Está en la página 1de 1

CARTA DE SANTANDER A BOLÍVAR EN EL MARCO DEL ROMPIMIENTO DE

SUS RELACIONES:

Mi muy respetado general: no puedo menos de agradecer a usted mucho su carta de 19 de marzo,
en la que se sirve expresarme que le ahorre la molestia de recibir mis cartas y que ya no me
llamará su amigo. Vale más un desengaño, por cruel que sea, que una perniciosa incertidumbre, y
es cabalmente por esto, que estimo su declaración. No me ha sorprendido su carta, porque hace
más de un año que mis encarnizados enemigos están trabajando por separarme del corazón de
usted; ya lo han logrado; ya podrán cantar su triunfo (…). No escribiré más a usted, y en este
silencio a que me condena la suerte, resignado a todo, espero que en la calma de las pasiones, que
son las que han contribuido a desfigurar las cosas, usted ha de desengañarse completamente de
que ni he sido pérfido, ni inconsecuente. Gané la amistad de usted sin bajezas, y sólo por una
conducta franca, íntegra y desinteresada; la he perdido por chismes y calumnias fulminadas entre
el ruido de los partidos y las rivalidades; quizá la recobraré por un desengaño a que la justicia de
usted no podrá resistirse. Entre tanto, sufriré este último golpe con la serenidad que inspira la
inocencia. Al terminar nuestra correspondencia, tengo que pedir a usted el favor de que sea
indulgente por la libertad que yo he empleado en todas mis cartas; tomé el lenguaje en que creía
que debía hablarle a un amigo, quien tan bondadoso se mostraba conmigo, hasta el caso de
haberme excitado desde el Perú a que no prolongase la interrupción de mis cartas, que ya había
empezado a omitir. No dudo que usted me impartirá esta gracia, con la misma bondad con que se
la ha impartido a sus enemigos y a los de su patria. Yo la merezco más que ellos, porque siquiera
he sido antiguo y constante patriota, su compañero y un instrumento eficaz de sus gloriosas
empresas. Nada más pido a usted, porque es lo único en que temo haberme hecho culpable.

Mis votos serán siempre por su salud y prosperidad, mi corazón siempre amará a usted con
gratitud; mi mano jamás escribirá una línea que pueda perjudicarle, y aunque usted no me llame
en toda su vida, ni me crea su amigo, yo lo seré perpetuamente con sentimientos de profundo
respeto y de justa consideración. Besa las manos de V. E., su muy atento y humilde servidor,
Francisco de P. Santander.

También podría gustarte