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sta compota de fresas es perfecta para acompañar unas tostadas, unos crepes,

unas pancakes (panqueques o tortitas americanas), helados y tartas.

Una de las cosas buenas de hacer compota de frutas casera es que se puede
ajustar la cantidad de azúcar a tu gusto según el estado de maduración de la
fruta. Además, igual que todo lo que hacemos en casa, es más natural, más sana
y no lleva aditivos artificiales.

¿Sabes cuál es la diferencia entre la


compota, la mermelada y la
confitura? 
La clave está en la cantidad de azúcar que llevan.

La compota es la que menor cantidad de azúcar lleva (< 45%), conservando parte
de la acidez natural de la fruta.

En segundo lugar está la mermelada (45%-65%), que además suele ser más


parecida a un puré que la compota, que conserva trocitos de fruta.

La confitura es la que más cantidad de azúcar lleva, por encima del 65%.

Sobre los ingredientes...

Esta compota se hace con fresas, azúcar, agua y


zumo de limón.

Aunque pueda parecer extraño mezclar limón


con las fresas, el resultado es exquisito, ya que
intensifica el sabor de las fresas sin que el sabor
del propio limón se note.
La cantidad de azúcar que lleva la receta es suficiente para conseguir un
resultado dulce, pero que no enmascare el sabor natural ligeramente ácido de las
fresas.

Si lo prefieres, puedes variar la cantidad de azúcar a tu gusto.

Sobre la forma de prepararla...


La forma de prepararla no puede ser más sencilla. Sólo hay que cortar las fresas y
cocerlas con el agua, el zumo de limón y el azúcar.

La forma de cortar las fresas (rodajas en sentido longitudinal) hace que, tras la
cocción, todavía se conserven trozos de fresas. Si prefieres que haya menos
trozos, puedes cortar las fresas en trocitos más pequeños para que se deshagan
durante la cocción.

Con 450 g de fresas se obtienen aproximadamente 400 ml de confitura.mmmmm

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