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INSTRUCCIÓN

DONUM VERITATIS
SOBRE LA VOCACIÓN ECLESIAL
DEL TEÓLOGO

La verdad que hace libres es un don de Jesucristo (cf. Jn 8, 23). El hombre por
su naturaleza siempre buscará la verdad, cuando no lo hace es reo de la ignorancia.
Siempre se cuestiona por lo trascendental, de dónde viene y a dónde va. El hombre
será libre de la ignorancia cuando acepte a Cristo que es la Verdad, pues él es Camino,
la Verdad y la Vida.

El hombre por ser creatura tiene limitaciones y no se diga en su conocimiento, al


enfrentarse a la realidad de Dios, se ve limitado para comprender tan sublime misterio.
Sin embargo en su limitación tiene la capacidad según sus límites de acercase al
conocimiento de Dios. De ahí que la teología tenga el papel de ayudar a comprender la
fe.

El fin de la teología es que todos los hombres se salven y lleguen al


conocimiento de la verdad, permaneciendo en la verdad. Asumiendo los nuevos
problemas que se presentan al espíritu humano, pues hay momentos de crisis y de
tensión. Por tanto la misión de la teología en la Iglesia tiene que ser la de iluminar la fe
para los creyentes, sirviendo al progreso en el conocimiento de la verdad que es Cristo.
I) La verdad, don de Dios a su pueblo

Movido por un amor sin medida, Dios ha querido acercarse sin medida, dios ha
querido acercarse al hombre para caminar con él. Liberándolo del padre de la mentira,
por medio de la verdad que es la que los libera de la ignorancia. La iglesia tiene que ser
testimonio de la verdad de Cristo que hace libres a los hombres.

El pueblo responde a esta invitación por medio de una vida de fe y de caridad,


ofreciendo a Dios un sacrificio de alabanza. Debe existir una función profética que por
medio de la reflexión guiada por el Espíritu Santo lleve al contenido mismo de la fe,
mostrando su racionalidad a aquellos que lo piden.

II) La vocación del Teólogo

La vocación del teólogo es la de lograr una comunión con el Magisterio, además


de una comprensión más profunda de la Palabra de Dios, en las sagradas Escrituras y
transmitida por la tradición viva de la Iglesia. Por su naturaleza la fe siempre será
interpelada por la inteligencia, pero la inteligencia debe estar abierta al don de Dios
para entrar en su luz y así según su limitación comprender lo que ha creído y también
dar razón de ello.

Para que el teólogo pueda guiar su reflexión y tenga una rectitud de pensamiento
se necesita estar en un constante esfuerzo epistemológico, con un rigor y método,
ayudándose de la interdisciplinariedad de las ciencias, de una manera especial la de la
filosofía.

III) El magisterio de los pastores

El magisterio vivo de la Iglesia que, por la autoridad ejercida en el nombre de


Cristo, es el solo interprete auténtico de la Palabra de Dios, escrita o transmitida. A los
sucesores de los apóstoles se les encomienda el oficio de guardar, exponer y difundir la
Palabra de Dios, de la que son servidores. El magisterio tiene el oficio de discernir, por
medio de juicios normativos para la conciencia de los fieles, los actos que en sí mismo
son conformes a las exigencias de la fe y promueven su expresión en la vida, como
también aquellos que, por el contrario, por su malicia son incompatibles con estas
exigencias. El teólogo que está comprometido en el servicio de la verdad, para
mantenerse fiel a su oficio, deberá tener en cuenta la misión de Magisterio y colaborar
con él.

IV) Magisterio y teología

a) Las relaciones de colaboración

El Magisterio y la teología tienen el mismo fin: conservar al pueblo de Dios en la


verdad que hace libres y hacer de él la luz de las naciones. Este fin se logra en una
mutua colaboración, especialmente cuando el Magisterio pide al teólogo la misión
canónica o mandato de enseñar. Compromiso que el teólogo acepta en su oficio y con
la profesión de fe y el juramento de fidelidad.

En cuanto a los sucesores de los apóstoles deben de tener cuidando de no


presentar sus opiniones he hipótesis como si fueran conclusiones de la Iglesia, porque
no habría respeto al pueblo de Dios.

b) El problema del disenso

El disenso es aquella actitud pública de oposición al Magisterio. El fenómeno del


disenso puede tener diversas formas y sus causas remotas o próximas son múltiples,
por ejemplo la ideología del liberalismo filosófico, el peso de la opinión pública
artificialmente orientada y sus conformismos; también está la pluralidad de las culturas
y las lenguas.
También puede tener varios aspectos, queriendo cambiar la iglesia actuando en
libertad del acto de fe que cada individuo profesa pero la fe no es esta libertad de
enfrentarse a la Verdad, antes bien la fe se debe de entender como una libre
autodeterminación con el deber moral de acoger la Verdad, buscando soluciones con
un dialogo empapado de Caridad y Verdad.

Conclusión

Se debe de mirar el modelo de la Virgen María pues es la bienaventurada, por su


adhesión de fe inmediata y sin vacilaciones a la Palabra de Dios. Ella tiene claro que se
debe anunciar a todos los hombres la salvación traída al mundo por su hijo Jesucristo.
Invita a los Obispos a mantener y desarrollar relaciones de confianza con los teólogos
superando los obstáculos que se presenten por la naturaleza humana. Estando más al
servicio de la Palabra y al servicio del pueblo de Dios, y así se permanezca en el Hijo y
en el Padre obteniendo con ello la vida eterna.

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