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HESPERIDES

99 C-

yo 50V su HIJO
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Peña Lcüji iiic :-^^^-.!:'
Padilla, Fern.in-
lia dicliO: •í Escri- dez Cubas ^• lítiii^
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ba usted una pá- í- •+ J'-

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giníi,.. Los günic- • ri*
4 •
batalladores in-
ros deben hncer cansables V de sa-
a!^o„.> Y hi Isla ya. nas rebeldías por
durmiente v ^-n- el e n g r a n t l e c i -
¿nntiuin que s o n - niienlo de la P a -
ríe, me dice: *No, tria, todos gUirias
no escribas.Yo no
Huiero c¡uc profn- lt« que enaltecen al
terruño... \ quL-
nes m! paz silen- cuenta lio\" con
ciosa y alteres mí ima nlévaiie de
anibicjitc de dul- I;;- ^ ^ ^ • § ^ | ^ ^ ^ •
cetiuMibre y satu-
rado de amores; ^4 í

quiero permane- .^ * •

• ^ • *

cer 1 lejos del


c o n tr ib u v e n a
numdaniW ruido>
r e a k a r a la G o -
V vivir esta mí
mera... l:¿o, otic
vida de aparla-
mientü L:nervan-
tc. Además, vo no fe.
1^ (i OMEÍtÍA:^^^
quiero la alaban- sincero o el deber
I- • » * r - A n ^ g k My i *i'£ _ I .^m-tlJ Síiíífel. J-" les obliira a ello.
za de los m o r t a -
les; no quiero que Vo.,. ¡Vo soy su
hijo!
mi n o m b r e se exponga ante el m u n d o . Tenido miedo, m i - - V L-ste iiijo que desde lejos la contempla apacible y se-
dn a envanecerme y que el orgiiHo invada mi corazón de rena en su vivir de ensueño, sólo sabe exponer ante el
diosa apartiuia en el silencio profundo del mar. mtnulo sus faltas.
Pero \'o, ¡levador como todos los hijos de Addn, no ¿Para qué decir üolamenlc que es bella, admir.ible y ri-
quise hacer la voluntad de Pe3a León m la de esa voz in- ca? Digamos también que su esistencia para el resto del
sonora de Junouia, m u n d o , de Hspaña y d^ Canarias ha sido hasta la fecha
Vo no quiero escribir requiebros ¡i la jimóíiíca dama en- nomiuaL
camada. Vn hijo no debe nunca e>:poner ante el numdo la ¡Pobre isla enca.itada, dejada de la mano del híimbrc!
belleza de la niaiire. Cine lo digan otros, Rn tu suelo prodigioso, si algo existe digno de la estam-
d u e es hermosa y fértil y rica en paisajes admirables y pa» débese al Jsfuer>:o de tus hijos. SÍ a!;;o tienes que ex-
qtie en sus vcíjas exuberantes y barrancos profundos y en trt^ie al espíritu v dÍ2;no de ser cantado, es porque no han
SU3 montes v prados el cn)TÍrotc y el mirlo y el ilinaccrn» podiao iirnuicav de UIH vírgenes entrañas la nnuavillosa sa-
alegran al viajante y sojí propicios lugares para el meditar via que Dic^s te encarnara. Vívese en ii porque; eres madre
del asceta o la inspiración del artista... Hso, eso que lo di- y eres hospitidaria / tus magnéticos halagos pueden más
í^an otros. iVo sov SLI hijo! que la perversidad de los hombres v porque en tu ambien-
Que sus cascadas Jccundantes brindan delicias con la te Ilota aún la noble/.a primitiva que nos subyuga a tí.
eícrna canción de sus ondinas, y su sol y su cíelo benig- ;Ohj isla tiente más que o u a s algunas *como en lodas
nos la poet¡zr.n v í a hacen encantadora, dií^na de ser mi- partes cuecen liabas^, tauíbiéti, sin tu quererlo, los odios y
niada de los Mayores y adorada de los más... Kn importa, rericillas, los Judas \^ dineros c\'i !u suelo han sembrado.
Q u e otros le prodiguen las a!ab:iiizas v le canten y gocen La compasión no ha m o v i d o a los h o m b r e s . T e humi-
de los prodigijs qtie c! Padre le infundiera. Yo ¡lo. Yo, soy llan, te avergüenza v no han pensado en dar impulso a
su hijo! tu fuerza nativa y virgen que sigue en tí inherente, inma-
Q.ue el corazón de sus mujeres está pleno de dulccdtmi nifcstada paia suplicio de ¡os muclios v placer de los igno-
bres y í o n bondadosas y la nobleza las caracteriza, porque rantes.
heredan de sus montañas ingentes y de sus rocai milena- ¡Junónica isla amada por mí más que otra alguna! Q.ue
rias la grandeza... Y que son soñadoras e ideales y puras el espíritu guaíichincsco de nobleza que en tí lloin, ani-
de esplrim porque el aire salutífero del .\thintico baña a me a tus hijos eternamente v venga a tí la Divina Gracni
todos sus [Hicblos y comarcas, rincoiícitos donde hi pa;; regeneradora.
dicen que existe porque el dios del progreso no ha lijado
so mirar endiablado en sus innatas manivillas... Hso, que
otros lu digan s¡ lo sienten. ¡Yo. Yo soy su hijo! ^ José ^Q\Vvencour\
^ ^

Q_'^e tuvo hombres célebres de gran valor inielectunl y


espiritual como Dávila Orejón, Prudencio Vidarte, T o n e s Tenerife, Octubre 1.0:17

(c) Del documento, los autores. Digitalización realizada por la ULPGC. Biblioteca Universitaria.

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