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Luis Rodrigo Galindo Madroño

Sapienciales
7 de septiembre de 2020

LA SABIDURÍA Y EL HUMUS CULTURAL

Son tiempos complejos, si bien la pandemia ha ocasionado mucho dolor, miedo y


muerte, también nos ha develado mucho de nosotros mismos. Nos ha obligado a replantear
nuestras prioridades, nuestro modo de vida, nuestra manera de consumir y nos ha hecho
valorar aquellas cosas que nos dan más sentido y plenitud. Ciertamente en este siglo XXI,
de era digital global, reflexionar sobre la sabiduría es de suma importancia; especialmente
en tiempos donde se buscan respuestas rápidas y prácticas a tan solo un clic en Internet, o
bien donde el conocimiento debe ser certificado debidamente por los cánones de la
comunidad científica acreditada. Pensar la sabiduría nos lleva más allá, por eso es necesario
comprender de dónde surge, dónde se enraíza, cuál es su relación con el ser humano y qué
tiene que decir sobre su relación con otros, con Dios y con el medio ambiente.

La sabiduría es el conocimiento vivencial, no solo teórico, del sentido de la vida.


Por lo tanto, es un conocimiento vivo y dinámico, no se encuentra como una verdad
inmutable, sino que se va realizando en la historia, se actualiza. Gastón Soublette afirma
que el universo al ser un macrosistema en continuo cambio, no hay presente estático como
tal. Por eso es importante la concepción del mundo como mutación y la estructura del
acontecer como una bipolaridad de lo operativo y receptivo. Esto es la base de la sabiduría
popular del mundo, y en esta base se encuentra la relación de la persona con los ritmos de
la naturaleza, con los demás y con la divinidad.

Se podría decir que, ante las grandes preguntas que la humanidad se hace, la
sabiduría elabora respuestas (o incluso nuevas preguntas), pero lo hace en la concreción de
un grupo cultural. Puesto que es el resultado de una mentalidad, es decir, del conjunto de
representaciones de una colectividad que le da identidad a un grupo concreto. Es desde esta
visión colectiva que se puede comprender que la sabiduría emerge de un humus cultural
que la nutre de las tradiciones de este, siendo ella misma parte de éstas. El humus cultural
es la forma y manera de expresar el contenido de las sentencias que van desarrollándose.
Así, la sabiduría brota de los saberes de un pueblo concreto, que se va gestando en el
convivir diario, donde, en colectividad, se aprende a enfrentar peligros, se instruye sobre el
uso y valor de las cosas, y se le da forma al tiempo y al espacio de una manera determinada.

La sabiduría puede ser una tradición, para esto es importante reafirmar lo que dice
Soublette cuando afirma que toda cultura ha nacido en la historia bajo el influjo de una
fuerza espiritual de enorme potencialidad creativa en el espacio-tiempo, y esto trastoca

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todos los valores. Es así que la tradición sapiencial emerge del humus cultural, pues se
enraíza en la producción cultural de un pueblo y se desarrolla a partir de ese mismo pueblo.
Y para expresarse usa códigos, símbolos y lenguajes propios de ese determinado pueblo y
su relación con el entorno. A su vez, es capaz de irse transmitiendo, por lenguaje poético o
metafórico. Entonces la sabiduría toma la forma de un juego del lenguaje que se traduce en
una relación profunda y poética entre el ser humano y su tierra, su paisaje y su entorno.
Siendo así una secreta y cuidada cosmovisión que le otorga identidad.

Las abuelas mapuches dejan claro esto cuando afirman la importancia de la tierra,
pues ellas dicen que nunca la dejan, siempre volvemos a casa, afirman. La tierra es la raíz,
la madre, aquella que dotó un paisaje y entorno determinados, que produjo una
cosmovisión concreta y una identidad específica. La tierra es el cimiento del humus cultural
del cual nace la sabiduría. Incluso si el mapuche deja su tierra físicamente, nunca la dejará
interiormente, sino que la irá nutriendo con otros saberes. Aunque para las abuelas, el
problema de la dispersión de las familias y la comunidad es debido a que no hay tierra
suficiente.

Para la producción de la sabiduría han existido distintos métodos. Algunos de ellos


son: la reflexión desde la observación de la realidad; el intercambio de conocimiento,
generado por el contacto con otro; la tradición, como sabiduría viva que se transmite de
maestros a discípulos; y la reflexión de la antigua sabiduría que ilumina la realidad de hoy.
Además de la sabiduría aprendida desde la tradición oral, hay otra sabiduría que se enseña
mediante textos propios de la tradición, en lugares destinados a dicho aprendizaje. El
pueblo de Israel tenía esta sabiduría académica, la cual era aprendida en las escuelas de
sabiduría; desde donde se transmitía una sabiduría preseleccionada por los sabios maestros
que estudiaban y transmitían el escrito. Así, en esta escuela se aprendía sobre una sabiduría
previamente reflexionada. Ejemplo de esto es el libro de Job.

Acorde con Soublette, son importantes para la sabiduría, el discernimiento con


analogía y la sincronicidad por encima de la causalidad. El primero permite asociar cosas
que en su apariencia percibimos como diferentes para una mente unidimensional; de ahí la
formulación de verdades mediante parábolas o poesía, por ejemplo. La sincronicidad, por
su parte, va más allá del encadenamiento de causales, y por ende de la ciencia, pues es la
base de lectura que el sabio hace del acontecer. Por ejemplo, los pueblos indígenas saben
-no teóricamente- que sus contenidos mentales tienen el poder de crear la realidad que a
ellos les toca protagonizar. Siguiendo este ejemplo, la sabiduría que albergan muchos
pueblos indígenas da prioridad al hecho de como las cosas y seres evolucionan en el
tiempo, por sobre el ser o la esencia de ellos. Es decir, es más importante como se comporta
algo, que lo que esa cosa es en sí. Esto implica un sentido práctico enraizado en un contexto
determinado. Por eso, los sabios deben saber mirar con atención.

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El sabio es entonces la persona que posee maestría y habilidad en cualquier ámbito
de la actividad humana, no solo en el intelecto, y es capaz de enseñar a otros lo que ha
aprendido. Esta habilidad no sólo es natural, sino que es adquirida. Es por ello que la
sabiduría implica también entrar en el modo de pensar del otro, de la otra, de lo otro. Para
comprender la sabiduría del otro es necesario hacer un ejercicio de alteridad. Lo que
significa aceptar esa sabiduría como un alter a la propia y dialogar con ella. Por eso es
fundamental comprender la realidad como algo dinámico, para no caer en peligro de
saberse poseedores de verdades absolutas e inmutables, desenraizadas y meramente
abstractas y conceptuales. Si no, por el contrario, saberse herederos de una sabiduría
colectiva generada en un contexto específico desde una perspectiva determinada. Sólo así
es posible compartir la propia perspectiva del mundo y de la vida, a otro que posee también
la sabiduría desde su mirar, su realidad y contexto, desde su raíz.
Toda sabiduría expresa relaciones, formas de ver la vida. Por ejemplo, según las
abuelas mapuches, a ellas desde niñas se les transmitió el respeto a la naturaleza -la tierra,
el lago, el mar y el cielo-, a la cual deben tratar como alguien, no como algo. Deben pedirle
permiso a la tierra cuando se le va a alterar y debe mirarse esta naturaleza con docilidad
para poder tener un conocimiento humilde, puesto que el ser humano no es lo central, sino
uno más. Igualmente, para el pueblo de Israel -después de la crisis generada por la tensión
entre los profetas y sabios en el siglo VIII a. C.- el sabio es quien toma en cuenta a Dios y
su ley, por lo cual lo conoce y sabe cómo actúa. La sabiduría le permite entrar en relación
con la divinidad de un modo particular, con el mismo respeto y docilidad, entablando una
relación viva y dinámica. Por eso es sabio quien conoce a Dios y su actuar.

De manera que, para entrar en la sabiduría del otro, especialmente en un mundo tan
diverso, es necesario retomar algunos criterios ya mencionados. Uno muy importante es
escuchar. Bien dicen las abuelas mapuches que, desde casa, donde fueron aprendiendo de
la sabiduría oral, les repetían una y otra vez: “escucha”. Tenían que estar atentas a las
conversaciones y escuchar los consejos y valores que primaban en la plática o que les eran
explícitamente transmitidos. Estas conversaciones las grabaron en su memoria y se
quedaron en su vida. Por eso era importante que las familias vivieran cerca pues esa era el
semillero de la sabiduría mapuche. La escuela no era un pupitre sino muchas veces el
fogón, alrededor del cual se transmitían la sabiduría desde la palabra que había que
escuchar. Por eso dicen las abuelas que cuando la gente escucha, nunca deja de aprender.
Tan es así que la primera instrucción al pueblo de Israel es “Escucha Israel” (Dt 6, 4),
porque así es como es posible empezar a relacionarse con el otro, en este caso con su Señor.

Otro criterio es ver. Es necesario tener una observación paciente y atenta de la


realidad, desde la cual se van generando constantes que se traducen como normas o leyes
que posteriormente originarán dichos que se memorizan fácilmente y se transmiten. Así, el
mismo pueblo produce y transmite esta sabiduría oral. Pero para llegar a ello hay que ver

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primero, como es que el mundo va cambiando poco a poco. Ver la naturaleza en
magnificencia; ver a la familia y la comunidad, su roles comunitarios y sociales; ver como
la divinidad está presente en la historia. El lenguaje aprendido de la sabiduría a partir del
humus cultural no solamente es fonético, está plasmado de signos y símbolos, de gestos y
comportamientos que es necesario aprender, lo cual solo es posible viendo. Solo así se
puede entrar a la sabiduría del otro, al verlo desde su realidad y alteridad.

Considero que, un criterio más para entrar a la sabiduría del otro es recordar. La
memoria es fundamental, pues como dicen las abuelas mapuches, el tiempo de ahora es
distinto, pero volvemos nuestra mirada hacia atrás. Utilizando el método de reflexión de la
antigua sabiduría los mapuches iluminan su realidad. Asimismo, los consejos que se
transmiten a los niños son para que éstos los guarden en su memoria y así conozcan la
propia vida. También, una de las labores de los profetas fue recordarle al pueblo de Israel la
Alianza con Dios, su providencia y sus promesas. Recordar nos hace tener presente la
propia historia donde se fue gestando la sabiduría, y es eso lo que se comparte con el otro:
la propia experiencia; no los dogmas ni estatutos, sino la propia vivencia de cómo la
sabiduría se fue formando desde la comunidad. Ante la experiencia no hay afirmaciones
universales, sino realidades concretas y reales.

Estos criterios nos permiten adentrarnos a la sabiduría del otro, comprendiendo


desde donde se origina la propia. Es importante, en un contexto como el que vivimos,
profundizar en la sabiduría pues en ésta se encuentra la clave para un nuevo orden, una
nueva manera de asumir los conflictos y enfrentar las injusticias. El proceso en el que el ser
humano está inserto es una mutación trascendente, no de su autoría -dice Soublette-, sino de
dimensiones cósmicas enraizadas en el poder que gobierna el universo. Esto nos permite
entendernos como meros aprendices, discípulos de Otro, y compañeros de camino, ser
humano y naturaleza; contrario a la lógica de imposición y la dominación. Asimismo, la
ciencia necesita volverse hacia la sabiduría, puesto que es hija de ésta última. Lo cual
ayudará a romper con los discursos totalitarios y la falsa ilusión del control sobre toda
realidad. La sabiduría es el conocimiento del sentido de la vida porque nos recuerda nuestro
lugar en la comunidad, el medio ambiente y el cosmos, nos revela nuestra identidad y nos
abre a la experiencia de otros y otras, como fuente inagotable de vida.

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Referencias

Conferencia de Gastón Soublette - Premio Nueva Civilización, en el canal de YouTube


Universitas Nueva Civilización, acceso el 4 de septiembre de 2020,
https://www.youtube.com/watch?
v=QYZ5bSoL98I&feature=youtu.be&ab_channel=UniversitasNuevaCivilizaci%C3%B3n

Pu Papay Ñi Kimvn - La Sabiduría de las Abuelas, en el canal de YouTube Escuela de Cine


y Comunicación Mapuche del Aylla Rewe Budi, acceso el 5 de septiembre de 2020,
https://www.youtube.com/watch?
v=kq4cZi_SDOM&feature=youtu.be&ab_channel=EscueladeCineyComunicaci
%C3%B3nMapuchedelAyllaReweBudi

Yáñez Poblete, Rosa Estela. Sapienciales, TBS030-1. Apuntes de clase de Luis Rodrigo
Galindo de agosto-septiembre 2020.

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