", aceptando en gran medida el
evolucionismo y su casualidad, no en el sentido pesimista de la casualidad darwinista, sino con el toque
esperanzador u optimista de ver en ese azar o casualidad también el propósito y la finalidad del Diseñador
Inteligente.

Como dice uno de los principales científicos actuales propiciadores del D. I., no comprometido con
posiciones religiosas convencionales, el físico matemático y profesor en el Centro de Astrobiología de la
Universidad Macquarie (Australia), Paul Davies: "Según el principio antrópico, las condiciones físicas que hacen
posible nuestra existencia se encuentran tan enormemente ajustadas que es difícil pensar que nuestra
existencia sea un simple resultado del azar o de fuerzas ciegas". "Pertenezco al grupo de científicos que no
suscriben ninguna religión convencional y, sin embargo, niegan que el universo sea un accidente sin
significado".

Del mismo modo piensa el matemático británico Roger Penrose, quien toma en cuenta las variables
físicas e intenta probar matemáticamente la respuesta a estas preguntas: "¿Cuál es la posibilidad de que un
universo que pasó a existir por casualidad produzca organismos vivientes? ¿Una en billones de billones? ¿Una
en trillones en trillones? ¿O una cifra aún mayor?". Según Penrose, la probabilidad de que ello ocurra está en el
orden de 1/1010.123. Es difícil imaginar lo que significa este número. En matemáticas, el valor de 10.123 se
expresa por un 1 seguido de ciento veintitrés 0 —dicho sea de paso, es un número mayor al de átomos que se
cree existen en todo el universo, el cual está calculado en 1.078—, pero la cifra que nos da Penrose es mucho
más grande: un 1 seguido de ciento veintitrés ceros.

Matemáticamente, en términos prácticos, una probabilidad de 1/1.050 significa "probabilidad cero". El


número de Penrose es más de un billón de billón de veces mayor a 1/1.050. Es decir, la probabilidad de que se
origine por casualidad un universo como el nuestro a partir del Big Bang es extraordinariamente menor a lo que
se considera probabilidad cero.

En resumen, el número de Penrose nos dice que la creación de nuestro universo por "accidente" o
"casualidad" es algo imposible. Los números que definen el designio y propósito del equilibrio del universo,
juegan un papel crucial y exceden la comprensión. Es decir, con la ciencia en la mano, no con la religión, hay
científicos que prueban que de ninguna manera el universo es producto de una casualidad.

El Multiuniverso
Esta teoría científica proveniente de las matemáticas subraya que el universo es uno entre millones de
universos, por pura lógica matemática. Sostienen, matemáticamente, que de un "agujero negro" puede nacer
otro universo o numerosos universos. Tal manera de pensar se debe en parte al físico matemático
estadounidense Hugh Everett III, quien a mediados del reciente siglo XX formuló una tesis acerca de una
multitud de mundos o universos posibles. El Multiuniverso es una postura por la que apuestan bastantes
defensores del ateísmo científico (aunque desde el D. I. podrían plantearles que el Algo / Alguien / Una
Inteligencia / Dios / Un Diseñador sigue siendo válido tanto para la hipótesis de diseñador de uno o de múltiples
universos).

Hay quienes se acogen a esta postura científica para enfrentar o escapar a la tesis que otros físicos o
matemáticos tan científicos como ellos les presentan sobre la imposibilidad de un "ajuste tan fino y exacto" en
todas las leyes físicas del universo (el llamado principio antrópico) sin un propósito o causa implícita. Es decir,
los partidarios del Multiuniverso defienden que toda esa exactitud latente en este universo es por pura
casualidad físico-material y no tiene por qué darse en el resto de universos, según la multitud de fluctuaciones
cuánticas existentes en el vacío. Con esto desean poner a salvo la casualidad o el azar, pues si bien en este
universo nosotros existimos, en otros posibles
universos la casualidad haría que no existiéramos o que fuésemos de otra manera distinta. Muchas preguntas
objetoras e importantes se le pueden hacer a esta teoría, empezando porque si experimentamos sólo una
realidad, sólo un universo, hablar de universos múltiples es parecido a hablar de la Nada o de los ángeles o de
la resurrección después de la muerte; sin embargo conviene no coger a la ligera la hipótesis del Multiuniverso,
dado que ésta conlleva la posibilidad y el sentido de la realidad entrecruzada en todas direcciones por otras
realidades, planos, dimensiones o universos que son una posible introducción a los viajes en el tiempo o a la
teletransportación desde un lugar a otro en el tiempo y el espacio. Pero esta hipótesis no tiene por qué estar
reñida necesariamente con la del D. I.

A veces hay ateos con teorías muy respetables que, al ser científicos provenientes de las ramas que
tienen el rango de ciencias por excelencia, se consideran más científicos que nadie, sin percatarse que están
creando escenarios tan hipotéticos y de fe –es el caso de muchos partidarios del Multiuniverso– tan imposibles
de probar o más que el que proponen los científicos del D. I.

¿Qué proponen los científicos del D. I. a los científicos del Multiuniverso?

Más o menos esto: nuestros datos apuntan a que Algo / Alguien / Una Inteligencia / Dios / Un Diseñador
Inefable proyectó y puso en marcha el universo, pero no lo podemos probar. Es decir, ambos hemos llegado a
los confines de la ciencia donde sólo podemos ponernos en manos de la creencia (la cual no puede probar): ya
Dios, ya el Multiuniverso. Es decir, ni vosotros ni nosotros podemos ir más allá sin echar mano de la creencia.
Ustedes dicen que no existe Dios ni Diseñador que haya diseñado el universo o el multiuniverso, sino que los
datos apuntan a un multiuniverso por casualidad. Nosotros decimos que sí existe la probabilidad del Algo /
Alguien / Una Inteligencia / Dios / Un Diseñador que ha dotado a su obra con propósito, y hay datos más que
suficientes para sostener esta tesis. Nosotros no nos burlamos de ustedes e igualmente ustedes no se burlan
de nosotros; nosotros no denigramos sus argumentos científicos llamándoles pseudociencia e igualmente
ustedes no denigran nuestros argumentos científicos tachándolos de pseudociencia.

Hay que destacar que tanto el Evolucionismo como el Multiuniverso basan sus argumentos en una
creencia extracientífica pesimista (la que sostiene que este universo, o la infinidad de universos posibles, se
fundamentan en la casualidad).

Por su parte el D. I. basa los suyos en una creencia extracientífica optimista, la que sostiene que este universo
se fundamenta en un propósito o causa final; es decir, la idea esperanzadora de Aristóteles y Tomás de Aquino,
adaptada a los tiempos actuales en base a los datos que las ciencias hoy nos aportan.

Del mismo modo merece la pena hacer referencia a Anaximandro de Mileto, filósofo y científico griego
del s. VI a.C., como uno de los precursores de las teorías del D. I. y a la par del Multiuniverso, pues según
Diógenes Larcio y otros como Teofrasto, Simplicio o Plutarco, que hacen referencia a su vida, fue Anaximandro
quien, atrevida y valientemente, defendió en su época la tesis impopular de que el origen de todas las cosas no
está en los dioses mitológicos ni en la naturaleza, sino en lo Indeterminado o Indefinido, llamado por él ápeiron
y que hoy bien podría traducirse por D. I.; pero de igual modo también fue Anaximandro el primero o uno de los
primeros en sostener la idea de que muchos infinitos simultáneos o sucesivos son posibles.

D. I. no es "el nuevo disfraz del viejo creacionismo", por mucho que lo afirmen y sostengan
editoriales de periódicos tan leídos como El País (Madrid, España, miércoles 28-XII-05) u otros "pescadores de
peces en río revuelto". Quien quiera hacer luz sobre un asunto debe exponer los planteamientos de las partes y
no hacer como Procusto, el personaje de la mitología griega que reducía a sus huéspedes a los límites del
lecho donde los acostaba, de forma que les cortaba las extremidades a quienes eran largos para que no
sobresalieran de la cama o les ponía peso amarrados a las mismas para estirárselas en caso de ser cortos de
estatura. No parece honesto, intelectualmente hablando, entrar en un debate tan interesante y primoroso como
el que está sucediendo acerca del
D. I. con afanes reduccionistas de cuadricular-acostar-reducir a todo aquél que no le produce simpatías, en la
misma cama de cuadriculación mental donde acuesta sus prejuicios y "se duerme en sus laureles".

Por último, recalcar estos dos razonamientos:

a)Hasta ahora ninguna de las dos tesis ha podido ser demostrada. Es decir, hay buenas razones científicas que
apuntan a la existencia de universos paralelos, pero también hay buenas razones científicas que apuntan al
Diseño Inteligente del cosmos. Tanta lógica-matemática se emplea –o quizá más– en la hipótesis, sostenida
por datos científicos bien respetables, de un Diseño Inteligente, de un Propósito en el Cosmos (y por ende en
el ser humano), que la que se aplica en la también respetable hipótesis de los Múltiples Universos Paralelos
conformados al azar y sin Diseño Inteligente.

b)Si cabe admitir la hipótesis de que el cosmos tenga propósito-razón –los datos científicos que apoyan esta
postura están por todos lados y a disposición de quien los quiera razonar– también cabe admitir que nosotros,
los seres humanos, somos a escala diferente pequeños cosmos o pequeños universos dentro de ese gran
espacio; en consecuencia, se puede deducir (con los mismos procedimientos de lógica-matemática aplicables
a las teorías del Multiuniverso de azar) la hipótesis que propone y defiende que nuestras vidas están cargadas
de propósito, finalidad y esperanza.
Teorías Del Origen Del
Universo
La Teoría Del Big Bang
Paradójicamente, la teoría del Big Bang debe su nombre a uno de sus más feroces opositores, Fred
Hoyle, que utilizó el término para ridiculizarla en un programa televisado en el año 1950. La imagen, caricatural
(porque el Big Bang no es una explosión sino una expansión), marcó tanto los espíritus que perdura hasta hoy.
Antes, esta teoría era conocida bajo la denominación de "modelo de Friedmann-Lemaítre" o "cosmología de
FLWR".

Esta nueva teoría hereje hacía competencia entonces con el universo estático, defendido por Einstein y
todos los científicos de la época. Einstein había introducido en sus ecuaciones la famosa "constante
cosmológica" cuyo propósito era oponerse al efecto gravitacional para mantener el universo estático. Más tarde
reconoció que fue "la mayor sandez de su existencia"...

George Gamov, alumno de Friedmann, fue el que presentó en 1948 las bases definitivas de la teoría del
Big Bang tal como la conocemos. Entre otras, predijo la radiación cosmológica de fondo. Esta radiación
microonda del universo (isótropo, de unos 3 kelvinios) fue descubierta en 1964 por Arno Penzias y Roberto
Wilson. Este descubrimiento les valdrá el premio Nobel, porque para la mayoría de los científicos, confirma las
predicciones teóricas.

Desde entonces, la teoría del Big Bang fue calificada de "standard" y ascendida a dogma. Esta teoría
también se percibe muchas veces como una interpretación aceptable de la Creación Bíblica...

Sin embargo, a lo largo del tiempo, los científicos descubren anomalías en la teoría en comparación con
las observaciones. Es necesario continuamente recurrir a nuevos elementos como la inflación de Alan Guth en
1981 luego la nueva inflación de Andrei Linde más tarde, para taponar las brechas y las brechas de las
brechas... Aun así es la más coherente hoy en día.

En cosmología física, la teoría del Big Bang o teoría de la gran explosión es un modelo científico que
trata de explicar el origen del Universo y su desarrollo posterior a partir de una singularidad espaciotemporal.

Técnicamente, se trata del concepto de expansión del Universo desde una singularidad primigenia (una
especie de sopa a ultra alta temperatura), donde la expansión de éste se deduce de una colección de
soluciones de las ecuaciones de la relatividad general, llamados modelos de Friedmann- Lemaître - Robertson -
Walker. El término "Big Bang" se utiliza tanto para referirse específicamente al momento en el que se inició la
expansión observable del Universo (cuantificada en la ley de Hubble), como en un sentido más general para
referirse al paradigma cosmológico que explica el origen y la evolución del mismo.

Michio Kaku ha señalado cierta paradoja en la denominación Big Bang (gran explosión): en cierto modo
no puede haber sido grande ya que se produjo exactamente antes del surgimiento del espacio-tiempo, habría
sido el mismo Big Bang lo que habría generado las dimensiones desde una singularidad; tampoco es
exactamente una explosión en el sentido propio del término ya que no se propagó fuera de sí mismo.

El universo en sus primeros momentos estaba lleno de una energía muy densa. Se expandió y se enfrió,
experimentando cambios de fase análogos a la condensación del vapor o a la congelación del agua, pero
relacionados con las partículas elementales.
Cálculos más recientes indican que el hidrógeno y el helio habrían sido los productos primarios del Big
Bang, y los elementos más pesados se produjeron más tarde, dentro de las estrellas. Sin embargo, la teoría de
Gamow proporciona una base para la comprensión de los primeros estadios del Universo y su posterior
evolución. A causa de su elevadísima densidad, la materia existente en los primeros momentos del Universo se
expandió con rapidez. Al expandirse, el helio y el hidrógeno se enfriaron y se condensaron en estrellas y en
galaxias. Esto explica la expansión del Universo.

Aproximadamente 10-35 segundos después de la época de Planck (el más temprano período de tiempo
en la historia del universo) un cambio de fase causó que el Universo se expandiese de forma exponencial
durante un período llamado inflación cósmica. Al terminar la inflación, los componentes materiales del Universo
quedaron en la forma de un plasma de quarks-gluones (la materia de la cual se componen las demás partículas
como protones y neutrones), en donde todas las partes que lo formaban estaban en movimiento en forma
relativista. Con el crecimiento en tamaño del Universo, la temperatura descendió.

A cierta temperatura, y debido a un cambio aún desconocido denominado bariogénesis, los quarks y los
gluones se combinaron en bariones tales como el protón y el neutrón, produciendo de alguna manera la
asimetría observada actualmente entre la materia y la antimateria. Las temperaturas aún más bajas condujeron
a nuevos cambios de fase, que rompieron la simetría, así que les dieron su forma actual a las fuerzas
fundamentales de la física y a las partículas elementales. Más tarde, protones y neutrones se combinaron para
formar los núcleos de deuterio y de helio, en un proceso llamado nucleosíntesis primordial. Al enfriarse el
Universo, la materia gradualmente dejó de moverse de forma relativista y su densidad de energía comenzó a
dominar gravitacionalmente sobre la radiación.

Pasados 300.000 años, los electrones y los núcleos se combinaron para formar los átomos
(mayoritariamente de hidrógeno). Por eso, la radiación se desacopló de los átomos y continuó por el espacio
prácticamente sin obstáculos. Ésta es la radiación de fondo de microondas.

Al pasar el tiempo, algunas regiones ligeramente más densas de la materia casi uniformemente
distribuida crecieron gravitacionalmente, haciéndose más densas, formando nubes, estrellas, galaxias y el resto
de las estructuras astronómicas que actualmente se observan. Los detalles de este proceso dependen de la
cantidad y tipo de materia que hay en el Universo.

Los tres tipos posibles se denominan materia oscura fría, materia oscura caliente y materia bariónica, la
materia oscura como tal es materia que aunque no puede verse por no reflejar suficiente radiación
electromagnética, puede verificarse su existencia médiate la observación de los campos gravitacionales
generados al rededor. Las mejores medidas disponibles (provenientes del WMAP) muestran que la forma más
común de materia en el universo es la materia oscura fría. Los otros dos tipos de materia sólo representarían el
20 por ciento de la materia del Universo.

El Universo actual parece estar dominado por una forma misteriosa de energía conocida como energía
oscura (la cual explica la constante expansión del universo en teoría). Aproximadamente el 70 por ciento de la
densidad de energía del universo actual está en esa forma. Una de las propiedades características de este
componente del universo es el hecho de que provoca que la expansión del universo varíe de una relación lineal
entre velocidad y distancia, haciendo que el espacio-tiempo se expanda más rápidamente que lo esperado a
grandes distancias. La energía oscura toma la forma de una constante cosmológica en las ecuaciones de
campo de Einstein de la relatividad general, pero los detalles de esta ecuación de estado y su relación con el
modelo estándar de la física de partículas continúa siendo investigados tanto en el ámbito de la física teórica
como por medio de observaciones.

Más misterios aparecen cuando se investiga más cerca del principio, cuando las energías de las
partículas eran más altas de lo que ahora se puede estudiar mediante experimentos. No hay ningún modelo
físico convincente para el primer 10-33 segundo del universo, antes del cambio de
fase que forma parte de la teoría de unificación grande. En el "primer instante", la teoría gravitacional de
Einstein predice una singularidad gravitacional en donde las densidades son infinitas.

Para resolver esta paradoja física, hace falta una teoría de la gravedad cuántica. La comprensión de
este período de la historia del universo figura entre los mayores problemas no resueltos de la física.

Una de las predicciones de la teoría del Big Bang es la existencia de la radiación cósmica de fondo,
radiación de fondo de microondas (es una forma de radiación electromagnética que llena el Universo por
completo.). Según se expandía el Universo, la radiación residual del Big Bang continuó enfriándose, hasta
llegar a una temperatura de unos 3 K (-270 °C). Estos vestigios de radiación de fondo de microondas fueron
detectados por los radio astrónomos en 1965, proporcionando así lo que la mayoría de los astrónomos
consideran la confirmación de la teoría del Big Bang.

Uno de los problemas sin resolver en el modelo del Universo en expansión es si el Universo es abierto o
cerrado (esto es, si se expandirá indefinidamente o se volverá a contraer)

La teoría inflacionaria de Alan Guth


En la formulación original de la teoría del Big Bang quedaban varios problemas sin resolver. El estado
de la materia en la época de la explosión era tal que no se podían aplicar las leyes físicas normales. El grado
de uniformidad observado en el Universo también era difícil de explicar porque, de acuerdo con esta teoría, el
Universo se habría expandido con demasiada rapidez para desarrollar esta uniformidad. Según la teoría del Big
Bang, la expansión del universo pierde velocidad, mientras que la teoría inflacionaria lo acelera e induce el
distanciamiento, cada vez más rápido, de unos objetos de otros. Esta velocidad de separación llega a ser
superior a la velocidad de la luz, sin violar la teoría de la relatividad, que prohíbe que cualquier cuerpo de masa
finita se mueva más rápido que la luz. Lo que sucede es que el espacio alrededor de los objetos se expande
más rápido que la luz, mientras los cuerpos permanecen en reposo en relación con él. A esta extraordinaria
velocidad de expansión inicial se le atribuye la uniformidad del universo visible, las partes que lo constituían
estaban tan cerca unas de otras, que tenían una densidad y temperatura comunes.

Alan H Guth sugirió en 1981 que el universo caliente, en un estadio intermedio, podría expandirse
exponencialmente. La idea de Guth postulaba que este proceso de inflación se desarrollaba mientras el
universo primordial se encontraba en el estado de supe enfriamiento inestable. Este estado supe enfriado es
común en las transiciones de fase; por ejemplo en condiciones adecuadas el agua se mantiene líquida por
debajo de cero grados. Por supuesto, el agua super enfriada termina congelándose; este suceso ocurre al final
del período inflacionario.

En 1982 el cosmólogo ruso Andrei Linde introdujo lo que se llamó "nueva hipótesis del universo
inflacionario". Linde se dio cuenta de que la inflación es algo que surge de forma natural en muchas teorías de
partículas elementales, incluidos los modelos más simples de los campos escalares. Si la mayoría de los físicos
han asumido que el universo nació de una sola vez; que en un comienzo éste era muy caliente, y que el campo
escalar en el principio contaba con una energía potencial mínima, entonces la inflación aparece como natural y
necesaria, lejos de un fenómeno exótico apelado por los teóricos para salir de sus problemas. Se trata de una
variante que no requiere de efectos gravitatorios cuánticos, de transiciones de fase, de un súper enfriamiento o
también de un súper calentamiento inicial.

Considerando todos los posibles tipos y valores de campos escalares en el universo primordial y
tratando de comprobar si alguno de ellos conduce a la inflación, se encuentra que en los lugares donde no se
produce ésta, se mantienen pequeños, y en los dominios donde acontece terminan siendo exponencialmente
grandes y dominan el volumen total del universo. Considerando que los campos escalares pueden tomar
valores arbitrarios en el universo primordial, Andrei Linde llamó a esta hipótesis "inflación caótica".
La teoría inflacionaria, predice que el universo debe ser esencialmente plano, lo cual puede
comprobarse experimentalmente, ya que la densidad de materia de un universo plano guarda relación directa
con su velocidad de expansión.

La otra predicción comprobable de esta teoría tiene que ver con las perturbaciones de densidad
producidas durante la inflación. Se trata de perturbaciones de la distribución de materia en el universo, que
incluso podrían venir acompañadas de ondas gravitacionales. Las perturbaciones dejan su huella en el fondo
cósmico de microondas, que llena el cosmos desde hace casi 15 mil millones de años.

La Teoría del Universo Pulsante


El primero en hablar sobre un universo pulsante u oscilante fue el físico Richard Tolman, del Instituto
Tecnológico de California, cuyos estudios y propuestas fueron publicados a comienzos de la década de 1930.
Un universo pulsante es cerrado, pero no desaparece después de colapsar, sino que inicia un nuevo ciclo
expansivo; el proceso de expansión y contracción se reitera y pasa por numerosos nuevos ciclos. Si nuestro
universo fuese pulsante, debería ser muchísimo más viejo que la edad que se le calcula de unos 15.000
millones de años, ya que los seguidores de este modelo calculaban para él 10.000 millones de años, cálculo
que sólo medía el tiempo transcurrido desde el inicio del último ciclo de expansión.

Según esta teoría, antes de este ciclo que estaríamos viviendo, habría existido un universo muy
semejante al actual, y que, después de haberse expandido, se contrajo y formó el «ylem» o gran átomo
primigenio. En cada cielo se producirían colapsos gravitacionales de conjuntos que se comprimen en sí mismos
y disipan de nuevo toda su masa en forma de energía, para volver posteriormente a materializarse.

Podría haber sucedido también que presiones internas hubieran frenado las contracciones y, antes del
aniquilamiento atómico, hubiesen provocado explosiones directamente materiales. En ambos casos se trataría
de una sucesión de fenómenos semejantes, trabajando en sistema cerrado dentro de un universo pulsante, o,
más poéticamente, en un eterno retorno, sin fin dentro del tiempo, pero cuyo límite espacial quedaría fijado por
las más lejanas regiones hasta donde las explosiones logren llegar para detenerse y transformarse en
contracciones.

Este modelo cosmológico presenta una dificultad evidente de acuerdo a la segunda ley de la
termodinámica, una ley fundamental de la física que obliga a cualquier sistema aislado a adquirir un grado de
desorganización cada vez mayor, hasta alcanzar un estado de máximo desorden (entropía). Después de
numerosos ciclos, se esperaría que un universo pulsante fuese mucho más caótico que el universo que
observamos.

Tolman conocía este problema, pero sostenía que una definición de «estado de máximo desorden»
sería casi imposible de aplicar al universo como un todo; la objeción quedó en la incertidumbre. Tolman llegó a
la conclusión de que "sería sensato no volver a afirmar que los principios de la termodinámica exigen
necesariamente un universo creado en un tiempo finito en el pasado y cuyo destino es la inactividad y la
muerte". Aun hoy los físicos siguen dudando si la segunda ley de la termodinámica podría descartar
teóricamente un universo pulsante, o si se aplica al universo como un todo.

El modelo de un universo pulsante alcanzó su máxima popularidad entre los finales de los años 50 y
comienzos de los 60. De hecho, su preferencia por un universo pulsante llevó a Robert Dicke a predecir la
existencia de la radiación cósmica de fondo. Dicke y sus colaboradores comenzaban su clásico artículo en el
Astrophysic Journal en 1965 afirmando que un universo pulsante, con su eterna existencia, "nos libera de la
necesidad de comprender el origen de la materia en cualquier punto finito en el pasado".
Tomando este modelo como hipótesis de trabajo, Dicke argumentó que si nuestro universo realmente ha
atravesado numerosos ciclos de expansión y contracción, su temperatura tendría que llegar por lo menos a 10
mil millones de grados alcanzar cada punto de contracción máxima, con el fin de desintegrar todos los
elementos pesados creados en las estrellas durante el ciclo previo y reconvertir la materia del universo a
hidrógeno puro.

De lo contrario, las reacciones nucleares en las estrellas ya habrían transformado gran parte de la
materia del universo en elementos pesados, lo que contradice las observaciones. Dicke afirmó entonces que, a
una temperatura de 10 mil millones de grados, las reacciones de las partículas subatómicas serían lo bastante
rápidas como para producir una radiación antirradiante.

(En realidad, la producción de esta radiación no exige la pulsación del universo; simplemente precisa
que la temperatura cósmica alguna vez haya sido significativamente alta).

Pero este modelo de universo pulsante, más allá de su posible violación a la segunda ley de la
termodinámica, cayó en desgracia cuando el trabajo teórico de Roger Penrose y Stephen Hawking, ambos en la
Universidad de Cambridge en ese momento, probó que no existía ningún mecanismo plausible capaz de
producir pulsaciones. En términos específicos, Penrose y Hawking demostraron que el universo debía haberse
originado a una densidad muchísimo mayor de la que se había contemplado y propuesto para el «rebote» de
cada ciclo de un universo pulsante.

En realidad, el trabajo de Penrose y Hawking no eliminó los universos pulsantes; simplemente suprimió
todos los modelos existentes de universos pulsantes u oscilantes, anulando de este modo la justificación
científica para tenerlos en consideración

Teoría del universo Eléctrico


El verdadero origen de "el hombre palo", u "ocupante ilegal" como también es conocido el petroglifo,
probablemente sea uno de los enigmas que más ha encantado a los científicos especializados en la física del
plasma. La representación gráfica del mismo puede apreciarse en el legado arqueológico de decenas de
antiguas culturas del mundo sin conexión aparente entre las mismas.

Este indicio llevó a muchos científicos intrépidos a considerar al ocupante ilegal más como un suceso de
proporciones magníficas común a diferentes culturas, que como una vaga y repetida representación de la
anatomía humana.

Los defensores de la teoría del Universo eléctrico (tal como se titula la obra de Donald Scott, uno de los
pioneros de la idea) sostienen que el plasma, un estado energético de la materia, es la sustancia que llena y la
fuerza que rige casi la totalidad de los elementos existentes en el universo. Tal idea, confronta y es capaz de
dar una explicación radicalmente nueva a las conocidas teorías sobre el Big Bang, la materia oscura y la
relatividad general de Einstein, entre otras.

Pero la particularidad de pensar que el plasma (reconocido como el cuarto estado de la materia), llene el
99,9% del universo conocido y sea el responsable de la atracción planetaria en vez de la conocida fuerza de
gravedad, ha ganado para la teoría del universo eléctrico un lugar relegado y hasta ridiculizado en el círculo de
los científicos más conservadores.

Lo cierto es que el comportamiento de la electricidad existente entre los gases calientes y los
gigantescos campos magnéticos de las estrellas son campos que han carecido del estudio necesario para
validar o refutar teorías.

Estudiar dichos campos podría significar la apertura hacia la comprensión de fenómenos desconocidos,
como la terrible energía de los rayos gamma, la aceleración de la expansión cósmica y las tremendas
descargas de energía como la supuestamente acontecida una noche de un cielo lejano, a la vista de todos.
La Teoría del Estado Estacionario
Hasta avanzado el siglo XX, los científicos se dividían en los que, ateniéndose al espíritu de la
cosmología general de Einstein–de Sitter creían que el universo se hallaban en un estado estacionario y existía
desde el pasado infinito al futuro infinito y los que, ateniéndose al espíritu de la cosmología de Friedmann–
Lemaítre, creían que el universo fue muy distinto en el pasado y que tuvo un origen definido.

Es difícil imaginar dos puntos de vista más opuestos. Esta oposición fue de suma importancia para el
nacimiento de la cosmología como ciencia empírica.

La necesidad de aclarar el problema no sólo fomentó la investigación de datos cosmológicamente


significativos, sino que los partidarios de cada una de las dos hipótesis realizaron además complejos cálculos
para defender su posición, cálculos que resultaron al final más valiosos que las ideas que se defendían.

Muchos científicos consideraban muy atractiva la teoría del estado estacionario o steady state. La
habían expuesto el matemático y astrofísico teórico británico Fred Hoyle, apoyado por dos de sus colegas de
origen austriaco, Herman Bondi y Thomas Gold en 1948. Su idea básica era que al expandirse el universo, se
crea de modo continuo y espontáneo materia nueva en el espacio que se abre entre las galaxias. Esta nueva
materia acaba formando nuevas estrellas y galaxias. Los creadores del modelo demostraban que la creación
continua de la materia precisa en el vacío del espacio era tan pequeña que no planteaba ningún conflicto con
las observaciones.

En base a este razonamiento, llegaban a la conclusión de que, pese a la expansión observada del
universo, éste podía seguir pareciendo más o menos el mismo a lo largo de dilatados períodos de tiempo. En el
lejano pasado, o en el lejano futuro, la densidad medía de las galaxias se mantiene igual porque se están
creando continuamente galaxias nuevas.

Según este modelo, el universo no sólo es uniforme en el espacio, también en el tiempo; es siempre el
mismo. Con una sola hipótesis general podía resolverse el problema del origen del universo: no lo tenía. Esta
cosmología se caracteriza por la similitud eterna, una similitud que ya expresó el autor del Eclesiastés: «Lo que
fue, eso será; y lo que ya se hizo, eso se hará; y no hay nada nuevo bajo el Sol.»

En síntesis, para Hoyle y sus colegas el universo es: « siempre ha sido y siempre será como hoy;
permanece en estado estacionario. Nunca empezó y nunca tendrá fin..." » Propugnaron filosóficamente esta
teoría sobre la base de lo que habían denominado el «principio cosmológico perfecto».

La versión original del principio cosmológico, fundamental para la teoría del Big Bang, sostiene que para
cualquier observador el universo debe parecer el mismo en cualquier lugar del espacio. La versión
perfectibilizada expande los parámetros para incluir el tiempo, lo que implica que el universo debe presentar la
misma cara en cualquier momento, pasado, presente o futuro.

En el Big Bang, interpretativamente puede aparecer como que este principio se contraviene y, por ello,
en opinión de sus detractores debería ser desechado. Y, en consecuencia, el estado del universo debía, sin
lugar, ser estacionario, alimentado por una producción constante de materia en forma de átomos de hidrógeno,
aunque el tipo de materia no siempre es considerado en forma precisa por los tres refutantes.

Para sostener sus ideas, matemáticamente fundamentaron su propuesta derivándola de una


modificación de la relatividad general. Sus ecuaciones producían un universo en expansión (pese a las dudas
que había manifestado Hoyle con el corrimiento al rojo que se observaba en las galaxias) con una densidad
constante, sin especificar el tipo de materia necesaria para mantener a ésta dentro
de un volumen creciente; en esta versión, la materia–energía no diferenciada se crea a una velocidad
relacionada en las ecuaciones con ritmo de expansión.

Lo último, invitó a muchos a pensar por qué, si se crea materia, nadie lo ha podido distinguir en las
observaciones, para lo cual la respuesta que esgrimían los defensores del estado estacionario era de que para
llenar los espacios vacíos dejados por las galaxias en dispersión, nace permanentemente nueva materia,
creada de la energía existente, a razón de 1 átomo por cada 500 decímetros cúbicos (½ m³) de espacio y por
cada 1.000 millones de años.

En los años en que fue difundido el modelo del estado estacionario, en la física se arrastraba un
problema que consistía en cómo explicar científicamente la producción de elementos pesados en el universo.
Desde mediado de los años de 1940, Hoyle había estado contemplando la posibilidad de que los elementos se
formaran por reacciones nucleares, o nucleosíntesis, dentro de las estrellas, y había publicado un ensayo
desarrollando la hipótesis.

Cuando empezó a trabajar en la teoría del estado estacionario, se fue convenciendo, cada vez más, de
que la creación espontánea de la materia en alguna forma elemental, junto con la producción de otra materia en
los crisoles estelares, explicaba la existencia de todos los elementos de la tabla periódica. En consecuencia, no
existía ninguna razón como para pensar que el universo había tenido un comienzo y que podría tener un
desenlace.

Fred Hoyle se unió a un grupo de investigadores que estaban trabajando sobre esta cuestión de la
relativa abundancia de elementos en las superficies de las estrellas. En conjunto, estructuraron un exhaustivo
estudio de los elementos que se acumulan en los núcleos estelares.

En un denso trabajo que publicaron en octubre de 1957 en Review of Modern Physics, bajo el título de
«Síntesis de los elementos de las estrellas», lograron explicar, de una forma general, la abundancia de
prácticamente todos los isótopos de los elementos desde el hidrógeno hasta el uranio.

Describieron que las estrellas, en la medida que van gastando su combustible nuclear, transmutan el
hidrógeno en helio; el helio a carbono y oxígeno; y así sucesivamente, subiendo hasta llegar a los más pesados
de la tabla periódica.

En las explosiones de las supernovas se creaban muchos de los elementos más pesados, incluidos el
platino, el oro y el uranio. Este trabajo que es un importante logro científico, no sólo explicaba la síntesis de
todos los elementos más allá del hidrógeno, sino que predecía su formación exactamente en las mismas
proporciones que ocurrían en el universo. Pero una cuestión quedaba en el aire ¿Cómo se generó el
combustible inicial de las estrellas? La cuestión del hidrógeno quedaba abierta.

En términos generales, los primeros partidarios del Estado Estacionario involucran en su propuesta la
formulación de una nueva cosmología. Su motivación: restablecer la estabilidad del universo. En esta teoría se
admite el movimiento de recesión de las galaxias. Pero se compensa el enrarecimiento del universo con la
hipótesis de una continua creación de materia. Así, a pesar de la expansión la densidad del cosmos (galaxias y
átomos) permanece invariable. Resultado: pese a las apariencias, el universo es estático y eterno.

Pero esto lleva implícito algo más. Crear materia aquí y allá en el universo poco a poco es una
contradicción a la ley de la física que señala que la energía total en un sistema cerrado permanece constante,
lo que también en alguna manera lo es cuando todo empieza con una gran explosión, ya que no se estaría
conservando toda la energía en el proceso.

Pero para ellos, hacer que la materia apareciera gradualmente parecía preferible, ya que con ello es
más cómodo soslayar o echar a un lado la cuestión del Creador.

Para enmarcar esta argumentación en una idea física sostenible, en un principio, introducen en su
modelo un campo de creación continua de materia para el universo, conocido como campo C.
Luego, en un desarrollo posterior de la idea, Hoyle junto con el astrofísico hindú Jayant Vishnu Narlikar,
localizan a la creación continua de materia en regiones del universo que presenten altísimos índices de
intensivos campos gravitacionales, como núcleos de galaxias activas y quásares. Esto último, es plasmado en
un trabajo sobre la gravitación conocido como teoría de Hoyle-Narlikar.

Los problemas con la teoría del estado estacionario comenzaron a surgir a finales de los años 60,
cuando las evidencias observacionales empezaron a mostrar que, de hecho, el Universo estaba cambiando: se
encontraron quásares (fuente astronómica de energía electromagnética) sólo a grandes distancias, no en las
galaxias más cercanas.

La prueba definitiva vino con el descubrimiento de la radiación de fondo de microondas en 1965, pues
en un modelo estacionario, el universo ha sido siempre igual y no hay razón para que se produzca una
radiación de fondo con características térmicas.

Buscar una explicación requiere la existencia de partículas de longitud milimétrica en el medio


intergaláctico que absorba la radiación producida por fuentes galácticas extremadamente luminosas, una
hipótesis demasiado forzada.
Interpretaciones filosóficas y
religiosas sobre el Big Bang
Existe un gran número de interpretaciones sobre la teoría del Big Bang que son completamente
especulativas o extra-científicas. Algunas de estas ideas tratan de explicar la causa misma del Big Bang
(primera causa), y fueron criticadas por algunos filósofos naturalistas por ser solamente nuevas versiones de la
creación. Algunas personas creen que la teoría del Big Bang brinda soporte a antiguos enfoques de la creación,
como por ejemplo el que se encuentra en el Génesis, mientras otros creen que todas las teorías del Big Bang
son inconsistentes con las mismas.

El Big Bang como teoría científica no se encuentra asociado con ninguna religión. Mientras algunas
interpretaciones fundamentalistas de las religiones entran en conflicto con la historia del universo postulada por
la teoría del Big Bang, la mayoría de las interpretaciones son liberales. A continuación sigue una lista de varias
interpretaciones religiosas de la teoría del Big Bang (que son hasta cierto punto incompatibles con la propia
descripción científica del mismo):

En la Biblia cristiana aparecen dos versículos que hablarían del big bang y el big crunch: «Él está
sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una
cortina, los despliega como una tienda para morar» (Isaías 40.22). «Y todo el ejército de los cielos se disolverá,
y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército como se cae la hoja de la parra, y como se cae
la de la higuera» (Isaías 34.4).

La Iglesia Católica Romana ha aceptado el Big Bang como una descripción del origen del
Universo. Se ha sugerido que la teoría del Big Bang es compatible con las vías de santo Tomás de
Aquino, en especial con la primera de ellas sobre el movimiento, así como con la quinta.

Algunos estudiantes del Kabbalah, el deísmo y otras fes no antropomórficas, concuerdan con la teoría
del Big Bang, conectándola por ejemplo con la teoría de la "retracción divina" (tzimtzum) como es explicado por
el judío Moisés Maimónides.

Algunos musulmanes modernos creen que el Corán hace un paralelo con el Big Bang en su relato sobre
la creación: « ¿No ven los no creyentes que los cielos y la Tierra fueron unidos en una sola unidad de creación,
antes de que nosotros los separásemos a la fuerza? Hemos creado todos los seres vivientes a partir del agua»
(capítulo 21, versículo 30). El Corán también parece describir un universo en expansión: «Hemos construido el
cielo con poder, y lo estamos expandiendo» (52.47).

Algunas ramas teístas del hinduismo, tales como las tradiciones vishnuistas, conciben una teoría de la
creación con ejemplos narrados en el tercer canto del Bhagavata Purana (principalmente, en los capítulos 10 y
26), donde se describe un estado primordial se expande mientras el Gran Vishnú observa, transformándose en
el estado activo de la suma total de la materia (prakriti).

El budismo posee una concepción del universo en el cual no hay un evento de creación. Sin embargo,
no parece ser que la teoría del Big Bang entrara en conflicto con la misma, ya que existen formas de obtener un
universo eterno según el paradigma. Cierto número de populares filósofos Zen estuvieron muy interesados, en
particular, por el concepto del universo oscilante o pulsante.
Teorías sobre el fin del
Universo
¿El colapso final del Universo no es inevitable gracias a la oscuridad del cosmos?

Una nueva teoría que considera unitariamente toda la oscuridad del cosmos, es decir, la materia y la
energía oscuras, describe al Universo en expansión acelerada eterna porque
la densidad de energía del vacío disminuye con el tiempo. Eso quiere decir que el fin del mundo no es un
destino inevitable, sino que las estrellas y galaxias pueden prolongarse eternamente en el tiempo y dar
oportunidades infinitas a la especie humana.

Existen pocas dudas ya de que el Universo donde vivimos se originó hace algo menos de catorce mil
millones de años en una inimaginablemente poderosa explosión (el archifamoso Big Bang) de un punto que
contenía toda la energía, creándose así a la vez el espacio, el tiempo y la propia materia.

Después de sufrir algunos avatares iniciales sorprendentes (la llamada inflación cósmica o la generación
de perturbaciones que fueron después semillas de las galaxias), el Universo entró en una fase de expansión en
la que ésta se iba desacelerando paulatinamente debido al dominio de la fuerza de la gravedad sobre el
impulso difusivo original.

Hasta hace poco, se creía que el Universo podía evolucionar a partir de entonces siguiendo uno de dos
caminos cualitativamente diferentes: si la geometría del universo fuera abierta o plana (que es la forma más
favorecida por las observaciones), el universo continuaría su expansión indefinidamente, tendiendo a un
tamaño infinito a un tiempo infinitamente alejado en el futuro.

Pero si la geometría del Universo fuera cerrada, éste se expandiría hasta alcanzar un tamaño máximo a
un tiempo finito en el futuro y luego se contraería hasta acabar de nuevo en un punto (el Big Crunch), donde
todo lo que existe volvería a concentrarse con una densidad infinita. En este último caso, el Universo sólo
existiría durante un tiempo finito.

Nuevo modelo cosmológico

Desde hace unos pocos años y cada vez con mayor incidencia, un nuevo modelo cosmológico ha
irrumpido en la escena astronómica. Es el llamado modelo del Big Rip (que podríamos traducir como la "Gran
separación") que ya forma, junto con el Big Bang y el Big Crunch, lo que podríamos llamar la "gran trilogía de
los Bigs" de la cosmología moderna. Se trata de un escenario en el que la expansión cósmica, en lugar de
desacelerarse, se acelera cada vez más, de tal manera que en un tiempo finito el tamaño del Universo se hace
infinito.

Las galaxias, estrellas, planetas, poco a poco al principio y después muy rápidamente, se separan unas
de otras y hacen que, empezando por los objetos más lejanos, unos tras otros se vayan perdiendo más allá de
nuestro horizonte. Cerca ya del Big Rip, los mismos átomos y partículas elementales se convertirían en objetos
cosmológicos y sufrirían la gran separación. Finalmente, en el momento del Big Rip, nada quedaría: sería el fin
del universo y de todo lo que contiene. Una catástrofe que, al contrario de lo que parece predecir la Biblia,
consistiría en una dilución infinita en la nada del contenido material de nuestro cosmos.

Aceleración del Universo


La historia que condujo finalmente a esta descripción del fin del mundo comenzó hace cinco años,
cuando dos consorcios científicos internacionales descubrieron que, en lugar de desacelerarse, la expansión de
nuestro Universo se estaba acelerando. Aunque pilló por sorpresa a la mayoría de los cosmólogos, este
soberbio descubrimiento no implicaba necesariamente nada parecido al Big Rip, sino que podía perfectamente
dar lugar a una expansión acelerada eterna o incluso limitada a un cierto periodo, como ya ocurrió con la
inflación primigenia.

De hecho, la primera interpretación del fenómeno observado consistió en recurrir a la llamada constante
cosmológica, la energía de vacío: debido a las peculiaridades de la teoría cuántica, lo que tradicionalmente se
entendía como vacío está lleno de objetos sub-microscópicos en continua creación y aniquilación, que existen
durante un tiempo lo suficientemente corto como para no poder ser observados. Pues bien, la energía de vacío,
ya considerada por Einstein, puede generar efectivamente una expansión acelerada eterna.

Sin embargo, esta interpretación no es sino un caso particular de otra más general en la que el vacío
posee una densidad de energía (energía por unidad de volumen) y una presión que están mutuamente
relacionadas a través de un parámetro constante, por lo que se denomina ecuación de estado.

Constante cosmológica

La constante cosmológica de Einstein corresponde al caso particular en el que el parámetro vale -1. No
obstante, dicho parámetro puede tomar otros valores. En realidad, los últimos datos experimentales permiten
valores entre –0.8 y –1.5 para este parámetro. Si finalmente resultara ser igual o mayor que –1, estaríamos en
un Universo que se expande de forma acelerada eternamente.

El problema aparece para aquellos valores del parámetro menores que –1 no excluidos por las
observaciones. Para cualquiera de tales valores, por muy próximo a –1 que sea, deberemos enfrentarnos con el
fenómeno Big Rip y con la llamada "energía fantasma" (es decir, una energía de vacío para la que la suma de
la densidad de energía más la presión da un valor negativo y, por ello, permite la existencia de objetos
patológicos en el Universo, tales como agujeros de gusano).

En tal caso, y dependiendo de cuanto menor que –1 fuera el parámetro y del tamaño del Universo al iniciarse la
expansión acelerada, tendrían nuestros descendientes en un futuro más o menos lejano, pero siempre finito,
que enfrentarse al Big Rip.

Aunque, en cualquier caso, el Big Rip sólo podría ocurrir en un futuro muy lejano de nuestras generaciones, uno
siempre puede imaginar que exista alguien con un sentido tan arraigado de especie que le haga sentir temor y
lástima por la generación a la que tocará lidiar con la destrucción del Universo.

Evitar la catástrofe

Sin duda la posibilidad de que exista un ser humano con estas características en nuestro mundo
capitalista cada vez más y más regido por el egoísmo y la deslealtad son muy remotas.

Más, por si sí o por si no, creo que aún merece la pena explorar las posibilidades que puedan existir de
evitar la catástrofe del futuro. Después de todo, no hace tanto tiempo que vivió en nuestro planeta un médico
argentino que fue capaz de cambiar un puesto de ministro por la lucha en favor de sus semejantes
desconocidos, o que existió la generación de la República Española.

El caso es que a la energía de vacío a la que nos hemos referido y que constituye el 70% de la energía
total del Universo se le llama "energía oscura" (ya que no hay forma de detectarla).

Pero no es esta la única entidad "oscura" de nuestro Universo. En realidad, la mayor parte del 30%
restante de materia tampoco puede detectarse y, por ello, se le llama también "materia oscura".
Aunque la descripción anterior se refiere sólo a la energía oscura, existen algunos modelos que son
capaces de dar cuenta de forma unitaria de toda la oscuridad del Universo; es decir, de la energía oscura y la
materia oscura simultáneamente.

Gas de oscuridad

Se supone en dichos modelos que el Universo está ocupado por un cierto gas de vacío para el que la
ecuación de estado, que relaciona la presión con la densidad de energía, es tal que reproduce la materia
oscura a altas densidades y la energía oscura cuando el tamaño del Universo se hace muy grande.

Pues bien, cuando este "gas de oscuridad" satisface ciertas condiciones físicas razonables que
garantizan la estabilidad del sistema, resulta que, incluso en el caso de que exista energía fantasma (es decir,
cuando la suma p+r es negativa), la solución cosmológica correspondiente describe un Universo con expansión
acelerada eterna, ¡no un Big Rip! La razón es que en este caso la densidad de energía del vacío disminuye con
el tiempo, al contrario de lo que ocurre cuando existe el Big Rip.

La moraleja de este cuento puede generalizarse de la siguiente forma: si deliberadamente o por error
sólo consideras una parte de la "oscuridad" existente (ya sea en cosmología, política, sociología o religión) es
inevitable que se prediga una gran catástrofe (cósmica, sociológica, religiosa o militar) "ficticia" en el futuro,
para evitar la cual producirás catástrofes interesadas en el presente. Si por el contrario toda la "oscuridad" es
tomada honradamente en consideración, podremos mirar tanto el presente como el futuro con optimismo y
alegría.

¿Un Gran Rasgón?

Hasta ahora se ha pensado que el Universo tomará uno de dos caminos: volverá a colapsar en un big-
crunch, o se expandirá por siempre hacia un estado infinitamente diluido" dice Robert Caldwell de la
Universidad de Dartmouth (New Hampshire). "Ahora hemos propuesto una tercera posibilidad - el gran rasgón."

Que este gran rasgón se haga una realidad depende de la naturaleza de la energía oscura, la que está
haciendo que el Universo se separe cada vez más. Hoy se sabe que la expansión está acelerándose, aunque la
mayoría de los físicos suponen que la aceleración tenderá a mantenerse constante o, incluso, a debilitarse con
el tiempo.

Más Caldwell se aferra a otro punto de vista. Él piensa que la energía oscura que está causando esta
expansión acelerada podría estar creciendo enormemente. "Es lo que llamamos la energía fantasma," dice. "Es
un asunto realmente sorprendente."

Bajo la influencia de la energía fantasma, esta expansión desbocada del Universo se tornará aún más
violenta, estirando el Universo cada vez más, hasta el punto en que la luz de las estrellas no será capaz de
alcanzar nuestras miradas.

"Para todo observador el Universo visible se irá encogiendo en su entorno cada vez más rápido, hasta
eventualmente alcanzar las dimensiones de un punto", afirma Caldwell. Para todo propósito práctico, el
Universo se habrá terminado en ese momento.

La existencia de la energía fantasma en cuestión ha sido siempre una posibilidad –aunque poco
probable. Hay que decir que los astrónomos han intentado refutarla, pero han fallado en ese propósito. Más
aún, mediciones extremadamente detalladas de la radiación de fondo dejada por el Universo temprano,
efectuadas en Febrero de 2003, dejaron las puertas abiertas.

Ahora, Caldwell y sus colegas de Caltech (Instituto de Tecnología de California, en Pasadena) han
calculado en qué medida la energía fantasma conduciría al Universo al patíbulo. Encontraron que a medida que
la energía fantasma aumenta, su respectiva fuerza repulsiva se hace tan poderosa como para desgarrar todos
los sistemas que componen el Universo, comenzando con los grandes
cúmulos de galaxias y, rápidamente trasladándose a la escala de las propias galaxias, las estrellas, los planetas
y los átomos.

Caldwell dice que está sorprendido por la violencia de este posible fin del Universo – la moraleja es que
un universo en permanente expansión sólo puede terminar con un quejido. "En los últimos momentos, hasta los
núcleos atómicos serán destruidos," ha dicho.

El último milisegundo

En el escenario más radical, el Gran Rasgón ocurrirá en 22 mil millones de años más, habiendo sido
destruida la Vía Láctea 60 millones de años antes, y los átomos, en los últimos 10-19 segundos.

"Si humanoides sobrevivieran, serían capaces en principio de observar todo el proceso, con excepción
del último milisegundo," añade el astrónomo inglés Martin Rees, otra persona que también se ha tomado en
serio esto de la energía fantasma. "En ese momento recién la repulsión cósmica supera la tensión que
mantiene formados nuestros propios cuerpos, terminando por desgarrarnos."

La mejor apuesta con la que los astrónomos esperan desentrañar el destino de nuestro Universo, es el
satélite Supernova/Acceleration Probe (SNAP), que será lanzado en la década presente. El SNAP llevará a
cabo minuciosas mediciones en miles de supernovas, para precisar cuán rápido se alejan aquellas de nosotros
y así extraer la respuesta a cómo cambia la energía oscura con el tiempo.

Todo este escenario, sin embargo, no entusiasma a muchos físicos, los que no encuentran deseable la
posibilidad de esta energía fantasma. De existir, causaría todo tipo de dolores de cabeza en las teorías
actuales, en particular dentro de la Relatividad General de Einstein.

Por ejemplo, esta teoría de la gravitación de Einstein predice la existencia de minúsculos agujeros de
gusano – una especie de atajos en el espacio-tiempo. La existencia de estos atajos crea algunas dificultades
con la causalidad -la correlación entre causa y efecto-, pero ésta se ha resuelto hasta ahora, porque, por lo
general, estos agujeros se cierran de golpe, con tanta rapidez que nunca somos capaces de advertirlos. Sin
embargo, la gravedad repulsiva de la energía fantasma podría ser suficientemente poderosa como para
mantener los agujeros de gusano abiertos un buen tiempo y, quizás, bastante como para que naves espaciales
los pudieran usar para viajes a mayor velocidad que la velocidad de la luz. "Esto ensancha el espectro de
posibles máquinas del tiempo, con sus respectivas paradojas, y las cuales son bastante incómodas para la
física actual," dice Caldwell.

¿Tiene fin nuestro mundo, la Tierra?

Podemos contestar con toda seguridad que sí. Nuestra estrella, el Sol, con una larga vida de
aproximadamente 4.600 millones de año, en "apenas" otros 5.000 millones de años llegará a su fin, pero antes
atrapará en su expansión a la Tierra, destruyendo así nuestro querido planeta.

El Sol es el elemento más importante en nuestro sistema solar. Es el objeto más grande y contiene
aproximadamente el 98% de la masa total del sistema solar. Se requerirían ciento nueve Tierras para completar
el disco solar, y su interior podría contener más de 1.3 millones de Tierras. La capa exterior visible del Sol se
llama la fotosfera y tiene una temperatura de 6,000°C (11,000°F). Esta capa tiene una apariencia manchada
debido a las turbulentas erupciones de energía en la superficie.

La energía solar se crea en el interior del Sol. Es aquí donde la temperatura (15.000.000° C;
27.000.000° F) y la presión (340 millares de veces la presión del aire en la Tierra al nivel del mar) son tan
intensas que se llevan a cabo las reacciones nucleares. Estas reacciones causan núcleos de cuatro protones o
hidrógeno para fundirse juntos y formar una partícula alfa o núcleo de helio.
La partícula alfa tiene cerca de .7 por ciento menos masa que los cuatro protones. La diferencia en la
masa es expulsada como energía y es llevada a la superficie del Sol, a través de un proceso conocido como
convección, donde se liberan luz y calor. La energía generada en el centro del Sol tarda un millón de años para
alcanzar la superficie solar. Cada segundo se convierten 700 millones de toneladas de hidrógeno en cenizas de
helio. En el proceso se liberan 5 millones de toneladas de energía pura; por lo cual, el Sol cada vez se vuelve
más ligero.

La estabilidad del Sol como estrella se consigue por el equilibrio entre las fuerzas interiores que tienden
a expandirla y las fuerzas de gravitación que tienden a comprimirla.

La existencia estable del Sol depende de un equilibrio de fuerzas. Cuando ese equilibrio se rompa, por
falta de hidrógeno, la gravitación ganará la partida.

Cuando, en un futuro, el hidrógeno del Sol comience a escasear (cuando se haya perdido alrededor del
10% del que posee), entonces, las fuerzas de gravitación ganarán la partida a las fuerzas interiores y el Sol se
colapsará y empezará a morir.

En ese momento, el Sol empezará hincharse en capas huecas y rojizas de hidrógeno mientras su núcleo
se va comprimiendo cada vez más. Alcanzarán un tamaño cada vez mayor, hasta el punto que engullirá los
planetas Mercurio, Venus, la Tierra, convirtiéndose en una estrella gigante roja, y acabará lanzando esas capas
de hidrógeno rojizo al vacío interestelar, con lo que quedará solamente el núcleo blanco, pesado, caliente y
luminoso en su última etapa moribunda, convertida en una enana blanca del tamaño que hoy puede tener la
Tierra.

Y las capas de hidrógeno que el Sol lanza al espacio interestelar en su época de gigante roja quedan
flotando a merced de las fuerzas de gravitación que tienden a aplastarlas, comprimirlas y calentarlas, hasta
que, llegado un momento, cuando se alcancen temperaturas del orden de un millón de grados kelvin y
presiones de cientos de miles de atmósferas, entonces puede saltar la chispa y comenzar a surgir una nueva
estrella, donde las fuerzas de fusión del hidrógeno equilibrarían de nuevo a la gravitación.

¿Qué futuro le espera a la especie humana?

La civilización humana tiene sólo unos miles de años sobre el planeta Tierra; es aún muy joven
comparada con todo lo que aún le falta por vivir al amparo del Sol y ha demostrado ya una gran capacidad de
desarrollo. ¿Quién puede predecir lo que serán las civilizaciones terrestres dentro de 5.000 millones de
años cuando el sol inicie la evolución hacia su fin? Pero si hemos de guiarnos por la historia, podemos
esperar que el hombre encuentre la manera de preservar su especie, de salvar su herencia cultural y
transportarla al futuro.

Los viajes espaciales son ya una realidad y aunque aún estamos lejos de poder colonizar otros mundos,
aunque aún no conocemos otros mundos hospitalarios a los que poder emigrar, esto no se ve ya muy remoto.
5.000 millones de años son tiempo de sobra para resolver los problemas que en la actualidad ya están
planteados. El instinto de supervivencia, la utilización racional de su inteligencia y la conciencia del valor de la
conciencia han hecho del hombre la especie más empeñada y más capaz de sobrevivir en un universo
cambiante y podemos abrigar grandes esperanzas de que lo logre.

Posibles causas del fin del mundo conocido


De todas las especies que poblaron el mundo, el 99% ya se extinguió. Alguna vez le tocará el turno a la
especie humana.

a) Desastres naturales:
Erupción solar gigante: las eyecciones de masa de la corona solar bombardean a la Tierra con un
torrente de partículas subatómicas de alta velocidad. Esto ocurre permanentemente, pero se encontró que las
estrellas pueden incrementar su brillo en unas 20 veces, probablemente debido a erupciones gigantes.

Disminución de actividad solar: otras estrellas de tipo parecido al sol pasan por períodos en que se
observa una disminución del brillo del 1%. Parece poca cosa, pero puede terminar en otra Edad de Hielo, o algo
bastante más frío y peor.
Inversión del campo magnético terrestre: a lo largo de la historia geológica del planeta el campo
magnético se invirtió varias veces. Durante el siglo pasado el campo magnético de la Tierra disminuyó un 5%.
El campo magnético desvía las tormentas de partículas y los rayos cósmicos, y deja de protegernos si se anula.

Epidemias globales: siempre coexistieron los gérmenes y el género humano, pero algunas veces este
equilibrio se desbalancea. Una de cada cuatro personas sucumbió a la Peste Negra en el siglo XIV, la gripe
tuvo 20 millones de víctimas entre 1918 y 1919, y el SIDA tiene una mortalidad semejante. Los gérmenes están
adquiriendo inmunidad a los antibióticos, y como consecuencia en Estados Unidos se incrementó en un 58% la
mortalidad debida a gérmenes patógenos entre 1980 y 1982.

Impacto de asteroides: uno de los temas con los que se encariñó Hollywood, pero no por eso imposible.
Tomemos por caso el meteorito de apenas 70 metros de diámetro que se estrelló en 1908 en Siberia, liberando
una energía mil veces mayor que la bomba de Hiroshima. Si se nos viniera encima uno de los 100.000 objetos
con diámetros superiores a los 50 km que orbitan el sol en el cinturón de Kuiper un poco más allá de Neptuno,
no quedaría ni siquiera una mísera cucaracha que tenga algo que decir.

Erupción de rayos gama: de la colisión de dos estrellas colapsadas se liberan energías insospechadas
en forma de radiación gama, hasta 1016 veces la potencia del sol. Si esto se produjera a una distancia
relativamente cercana (menos de 1.000 años luz) la atmósfera terrestre nos protegería inicialmente, pero los
óxidos de nitrógeno que se producirían destruirían la capa de ozono, con lo que la radiación UV del sol nos
llegaría sin amortiguar. El resultado no sería sólo cáncer de piel, sino que se destruiría el plancton oceánico que
constituye la base de la cadena alimentaria y que provee buena parte del oxígeno de la atmósfera.

Agujeros negros no identificados: los astrónomos estiman que sólo en la Vía Láctea hay 10 millones de
agujeros negros, invisibles porque su inmensa gravedad se "traga" la luz que emiten, los que orbitan como
cualquier otra estrella, por lo que no es muy probable que se nos acerquen. Pero si una estrella "normal" se
acerca lo sabremos con anticipación, no así con un agujero negro. Nos daríamos cuenta sólo por la distorsión
en las órbitas planetarias... incluida la nuestra. En el mejor de los casos terminaríamos en una órbita altamente
elíptica, que llevaría a variaciones climáticas extremas, y en el peor pasaríamos a una trayectoria hiperbólica
que nos llevaría fuera del sistema solar, a un destino más que congelado.

b) Causas no terrestres:
Invasión extraterrestre: hace décadas que los científicos de SETI buscan señales de civilizaciones
extraterrestres. Hasta ahora sin éxito, pero por algo siguen buscando.
¿Qué sucederá si alguna vez hacen contacto?
No necesariamente se producirá un conflicto directo, pero los extraterrestres podrían estar interesados
en recursos de nuestro sistema solar (por ejemplo, el agua de nuestros océanos para obtener hidrógeno para
sus naves propulsadas por fusión). Sin quererlo, los extraterrestres podrían importar microorganismos que
tuvieran especial apetito por carne humana. De la misma manera como la civilización occidental tuvo un efecto
destructivo sobre todas las civilizaciones primitivas con las que tuvo contacto (pensemos p. ej. en el
descubrimiento de América), podría suceder los mismo cuando llegaran los hipotéticos extraterrestres.
Conclusión
En el trabajo que hemos desarrollado mostramos la evolución a través del tiempo de la teoría que
hemos elegido: el origen del universo.

Esta teoría ha variado a través de las distintas épocas y lugares donde se ha planteado el interrogante
acerca de este misterioso acontecimiento. Como consecuencia podemos encontrar una amplia variedad de
versiones sobre ella.

Sin embargo, hemos tomado las más reconocidas y aceptadas por las sociedades en las cuales han
surgido cada una de las mismas, y las más recordadas en la actualidad.

Estas teorías han ayudado al desarrollo de posteriores teorías hasta llegar a la que actualmente se
encuentra en vigencia, por lo que creemos que, si bien no son las acertadas sobre el origen del cosmos, han
contribuido de alguna manera a llegar hasta la que hoy consideramos cierta.

Por último, podemos decir que la teoría del Big-Bang, considerada como verdadera en nuestros días, no
ha sido obra de una persona, sino de todos los científicos, físicos, astrónomos, matemáticos, químicos y sabios
que han ido aportando sus ideas y descubrimientos a lo largo de la historia de la humanidad.
Glosario
Albert Einstein.- Físico alemán de origen judío, nacionalizado después suizo y estadounidense. Es
considerado como el científico más importante del siglo XX.

Ápeiron.- es un término usado en filosofía para referirse a cosas que no pueden ser definidas.

Azar.- es una casualidad presente, teóricamente, en diversos fenómenos que se caracterizan por causas
complejas y no lineales.

Charles Darwin.- fue un naturista ingles que postulo que todas las especies de seres vivos han evolucionado
con el tiempo a partir de un antepasado común mediante un proceso denominado selección natural.

Cinturones de Van Allen.- son ciertas zonas de magnetosfera terrestre donde se concentran las partículas
cargadas.

Condensaciones.- concentraciones de materia

Corrimiento al rojo.- es cuando la radiación electromagnética que se emite o refleja desde un objeto es
desplazada hacia el rojo al final del espectro electromagnético.

Cosmología.- es el estudio del universo en su conjunto, en el que se incluyen teorías sobre su origen, su
evolución, su estructura a gran escala y su futuro.

Cosmos.- Es un sistema ordenado o armonioso.

Deuterio.- isotopo del hidrogeno cuyo núcleo está compuesto por un protón y un neutrón.

Edwin Hubble.- fue uno de los más importantes astrónomos estadounidenses del siglo XX, famoso
principalmente por la creencia general de que en 1929 había demostrado la expansión del universo midiendo el
corrimiento al rojo de galaxias distantes.

Epistemología.- es la rama de la filosofía cuyo objeto es el conocimiento.

Estático.- que permanece en un mismo estado, sin cambios.

Hereje.- persona que sostiene dogmas u opiniones diferentes a la ortodoxia de su religión.

Implícito.- que se entiende incluido en otra cosa sin expresarlo.

Inefable.- que no se puede explicar con palabras.

Inhomogeneidades.- aumentos de densidad

Microonda.- onda electromagnética cuya longitud está comprendida entre los mil y los tres mil megahercios y
cuya propagación puede realizarse por el interior de tubos metálicos.

Mitología.- es un conjunto de mitos relativamente cohesionados.

Paradoja.- idea extraña o irracional que se opone al sentido común y a la opinión general.

Penzias y Wilson.- Descubridores de las primeras evidencias del Big Bang.

Principio Antrópico.- es un concepto epistemológico, utilizado especialmente en cosmetología.


Propiciadores.-

Singularidad Espaciotemporal.- es donde no se puede definir alguna magnitud física relacionada con los
campos gravitatorios, tales como la curvatura, u otras.

Teoría de la relatividad.- pretendía resolver la incompatibilidad existente entre la mecánica newtoniana y el


electromagnetismo.

Anexos
Bibliografía
http://es.wikipedia.org/wiki/Origen_del_Universo

http://universo.about.com/od/Espacio/a/Cu-Ales-Son-Las-Teor-Ias-Sobre-El-Origen-Del-
Universo.html

http://www.nationalgeographic.es/ciencia/espacio/origen-universo
http://www.icarito.cl/enciclopedia/articulo/segundo-ciclo-basico/ciencias-naturales/tierra-y-
universo/2009/12/64-479-9-la-creacion-del-universo.shtml

http://es.wikipedia.org/wiki/Cosmolog%C3%ADa

http://www.oarval.org/cosmologysp.htm

http://astronomia.net/cosmologia/

http://www.astrocosmo.cl/h-foton/h-foton-02_03.htm

http://www.astromia.com/glosario/cosmologia.htm

http://cas.sdss.org/dr5/sp/astro/cosmology/cosmology.asp

http://www.astroseti.org/vernew.php?codigo=2030
Anexos
El Universo ilustrado en tres dimensiones espaciales y una dimensión temporal.
Radiación cósmica de fondo de microondas

Origen del Universo

Teoría del Universo Eléctrico


(Una de las representaciones más repetidas del hombre palo.)

(Una figura tridimensional de la reacción plasmática en un laboratorio.)

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