Por Camila Casarotto
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En general, todas las tareas que las personas necesitan ejecutar (o trabajos
que necesitan resolver), tienen una dimensión funcional, social o emocional.
La tarea del profesional del marketing, por lo tanto, es entender qué trabajos
surgen, periódicamente, en la vida de sus clientes y, en base a eso, diseñar
productos y experiencias que sirvan para resolverlos. Por eso, esta teoría
comenzó a llamarse “Jobs to be done“.
¿Qué tienen que ver los milkshakes de McDonald’s
con JTBD?
Un caso emblemático que sirve para ejemplificar la aplicación de la teoría
fue el desafío de McDonald’s de aumentar las ventas de milkshakes o
malteadas en sus tiendas.
¿Les preguntarían a sus clientes por qué no estaban comprando o cómo les
gustaría que el producto fuera entregado? Probablemente de esa forma la
empresa no llegaría a los resultados deseados.
Cuando fueron indagados sobre por qué hacían eso, los clientes
respondieron que querían un producto que los acompañara mientras
conducían al trabajo y que, al mismo tiempo, aplacase el apetito hasta la
mitad de la mañana.
Basta con “googlear” para leer encuestas y notas sobre los más diversos
temas o analizar Google Analytics y recolectar miles de informaciones sobre
los usuarios de tu sitio. También es muy simple crear cuestionarios online y
hacerle preguntas directamente al consumidor.
Sí, las herramientas disponibles, hoy en día, son innumerables. Sin embargo,
lanzar un nuevo producto en el mercado y tener éxito en las ventas sigue
siendo un desafío. ¿Por qué sucede esto?
De esa forma, el grupo más atractivo tiende a ser aquel cuyo trabajo tiene
más personas queriendo resolver un problema y menos empresas
atendiéndolas. El foco de la segmentación no es el público, sino el trabajo:
es en el job que debes enfocarte.
Estos son los resultados que el cliente espera en esa situación — entendidos
como sus métricas de éxito — y que la experiencia de compra debe
proporcionarle. Es importante recordar que la dimensión funcional, como en
el ejemplo anterior, es esencial.
Cuando segmentas de esta manera, una buena parte de los clientes puede
no tener sus necesidades satisfechas, por hacer frente a diferentes
situaciones complejas. Por ejemplo, un comerciante que utiliza una sierra
para cortar madera en línea recta.
Esto sucedió, por ejemplo, con las aplicaciones de transporte, como Uber y
Cabify.
Los taxis resolvían el problema del público, pero no eran la solución ideal
que los pasajeros necesitaban. Existía una necesidad latente de simplificar
la adquisición del servicio y no solo de ser transportado, sino también de
recibir una mejor atención.
Por lo tanto, identificar quiénes son tus competidores — y cuáles son tus
diferenciales en relación a ellos — exige que te coloques en el lugar de los
clientes e identifiques qué soluciones podrías adoptar para resolver ese job.
1. Microsoft
Sin embargo, el enfoque JTBD los ayudó a entender que estaban hablando
con las personas equivocadas. Quienes deberían ser consultado eran los
productores de lácteos, que eran sus clientes finales, aunque no le
vendiesen directamente a ellos.
Conclusión
¿Te gustó conocer la metodología Jobs to be Done? Percibe cómo la
puedes aplicar para mejorar tus estrategias de producto y de marketing al
conocer mejor las motivaciones de tu público.