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PLÁSTICOS DE CÁÑAMO
Con más frecuencia cada año, llegan al mercado novedades en la tecnología de los plásticos de
cáñamo y, a día de hoy, incluso algunas de las más grandes empresas (en particular, los fabricantes
de automóviles) incorporan plásticos de cáñamo en sus productos. Existen diferentes tipos de
plásticos de cáñamo por lo que, en este artículo, vamos a explicarte brevemente, pero paso a
paso, cómo se fabrica cada uno de ellos.
La celulosa de cáñamo
La celulosa es el polímero orgánico más abundante en la Tierra, y es una elemento esencial de las
paredes celulares de las plantas y de muchas especies de algas. Aunque la celulosa se ??utiliza,
principalmente, para hacer papel, también se usa para hacer una amplia gama de diferentes
plásticos, entre los que se incluye el celuloide, el celofán y el rayón. Cuando se produjeron los
primeros plásticos, todos estaban compuestos de materiales orgánicos y no sintéticos, y por aquel
entonces, la celulosa, era un elemento clave de la incipiente industria del plástico. Actualmente,
los bioplásticos han vuelto a suscitar un gran interés por sus diferentes beneficios
medioambientales.
La celulosa es un polisacárido de cadena larga, con la fórmula química (C6H10O5)n, que consta
desde cientos hasta miles de unidades de glucosa unidas. Forma microfibras (pequeñas hebras, a
modo de fibra) en las paredes celulares de las plantas, y también adopta varias formas cristalinas
diferentes, aunque su forma natural se compone de secciones cristalinas junto con algunas
secciones amorfas.
Tanto el celofán como el rayón se clasifican como fibras de celulosa regenerada, ya que su
estructura es exactamente igual a la de la celulosa. Se producen de manera similar: la celulosa
se ??disuelve en una solución alcalina y pasa por un proceso de extrusión, a través de una ranura
en un baño de ácido sulfúrico, para hacer película de celofán, o través de un orificio para hacer
fibra de rayón. El celuloide se obtiene produciendo, en primer lugar, nitrocelulosa (nitrato de
celulosa) y luego mezclándola con alcanfor, un plastificante ampliamente utilizado, con el fin de
producir un termoplástico denso y sólido, que puede moldearse fácilmente cuando se calienta.
La celulosa de cáñamo se puede extraer y utilizar para hacer celofán, rayón, celuloide y una
variedad de plásticos relacionados. Se sabe que el cáñamo contiene alrededor del 65 a 70% de
celulosa, y se considera una buena fuente (la madera contiene alrededor del 40%, el lino del 65 al
75% y el algodón hasta el 90%) que promete, sobre todo gracias a su sostenibilidad relativa y a su
bajo impacto medioambiental. El cáñamo crece más rápidamente que la mayoría de las especies
de árboles, y requiere menos pesticidas que el algodón o el lino, aunque sí requiere una cantidad
importante de fertilizantes en algunos suelos, y también necesita una cantidad, relativamente,
elevada de agua.
Zeoform es un bioplástico de celulosa que puede hacerse con cáñamo, y moldearse para fabricar
diferentes productos (© Zeoform)
Zeoform es un bioplástico de celulosa que puede hacerse con cáñamo, y moldearse para fabricar
diferentes productos (© Zeoform)
La celulosa puede usarse para hacer una amplia gama de plásticos y sustancias relacionadas. Gran
parte de la diferencia en las propiedades físicas se debe a la longitud de las cadenas de polímeros y
al grado de cristalización. La celulosa se extrae del cáñamo y de otros cultivos de fibras de
diferentes maneras. La pulpa cruda puede ser hidrolizada (separada en sus partes componentes al
añadir agua) a 50-90° C. También puede remojarse en una solución de ácido débil para separar las
secciones cristalinas de las secciones amorfas, y así producir celulosa nanocristalina.
Asimismo, puede someterse a calor y presión extra para producir una forma interesante conocida
como nanocelulosa, un “pseudo plástico” cuyo aspecto es similar a un gel viscoso en condiciones
normales, pero que se vuelve más líquido cuando se agita o se somete a tensión. La nanocelulosa
(o microfibra de celulosa) presenta una gran variedad de posibles aplicaciones, como material de
refuerzo en los compuestos plásticos, como material extremadamente absorbente para limpiar los
derrames de petróleo o para fabricar productos de higiene, e incluso como estabilizador bajo en
calorías en la tecnología alimentaria.
Los compuestos plásticos de cáñamo presentan una alta resistencia a la tensión y rigidez, y se
utilizan en la fabricación de automóviles, barcos, instrumentos musicales, y muchos otros
productos (© Wikimedia Commons)
Los compuestos plásticos de cáñamo presentan una alta resistencia a la tensión y rigidez, y se
utilizan en la fabricación de automóviles, barcos, instrumentos musicales, y muchos otros
productos (© Wikimedia Commons)
Los biocompuestos se definen generalmente por tener, por lo menos, un componente principal de
origen orgánico. Aunque se pueden producir plásticos que sean 100% orgánicos, la mayoría se
compone de algunos elementos sintéticos. Generalmente, se mezcla una fibra natural con un
polímero sintético y etiquetado como biocompuesto. Las diversas combinaciones de fibras y
polímeros que se pueden utilizar para hacer bioplásticos varían en gran medida en densidad,
resistencia a la tensión, rigidez, y otros factores. Dichos factores se pueden modificar durante el
proceso de fabricación con el fin de crear productos adecuados para una amplia gama de
aplicaciones, como para la fabricación de materiales de construcción, muebles, instrumentos
musicales, barcos, paneles de automóviles, bolsas de la compra biodegradables, e incluso en la
medicina, para hacer “estructuras de soporte” biocompatibles en la reconstrucción del tejido
óseo.
Las fibras de cáñamo son conocidas por su resistencia a la tensión, en particular las fibras de la
planta femenina (las fibras masculinas son más finas, más suaves, y con frecuencia más duraderas,
pero son también menos resistentes). Un estudio de 2003 sobre los materiales compuestos de
polipropileno (PP) reforzados con fibra natural reveló que el cáñamo, el kenaf y el sisal mostraban
resistencia a la tensión comparable a los compuestos tradicionales de fibra de vidrio, y que el
cáñamo superaba a sus competidores en la resistencia al impacto. Un estudio realizado en 2006
indicó que los compuestos de fibra de cáñamo consiguieron unos, ligeramente, mejores resultados
que las fibras de vidrio. En otro estudio elaborado sobre los materiales compuestos de PP
reforzado con fibras de cáñamo, se demostró que el uso de una forma de PP conocida como
polipropileno maleado (MAPP) incrementaba la resistencia a la tensión y las propiedades
mecánicas en general, hasta el 80% en comparación con los compuestos de fibra de vidrio
tradicionales.
Los plásticos a base de resina de polímero pueden estar compuestos de una sola molécula,
mientras que los plásticos compuestos requieren la adición de una resina o varias resinas para
hacer que las fibras se adhieran entre sí y adquieran su forma plástica final. Aunque la mayoría de
los bioplásticos comprenden diferentes materiales, es posible producir una variedad de plásticos,
incluso de materiales compuestos, que sean totalmente orgánicos.
En 2011, PepsiCo anunció que habían fabricado una botella de agua de plástico 100% a base de
plantas, hecha de tereftalato de polietileno (PET), una resina de polímero termoplástico con la
fórmula química (C10H8O4)n, que normalmente se producía a partir de productos petroquímicos,
pero que, en este caso, fue producida a partir de varias fuentes vegetales, entre las que se incluía
el pasto varilla, la corteza de pino y las hojas de maíz.
Sin embargo, no parece que la botella 100% bioplástica esté disponible actualmente. Aunque
PepsiCo y otros fabricantes de refrescos han empezado a incorporar los bioplásticos en sus
botellas producidas en masa,tales como Coca-Cola, que distribuyó 2,5 millones de su PlantBottle
(Botella Vegetal), un 30% a base de plantas, en los dos primeros años de producción, lo que
representa 68 millones de kilogramos de biomateriales de PET. Las empresas que participan en la
iniciativa han declarado que su objetivo es garantizar que el 100% botellas de uso comercial en
2018 estén fabricadas con biomateriales de PET.
Los biocompuestos de PTA aún no están disponibles en el mercado, a pesar de que se han creado
en condiciones de laboratorio en 2011, cuando la firma de bioproductos Virent, ubicada en
Winsconsin, anunció haberlo logrado a partir de los azúcares de las plantas, de la caña de azúcar,
del maíz y de la biomasa de la madera. Varias compañías están intentando desarrollar técnicas de
producción en masa, ya que un potencial contrato, de elevadas cifras, con los fabricantes de
refrescos supone un gran incentivo para conseguirlo.
Con el fin de hacer biocompuestos de PTA, lo primero que hay que hacer es bioparaxileno (un
carbono aromático que suele hacerse con petróleo), que como biocompuesto puede producirse a
partir del etileno. El etileno puede producirse directamente partir de la glucosa de la planta (o del
bioetanol, que es el producto final de la fermentación de la glucosa de la planta), y entonces se
deshidrata catalíticamente para producir paraxileno.
El cáñamo suele pasarse por alto como una fuente de etanol, pero diferentes estudios han
evaluado su potencial y han hallado resultados favorables. Mientras que los cultivos que contienen
sacarosa, como la caña de azúcar, y los cultivos ricos en almidón, como el maíz, son los mayores
productores globales de etanol, su consumo energético es más alto, son más perjudiciales para el
medio ambiente, y son más demandados para otros fines, tales como la industria alimentaria.
Aunque los biomateriales de PET 100% están todavía lejos de convertirse en realidad, se están
haciendo esfuerzos para sacar al mercado una botella de plástico de cáñamo no desechable
Aunque los biomateriales de PET 100% están todavía lejos de convertirse en realidad, se están
haciendo esfuerzos para sacar al mercado una botella de plástico de cáñamo no desechable
Parece que uno de los mayores argumentos en contra del uso del cáñamo para producir bioetanol
es la relación costo-efectividad, pero estas cuestiones están mucho más profundamente
relacionadas con las economías de escala, ya que la industria del cáñamo es muy pequeña
comparada con la industria del algodón, del maíz o de la caña de azúcar. Debido a que el cultivo
del cáñamo sigue aumentando, estos obstáculos deberían disminuir en consecuencia, ya que el
cáñamo parece ofrecer importantes ventajas sobre otros cultivos, especialmente en términos de
su bajo impacto medioambiental.
Se ha demostrado en varias ocasiones que el cáñamo es una fuente de biomasa con un,
relativamente, buen rendimiento de etanol. Un estudio de 2009 concluyó que el cáñamo puede
producir 141g de etanol por kg?¹ de estopa de cáñamo seco, mientras que un estudio de 2010
descubrió que el cáñamo era capaz de producir hasta 171 g / kg?¹ de etanol a partir de materia
seca del cáñamo.
Los cultivos que contienen sacarosa, como la caña de azúcar, son altos en glucosa y producen
abundante etanol, pero son menos respetuosos con el medio ambiente que el cáñamo (©
Department of Energy & Climate Change)
Los cultivos que contienen sacarosa, como la caña de azúcar, son altos en glucosa y producen
abundante etanol, pero son menos respetuosos con el medio ambiente que el cáñamo (©
Department of Energy & Climate Change)
Se cree que las propiedades más importantes de los cultivos herbáceos, como el cáñamo, para la
producción de bioetanol son la alta disponibilidad de biomasa y los elevados rendimientos de
glucosa. En las plantas fotosintéticas, el mecanismo habitual es producir glucosa a partir del
almidón (otro polímero formado por unidades de glucosa unidas, pero con vínculos que son más
fácilmente descompuestos). Es la glucosa del almidón la que proporciona la base para el etanol de
maíz, pero la glucosa también se puede producir a partir de celulosa a escala industrial.
Existe un amplio consenso en cuanto a que la biomasa de celulosa es una mejor solución para la
sostenibilidad a largo plazo, porque los productos de celulosa suelen ser materiales de desecho,
mientras que los productos ricos en almidón, como el maíz, se malgastan al desviarlos para
producir etanol en lugar de alimentos. Sin embargo, la producción de glucosa a partir de la
celulosa, sobre todo en las plantas con un alto contenido en lignina, como el cáñamo, es difícil y
costosa, por lo que se buscan nuevas y mejores técnicas que maximicen la eficacia y el
rendimiento. El tratamiento previo de la materia seca con vapor durante un corto tiempo, por
ejemplo, antes de someter el material a la hidrólisis enzimática, parece optimizar la cantidad de
glucosa obtenida a partir del cáñamo y de otras plantas con un alto contenido en lignina.
En unestudio realizado en Estonia sobre los cultivos de biomasa, se descubrió que las muestras de
cáñamo analizadas conseguían mejores resultados en términos de contenido de celulosa (53,86%
en comparación con las más bajas, las alcachofas de Jerusalén, con un 21-26%) y de glucosa
(312,7g kg?¹ frente a los más bajos, 122,7g kg?¹ de girasol). Llegaron a la conclusión de que de las
siete plantas examinadas, el cáñamo resultaba ser el mejor candidato.
Está muy claro que a la investigación aún le queda mucho por hacer para lograr las mejores
alternativas sostenibles a los plásticos derivados del petróleo. Sin embargo, el ritmo de las nuevas
investigaciones se acelera al tiempo que los gobiernos y las naciones de todo el mundo son más
conscientes de la necesidad de reducir, drásticamente, el uso de productos petroquímicos, y el
cáñamo se reconoce, cada vez más, por tener un gran potencial en nuestra “caja de herramientas”
naturales de prometedores cultivos para los bioplásticos.
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