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Contagio, co-regulación
y regulación emocional.
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Contagio, co-regulación y
Acuerdo y Medidor Emocional
regulación emocional
Contagio emocional
La transmisión de emociones es un proceso primitivo e inconsciente que actúa como una sincronía y
parte de nuestra supervivencia. A pesar de que genéticamente todos estamos preparados para ser
partícipes de este contagio, hay personas que tienen mayor capacidad para transmitir emociones o de
contagiarse por los demás. Personas hipersensibles que son como esponjas emocionales capaces de
absorber cualquier ápice emocional que se produzca a su alrededor.
Por eso, la gestión de nuestras emociones es un aspecto fundamental de nuestra educación y que muy
pocos colegios enseñan. Los niños que saben gestionar sus emociones, son los que mejores relaciones
alcanzarán en el futuro y los que se convertirán en líderes.
Co-regulación
Para hablar de la co-regulación es importante estar consciente de mis
emociones y las del otro para que pueda interactuar de una mejor
manera y crear un ambiente más sano, si alguien no está en el humor
que yo quiero estar puedo tratar de impactar positivamente para que el
ambiente sea mejor y eso me ayudará a mí a estar bien, en cambio sí me
hago a un lado lo único que pasará es que me contagie de la actitud de la
otra persona, en mi está el poder de hacer algo con lo que siento
siempre.
La regulación emocional ha sido abordada desde diferentes enfoques a lo largo del tiempo debido a la
gran relevancia atribuida a las emociones en cada momento del desarrollo del ser humano. Sin
embargo, desde la revolución cognitiva se evidencia un notable interés en la investigación de todos los
procesos de orden interno, siendo la regulación emocional uno de los comportamientos más
estudiados.
Se define como:
“la destreza de las personas y el proceso deliberado que requiere esfuerzo para
atender y percibir los sentimientos de forma apropiada y precisa, la capacidad
para asimilarlos y comprenderlos de manera adecuada y la destreza para regular
y modificar nuestro estado de ánimo o el de los demás de manera voluntaria”
(Mayer, Caruso & Salovey, 2000; Cabello, Fernández-Berrocal, Ruiz & Extremera,
2006; Eisenberg & Spinrad, 2004; Kooler, 2009) (Ribero-Marulanda & Vargas
Gutiérrez, 2013, pp. 498).
Es toda estrategia dirigida a mantener, aumentar o suprimir un estado afectivo en curso, con el objetivo de
alcanzar una meta: Tener conciencia y regular las emociones. Resulta necesario, ya que esto nos
permitirá desarrollar una serie de competencias y habilidades, a la vez que nos ayudará a desarrollar
mejor nuestra posibilidad de favorecer el propio bienestar y el de los demás.
Regular quiere decir poner en orden, buscar la medida conveniente como cuando buceamos y regulamos el
aire en el tiempo que nos encontramos bajo el agua o cuando graduamos la voz al cantar. Lo mismo ocurre
con las emociones.
¿Sabías que…?
1. La Regulación Emocional es el arte de leerse a sí mismo, desde la sinceridad.
2. Las personas que suprimen más sus emociones en vigilia, muestran una
cantidad más alta de emociones como la tristeza, el enfado, el miedo y la
ansiedad durante los sueños.
Es importante tomar en cuenta que todas las emociones tienen el derecho a ser validadas o legitimadas,
dado que si en el cuerpo se ha llevado a cabo una manifestación fisiológica como resultado de una
determinada situación, es indicativo de que algo sucede, por lo que no se debe dejar bloqueado o
inconcluso ese circuito emocional, es necesario cerrarlo, ya sea conversando con la persona que lo
genera o con uno mismo.
En primer lugar, se resalta el punto de vista subjetivo de la emoción, que quiere decir que las emociones
son experiencias diferentes en distintas personas; un mismo suceso no tiene por qué causar la misma
emoción en dos personas.
Finalmente, en tercer lugar, la emoción se puede ocasionar ante un acontecimiento exterior, como la
alegría ante una película cómica, o interno, como el cosquilleo en el estómago que sentimos cuando
recordamos un momento positivo para nosotros. Por último, la definición señala que la emoción nos
mueve a la acción; cuando la emoción es agradable tendemos a aproximarnos al estímulo que la
ocasiona y cuando es desagradable, a alejarnos.