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LOS DERECHOS SUBJETIVOS

I.- Introducción

Cuando en la primer clase comenzamos el estudio del derecho, pudimos observar que la
palabra implicaba, por lo menos, dos sentidos diferentes. Uno de ellos era el llamado derecho
objetivo, concebido como el conjunto de normas jurídicas dictadas por el estado con carácter
obligatorio, general y en función de justicia. El segundo concepto de derecho era el subjetivo,
entendido como prerrogativa de la persona.
Ahora es momento de afirmar que los derechos subjetivos son las facultades o potestades que
tiene todo sujeto que le permiten exigir de otro sujeto o del estado el cumplimiento de una
prestación. Los más importantes se encuentran enumerados en la Constitución Nacional y en los
Pactos de Derechos Humanos, pero también los encontramos en conjuntos normativos de inferior
jerarquía a los mencionados. Así, por ejemplo, el art. 14 de nuestra Carta magna determina que todos
los habitantes de la Nación gozan del derecho a trabajar y ejercer toda industria lícita, a navegar y
comerciar, a enseñar y aprender, a profesar libremente su culto etc.
Es importante tener en cuenta, que la constitución y los pactos de derechos humanos se
limitan a reconocer los derechos esenciales o humanos, siendo tarea del legislador la de regularlos y
reglamentarlos. Esto implica que los derechos subjetivos son relativos y de ninguna manera
absolutos, de modo tal que las personas no pueden hacer lo que se les antoja con sus derechos,
porque es la ley la que establece las fronteras o los límites dentro de los cuales pueden ejercerlos
libremente. Por ejemplo, en el derecho real de dominio el propietario de una cosa puede usarla,
gozar de ella y disponer jurídica y materialmente dentro de los límites previstos por la ley (con. art.
1941 CC yC). Esos límites pueden provenir del derecho administrativo, del derecho municipal, de los
reglamentos de copropiedad y administración de los edificios construidos en propiedad horizontal
etc. Un ejemplo de ello sería la prohibición que tienen los propietarios de utilizar sus unidades
funcionales (departamentos) con fines contrarios a la moral, o perturbar la tranquilad de los demás
copropietarios de cualquier manera que exceda la normal tolerancia, etc. (conf. art. 2047 CC y C).

II.- Concepto

A los derechos subjetivos se los califica como "subjetivos" porque son del sujeto, quien es
titular o sujeto activo de ellos 1 y debe vérselos siempre como una potestad o facultad 2 que el derecho
objetivo otorga a la persona, respecto de otras personas o de los bienes, para cuyo efectivo
cumplimiento le concede acciones y excepciones que se hacen valer ante los órganos jurisdiccionales
pertinentes y, en determinadas situaciones excepcionales, le da también la posibilidad de emplear la
violencia para lograr el respeto de los mismos. Como ejemplo de esto último, Molinario citaba la
institución de la legítima defensa en el ámbito del derecho penal (art. 34, inc. 6to.), y en materia de
derecho civil, ejemplificaba con el art. 2470 del Código derogado, que disponía lo siguiente: “El
hecho de la posesión da el derecho de protegerse en la posesión propia, y repulsar la fuerza con el
empleo de una fuerza suficiente, en los casos en que los auxilios de la justicia llegarían demasiado

1
Bidart Campos, Germán J. - Herrendorf, Daniel E., "Principios de derechos humanos y garantías", p. 102, Ediar 1991.
2
Molinario, Alberto D., "Derecho patrimonial y derecho real", ed. La Ley, 1965. Afirmaba el autor citado, que la palabra
potestad, es un vocablo que implica la idea de dominio, poder, jurisdicción o facultad sobre una cosa, y por extensión, en
derecho, sobre las personas. Aclaraba que la empleaba como expresiva del poder que se tiene sobre cualquier especie de
bien sin que se requiera para su ejercicio la intervención de otra persona. Por su parte, el vocablo facultad, que significa
aptitud, potencia física o moral, poder, derecho para hacer alguna cosa, implicaba un cierto grado de poder que tiene
una persona respecto de otra, para exigirle la realización de un hacer, un no hacer, o su sometimiento para permitir la
realización de un hacer por parte del titular.
tarde; y el que fuese desposeído podrá recobrarla de propia autoridad sin intervalo de tiempo, con
tal que no exceda los límites de la propia defensa”.
En definitiva, la voz derecho alude a la prerrogativa de la persona para exigir de los demás un
determinado comportamiento, tal como la facultad del propietario de usar y disponer de la cosa, la
facultad del acreedor para ejecutar los bienes del deudor, la facultad de testar, etc. 3.

III.- Derechos patrimoniales y extrapatrimoniales

Ahora bien, los derechos subjetivos se clasifican en dos grupos muy importantes:
patrimoniales y extrapatrimoniales.
Los primeros, (derechos y obligaciones) son aquéllos de contenido total o parcialmente
económico que pueden integrar el patrimonio de las personas humanas y el de las de existencia
ideal4. Por su parte, los segundos son aquéllos que repugnan la evaluación pecuniaria, quedando
fuera del patrimonio5.
Jurídicamente todo sujeto de derecho tiene un patrimonio 6, entendiendo por tal el conjunto
de derechos de contenido total o parcialmente económico que posee y de obligaciones, también
total o parcialmente económicas, que deben ser satisfechas por aquél.
Valorado en dinero, el patrimonio puede ser negativo, sin que por ello deje de existir como tal
en su acepción jurídica. Todo patrimonio está integrado por un activo y un pasivo. El primero está
constituido por los derechos de contenido total o parcialmente económico. El pasivo está formado
por las obligaciones de contenido total o parcialmente económico que el titular debe satisfacer.
Cuando hablamos de derechos y obligaciones de contenido parcialmente económico, aludimos a las
relaciones jurídicas susceptibles de apreciación pecuniaria por que reconocen su origen y están
fuertemente influidas por el derecho de familia7 o en algún derecho extrapatrimonial no familiar8.
Obsérvese que no decimos que el activo patrimonial esté constituido por cosas, sino que
aludimos a derechos, pues aún en el supuesto del dominio, que es la potestad más amplia y absoluta
que pude tener el sujeto respecto de una cosa, lo que integra el patrimonio no es la cosa, sino el
derecho de dominio que se tiene sobre ella y del cual la cosa es su objeto. Prueba de ello es que si la
cosa le es hurtada, robada o usurpada a su titular, continúa siendo su dueño a pesar de no tenerla
materialmente, y en virtud del derecho de dominio podrá intentar la acción reivindicatoria y hasta
disponer de su derecho cediéndolo. Las cosas no integran al patrimonio, son objeto mediato o
inmediato de derechos que integran el activo patrimonial. De allí que sea exacta la definición que
trae nuestro Código Civil respecto del patrimonio, en cuanto afirma que es el conjunto de los bienes
que una persona posee, aunque resulte incompleta al no referirse al pasivo 9. Los derechos son en
nuestro ordenamiento jurídico bienes en el sentido restringido que a este vocablo le asigna la
primera parte de la primera frase del art. 2312. Desde un punto de vista gnoseológico, todos los
elementos que integran el patrimonio son objetos incorporales10.
3
Llambías, Jorge J. "Tratado de Derecho Civil, Parte General", T.I, Nro. 13.
4
MOLINARIO, Alberto D., "Derecho patrimonial y derecho real", ed. La Ley, 1965.
5
JOSSERAND, L., Derecho Civil, T. 1, Vol. I, Ed. 21-4-1950.
6
AUBRY C. et. RAU C., Cours de Droit Civil Francais, 4ta. Ed., París 1873, T.6, pág. 231, nro. 4.
7
A título de ejemplo mencionamos la obligación alimentaria emergente del parentezco reglada por los arts. 367 a 376
bis.; las obligaciones alimentarias entre cónyuges establecidas en los Arts. 79 y 80 de la ley de matrimonio civil.
8
Por ejemplo, el derecho creditorio emergente a favor de la víctima a raíz de los delitos cometidos contra las personas,
establecido desde el art. 1084 hasta el Art. 1090 del C.Civil.
9
El art. 2312 expresa: “Los objetos inmateriales susceptibles de valor, e igualmente las cosas, se llaman bienes. El
conjunto de los bienes de una persona constituye su patrimonio”.
10
AUBRY y RAU expresan: “Siendo el patrimonio de naturaleza puramente intelectual, los elementos que lo integran
deben revestir el mismo carácter. Los objetos exteriores sobre los cuales recaen los derechos de una persona no forman
parte integrante de su patrimonio en ellos mismos, y bajo la relación de su naturaleza constitutiva, sino a título de bienes,
y bajo la relación de utilidad que ellos son susceptibles de procurar” (ob. y ed. cits., T.6, párr. 573, pág. 230).
Es interesante señalar la posición de Picard, para quien “los derechos llamados patrimoniales
son los que constituyen la fortuna, la riqueza en el sentido usual de la palabra, los que integran la
materia del tráfico en las aglomeraciones sociales, los que, en principio, son aptos para la libre
disposición, para la enajenación, y de los que es la circulación el régimen normal. Los titulares de esos
derechos pueden desprender de su persona el lazo-relación que los une al objeto y transferir dicho
objeto y relación a otra persona, que se los ata, como se hace con un sable y su cinturón” 11.

IV.- Clasificación de los derechos patrimoniales

A su turno, los derechos patrimoniales están constituidos pos tres grupos de derechos, que si
bien comparten la circunstancia de integrar el patrimonio de los sujetos de derecho, poseen, sin
embargo características particulares, ellos son los derechos personales, los derechos reales y los
derechos intelectuales. Examinaremos a continuación, cada uno de estos grupos.

A) Derechos personales, creditorios u obligaciones.

Denominados también derechos creditorios u obligaciones, se caracterizan por la facultad que


se tiene de exigir de otra persona el cumplimiento de una obligación; en otras palabras, es una
vinculación jurídica que une a dos personas (o grupos de personas) en virtud de la cual el deudor
debe satisfacer al acreedor la prestación debida12.
De otro lado, se ha dicho que “la palabra obligación no comprende sino las obligaciones
perfectas, aquellas que también se llaman empeños personales, que dan a aquél con quien los hemos
contraído el derecho de exigirnos su cumplimiento” 13. Es decir, que si bajo el punto de vista activo
(acreedor) el derecho personal es la facultad de obligar a una persona a hacer una prestación, bajo el
punto de vista pasivo (deudor), en el sujeto que lo sufre o padece, es la necesidad de hacer esta
prestación14.
En los primeros tiempos de Roma 15, la simple deuda (debitum) no configuraba en realidad una
obligación (obligatio) en sentido estricto, porque el deber de cumplir la prestación no se encontraba
legalmente sancionada. Esta situación motivó la aparición de una institución, el nexum que colocaba
al sujeto pasivo (deudor) de la relación en una situación de dependencia con respecto al acreedor, de
manera que viniera a garantizar el cumplimiento de la obligación con su propia persona. Fue así que
la obligatio resultó ser una atadura o sometimiento personal del deudor al poder (manus ) del
acreedor, a semejanza del señorío que llevaba aparejado el derecho de propiedad sobre las cosas y la
patria potestad sobre los integrantes del grupo familiar.
Esta situación de extremada injusticia para el deudor, motivó la sanción de la "lex paetelia
papiria" en el año 326 ac, la que abolió indirectamente el nexum al disponer que quedaba prohibido
el encadenamiento, la venta y el derecho de dar muerte al nexi, a la par que establecía que en
adelante éste respondería solamente con sus propios bienes por las obligaciones que contrajera
(pecuniae creditae bona debitoris non corpus obnoxium esset).
En definitiva, desde el dictado de esta ley la obligación perdió su primitivo carácter de vínculo
físico para convertirse en un vínculo jurídico que se dirigía hacia todos los bienes del deudor.

11
PICARD, E., El Derecho Puro, pág. 103, nro. 57, Madrid, ed. 1911.
12
BORDA, Guillermo, Tratado de Derecho Civil, Parte General, T. II, Nro. 749.
13
PHOTIER, Tratado de las Obligaciones, T. I, pág. 2.
14
ORTOLAN, M., Explicación histórica de las Instituciones del Emperador Justiniano, Nro. 69, pág. 92, Madrid 1887.- En
esta especie de derechos figura siempre una persona como sujeto activo, y otra como sujeto individualmente pasivo del
derecho. Es última se halla en una especie de relación de dependencia con respecto a la otra, está en cierto modo unida y
ligada a la primera para la ejecución del derecho, de que es pasiva.
15
Peña Guzmán, Luis Alberto-Arguello, Luis Rodolfo, Derecho Romano, T°II, nros. 289/302, ed. TEA, 1966.
Por otro lado, en las institutas de Justiniano se encuentra la definición clásica de la obligación
que le es atribuida al jurisconsulto Florentino, donde se decía: obligatio est iuris vinculum quo
necessitate adstringimur alicuius solvendae rei, secundum nostrae civitatis iura, y de acuerdo con la
traducción de Maynz, consistiría en un vínculo jurídico, establecido con arreglo al derecho civil, por el
que se nos constriñe o apremia a pagar alguna cosa16.
Es interesante destacar la posición de Molinario, para quien el “derecho creditorio es el
derecho patrimonial en virtud del cual su titular puede exigir de otro sujeto el cumplimiento de una
prestación que puede consistir en hacer o no hacer, susceptible de apreciación pecuniaria y que,
siempre que no se trate de una obligación de dar suma de dinero, en caso de incumplimiento, faculta
accesoriamente al acreedor, según la naturaleza de la prestación, a proporcionársela por acción de
un tercero a costa del deudor y obtener la entrega de una suma de dinero en sustitución de la
prestación, que debe proceder de una causa fuente lícita, que comporta además otras facultades en
orden a la realización efectiva de la prestación con inclusión, en los supuestos taxativamente
señalados por la ley de un privilegio para el cobro preferente que puede hacerse valer respecto de los
otros acreedores, sean de igual o de distinta naturaleza; y que, en ciertas situaciones, sólo otorga una
excepción que impide la repetición de lo pagado voluntariamente por el obligado” 17.
Recapitulando, el derecho personal o creditorio observado desde el punto de vista del sujeto
activo (acreedor), constituye la facultad de este último, de exigir del sujeto pasivo (deudor) el
cumplimiento de la prestación comprometida, la que puede consistir en dar, hacer o no hacer.
Asimismo, si nos colocamos en el lugar del deudor, la obligación es un vínculo jurídico que lo compele
a efectuar el comportamiento comprometido a favor del acreedor. En otras palabras, considerada
desde el lado del acreedor, la obligación es un crédito; considerada desde el lado del deudor, es una
deuda18.
Veamos algunos ejemplos: una persona toma a préstamo una suma de dinero, se convierte en
deudora del prestamista respecto del cual se ha comprometido a restituir dicha suma y que ocupa,
frente a ella, la posición de acreedor; o bien es un comerciante que ha prometido entregar a un
comprador cierta cantidad de granos (obligación de dar), un arquitecto que debe construir una casa
(obligación de hacer), un empleado que se ha comprometido a no hacer competencia a su patrono en
cierto perímetro u durante tiempo determinado (obligación de no hacer) 19.
Por último, el nuevo Código Civil y Comercial de 2014 contiene una definición de obligación en
su art. 724 a la que caracteriza como la "relación jurídica en virtud de la cual el acreedor tiene el
derecho a exigir del deudor una prestación destinada a satisfacer un interés lícito y, ante el
incumplimiento, a obtener forzadamente la satisfacción de dicho interés".

B) Derechos reales.

Existe derecho real cuando una cosa se encuentra sometida completa o parcialmente al poder
de una persona en virtud de una relación inmediata que puede ser invocada contra cualquier otra 20.

16
MAYNZ, C. Curso de Derecho Romano, T.2, pág. 1, Barcelona 1892.- La palabra obligatio no es un término del derecho
antiguo, no se le encuentra en ningún fragmento de las Doce Tablas, ni en ningún vestigio de la lengua jurídica de los
primeros tiempos. La expresión antigua parece haber sido nexum o nexus (de nectere, anudar, ligar). Se encuentra
igualmente en otros sinónimos: obstringere, adstringere, contrahere, así como también en la locución que expresa la
cesación del vínculo obligatorio, solvere, solutio. Regularmente el vínculo obligatorio se deshace por la prestación del
hecho debido por la persona obligada, y por ese motivo el vocablo solutio se emplea especialmente para designar la
ejecución de la obligación; pero, en un sentido más amplio, comprende toda operación cualquiera que produce el efecto
de extinguir la obligación.
17
MOLINARIO, Alberto D., Derecho Patrimonial y Derecho Real, pág. 67/68, Ed. 1965.
18
JOSSERAND, Louis, Derecho Civil, T.II, Vol. I, Teoría General de las Obligaciones, Nro. 2, Traducción de Santiago
Cunchillos y Manterola, Editorial Bosch y Cia., 1950.
19
Ob. citada en nota anterior.
20
AUBRY y RAU, Cours de droit francais, 5ta. ed., T.II, párr. 172, pág. 72.
Esta definición destaca como carácter esencial del derecho real, la creación de una relación entre una
persona y una cosa. Con esto quiere expresarse que en todo derecho real no existe intermediario
entre la persona que sea su titular y la cosa a la cual se refiera el derecho.
El derecho real no supone más que dos elementos: una persona, sujeto activo del derecho, y
una cosa determinada, objeto de dicho derecho 21. Asimismo, se ha observado que el derecho real
recae directamente sobre una cosa, que constituye un ius in re, un derecho en la cosa, que está como
impregnada de él; en este sentido, puede decirse que se refiere a una relación entre una persona y
una cosa, porque el titular de un derecho puede ejercitarlo y retirar del bien sobre el cual pesa toda
la utilidad que comporta, sin tener que pasar por la mediación de una persona cualquiera 22; o que
son aquéllos que tienen por objeto las cosas del mundo exterior, y dan a su titular un poder directo e
inmediato sobre estas cosas, poder cuya extensión varía según el derecho mismo 23; o que el derecho
real es una relación de derecho en virtud de la cual una cosa se encuentra, de una manera inmediata
y exclusiva, en todo o en parte, sometida al poder de apropiación de una persona24.
En consonancia con los conceptos suministrados por la doctrina francesa, se han pronunciado
los juristas nacionales en torno a la conceptualización de los Derechos Reales 25, resaltando la posición
del Dr. Molinario, quien sostiene:” El derecho real, es el derecho patrimonial que otorga a su titular
una potestad exclusiva y directa, total o parcial, sobre un bien actual y determinado, para cuyo
ejercicio no es necesario el concurso de ningún otro sujeto, cuya existencia, plenitud y libertad puede
ser opuesta a cualquiera que pretenda desconocerla o menoscabarla con el fin de obtener su
restitución o la desaparición de los obstáculos que la afectan, en virtud de la cual puede utilizarse
económicamente el bien en provecho propio, dentro del ámbito señalado por la ley, y que, en caso
de concurrencia con otros derechos reales de igual o distinta naturaleza que tengan como asiento el
mismo objeto, el primero en el tiempo prevalece sobre el posterior” 26.
Vélez Sarsfiel se abstuvo de brindar una definición legal -del derecho real- en el articulado del
Código en consonancia con su concepción vertida en la nota al Art. 495 27, pero no obstante ello, en la
21
BAUDRY-LACANTINERIE Y GUYOT, Précis de droit civil, T.I, pág. 610, 12ª. ed.
22
JOSSERAND, Louis, Derecho Civil, T. I, Vol. III, Nro. 1333, Ed. 1950.
23
COLIN, A. – CAPITANT, H., Curso Elemental de Derecho Civil, T.I, pág. 237, Ed. Reus, Madrid 1922.-
24
BONNECASE, Julien, Elementos de Derecho Civil, T.I, pág. 622, traducción del Lic. José M. Cajica Jr., México 1945.
25
“Derecho real es un poder o facultad que se tiene directamente sobre una cosa” (BORDA, Guillermo, Tratado de
Derecho Civil, Parte General, T.II, pág. 23); “Derechos reales son los que comportan para el titular la facultad de actuar
directamente sobre una cosa, y para toda otra persona el deber de abstenerse de perturbar ese ejercicio” (ARAUZ
CASTEX, Manuel, Derecho Civil, Parte General, T.I, Nro. 319); “Los derechos reales son los que conceden al titular un
señorío inmediato sobre la cosa (jus in re), el cual es pleno o completo en el dominio (plena in re potestas), y menos pleno
en las desmembraciones del dominio (usufructo, servidumbre, etc.), y en los derechos sobre la cosa ajena (jura in re
aliena)” (LLAMBIAS, Jorge Joaquín, Tratado de Derecho Civil, Parte General, T.II, Nro. 1294); “Los derechos reales son
aquellos que se ejercen directamente sobre las cosas; en otros términos, aquellos que crean una relación directa e
inmediata entre el titular del derecho y la cosa objeto de él"”(SALVAT, Raymundo M. – ROMERO DEL PRADO, Víctor N,
Tratado de Derecho Civil Argentino, Parte General, T.II, Nro. 1322, Ed. 1951); “El derecho real es un poder jurídico, de
una persona sobre una cosa, reglado por la ley, en virtud del cual se puede obtener directamente de ella, todas, algunas,
o alguna de sus utilidades, con exclusión de injerencias extrañas, y que con suficiente publicidad, se adhiere y sigue a la
cosa, pudiendo oponerse a cualquier interesado” (GATTI, Edmundo – ALTERINI, Jorge H., El Derecho Real, pág. 133);
26
MOLINARIO, Alberto D., ob. citada, pág. 43. El autor aclara en su nota nro. 82, que abandona la definición de derecho
real que había adoptado en su tesis doctoral, y que era la de Aubry y Rau, quienes expresan: “Hay derecho real cuando
una cosa se encuentra sometida, total o parcialmente, al poder de una persona, en virtud de una relación inmediata
oponible a toda otra persona” (C. AUBRY y C. RAU, Cours de Droit Civil Francais, 4ta. ed., T.2, párr. 172, pág. 49).
27
En dicha nota. Vélez expresa: “Nos abstenemos de definir, porque, como dice Freitas, las definiciones son impropias de
un Código de leyes, y no porque haya peligro en hacerlo, pues mayor peligro hay en la ley que en la doctrina. En un
trabajo legislativo sólo pueden admitirse aquéllas definiciones, que estrictamente contengan una regla de conducta, o por
la inmediata aplicación de sus vocablos, o por su influencia en las disposiciones de una materia especial. La definición
exacta de los términos de que se sirve el legislador para expresar su voluntad, no entra en sus atribuciones. La definición
es del dominio del gramático y del literario, si la expresión corresponde al lenguaje ordinario, y es de la atribución del
profesor cuando la expresión es técnica. En todo caso es extraña a la ley, a menos que sea legislativa, es decir, que tenga
por objeto restringir la significación del término de que se sirva, a las ideas que reúnan exactamente todas las condiciones
establecidas en la ley. Lo que pensamos sobre las definiciones se extiende por los mismos motivos a toda materia
nota al art. 497 cita a Ortolán, transcribiendo los conceptos de dicho autor sobre los derechos
personales y reales, en los siguientes términos: “ORTOLAN dice: “...Derecho real es aquel en que
ninguna persona es individualmente sujeto pasivo del derecho. O, en términos más sencillos...un
derecho real es aquel que da la facultad de sacar de una cosa cualquiera un beneficio mayor o
menor...”.- Asimismo, en la nota puesta por Vélez Sarsfield al título IV (De los Derechos Reales), del
Libro Tercero, expresa: “Aunque en la nota al art. 497 definimos los derechos reales, tratando
especialmente de ellos, diremos con DEMOLOMBE, que derecho real, es el que crea entre la persona
y la cosa una relación directa e inmediata, de tal manera que no se encuentran en ella sino dos
elementos, la persona que es el sujeto activo del derecho, y la cosa que es el objeto...”
Por su parte, Freitas definió en la segunda parte del art. 19 de su Esbozo a los derechos reales,
sosteniendo que son “los que tienen por objeto inmediato las cosas, aun que mediatamente tengan
por objeto las personas”28.
A esta altura, es menester señalar algunos ejemplos de derechos reales, para poder así
plasmar en concreto los rasgos diferenciales de estos derechos, Así, tomemos por ejemplo el derecho
real de usufructo, en el que el usufructuario puede usar y gozar de una cosa cuya propiedad
pertenece a otro sujeto29, a más de percibir los frutos naturales, industriales o civiles, y gozar de los
objetos sobre que se establece el usufructo, como el propietario mismo 30. Como se puede apreciar, y
tal como lo expone Vélez en la nota al art. 2807, vemos claramente como en este derecho real se dan
las características señaladas por la doctrina, es decir, la ausencia de un sujeto pasivo o deudor, y la
relación directa e inmediata entre la cosa (por ejemplo, un inmueble) y el usufructuario (titular del
derecho real).
Otro ejemplo lo constituye el derecho real de dominio, en el que una cosa se encuentra
sometida a la voluntad y a la acción de una persona 31, que reviste el carácter de titular del derecho, y
tiene la facultad de poseer la cosa, disponer o servirse de ella, usarla y gozarla conforme a un
ejercicio regular32. Aquí también puede apreciarse la existencia de sólo dos elementos: el sujeto
titular del derecho (propietario), y la cosa (inmueble, libro, automotor etc.).

D) Derechos intelectuales

Aunque los derechos del patrimonio más numerosos e importantes, son los derechos reales y
los derechos de crédito, no son, sin embargo, los únicos. Hay una categoría de elementos de riqueza
que no pueden entrar ni en una ni en otra de aquellas dos clases. Se les denominan derechos
intelectuales. Son aquéllos que tienen los autores, escritores o artistas sobre sus obras (escritos,
cuadros, estatuas, grabados, partituras), los derechos de los inventores sobre sus inventos, los de los

puramente doctrinal, a lo que generalmente se llama principios jurídicos, pues la ley no debe extenderse sino a lo que
dependa de la voluntad del legislador. Ella debe ser imperativa, y sea que mande o prohiba, debe sólo expresar la
voluntad del legislador. Así como existe una diferencia notable entre la jurisprudencia y la legislación, así también la ley
nada tiene de común con un tratado científico de derecho”.
28
A.T. DE FREITAS, Código Civil, Obra fundamental de Código Civil Argentino, traducción castellana, T.I, ed. 1909.
29
Dispone el art. 2129 del CCyC: “Usufructo es el derecho real de usar, gozar y disponer jurídicamente de un bien ajeno,
sin alterar su sustancia”.
30
Conf. art. 2863 del Código de Vélez. En la nota a este artículo, sostiene el codificador: “El derecho del usufructuario es,
sin duda, el derecho de gozar de los bienes como el propietario mismo: es decir, con las mismas prerrogativas y con las
mismas cargas; pero únicamente en lo que concierne al uso o a la percepción de los frutos, pues él no podría recoger los
productos que no son frutos. Es preciso no tomar en un sentido absoluto la expresión “como el propietario mismo”. No
podría convertir una viña en un campo de pastos, ni transformar el bosque en una tierra de labor. Sobre todo, está
obligado a conservar la sustancia o condición de la cosa”.
Por su parte, el art. 1941 del nuevo Código Civil y Comercial dispone: "El dominio perfecto es el derecho real que
otorga todas las facultades de usar, gozar y disponer material y jurídicamente de una cosa, dentro de los límites previstos
por la ley..."
31
Conf. art. 2506 C. de Vélez.
32
Conf. art. 2513 C. de Vélez.
comerciantes e industriales sobre sus marcas de fábrica, privilegios de invención, dibujos industriales,
nombre y clientela de la casa, etc.33.-
Téngase presente, que estamos en presencia de una categoría de derechos cuyo objeto
consiste simplemente en una idea, o en otros términos, en una creación del intelecto, que por
supuesto se plasma y exterioriza posteriormente en una cosa.
Desde este punto de vista, se ha sostenido 34 que los productos del espíritu humano tienen en
nuestra vida económica una significación autónoma, independiente de las cosas, en las cuales cobran
su significación sensible. Una obra literaria o musical, un invento, una marca o modelo, en virtud de
las ideas o sentimientos a ella incorporados, se nos representan como algo independiente, que
encierra un valor en sí mismo, dicho con otras palabras: es un bien adecuado para servir a los
intereses humanos. A estos bienes los llamamos bienes inmateriales. El derecho moderno ha
reconocido derechos a la exclusiva disposición sobre las obras del espíritu, principalmente a su
aprovechamiento económico mediante su multiplicación, reproducción, ejecución, etc. Estos
derechos se denominan derechos sobre bienes inmateriales. No son derechos reales, pues el
producto del espíritu, por ejemplo, la poesía, el invento, la sinfonía, no es una cosa. Constituyen más
bien, una clase independiente dentro de los derechos patrimoniales.

Caracteres de los derechos reales

1) A diferencia de los derechos creditorios, los derechos reales tienen únicamente dos elementos: el
sujeto titular y la cosa. Por ejemplo, en el derecho real de dominio encontramos a su titular y al
objeto; en el derecho de superficie, el titular denominado superficiario, y el inmueble ajeno; en el
usufructo, el titular llamado usufructuario, y el bien ajeno, etc.
2) El número de derechos reales es limitado, sólo existen aquéllos creados por la ley, por lo que aquí
rige el régimen del "numerus clausus" (número cerrado), y por supuesto, no juega el principio de
autonomía de la voluntad de las partes.
En torno a esta característica propia de los derechos reales, el art. 2502 del derogado Código
Civil decretaba lo siguiente: "Los derechos reales sólo pueden ser creador por la ley. Todo contrato o
disposición de última voluntad que constituyese otros derechos reales, o modificase los que por
este Código se reconocen, valdrá sólo como constitución de derechos personales, si como tal
pudiese valer"
En el nuevo CCyC, su art. 1884 reedita -en términos más amplios- el contenido la de la norma
transcripta, al decretar que "La regulación de los derechos reales en cuanto a sus elementos,
contenido, adquisición, constitución, modificación, transmisión, duración y extinción es establecida
sólo por la ley. Es nula la configuración de un derecho real no previsto en la ley, o la modificación
de su estructura".
3) Las normas que regulan los derechos reales son imperativas o de orden público, lo que significa
que no pueden ser dejadas de lado por acuerdo de partes en un contrato, por lo que su
incumplimiento acarrea necesariamente una sanción.
Las leyes de orden público, además de ser obligatorias e inderogables por acuerdo de partes,
son dictadas por el estado para la protección de intereses, valores o instituciones consideradas
fundamentales en una época determinada. Por ejemplo, las normas que regulan la capacidad de las
personas son de orden público, del mismo modo que aquéllas que norman la responsabilidad
parental.

33
COLIN, A. – CAPITANT, H., Curso Elemental de Derecho Civil, T.I, pág. 242, traducción de la última edición francesa por la
redacción de la revista general de legislación y jurisprudencia, con notas sobre el derecho español, por Demófilo De Buen,
Madrid, Editorial Reus, 1922.
34
ENNECCERUS, Ludwig – KIPP, Theodor – WOLFF, M., Tratado de Derecho Civil, T.I, Vol. 1, pág. 307, 13ra. Revisión de
Hans Carl Nipperdey, Traducción de la 39ª edición alemana de Blas Pérez González y José Alguer, Segunda Edición al
cuidado de José Puig Brutau, Ed. Bosch, Barcelona.
Es importante tener en cuenta, que el orden público no es un concepto inmutable y definitivo,
sino esencialmente variable, pues expresa los principios esenciales que sustentan la organización
jurídica de una comunidad dada, y su contenido depende en gran medida de las opiniones y
creencias que prevalecen en cada momento de un estado determinado 35.
4) Por otro lado, los derechos reales son absolutos, esto quiere decir que se pueden hacer valer erga
omnes, es decir frente a todos aquéllos que turben el ejercicio del derecho del titular.
5) La prescripción juega en los derechos reales como medio de adquisición de algunos de ellos. Esta
especie de prescripción llamada adquisitiva o usucapión, constituye en primer lugar, un medio para
adquirir no solo el derecho real de dominio o propiedad (art. 2524 Cód. Civil de Vélez), sino cualquier
derecho real de goce. En segundo lugar, es un derecho por el cual el poseedor de una cosa inmueble
o mueble, adquiere la propiedad de ella por la continuación de la posesión, durante el tiempo fijado
por la ley (conf. art. 3948 del Código Civil derogado).
El nuevo Código Civil y Comercial define a la prescripción adquisitiva en su art. 1897 diciendo
que "es el modo por el cual el poseedor de una cosa adquiere un derecho real sobre ella, mediante la
posesión durante el tiempo fijado por la ley". El tiempo necesario para prescribir es de 10 años con
relación a los inmuebles siempre que exista buena fe y justo título. En el caso de cosas muebles
hurtadas o perdidas, el plazo es de 2 años (conf. art. 1898 CCyC). Si falta el justo título o la buena fe,
el plazo se alarga a 20 años (art. 1899 CCyC).
6) Los derechos reales gozan del "ius preferendi" o derecho de preferencia, esto significa que el
acreedor real tiene la facultad de cobrar su crédito antes que los acreedores personales o
quirografarios. Si por ejemplo, Pedro ha tomado un crédito bancario garantizado con hipoteca, y al
mismo tiempo, juan le prestó al primero una suma de dinero contra la que le extendió un pagaré, en
banco, como acreedor hipotecario, tiene preferencia a cobrar antes que Juan, que es un simple
acreedor personal o común.
Por otra parte, si concurren varios acreedores reales sobre un mismo bien del deudor, aquí la
fecha del crédito decide la cuestión, aplicándose la máxima romana "prior in tempore potior in iure".
Veamos un ejemplo: Pablo toma un préstamo de $.500.000 en el banco "A" garantizado con
hipoteca sobre su depto., y un mes más tarde toma un segundo préstamo por 200.000 en otro banco
"B", que se garantiza con una nueva hipoteca sobre su propiedad. Si Pablo no cumple con la
devolución de los créditos con más sus intereses, el banco "A" (acreedor hipotecario) cobrará antes
que el banco "B" (que también es una acreedor hipotecario), porque su crédito garantizado con
hipoteca es anterior al segundo.
Veamos otro ejemplo: constituido un usufructo sobre una cosa, su titular podría hacer valer la
mayor fuerza de su derecho frente a otro usufructo posterior al suyo, lo que sería factible si un
propietario despoja al usufructuario de la cosa y constituye un nuevo usufructo 36.

Caracteres de los derechos personales

1) Como primer rasgo exclusivo de los derechos creditorios u obligaciones se puede afirmar que
poseen por los menos tres elementos: el sujeto activo o acreedor, el sujeto pasivo o deudor y la cosa,
a diferencia de los derechos reales que sólo presentan dos elementos, su titular y la cosa.
2) Por otro lado, en este tipo de derechos rige el principio de autonomía de la voluntad de las partes,
principio que expresaba el hoy derogado art. 1197 del Código de Vélez en los siguientes términos:
"Las convenciones hechas en los contratos forman para las partes una regla a la cual deben
someterse como a la ley misma".

35
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala B, "Van Hemel, R. y K. Claudia María y otros s/información sumaria",
23/02/2015.
36
Gatti, Edmundo-Alterini, Jorge H., "El derecho real", pág. 56. ed. Abeledo-Prerrot, 6 de Abril de 1998.
Este principio capital en el viejo Código de Vélez implicaba que las cláusulas que las partes
pactaban en un contrato debían ser cumplidas del mismo modo que las normas legales, y si ello no
ocurría, se aplicaban las sanciones correspondientes. Es importante aclarar, que si en las partes son
libres de establecer en sus contratos las cláusulas que crean más convenientes para sus intereses,
ello siempre que no vulneren la ley o el orden público.
En el nuevo Código Civil y Comercial, este principio se encuentra desdoblado en dos artículos
que consagran respectivamente la libertad de contratación y el efecto vinculante de los contratos. En
primer término, el art. 958 preceptúa que "Las partes son libres para celebrar un contrato y
determinar su contenido, dentro de los límites impuestos por la ley, el orden público, la moral y las
buenas costumbres".
Como se puede observar, la norma transcripta consagra dos principios muy importantes en
materia de contratos: la libertad de contratar, y la libertad contractual. El primero se traduce en que
las personas podemos decidir contratar con quien queramos, y el segundo implica que en el contrato
que llevamos a cabo estableceremos las cláusulas que más convengan.
En segundo lugar, el art. 959 dispone que "Todo contrato válidamente celebrado es
obligatorio para las partes. Su contenido solo puede ser modificado o extinguido por acuerdo de
partes o en los supuestos en que la ley lo prevé".
3) De otro lado, y como consecuencia del principio de autonomía de la voluntad, las personas están
facultadas para crear nuevos derechos personales y como corolario, nuevas obligaciones, por lo que
su número es ilimitado, esto se traduce en que pueden inventar nuevos contratos siempre que no se
viole la ley o el orden público.
4) Los derechos creditorios tienen la particularidad de que son relativos, esto significa que sólo
pueden hacerse valer ante la persona obligada. Si Juan le prestó dinero a Pedro, sólo le puede
reclamar la deuda al deudor, la que de ninguna manera se hace exigible erga omnes (ante todos).
Precisamente, en los contratos rige este principio del efecto relativo (art. 1021), es decir, sólo
tiene efecto entre las partes contratantes, y sólo por excepción contemplada por la ley, el contrato
produce efecto respecto de terceros. Tampoco el contrato podrá originar obligaciones a cargo de
terceros -salvo disposición legal o contractual en contrario-, ni éstos podrán reclamar a las partes el
cumplimiento de obligaciones que éstas no hayan acordado en el convenio (conf. art. 1022 del CCyC).
5) Otra característica de los derechos personales o creditorios, es que las normas que los gobiernan
son supletorias de la voluntad de las partes. Una de las principales clasificaciones de las leyes es
aquélla que distingue las imperativas de las supletorias o interpretativas. Las primeras deben
necesariamente ser cumplidas por los particulares bajo apercibimiento de sanción, es el caso del art.
279 del CCyC que preceptúa que el objeto del negocio jurídico no puede ser contrario a la moral y a
las buenas costumbres, porque en tal caso el acto jurídico será ineficaz (de nulidad absoluta); y las
segundas, por el contrario, pueden ser dejadas de lado por las partes en un contrato sin
consecuencias para ellas. Ejemplo de estas últimas es el art. 874 del CCyC que establece que el lugar
de pago de la obligación, a falta de acuerdo de partes, es el domicilio del deudor al tiempo del
nacimiento de la obligación, o en caso de que el deudor se mude, el acreedor puede reclamar el pago
en el domicilio actual o en el anterior. La mismo opción se da cuando el lugar de pago sea el domicilio
del acreedor. Esta regla no se aplica en dos supuestos: en las obligaciones de dar cosa cierta, en
donde el domicilio de pago será el lugar donde la cosa se encuentra habitualmente; y en las
obligaciones bilaterales de cumplimiento simultáneo, ya que aquí el domicilio de pago será donde
debe cumplirse la prestación principal.
Por último, téngase presente que como principio general, todas las normas regulatorias de los
contratos son supletorias37.
6) En cuanto al tiempo de vida jurídica que ostentan los derechos creditorios, ellos son temporarios,
porque una vez efectuado el pago la obligación, ésta queda extinguida. Debe entenderse aquí, que el
37
En efecto, el art. 962 del CCyC dice así: "Las normas legales relativas a los contratos son supletorias de la voluntad de
las partes, a menos que de su modo de expresión, de su contenido, o de su contexto, resulte su carácter indisponible".
pago no es solamente la entrega de una cosa o una suma de dinero, simplemente es el cumplimiento
de la obligación. Si Juan contrata a Martín para que le construya un cuarto extra en su casa, la
obligación de éste último radica en la construcción que se le encomendó, es decir, terminado el
cuarto se libera de la obligación. Por su parte, Juan cumple con su obligación al entregarle a Martín la
suma acordada.
El ejemplo grafica lo normado por los arts. 865 y 880 del CCyC. El primero establece que el
pago es el cumplimiento de la prestación que constituye el objeto de la obligación. El segundo
determina que el pago realizado por el deudor que satisface el interés del acreedor, extingue el
crédito y lo libera.
7) Con relación a la prescripción, los derechos creditorios no se pueden adquirir mediante la
usucapión o prescripción adquisitiva, a diferencia de lo que ocurre con los derechos reales, ya que los
primeros no se ejercen por la posesión (Gatti, Edmundo-Alterini Jorge H.).
Con relación a la prescripción liberatoria o extintiva, de algún modo influye sobre los derechos
personales, desde que al ser ésta un instituto que extingue las acciones judiciales, si el acreedor no
reclama el cumplimiento dentro del plazo fijado por la ley, el deudor no puede ser perseguido
judicialmente para que cumpla la obligación. Por supuesto que para que opere la prescripción es
necesario que se cumplan dos requisitos: la inacción del acreedor y el transcurso del tiempo
estipulado por la ley.
Entonces, acaecidos los extremos señalados, la prescripción destruye o aniquila la acción
judicial, la que consiste en el vehículo que tenemos las personas para presentarnos ante un juez o
tribunal a fin de hacer valer nuestros derechos. Pues bien, precisamente la prescripción dinamita ese
vehículo, con lo cual, si bien seguimos teniendo el derecho y el deudor la obligación, no contamos
con la posibilidad de accionar judicialmente. En otras palabras, la obligación sigue viva, el derecho
también, pero lo que ha fenecido es la herramienta de compulsión con la que cuenta el acreedor
llamada acción judicial. Por esto, aunque la acción judicial este prescripta, si el deudor paga, el
acreedor puede retener lo que se le ha dado, no pudiendo el obligado deducir una acción de
repetición.

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