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Universidad Central de Venezuela

Facultad de Humanidades y Educación


Escuela de Comunicación Social
Cátedra de Teoría de la Información Periodística
Sección “B”

La comunicación-información en la Edad Media

Profesora: Autor:
Adriana Gregson Anderson Ayala Giusti
C.I. 26.254.203
Caracas, 14 de Julio de 2016
La comunicación-información en la Edad Media
La Edad Media, como época histórica comprendida entre los siglos V y XV, representa el
período de desarrollo humano de mayor extensión cronológica tras la muerte de Cristo. En
ella, sólo una institución se mantuvo en pie y es, claro está, la Iglesia Católica. Su dominio
ideológico de gran parte de la población europea es una de las características fundamentales
de este período. Al controlar la forma de pensar de la gente, controlaban a la gente en sí; así
de simple. De aquí viene entonces que se hable del ‘oscurantismo medieval’, que
precisamente es uno de los rasgos más notorios en la película “El nombre de la rosa”.

“El nombre de la rosa” no es más que la representación cinematográfica de la Edad Media


en su estado puro. La película está basada en la novela de igual nombre (El nombre de la rosa)
de Humberto Eco, quien, en su magistral dominio de la narrativa literaria, parte de un
acontecimiento histórico real del cual no hay referencias exactas, como lo es la desaparición
del segundo libro de Poética de Aristóteles, y sobre este hecho construye toda una trama
ficcional para explicar cómo fue que se dio la pérdida de tal obra en la Edad Media.

Pero lo importante no es la historia de la película, sino lo que se ve en la película misma.


La comunicación, como acto humano propio y natural, era predominantemente oral, y es que
la escrita, entre otras cosas, tenía un campo más limitado de público por los elevados índices
de analfabetismo a pesar de que, paradójicamente, podía extenderse muchísimo más que la
palabra hablada. Esto, argumentado con base en lo que indica Manuel Vázquez Montalbán
(1985) en su libro ‘Historia y Comunicación Social’:

“El índice de analfabetismo y el control real-eclesiástico seguían haciendo de


la palabra hablada el principal vehículo de comunicación. El monopolio de
mensajes mediante la palabra hablada lo tenían los curas. La censura estaba
en manos de los obispos por acuerdo del rey, la educación estaba en manos
de eclesiásticos por acuerdo del rey, las becas para estudiar en las
Universidades solían concederse a clérigos” (Capítulo VI p.60).

De ese párrafo se puede distinguir el notorio dominio que los representantes de la Iglesia
Católica tenían sobre la población, no sólo en cuanto a su acción comunicativa y/o
‘informativa’, en términos de Habermas, sino hasta en su educación, y es que, sobre todo con
el control de esta última, les era posible perpetuar su sistema de dominio ideológico a través
de nuevos actores.
Así, los conocimientos que se podían transmitir eran del todo plurales, y esto se puede
detallar en la película; sólo eran aceptados los que se mantenían en la misma línea acorde a lo
dictaminado por las altas jerarquías de la Iglesia. Por ello no se permitía el libre acceso a la
biblioteca para la consulta de libros antiguos; y por ello se prohibía la lectura de libros como,
por ejemplo, el segundo de la ‘Poética’ de Aristóteles (supuestamente perdido), pues, según
un monje de alta jerarquía en la abadía (Jorge), segado totalmente por sus creencias religiosas,
su contenido establecía, a través de la risa, una de las formas de deshonrar y olvidar a Dios.

Ello refiere entonces que el control ideológico se aplicaba ya desde lo que estaba
permitido conocer. Lo que contradecía esto podía incluso llegar a ser tildado de herejía, y ello
significaba una condena segura en la hoguera. Esa era la forma arcaica de castigo que se
aplicó durante gran parte de este extenso período. El ejemplo más representativo de esto, a
pesar de que no tiene correspondencia alguna con la película y considerando que ocurrió
recién finalizada la Edad Media e iniciada la Moderna, es el encarcelamiento de Galileo
Galilei cuando formuló su teoría de que la Tierra no era el centro del universo. Ello rompió el
paradigma en aquél entonces, y le significó la represión por parte de la Iglesia, al contradecir
sus verdades establecidas.

Este ejemplo deja claro que el conocimiento generado a través de métodos científicos, o
incluso a través del razonamiento, no era bien visto por la Iglesia en la Edad Media. Por ello
en la película los frailes y monjes no entienden la actitud perspicaz del franciscano Guillermo
de Baskerville, cuando este intenta resolver los asesinatos buscándoles una lógica a través de
la razón. El conocimiento, que siempre ha sido el impulso motor del hombre, sufrió de estas
particularidades en el Medioevo si contradecía a las verdades de la Iglesia. Por otra parte,
también es cierto que el que transmitían los eclesiásticos, sí se propagaba rápidamente y era
aceptado sin replica, cuestionamiento o crítica alguna, por el resto de la población europea.
Por ello, lo que decía el Papa era incuestionable y debía ser aceptado al ser el lugarteniente de
Dios en la Tierra. Por todo esto se deben considerar dos perspectivas en el análisis del
conocimiento medieval: por un lado, el que poseían los eclesiásticos; y por el otro, el que se
originaba a través de la lógica y lo métodos científicos/matemáticos. Este último, a su vez,
podía representar un peligro para la persona que lo fundamentaba.

Como aún no existía la imprenta, los manuscritos prevalecían para dejar constancia de
dichos conocimientos, y para transmitir los del pasado; sin embargo, sobre los manuscritos se
aplicó la censura. Aquí entra entonces otro punto fundamental que es el de la información, y
que va de la mano con el conocimiento. Con la censura ya se establecía cómo era el sistema
de información de la época: sólo se podía transmitir lo ‘aceptado’ y ‘autorizado’. Entendiendo
que la información no conlleva respuesta de quien la recibe, sino que tiene carácter unilateral,
es posible entonces analizar su funcionamiento y su importancia en la Edad Media.

En cuanto a la relación información-sociedad, bien dice Vázquez Montalbán (1985) que


fueron los mercaderes quienes fungieron como pioneros del esparcimiento de la información,
aunque esto jamás se evidencia en la película. En sus idas y venidas al Mediterráneo y al
territorio asiático para comerciar, era mucho lo que podían aprender de esos lugares para
transmitirlo luego en la Europa Medieval. Bien podía ser a través de la comunicación, o a
través de hojas manuscritas. Así se daba cuenta de cómo eran esos lugares. Cuando esto se
empezó a ver como un negocio, los matices de esas hojas comenzaron a tener tintes más
políticos y económicos, como deja expresado Montalbán, a pesar de sufrir la censura de
cuantos monarcas las consideraron como ‘peligrosas’. Esto en cuanto a la información escrita
de lo que ocurría en exteriores; en referencia a la información netamente interpersonal, hay
que decir que la oralidad era aquí también predominante, y ello se evidencia en la película.

Cuando al franciscano Guillermo le van a informar sobre cada uno de los distintos
asesinatos, siempre le es expresado oralmente. Nunca le llega en una hoja, simulando una
carta, ni en ningún otro medio. Desde fuera de la abadía muy difícilmente se enterarían, a no
ser que esas noticias se esparciesen de persona a persona. No existían los periódicos que
informaran eso, y de haber existido seguro hubieran sufrido censura. A pesar de ello, las bulas
papales, que eran los documentos oficiales por los que el Papa ordenaba algo, si quedaban
constatados de manera escrita. Esas informaciones si tenían su respaldo sobre el papel y la
extendían los clérigos y eclesiásticos a través de la palabra hablada.

Esa era la realidad de la Edad Media. Una época en que la Iglesia ejercía un dominio casi
absoluto en todos los aspectos de la vida humana. Un período en el que el conocimiento
científico surgía cuando los hombres rompían con los paradigmas religiosos y pensaban más
allá de él. No obstante, esto no era común que ocurriese seguido, lo cual habla del control
ideológico que se ejercía sobre la gente, como se observa en la película, a tal punto de que los
mismos hombres de fe dan al diablo como la única explicación de unos asesinatos. Como dice
Montalbán (1985), “La Iglesia garantizaba la fidelidad o el sometimiento ideológico de las
masas a las verdades establecidas” (Capítulo VI. p.61). La información, poco a poco,
comenzó a servir para mostrar realidades diferentes a trasvés de la oralidad o la escritura, y
cuando algunos hombres comenzaron a interpretar esas realidades y a pensar con mayor
razonamiento, se crearon nuevos conocimientos de trascendental importancia en el futuro.
Referencias:
- Vázquez, M. (1985). “Historia y comunicación social”. Madrid: Alianza Editorial. 267p.

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