Está en la página 1de 2

COMENTARIOS DE TEXTO

TEXTO 1

“Lo primero que prometen es que nunca que salga Su Majestad del reino se pondrá gobernador
en Castilla que no sea castellano.[...]
Que todas las dignidades, tenencias y oficios del reino se darán a naturales y no a extranjeros.
Que las rentas reales se encabezarán en un honesto arrendamiento, de manera que las
ciudades ganen bien y la Corona no pierda mucho.[...]
Que su Majestad mandará reformar su casa y cercenar los gastos, atento a que los
desordenados gastos acarrean nuevos tributos.
Que, por extrema necesidad que tenga, el rey no sacará ningún dinero de estos reinos para
llevar a Flandes, ni a Alemania, ni a Italia, atento a que pronto paran los tratos en los reinos en
que no hay dineros.”

TEXTO 2

“Pelayo estaba con sus compañeros en el monte Aseuva, y el ejército de Alqama llegó hasta él
y alzó innumerables tiendas frente a la entrada de la cueva.
El predicho obispo (obispo visigodo Oppas, aliado con los árabes) subió a un montículo situado
ante la cueva dominica y habló así a Pelayo: "Pelayo, Pelayo, ¿dónde estás?".
El cual, desde una ventana, dijo en respuesta: "Aquí estoy".
Al cual el obispo: "Juzgo, hermano e hijo, que no se te oculta cómo hace poco se hallaba toda
España unida bajo el gobierno de los godos y brillaba más que los otros países por su doctrina
y ciencia, y que, sin embargo, reunido todo el ejército de los godos, no pudo sostener el ímpetu
de los ismaelitas, ¿podrás defenderte en la cima de este monte? Lo que me parece difícil.
Escucha ciertamente mi consejo y haz volver tu ánimo de esta decisión, para que goces de
muchos bienes y disfrutes de la amistad de los caldeos".
[...] Pelayo dijo: "Cristo es nuestra esperanza; que por este pequeño montículo que ves sea
España salvada y reparado el ejército de los godos. Confío en que se cumplirá en nosotros la
promesa del Señor [...]"
El obispo, vuelto entonces al ejército, dijo: "Acercaos y pelead. Ya habéis oído cómo me ha
respondido; a lo que adivino de su intención no tendréis paz con él, sino por la venganza de la
espada".
Por su parte ahora ya el predicho Alcaman mandó comenzar el combate, y los soldados
tomaron las armas. Se levantaron furibundos, se prepararon las hondas, brillaron las espadas,
se encresparon las lanzas e incesantemente se lanzaron saetas. Pero al punto se mostraron
las magnificiencias del Señor: las piedras que salían de los fundíbulos y llegaban a la casa de
la Santa Virgen María, que estaba dentro de la cueva, se volvían contra los que las disparaban
y mataban a los caldeos. Y como Dios no necesita las lanzas, sino que da la palma de la
victoria a quien quiere, los cristianos salieron de la cueva para luchar contra los caldeos;
emprendieron éstos la fuga, se dividieron en dos sus destacamentos, y allí mismo fue al punto
muerto Alcaman y apresado el obispo Oppas. En el mismo lugar murieron ciento veinticinco mil
caldeos.
Los sesenta y tres mil restanes subieron a la cumbre del monte Auseva y por el lugar llamado
Amuesa descendieron a la Liébana. Pero ni éstos escaparon a la venganza del Señor; cuando
atravesaban la cima del monte que está a orillas del río llamado Deva, junto al predio de
Cosgaya, se cumplió el juicio del Señor: el monte, desgajándose de sus cimientos, arrojó al río
de los sesenta y tres mil caldeos y los aplastó a todos.

Señalar en ambos textos:


a) Tipo de texto
b) Idea principal
c) Contexto histórico (a quién va dirigido, quién es su autor o autores, qué se
propone, cuáles son las causas y consecuencias, etc.)

También podría gustarte