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Introduccion
La identificación subjetiva de los efectos de la contaminación del aire condujo a la
identificación de los siguientes contaminantes principales (que en ocasiones se describen
como contaminantes criterio): partículas, dióxido de azufre, monóxido de carbono óxido de
nitrógeno (que por lo común se miden como NO2), compuestos orgánicos volátiles( los
cuales suelen medirse en la atmósfera como hidrocarburos que no provienen del metano,
porque el metano es relativamente poco reactivo en la formación de smog fotoquímica), y
ozono (un término que comprende otros oxidantes, NPA y otros compuestos). Estos
contaminantes son los mas comunes y omnipresentes en los centros urbanos, que es donde
la población se concentra. En la actualidad sabemos que cuando se observa un efecto de
contaminación del aire es necesario tener en cuenta muchos otros contaminantes además de
los principales. Por ejemplo, el ozono solo en el aire no produce la irritación de ojos y
garganta que se observa cuando existe el smog fotoquímico; es evidente que otras
sustancias químicas contribuyen a esto.
El SO2 pertenece a la familia de los óxidos de azufre (SOx) que son gases incoloros que se
forman al quemar azufre y tienden a disolverse fácilmente en agua. La fuente primaria de
SOx es la quema de combustibles fósiles, que contienen azufre en su composición, como el
combustóleo y en particular, el carbón. Sin embargo, dentro de los SOx, se incluyen a otros
compuestos de azufre de origen natural, como el ácido sulfhídrico (H2S) y el di-
metilsulfuro (CH3SCH3) proveniente de erupciones volcánicas y de la brisa marina.
El bióxido de nitrógeno (NO2), junto con las partículas suspendidas son los responsables de
la capa café-rojiza que se puede ver con frecuencia sobre muchas áreas urbanas. Este gas
pertenece a los óxidos de nitrógeno (NOx), término genérico comúnmente empleado para
referirse a un grupo de gases altamente reactivos, que contienen diferentes cantidades de
oxígeno y nitrógeno como el óxido nítrico (NO) y bióxido de nitrógeno.
forma una mezcla compleja de materiales sólidos y líquidos suspendidos en el aire, que
pueden variar significativamente en tamaño, forma y composición, dependiendo
fundamentalmente de su origen. El tamaño del material particulado varía desde 0.005 hasta
100 micras (10-6) de diámetro aerodinámico, esto es, desde unos cuantos átomos hasta el
grosor de un cabello humano.
Las partículas se forman por procesos naturales como la polinización de las plantas e
incendios forestales y por fuentes antropogénicas que abarca, desde la quema de
combustibles hasta la fertilización de campos agrícolas. Las partículas pueden ser
directamente emitidas de la fuente, como partículas primarias y pueden formarse partículas
secundarias cuando reaccionan algunos gases en la atmósfera tales como: los óxidos de
nitrógeno, los óxidos de azufre, el amoníaco, los compuestos orgánicos, etc.
Hace unos quince años su estudio y regulación ambiental se centraba en las partículas
suspendidas totales (PST), las cuales son menores de 100 µm de diámetro aerodinámico.
Posteriormente, la atención se centró en las partículas menores de 10 µm, y hasta hace
apenas unos años en las partículas finas y ultrafinas, es decir, las menores a 2.5 y 1 µm,
respectivamente. Así, las llamadas PM 10 se pueden dividir, por su tamaño, en las
fracciones gruesa, fina y ultrafina, siendo la fracción gruesa la compuesta por partículas
cuyo diámetro aerodinámico se encuentra entre 2.5 y 10 µm (PM 2.5-10 ); la fracción fina
que incluye aquellas partículas con diámetro aerodinámico menor a 2.5 µm (PM 2.5 ), y
finalmente, la fracción ultrafina que incluye a las partículas menores de 1µm.
Entre más pequeñas sean las partículas pueden penetrar directamente hasta el interior de los
pulmones con posibles efectos tóxicos debido a sus inherentes características
fisicoquímicas. En varios estudios, llevados a cabo en Estados Unidos y en Europa, se ha
encontrado que la exposición prolongada a partículas finas provenientes de la combustión
es un factor importante de riesgo ambiental en casos de mortalidad por cáncer pulmonar y
enfermedades cardio-pulmonares (Pope et al., 2002).
Plomo (Pb)
El plomo es un contaminante tóxico para los humanos, su difícil remoción del cuerpo hace
que se acumule en varios órganos y pueda dañar el sistema nervioso central. Un gran
número de estudios científicos ha documentado los efectos nocivos de la exposición al
plomo. La intoxicación aguda produce síntomas como diarrea, vómito, cólico, convulsiones
y dolor de cabeza. Su eliminación del cuerpo es posible mediante tratamientos médicos,
aunque el daño provocado principalmente al sistema nervioso no es reversible. Los niños
con altos niveles de plomo en la sangre presentan desordenes en su comportamiento social
y un desarrollo mental restringido con efectos neuroconductuales irreversibles.
El criterio para evaluar la calidad del aire con respecto al plomo (Pb) es el valor normado
para la protección de la salud de la población en la norma NOM-026-SSA1-1993.
Monóxido de carbono (CO)
El monóxido de carbono se forma en la naturaleza mediante la oxidación del metano (CH 4),
que es un gas común producido por la descomposición de la materia orgánica. La principal
fuente antropogénica de monóxido de carbono es la quema incompleta de combustibles
como la gasolina por falta de oxígeno.
Ozono (O3)
•La ciudad de Huelva sufrió un episodio de contaminación atmosférica por ozono (O3) al
superarse levemente el umbral de concentración de estas partículas en el aire, por lo que las
autoridades sanitarias aconsejaron a las personas con problemas respiratorios, a los
ancianos y a los niños que no realicen esfuerzos físicos prolongados al aire libre (Mayo de
2010). Según informó a Europa Press la Consejería de Medio Ambiente, el incidente se ha
registrado entre las 14.00 y las 15.00 horas en el barrio de La Orden, en el extrarradio de la
capital onubense. Los niveles de concentración del ozono en el aire se han disparado hasta
los 188µg/m3 superando así el umbral de los 180 microgramos y dando lugar a un episodio
de contaminación de nivel alto.
Para luchar contra la contaminación en los Estados Unidos, surge la Ley de Aire Limpio de
1970 cuyas enmiendas dieron paso a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) con
autoridad para establecer y hacer cumplir las normas de contaminación atmosférica y
establecer las normas de emisión para las nuevas fábricas y reducir los extremadamente
peligrosos contaminantes industriales. Los estados están obligados a cumplir "de calidad
del aire ambiental" por la regulación de las emisiones de diversos contaminantes
procedentes de fuentes fijas existentes, tales como las centrales eléctricas, las incineradoras,
depuradoras, precipitadores electrostáticos, filtros y otros. Los fabricantes de automóviles
tenían la obligación de instalar controles de escape o el desarrollo de motores menos
contaminantes. La Ley de Aire Limpio, en su forma enmendada en 1977, autorizó a la EPA
para imponer normas más estrictas de contaminación y sanciones por el incumplimiento de
dichas normas de calidad del aire.
La solución más satisfactoria a largo plazo para reducir la contaminación del aire puede ser
la eliminación de los combustibles fósiles y, en última instancia, la sustitución de la
combustión interna de los motores. Para estos fines se han reunido en los Estados Unidos,
Japón y Europa para desarrollar fuentes alternativas de energía, así como diferentes tipos de
motores de transporte, tal vez alimentándose por electricidad o vapor. Un sistema de
subsidios de la contaminación sobre la base de comercio de derechos de emisión se ha
establecido en los Estados Unidos en un intento de utilizar el mercado libre a recompensar
la reducción de la contaminación, y la venta internacional de los excedentes de derechos de
emisión esté permitida por el Protocolo de Kyoto.
Las concentraciones de ozono en la baja atmósfera que superan el nivel crítico aceptable
para la salud humana deberán reducirse en dos tercios en comparación con la situación de
1990. También se establece un límite absoluto. La superación de los valores guía
establecidos por la Organización Mundial de la Salud tendrá que limitarse a menos de 20
días al año; las concentraciones de ozono en la baja atmósfera superiores al nivel crítico
para los cultivos y la vegetación seminatural deberán reducirse en un tercio en comparación
con la situación de 1990. Se establece asimismo un límite absoluto.
La Comisión está obligada a informar al Parlamento Europeo y al Consejo (en 2004, 2008 y
2012) sobre los progresos realizados en el cumplimiento de los techos, de los objetivos
medioambientales intermedios y de los objetivos a medio plazo de la Directiva. Dichos
informes deberán incluir una evaluación económica de la rentabilidad, los costes y ventajas,
las repercusiones para la competitividad y la incidencia socioeconómica de la aplicación de
los techos nacionales de emisión, referente a cada Estado miembro. Los Estados miembros
y la Comisión cooperarán con los terceros países y las organizaciones internacionales
interesadas a fin de intercambiar información y avanzar en las actividades de investigación
encaminadas a reducir las emisiones de SO2, NOx, COV y NH3. La Comisión informará al
Consejo y al Parlamento sobre la contribución de las emisiones procedentes del tráfico
marítimo internacional y las aeronaves a la acidificación, la eutrofización y la formación de
ozono en la baja atmósfera en la Comunidad. También indicará las medidas que pueden
adoptarse para reducir las emisiones en estos sectores.
Técnicas de medición de contaminantes criterio en megaciudades
Estudios especiales son necesarios en megaciudades para entender mejor las causas de
dichas emisiones y medir el progreso en limitarlas. Las siguientes medidas de estudios
especiales en la Ciudad de México demuestran técnicas útiles que pueden ser aplicadas en
otras megaciudades:
• Mediciones rutinarias por hora de PM10, O3, NO, NO2, y CO adquiridas de la Red
Automática de Monitoreo Atmosférico proveen un registro a largo plazo para determinar
las características temporales y espaciales de la contaminación del aire.