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IMMANUEL WALLERSTEIN = See > S EL MODERNO SISTEMA MUNDIAL El mercantilismo y la consolidacion de la economfa-mundo europea, 1600-1750 yA EL MODERNO SISTEMA MUNDIAL / Ii FE] mereantilismo y la consolidacion de la economfa-mundo europea, 1600-1750 La aparicién en inglés del primer volumen de Ef moderno sistema mundial supuso en 1974 el comienzo de una verdadera revolucién en la historiografia y un fuerte impulso al renacimiento de la socio- logia historia. Mas alla de las discrepancias y las polémicas'a las que ha dado y esté dando origen, esta obra es ya un clasico. Su ar gumento central es que el moderno sistema mundial toma la forma de una economfa-mundo eapitalista, que tuo su génesis en Bu- ropa en el largo siglo Xvi e imphicd a Wansformacién de un modo de produccién Uibutario o redistributivo especifico, el de la Europa feudal, en un sistema social cualitativamente diferente. Desde en- lonces, la econom/a-mundo capitalista se ha extendido geogréfica- mente hasta abarcar todo el globo: ha seguido un modelo efclico de expansién y contraccién y una localizacién geogrifica variable de los papeles econdmicos (el flujo y el reflujo de las hegemon: movimientos ascendentes y descendentes de los distintos centros, los periferias y semiperiferias), y ha sufrido un proceso de transforma- cion secular, ineluyendo el avance tecnalést jalizacién, co, la indus la proletarizaci6n y el surgimiento de una resistencia politica estruc- turada al propio sistema, transformacién que esté atin en marcha. Desde tal perspectiva, ¢l siglo xvi, entendido como el periodo que va desde 1600 a 1750, aproximadamente, es ante todo un ejem- plo del modelo ciclico de expansién y contraccién. En lo que respec- taa la geografia general del sistema mundial, las fronteras creadas hacia 1500 no yariaron de forma signifieativa hasta después de 1750. En cuantaa los procesos seculares de cambio. no se observa ningdn salto cualitativo en el periodo 1600-1750: hubo tna continuidad esencial entre el largo siglo XVy el Xvi, con la tiniea gran diferencia de'una expansi6n’y una contraceién, de un.desarrollo y un. menor desarrollo. . 978-607-03- | 786070) 3 3035 8 a : 2 : 2 3 $ & § a Traduccién de Pitan LOPEZ MANEZ j | i 4 EL MODERNO SISTEMA MUNDIAL I El] mercantilismo y la consolidacién de la economia-mundo europea 1600-1750 por IMMANUEL WALLERSTEIN grupo editorial siglo veintiuno siglo xxi editores, méxico CERRO DEL ASUA 248, ROMERO DE TERREROS. siglo xxi editores, argentina GUATENALA 4824, ¢ 1425 BLP BUENOS ARES, ARGENTINA (04310 MEXCO, OF WAY. SigtoxMieditores. COM. MX www. sigioniedilores.com.ar salto de pagina biblioteca nueva anthropos ALMAGRO 38, 26010 ALMAGRO 38, 28010 DPUTAGION 266, BAIOS. MADAD, ESPANA MADR, ESPARA (08007 BARCELONA ESPAnyA yewwnsaltodepagina,com wannbiblotecanuava 0 vay anitvoRsa8-eahitoral com HO51 W3518 2011 ‘Wallerstein, Immanuel Maurice . El modemo sistema mundial / por Immanuel Wallerstein. — 2" ed. aum, — México : Siglo XXI, 2011- By. Traduccién de: The modern world system Contenido: v. 1, La agricultura capitalista y los origenes de la economia. mundo europea en el siglo xvi / traductor Antonio Resines, =v. 2. El mercantilismo y la consolidacién de la economia-mundo europea, 1600-1750 / traductor Pilar Lopez Majiez. —v, 3. La segunda era de gran expansién de Ia economia-mundo capitalista, 1730-1850 /traductor Jestis Albores ISBN-13: 978-607-03- 0355-5 1, Historia econémica - 1600-1750. 2. Europa — Condiciones econémicas — Siglo XVII. 3, Sistema mercantil - Historia. I. Resines, Antonio, traductor. Il. Lopez Manz, Pilar, traductora, III. Albores, Jestis, uraductor. 1. t. primera edicién en espafiol, 1984 sexta reimpresion, 2007 segunda edicién aumentada, nuevo prélogo, 2011 © siglo xxi editores, s.a. de cv, isbn 978-607-03-0833-3 (obra completa) isbn 978-607-03- 0355-5 (volumen 2) primera edicin en inglés, 1980 © academic press, inc., nueva york titulo original: the modern world-system ii: mercantitism and the consolidation of european-economy, 1600-1750 derechos reservados conforme a la ley impreso en programas educativos, s.a. calz. chabacano 65 local a 06850 méxico, d.f. ) INDICE PROLOGO A LA EDICION DE 2011 a XE AGRADECIMIENTOS i 1 INTRODUCCION: ¢HUBO UNA CRISIS EN EL SIGLO XVII?.. 5 1. LaFAses. .. 17 2. LA HEGEMONIA HOLANDESA EN LA ECONOMIA-MUNDO... . 49 3. LALUCHA EN EL CENTRO. Primers FASE: 1651-1689... .. 101 4. LAS PEIFERIAS EN UNA EPOCA DE CRECIMIENTO LENTO ... .. ee 177 5, Las SEMIPERIFERIAS EN LA ENCRUCYADA wee see see ser ete 0 247 6. LALUGHA EN EL CENTRO. SEGUNDA FASE: 1689-1763... . 341 Bisuiocraria.. ... 406 INDICE DE ILUSTRAGIONES . 490 INDICE DE NOMBRES, . 491 «Mapamundi», de Joan Blaeu, 1638, del Atlas Major. Joan Blaeu y su Padre, Willem, fueron los cartégrafos mds respetados de su época. Sus dos los buques holandeses dedicados al tlas reemplazaron a los mapas de hojas como principal instrumento cartografico en el siglo xvit. En 1670, Joan Blaeu fue nombrado cartégrafo oficial de la Compafifa Holandesa de las Indias Orientales (voc). A Fernand Braudel i : PROLOGO A LA EDICION DE 2011* Este volumen comienza con una pregunta: ¢cé6mo describir lo que estaba ocurriendo en Europa durante el siglo xv? El gran debate de los afos cincuenta y sesenta respecto a la «crisis» del siglo xvii hacia mucho hincapié en el caracter «feudal» de sus procesos. La mayoria de los autores interpretaron que esto sig- nificaba que habia habido una «refeudalizacién» de Europa. El volumen 2 es el intento de refutar estas caracterizaciones y de insistir una vez mas en que la economia-mundo europea se habia vuelto definitivamente capitalista durante el largo siglo xv. En muchos sentidos el volumen 2 es la parte crucial de toda la serie, ya que defiende cierta visi6n y definicién del capitalismo como sistema hist6rico. A muchos lectores este aspecto de la obra les ha resultado la parte mas dificil de aceptar. De manera que tal vez sea util tra- tar de reformular este argumento en términos mas tedricos y de indicar por qué creo que lo que llamamos feudalismo en la Euro- pa de la Edad Media tardia es algo fundamentalmente diferente del denominado segundo feudalismo del inicio de los tiempos modernos. El segundo tema nuevo e importante que se desarrolla en este volumen es el de la hegemonia. Al respecto también muchas per- sonas, incluso las que se inclinan por el esfuerzo global llevado a cabo por medio del analisis del sistema-mundo, han malinter- pretado el argumento respecto al concepto de hegemonia. Asi que tal vez también sea util tratar de reformular exactamente qué quise decir al hablar de hegemonia y por qué creo que es un concepto esencial para comprender como funciona el moderno sistema-mundo. * Traduccién de Victoria Schussheim. XI ERA EUROPA UNA EGONOMIA-MUNDO EN EL PERIODO 1450-17502 El interrogante intelectual es si puede sostenerse que en el pe- riodo 1450-1750 existié una economia-mundo europea que era una economia-mundo capitalista. De hecho, son dos preguntas, no una: si Europa (o alguna parte de la misma) constituia una entidad econémica singular en este periodo, con una singular division axial del trabajo, y si esa entidad puede describirse como capitalista. El argumento parte de una premisa que es al mismo tiempo conceptual y empirica. La premisa es que hay fendmenos cono- cidos como «logisticos» (frase de Rondo Cameron), que en los textos franceses suelen denominarse trends séculiers. Se trata pre- sumiblemente de ciclos muy largos, que constan de una fase A inflacionaria y una fase B deflacionaria. El hecho de que exista tal logistica parece ser aceptado amplia aunque no universalmente en la obra de los historiadores de la economia europeos que trata tanto de la Edad Media tardia como del inicio de la modernidad en Europa. Empiricamente, las fechas que se encuentran con ma- yor frecuencia en sus escritos son las siguientes; Inicios de la Edad Moderna 1250 (1300)-1450 1600 (1650)-1700 (1750) Edad Media tardia Fase A Fase B 1000 (1100)-1250 1450-1600 (1650) Voy a dar por supuesta la existencia de esta logistica y sus fechas. La ldgica del argumento es esencialmente ésta: existen ciertas semejanzas basicas entre la logistica medieval y la logistica mo- derna temprana que nos permiten llamar a ambas logisticas, con una fase A y una fase B. No obstante, una cuidadosa comparacién de las dos mostrara que hay ciertas diferencias cualitativas signifi- cativas, de modo tal que es posible deducir, a partir de ellas, que Europa tuvo una division axial del trabajo en el segundo periodo, Pero no en el primero, 5 _Elpatrén basico de una logistica involucra, como minimo, una triple expansion y contraccién de la poblacion, la actividad eco- nomica y los precios. Se asume que muestra ascensos y descensos constantes a largo plazo, y que los tres se mueven al unisono,. Esto ignora las fluctuaciones a corto plazo. Ha habido un debate consi- derable acerca de cul de estos tres fenédmenos es el determinante primordial de la expansién y la contraccién. Considero que este debate es, en buena medida, inutil. Immanuel Wallerstein j Prélogo a la edicién de 2011 xm Desde luego, estos fendmenos, a su vez, son complejos de varia- bles, Los precios no constituyen una simple serie global. Se ha con- siderado que la serie principal de una Europa todavia predominan- temente agricola era el precio del trigo. Empero, no se trata tan s6lo de que los precios del trigo subian y bajaban en términos ab- solutos. Subian y bajaban en comparacién con los precios de otros granos. Y los precios de los cereales, en conjunto, aumentaban y disminufan en comparacién con los de productos pastorales y los de productos industriales. Habia también precios que conocemos como rentas y salarios. El precio de los salarios —es decir de los salarios reales— iba en relacién inyersa con otras series de precios. El concepto de actividad econédmica se compone también de muchas variables, como la cantidad de transacciones comerciales, la producci6n total, el area de tierra en uso, la razon del ren- dimiento y las existencias monetarias. Estas se relacionaban es- trechamente con variables de la estructura social tales como la agronomia, los patrones de tenencia de la tierra, el grado de ur- banizacion y la fortaleza de los gremios. El punto esencial respecto a tal logistica es que se piensa que habia una correlacién bastante sistematica en los movimientos ci- clicos de estas variables, la mayorfa de ellas en correlaci6n directa entre si, pero algunas en correlacién inyersa con la mayoria. En términos generales, en la mayor parte de los analisis lleva- dos a cabo por historiadores de la economia no hay una conside- racién general de cémo se relacionaban las variables «politicas» y «culturales» con este esquema; vale decir, si habia o no correla- ciones sistematicas adicionales. Creo que esta omisién representa un error, ya que no pienso que podamos comprender como fun- cionaba el sistema global sin observar las interrelaciones intimas de todos los escenarios de la accion social. La Europa medieval tardia, 1000/1100-1450 Para describir este periodo hablamos del «sistema feudal». El tér- mino «sistema» me hace pensar, ya que la Europa feudal no era una economia-mundo ni un imperio-mundo. Como «sistema» es posible describirlo, como mucho, como los residuos de la desinte- gracion del efimero imperio-mundo carolingio. Tal vez sea mejor lamarlo «civilizacién», lo que significaria que era una serie de pequenos sistemas (0 divisiones del trabajo) vinculados —en la medida en que estaban efectivamente vinculados— por una es- tructura religiosa comin y, en grado limitado, por el uso del latin como lingua franca. ae Immanuel Wallerstein La geografia de la Europa feudal consistia en una multiplig,. dad de estructuras senoriales, cada una de las cuales representabg el centro de una pequena divisién del trabajo con una zona cir. cundante, enclavada de diversas formas en multiples estructura politicas Jaxas, mas amplias. Muchas de estas zonas locales esta. ban involucradas asimismo en redes de comercio a larga distan. cia. ¢Pero puede decirse que estas zonas locales eran parte de una entidad econémica mayor, de alguna division singular de] trabajo? Pocos podrian afirmar tal cosa. Y sin embargo, estas zonas separadas parecen haber latido a un mismo ritmo, como el que le atribuimos a una logistica. Mag 9 menos en todas partes la poblacion comenz6 a expandirse en los siglos xi y xu. La produccién agricola europea se amplié porque habia mas gente que se dedicara a ella, asi como mayor demanda de los productos. Cada zona local/aldea habilité tierras baldias de su zona limitrofe (bosque, pantano, marisma, ciénaga), y l6- gicamente tenfa que ser, en general, tierra menos fértil que la que habian estado cultivando antes. Esta expansién no se produ- jo sdlo en los margenes de cada zona local sino también en las fronteras de la «Europa cristiana» en su conjunto: las cruzadas, el inicio de Ja reconquista en la peninsula ibérica, la recuperaci6n de las islas de] Mediterraneo occidental que estaban bajo dominio musulman, la colonizacién «alemana» del «oriente», el empuje escandinavo hacia el norte, el empuje inglés hacia el oeste y el norte, a tierras celtas, Como habia una gran demanda de cereales, que por lo tanto eran rentables, no sdlo se habilitaron los «yermos», sino que se pas6 de las tierras de pastoreo al cultivo con arado, y de los granos mas pobres a los mas ricos (primordialmente el trigo, en segundo lugar el centeno). Ya valia la pena invertir en nutrientes para la uerra y mejor tecnologia, y los rendimientos aumentaron (a pesar de la declinacién de la calidad promedio de las tierras cultivadas). En vista de la ex; de tenencia de la tierra monetaria a un sefior le que involucraban el pago de una renta rentas fij resultaban a éste menos deseables. Las : jas mermaban por la inflacion. Por lo tanto, los terrate- aienies Procuraron reducir la duracién de la tenencia 0, mejor sa copvertiy las rentas en metalico en rentas en trabajo (servi- epuein ieteen asi la mano de obra en un mercado en mente. Por oa ban Ge tabalo siempre podia usarse rentable- podian mostrar un fe nai ses de produccién diminutas también «entraban» en el eran Positivo, y cada vez mas personas plicando el namero d © como productores de cereales, multi- _ TO de actores econémicos y «desconcentrando» pansion e inflacién generales, los sistemas — Prélogo a la edicién de 2011 xv la produccién. En realidad, uno de los motivos para instituir la servidumbre fue precisamente contener esta desconcentracién. La expansién general de la economia involucraba también, y de manera correlativa, la expansién del sector industrial (princi- palmente textiles y trabajo en metal) y su concentraci6én en 4reas urbanas (lo cual reducia los costos de transaccién). E] empla- zamiento urbano hizo posible el surgimiento de una estructura gremial razonablemente fuerte. En conjunto, hubo una especia- lizacién creciente de la actividad econémica, asi como divisiones locales del trabajo ampliadas. Aunque la division local del trabajo podia dar cabida a cierto comercio «suntuario» de larga distancia, no parece haber habido mucha divisién del trabajo de media distancia. El elevado costo del transporte lo impedia. De cualquier manera, por lo general las zonas locales no dependian con esas fuentes de abastecimiento «regionales» (es decir, de media distancia) ni contaban con ellas. La politica de la civilizacién feudal era esencialmente una po- litica local, en la cual el terrateniente/seior procuraba duplicar su dominio econdmico de la localidad con un dominio politico. Esto ocurria incluso cuando el dueno de la tierra era una figura eclesidstica, como acontecia muchas veces. Reyes, duques y con- des eran primordialmente poderosos terratenientes/sefores, con sus propiedades directas de las cuales extraian sus ingresos, y en segundo lugar capitanes de guerra que organizaban sus ejércitos gracias a sus vasallos nobles/otros terratenientes. En el periodo de expansion de la economia todos los duenos de la tierra reforza- ron su control politico sobre su poblacién campesina, en primer lugar al instituir y ampliar la servidumbre, pero también al au- mentar el numero de las personas a su servicio. Al mismo tiempo que crecia el poder del terrateniente sobre los productores direc- tos de su localidad, crecia también la fuerza de los «gobernantes» de mas alto nivel (reyes, duques, condes) sobre la gran nobleza local. Las «unidades domésticas» de los gobernantes aumentaron de tamafio y comenzaron a aparecer pequenas burocracias. La expansién «externa» de Europa fue obra de esos gobernantes, y les permitié fortalecerse atin mas. Sin embargo, no hay que exa- gerar. No existian estados verdaderamente fuertes, y la nobleza se defendia (véase la Carta Magna de 1215 en Inglaterra). Pero el solo hecho de que existiesen «estados» representé un logro de ese periodo. Culturalmente fue una era de florecimiento. Existia la base ma- terial y también la confianza cultural. La expansién «externa» de Europa llev6 a la admisién de nuevas corrientes culturales que sin embargo, en ese momento, fueron bien asimiladas al Welians- on Immanuel Wallerstei, hawung vigente. La Suma teolégica de santo Tomas de Aquino fue precisamente eso, una suma. Tras el ascenso general de la poblacion, la organizacién de la | industria y la expansi6n de los escenarios politicos y culturales im. un aumento del nimero y tamano de Jas ciudades. Esto la aparicién de un pequeno estrato de intelectuales, Yse fundaron las primeras universidades. La expansi6n lleg6 a su fin alrededor de 1250-1300 y se inj. cié una prolongada regresion. Esencialmente, todo lo que habjiq subido volvié a bajar, Las fronteras «externas» retrocedieron Los cruzados fueron expulsados, los bizantinos reconquistaron Constantinopla, los moros se consolidaron en Granada (al menos durante un tiempo), los mongoles invadieron desde las estepas asiaticas. La poblacién se redujo, especialmente por la peste negra. En lugar de someter al cultivo nuevas tierras, se contrajo la cantidad de tierra cultivada (el Wiistungen). Hasta cierto punto se trataba exactamente de la misma tierra que habia comenzado a utilizarse dos siglos antes. Esta reducci6n de las areas cultivadas se debié en parte a la disminucién de la poblacién (epidemias, hambrunas y guerras locales), en parte a razones de seguridad, en parte a los cerramientos y al proceso de engrossing (es decir, reorganizacién de tenencias para crear unidades mas grancles). Se revirtié la inflacién de precios. Las rentas descendieron, E] precio del trigo bajé. Hubo un cambio de uso de la tierra, que pas6 del cultivo de cereales a los pastizales 0 a los vihtedos (segtin Ja zona climatica), porque se requerian menos cereales, y tam- bién porque la producci6n cerealera exigia una mayor fuerza de trabajo. Los cereales «nobles» les cedieron su lugar a los granos pobres. Habia menos inversién en tecnologia y en nutrientes para la tierra, por lo cual los rendimientos eran mas bajos. La merma de las rentas sefioriales se vio com plicada ademas oe one que aumentaba el poder de ne- eviaccice deine : ores directos. Como resultado de ello la Panola bis. ine ie van esencialmente, por desaparecer. nores ingresos por el aurranien: Proguraban, Cope nsar Sve maes dio por resultado cierta feu ¥ al engrossing de Tee Aas lo que: 6. que hubiege vereacry opeealranen. La combinacién ocasio- isiifékcasa manona one es economicamente debilitados, con shila, con i y una capa fortalecida de granjeros versas generaciones lee a bariidas entre los hermanos y las di- Por supuesto, también Bede eer a ae i due triales, Los salavios reales ee el mercado de los bienes indus- ndieron. En su intento por reducir Prélogo a la edicién de 2011 XVE los costos de produccién las industrias tendian a traslacarse a las zonas rurales, primordialmente para disminuir los costos de mano de obra (consideracién que en ese momento era mas importan- te que mantener bajos los costos de transacci6n, especialmente puesto que estaba declinando el ntimero de transacciones). Desde el punto de vista politico, el resultado fue una dismi- nucién de la autoridad local del terrateniente/senor sobre los productores directos de la localidad. Los gobernantes perdieron de la misma forma. Los «estados» empezaron a desintegrarse y los gobernantes a perder su control sobre los terratenientes/noble- za. Como consecueéncia de la «crisis de los ingresos senoriales» se produjo un considerable aumento de la violencia énlerna en «Eu- ropa», distinta de la violencia en sus margenes exteriores. Hubo muchas revueltas del campesinado, que estaba sacando ventaja de la reducci6n de la autoridad politica. Gobernantes y nobles luchaban entre sf mas extensa y mas intensamente, en bisqueda de mayores ingresos. Esa sangria mutua de los estratos mas altos los debilité avin mas frente a los productores directos. Culturalmente fue una era de cuestionamiento de la autori- dad, de iconoclasia y de confusién. La autoridad central del pa- pado se debilité. Se difundieron muchos movimientos religiosos cristianos nuevos, de inclinacién igualitaria y casi heréticos. El «centro» cultural no se sostenia. Los intelectuales se estaban vol- viendo mas independientes. Lo que debe adlvertirse, como sintesis de toda esta logistica, es su simetria. Las variables econdmicas ascendieron y después descendieron. Las estructuras sociales cambiaron primero en una direccion y después en la direccién contraria. Las jerarquias poli- ticas (de los terratenientes sobre los productores directos, de los gobernantes sobre los nobles) primero se fortalecieron y luego se debilitaron. La cultura central primero se afirm6, después fue am- pliamente cuestionada. Ademas, esta simetria no se producia s6lo para la civilizaci6n feudal europea como un todo sino también para las diversas localidades. En conjunto, no hubo demasiadas variaciones sobre estos temas en diferentes partes de «Europa». Era como si cada zona local reprodujese el patron general. La Eu- ropa feudal parecia ser un modelo de lo que Durkheim describié como solidaridad mecanica. La Europa moderna temprana, 1450-1750 Lo que cambié esencialmente en la logistica a comienzos de la Europa moderna fue que el patrén perdi gran parte de su sime- Xvult Immanuel Wallerstein tria, tanto la que existia entre Jas fases A y B como la simetria Beo. grafica. Volvié a haber una expansion seguida por una Contrag, cién, pero el patron de cada una de las fases fue mas complicadg, Una vez mas se dio una correlacién con desarrollos politicos, culturales, pero también en este caso el patron era mas complica, do. Decir que el patrén era mas complicado no quiere decir ue no sea posible detectar un patrén. Pero, para encontrarle enti do, tenemos que involucrarnos en los patrones espaciales 0 en la antinomia centro-periferia. Asimismo, habia una diferencia en la naturaleza de la fase B Mientras que en la logistica medieval la fase B estaba caracteriza. da por una regresiOn de la poblacién, de la actividad econdmica y de los precios, en el periodo moderno inicial esta fase, medi. | da en Europa en general, no consistié en una regresion sino en un estancamiento o una reducci6n de la tasa de expansién, Esto puede verse claramente en las cifras de poblacién. El gran pico ascendente de 1450-1600 se convirtiéd en la curva mas plana de 1600-1750. No hubo ningtin equivalente a la peste negra. Ade- mas, se presentaba variaciOn geografica. No se dio una reduccién significativa del crecimiento de la poblaci6n en el noroeste de Europa pero si un descenso en Europa central (primordialmente como resultado de la guerra de los Treinta Afios) y un aplana- miento de la curva en el este y el sur de Europa. Volvié a producirse una expansi6n del uso de la tierra, no sélo dentro de Europa misma sino en sus margenes. El periodo A fue el de las grandes exploraciones y la incorporacién de parte de América al mapa productivo de Europa. El periodo B, en cambio, senalé una reduccién de las nuevas incorporaciones, pero no un retroceso, sco ODES Yano los patrones de uso de la tierra, es cierto que et ae Se vio, en la fase A, un paso hacia la produccién en on “etal ee ee un alejamiento de las mismas. Pero, diferente Gente ae al inicio de la era moderna parecia muy trantomeseis q 1a pasado a finales de la Edad Media. La istormacion del uso de la tierra en Europa noroccid: | - cedié hacia un patron de produccié 7 Se arlevarakie) pastoral (up-and-down husband ape ines glo acai de franjas arables en Pastizales) ‘K pellet rae inemadle rotacidn de cultivon was a oppelwirtschaft (otro sistema de 1€rras germanicas) en la fase A, la ganaderi: . 4 cope — Sertible, atin mas intensiva, en la B). En toda en: : eee en produccién a, P€nso manteniendo especializaciones ya fuese cass coined rable o en cria de ganado en banos del iloroeste a Sphortacion extensiva hacia los centros ur- © Europa. Esto, por consiguiente, entraiié la Prélogo a la edicién de 2011 XIX creacion de unidades de produccién mas grandes en todos lados: la reconstitucion de los latifundios en Europa noroccidental me- diante cerramientos mas extensos o la reinvencién de derechos «feudales» y la constitucién de Gutswirtschaften y de las plantacio- nes en las zonas periféricas. Por un lado se redujeron considerablemente las brechas de precios de las mercancias europeas. Mientras que a finales de la €poca medieval habia por lo menos tres zonas de precios distin- tas, entre 1500 y 1800 la brecha entre ellas se redujo de seis a uno a dos a uno. Pero por el otro lado habia mas actividad comer- cial entre las diferentes partes de Europa, las cuales dependian de diferenciales significativos del precio de la mano de obra. De modo que mientras las brechas de precios se reducian, las bre- chas de bienestar empezaron a aumentar. Tal como ocurri6 en la Edad Media, el periodo A fue de especializaci6n creciente y el B de especializacién reducida, pero la unidad dentro de la cual era posible medirlo habia cambiado. A finales de la Edad Media estamos hablando de especializacién dentro de zonas geograficas relativamente pequenas. En el inicio de la Europa moderna es- tamos hablando de especializacién dentro de un 4rea geografica muy grande. En la industria ocurrian cosas parecidas. El periodo A fue de industria urbanizada y el B de localizaciones mas ruralizadas (lo que se ha descrito como «protoindustrializacién»). A finales de la Edad Media habia, desde luego, cierto grado de concentraci6n fisica de la industria en la vieja columna vertebral, pero era de poca importancia en comparacion con el grado en el cual surgié, a comienzos de la era moderna europea, una concentracién de la industria en la parte noroeste del continente. Ademas, cuan- do se produjo cierta desespecializacién a principios del periodo moderno B debido a la reaparicién de industrias ruralizadas en zonas periféricas, este fendmeno se presenté primordialmente en los textiles de menor valor. Los textiles mas rentables y de valor mas alto se mantuvieron en gran medida en las zonas centrales. El patrén geografico desigual podia encontrarse también en las formas de control de la mano de obra. Mientras que en la logistica medieval tardia el periodo A implicé esencialmente la instituci6n de la servidumbre y el B su desmantelamiento, mas © menos en todos lados, en la logistica moderna inicial tenemos variaciones geograficas muy claras. La zona central, con una agri- cultura mas especializada, no regres6 a la servidumbre sino mas bien a un modelo triddico de terrateniente, fermier (arrendatario) y subarrendatario (productor director). Esto se acenttia todavia mas en el periodo B, con la «desaparicion» del granjero pequeno m 1 xx: Immanuel Wallerstein propietario. La mayor parte de la produccién agricola se of, para su venta en el mercado. . En la periferia aparecicron unidades en gran escala Con mang de obra forzada para la produccién de cosechas comerciales: sien. | vos en los Guiswirtschaften del este de Europa; esclavos y, durante | un tiempo, indentured laborers (es decir, trabajadores contratadgs por un tiempo determinado) en las extensas plantaciones de} Ce. ribe; modelos sucesivos de trabajo coercitivo para los pueblos in. digenas en las minas americanas. Una parte significativa de esta produccién estaba destinada al mercado y se vendia en las zonas centrales durante el periodo A y a los mercados «regionales» dy. | rante el periodo B, cuando los mercados de la zona central esta. | ban «cerrados» para ella. Esas areas producian también lo que se | requeria para satisfacer sus propias necesidades. | Cuando en el periodo B decliné la rentabilidad de las grandes propiedades de las zonas periféricas, los propietarios lo compen. saron mediante una mayor explotacién de la fuerza de trabajo, Cabe sefialar que probablemente se produjo una presién siem. | pre creciente sobre la mano de obra con el establecimiento de la economia-mundo capitalista, y se paso de la norma medieval de j laborar desde el amanecer hasta el mediodia al patrén de princi pios de la era moderna, de trabajo a lo largo de todo el dia, que de hecho se amplié todavia mas en las zonas periféricas durante el periodo B. 1 Ademas, cuando la especializacién pasé del nivel de las zonas | intralocales al de las intraeuropeas, fue posible tener mas de dos zonas. En realidad aparecié una tercera zona, la semiperiférica, | con sus patrones distintivos: el predominio de la medieria, el pa pel de intermediaria en los patrones de comercio de la economia mundo, una combinacién de actividades econémicas centrales y periféricas, estructuras estatales y niveles salariales (a largo plazo) que se ubicaban entre los patrones de las regiones centrales y los de las periféricas. _Hubo una dltima diferencia de importancia en el paisaje eco- } nomico del comienzo de la logistica moderna en relacién con el. Glog ties medieval. El piso superior de Braudel de la mono Polizacion de empresas multisectoriales, que atraviesa fronteras politicas, aparecié durante los inicios de la era moderna con os icine, clave, y se convirtid en la sede esencial de la, AG pital. La politica de una economfa-mundo capitalista era muy dife aie a ee aacién feudal. Los estados se convirtieron — ; Clave de la organizaci6: iti itucion de la unidad local Bi M politica, en sustitucién de con un senor en el centro. Los estados empezaron — cig Prélogo a la edicién de 2011 XXI a adquirir su forma moderna. El primer problema fue la crea- cion de burocracias significativas, tanto civiles como militares, de modo que los gobernantes no dependian ya primordialmente de sus latifundios personales para obtener ingresos, sino que conta- ban con una base impositiva. Como parte de la transicién del sis- tema feudal de la unidad doméstica de un gobernante a un siste- ma burocratico plenamente desarrollado, del tipo de los descritos por Weber, los estados de principios de la modernidad en Europa inventaron un sistema intermedio en el cual los burécratas eran empresarios parcialmente independientes, que se dedicaban a la «medieria» con el estado. Se trataba de los sistemas de venalidad del cargo y tax-farming (es decir, sistema en el cual para una suma fija dada al gobierno, alguien recauda los impuestos y guarda la diferencia), Como mecanismos de transicién resultaron ser nota- blemente resistentes y exitosos. Los estados se ubicaban dentro de una nueva institucién y constrenidos por ella, el sistema interestatal, que fue aparecien- do subrepticiamente durante el siglo xvi y se consagr6 apenas en 1648 con el tratado de Westfalia. En teoria, todos los estados que estaban dentro del sistema eran soberanos, independientes e iguales. En la practica habia una jerarquia de poder estatal, que solia correlacionarse con la posicién del estado en la economia- mundo. Esta combinacién de la mayor importancia de los estados y la creacion de un sistema interestatal modificé seriamente el im- pacto de cacla fase de la logistica sobre la distribucién del poder. En la logistica medieval, en el periodo A se habia dado un au- mento del poder de los sefiores sobre los productores directos y de los gobernantes sobre la nobleza, mientras que en el periodo B se habia dado una declinacién correspondiente. En la logistica moderna temprana hubo un incremento del poder del gobernan- te sobre la nobleza en las zonas centrales (absolutismo), pero una continua declinacién del mismo en la periferia (por ejemplo, el enorme aumento de poder de la Dieta polaca), mientras en los estados semiperiféricos la situacién era intermedia. La historia es un poco diferente en relacién con las relaciones seor/depen- diente. Mientras que el poder de los sefiores aumento claramente en la periferia, sobre todo durante el periodo B, la situaci6n esta- ba mas equilibrada en las zonas centrales, donde los gobernantes estaban procurando obtener el control politico directo de sus su- jetos y recibir una parte todavia mayor de sus pagos en metilico. Para ello tenian que tratar de disminuir el poder politico de los senores sobre los productores directos. Si bien éste es un pro- ceso continuo en el periodo A, se yolviéd mas lento en el B. No obstante, se puede afirmar que, en general, las relaciones senor/ xxn Immanuel Watlerste, dependiente evolucionaron en la direcci6n de la disminuc) poder sefiorial, proceso que daria frutos apenas en e] sj cuando el ciudadano Ilegé por fin a estar plenamente baj trol directo del estado, sin intermediarios locales de imp No obstante, esto no ocurria en las zonas periféricas, hasta el dia de hoy. Hay otra diferencia politica que debe observarse. E] desarro. No de un sistema capitalista acarre6, evidentemente, un Sector creciente de burguesia. Una vez mas, la misma no se distribuys de manera uniforme por toda la economia-mundo europea, ic glo Xiy 2 €l con. ortan cia, ni ocurrg i6n dq burguesia se ubicaba de manera desproporcionada en Jas ZONas centrales y practicamente no existia en las periféricas (por lo me nos por lo que se refiere a burgueses de origen local). Ademis, | cambiaba de acuerdo con la politica nacional de cada zona, Por ultimo, brevemente, en el escenario cultural puede obser. varse la misma diferenciacién espacial. Mientras que la Europa feudal era en cierta medida culturalmente homogénea (por to menos en términos de la entidad cultural dominante, la iglesia) la Europa de principios de la era moderna desarroll6é un gran cs ma religioso que, a lo largo del periodo, llegé a correlacionarse notable aunque imperfectamente con el cisma econdmico bisico, No da la impresi6n de que la correlacién fuese accidental. La logistica moderna temprana se repite. Desde luego, hay cier- tos procesos de desarrollo del sistema —expansion espacial e in- corporacion de nuevas zonas a la economia-mundo, las repetidas | desmonopolizaciones y la busqueda de nuevas tecnologias sobre las cuales basar nuevos monopolios, los Procesos constantes de ur- banizacion, proletarizacién y cooptaciones politicas— que parecen cambiar de forma, pero que de hecho no modifican la estructura basica espacialmente asimétrica y desigual del sistema-mundo. De manera licas: simetria frente a asimetria, multiples divisiones locales del trabajo frente a una division del trabajo Gnica en toda la econo- Sle ee Bae sabe y baja frente a uno en forma de ais ees e trinquete), Esto es lo que Durkheim con- Dede hee au la so daridad mec4nica y la organica. wil Tek a ebate crucial tiene que ver con el grado en el ened yes relativamente pequenas dentro de Europa a missianide Gites is xv (y subsecuentemente en la econo- s€ convirtié en una bie as caer geogralices qiegae” bree a mucho mayor para el siglo xx. Hay la diferencia Guentieaia woe sleiei TEae: Paes Posicion parece dificil de defe nde “Om ne ene ender. Otros, sin embargo, afirman que ésta es la diferencia basica entre ambas logis- Prélogo a la edicién de 2011 XXII que cedi6 sdlo en el siglo x1x 0 incluso en el xx. Desde luego, es posible defender esa aseveracion, puesto que la polarizacién ha sido continua y de tasa creciente. Pero no parece plausible datar la vida de un organismo sélo a partir de su etapa de plena madu- rez, del punto en el cual esta a punto de morir. La juventud tiene derechos sobre la realidad. EL CONCEPTO DE HEGEMONIA EN UNA ECONOMiA-MUNDO Uno de los conceptos clave del andlisis de los sistemas-mundo es que ahora existen dos tipos diferentes de sistema-mundo co- nocidos hasta la actualidad: una economia-mundo y un imperio- mundo. Un imperio-mundo se define como una estructura que ha constituido una tinica estructura politica global y una tinica division global del trabajo. La China de la dinastia Han y el im- perio romano son dos buenos ejemplos de imperios-mundo. El concepto de hegemonia se refiere a un atributo que un estado puede tener en el sistema interestatal de una economia-mundo. Una potencia hegemonica es algo muy diferente de un impe- rio-mundo. La superestructura politica de una economia-mundo noe es un imperio burocratico sino un sistema interestatal com- puesto por estados pretendidamente soberanas. Y un estado he- gemonico no es simplemente un estado fuerte, ni siquiera el es- tado mas fuerte dentro del sistema interestatal, sino un estado significativamente mas fuerte que otros estados fuertes (fuertes, no débiles). Esto describe una situacién que se ha producido en repetidas ocasiones pero de ninguna manera continuamente. Vale decir, hay periodos en los que existe potencia hegeménica dentro del sistema interestatal de una economia-mundo y otros en los que no hay un poder hegemonico sino mas bien un «equi- librio de poder» entre multiples estados fuertes. éQué significa decir que existe un poder hegemOnico? Quiere decir que un estado es capaz de imponer su conjunto de reglas al sistema interestatal y crear asi un orden politico mundial como le pa- rezca prudente. En esta situacion el estado hegeménico tiene ciertas ventajas adicionales para las empresas que se encuentran dentro de él o que son protegidas por él, ventajas que no son concedidas por el «mercado» sino obtenidas por medio de presiones politicas. Creo que resulta titil pensar en la hegemonia, no como en una estructura, sino como en un proceso que se desarrolla en el tiempo. Ademas, me parece que es un proceso que no tiene solo dos momentos en el tiempo (ascenso y decadencia) sino, por XXIV Immanuel Wath 1 erste. i analogia con la manera en que Schumpeter CONCIbIG Iog ek Prétogo a la edicién de 2011 Be de Kondratieff, cuatro momentos. Si se inicia la historia & elo, existe un poder hegeménico incuestionado, el primer mo “Ndy nomico de sus aliaclos a fin de mantener su propia ventaja «adi- se produce en el periodo inmediatamente posterior, f, are | cional». Por el otro lado, necesita mercados y necesita también mento de la lenta declinacién de la potencia hegemonic. my aliados lo bastante fuertes como para que le ayuden a mantener a rante el cual aparecen dos potencias como contendientes raya al «enemigo». Estos dos requisitos conducen inevitablemen- sucesiOn. El momento siguiente se da cuando la decadenciae” hk te al fortalecimiento econdmico de los aliados, La superioridad rae ae ne pensar que en este segundo moment i productive del poder Regemenice sobre otros poderes fuertes ay un «equilibrio de poder» en el sistema- esaparece 0, por lo menos, se reduce mucho. seaierinn ‘uealios mouindienter por la Beusne re purante ste De modo que, inevitablemente, la hegemonia se socava a si de obtener ventajas geopoliticas y de economfa-mundo, ne a fin misma, antes que nada economicamente, decadencia causada di- momento se presenta cuando la lucha se vuelve tan a A 1 terce, rectamente por el fortalecimiento econdmico de los aliados. En desintegra el orden y se produce una «guerra de los Trent ae ee eos nuegis SS ness a dena eee entre los contendientes por la hegemonia. Y el cuarte a Afhos, sus recursos politicoideolégicos para mantener una ventaja eco- so.daccuandocuna devestoe conten ad fo Moment nomica adicional, algo que puede hacer al principio pero que se endientes gana definitivamente va volviendo cada vez mas dificil con el paso de los anos, sobre por lo tanto puede establecer una verdadera hegemonia todo en la medida en que el «enemigo» parece volverse menos que comience, desde luego, la lenta decadencia. Ma ecligraso. Comienza, a: cuestionare la legitimidad de la vente Hasta ahora ha habido tres poderes hegemonicos en |a histori adicional. La potencia hegemGnica tiene que recurrir a afirmar del sistema-mundo moderno. Las Provincias Unidas de los Paj Ee la validez de su ideologia. Y el acto mismo de afirmar la validez Bajos fueron brevemente la potencia hegem6nica a mediado: a de una ideologia no sélo constituye una prueba de su decadencia siglo xvu, desde 1648 hasta el decenio de 1660, El Reino Unie sino que tiene un impacto negativo adicional en su atractivo. oe Ademas, como parte de sus esfuerzos por conservar el orden fue el poder hegeménico durante un lapso lig. el curso del siglo xix, desde 1815 hasta 1848 mas, Estados Unidos fue poten siglo xx, de 1945 a 1967/1973. Después de la hegemonia holandesa las dos potencias que con. ramente mayor en : 0 tal vez un poquito cia hegeménica a mediados del mundial que ha establecido, la potencia hegemGnica empieza a invertir demasiado en estructuras militares. Va descubriendo que de vez en cuando tiene que usar de hecho sus fuerzas militares, lo cual es costoso y desvia las finanzas de las inversiones econdmicas. tendieron por la sucesion fuero: . pay Es verdad que en este periodo la potencia hegemdnica sigue gemonia britdnica los dos podenes feven @ panei Tras lahe | teniendo un inmenso ouder militar. Pero en el periodo de hege- mania. Después de la hegemonia estadunid IAG os Unidos y Ale- monjia verdadera pocas veces requiri6 usarlo, porque todos daban fueron una estructura emergente en el eSNG los dos poderes por sentado que existia y que era abrumador. En el periodo de rea-China) y una Union Europe: d “horeste de Asia (Japon-Co- declinacién empieza a tener que utilizarlo, e incluso si gana las pea todavia estabilizada sdlo en parte. luchas militares, el mismo uso del poder militar socava su efec- tividad a largo plazo. Significa que otros estan atreviéndose a cuestionar militarmente al poder hegeménico. Y un atrevimiento La lenta pero inevi 0% i pero inevitable decadencia del poder hegeménico i conduce a otro. Opolio del poder geopolitico mun _ El equilibrio del poder ay ! Parece haber ciertos patrones en lo que ocurre a medida que conservacién d ks i . +e ae Socavar su poder politi ive: i ili ambos contendientes por la sucesién hegemOnica ganan en fuer- La ambigiiedad de i pong za y asertividad. En cada caso, hasta ahora, un contendiente ha dos se ve con mayor cl; a relacién de] poder hegeménico y sus alia- estado basado primordialmente en la tierra y el otro primordial- aridad en | i mente en el mar (u hoy en el mary en el aire). Yen los dos pri- el poder hegemédnico a esfera econédmica. Por un lado, | i ao ; 6 Procura restringir ear oe meros ciclos hegeménicos el poder basado en la tierra procur6 gir el fortalecimiento eco Immanuel XXVI Wallerstein sformando la economfa-mundo ¢, r6é conquistar a toda Eur, do. En respuesta, la tirse en un poder, obtener el dominio tran imperio-mundo. Napoleén procu Hitler traté de conquistar al mun: con base en el mar procuré conver! rial, sino hegeménico. base ‘64 BIGHSE-SS Para lograrlo, los poderes con as Dstruyerg, grandes alianzas y, en primer lugar, une ee con el que fuer hasta entonces el poder hegemonico: Ing: ee con las Provin. cias Unidas, Estados Unidos con Gran Bretana. Por analogia, ,,. Tun pay Potencig 70 impe, bria esperar que la : és una alianza con Estados Unidos. En los das casos previos el Pode; antes hegeménico se convirtié en el socio minoritario de Ig po- tencia maritima (o maritima/aérea) en ascenso. Al principio el poder ascendente basado en el mar solia no tener un ejército terrestre significativo, que sdlo habria de cons. tituirse en una etapa posterior. La ausencia del ejército en esta fase temprana tenia una ventaja clara: ahorraba muchisimo qj. nero, dinero que se invertiria en la infraestructura econémica putativa estructura del noreste de Asia bus nes] del pais, permitiéndole ganar la lucha crucial por ser el poder . mas competitivo en la esfera de la produccién para el mercado mundial. En los dos casos previos la ventaja productiva llev6 a una ven- | taja comercial, que a su vez condujo a una ventaja financiera. E] punto en el cual la potencia en ascenso cont6 con esas tres venta- jas es el que corresponde al momento de la verdadera hegemonija. En este volumen se analiza esta secuencia para el caso holandés. También ocurrié, como se describe en relacién con los holande- Ses, y como volveria a pasar con los britanicos, que la decadencia repitié el mismo orden: el poder hegemonico en declinacién per- dio primero su ventaja productiva, luego su ventaja comercial, y protegié durante mas tiempo su ventaja financiera. El proceso de decadencia no resulta desastroso para la potencia atta entonceg hegeménica, Esta sigue siendo, durante largo tiem- E coals poster ete con todo el Prestigio que ha recaido sobre iat Mtoe eae Contintia siendo, normalmente, un Ante Save fice ae Sea relativamente menos rico que out een ernie Os excedentes en su riqueza nacional, wuptiat 1a Teodins S residentes tengan una existencia muy Co luego, hay un ineen re Principio, un proceso lento, y desde cluso ante uno mismo, Per Tee ae erase En este periodo de ditadente hee le llega el momento. Ho €s débil. Muy por el conteario 'a Potencia antes hegemonica Uempo el pais mas poderoso aa See ene Sixes auch? €! mundo, politica y militarmen- Prélogo a la edicién de 2011 XXVII te (pero ya no econémicamente), aunque ya no es hegeménico. Es decir, comienza a beneficiarse cada vez menos de las ventajas «adicionales» de la hegemonia, Este periodo de declinacién lenta pero constante puede considerarse un periodo de desintegracién lenta pero constante del orden mundial, el orden previo. Durante el periodo del «equilibrio de poder» la potencia hege- monica en decadencia comenzé a invertir significativamente en las actividades econémicas del poder en ascenso al cual se estaba aliando como socio minoritario. Asi logr6 conservar por cierto tiempo su fortaleza en la esfera financiera, y encontrar una salida fructifera para su excedente de capital. E] desorden del sistema-mundo tendia a crecer. El poder antes hegeménico se mostraba incapaz de garantizar el orden. Ambos rivales por la corona de la hegemonia mostraban mas y mas vigor en sus intentos por asegurarse la primacia adquiriendo alianzas geopoliticas apropiadas y tratando de sentar las bases para nuevos productos de importancia con los cuales pudiesen crear sectores de producci6n poderosamente monopolizados. El «equilibrio de poder» comenz6 a parecerles inaceptable a los dos rivales. En ese momento el orden se desintegré definitivamente. La «guerra de los Treinta Arios» Llegamos finalmente al momento de desorden total, el momento de la «guerra mundial» o, como prefiero concebirlo, el de una «guerra de Treinta Anos». La guerra originaria de los Treinta Anos se libré desde 1618 hasta 1648, y tras ella surgieron, he- gemonicas, las Provincias Unidas. La segunda fueron las guerras revolucionarias/napoleénicas de 1792-1815, de las cuales surgié, hegem6nico, el Reino Unido. Y la tercera fue el periodo 1914 1945, del cual surgié, hegemOnico, Estados Unidos. En las tres «guerras de los Treinta Aiios» hubo un patron re- lativamente comtn. Cada una de ellas involucré luchas a largo plazo de la mayor parte de las areas relativamente bien desarro- lladas de la economia-mundo de su época, y cada una de ellas resulté enormemente destructiva para la infraestructura fisica y la poblacién del area. Sin embargo, estas «guerras mundiales» no eran continuas sino que se libraban, por decirlo asi, intermi- tentemente. Cada una de las «guerras de los Treinta Anos» fue ideologica- mente ambigua. Los holandeses se aliaron con las potencias cat6- licas. Gran Bretana se alié con las potencias mAs autocraticas de Europa. Estados Unidos se alié con la Unién Soviética. Durante XXVIIT cada una de las «guerras de los Treinta Anos» el énfasis no se cia en la pureza ideolégica sino en la derrota del otro conte, te. En cada uno de los casos la potencia que habria de lleg. hegeménica desarroll6 un fuerte ejército terrestre en el ¢ la guerra mundial, y al final el ejército terrestre del rival se habia convertido en un elemento significativo de su vic litar, Asimismo, en cada uno de los casos el contendiente qued6 derrotado por completo y perdié su vigor (por un UTSO de Sanado, toria mj. anterior tiempo Ndien. | ar ase, | Immanuel Wallersy 2 ‘ein al menos), tanto militar como econémicamente, y, desde luego, { politicamente también. Por tiltimo, en cada uno de los casos el triunfador hegemén; } co se libré en gran medida de toda destrucci6n fisica durante la guerra. La combinaci6n de librarse de la destrucci6n y del desa. | rrollo de la infraestructura econdmica durante el periodo de la. guerra implicaron que, al final de la guerra mundial, la Potencja hegeménica tuviese una ventaja economica inmensa sobre todas las demas grandes potencias. Podia producir los articulos mas rentables de la €poca de manera mas eficiente que todos los de. mas; y eso no sdlo lo hacian los productores de zonas periféricas sino también los de otras zonas centrales previas o futuras. Hegemonia verdadera E] final de la guerra mundial marcé el comienzo de la verdadera hegemonjfa, tiltima etapa del ciclo, o primera. El mundo, cansa- do de la guerra, cansado de la destruccién del orden eansado ae la inter ddumnbre politica, recibia con beneplacito =9 parecia ieee de la nueva potencia hegeménica, Esta chomp el mundo. Los holandeses ofrecieron toleran- oa (yee, Tegio, etus religio) , respecto a la soberania nacio- falia) y mare liberum. Los britanicos ofrecieron la vision del estado lil Gulngrul a de Europa basado en un orden parlamentario 4 ade las «clases peligro- la incor; id iti poracion politic sas», el patré i el patrén pee de la esclavitud. Estados Unidos ofrecié inane iP ti istas, derechos humanos, descolonizacion ie a) y el libre movimiento del capital Stas visiones eran vi Com dijo en 1668 ace owning, «Es mare libery itni sum en la costa de Afric itanicos, pero mare clau- ‘ay las Indias orientales» .! (Alli era donde ' Citado ¢ n Piet 1715, Londtes, Ernesto. yl, The New i *, Ernest Benn, p - herlands in the Seventeenth Gendury, vol. 2, 1648 Prélogo a la edicién de 2011 XXIX tenian ventaja los holandeses.) Las potencias hegeménicas nunca habian permitido que la ideologia interfiriese con sus intereses. No obstante, esas visiones fueron la base sobre la cual la potencia en cuesti6n aseguraba la legitimidad de su posicién hegeménica, y sin ducla esta vision desempené un importante papel en su ca- pacidad de mantener el orden mundial. En el periodo de verdadera hegemonfa era esencial que la po- tencia hegeménica construyese tanto un «enemigo» de su visién del mundo como una red de alianzas. No era tanto que las alian- zas se creasen a fin de combatir al enemigo como que el enemigo se construfa para poder controlar a los aliados. La potencia hege- monica procuraba cerciorarse de que los aliados subyugasen sus intereses econdémicos inmediatos a los de ella misma, creando asi esas ventajas «adicionales» que son el propésito y el incentivo de la hegemonia. Los holandeses forjaron una alianza protestante con Inglaterra en contra de los franceses. Los britanicos, en el periodo poste- rior a 1815, celebraron la Entente Cordiale con Francia contra el trio autoritario de Rusia, Austria y Prusia. Y Estados Unidos cre6 la oran (y el Tratado de Defensa Mutua Estados Unidos-Japon) contra la Uni6én Soviética y el bloque comunista. En todos esos casos los aliados se vieron econémicamente obstaculizados por la alianza, por lo menos hasta el periodo de decadencia del poder hegemonico (y en cierta medida incluso durante el mismo). E] liderazgo que ofrecia la potencia hegeménica no era sdlo politico-econdémico sino también cultural, y no sdlo en las artes sino, cosa mas importante, en las estructuras del saber. Eso ocu- rriéd con los holandeses, que durante largo tiempo proporcio- naron el espacio en el que podian congregarse los intelectuales cuando se veian obligados a exiliarse de sus propios paises. La forma en que los britanicos y después los estadunidenses forjaron determinada versién de las estructuras del conocimiento es algo alo cual se dedica mucho espacio en e] volumen 4. Este control de la esfera cultural, junto con el control de la esfera financiera, es el tiltimo reducto de la ventaja econémica. Pero también pasa con el curso del tiempo. La hegemonia es un mecanismo critico para el funcionamiento del sistema-mundo moderno. Los ciclos de hegemonia son hitos cruciales de los ritmos ciclicos de la economia-mundo capitalista. En cierto sentido, fue el ascenso y la decadencia de las potencias hegemonicas lo que impidié la transformacién de la economia- mundo en un imperio-mundo, algo que habia ocurrido con re- gularidad antes de la creacién del moderno sistema-mundo. El mecanismo de la hegemonfa permitié que el moderno sistema- Imman XXX uel Wallersiy mundo Ilegase a ser la primera economia-mundo de la histo, AGRADECIMIENTOS de la humanidad que sobreviviese, floreciese Y Se expandiese an abarcar todo el planeta. Sin él, €l capitalismo como sistema hing rice no hubiese podido sobrevivir y transformar el mundo, 0. Las siguientes personas leyeron uno o mas capitulos del ma- nuscrito, beneficiandome de sus comentarios y/o objeciones detallados: Perry Anderson, Sven-Erik Astrém, Nicole Bousquet, Stuart Bruchey, Aldo de Maddalena, Emiliano Fernandez de Pinedo, Andre Gunder Frank, Walter Goldfrank, Terence K. Hop- kins, Hermann Kellenbenz, E. H. Kossmann, Witold Kula (y colaboradores), Hans Medick, Birgitta Odén y C. H. Wilson. Les doy las gracias a todos ellos. En otros lugares han aparecido versiones anteriores de los siguientes capitulos: la introduccién y el capitulo 1, en fran- cés, en Annales E. S. C. (1979); el capitulo 2 en Maurice Aymard, comp., Capitalisme hollandais et capitalisme mondial (1980), y parte del capitulo 4 en Caribbean yearbook of inter- national relations (1978). DE Pap SLAIN LUT ELE TED «La antigua Bol + . de Haarlem, Ean settee, de Adiaensz Job Berckheyde, artista a rita del siguiente modo por Charles Louis Pollnitz en 1747: «Fui a ver la plaza donde se feline Ios comer: un lado a otro por toda. iC llevar sus otros asuntos, y verles correr de Plaza; cualquiera pensarfa que estdn locos? INTRODUCCION: ~HUBO UNA CRISIS EN EL SIGLO XVII? La obra de los historiadores que han estudiado las tendencias de los precios europeos entre las dos guerras mundiales!, jun- to con la teoria de los ciclos econdémicos seculares (tendencias ascendentes y descendentes que duran 250 afios, aproximada- mente) con sus dos fases (a y s) elaborada por Francois Si- miand?, nos han legado unas ideas generales acerca de la historia europea a principios de la Edad Moderna que todavia Parecen ampliamente aceptadas: hubo una expansién en el siglo xvi (fase a) y una depresién, una contraccién o una «crisis» en el siglo xvit (fase B). Las fechas que delimitan estas fases, la naturaleza de los cambios que se produjeron (aun si limitamos el andlisis a las cuestiones econdémicas), las variaciones regionales y, sobre todo, las consecuencias y las causas de los flujos son temas muy debatidos, pero las ideas generales siguen en pie. En 1953, Roland Mousnier escribié un voluminoso tomo so- bre estos dos siglos (que ha conocido desde entonces cuatro ediciones revisadas); la parte que trata del siglo xviI, definido como el perfodo incluido entre 1598 y 1715, se iniciaba con un tono dramatico: El siglo xvir es la época de una crisis que afecta al hombre en su totalidad, en todas sus actividades —econémica, social, politica, re ligiosa, cientifica, artistica— y en todo su ser, en lo mas profundo de sus fuerzas vitales, su sensibilidad y su voluntad. Se puede decir que la crisis es permanente, pero con violentos altibajos*. Un afio después de que esto fuera escrito, E. J. Hobsbawm publicé un articulo en Past and Present que desencadend un importante debate académico. La tesis era que «la economia europea atraves6 una ‘crisis general’ durante el siglo xv, * Véase la bibliograffa que acompaiia al articulo de Braudel y Spooner (1967, pp. 605-15). 7 Véase Simiand (1932b). * Mousnier (1967, p, 161). 6 Immanuel Wall erst ; Ultima fase de la transicién general de la economia feuda, omia capitalista» *. . ; a ‘Bl ailsano pe aparece eo ee ls B. H. Slice Sobp i ithe aed vat bs abel, etn dominante del movimientg 2 " precigl en Europa, durante la segs mnie = siglo y la primera del xvIIl, fue descendente»°. Es cierto que Slick Bath duda en usar la palabra tories, asegurande ae ¢ periodo comprendido entre 1650 y iu fue «realmente una depresién insdlitamente prolongada» *; Bae esto no ¢, bia mucho las cosas. En cualquier caso, no discrepa de Ab cuando éste afirma que el periodo supuso una «inversign Ja tendencia seculare’, Podriamos ampliar la lista de estugy sos que coinciden si usdramos un lenguaje aun mas cau Pierre Vilar habla del «retroceso (recul) relativo del siglo Xvint y Pierre Chaunu define la diferencia entre los periodos Ayan como «crecimiento [frente a] decrecimiento (décroissance), sino mds bien como «crecimiento [frente a] menor Crecimie, to»®. René Baehrel es el mas reacio a ver cualquier tipo 4 crisis, pero acepta el concepto para el periodo muy conerey comprendido entre 1690 y 1730". Los términos se hacen ty ‘ 1965, p. 5). 7 5 en, v 2). >» primera edicién alemana del libro de AW aparecié en 1935, y la segunda, revisada y aumentada, en 1966. Abel dia que «se ha conservado el esquema general», pero que «las depresions de los siglos XIV-xV y XVI-XVIT son interpretadas como periodos de amim racién, que han sido subdivididos todo lo posible» (1973, p. 6). Probath mente, Abel cree que hubo una mejoria entre las dos eobaaare Fl * Slicher van Bath (1963a, p. 206). Dos estudios més recientes (Cipol 1974, p. 12, y Davis, 1973b, p. 108) son igualmente reacios a emplear la p labra crisis, aunque, como aiiade Cipolla, «en el fondo de toda simplifia cién hay siempre algo de verdad», " Esta expresion aparece en el titulo de la segunda parte, cap. V (Abe 1973, p, 206), Pierre Chaunu usa una frase similar, «la inversién de } ee principal de los precios y actividades» en el t{tulo de un# lo sobre el siglo xvir (1962b). : “ie (1974, p. 46), quien fecha el inicio del perfodo entre 1598 y Ist y el fin, entre 1680 y 1725, _* Chaunu (1962b, p, 224). Esto se asemeja a la descripcién que Ma Simiand de la fase B: «No lo contrario de lo que sucedié en la fess pre ied a aoanenta atenuado © una estabilizacién, y no ya una uacién del > , p. 649), ” Bachrel (1961, p. 29), quien, como Chaunu, sefiala que 1a fase 92 €s mecesariamente una fase de decadencia, sino que puede ser sd mate una fase de tasa de crecimiento menor (1961, p. 51). Otros aul a de acuerdo en que este periodo es especialmente dificil. Le a ae habla especificamente de «las dos o tres wiltimas déc® A tee Goth (973, p. 431). Jacquart lo sittia entre 1680 y 1710 (1978.4 ). Morineau, sin embargo, descubre «un ntimero bastante 8" ¢Hubo una crisis en el siglo XVII? 7 vagos y el tiempo tan corto que podemos preguntarnos qué es lo que queda al final. Ivo Schéffer comienza su articulo sobre este periodo con un tono de duda: A veces parece como si el siglo xvi, encajonado entre los siglos xvi y XVIII, no tuviera rasgos propios. Con el Renacimiento y la Re forma por un lado y la Ilustracién y Ja Revolucién por otro, no nos quedan, para el siglo que hay entremedias, sino términos vagos como stransiciéne y «cambio» ", Tal vez esto sdélo sea debido a que, como sostenfa Jean Meu- vret en 1944, «tenemos mucha menos informacién» sobre el periodo comprendido entre los dos momentos de claro au- mento de los precios". gNos negaremos entonces a clasificar este periodo y lo dejaremos escabullirse en la complejidad de unos datos confusos y a veces engafiosos? ¢O diremos con Schéffer: «Tal vez sea tradicionalismo, en contra de nuestro saber y entender, pero no tenemos mds remedio que reservar al siglo xvir un lugar propio. Nuestra imaginacién lo nece- sitay 8? Podriamos dejar tal decisién al azar de la moda literaria de no ser por las importantes cuestiones teéricas que se ocul- tan tras el lio de la nomenclatura. En primer lugar, se plantea la cuestién de si existieron en realidad cosas tales como las «tendencias seculares» de la economia", y, en caso afirmativo, de se que son positivos [de bon allant]» entre 1660 y 1700 (1978f, p4- gina )« " Schéffer (1966, p. 82). Los términos vagos siempre se pueden rechazar como florituras del historiador. «El hecho de que casi todos los periodos hist6ricos hayan sido definidos, en una u otra ocasién, como ‘un momen- to de transicién’ es un comentario expresivo sobre el apego del historia- dor al cambio» (Supple, 1959, p. 135). ™ Meuvret (1944, p. 110). Véase la queja similar con que se inicia el libro de Murdo. MacLeod sobre la América Central espafiola: «El siglo xvit fue descrito hace algun tiempo como ‘el siglo olvidado de Latinoamérica’> (1973 p. xi), referencia al articulo de Leslie Boyd Simpson titulado «Me- xico’s forgotten century» (1953). J. V. PoliSensky, en la misma linea, observa que «los historiadores de las escuelas social, econémica y mar- xista se han preocupado sobre todo por los siglos xvI y XVIII, ‘mas revo- lucionarios’, y han arrojado poca luz sobre el xvii» (1971, p. 2). William Bouwsma lama al siglo xvii «en un sentido historiografico [...] una zona fronteriza y subdesarrollada entre dos zonas superdesarrolladas» (1970, pa- gina 1). ™ Schéffer (1966, p. 83). * Francois Crouzet se refirié en 1971 a los «conceptos obsoletos como las fases 4 y B de Simiand» (1971, p. 147). Un ataque similar, esta vez desde la izquierda, fue realizado por Gilles Postel-Vinay: «Las fases A y 8 [...] han resultado ser una forma segura de ignorar los problemas rea- les planteados por el andlisis de la renta de Ja tierra» (1974, p. 78). 8 Immanuel Wallerste:, cémo se relacionan con la politica y la cultura. Y gj exit las tendencias seculares, grefleja entonces cada sucesiva Baten de fases (desde la Edad Media hasta nuestros dias) uy ela < i Io diferente de economia, como afirma Gaston Imbert? 29 fell man todas ellas parte de un largo perfodo de «consumo as cola indirecto» que se extiende desde el afio 1150 hasta 185) aproximadamente, como dice Slicher van Bath '? ¢0, por contrario, hay una ruptura crucial en la mitad del Perfodo Y si hay una ruptura crucial, nos enfrentamos a otra Cuestign adicional: gcudndo se produce? / . . A propésito de esta Ultima cuestién existen varias posturas, Una es que la fisura fundamental, la ruptura mas Significativa se produce con la revolucién industrial a finales del siglo xvin, Segun Carlo Cipolla, tanto este «acontecimiento» como la re. volucién agricola del octavo milenio a.C, representan «pro. fundas brechas en la continuidad del proceso histéricoy 1, D. C. Coleman hace la misma puntualizacién de otra forma cuando dice que en el desarrollo econémico de Europa entre 1500 y 1750 hay mas continuidad que cambio: «Cuando se abre paso la luz, la tecnologia de 1500-1750 resulta ser, en general, mas estdtica que mévil» #, Del mismo modo, toda una escuela de pensamiento marxista llega a la misma conclusion por lo que respecta a la cronologia de cualquier ruptura, insistiendo, como lo hace Balibar, en que el periodo comprendido entre 1500 y 1750 es el periodo de la «transicién al capitalismo» y que a partir de 1750 comienza el periodo del capitalismo propiamente dicho”. En la misma linea que Balibar se sitda la distincién G, Imbert, en su libro sobre las ondas Jargas (1959), distingue cuatro ! tendencias seculares, correspondiente cada una de ellas a una forma economia: 1250: economia medieval 1507/1510: economia mercantilista 1733/1743; economia capitalista 1896: economia planificada. * Slicher van Bath (1963a, terc Cipolla (1964, p. 31). ns Parte) Coleman (1959, p. 506), Este articulo es una resefia del tercer volt men de la Histor: tesis. Véase ewe, ene ee Coleman ofrece como prueba de si temmévil centre 130.1320 y 0d. (1977), quien habla de la «historia i ; . hace conscientenais'S adoptan esta periodizacién, Pero Etienne Balibat siciéns y un rane distincién teérica entre un «periodo de trar produccién (1968, pp. 2720) Prevalece o es «dominante» un modo nm ae en el que tomar Se publicé en 1940-1941 un debate entre marxist® Bate giré en torna, ong anidad este problema de periodizacién. El 42 le los primeros escritos de Christopher ¢Hubo una crisis en el siglo XVII? § de G. N. Clark entre el «capitalismo temprano» de finales de la Edad Media y el «capitalismo plenamente desarrollado» del siglo xIx, estando los limites de la primera etapa claramente sobre la revolucién inglesa. Peter Field critica la idea de Hill de que la Inglaterra anterior a 1640 era «todavia esencialmente feudal». Para Field, Marx habia dicho muy claramente que la Inglaterra del siglo xvit era «decididamente burguesa, es decir capitalista», y «Marx tiene razén: la sociedad del siglo xvr es una sociedad burguesa». De hecho, la reina Isabel «fue el mas destacado capitalista de la sociedad capitalista burgue- sa (...] comparable a Leopoldo de Bélgicas (Field, 1940a, p. 558), Douglas Garman replica que Field «confunde el huevo con la gallinas y que si se hubiera producido ya la revolucién burguesa antes de 1640, «lo unico que se puede preguntar es: gcudndo?» (Garman, 1940, p. 652). Field res- ponde que Garman «olvida que concepcién y nacimiento no son la misma cosa» y que «empezando por la guerra de las Rosas —el suicidio masivo de los feudalistas que la burguesia utiliz6 para implantar firmemente sus raices— [y] siguiendo con las revueltas campesinas, la confiscacién de las tierras de la Iglesia, el Peregrinaje de Gracia y el alzamiento de la noble- za del norte, nacié la sociedad burguesa» (Field, 1940b, pp. 654-55). A continuacién, Dona Torr sale en defensa de Hill con una teorizacién muy explicita de las etapas. El error de Field, dice, es suponer que la sociedad pasa directamente del feudalismo al capitalismo, «ignorando las etapas intermedias de la pequefia produccién de mercancias, esencial para el desarrollo capitalista». Torr afirma que la «forma final de la sociedad capitalista» no se dio hasta la revolucién industrial, 400 afios después del shun dicmente de la economia sefiorial inglesa en el siglo xiv (Torr, 1941, p. 90). Maurice Dobb, que escribe en el mismo numero de la revista que Dona Torr, adopta una postura intermedia. Por una parte, no esta de acuerdo con Torr en fechar el capitalismo a partir de la revolucién industrial. Si se hace asi, «como es posible considerar Ja lucha del siglo xvit como una revolucién democrética burguesa, cuando sucedié un siglo y medio antes del desarrollo de la produccién capitalista?», Ademas, dice, afirmar que «la Inglaterra de los Tudor y los Estuardo fue una época de ‘capi- talismo mercantilista’ en contraste con el posterior 'capitalismo indus- trial’ es eludir el problema». La solucién de Dobb consiste en afirmar que en esa €poca «las relaciones de produccién [se podria decir que habian cambiado] aun cuando las fuerzas productivas conservaran su configura- cién medieval», Por tanto serfa correcto decir que en la Inglaterra del siglo xvr el «modo de produccién estaba ya en vias de transformacidn en un modo de produccidn capitalista» (Dobb, 1941, p. 92). Aunque la formulacién de Dobb evita la burda trampa en la que cae la de Dona Torr, en ultima instancia no es realmente diferente de la tesis de ésta, como revela el posterior trabajo de Dobb. Hill publicé varios afios después un artfculo sobre las ideas de Marx y Engels acerca de la revolucién inglesa. En él mantiene que el «concepto marxista de revolucién burguesa» implica que «el Estado feudal es derro- cado por una clase media crecida dentro de él, creandose un nuevo Esta- do como instrumento del dominio burgués». Hill cita como ejemplos afortunados o desafortunados la Reforma alemana («primer ataque del espiritu burgués al antiguo orden»), la revuelta de los Paises Bajos («pri- mera revolucién burguesa coronada por el éxito a escala nacional»), la revolucién inglesa de 1640, la revolucién francesa de 1789, la abortada 10 Immanuel Wallerste,, (| ibuj i ‘ke, de Col6n a War dibujados Glamann (1974, p. 464). 18 Immanuel Walt. | TSt—p la segunda mitad del siglo XVII, coincidiendo Con un miento general de la poblacién»‘, que probablementg tty caria un exceso de oferta. Sin embargo, Glamann Tog sefiala que en esa misma época «Europa estaba harta qe mienta» 5, a Pero, gcémo se puede hablar de un exceso de Oferta do el problema de Ia época era probablemente e] de ta Su sez de alimentos? Schdffer habla de los «fendmenos est & rales permanentes, a veces latentes», que existieron en Eu as «desde los desastres del siglo xIv hasta bien entradg ae glo xvii», y en primer lugar «la continua tension entre la oa duccién y distribucién de alimentos, por una parte, y lan to sidad de alimentos de la poblacién, por otra». El resultado «una situacién en la que la desnutricién era endémicg hambre a menudo epidémica»®, Para Domenico Sella, el] bi estar de comienzos de la Edad Moderna dependia de ata suministro de alimentos siguiera el mismo ritmo que la : blacién»’, si bien otros autores hablan de que la Produceify crecié mds deprisa que la poblacién. Evidentemente, estamo ante una anomalia que sélo puede resolverse con una ida mas clara de la sucesién de los hechos. Veamos qué otros hs chos se produjeron, En el siglo xvi se produjeron ciertos cambios agrondm cos: por ejemplo, el proceso de roturacion de tierras al meng se hizo mas lento, probablemente se detuvo y posiblement sufrié un retroceso. A diferencia de los Siglos XVI y xvi «inventores de tierra» (segun la feliz imagen de Chaunu), d Siglo xvi, especialmente a partir de 1650, fue una época ‘ Ibid. p. 465. Véase también Slicher van Bath (1963a, p. 208). Sobre h cee decadencia global de la produccién @ Tiel, Nae Jao Hobal Me 2 Pre 360). Jacquart sefiala (p. 378) que una decadencit Sel coe Pre luccién sélo puede ser debida a tres razones: cambios L le la produccién, cambios en el nivel de las cosechas } cto en el mercado. Rechaza la primen eriodo, lo que deja en pie las otras do que la explicacién esencial es la dismin , sin embargo, los argumentos de al denidiiai 2 como explicaci i caida dimiento, «Si todos los demés factores Hubler deeinanas invaria La fase B 19 «consolidacién», pero consolidacién «sin mérito»#, No sdlo cesé la expansion de la tierra cultivada, sino que ademas el rendimiento medio de los cereales disminuyé en toda Europa durante el periodo comprendido entre 1600 y 1699, en mayor grado en el caso de la cebada y la avena que en el del trigo y el centeno, y mucho mas acentuadamente en la Europa cen- tral, septentrional y oriental que en Ja occidental®. De Madda- lena califica a esta disminucién del rendimiento de «fenémeno notable» ". Otro importante cambio agrondémico se produjo en la eleccién de las plantas cultivadas: en primer lugar, un cambio en el uso de la tierra destinada al cultivo de cereales, que pas6é a ser destinada al pastoreo en las zonas més frias y a Ja viticultura en las mas cdlidas"; en segundo lugar, un cambio del cultivo de cereales por una mayor produccién de plantas forrajeras, que requieren un trabajo intensivo, y por plantas destinadas al mercado (lino, cdfiamo, hipulo, colza, ru- bia y hierba pastel)”, y, en tercer lugar, un cambio de los cereales de alto precio (centeno y trigo) por los de bajo precio (cebada, avena y alforfén)" y una reduccién en la compra de " Chaunu (1966a, p. 272). Véase también Slicher van Bath (1963b, p. 18). En el siglo xvi1 no sélo se podian encontrar aldeas desiertas en zonas devastadas por la guerra, como Bohemia, las Alemanias, Polonia y Borgo- fia, sino también en zonas situadas fuera del‘escenario de las luchas, como la Campania y Toscana en Italia y Salamanca en Espaiia. Véase Slicher van Bath (1977, p. 68). ° Véase Slicher van Bath (1963b, p. 17); véase también Jacquart (1978a, paginas 363-68). De Maddalena (1974a, p. 343). Slicher van Bath afirma que existe necesariamente un vinculo entre el rendimiento y el precio de los cereales. «Abonando mds, lo que requeria a menudo la compra de abono, se podia obtener rendimiento superior. Pero esto sélo se hacia cuando la produc- cién de cereales era remuneradora (1965a, p. 32). Obviamente, no cree que lo fuera, ya que también afirma: «La reduccién en la cantidad o la calidad del abono fue probablemente la responsable de la ligera caida del rendimiento de los cereales entre 1600 y 1750 en la mayor parte de los paises de Europa sobre los que tenemos datos» (1977, p. 95), 1 Véase Romano (1962, pp. 512-13). Véase también Slicher van Bath (1965a, pp. 33-34), quien ofrece esta lista de zonas que pasaron de la agri- cultura al pastoreo entre 1650 y 1750: Castilla, Schwerin, Vorarlberg, All- gau, Bregenzerwald, Pays d’Enhaut, Emmenthal, Saboya, Jura, Gruyéres, Pays d'Hervé, Borgofia, Thiérarche, Pays d’Auge, Bessin, Cotentin, Mid- dlands e Irlanda. Entre 1630 y 1771 se convirtieron en zonas de vifiedos las Landas, Périgord, Séte, Montpellier, Alsacia, Catalufia, Vaud, Hallwil y el cantén de Zurich. ® Slicher van Bath (1955a, pp. 33, 39), que cita los cambios producidos en el Mosela, Harz, Erfurt y los Paises Bajos. © Slicher van Bath (1965a, p. 39). 20 Immanuel Watte TSty. fertilizantes (tanto mantillo como marga) para |g PrOdyon, | de cereales ". . cai Junto a los cambios puramente agronémicos, se ody; serie de variaciones en la organizacién social de Jaq rode agricola, De Maddalena habla de una «degradacién Bene, la clase campesina» * durante el siglo xvi, en la cuaj a 4 rratenientes, aduciendo una ‘urgens et improvise neces, 4 procedieron a confiscar las tierras antes poseidas poy Toot pesinos» ", Sefiala también la sexpropiacion mejor seria marla usurpacién— de un tercio de las propiedades comung (de ahi el término triage)» que afecté a los campesinos a ducir Ia zona en la que tenian derecho a pastar y ie Ly lefia 7, Slicher van Bath esta de acuerdo en que la Poblag; rural se resintié en mayor medida que la poblacién urb; 4 pero establece una distincién entre los pequefios Campesi y colonos, por una parte, y los jornaleros y sirvientes domi, ticos, por otra, pasdndolo «relativamente peor» la Prime, pareja que las dos categorias de asalariados *. Meuvret encug, tra a esto una explicacién muy obvia: Por cada agricultor-propietario (laboureur) que se queja de a escasas ganancias a causa del precio del trigo, cudntos jornalery (manoeuvriers) o artesanos se regocijan por el precio mas bajo qu tienen que pagar en las raras ocasiones en que deben comprarlo En general, Slicher van Bath mantiene que la situacién fina ciera desfavorable de los propietarios y arrendatarios (fermies propri¢taires) fue acompafiada de una reduccién de los arti dos (fermages), y especialmente del ntimero de pequefios arre datarios (petits fermiers)®, Las dos reducciones fueron pat lelas al hecho de que en general el tamafio de la unidad agricab (exploitation agricole) se hizo mayor ?!. Sin embargo, a pest de las unidades mayores y del trabajo mds costoso, hubo m : pi pp. 15, 39, | 28, 1978 pats (Ma, p. 288); ef. Jacquart (1978a, p. 346; 1978b, pp. “De Maddalena (1974a, p. 292); i , be Madden ene aD) ef Jacquart (1978b, pp. 391-92). bauern, ee a (1965b, p. 147). Los términos en aleman son Kid aaente "hincapié y sles frente a Knechte y Magde, Jacquart hace i que define pds a relativa decadencia del «campesinado medio», # Pequefia unidad fae eee Por los que «poseen o explotan (1978. p, 466), ‘are y que durante la crisis se «proletarizai@ ” Meuvret (1944, p. 116). ® Slicher van Bath : (1965; | ™ Tbid,, pp. 31.36, 19658) P- 38). fi La fase B 21 nos mejoras en el equipamiento agricola en el siglo xv que en el xvi, aunque hubo mas innovaciones en los aperos utilizados en la elaboracién de productos lacteos, tales como el perfec- cionamiento de la mantequera ”, Se dice que la industria, como la agricultura, perdié su «fuerza de aceleracién» en el siglo xvi, aunque un poco mas tarde, No esta claro lo que esto significé para la produccién total europea. Sella afirma que las fluctuaciones fueron rela- tivamente pequefias, ya que cuando la poblacién aumenté en el siglo xvi, los salarios reales disminuyeron y, por consiguiente, las cosas siguieron «basicamente como estabans; sin embargo, cuando se produjo un aumento de Ja renta per capita a partir de 1650, la demanda individual incrementada «tal vez fuera contrarrestada en parte [a nivel global] por las cifras en des- censo de la poblacién» #, Hobsbawm sefiala claramente la im- precision de este andlisis: «¢Qué ocurrié con la produccién? Simplemente, lo ignoramos» *, Lo que si parece que sabemos es que hubo un cambio en el emplazamiento de la industria. Para Slicher van Bath, es «bien sabido que en periodos de contraccién agricola —finales de la Edad Media y siglo xvii— la industria rural, y especial- mente la industria textil, irrampe en escena»*, Esto se debid, segtin se afirma, a la baratura y el atractivo para la industria de una mano de obra rural subempleada. Dado que al menos hasta mediados del siglo xviII esta industria se bas6 en un escaso porcentaje de capital fijo, Romano afirma que «en consecuencia, era sumamente facil liquidar un negocio, recu- perando el capital invertido»”; esto pudo suceder en la in- dustria textil, pero el argumento es dificil de aplicar a las otras dos grandes industrias de la época (segun la lista de Romano): la extraccién de minerales y la construccién naval *, Este desplazamiento de la produccién textil a las zonas rura- * [bid., pp. 15, 34, 39. ® Romano (1962, p. 520). Recapitulando més tarde la esencia de este articulo, Romano decia: «El primer hundimiento de la agricultura, el mas importante, el determinante, se produce a finales del siglo xvi; el hundi- miento comercial e industrial llega mas tarde: se fija en 1619-1622 en el sentido de que después de la breve crisis de estos afos, la actividad co- mercial e ‘industrial’ entra en una crisis mds larga» (1974, p. 196). * Sella (1974, pp. 366-67). * Hobsbawm (1965, p. 9). * Slicher van Bath (1965a, p. 37), que enumera las siguientes zonas: Irlanda, Escocia, Maine (Francia), Flandes, Twente, Westfalia, los alrede- dores de Munster, Sajonia y Silesia. Romano (1962, p. 520). ™ [bid., p. 500, Imma 1 22 muel Ww, alley ; les fue acompafiado de la instalacién de las industrias significativas: 14 fabricacion de cerveza, |, Ny cién y la fabricacion de pastas alimenticias, QUE estaba, egy ellas basadas en la transformacion de cereales ¥. nf Al parecer, la ea del descenso de] cereales fue el aumento ; . mitad del siglo xvi [...] a medida que los precios de jg. ; tos tendian a bajar [...] las tasas salariales se Mantenjan bajaban en la misma medida» *. Esto es, por supuesto, jy Q trario de lo que sucedié en el largo siglo xvr3), Probables,” ello se debié en parte a la relativa «tenacidad» de los sal pero mas ain a que «en toda Europa hubo una Notaby, casez de mano de obra de 1625 a 1750». Si esto es agi. podemos conciliar este dato con el hecho de que ej siglo ha sido considerado como un periodo de desempleo i empleo relativamente alto? Como sefala Glamann: a Unicas : : Precj e los salarios reales, «En E de, s Cty, EI jornalero asalariado tal vez disfrutara de un cierto aumen el salario real. Esto presupone, sin embargo, que tenia trabajo, que no se puede dar por descontada en una época como ésta cay terizada por la perturbacién de las condiciones econémicas, Mucty de Ios economistas del siglo xvii, en cualquier caso, se basarony el supuesto de que en sus comunidades reinaba el subempleo a te escala*. tog Cualquier estudio de los precios (ya sea de los cereales 0 ¢ trabajo asalariado) esta especialmente dificultado en este rt riodo por Ja relacién entre los precios nominales y los precr de los metales preciosos*. Como sefiala Mousnier, todo¢: mundo esta de acuerdo en que «la baja es mayor de low parece en muchos paises si en lugar de contemplar sélo precios nominales eypresados en moneda de cuenta, se calat el precio en su correspondiente peso en metales preciosos! ® Slicher van Bath (1965a, p. 39). 3 Sella (1974, p. 366); véase también Vi i andlisis 2 Vigo (1974, p. 390). * Véase mi andli mbién » . Abel (1973, p. ee Wallerstein (1974, pp. 77-84). ‘Glamann (1974, p. 431 el siglo xvit, el ). Véase la observacién similar de Léon: # a V aumento de los salarios reales fi trarrestado pol crisis ‘ue contra 5 le ior cae ae generd bruscas y violentas elevaciones en los pret fuertes deprestonis abrumador incremento del coste de la vida y ta™ desempleo, Ast es industriales, que implicaron un grave y prolom . pues, ic una catastrofe para la mayor parte del m' se mi a i s Mousnier fie andllss en Wallerstein (1974, p. 271, pp. 384385), un metal preciogd en 2,,=! areumento en favor del uso como Ml 0SO €$ Dersuasivamente esgrimido por Le Roy Lad La fase B 23 Por consiguiente, si contemplamos los precios de los metales preciosos, como dice Vilar, existe «una certeza: internacional- mente, los precios expresados en plata se hundieron hacia 1660, pasaron por un primer minimo en el transcurso de la década de 1680 y sin duda por otro minimo hacia 1720-1721» ¥. El descenso de los precios de los metales preciosos debe ser relacionado con el descenso de la cantidad de dichos metales en circulacién, Geoffrey Parker resume ast la situacién general: En definitiva, no parece arriesgado suponer que las reservas netas europeas de metales preciosos aumentaron moderadamente entre 1500 y 1580, se incrementaron r4pidamente entre 1580 y 1620, y pro- bablemente disminuyeron a partir de la década de 1620, cuando la mineria de la plata se hundié en Europa y las remesas de plata americana se redujeron bruscamente, hasta la legada del oro del Brasil después de 1700. No hay duda de que el aumento del volumen de moneda dispo- nible en Europa fue muy importante. El comercio de Europa en 1700, evidentemente, no podria haberse llevado a cabo con los escasos recursos monetarios de 1500. Sin embargo, sigue en pie un problema fundamental: ¢fue esto suficiente? gFue el incremento neto de las reservas monetarias en Europa, por sustancial, que fuera, equiparable a la demanda en r4pido aumento de medios de pago? Hay diversos indicios de que no lo fue, sobre todo a partir de 1600”. No sélo hubo escasez de reservas monetarias, sino que también hubo una correspondiente escasez de crédito, de forma que al menos durante el medio siglo transcurrido desde 1630 a 1680, como sefiala Spooner, la cantidad total de «plata, cobre, oro y crédito bastara apenas para asegurar una vida monetaria dificil y mediocre, a la vez signo y consecuencia de un retro- ceso general de la vida material en el mundo»*, Esto explica la avalancha de moneda falsificada, «plaga generalizada del que cita la pregunta planteada por René Baehrel (1961): «No puede existir una sola medida correcta para valores. ¢Por qué habria de ser entonces el gramo de plata?» A lo que Le Roy Ladurie responde: «De acuerdo. Pero a fortiori, ¢por qué habria de ser la libra tornesa [livre tournois] que afiade a la relatividad del metal la inestabilidad suplementaria de la moneda de cuenta? [...] Si critico el metro de platino e iridio en nombre de una cierta relatividad del universo, no puédo reemplazarlo por un metro de goma, igualmente relativo y ademds enojosamente elds- tico» (1964, p. 83), ; * Vilar (1974, p. 246); pero Vilar afiade: «Fuera de Francia, es diffcil en cambio no tener en cuenta un perfodo de aumento, entre los afios 1683-1689 y 1701-1710.» ” Parker (1974a, pp. 529-30, el subrayado es mfo), * Spooner (1956, p. 8). 24 Immanuel Wallerstej, siglo xvi». ¢Qué significé esta variacién de los precios la cantidad global de comercio? Como en el caso de la Prody cién industrial europea, practicamente no hay datos Slobaleg disponibles. 3 . En su andlisis de lo que 61 denomina relaciones Comerciales intercontinentales, Frédéric Mauro divide el mundo £0. cing continentes: Europa, Africa, América templada, América tro, pical y Asia, En nuestra opinién, estas categorfas BEOBTAficas no son del todo correctas, porque Africa y Asia SON €xteriore, a la economia-mundo, mientras que las Américas Son. perifé. ricas, y porque Mauro coloca en una misma categoria tanto el centro como zonas periféricas de Europa, con lo que pierde de vista datos cruciales“, Sin embargo, es conveniente examj, nar sus estimaciones en el cuadro 1; la disposicién ha sido alterada por mi en aras de la claridad. Suponiendo que la; comparaciones de] cuadro sean correctas, observamos que comercio hacia y desde Europa y el comercio mundial avap. zaron en direcciones paralelas y que en el siglo XVII ambos reflejan un intervalo de estabilidad opuesto a los perfodos de expansién anterior y posterior. Cuapro 1. CoMmPaRACION DE LA EXTENSION DEL COMERCIO INTERCONTINENTAL HACIA Y DESDE CINCO ZONAS Y EL COMERCIO MUNDIAL EN RELACION CON EL SIGLO ANTERIOR Siglo Zona XVI XVII XVIII Europa em . En aumento Constante En aumento Africa . Constante En aumento En aumento América templada... (Cercano a En aumento En aumento 2 | cero) ienéties tropical ... En aumento Constante Constante ia... : Enaumento Endescenso En descenso Mundial . -.+. Em aumento Constante En aumento * Adaptado de Mauro, 196la. Volviendo a | Giaciin ‘a unica variable significativa restante, la pO » ROS encontramos con que las estimaciones de los dé = ees 2. 35-36, eu ae a {eta especialmente pp. 16-17), Se puede encontrar ula | categoria en Mata y Valérig con 2.SoMSiderar a Europa como una Sd y Valerio (1978, especialmente pp, 118-20). Parg | La fase B 25 mégrafos tienden a variar dentro de unos limites reducidos, EI siglo xvi es descrito por Reinhard y Armengaud como de zestancamiento, si no [...] ligero retroceso (recul)», pero no como una crisis «catastréfica del tipo de la que se produjo en el siglo XIv» 4, y Fr. Roger Mols dice que «a pesar de las terribles crisis que lo asolaron, el Siglo xvim parece haber ex- perimentado también un ligero aumento de poblacién» ®, Ligero retroceso, ligero aumento: en resumen, equilibrio. Lo que se desprende de este panorama de los modelos eco- némicos europeos de 1600 a 1750 (periodo B) en comparacién con el periodo comprendido entre 1450 6 1500 y 1650 (perio- do a) y de hecho con el periodo posterior a 1750 es un cuadro de mediania econémica, un tiempo de respiro, preocupacién, reajuste, pero ¢hubo una «crisis» en el sentido en que hubo una «crisis del feudalismo» de 1300 a 1450%? Parece ser que no, pues aunque «sus principales sintomas fueron los mismos», Ja «depresi6n [de 1650-1750] fue mucho mas moderada que la grave decadencia econémica de finales de la Edad Media» 4. Si esto es cierto, es precisamente lo que hay que explicar, y la explicacién que ofrecemos es que la contraccién de 1600- 1750, a diferencia de la de 1300-1450, no fue una «crisis» porque ya se habia coronado Ja cima, dado la vuelta a la esquina y resuelto en lo esencial la crisis del feudalismo. La contraccién del siglo xvii se produjo dentro de una economia-mundo capi- talista en marcha, en funcionamiento. Fue la primera de las multiples contracciones o depresiones mundiales que este sis- tema experimentaria, pero el sistema estaba ya suficientemente anclado en los intereses de las capas politicamente dominantes en la economia-mundo, y las energias de estas capas no se concentraron grosso modo y colectivamente en arruinar el sistema, sino mas bien en descubrir los medios para hacerlo funcionar en su provecho, incluso, 0 tal vez especialmente, en un periodo de contraccién econdmica. Las capas capitalistas eran en el siglo xvil una mezcla confusa: apenas eran atin una formacién de clase coherente y ciertamente no constituian todavia una clase totalmente cons- ciente y segura de su derecho a gobernar, a reinar y a ganar, “ Reinhard y Armengaud (1961 p. 114). © Mols (1974, p. 39); J. de Vries calcula un indice de 106 en 1700, fren- te a uno de 100 en 1600 (y uno de 123 en 1750); pero no incluye en sus cAlculos a la Europa oriental, lo que sin duda reduce ain mas ¢l indice (1976, p. 5, cuadro 1). “ Véase mi andlisis en Wallerstein (1974, cap. 1). “ Slicher van Bath (1963a, p. 206). 26 Immanuel Wall, ersteiy obtener gamancias en Condicione, in hablando de los comerciante, gunos de los complejisimos ¢gj pero eran muy capaces de adversas. Como dice Jeanni Danzig, después de explicar algu los que tenian que hacer haci I ia 1600: su «modo de calcula, muestra que los comerciantes comprendian el rea aaaaees de la ganancia. Comerciaban de tal forma que rea’ iets SE leg puede atribuir una comprensién del concepte © 'términos de intercambio’ en su sentido mas concreto> . Una CoNnSide. racion de las ganancias que podian derivarse de una Variacién de los términos de intercambio nos leva a la explicacisn esen, cial del comportamiento econémico de este periodo. Como indica Vilar, no es tanto en los altibajos de los precios en jg que deberiamos fijarnos como en la «disparidad en los mMoyi- mientos» de los precios “. ; Estas disparidades se refieren tanto a las secuencias tempo. rales como a los emplazamientos geograficos, y su significado no reside simplemente en las ganancias que podian hacerse, sino en su efecto sobre el sistema en general. Topolski dice que la contraccién no fue una «crisis econémica general en el sentido de un estancamiento, una pausa 0 una recesién provo. cados por un debilitamiento de la actividad econémica», sing més bien un periodo caracterizado por un «creciente des- equilibrio» ” en el sistema en general. Un creciente desequili- brio no es algo que deba ser contrapuesto a una contraccién; en un periodo de contraccién, el desequilibrio es de hecho uno de los mecanismos clave del capitalismo, uno de los factores que permiten una mayor concentracién y acumulacién del ca- pital. La explicacién de Vilar es excelente: «En toda coyuntura general, los distintos paises reaccionan de diversas maneras: de ahi las desigualdades de desarrollo que, finalmente, hacen la historia» #, © Jeannin (1974, p. 495), “Vilar (1961, p. 114). “ Topolski (1974a, p. 140). Ralph Davis dice i gene » Be 2 prdcticamente lo mismo: sMostio mas Sorprendente que la general decadencia econémica fue la ee on que las lineas de desarrollo llegaron a diverger» (1973b, p. 108)- owe pee Por Topolski del término «estancamiento» con ¢ ggero Romano: « {Qué es el siglo xvir? [...] Aunque abundan las ce ; pe erate jreducirlas facilmente a una sola: es el siglo del convencido de que tras est Es s6lo una impresién, pero estoy firmemente ee Sa elas ot argumentacién simplista se oculta unicamente tio? No lo creo» (138, pp. data) recios [...] Pero ges éste un buen crite “ Vilar (1974, p. 52), Por exe n3 e Techazar todo el concepto d. «¢Oscilaciones en e] crecimie| ' Puedo aceptar el intento de Morineal © fase 8 en el siglo xvii. Morineau afirme: nto? Este es el titulo escogido para este La fase B 21 Volvamos a lo que Sella/llama los «cambios espectaculares en la distribucién geografica de la actividad econdémica» ”, pero no en el modo convencional de desesperacién académica por la que debemos «evitar las generalizaciones» %, Tengamos presente Ia exhortacion a la precisi6n que nos hace Fernand Braudel: «Pues no hay una sola coyuntura: debemos imaginar una serie de historias superpuestas, que se desarrollan simultaneamen- te» 5! Las principales distinciones geograficas son generalmente aceptadas, aunque hay muchas controversias entre los estudio- sos acerca de los detalles. En su andlisis de la «crisis general», Hobsbawm sefiala «la relativa inmunidad de los Estados que habian sufrido una ‘revolucién burguesa’»%, refiriéndose a las Provincias Unidas e Inglaterra. En otro anélisis, sin embargo, divide la «economia europea» en cuatro zonas, de tres de las cuales dice que habian sufrido una cierta decadencia econé- mica (no hace ningun intento de compararlas entre si). Las zonas son «las antiguas economias ‘desarrolladas’ de la Edad Media —el Mediterraneo y la Alemania sudoccidental», las «co- lonias ultramarinas», el «hinterland del Baltico» y las «nuevas zonas ‘desarrolladas’». En esta cuarta zona, que tiene una si- tuacién econémica «mAs compleja» encontramos no sélo a Holanda e Inglaterra, sino también a Francia ™, La geografia de Romano esta mas estratificada: En Inglaterra y los Pafses Bajos, la crisis tuvo efectos esencialmen- te liberadores; en Francia no liberé energias, pero ciertamente sembr6 las semillas que mds tarde darian fruto; en el resto de volumen [colectivo]. Esta cargado de postulados y de vagas nociones. Supone una adhesién a un crecimiento de tipo rostowiano, a una visién optimista del siglo xvi, a una visién uniformemente pesimista del xvi [...] Si uno es holandés 0 inglés, y no espaiiol o portugués, el auge geogrAfico de Europa a partir de 1598 parece muy claro. Es una cuestién de reparto de las cartas» (1978g, p. 575). Sin embargo, si no se tiene una visién uni- formemente pesimista, si se supone que una fase B implica precisamente un reparto de las cartas, y si se defiende lo opuesto a una teoria del crecimiento de tipo rostowiano, entonces no se ve uno tan afectado por Ja fuerza de la objecién. © Sella (1974, p. 390). * De Maddalena (1974a, p. 274). 2 * Braudel (1973, 11, p., 892). Esta superposicién de procesos explica, en mi opinion, Ia certidumbre de Pierre Chaunu: «El retroceso no se pro- duce por lo normal en un solo movimiento, sino en dos, tres 0 cuatro tempos, que son los de las crisis ciclicas [...] La cronologia de estas crisis €s mas o menos la misma en todas partes de Europa, con una diferencia de dos 0 tres afios. Pero la importancia y el significado relativos de estas Crisis varian de un lugar a otro» (1962b, p. 231). = Hobsbawm (1965, p. 13). * Ibid. (1958, p. 63). 28 Immanuel Wallerstein . Italia debe ser indudablement, ignific6é sino involuci6n. - : Europa no significé sino it ropa, bajo la etiqueta de inva incluida en esta ultima parte de Ew cién *. na matizacién a la geografia de Romano: «py siglo xvit fue un siglo negro para Espafia, Kells * Alemania, y al menos uno gris para Francia. Pero para ; olanda fue jg edad de oro, y para Inglaterra, si no de oe a qyenes de pla. ta» 5s, Topolski dibuja un mapa de la estratificacién igeramen. te Giferente, distinguiendo entre las zonas de gran dinamismo (Inglaterra y las Provincias Unidas), las de desarrollo menos rapido (Francia, Escandinavia, Alemania y Bohemia, y los otros Estados de la Europa oriental y central, a errepcion de Polo. nia) y las de estancamiento o regresién (Espaiia, Portugal, Italia y Polonia) *. En conjunto, las clasificaciones geogrdficas parecen concordar, aunque varien en los detalles. Examinemos ahora las clasificaciones temporales, donde la confusién es mayor: las fechas de la contraccién varian de un pais a otro y hay también variaciones en los precios nominales y en los de Ja plata; incluso en lo que respecta a paises con- cretos y tipos concretos de precios, los analistas parecen dis- crepar. En el articulo de Braudel y Spooner sobre los precios, la conelusién es sencilla: «El final del siglo xvi es tan dificil de desentrafar como su comienzo»*’, Por lo que respecta a los precios de los metales preciosos, observan una inversion de la tendencia secular «en el sur entre 1590 y 1600, en el norte entre 1620 y 1630 y quiza incluso hacia 1650». Pero en lo que concierne a los precios nominales, observan un modelo muy diferente de tres movimientos sucesivos: uno hacia la década de 1620 en Alemania, otro hacia mediados de siglo en ciudades tan diferentes como Siena, Exeter, Ragusa, Napoles, Amster- dam, Danzig y Paris, y un tercero en 1678 en Castilla, que esta “a mucha distancia del resto». «Los Precios nominales», dicen, «solo siguieron exactamente a los precios de la plata en el caso de Inglaterra y muy de cerca en el caso de Holanda». Obser- vemos cOmo reaparece nuestra pareja de paises. En todos los Sk aee hay un vacio que va desde una década hasta tres le siglo en el caso de Castilla. «Lo que mantiene ele- Cipolla afiade wi * Romano (1974, p. 194), on ig Spelt Oe Be Schiffer dice que los historiadores holandeses ntribuir al andlisis del concepto de una crisis general europea: «¢Cém Edad de Oro helandesas (1968 02 ‘Bompatible esta crisis general con la estin Geremek (1963). del _y Spooner (1967, p. 404). La fase B 29 vados los precios nominales en estos distintos paises son las sucesivas inflaciones» #, . , Aqu{ tenemos una preciosa pista que seguir, ¢Puede la in- flaci6n ser uno de los modos de relativa decadencia cuando hay una contraccion en la economia-mundo? ¢Se puede decir que el grado de inflacién nominal, especialmente en relacién con Jos precios de Jos metales Preciosos, es una medida de la decadencia relativa? Tendriamos que tener presente esta cues- tion al pasar revista a las diversas fechas (para fijar las cuales Jos criterios a menudo no se explicitan). De acuerdo con Slicher van Bath, la depresi6n comenzé en Espafia hacia 1600, en Italia y parte de Europa central en 1619, en Francia y parte de Ale- mania en 1630, en Inglaterra y las Provincias Unidas en 1650, Fue peor en Europa central entre 1640 y 1680 y en las Provin- cias Unidas entre 1720 y 1740. Termino en Inglaterra y Francia en 1730, en Alemania en 1750 y en las Provincias Unidas en 1755. «Los paises econdmicamente mas desarrollados, como Inglate- rra y Holanda, pudieron resistir mas tiempo. Los productores de materias primas —que en el siglo xvit eran las zonas pro- ductoras de cereales del Baltico— estaban casi totalmente in- defensos» ®. Vilar, haciendo uso de los precios de la plata, halla dos modelos principales, uno en Espafia y Portugal, cuya decaden- cia comenz6 antes (entre 1600 y 1610) y también termino antes (entre 1680 y 1690), y otro en Europa septentrional, que comen- z6 entre 1650 y 1660 y siguid hasta 1730-1735. Francia aparece en esta clasificacidn como un pais dividido, en el que el Me- diodia «unido a la coyuntura marsellesa y mediterranea, tiene mas parentesco con Espafia que con el Beauvaisis» ®, Chaunu observa los mismos modelos: una «tendencia precoz en el Me- diterraneo ¢ Hispanoamérica y otra tardia, en el norte y el Baltico, a la que estan asociados, bastante paraddjicamente, el Atlantico brasilefio y el océano Indico» 4, Abel, sin embargo, propone una agrupacién algo diferente sobre la base de promedios de 25 afios en los precios en plata de los cereales, que resume como una tendencia en general descendente «durante la segunda mitad del siglo xvit y la pri- * Ibid, p. 405, .,” Slicher van Bath (1965b, p. 136). Unas fechas similares para la depre- sion en la zona del Baltico se encuentran en Maczak y Samsonowicz (1965, p. 82), quienes la sitiian entre la década de 1620 y la de 1760. Vilar (1974, p. 303). De este modo Vilar intenta que los argumentos ap lo demas disonantes de Baehrel (1961) encajen en las tesis generales le Jos franceses y acerca de los franceses. Chaunu (1962b, pp. 251-52). 30 Immanuel Wallersy ein mera mitad del xviir» ®, Esto, dice, es aplicable a Inglatery, los Paises Bajos espajioles, Francia, Italia del norte, las Pro. vincias Unidas, Dinamarca y Polonia, pero no a Alemania Austria, cuyas «curvas de precios son ascendentes desqe a Ultimo cuarto del siglo xvii» ®, De hecho, un examen deteniag del mapa de Abel muestra un cuadro mucho mas complejo, en el que sobresalen dos hechos. En po eee Puede 2) ue la mayor distancia entre Oduce en Tb onan en Polonia son notablemente altos yen Alemania notablemente bajos. En segundo lugar, Polonia muestra la ma. yor variacién a lo largo del tiempo en los precios, que van desde los mds altos de cualquier lugar en 1650, hasta los més bajos de cualquier lugar en 1725. (El grado en que Alemania se desvia de la norma es mucho menor.) Esta notable Oscilg. cién de Polonia no deberia ser pasada por alto al buscar un marco general de explicacién, pero por el momento nos ocy. paremos de Alemania, ya que existe una amplia bibliografig sobre la cuestién del papel de la guerra de los. Treinta Afios en la «decadencia» de Alemania. Theodore Rabb, pasando revista a la bibliografia aparecida hasta 1962, describe dos escuelas histéricas, la escuela de la «guerra desastrosa» y la escuela de la «decadencia anterior» (que no ve en la guerra de los Treinta Afios sino el golpe de gracia) “. Friedrich Liitge es un buen ejemplo de la primera escuela. Para él, la economia de Alemania entre 1560 y 1620 era floreciente, Alemania practicaba el comercio ultramarino y sus manufacturas eran numerosas y rentables, A partir de 1620, el panorama cambid y de ello deduce que la guerra de los Treinta Afios fue la variable clave ®, La respuesta de Slicher van Bath a esto es tipica: «La guerra de los Treinta Aloe no puede » Ya que la decadencia en Alemania comenz6 Diemae ian mitad del siglo xvi» ®, Se han hecho varios esventicil moa la cuestion, Carsten, por ejemplo, ve con fa tesis de la decadencia anterior a la guerra: S I antes de 1618, esto no implicaria nece- podria maven’ (cecadencia Beneral, ya que la activided econémica lesplazado de las Ciudades al campo, De hecho, esto ¢ Abel 973, p. 270). 4 Ibid., pp. 222, 293 “ Rabb (1962, P. a) mapa 37, i i : te gaase Litge (1958, pp. 26.28), Slicher 967, p, 261. Ath 18636, , is); véase 1 mismo argumento en Abel La fase B 31 fue lo que sucedié en la Alemania del nordeste, donde el siglo xvr fue un periodo de paz y prosperidad, exportaciones de cereales en aumento y precios de cereales en rapida alza", La decadencia de las ciudades no debe ser, pues, necesaria- mente interpretada como un signo econdmico negativo, ;Por supuesto que no! Es un signo de Periferizacion 8, Carsten descubre ademas que el periodo anterior a 1608 en la Alta Baviera, zona que ha estudiado detenidamente, fue una «época ile prosperidad lentamente creciente». Aconseja, pues, pruden- cia, hasta que haya «investigaciones mas detalladas» ®. Mien- tras que Carsten interviene para insistir en nuestra ignorancia colectiva, Rabb interviene para insistir en que nuestro conoci- miento colectivo «muestra a la vez prosperidad y_ decadencia en Alemania [antes de la guerra de los Treinta Afios], a menudo codo con codo», También concluye con una nota de prudencia. El hecho de que las zonas de decadencia estuvieran en decidida minoria [...] hace imposible llegar a la conclusion de que las luchas anteriores a 1618 fueran algo mas que diversas [...] En el mejor de los casos, la guerra de los Treinta Afios inicié una decadencia general que antes no existfa; en el peor de los casos reemplazé la prosperidad por el desastre”, La intervencién de Kamen representa una tercera variante. Re- conoce que «no puede haber duda de que la guerra fue un desastre para la mayorfa de los paises de lengua alemana», pero argumenta que «la controversia es en cierto modo falsa», Porque no habia «una sola unidad econémica y politica llama- da Alemania», y es «a menudo poco realista establecer una distincién entre la decadencia anterior a la guerra y la pos- terior a ella» 7, Ninguna de éstas mediciones

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