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Jugar el juego de las formas

Anthony Browne y Joe Browne


FCE
2011

“Querido Anthony Browne:


¿Willy es una persona real o lo inventaste tú?”
(Carta de un niño dirigida al autor)

Sorprende encontrar esta imagen de portada -tan característica de Anthony Browne, el autor e ilustrador
inglés de libros álbum- en un formato grande y pesado, con mucho texto pero también con bellas ilustraciones.
No se trata de una de las publicaciones a las que tiene acostumbrados a sus lectores sino de su
biografía/autobiografía o, tal vez deberíamos decir, su autobiografía en colaboración. En el prólogo se cuentan los
orígenes de este proyecto que tardó muchos años en ver la luz porque el autor consideraba que era muy
pretencioso hablar de sí mismo. Por ello, decide simplemente juntarse con su hijo Joe a contarle anécdotas de su
vida que éste transcribiría más tarde. Entre los dos van rearmando esas historias, documentándolas con fotos e
ilustraciones de las diferentes etapas de la vida de Browne. Esta modalidad de trabajo genera un texto que produce
una cercana familiaridad con el autor y una lectura amena.
Se deja entrever una personalidad artística que aparentemente ignora su propia genialidad y trasmite la
simpleza del hombre común, o mejor, la del niño que dibuja formas escondidas dentro de otras “porque es
divertido”.
No obstante, Browne reflexiona sobre las influencias del surrealismo en su producción, las dudas acerca de
cómo trasmitir, el arduo camino desde su formación hasta su consolidación artística, la influencia de su historia
familiar en sus obras; y sí, da algunas respuestas al porqué de la recurrencia de los gorilas -humanizados o no- en
sus ilustraciones. Pero estas respuestas son posibilidades de interpretación y no desestima otras lecturas. Es más,
considera que mejor que sus razones, es la opinión de un niño que opina que Browne dibuja gorilas “porque
parecen normales (personas) pero no lo son”. No sólo el autor da lugar en su libro a las voces de los niños sino que
también produce una reflexión sobre ellas y profundiza en la interpretación de su propia obra.
Se trata, en definitiva, de un relato de vida que desde una mirada muy personal analiza las peculiaridades
del hecho artístico, los vínculos -muchas veces contradictorios- entre el arte y el mercado, las dificultades y
hallazgos del proceso de creación y su relación con el juego infantil.

Laura Andrea Blanco


(Enero de 2013)

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